"Es tal vez un lugar común, pero yo también soy de los que creen que la poesía es el alma de los pueblos. Es decir, una forma de arte que ayuda a que tanto el escritor como los lectores sufran un proceso a través del cual crecen espiritualmente y se amplían sus horizontes como seres humanos. En esto siento que hay un deber muy grande de los poetas de interpretar lo que siente la gente para que se vea reflejada, como en un espejo muy limpio, en un buen poema y ello le permita reflexionar sobre si misma y sus circunstancias. En cuanto a la poesía el deber de la poesía es devolverle el sentido verdadero a las palabras, lo cual es un desafío ético y casi épico en un país donde se habla con eufemismos y se disfrazan las verdades. Hay países como la Argentina donde la gente es más franca y maneja mejor las palabras."

Osvaldo Ulloa Sánchez



La ciudad

Una vez fui a una ciudad insoportable
todo en ella era monstruoso
grandes atochamientos de automóviles
como ruidosos ríos inmóviles
redes de cables le tapaban el cielo a la mirada
como telarañas negras y mortíferas
la gente en elegantes tiendas
se compraban la ropa y los cuerpos
apropiados para cada ocasión
los gestos las miradas las palabras
estaban uniformadas como hechas en serie.
Huí de esa ciudad desesperado
pero ella creció y devoró a mi ciudad
donde todo era distinto.
Hoy no sé adonde ir...

Osvaldo Ulloa Sánchez


No tenía qué comer...

No tenía qué comer
pero te tenía a ti, poesía
no tenía donde dormir
pero te tenía a ti, poesía
no tenía qué ponerme
pero te tenía a ti, poesía
y cuando me empezó a ir bien
cuando empecé a comer bien
cuando tuve una blanda cama
cuando fueron varias mis camisas
cuando ella empezó a amarme de veras
entonces tú creyendo que era feliz
te fuiste lejos
dejándome ciego sordo mudo.
Osvaldo Ulloa Sánchez



Reteniéndome ante ti

En estos días en que las noticias
suelen ser una novela de horror y desesperanza
en ti encuentro tierra firme para mis pies
y una suave claridad que me invita a la vida
en medio de una muerte que lo domina todo.

Muerte omnipotente muerte ubicua muerte mortal
que mata el espíritu y el cuerpo
deseo correr hacia ti y estrecharte
en mis brazos para sentirme vivo entre tanta muerte.

Sin embargo he aprendido a retenerme
no muestro las heridas
de mi voz quebrada ni los gritos de ira
que se anidan en mi pecho ante tanta injusticia
tampoco expongo lo que siento por ti
para que el fuego no te asuste y te alejes
no exhibo mi pasado la juventud de mi poesía
no dejo que mis ojos entreguen las miradas
de alegría que me provocas al igual
que cuando veo el mar iluminado por la luna
no te enseño el polvo en que se convirtieron
mis amores antiguos y que el recuerdo
como el viento dispersó.

No me presento ante ti con todo el deseo que me provocas
lo oculto en las horas en que estoy solo y pienso
con ansiedad en este momento en que estaré junto a ti
sabiendo que sólo somos amigos buenos amigos.

Sujeto fuertemente las riendas de mi corazón
para que no escuches lo que te quiere decir
y que yo callo
me acerco a ti como la cosa más natural del mundo
te hablo de cosas triviales y sobre todo te escucho
con atención como se escucha a un líder
necesito conocer tus sentimientos y tu forma de pensar
para que un día saber tanto de ti que podré entrar en tu vida
amiga querida futuro amor entonces te mostrarte en besos
y caricias todo lo que he sido en esta vida extensa y descascarada.

Osvaldo Ulloa Sánchez


Una sola cosa a la vez

Como no soy turnio
miro una sola cosa cada vez.
En el paradero del bus
disputaban mi mirada
en desigual lucha dos realidades.
En un aviso luminoso
la hermosa modelo en traje de baño
se comía un helado sabroso:
todo en ella era esplendor.

En la penumbra apenas visible
la mendiga embarazada
vestida con harapos y desgreñada:
todo en ella era miseria.

Como yo no soy turnio
miro una sola cosa cada vez
y de esas dos realidades
desvié la mirada
hacia mí mismo
y me vi angustiado e impotente.

Osvaldo Ulloa Sánchez











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