Arrodillado
Momento de calma
arrodillado frente al altar
de madera en una capilla de piedra
en verano, esperando al dios
a que hable. El aire es una escalera
para el silencio. La luz del sol
resuena, como si hubiera tenido
un gran papel. Y las audiencias
quietas. Toda la reunión compacta
de espíritus esperando, igual que yo
el mensaje.
Háblame, Señor
pero aún no. Cuando hablo
aunque eres tú el que habla
a través de mí, algo se pierde.
El significado vive en la espera.
R. S. Thomas
Categorías verdes
Nunca oíste hablar de Kant, ¿no es así, Pryterch?
¡Un hombre singular! ¿Qué opinaría él
de tu vida aquí, alejado de la remota
guerra de antinomias; libre también
de la incertidumbre de la mente frente a un mundo
responsable de sí mismo?
Aquí todo es garantía,
las cosas existen enraizadas en la carne,
la piedra, el árbol y la flor. Incluso mientras duermes
en los aposentos más bajos, el páramo sombrío ejerce
su presión sobre las vigas. Espacio y tiempo
no son las matemáticas que impone
tu voluntad, más bien un calendario verde
que tu corazón observa; si no, ¿cómo
encontrarías el camino a casa, cómo sabrías cuándo morir
con la lenta paciencia de los hombres que alzaron
este monumento en las profundidades del páramo?
Su lógica, errónea; tu mente también,
expuestas repentinamente a la fría corriente
del genio, quebradas. Y sin embargo, juntas de noche
en tu pequeño jardín, protegidas de la constante agresión
del páramo salvaje, podrían haber sido una,
y compartido tu fe bajo el fuego azul de una estrella.
R. S. Thomas
Charla
Si el fin de las palabras
es ocultar el pensamiento
nuestra conversación sólo sirvió
para mantener a raya el sentido.
Entrada la noche
sobre un fuego que declina
éramos como el murmullo
del viento en la chimenea
de los siglos. Uno nos aventajaba
con el humo de su pipa
aunque al final se sobrepasó
a sí mismo.
Otro era un oyente
pero tenía el aspecto de alguien
que había sido convocado desde muy lejos.
Imaginamos que participábamos
otra vez en el simposio
de Platón, pero Diótima
estaba ausente. Esta era
una charla de hombres, roncos
tratando de aumentar la sabiduría
de bolsillo, pero fracasando
al final, tanto como
para fragmentar la única verdad.
Ronald Stuart Thomas
El claro en el seto
A Prytherch, ese hombre, el de la gorra rota,
le veía a menudo enmarcado en el claro
entre dos avellanos, los ojos vivos,
brillantes como espinos, contemplando la luz
pálida y amarilla que cubría el valle
al amanecer, donde el rocío despedía un halo
de bruma gris sobre las ovejas y los corderos.
¿O era una apariencia que, con vigoroso trazo,
dibujaban las ramas sobre aquel trozo
desnudo de cielo? Porque allí sigue,
a primera hora, cuando la luz es buena
y, de pronto, al pasar un ave, alzo la vista.
R. S. Thomas
El combate
No tienes nombre.
Hemos luchado contigo todo
el día, y ahora se acerca la noche,
la oscuridad de la que surgimos
buscando; anónimo,
te retiras y nos dejas curando
las contusiones y huesos dislocados.
No hay remedio para el fracaso
del lenguaje. Los físicos
nos dicen cuánto mides, los químicos
los ingredientes de tu
pensamiento. Pero nadie dice
quién eres, ni por qué
habrías de abordarnos
en las inocentes marchas
de vocabulario y azotarnos
con tu silencio. Morimos, morimos
sabiendo que resistes infinitamente
en la frontera del gran poema.
R. S. Thomas
En la iglesia
A menudo intento
analizar la calidad
de sus silencios. ¿Es aquí donde Dios se esconde
de mí? Me he quedado a escuchar
después de que se va la gente
cómo se recompone el aire
para vigilar. Así ha esperado
desde que las piedras se agolparon sobre él.
Estas son las costillas
de un cuerpo que no han podido reanimar
nuestras plegarias. Las sombras avanzan
a hacerse desde sus esquinas
con los lugares que tuvo la luz
una hora. Los murciélagos regresan
a sus asuntos. La inquietud en las bancas
cesa. No hay otro sonido
en la oscuridad además del sonido de un hombre
respirando, probando su fe
en el vacío, enterrando sus preguntas
una por una, en una cruz desocupada.
R. S. Thomas
Encorvados
La cabeza inclinada
sobre las entrañas,
sobre el manuscrito, sobre el
bloque, sobre las hileras
de nabos.
¿No levantan nunca la vista?
¿Qué les hace pensar
que arrodillarse
es rezar?
Se trata de andar erguidos
al sol.
¿Fue el peso de la mandíbula
lo que encorvó sus espaldas
y mantuvo su visión
por debajo de la línea del horizonte?
Tardaron dos millones de años
en enderezarlas,
pero siguen encorvados
sobre los mapas, los instrumentos,
la mesa de dibujo,
el ombligo matemático
que es el guiño de Dios.
R. S. Thomas
Navidad en la colinas
Vinieron por la nieve a la nieve
aún más pura del pan, lo sobaron
con sus manos enormes, acercaron sus labios
como bestias, la mirada fija en el oscuro cáliz
donde brillaba el vino, les supo acre
en la lengua, temblaron como quien recuerda
un pecado y escucharon al amor llorar
momentáneamente en el pesebre de su corazón.
Se levantaron y volvieron a sus pobres
tierras, desnudos bajo la inhóspita luz
de diciembre. Su horizonte se contrajo
al pequeño campo sembrado de piedras
y al árbol, donde la intemperie clavaba
el cuerpo horrorizado que había pedido nacer
R. S. Thomas
Un testamento de Gales
Muy bien, yo era galesa. ¿Importa?
Hablé una lengua que fue aprobada el
Para mí en el lugar me pasó a ser,
un lugar acurrucado entre las paredes grises
de nubes durante al menos la mitad del año.
Mi palabra para el cielo no era el suyo.
La palabra para el infierno tenía un borde afilado
Poner en él por la mano del viento
bruñido, rectificado con un sonido estridente
del día y de la noche. Nada de lo que Glyn Dwr
sabía era armadura contra la lluvia de
misiles. ¿Cuál fue el descenso de él?
Incluso Dios tenía un nombre galés:
Él le habló en la antigua lengua;
Él iba a tener un cuidado especial
para la gente de Gales. La historia nos mostró
Era demasiado grande para ser clavado en la pared
de una capilla de piedra, y aún así le abarrotado
Entre los consejos de un libro negro.
Sin embargo, los hombres nos buscaron a pesar de esto.
Mis pómulos, mi longitud del cráneo
ellos sacó como a un raro retrato
por un maestro muerto. Los vi miran
desde sus coches largos, mientras pasaba hasta las rodillas
En ovejas y carneros. Vi que se destacan
por los setos de espinos, observándome cadena
Los rebaños lejos en un silbido agudo.
Y siempre hubo sus ojos; fuerte
presión sobre mí: Usted está Welsh, dijeron;
Hablar con nosotros, así; mantener los campos libres
del olor de la gasolina, el rugido
de los tractores calientes; debemos tener paz
y tranquilidad.
Es un museo
de la paz? Yo pregunté. ¿Soy el guardián
de las reliquias del corazón, soplando el polvo
a mis propios ojos? Soy un hombre;
No quería el papel monótona
vida me asigna, un actor que interpreta
a la audiencia del pasado en un escenario
de tierra y piedra; la etiqueta absurda
de nacimiento, de raza colgando torcida
Sobre mis hombros. Estuve en la cárcel
Hasta que llegó; su voz era una clave
de inflexión en la enorme cerradura
de desesperanza. Tenía la puerta abierta
para mí o se deja a sí mismos en?
R. S. Thomas
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