Francisco Pacheco

A Cristo

Pudieron numerarse las señales
que en vuestra carne delicada y pura,
¡Oh imagen de la eterna hermosura!,
el reparo imprimió de nuestros males;
aunque fueron en sí tantas y tales,
que el ingenio , no solo a la pintura,
vencen, y tú, ¡oh sagrada vestidura!,
a trasladar en ti su gloria vales.
Mas el amor que cela el rojo velo,
¿Quién lo podrá contar, si aún el efecto
la arte noble a formarlo no es bastante?
Fue sin principio, eterno será. ¡Oh cielo!
¿Cómo a tan grande amor no me sujeto?
¿Qué hago, ¡oh piedra!, en deuda semejante?"

Francisco Pacheco


"Que no es justo que los buenos pintores excluyan el parecer de los escritores y de los bien entendidos, que les pueden dar buena noticia de las fábulas, historias o misterios que se les hande ofrecer."

Francisco Pacheco



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