"En España eras mujer. No eras nadie, no pintabas. La consideración como pintora la logré en Alemania. Pintora, no mujer. Les encajó muy bien el realismo, les gustaba."

Isabel Quintanilla


“Es un placer para mí que vean mi arte en todo el mundo. Estoy orgullosa de lo que he hecho y de lo que se muestra en esta obra, un interior que combina una vida tranquila con el paisaje.”

Isabel Quintanilla



“La Escuela de Bellas Artes tenía bastante mala fama entre la sociedad. A mi madre le había dicho que allí posaban ‘mujeres desnudas’ –todo un escándalo–, así que cuando con 15 años tomé la decisión de presentarme a los exámenes de acceso, no se lo dije a nadie. Cuando me admitieron y por fin tuve que decírselo a mi madre, ella se puso furiosa, aunque no le quedó más remedio que dejarme ir.”

Isabel Quintanilla


“Siempre he vivido rodeada de arte. Mi bisabuelo era un gran aficionado, y mi padre era ingeniero de minas e hizo algunos dibujos técnicos preciosos. Ahora soy mujer y madre de escultores.”

Isabel Quintanilla



“Un día hice novillos y descubrí el Museo de Reproducciones. Me enamoré del lugar, allí cualquiera podría alquilar un caballete y pintar a su aire. Fui allí para practicar y prepararme para la Escuela de Bellas Artes.”

Isabel Quintanilla




















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