"Cada persona reconoce su propia sinfonía de olores."

Federico Kukso


“Cada persona tiene un olor único que se desprende de su piel, sobre el que no actúa ni la limpieza ni el perfume y que media en su vínculo con los demás. El olor corporal (...) nos individualiza como las huellas digitales.”

Federico Kukso
Odorama: Historia Cultural del Olor (Taurus)



"Cuando yo hablo del silenciamiento olfativo del mundo me refiero a que estamos viviendo un fenómeno de sustitución. Cada vez tenemos menos contacto con olores naturales y más con productos sintéticos. Por ejemplo, los desodorantes ambientales que te dicen olor a limón, olor a brisa marina…  Como en la película “Matrix”, quizá en algún momento se extinga el limón y te digan que eso era el olor a limón, pero ¿cómo sabrás que era así?"

Federico Kukso



"El número exacto de olores que los seres humanos podemos detectar está en constante discusión. En 1927, un estudio decía que podíamos registrar unos diez mil, pero investigaciones recientes indican que eso sería solo una fracción: podríamos detectar más de un billón de moléculas olorosas diferentes.
Eso sí, no tenemos la idea de la cantidad de olores que hay allí afuera. Animales como perros, ratas y elefantes tienen un olfato más potente y huelen lo que nosotros somos incapaces de oler. Tampoco sabemos la cantidad de olores que ha habido desde el comienzo del universo. Como las especies, los olores también se extinguen. Ni hablar de los olores que aún no hemos descubierto..."

Federico Kukso



"El olfato ha sido relegado en nuestra cultura, hasta el punto de que cuando se dice que hay olor, se refiere a que hay “mal olor”, porque tiene una connotación negativa. Está asociado a lo bárbaro, a lo animal. Y, si te fijas, en la revolución científica, Kant, Hegel, Freud… todos denigraron el olfato."

Federico Kukso



"El olor del cuerpo en Occidente es un gran tabú. Lo llamo el “aroma de la vergüenza”, olores que la sociedad nos condiciona a ocultar, tapar, erradicar. La función de los antitranspirantes es justamente esa: “protegernos” contra la “amenaza” del olor (según repiten en las publicidades). Toda una industria se ha erigido para aniquilar los olores naturales propios de nuestras axilas, bocas, ingles, pies: antitranspirantes, desodorantes vaginales, jabones, enjuagues bucales. Lo interesante es que el olor corporal, como dice el antropólogo David Le Breton, nos individualiza como las huellas digitales. Cada persona tiene un olor único, un pasaporte odorífero en el que influyen no solo lo que comemos, nuestros hábitos higiénicos sino también nuestra genética."

Federico Kukso


“En el transporte público o en una reunión, las personas están interconectadas físicamente, por una red invisible.”

Federico Kukso




"En la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX, para evitar desmayarse ante la pestilencia cotidiana del río Támesis, muchas mujeres llevaban un vial de sales olfativas para oler cada vez que se sentían débiles. Se aconsejaba a los policías llevar frascos para revivirlas. A estas sustancias (carbonato de amonio), Plinio el Viejo las llamó Hammoniacus sal. Su aroma inundaba los talleres de los alquimistas medievales del siglo XIII. Hoy se sabe que oler estas sales desencadena una inhalación reflejo que revierte un desmayo y mantiene los sentidos alerta."

Federico Kukso


"Fantaseamos tanto con aliens pero nos olvidamos que estos organismos vivieron (y viven) en la Tierra desde mucho antes que nosotros."

Federico Kukso



“Hay una tendencia de lo aséptico, porque ahora cualquier olor es una amenaza.”

Federico Kukso


"La filosofía occidental suele ser oculocentrista. Uno que sí valoró el sentido del olfato fue el francés Maurice Merleau-Ponty, quien hablaba de la “percepción sinestésica”, la imposibilidad de separar la audición de la vista, el olfato y el tacto. Jean Paul Sartre escribió también: “Cuando olemos otro cuerpo, lo poseemos al instante, como si fuera su sustancia más secreta, su propia naturaleza”."

Federico Kukso


"La olfación, es decir, el acto de oler, tiene una dimensión tanto biológica como cultural. Históricamente, nos hemos diferenciado de “los otros” (otros individuos, otras culturas, otras naciones) a partir del olor. Hemos trazado fronteras imaginarias que nos distinguen y separan. Todos tenemos prejuicios olfativos, aunque no lo sepamos.
El escritor George Orwell, por ejemplo, denunció los prejuicios de clase de la sociedad británica, aquel “hedor del pueblo” alguna vez también retratado por Honoré de Balzac. Cada época y lugar está cargado de prejuicios olfativos.  Thomas Jefferson denunciaba que los afroamericanos tenían un “olor muy fuerte y desagradable”. En el siglo XVI, lo primero que detectaron los japoneses en su contacto con los extranjeros fue su sofocante olor a queso y a leche podrida. Y el discurso nazi está lleno de referencias al foetor judaicus (olor a judío), pilar del antisemitismo durante siglos y justificación moral para encerrarlos en guetos y, eventualmente, exterminarlos."

Federico Kukso



"Los libros ya tienen un olor particular, por el olor de la tinta, del papel. Lo primero que yo hago cuando compro un libro es olerlo. Tenemos una conexión odorífera con la literatura. Cuando leemos, moléculas del libro ingresan en nosotros, las historias ingresan a través del olor. Cada biblioteca huele distinta, porque es un cóctel de aromas, por la conjunción de distintos libros, de distintas partes del mundo, de distinto papel. Es interesante porque hay muchos productos que van decayendo en otros productos químicos. Y hay olores que se extinguieron, que nunca vamos a oler. Cada vez que se quema un bosque siempre pienso que quizá haya una fruta, o un animal, que desaparezca para siempre. Y al mismo tiempo, para dar un poco de optimismo, me gusta pensar que en algún lugar del universo, en algún lugar del planeta, hay un olor que aguarda a ser descubierto. ¿Cuántos olores nos quedan por descubrir?"

Federico Kukso



"Podríamos culpar a nuestras narices. Se trata de una desodorización física y mental. A lo largo de los siglos nuestra tolerancia y sensibilidad respecto a los malos olores ha mutado. Cada cultura y cada época tiene su propia osmología, es decir, diversas maneras de concebir y vincularse con el mundo a través de sus olores. Para nuestras narices, caminar por las callejuelas estrechas de Roma o de la Edad Media con montañas de desperdicios y agua podrida arrojada desde las ventanas sería una experiencia insoportable. Para los habitantes de aquella época, sin embargo, así era la vida. No conocían otra realidad y se adaptaban a esa situación.
Lo cierto es que a partir de los siglos XVIII y XIX se advierte un cambio radical, una revolución sensorial. Con los avances científicos, cambios en los hábitos higiénicos y transformaciones urbanas como la democratización del agua potable, la desodorización del cuerpo y de las ciudades empezó a instalarse como un mandato social, como condición fundamental para el progreso. Quien se apartaba de esa norma se volvía inmediatamente sospechoso. Somos descendientes de esas transformaciones.
En la actualidad, decir “hay olor” significa “hay mal olor”. La palabra olor tiene una carga negativa. Y el ideal moderno es la ausencia de olor: espacios parecidos a los aeropuertos, asépticos, neutros, sin amenazas odoríferas."

Federico Kukso


"Sobre todo hay una criminalización del olor, y en especial del olor del cuerpo. Es el gran tabú occidental. Nos enseñan a ocultar los olores. Y la pregunta es: ¿por qué es así?  Es una construcción cultural, en Roma la gente iba a conversar a las letrinas. Me fascina el  discurso de la publicidad: a principios del siglo XX se construyó el concepto de halitosis, que es un concepto publicitario. Esas publicidades de comienzo del siglo XX buscaban, sobre todo en la mujer, generar el miedo a ser rechazado, a no casarse, o a estar siempre sola. Y el discurso sigue siendo el de la protección, “Rexona no te abandona”, es como estar protegido frente al “mal”. En general, el olor a cuerpo ha sido criminalizado históricamente. En Argentina lo llamamos “olor a chivo”, porque se asocia a lo animal. Pero hablando con cirujanos, te cuentan que te puedes poner el perfume más caro, pero por dentro todos olemos mal. Cuando hacen una incisión en la parte intestinal hay un olor muy fuerte a materia en descomposición, que es el olor a intestino. La persona más linda del mundo, la más rica, por fuera puede oler bien, pero por dentro todos olemos de la misma manera."

Federico Kukso



"Son los conocidos prejuicios olfativos. No es solamente una elección racional, sino que somos educados a tener estos prejuicios. Así como en el discurso nazi está la referencia al “olor al judío”, el enemigo siempre huele mal. Los japoneses cuando entraron en contacto con los holandeses decían que olían a materia grasa podrida. Y hoy se usa contra los inmigrantes. El olor del distinto. También recuerdo cuando Victoria Beckham dijo que Madrid olía a ajo y fue recibido como una ofensa. Sabemos que es un olor agradable, pero está asociado a lo popular, a la pobreza… Acá en Argentina sobre las movilizaciones políticas populares se dice que hay “olor a choripán”, y lo mas curioso es que es un plato que está en las cocinas más ricas y en las más pobres. Esto se ve claramente en la película “Parasite”, donde hay dos familias, y la familia rica distingue a la pobre por el olor. Los olores sirven como demarcadores de clase, y eso nos atraviesa como cultura."

Federico Kukso













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