Confesión

Que no se diga jamás se lo intentó
que no rodé por el camino
que no tropecé y caí mientras dormía.
Que no se diga locura transitoria para decir amor
sexo para pasión, furia para celo y a la distancia olvido.
Que no se diga aquí no se fraguo el fuego
el delito consumado sabanas mojadas,
mentiras escabrosas lucidez y miedo.
Que no se diga de esta agua no bebí
en esta tierra no viví
en esta cama no soplaron huracanes y volaron como cartas los espejos.
Que no se superlativise el beso
y no se conjugue el verbo amar
y que se diga beso en la exacta dimensión de la palabra.
Que se fusione cada silaba en su acento
como un cuento interminable
como un desplegar de leves alas.
Que cada consonante caiga ante el deseo de las palabras
sea grave el sonido en los abrazos
y leve los fonemas con su luz difuminada
Que no se diga siempre equivocada estaba
que no se diga su cuerpo acurrucó contra su espalda
que no arrancó gemidos de su boca
que no luchó contra su pecho
que no mintió
que no digirió
una a una sus palabras.
Que no se diga probó de mil venenos
que no se diga atroz para decir ternura
y no se diga jamás tormenta y fuego
y entre fuego besos
y entre besos celo.
Porque fui nieve y serpiente mujer y viento
y después de viento arado
y después de arado tierra y su simiente.
Que no se diga nunca
se fue sin intentarlo
porque caí mil veces
ante el hondo transitar de las palabras.

Siomara España


Él y yo

Éramos tan perfectamente inalterables
tan inevitablemente honestos uno a uno
tan humanamente inseparables
que era como si nos hubieran modelado con el mismo barro.

Éramos tan luminosamente estrictos
que amábamos los mismos gestos
los mismos iconos
y la absoluta perfección de la tallada piedra.

Éramos tan paradójicamente exactos
que se gastaban nuestras lenguas al filo de las madrugadas
hablando de los mismos dioses y discursos
que si Copérnico, Fidel, la metafísica
y nos amábamos sin señas
sin santos o blandones.

Éramos tan copiosamente imberbes
que gozábamos los mismos desatinos
y a la hora del encuentro
conocíamos el exacto rincón de las caricias
y el punto G
de lo que eleva, ante el gozo del éxtasis humano.

Sabíamos de todo contra todos
y discutíamos espalda contra espalda
como endemoniados disidentes
ubicando la postura necesaria para ganar las guerras
siempre juntos
siempre uno
siempre aliados codo a codo
en la cubierta del hogar y sus marismas.

Éramos tan cercanos y perfectos
que abreviamos un detalle...
amarnos
en las mismas diferencias.

Siomara España



"En el Ecuador no hay más de una docena de jóvenes con voz y presencia importante. Ellos connotan un compromiso serio con el oficio de la escritura, un grupo de poetas de diferentes tendencias y ciudades que evidencian una contundente voz, poéticas que van siendo aplaudidas más en los circuitos poéticos internacionales que en los locales inclusive, a este grupo pertenecen poetas nacidos todos, a partir de la década del 70°, una generación a la que yo denomino GENERACIÓN ANAFÓRICA -en su mayoría- , una vertiente, que según mi percepción, se viene desarrollando en Latinoamérica a pasos agigantados, estos poetas Anafóricos se mueven, se reconocen, caminan con una obra solida dentro de los circuitos de ferias de libro y encuentros importantes, lo que avizora una buena salud para la poesía ecuatoriana en particular y latinoamericana en general."

Siomara España Muñoz


La casa vacía

No invites a nadie
a nuestra casa,
pues repararán en 
puertas, paredes, escaleras
y ventanas,
mirarán la polilla en
los rincones,
los cerrojos oxidados,
las lámparas ciegas, arruinadas.
No traigas a nadie a nuestra casa
pues no tendrán más 
que angustia de tu mesa,
de tu cama, tu mantel,
del mobiliario se reirán
de pena por las tazas, fingirán
nostalgia de mi nombre,
y reirán de nuestra hamaca.
No traigas más gente a nuestra casa
pues te escribirán canciones,
te entusiasmarán el alma,
te susurrarán traviesos,
sembrarán una flor en tu ventana.

Por eso no debes, te lo ruego,
traer más gente a nuestra cas
pues se pondrán rosados,
verdosos, rojizos o azulados,
al descubrir paredes rotas
las plantas marchitadas.
Querrán barre en los rincones
querrán abrir nuestras persianas 
y encontrarán seguro entre mis libros
las excusas perversas que buscaban.

No traigas más nadie a nuestra casa,
así descubrirán nuestros absurdos
te llevarán lejos a otras playas
te contarán historias de naufragios
te sacarán a rastras de esta casa.

Siomara España


"Me da terror creer que tengo la autoridad suficiente para orientar a alguien por este transitar de la poesía, tampoco quisiera que mis palabras sean tomadas como una especie de sentencia, que acarre la deserción de quien empieza, sobre todo porque no creo ser buen ejemplo ya que el “miedo escénico”, la escena literaria, me causaba tal espanto que no me creía preparada para publicar, y estuve 10 años en la disyuntiva. Sin embargo, si sirve de algo, mi orientación sería aquella de la lectura, leer todo lo que pueda, lo que caiga en sus manos, lo más variado o divergente, que sean curiosos, inquietos, pero junto a esa búsqueda, el ejercicio de la escritura permanente y la publicación, los primeros libros siempre serán los del intento, salvo especialísimos casos, continuar la búsqueda, la experiencia de la degustación de la poesía, mientras más se lee, más conciencia, más deseo, mas compromiso se tiene."

Siomara España



Mujeres

“Si no saben volar
¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!”.

Oliverio Girondo

Me gustan las mujeres... ¡y qué!
las que gritan se explayan vociferan
las que ahogan con su instinto,
aquellas perspicaces penetrantes y profundas
las que ríen y se ríen
que se arrancan hasta el alma
aquellas que subyugan,
me subyugan.

Me gustan las mujeres enjundiosas
las terribles, catastróficas
la que me enseñó el amor
en la cama de su histeria
y me enseñó a amar el amor de indecisiones.

La que parió incesante en cada parto las nostalgias
y me dio seis compañeras como espadas.

Me gustan las mujeres,
las que acosan, que me acosan y sublevan
las que llaman
las que lloran
las que cogen sin descanso
que recogen
que seducen
que se elevan
las que parten y reparten con su aroma las señales
y me besan
y me estrujan
y se callan
y me callan con un beso.

Me gustan las mujeres cibernéticas
sin sonrisas de portadas
sin voces de miel o edulcorante
sin pestañas de gatita o silicona.

Me gustan las mujeres
no de arroz, de azucena o chocolate,
me gustan las neuróticas menopáusicas cinéticas
que me endulzan y envenenan
que me odian y acarician
que me abren sus alitas matinales
o me clavan en la noche más tremenda
su puñal
de amapola y de cerezo.

Siomara España



Parque del Buen Retiro

En silencio y lunes recito tus poemas
tu poesía lenta y minuciosa como el ajonjolí repito
Leo poemas de una haijina desposada y después a la intemperie
caballos que huyen por senderos de violetas
libélulas que se deslizan por el agua
Chiyo-Ni esposa y viuda en un verano
Chiyo-Ni monja budista poeta
 canta al pozo de agua
el abismo sella con su canto
En el Parque del retiro
la mañana se va llenando de palomas
coronados van quedando los faroles
La mañana es tropel de iracundos de oficina
 me sosiegan unos ojos arrancados del poema
su redondez de aceituna en el encuentro
Cada pájaro es recuerdo de la patria
cada silaba vibración de bocas
cada nota fragilidad de ausencia
sol marchito en mitad de su equinoccio

Siomara España


"Que hay mucha fanfarria y pocos músicos, hace poco alguien me decía que Ecuador es un país de poetas, lo he venido leyendo y confirmando en las antologías, y continuaba diciendo, que todos los ecuatorianos deberían ser considerados poetas hasta que no se demuestre lo contrario, estoy de acuerdo con la imagen, pero por supuesto debemos también considerar que hay buenos y malos poetas, así como hay buenos y malos médicos, arquitectos, gasfiteros."

Siomara España


“Solo el trabajo es voz y norte, catapulta o destierro.”

Siomara España




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