Ahora, el subtítulo de la obra es “El libro que todo
creyente deberá (y todo ateo temerá) leer”. Pero, ¿cuál es el porqué del “todo
creyente deberá”? Podría pensarse que esta obra no tiene ninguna utilidad para
un creyente pues este ya cree en Dios y, por tanto, no necesita nada más. Pero
la verdad es que hay al menos dos muy buenos motivos para que un creyente se
adentre en esta obra: primero, para que pueda consolidar su fe conociendo que
existen razones para la misma; y, segundo, para que, teniendo ya una fe
fortalecida, pueda ayudar a otros, incluso no creyentes, a acercarse a Dios por
medio de la “predicación apologética” (explicación racional de la fe). Y es que
luego de leer y comprender bien esta obra el creyente estará suficientemente
preparado para enfrentar incluso el más “intelectualizado” y “refinado” ateísmo
sin necesidad de recurrir a “clichés” fideístas (fe ciega) o emocionales sino
únicamente en base a argumentos racionales. Y es precisamente de lo precedente
que se deriva la respuesta a la otra pregunta que se podría suscitar sobre el
subtítulo, a saber: ¿el porqué de “todo ateo temerá”? Si un ateo es
intelectualmente honesto esta obra no lo dejará indiferente sino que, como
mínimo, lo llevará a plantearse varias preguntas y dudas sobre su propio
ateísmo y eventualmente ese proceso de reflexión podría llevarlo a la
aceptación de Dios con la conciencia de que en ello no está cometiendo
“suicidio intelectual” sino más bien siendo coherente con lo que le va
mostrando la propia razón (así fue el caso, por ejemplo, con el filósofo inglés
Anthony Flew, considerado como “el ateo más influyente del mundo”, quien, luego
de examinar detalladamente la evidencia, llegó a convencerse de la existencia
de Dios). De este modo, si el ateo que lee este libro es alguien
intelectualmente abierto y con objeciones verdaderamente sinceras -y no por
odio, rebeldía o moda- a la existencia de Dios, aseguramos que su contenido “lo
pondrá a pensar” pues aquí interactuamos directamente con los más relevantes
planteamientos ateos. Caso contrario será, por supuesto, el del ateo dogmático
o fanático que ya está absolutamente seguro de que Dios no existe y que los
creyentes son unos “tontos” que creen en “amiguitos imaginarios”. Este libro
invita a pensar y si hay alguien que simplemente no quiere pensar, que mejor ni
lo lea. Pretender hacer reflexionar a quien, por voluntad o prejuicio, ya está
cerrado a la reflexión es tan inútil como dar pastillas a un muerto. Si algún
ateo de este tipo quiere seguir repitiendo intonsamente las objeciones que aquí
ya hemos refutado sin absolver previamente nuestras refutaciones o continuar ad
nauseam con clichés burdos como “el amiguito imaginario”, “el unicornio rosa
invisible”, “el monstruo del espagueti volador”, “el Dios de los agujeros”, “la
carga (unilateral) de la prueba”, etc., se lo dejamos a él. Por supuesto, este
ateo culpará de “cerrados” y “fanáticos” a quienes no acepten su forma de
“argumentación” sin darse cuenta de que quien realmente cae en eso es él mismo.
Pero este libro es de análisis racional y no de terapia psicológica, así que no
daremos atención ni relevancia a tales obsesiones.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
El tema que ocupa a la presente obra es la demostración de
la existencia de Dios. Por tanto, la primera cuestión que se suscita es la de
si ello es posible, es decir, se suscita la cuestión de la demostrabilidad de
la existencia de Dios. Para responder dicha cuestión debemos comenzar por
definir el término “demostración”. Aquí entenderemos por demostración a todo
aquel argumento lógicamente estructurado que pruebe de modo racional y
suficiente la veracidad de una determinada proposición (en nuestro caso, la
proposición “Dios existe”). De este modo, al categorizar nuestra demostración
de la existencia de Dios como una “prueba racional y suficiente” nos estamos
alejando radicalmente de dos extremos: 1) El neopositivismo lógico: De acuerdo
con este extremo la cuestión de Dios cae absolutamente fuera del pensamiento
filosófico y, por tanto, de ella “no se puede hablar” sino que más bien “se
debe callar” (1). Rechazamos este extremo porque creemos que la cuestión de
Dios sí puede ser iluminada por el pensamiento filosófico y que, por tanto, de
Él sí se puede (y se debe) hablar. 2) El racionalismo teológico: De acuerdo con
este extremo la razón humana puede comprender plenamente y con certeza absoluta
la existencia y atributos de Dios. Rechazamos este extremo en primer lugar
porque creemos que Dios va mucho más allá de la razón humana y que, por ende,
esta no puede abarcarlo o comprenderlo del todo, y, en segundo lugar, porque la
certeza absoluta solo puede hallarse en aquello que es para todos evidente y
que, en consecuencia, no requiere de demostración, lo cual no parece ser el
caso con la cuestión de la existencia de Dios ya que, si así fuere, simple y
llanamente no existirían ateos. Ya estamos, pues, en condiciones de abordar de
lleno la cuestión de la demostrabilidad de la existencia de Dios. Con respecto
a este tema existen dos posiciones: el evidencialismo y el presuposicionalismo.
Para el evidencialismo la existencia de Dios puede ser conocida por medio de la
razón humana y existen sólidos argumentos racionales para probarla. Para el
presuposicionalismo, en cambio, la existencia de Dios no puede ser conocida ni
probada por la razón humana y, en consecuencia, debe ser aceptada únicamente
por fe como una presuposición.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Otro problema del argumento ontológico es que toma como
punto de partida lo que, de acuerdo con nuestra metodología, ha de ser el punto
de llegada: la idea de Dios. Y es que, como habíamos dicho, para demostrar
rigurosamente la existencia de Dios no debe partirse nunca de Él mismo, pues no
es directamente conocido, sino más bien de las cosas que conocemos y
observamos, es decir, de sus efectos. De este modo, si partimos de la idea de
Dios y luego solo hacemos deducciones en base a esa idea, como es que hace el
argumento ontológico, nos quedaremos en la mera consistencia de la idea de Dios,
pero no llegaremos a demostrar propiamente su realidad objetiva. El argumento
ontológico pretende que sí lo logra aduciendo que la existencia misma debe ser
una característica necesaria del máximo ser concebible. Pero ello cae en una
grave falacia non-sequitur por cuanto del hecho de que lo máximo que se podría
pensar de este ser es que exista no solo en la mente sino también en la
realidad no se sigue necesariamente que exista también en la realidad ya que
bien podría darse -sin absurdo ni contradicción- la posibilidad de que este ser
solo exista en la mente, pero pensado como un ser que también existe en la
realidad. En otras palabras, el argumento ontológico no logra justificar al
final de cuentas el paso de la idea al ser.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Frederick Copleston cuando en el famoso debate que sostuvo
sobre la existencia de Dios en 1948 en el tercer Programa de la BBC puso en
graves aprietos al mismísimo Bertrand Russell. Veamos cómo:
“RUSSELL: Verá, yo entiendo que hay cosas buenas y cosas
malas. Yo amo las cosas que son buenas, que yo creo que son buenas, y odio las
cosas que creo malas. No digo que las cosas buenas lo son porque participan de
la divina bondad.
COPLESTON: Si, pero ¿cuál es su justificación para
distinguir entre lo bueno y lo malo, o cómo considera la distinción entre lo
uno y lo otro?
RUSSELL: No necesito justificación alguna, como no la
necesito cuando distingo entre el azul y el amarillo. ¿Cuál es mi justificación
para distinguir entre azul y amarillo? Veo que son diferentes.
COPLESTON: Convengo en que esa es una excelente
justificación. Usted distingue el amarillo del azul porque los ve, pero ¿cómo
distingue lo bueno de lo malo?
RUSSELL: Por mis sentimientos.
COPLESTON: Por sus sentimientos. Bien, eso era lo que
preguntaba yo.
¿Usted cree que el bien y el mal tienen referencia
simplemente con el sentimiento?
RUSSELL: Bien, ¿por qué un tipo de objeto parece amarillo y
el otro azul?
Puedo dar una respuesta a esto gracias a los físicos, y en
cuanto a que yo considere mala una cosa y otra buena, probablemente la
respuesta es de la misma clase, pero no ha sido estudiada del mismo modo y no
se la puedo dar.
COPLESTON: Bien, tomemos el comportamiento del comandante de
Belsen.
A usted le parece malo e indeseable, y a mí también. Para
Adolfo Hitler, me figuro que sería algo bueno y deseable. Supongo que usted
reconocerá que para Hitler era bueno y para usted malo.
RUSSELL: No, no voy a ir tan lejos. Quiero decir que hay
gente que comete errores en eso, como puede cometerlos en otras cosas. Si tiene
ictericia verá las cosas amarillas aun cuando no lo sean. En esto comete un
error.
COPLESTON: Sí, uno puede cometer errores, pero ¿se puede
cometer un error cuando se trata simplemente de una cuestión referente a un
sentimiento o a una emoción? Seguramente Hitler sería el único juez posible en
lo relativo a sus emociones” (
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
La experiencia de nuestra propia existencia es tan patente
para nosotros que no hay ni puede haber ningún argumento que nos pueda hacer
creer lo contrario. Y lo mismo vale para quien ha tenido una experiencia
profunda de Dios.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Refutar un argumento no es refutar a Dios. Dios seguirá
existiendo sin problemas incluso si refutan todos los argumentos a favor de su
existencia y esto lo sabe muy bien el auténtico creyente porque tiene la
certeza de que Dios existe realmente. No puede decirse lo mismo del ateo. Él no
puede ni siquiera apelar racionalmente a su “experiencia” de inexistencia de
Dios porque de hacerlo así estaría cayendo en una falacia ad ignorantiam:
ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Aquí presentaremos pruebas razonables que puedan convencer
razonablemente a las personas razonables.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Cuando la voluntad rechaza lo que sabe el intelecto ya no
tiene sentido argumentar.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Las pruebas de la existencia de Dios que presentaremos en
este libro serán ante todo filosóficas. En consecuencia, quien busque
demostraciones directamente científicas quedará desilusionado, y no por culpa
nuestra. Y es que es un gran error de rango epistemológico el pensar que la
ciencia puede por sí misma probar o refutar la existencia de Dios. Él, por su
intrínseca naturaleza, no es un engranaje más de lo existente y, por ende, no
se lo puede asimilar de modo coherente a las solas causas que actúan al alcance
de telescopios o microscopios. Luego, es absurdo pedir una prueba directamente
científica de la existencia de Dios.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Este libro buscará demostrar que las pruebas filosóficas de
la existencia de Dios son absolutamente compatibles con la evidencia científica
que manejamos actualmente. Según expresamos, nuestra metodología será partir de
hechos de la realidad sensible para demostrar la existencia de Dios y, por
consiguiente, es evidente que tenemos que apelar al conocimiento científico
disponible para ilustrar mejor las premisas de partida y responder a las
objeciones. No obstante, hay que remarcar que de todas maneras la validez de
nuestro razonamiento depende ante todo de lo razonablemente establecido por la
filosofía en general y no de lo provisionalmente establecido por la ciencia en
particular. La ciencia puede cambiar, pero aun así podremos seguir concluyendo
con igual rigor metafísico que Dios existe.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
… convencerse racionalmente de que “Dios existe” ¡no
significa necesariamente “conocer a Dios”!
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
… quien conozca a Dios aproveche esta obra para servirle de
todo corazón por medio de la predicación apologética, ayudando a sus hermanos
ateos para que se acerquen a Él. Y quien no lo conozca sírvase de la presente
obra para comenzar a buscarle de todo corazón.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Lo primero que necesitamos para realizar no solo la
demostración de la existencia de Dios sino cualquier tipo de demostración, son
los llamados dogmas filosóficos. ¿Y qué son los dogmas filosóficos? Son
aquellos principios fundamentales que es necesario presuponer para poder
filosofar. Estos principios no pueden ser probados ni refutados: todo aquel que
intente probarlos ya los estará presuponiendo y todo aquel que intente
refutarlos terminará afirmándolos involuntariamente.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
La definición de Dios que utilizaremos en este tratado será
la siguiente: “Dios es el Ser Subsistente”. He aquí la más alta verdad del
orden natural, el ápice más elevado que puede alcanzar la razón humana: Dios es
el Ser Subsistente. Pero, ¿qué es exactamente el “Ser Subsistente”? Es el ser
que existe por Sí mismo sin necesidad de ningún otro para existir. Posee la
plenitud del ser sin ninguna limitación ni deficiencia. Incluso más: Él mismo
es la plenitud del ser…
Así, pues, podemos conceptuar a Dios como un ser que posee de modo pleno y sin ninguna deficiencia ni contradicción los siguientes atributos: Simplicidad Se dice que un ser es simple en cuanto no tiene en sí ninguna clase de composición y su existencia se identifica con su esencia. Ahora bien, estas dos condiciones se cumplen plenamente en Dios. En Él no hay composición alguna porque todo compuesto es posterior a sus componentes o partes y Él, en cambio, por tratarse del Ser Subsistente, es el primer ser. Por otra parte, en Dios se identifican la existencia y la esencia porque, al constituirse como el Ser Subsistente, no recibe Su existencia de otro, sino que la tiene por Sí mismo directamente en virtud de Su esencia. Luego, Dios es simple. Perfección Se dice que un ser es perfecto en cuanto tiene en sí la máxima excelencia según su forma de ser. Ahora bien, Dios, al constituirse como el Ser Subsistente, ha de tener necesariamente en Sí toda la perfección y excelencia del ser en general, que es en sí la mayor de las perfecciones y excelencias. Además, ha de tener también en Sí -aunque de modo simple- todas las perfecciones de los demás seres particulares puesto que, al constituirse como el fundamento del ser de todos ellos, también se constituirá como el fundamento de sus perfecciones. Por tanto, no le falta ninguna perfección. Luego, Dios es perfecto. Omnipotencia Se dice que un ser es omnipotente en cuanto tiene en sí la plenitud y totalidad del poder. Ahora bien, dado que el poder se sigue del ser y el modo de poder del modo de ser, tendremos que Dios, el Ser Subsistente, tendrá en sí la plenitud y totalidad del poder. Además, tendrá en sí todo el poder que tenga otro ser o cosa pues, al constituirse como el fundamento del ser de todos y cada uno de los entes, se constituirá también como la fuente primaria de la que procede todo poder. Luego, Dios es omnipotente. Omnisciencia Se dice que un ser es omnisciente en cuanto tiene en sí la plenitud y totalidad del conocimiento. Ahora bien, dado que el conocimiento es una perfección pura, necesariamente ha de existir en Dios de modo pleno y total. Y no podría ser de otro modo. En efecto: Él lo sabe todo, sencillamente porque es el ser infinito en toda perfección y causante de todas las cosas. Luego, Dios es omnisciente. Omnipresencia Se dice que un ser es omnipresente en cuanto está en todos los lugares y espacios existentes a la vez. Ahora bien, esto es lo que le corresponde propiamente a Dios. Y es que, a pesar de que sean muchos los lugares que se supongan, incluso si hubiera muchos más de los que hay, necesariamente Dios estaría en todos porque nada puede existir si no es por Él. En otras palabras, Él está en todas partes simple y llanamente porque le da el ser y operación a todas las cosas. Luego, Dios es omnipresente. Bondad Se dice que un ser es bueno en cuanto tiene alguna perfección, es apetecible o posee una determinada virtud moral. Ahora bien, todo esto corresponde máximamente a Dios. Como ya hemos dicho, Él es perfecto, de modo que la bondad le advendrá a su ser en razón de su perfección. Por otra parte, al constituirse como el ser máximamente perfecto, será en grado sumo apetecible para sí mismo y para los demás seres, de modo que la bondad también le advendrá a su ser en razón de su apetecibilidad. Y, finalmente, al concentrar en Sí de modo simple todas las perfecciones, se sigue que poseerá en grado sumo todas las virtudes morales pues éstas son una especie de perfección; por tanto, la bondad le advendrá a su ser, además, en razón de su grado (máximo) de virtud moral. Luego, Dios es bueno. Inmutabilidad Se dice que un ser es inmutable en cuanto no tiene ninguna clase de movimiento o cambio en su ser. Ahora bien, esto le corresponde esencialmente a Dios. En primer lugar, por causa de su Subsistencia. Y es que el movimiento se constituye ante todo como un paso de la potencia al acto, es decir de la “capacidad de ser” al “ser”. Pero esto no puede darse de ningún modo en el Ser Subsistente porque, por el mismo hecho de serlo, Él nunca está en “capacidad de ser” sino que siempre y necesariamente “Es”. A su vez, la inmutabilidad le corresponde también por causa de su perfección. En efecto: si Dios es perfecto en grado sumo y, por tanto, concentra en Sí todas las perfecciones de los demás seres, se sigue que no puede haber cambios en Él porque si los hubiera adquiría alguna perfección que no tiene, lo cual sería imposible, o perdería alguna de las que tiene siendo entonces menos perfecto, lo cual es contradictorio. Luego, Dios es inmutable. Eternidad Se dice que un ser es eterno en cuanto tiene en sí la posesión completa, interminable, simultánea e invariable de su propio ser. Ahora bien, todas estas cosas corresponden a Dios. En primer lugar, Él tendrá en Sí una posesión completa e interminable de Su ser por causa de su subsistencia. Y es que al tener el ser por Sí mismo y no recibido de otro, lo tendrá en su total plenitud y sin principio ni fin. A su vez, Dios tendrá una posesión simultánea e invariable de Su ser por causa de su inmutabilidad. Efectivamente: al constituirse como un ser inmutable, la posesión que Dios tiene de Su ser se caracteriza necesariamente por darse toda al mismo tiempo (simultaneidad) y sin variación alguna (invariabilidad). Luego, Dios es eterno. Infinitud Se dice que un ser es infinito en cuanto no tiene ninguna limitación en el ser. Ahora bien, esto le corresponde esencialmente a Dios. Siendo Él el Ser Subsistente tiene en Sí la total plenitud del ser y, por tanto, lo tiene de modo ilimitado e infinito. Luego, Dios es infinito. Unicidad Se dice que un ser es único en cuanto posee la propiedad de ser inmultiplicable, es decir, de no ser compatible con otro ser del mismo rango. Ahora bien, eso le corresponde absolutamente a Dios. En efecto, dado que Dios es por definición infinito y perfecto, al postular la existencia de muchos dioses habría que aceptar la existencia de más de un ser infinito y perfecto. Ahora bien, si estos seres son distintos no pueden ser infinitos ni perfectos ya que cada uno no podría tener aquello en que se le distinguen los otros. Pero si no son distintos, entonces no forman más que un mismo ser. Por tanto, no puede haber más que un solo Dios. Luego, Dios es único. Trascendencia Se dice que un ser es trascendente en cuanto se distingue radicalmente de todos los demás connotando superioridad y/o hallándose en un plano superior. Ahora bien, esto es lo propio de Dios. Y es que Él, al constituirse como el Ser Subsistente, es completamente distinto y superior a todos los demás seres creados y contingentes. De este modo, la infinita distancia que media entre el Ser por esencia (infinito) y el ser por participación (finito) da suficiente razón de la trascendencia divina. Luego, Dios es trascendente. Inmanencia Se dice que un ser es inmanente en cuanto está unido de un modo inseparable a la esencia de los demás seres, pero sin identificarse con ellos. Ahora bien, esto le corresponde eminentemente a Dios. Y es que Dios, siendo el Ser Subsistente, se constituye como el que da el ser de todos los demás seres y, por tanto, se encuentra unido de modo inseparable a sus esencias, aunque sin confundirse con estas ya que, hablando aristotélicamente, esta unidad no es de orden material, sino que más bien se da en el plano formal, es decir, de fundamentación ontológica al nivel más profundo. Luego, Dios es inmanente. Personalidad Se dice que un ser es personal en cuanto tiene en sí los principios de intelecto y voluntad. Ahora bien, Dios cumple estas dos condiciones. Evidentemente en Él hay intelecto por causa de su omnisciencia. Y, por otra parte, hay también voluntad pues ésta se define como la capacidad que tiene un ser para autodeterminar su obrar y esto se da máximamente en Dios pues Él, al ser el Ser Subsistente, autodetermina plenamente su ser y como, por causa de su simplicidad, su ser se identifica con su obrar, tendremos que también autodeterminará este. Luego, Dios es personal. Espiritualidad Se dice que un ser es espiritual en cuanto es esencialmente inmaterial. Ahora bien, eso le corresponde en grado sumo a Dios. Y es que si fuera material sería necesariamente limitado y divisible, con lo cual ya no sería infinito ni simple. Tampoco podría ser perfecto, ni omnisciente, ni personal porque la materia por sí sola no puede ser principio de inteligencia, que es una perfección pura y base del conocimiento y la personalidad. Luego, Dios es espiritual.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Una falacia es un razonamiento lógicamente incorrecto pero
que puede ser psicológicamente persuasivo. Así, el problema con las
argumentaciones falaces es que no siguen rigurosamente las reglas de la lógica
y, por tanto, son inválidas. Sin embargo, cabe aclarar que un razonamiento
falaz no necesariamente tiene una conclusión falsa, así como un argumento bien
construido en términos lógicos no necesariamente lleva a una conclusión
verdadera.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Cincuenta falacias argumentativas
1. Falacia ad logicam: Asume que, si en una determinada
argumentación a favor de algo se comete una falacia, entonces forzosamente la
conclusión debe ser falsa.
Ejemplo: “Cometiste una falacia al intentar demostrar que
Dios existe. Por lo tanto, Dios no existe”.
2. Falacia non sequitur: Se da cuando se deriva una
conclusión que no se sigue necesariamente de las premisas del razonamiento.
Ejemplo: “Todo perro es un mamífero. Ese animal es un
mamífero. Luego, ese animal es un perro”.
3. Falacia de falso dilema: Consiste en plantear un esquema
en que solo se presentan dos ideas o aspectos como las únicas opciones posibles
o como excluyentes entre sí cuando en realidad existen más opciones o hay forma
de compatibilizar ambos puntos.
Ejemplo: “¿Eres neoliberal o comunista?”.
4. Falacia de petición de principio: Ocurre cuando la
proposición a ser probada se incluye implícita o explícitamente en las premisas
de partida del razonamiento.
Ejemplo: “La materia es lo único que existe. Dios no es
material. Por tanto, Dios no existe”.
5. Falacia de blanco móvil: También conocida como falacia
del hombre de paja, consiste en crear una posición fácil de refutar y luego
atribuir esa posición al oponente para dar la apariencia de que se lo está
refutando cuando en realidad solo se está refutando al argumento ficticio que
se ha creado para el efecto.
Ejemplo: “Usted acaba de afirmar que el Estado debería
intervenir en la economía. Entonces, está de acuerdo con implantar un sistema
comunista absoluto, lo cual sería desastroso”.
6. Falacia ad ridiculum: Consiste en ridiculizar
intencionada e injustificadamente el argumento de la otra parte por medio de
analogías y/o calificativos fuera de lugar para hacerlo parecer insostenible.
Se diferencia de la refutación por reducción al absurdo por el hecho de que en
esta última sí se utiliza la pura lógica, la analogía coherente y el sentido
común.
Ejemplo: “Así como tú escribes un libro sobre la existencia
de Dios yo voy a escribir un libro sobre la existencia del monstruo del
espagueti volador”.
7. Falacia de razonamiento circular: Sucede cuando en una
demostración se requiere presuponer que el punto a ser demostrado ya es verdad.
Ejemplo: “Es evidente que todo lo que dice ese libro es
verdad porque hay una parte del libro donde dice que todo su contenido es
verdad”.
8. Falacia de arreglo del bulto: Se da al asumir que las
cosas o ideas que con frecuencia han estado asociadas por tradición o historia
a un determinado conjunto siempre y necesaruamente estarán unidas a él.
Ejemplo: “Usted critica al sistema capitalista actual. Por
tanto, usted es un comunista”.
9. Falacia de probar con ejemplo: Sucede cuando se pretende
probar un caso general apelando solo a uno o más ejemplos.
Ejemplo: “Los estudiantes de colegios públicos son
delincuentes. Ayer vi uno robando una cartera”.
10. Falacia de la composición: Consiste en pensar sin mayor
justificación que si algo es verdad para las partes entonces también debe ser
verdad para el todo.
Ejemplo: “Cada jugador es individualmente bueno. Por tanto,
el equipo será colectivamente bueno”.
11. Falacia de la división: Consiste en pensar sin mayor justificación
que si algo es verdad para el todo entonces también debe ser verdad para las
partes.
Ejemplo: “El hombre tiene conciencia. El hombre está
compuesto por átomos. Luego, los átomos tienen conciencia”.
12. Falacia ad ignorantiam: Se da cuando se afirma que algo
es verdad porque no se puede demostrar su falsedad o que algo es falso porque
no se puede demostrar su verdad.
Ejemplo: “Nadie ha podido demostrar que los extraterrestres
existen. Por tanto, los extraterrestres no existen”.
13. Falacia del punto medio: También conocida como falacia
de la moderación, asume que las posiciones intermedias o moderadas siempre son
las correctas.
Ejemplo: “Los teístas afirman que Dios existe, los ateos
afirman que no existe. Frente a eso, yo me quedaré como agnóstico”.
14. Falacia de afirmación de la consecuente: Equivale a
pensar que si de una premisa se sigue una consecuencia, entonces frente a la
verificación de la consecuencia se sigue también la verificación de la premisa.
Ejemplo: “Si estoy dormido tengo los ojos cerrados.
Entonces, si tengo los ojos cerrados debo estar dormido”.
15. Falacia de negación del antecedente: Implica asumir que
si se niegan los antecedentes entonces también se niega la consecuencia.
Ejemplo: “Siempre que estoy dormido tengo los ojos cerrados.
Por tanto, siempre que estoy despierto tengo los ojos abiertos”.
16. Falacia ad hominem: Consiste en atacar y/o descalificar
de algún modo a la persona que sostiene el argumento en lugar de refutar su
argumento.
Ejemplo: “Usted está equivocado en esta cuestión filosófica
porque usted no es filósofo”.
17. Falacia ad baculum: Reemplaza la razón por la amenaza o
la fuerza.
Ejemplo: “Yo tengo la razón porque si no te vas de mi casa”.
18. Falacia ad misericordiam: Consiste en apelar a la piedad
para lograr el asentimiento cuando se carece de argumentos.
Ejemplo: “No me puede multar por haberme pasado la luz roja,
he tenido un mal día”.
19. Falacia ad verecundiam: Pretende basar la veracidad de
una afirmación en la autoridad, fama, prestigio, conocimiento o posición de la
persona que la realiza.
Ejemplo: “Esto debe ser verdad porque lo dijo el gran
científico Stephen Hawking”.
20. Falacia ad populum: Concluye que una proposición es
verdadera porque una gran cantidad de personas está de acuerdo con la misma.
Ejemplo: “Debe ser un buen presidente porque la mayoría votó
por él”.
21. Falacia ad consequentiam: Concluye que una idea es
verdadera o falsa en función de si trae consecuencias deseables o indeseables
respectivamente.
Ejemplo: “Si Dios no existe entonces no tengo que ceñirme a
tontas restricciones morales. Por tanto, Dios no existe”.
22. Falacia ad náuseam: Se da cuando se pretende imponer la
verdad de algo por el solo hecho de repetirlo muchas veces y/o de muchas
formas.
Ejemplo: “Miente, miente que siempre algo queda”.
23. Falacia ad antiquitatem: Se pretende que una tesis es
correcta solo porque ha sido tradicionalmente considerada como correcta.
Ejemplo: “Desde hace siglos que hemos confiado en la física
newtoniana
¿por qué tendríamos que hacerle caso a ese chiflado de
Einstein?”.
24. Falacia de apelación a la novedad: Asume que lo nuevo
siempre es mejor o más veraz que lo anterior.
Ejemplo: “Este producto debe ser mejor porque es el más
reciente que ha salido al mercado”.
25. Falacia tu quoque: Se basa en que la idea presentada por
una persona es falsa porque esta misma persona no la sigue.
Ejemplo: “Mi vecino me dijo que robar está mal, pero él
mismo roba. Luego, robar no está mal”.
26. Falacia de “dos errores hacen un acierto”: Se asume que
si algo es erróneo entonces el extremo contrario es correcto.
Ejemplo: “Es comunismo estuvo mal. Por tanto, el capitalismo
neoliberal está bien”.
27. Falacia genética: Consiste en descalificar a una
determinada idea o creencia por la forma en que se origina.
Ejemplo: “Tú crees en el Cristianismo únicamente porque tus
papás te lo inculcaron de pequeño. Por tanto, el Cristianismo es falso”.
28. Falacia taxicab: Se da cuando aplicamos un principio
solo en el contexto que nos conviene y dejamos arbitrariamente de aplicarlo en
los contextos que no nos convienen.
Ejemplo: “Para creer en Dios se requiere de evidencia
absolutamente incontrovertible, pero no para creer en extraterrestres”.
29. Falacia cum ergo propter hoc: Afirma que, si dos eventos
ocurren a la vez, entonces necesariamente tienen una relación causal entre sí.
Ejemplo: “Aprobé el examen porque tenía mi amuleto de la
suerte el día que lo di”.
30. Falacia post hoc: Consiste en suponer que dado que un
evento sucedió antes que otro entonces el primero fue causa del segundo.
Ejemplo: “El horóscopo decía en la mañana que conocería a
alguien agradable y en la tarde de ese mismo día conocí a alguien agradable.
Luego, la predicción del horóscopo fue la causa”.
31. Falacia de causa simple: Asume que solo existe una sola
causa para un fenómeno que en realidad puede deberse a la interacción compleja
de varias causas.
Ejemplo: “La gente es pobre porque no quiere trabajar”.
32. Falacia de conclusión desmesurada: Consiste en inferir
algo que está mucho más allá de lo justificado por las premisas antecedentes.
Ejemplo: “El día de ayer mi novia no me escribió. Eso
significa que ya no me quiere”.
33. Falacia de pendiente resbaladiza: Rechaza una línea de
razonamiento o
acción alegando que conllevará una avalancha de absurdos o
consecuencias negativas por medio de la exageración de hasta las posibilidades
más improbables.
Ejemplo: “Usted dice que debemos regular el mercado. Pero si
introducimos, aunque sea una pequeña regulación al libre mercado, cada vez
iremos introduciendo más hasta que terminemos en un sistema comunista
totalitario”.
34. Falacia de generalización apresurada: Consiste en
inferir un caso general a partir de solo unos pocos casos particulares.
Ejemplo: “Mis dos anteriores novios me engañaron. Todos los
hombres son iguales”.
35. Falacia de premisa falsa o indemostrada: Pretende
demostrar algo por medio de un razonamiento que incluye una premisa que no se
ha probado como válida.
Ejemplo: “El teísmo es una tontería. No hay filósofos ni
científicos importantes que crean en Dios”.
36. Falacia de hipótesis ad hoc: Es la adición arbitraria de
hipótesis corolarias o ajustes a una teoría para evitar que sea refutada por
sus posibles anomalías o problemas que no fueron anticipados en el
planteamiento original.
Ejemplo: “Tal vez el factor económico no sea el determinante
directo de todos los acontecimientos históricos, pero el enfoque materialista
sigue siendo cierto porque el factor económico de todos modos es el que los
determina en último término”.
37. Falacia del accidente: Se comete al confundir la esencia
con el accidente, es decir, lo sustancial con lo adjetivo.
Ejemplo: “Muchas guerras se han dado a lo largo de la
historia a causa de la religión. Por tanto, la religión es mala”.
38. Falacia del equívoco: Consiste en emplear adrede en el
mismo discurso o argumentación palabras equívocas (con varios significados) en
dos o más acepciones distintas pretendiendo validar las inferencias en base a
una acepción para lo correspondiente a la otra.
Ejemplo: “El hombre es el único ser racional sobre la
tierra. Ninguna mujer es hombre. Por tanto, ninguna mujer es racional”.
39. Falacia de pregunta compleja: Es aquella que está
formulada de un modo tal que el solo hecho de responder implica asumir algo que
no hay por qué conceder como cierto.
Ejemplo: “¿Todavía le pegas a tu esposa?”.
40. Falacia del continuum: Implica asumir que pequeñas
diferencias en un esquema continuo son irrelevantes y que, por tanto, no hay
diferencia entre los términos extremos del esquema en cuestión.
Ejemplo: “Si a alguien se le quita un pelo, no queda calvo;
si se le quita otro, tampoco; y así, quitándosele los pelos uno por uno, nunca
será calvo”.
41. Falacia del paralogismo de los metafísicos: Consiste en
plantear un pseudo-problema absurdo con alternativas igualmente absurdas y
pretender darle solución mostrando lo absurdo de una de las alternativas para
luego proclamar la veracidad de la otra.
Ejemplo: “¿La mesa es creyente o atea? Por supuesto que no
es creyente. Por tanto, debe ser atea”.
42. Falacia de falsa analogía: Se apoya una conclusión no
sobre un razonamiento sino sobre una analogía en la que se enfatizan las
similitudes con el punto a probar, pero se dejan de lado diferencias importantes
que vician la validez de la comparación.
Ejemplo: “A los estudiantes se les debería permitir
consultar sus textos de estudio durante los exámenes del mismo modo que los
abogados en ejercicio pueden consultar los libros de leyes cuando tratan un
caso”.
43. Falacia del pez rojo: Implica introducir información
irrelevante en la discusión con el fin de distraer la atención.
Ejemplo: “Bueno, continuando con la discusión de la
proposición 7 del Tractatus Logico-Philosophicus de Wittgenstein… Ah, por
cierto, ¿sabían que Wittgenstein tenía tendencias homosexuales?”.
44. Falacia de argumento desde el silencio: Consiste en
negar un determinado hecho o evento simplemente en base a que no se menciona o
evidencia.
Ejemplo: “Él en ningún momento ha negado que sea homosexual.
Por tanto, es homosexual”.
45. Falacia de argumento del escenario: Implica contar una
historia en base a materiales no relacionados y luego utilizar la historia como
“prueba” de que
los materiales están relacionados.
Ejemplo: “Jesús viajó un tiempo a Egipto en su infancia y
varias de sus enseñanzas se parecen a las de los maestros espirituales de
oriente. Por tanto, Jesús volvió luego a Egipto para aprender de ellos. Y eso
es lo que explica que varias de sus enseñanzas se parezcan a las de estos
maestros espirituales”.
46. Falacia del embudo: Consiste en rechazar la aplicación
de una regla o principio general a un caso particular que nos interesa
aduciendo que se trata de una excepción, aunque de modo infundado.
Ejemplo: “Voy a pedir que no me cobren ese impuesto este
año, porque mi caso no es como el de todos. Necesito ese dinero para otras
cosas”.
47. Falacia casuística: Rechaza una regla o principio
general apelando a excepciones que, muchas de las veces, se refieren a experiencias
personales que se relatan con el mayor histrionismo.
Ejemplo: “Dicen que los padres quieren a sus hijos, pero los
míos me abandonaron de pequeño y fue muy traumático. Por tanto, no es verdad
que los padres quieran a los hijos”.
48. Falacia secundum quid: Ocurre al pretender aplicar una
regla o principio general a una excepción que sí está justificada.
Ejemplo: “¿Qué por qué no lo quité el cuchillo a ese hombre
que se quería suicidar? Pues porque ese cuchillo era de su propiedad y uno
nunca debe tomar las cosas ajenas sin permiso”.
49. Falacia de envenenar el pozo: Consiste en dar alguna
información negativa sobre la fuente de una determinada idea para sesgar el
juicio de los oyentes respecto de la misma.
Ejemplo: “Mi oponente cita a Aristóteles. Sin embargo,
Aristóteles cayó en burdos errores como pensar que las mujeres tienen menos
dientes que los hombres”.
50. Falacia ignoratio elenchi: Es una argumentación que
puede ser válida en sí misma pero que no es relevante en cuanto a lo que se
pretende defender o explicar.
Ejemplo: “Él debe ganar el campeonato mañana porque es muy
buena persona y se merece todo”.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
El principio de causalidad no dice propiamente que “todo
tiene causa” sino más bien, desde una formulación más precisa y profunda, que
“todo ente contingente tiene causa” o, si se quiere, que “todo lo que comienza
a existir tiene causa”.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
A Dios no lo hizo nadie. Él es el Ser Subsistente. Existe
por sí mismo, por su propia Esencia y, por tanto, no requiere de otro para
existir.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
… es bastante erróneo suponer que una cadena infinita de
explicaciones fenomenológicas es satisfactoria sobre la base de que cada
miembro es explicado por el anterior. Todavía queda el misterio de porqué
existe la cadena. Leibnitz expresó elocuentemente este punto invitándonos a
considerar un conjunto infinito de libros, cada uno copiado del que lo
antecede. Decir que el contenido de cada libro está por lo tanto explicado es
absurdo. Todavía tenemos derecho a preguntar quién es el autor del conjunto.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Todavía hay ateos que se aferran a la idea de que la materia
es eterna basándose en la Primera Ley de la Termodinámica de acuerdo con la
cual “la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma”. Sin embargo,
en términos rigurosos, la eternidad de la materia no se infiere necesariamente
de este postulado. Hay que entender el contexto epistemológico. Cuando los
científicos nos dicen que “la materia no se crea ni se destruye, solo se
transforma”, establecen esto en base al análisis de la dinámica de la materia
ya existente, independientemente de si esta tuvo un origen temporal o no. Así,
es perfectamente concebible que el conjunto de lo material haya tenido un
inicio temporal absoluto y que a partir de allí simplemente se transforme sin
crearse ni destruirse. En otras palabras, el principio científico de
conservación de la materia es completamente consistente con la idea filosófica
de creación divina. “¿Pero no dice acaso este principio que la materia “no se
crea”? ¿cómo podría haberla creado Dios, entonces?”, objetará el ateo. Allí hay
un equívoco total. Como ya hemos dicho, este principio se postula en base al
análisis de lo material y, por tanto, cuando dice que la materia “no se crea”
lo que está negando no es la posibilidad metafísica de creación divina sino la
posibilidad física de generación espontánea, es decir, ¡de que la materia se
cree a sí misma! Para expresarlo con más claridad: el principio dice que la
materia “no se crea” (a sí misma), no que “no ha sido creada”. De hecho, si
analizamos sus implicancias conjuntamente con la evidencia anterior nos daremos
cuenta de que nos lleva hacia la idea de creación. En efecto: si, como se ha
demostrado, la materia comenzó a existir, debe requerir de una causa. Pero no
puede crearse a sí misma ya que, como establece la Primera Ley de la
Termodinámica, “no se crea” de por sí. Luego, debe haber sido creada por otro y
este otro debe tratarse de un ser no material para no estar sometido a la misma
restricción. Y curiosamente todo esto se corresponde con Dios.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Hasta el presente no existen modelos científicos exitosos
para restaurar la idea de un universo genuinamente eterno. Pero, en todo caso,
el argumento tomista a partir de la causalidad es primariamente filosófico y,
por tanto, no depende de las contingencias científicas. Es perfectamente
posible que el inicio del universo (o, si se quiere, multiverso) en su conjunto
sea distinto al que ahora identificamos con la singularidad del Big Bang hace
como 13,7 mil millones de años. Tal vez en el futuro se descubra que el origen
del universo es mucho más sofisticado y complejo. Sin embargo, eso no afectaría
en nada al argumento filosófico tomista pues en ningún momento tiene una
premisa del tipo “El universo comenzó en la singularidad del Big Bang”. Se
apela a ello como elemento ilustrativo de la vía dados nuestros conocimientos
científicos actuales, pero el principio metafísico de causalidad es mucho más
profundo y, además, tenemos argumentos filosóficos independientes para mostrar
la no-eternidad del universo.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
La segunda razón por la que desestimamos el planteamiento de
Hawking y Mlodinow es por causa de la terriblemente ilegítima
operacionalización que hacen de sus ya erróneamente definidos conceptos. Por
ejemplo, es a todas luces absurdo decir que el universo se originó a sí mismo
desde la nada como consecuencia de las leyes físicas porque la nada no tiene ni
puede tener propiedades ni restricciones, ni menos ser gobernada por leyes
físicas simple y llanamente ¡porque no existe! Es imposible, pues, que haya
leyes físicas en la “nada” porque las leyes físicas son ante todo relaciones
entre cosas realmente existentes y en la nada ¡no hay nada!
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Así, pues, podemos conceptuar a Dios como un ser que posee de modo pleno y sin ninguna deficiencia ni contradicción los siguientes atributos: Simplicidad Se dice que un ser es simple en cuanto no tiene en sí ninguna clase de composición y su existencia se identifica con su esencia. Ahora bien, estas dos condiciones se cumplen plenamente en Dios. En Él no hay composición alguna porque todo compuesto es posterior a sus componentes o partes y Él, en cambio, por tratarse del Ser Subsistente, es el primer ser. Por otra parte, en Dios se identifican la existencia y la esencia porque, al constituirse como el Ser Subsistente, no recibe Su existencia de otro, sino que la tiene por Sí mismo directamente en virtud de Su esencia. Luego, Dios es simple. Perfección Se dice que un ser es perfecto en cuanto tiene en sí la máxima excelencia según su forma de ser. Ahora bien, Dios, al constituirse como el Ser Subsistente, ha de tener necesariamente en Sí toda la perfección y excelencia del ser en general, que es en sí la mayor de las perfecciones y excelencias. Además, ha de tener también en Sí -aunque de modo simple- todas las perfecciones de los demás seres particulares puesto que, al constituirse como el fundamento del ser de todos ellos, también se constituirá como el fundamento de sus perfecciones. Por tanto, no le falta ninguna perfección. Luego, Dios es perfecto. Omnipotencia Se dice que un ser es omnipotente en cuanto tiene en sí la plenitud y totalidad del poder. Ahora bien, dado que el poder se sigue del ser y el modo de poder del modo de ser, tendremos que Dios, el Ser Subsistente, tendrá en sí la plenitud y totalidad del poder. Además, tendrá en sí todo el poder que tenga otro ser o cosa pues, al constituirse como el fundamento del ser de todos y cada uno de los entes, se constituirá también como la fuente primaria de la que procede todo poder. Luego, Dios es omnipotente. Omnisciencia Se dice que un ser es omnisciente en cuanto tiene en sí la plenitud y totalidad del conocimiento. Ahora bien, dado que el conocimiento es una perfección pura, necesariamente ha de existir en Dios de modo pleno y total. Y no podría ser de otro modo. En efecto: Él lo sabe todo, sencillamente porque es el ser infinito en toda perfección y causante de todas las cosas. Luego, Dios es omnisciente. Omnipresencia Se dice que un ser es omnipresente en cuanto está en todos los lugares y espacios existentes a la vez. Ahora bien, esto es lo que le corresponde propiamente a Dios. Y es que, a pesar de que sean muchos los lugares que se supongan, incluso si hubiera muchos más de los que hay, necesariamente Dios estaría en todos porque nada puede existir si no es por Él. En otras palabras, Él está en todas partes simple y llanamente porque le da el ser y operación a todas las cosas. Luego, Dios es omnipresente. Bondad Se dice que un ser es bueno en cuanto tiene alguna perfección, es apetecible o posee una determinada virtud moral. Ahora bien, todo esto corresponde máximamente a Dios. Como ya hemos dicho, Él es perfecto, de modo que la bondad le advendrá a su ser en razón de su perfección. Por otra parte, al constituirse como el ser máximamente perfecto, será en grado sumo apetecible para sí mismo y para los demás seres, de modo que la bondad también le advendrá a su ser en razón de su apetecibilidad. Y, finalmente, al concentrar en Sí de modo simple todas las perfecciones, se sigue que poseerá en grado sumo todas las virtudes morales pues éstas son una especie de perfección; por tanto, la bondad le advendrá a su ser, además, en razón de su grado (máximo) de virtud moral. Luego, Dios es bueno. Inmutabilidad Se dice que un ser es inmutable en cuanto no tiene ninguna clase de movimiento o cambio en su ser. Ahora bien, esto le corresponde esencialmente a Dios. En primer lugar, por causa de su Subsistencia. Y es que el movimiento se constituye ante todo como un paso de la potencia al acto, es decir de la “capacidad de ser” al “ser”. Pero esto no puede darse de ningún modo en el Ser Subsistente porque, por el mismo hecho de serlo, Él nunca está en “capacidad de ser” sino que siempre y necesariamente “Es”. A su vez, la inmutabilidad le corresponde también por causa de su perfección. En efecto: si Dios es perfecto en grado sumo y, por tanto, concentra en Sí todas las perfecciones de los demás seres, se sigue que no puede haber cambios en Él porque si los hubiera adquiría alguna perfección que no tiene, lo cual sería imposible, o perdería alguna de las que tiene siendo entonces menos perfecto, lo cual es contradictorio. Luego, Dios es inmutable. Eternidad Se dice que un ser es eterno en cuanto tiene en sí la posesión completa, interminable, simultánea e invariable de su propio ser. Ahora bien, todas estas cosas corresponden a Dios. En primer lugar, Él tendrá en Sí una posesión completa e interminable de Su ser por causa de su subsistencia. Y es que al tener el ser por Sí mismo y no recibido de otro, lo tendrá en su total plenitud y sin principio ni fin. A su vez, Dios tendrá una posesión simultánea e invariable de Su ser por causa de su inmutabilidad. Efectivamente: al constituirse como un ser inmutable, la posesión que Dios tiene de Su ser se caracteriza necesariamente por darse toda al mismo tiempo (simultaneidad) y sin variación alguna (invariabilidad). Luego, Dios es eterno. Infinitud Se dice que un ser es infinito en cuanto no tiene ninguna limitación en el ser. Ahora bien, esto le corresponde esencialmente a Dios. Siendo Él el Ser Subsistente tiene en Sí la total plenitud del ser y, por tanto, lo tiene de modo ilimitado e infinito. Luego, Dios es infinito. Unicidad Se dice que un ser es único en cuanto posee la propiedad de ser inmultiplicable, es decir, de no ser compatible con otro ser del mismo rango. Ahora bien, eso le corresponde absolutamente a Dios. En efecto, dado que Dios es por definición infinito y perfecto, al postular la existencia de muchos dioses habría que aceptar la existencia de más de un ser infinito y perfecto. Ahora bien, si estos seres son distintos no pueden ser infinitos ni perfectos ya que cada uno no podría tener aquello en que se le distinguen los otros. Pero si no son distintos, entonces no forman más que un mismo ser. Por tanto, no puede haber más que un solo Dios. Luego, Dios es único. Trascendencia Se dice que un ser es trascendente en cuanto se distingue radicalmente de todos los demás connotando superioridad y/o hallándose en un plano superior. Ahora bien, esto es lo propio de Dios. Y es que Él, al constituirse como el Ser Subsistente, es completamente distinto y superior a todos los demás seres creados y contingentes. De este modo, la infinita distancia que media entre el Ser por esencia (infinito) y el ser por participación (finito) da suficiente razón de la trascendencia divina. Luego, Dios es trascendente. Inmanencia Se dice que un ser es inmanente en cuanto está unido de un modo inseparable a la esencia de los demás seres, pero sin identificarse con ellos. Ahora bien, esto le corresponde eminentemente a Dios. Y es que Dios, siendo el Ser Subsistente, se constituye como el que da el ser de todos los demás seres y, por tanto, se encuentra unido de modo inseparable a sus esencias, aunque sin confundirse con estas ya que, hablando aristotélicamente, esta unidad no es de orden material, sino que más bien se da en el plano formal, es decir, de fundamentación ontológica al nivel más profundo. Luego, Dios es inmanente. Personalidad Se dice que un ser es personal en cuanto tiene en sí los principios de intelecto y voluntad. Ahora bien, Dios cumple estas dos condiciones. Evidentemente en Él hay intelecto por causa de su omnisciencia. Y, por otra parte, hay también voluntad pues ésta se define como la capacidad que tiene un ser para autodeterminar su obrar y esto se da máximamente en Dios pues Él, al ser el Ser Subsistente, autodetermina plenamente su ser y como, por causa de su simplicidad, su ser se identifica con su obrar, tendremos que también autodeterminará este. Luego, Dios es personal. Espiritualidad Se dice que un ser es espiritual en cuanto es esencialmente inmaterial. Ahora bien, eso le corresponde en grado sumo a Dios. Y es que si fuera material sería necesariamente limitado y divisible, con lo cual ya no sería infinito ni simple. Tampoco podría ser perfecto, ni omnisciente, ni personal porque la materia por sí sola no puede ser principio de inteligencia, que es una perfección pura y base del conocimiento y la personalidad. Luego, Dios es espiritual.
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Reducir la posibilidad de causación meramente a lo material no es probar el naturalismo sino simplemente presuponerlo y afirmar algo a partir de allí. Es casi como decir: “Todo lo que existe es material. Dios no es material. Por tanto, Dios no existe”.
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
Dios es eternamente Activo y Necesario por Sí mismo, independientemente de la creación. En efecto: es eternamente activo porque al constituirse como un ser Personal y existir en la forma de Acto Puro, conociéndose y amándose eternamente a Sí mismo desde su Intelecto y Voluntad. Y también es eternamente necesario ya que, al constituirse como el ser Subsistente mismo, simplemente no puede no existir.
Dante A. Urbina
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer
No hay comentarios:
Publicar un comentario