AD PROFUNDUM

Ante el día por verse,
papel en blanco, silencios,
el vaivén de palabras vanas
ante los ojos,
y uno piensa, uno piensa.
Toda alianza quebrada ya con la altura,
tampoco señales, voces
para el hombre guarde tal vez
el otro reino, el sombrío,
que pisaron plantas mortales
— osados descensos, lujos
desdeñados hoy día por la costumbre.
No soy digno,
perdón, callados señores:
yo quise saber siquiera
si un gran delta sembrado allá de miembros y rostros yertos,
bajo el frío andar de la luna,
para Sus Tenebrosas Majestades es como nieve
que desde el suelo filtra a estos negros ríos,
si el estrépito del caer
de una Edad con sus viejas torres
aquí sólo es oído como otra hoja
que da al viento un otoño.

Jorge Andrés Paita


After six

Hoy no quiero bocados
pringosos ni animal muerto,
no voy a fijarme metas
y espero que nadie estorbe
tan enorme silencio de la luna en el patio.

Renuncio a hacer el recuento
de mi vida, que es como todas,
y renuncio al asesinato,
de manera especial a ése
que aún me tienta, me tienta.

Un baño, sí, cigarrillos,
té claro y algunas frutas:
esta noche me tocan
música y versos hasta que me canse.

Jorge Andrés Paita


EN LA MUERTE DE BLASETTI

Te seguiré encontrando, viejo taoísta,
por las islas del Tigre mientras Dios quiera,
y al promediar el mismo vagabundeo
nos diremos, tal vez al pasar la casa
cuyo nombre es “Mallorca”, que ya es bastante
de senderos exiguos, de puentecitos
enclenques sobre un arroyo,
de taciturnos perros de inmóvil cola.
Y sentados en el “Riviera”
beberemos un lento vino junto al Sarmiento,
dejando flotar el humo del cigarrillo
en un rayo de sol filtrado de entre los sauces,
la mirada perdida en la huyente estela
de la estridente lancha, el rítmico remo,
silenciosos en el instante los corazones,
pasajeros eternos. Y antes
del deprimente ocaso,
como siempre, caro poeta inventor de enigmas,
fabulador de cósmicas miniaturas,
sublime y grave embustero,
tomaremos el tren de vuelta rumbo a Barrancas.
Y a la ciudad inhóspita más templados
volveremos (irremediables
isleños entre el tumulto),
rememorando versos,
mentando tal vez amores,
haciéndonos cierto guiño
de fantasma a fantasma, libres,
tú sin novia de un día, yo sin mi viuda.

Jorge Andrés Paita


Experiencias con la percepción

En su vacío reside el uso del jarrón. Lao-Tse

Me abandono, esperando
—sin esperar cosa alguna,
según la regla,
mirando lo que aparece,
sin echarlo, sin retenerlo—
que el pensar y el querer se cansen.

Cuando puedo soy un abismo.

Lo notable del vórtice que resulta
y lo frívolo al mismo tiempo:
si el teléfono suena
seguramente eres tú.
Pero a veces también acuden comarcas, días
lejanamente habitados,
alimañas de un sueño,
desconocidas caras que, sin embargo,
se diría que saben, saben de mí.

Oh, sí, veríamos a los manes,
Si el miedo no amurallara,
O a quienes todavía ni piensa el sol.
Bastaría construir y habitar —según dicen—
Una casa mayor por dentro.

Y corrijo y vuelvo a soltarme
Cada vez: extravían
El pensamiento intruso, la limpieza forzada.

Jorge Andrés Paita



LAS CARTAS SOBRE LA MESA

                      a Santiago Sylvester

                   decit ¿qué queredes?,
                   fablat verdadero.
                                   Santillana 

El poeta es el déspota más puro.
hasta hace un tiempo penas imponía
cuando variando poses de agonía
jugaba al triste, al mártir, al oscuro.

Más fuerte había tallado cuando, duro
soldado o monje, invocación hacía
más al Sol que a la Luna y la poesía
múltiple voz alzaba a su conjuro.

Y hoy lírico no más, y postrimero,
cuando pinta convicto lo que sueña
aún la imagen del magín se adueña.

No busco votos, hablo verdadero:
te hago sentir, sintiendo, lo que siento
y, pensando, pensar mi pensamiento.

 Jorge Andrés Paita
de Selección Lírica




Nomenclaturas, latitudes, costumbres

En la India llaman street sleepers,
un eufemismo frágil
como el blanco de sus vestidos,
a rebaños hambrientos, que al fin se acuestan
—hacemos así a las noches—
y, según el diario, amanecen
como nevadas tercas sobre las calles.

En América, no nombramos
de manera especial este vasto incendio,
que la pradera enrojece,
el periódico sacrificio
—borroso, es cierto, en la foto—
de echar campos de espigas a un mar de fuego
para hacer propicio el Mercado.

Jorge Andrés Paita



REVISIÓN DEL "GÉNESIS"

                               a Alina Diaconú

No fue el primero aquel primer pecado
de la crónica hebrea, me decía
una bella rumana y refería
el caso en Transilvania así variado.

No en parecer, en ser se complacía
el casal primordial, bien retratado
cada cual por el otro y aprobado
por Dios, que contemplaba y asentía.

Sin cuidar de la imagen, que es alarde
del fragmento fugaz, total presencia
eran los dos desde su eterna esencia.

Pero al ir a tentar, aquella tarde,
del río del Edén en el reflejo
se miró Eva y se fraguó el espejo.

 Jorge Andrés Paita











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