Pedro Salinas

Afán para no separarme de ti...

"Afán para no separarme de ti,
por tu belleza, lucha por no quedar en dónde quieres tú,
aquí en los alfabetos, en las auroras, en los labios.
Ansia de irse dejando atrás anécdotas, vestidos, caricias,
de llegar atravesando todo lo que en ti cambia,
a lo desnudo y a lo perdurable.
Y mientras siguen dando vueltas y vueltas, entregándose,
engañándose, tus rostros, tus caprichos y tus besos,
tus delicias volubles, tus contactos rápidos con el mundo,
haber llegado yo al centro puro, inmóvil, de ti misma,
y verte cómo cambias, y lo llamas vivir,
en todo, en todo si, menos en mí, dónde te sobrevives."

Pedro Salinas


"Ahora te quiero, como el mar quiere a su agua: desde fuera, por arriba, haciéndose sin parar con ella tormentas, fugas, albergues, descansos, calmas."

Pedro Salinas


"Al principio, ¡qué sencillo,
allí delante, qué claro!
No era nada, era una rosa
haciendo feliz a un tallo."

Pedro Salinas


Ahora te quiero...

"Ahora te quiero,
como el mar quiere a su agua:
desde fuera, por arriba,
haciéndose sin parar
con ella tormentas, fugas,
albergues, descansos, calmas.
¡Qué frenesíes, quererte!
¡Qué entusiasmo de olas altas,
y qué desmayos de espuma
van y vienen! Un tropel
de formas, hechas, deshechas,
galopan desmelenadas.
Pero detrás de sus flancos
está soñándose un sueño
de otra forma más profunda
de querer, que está allá abajo:
de no ser ya movimiento,
de acabar este vaivén,
este ir y venir, de cielos
a abismos, de hallar por fin
la inmóvil flor sin otoño
de un quererse quieto, quieto.
Más allá de ola y espuma
el querer busca su fondo.
Esta hondura donde el mar
hizo la paz con su agua
y están queriéndose ya
sin signo, sin movimiento.
Amor
tan sepultado en su ser,
tan entregado, tan quieto,
que nuestro querer en vida
se sintiese
seguro de no acabar
cuando terminan los besos,
las miradas, las señales.
Tan cierto de no morir,
como está
el gran amor de los muertos."

Pedro Salinas



“Cada beso perfecto aparta el tiempo, le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve donde puede besarse todavía...”

Pedro Salinas


“Ceñida en tu silencio.
«Sí» y «no», «mañana» y «cuando»,
quiebran agudas puntas
de inútiles saetas…”


Pedro Salinas


"¿Cómo me vas a explicar,
di, la dicha de esta tarde,
si no sabemos porqué
fue, ni cómo, ni de qué
ha sido,
si es pura dicha de nada?
En nuestros ojos visiones,
visiones y no miradas,
no percibían tamaños,
datos, colores, distancias..."


Pedro Salinas




“Cuando tú me elegiste -el amor eligió- salí del gran anónimo de todos, de la nada.”

Pedro Salinas


“Cuánto rato te he mirado
sin mirarte a ti…”


Pedro Salinas



“¡Cuánto sabe la flor! Sabe ser blanca
cuando es jazmín, morada cuando es lirio…”


Pedro Salinas





Dame tu libertad

"Dame tu libertad.
No quiero tu fatiga,
no, ni tus hojas secas,
tu sueño, ojos cerrados.
Ven a mí desde ti,
no desde tu cansancio
de ti. Quiero sentirla.
Tu libertad me trae,
igual que un viento universal,
un olor de maderas
remotas de tus muebles,
una bandada de visiones
que tú veías
cuando en el colmo de tu libertad
cerrabas ya los ojos.
¡Qué hermosa tú libre y en pie!
Si tú me das tu libertad me das tus años
blancos, limpios y agudos como dientes,
me das el tiempo en que tú la gozabas.
Quiero sentirla como siente el agua
del puerto, pensativa,
en las quillas inmóviles
el alta mar. La turbulencia sacra.
Sentirla,
vuelo parado,
igual que en sosegado soto
siente la rama
donde el ave se posa,
el ardor de volar, la lucha terca
contra las dimensiones en azul.
Descánsala hoy en mí: la gozaré
con un temblor de hoja en que se paran
gotas del cielo al suelo.
La quiero
para soltarla, solamente.
No tengo cárcel para ti en mi ser.
Tu libertad te guarda para mí.
La soltaré otra vez, y por el cielo,
por el mar, por el tiempo,
veré cómo se marcha hacia su sino.
Si su sino soy yo, te está esperando."


Pedro Salinas



“Dentro del hombre ni esperanza empuja ni memoria sujeta.”

Pedro Salinas



"El individuo se posee a sí mismo, se conoce, expresando lo que lleva dentro, y esa expresión sólo se cumple por medio del lenguaje."

Pedro Salinas



El poema

Y ahora, aquí está frente a mí.
Tantas luchas que ha costado,
tantos afanes en vela,
tantos bordes de fracaso
junto a este esplendor sereno
ya son nada, se olvidaron.
Él queda, y en él, el mundo,
la rosa, la piedra, el pájaro,
aquéllos , los del principio,
de este final asombrados.
¡Tan claros que se veían,
y aún se podía aclararlos!
Están mejor; una luz
que el sol no sabe, unos rayos
los iluminan, sin noche,
para siempre revelados.
Las claridades de ahora
lucen más que las de mayo.
Si allí estaban, ahora aquí;
a más transparencia alzados.
¡Qué naturales parecen,
qué sencillo el gran milagro!
En esta luz del poema,
todo,
desde el más nocturno beso
al cenital esplendor,
todo está mucho más claro.

Pedro Salinas




“… Él queda, y en él, el mundo,
la rosa, la piedra, el pájaro,
aquéllos , los del principio,
de este final asombrados…”


Pedro Salinas



“En esta luz del poema, todo, desde el más nocturno beso al cenital esplendor, todo está mucho más claro.”

Pedro Salinas



“En la noche y la trasnoche, y el amor y el transamor, ya cambiados en horizontes finales, tú y yo, de nosotros mismos.”

Pedro Salinas



“(...) Es que quiero sacar de ti tu mejor tú. Ese que no te viste y que yo veo, nadador por tu fondo, preciosísimo.”

Pedro Salinas




“Esta noche te cruzan verdes, rojas, azules, rapidísimas luces extrañas por los ojos. ¿Será tu alma?”

Pedro Salinas


"Estabas muy cerca. Sólo nos separaban diez ríos, tres idiomas, dos fronteras: cuatro días de ti a mí."

Pedro Salinas
El teléfono




“…¿Hay sólo un solo pájaro en el mundo
que vuela con mil alas, y que canta
con incontables trinos, siempre solo?…”

Pedro Salinas



“Hoy son las manos la memoria.
El alma no se acuerda, está dolida
de tanto recordar…”


Pedro Salinas




“Jamás palabras, abrazos, me dirán que tú existías, que me quisiste: Jamás. Me lo dicen hojas blancas, mapas, augurios, teléfonos; tú, no. Y estoy abrazado a ti sin preguntarte, de miedo a que no sea verdad que tú vives y me quieres. Y estoy abrazado a ti sin mirar y sin tocarte. No vaya a ser que descubra con preguntas, con caricias, esa soledad inmensa de quererte sólo yo.”

Pedro Salinas


La nube que trae un viento,
Las palabras que traen pena,
Otras palabras que limpian,
Otro viento se la lleva.

Pedro Salinas



“La quiero para soltarla, solamente. No tengo cárcel para ti en mi ser. Tu libertad te guarda para mí. La soltaré otra vez, y por el cielo, por el mar, por el tiempo, veré cómo se marcha hacia su sino. Si su sino soy yo, te está esperando.”

Pedro Salinas


“Largos goces iniciados, caricias no terminadas, como si aún no se supiera en qué lugar de los cuerpos el acariciar se acaba, y anduviéramos buscándolo, en lento encanto, sin ansia.”

Pedro Salinas



Lo que eres

Lo que eres
me distrae de lo que dices.

Lanzas palabras veloces,
empavesadas de risas,
invitándome
a ir adonde ellas me lleven.
No te entiendo, no las sigo:
estoy mirando
los labios donde nacieron.

Miras de pronto a los lejos.
Clavas la mirada allí,
no sé en qué, y se te dispara
a buscarlo ya tu alma
afilada, de saeta.
Yo no miro adonde miras:
yo te estoy viendo mirar.

Y cuando deseas algo
no pienso en lo que tú quieres,
ni lo envidio: es lo de menos.
Lo quieres hoy, lo deseas;
mañana lo olvidarás
por una querencia nueva.
No. Te espero más allá
de los fines y los términos.
En lo que no ha de pasar
me quedo, en el puro acto
de tu deseo, queriéndote.
Y no quiero ya otra cosa
más que verte a ti querer.

Pedro Salinas



"Me he alegrado mucho al mandarte ayer ese hermoso poema de la noche que forma la colección de fotos Paris de nuit. Ya sabes cuánto me entusiasma la noche, no como fenómeno cósmico, sino como creación humana. Y por eso la noche de la gran ciudad, sobre todo. La noche en el campo es el sometimiento, la resignación con voluntad del mundo, pero la noche en la ciudad es la rebeldía, es la oposición a esa ley de lo oscuro y lo callado que la naturaleza quiere imponer. ¡Si yo pudiera escribir algún día mi poema de la noche en la gran ciudad! Lo veo. Sé que llevo ese poema dentro de mí, pero acaso se quede ahogado, sofocado dentro sin salir. Para mí la noche es una gran invención de un cosmos nuevo. Los hombres han hecho de la noche algo fantástico, artificial, sobre-natural (en el sentido estricto del vocablo).
Todo parece ordenar, por la noche, que la vida cese, que las actividades descansen, que el mundo repose. Pero entonces la noche moderna, la noche de la electricidad, la super-noche creada, se lanza a luchar con la naturaleza y millones de seres siguen viviendo, trabajando, gozando, en contra del mandato cósmico. Los hombres son, a la noche, los verdaderos ángeles rebeldes, los desobedientes a su Dios. Creo, Katherine, que las gentes de hoy no saben ver esta maravilla de la noche, que yo considero como la más hermosa creación inconsciente de la civilización moderna. Es una de las causas de que yo ame tanto nuestra época. Sólo en el siglo XX ha sido posible esa creación, involuntaria. Los hombres sin querer hacen belleza, sólo creyéndose movidos por razones
prácticas, por estímulos materiales, forjaron esa féerie que son las calles céntricas de una gran ciudad. Mi noche no es la noche romántica de 1830, con su luna, y su paz y su silencio, es la otra, la de 1930, febril, agitada, nerviosa, sostenida en un querer violento de no dejar de vivir. ¡Y qué hermosa resulta, ahora, la unión de las dos noches! Katherine, entre las muchas cosas que deseo en este mundo de ti, una sería vivir una hora en el centro de una gran ciudad, en ese mundo heroico y rebelde de la luz falsa, y luego que tú me llevaras en tu coche, al campo, al mundo oscuro y resignado de la negrura verdadera. Porque me gustan las dos noches, la de siempre y la de hoy, y en las dos me veo viviendo contigo. ¡Qué pena, Katherine, no poder escribir lo que uno siente! Ya ves, tengo aquí, al borde del alma, ese poema que hace meses me trabaja, y jamás dispongo de las horas necesarias para escribirlo. Por lo menos, alma, tú lo tendrás, tú en estas líneas tienes ya mi voluntad de poema, y si no lo escribo nunca me quedará la alegría de que tú lo sentiste conmigo. Ahora que el libro Paris de nuit no es todo lo que yo hubiera hecho. No me llames orgulloso si te digo que me creo capaz de hacer un libro mejor de fotos sobre la noche."

Pedro Salinas
Cartas a Katherine Whitmore


"Miras de pronto a los lejos.
Clavas la mirada allí,
no sé en qué, y se te dispara
a buscarlo ya tu alma
afilada, de saeta.
Yo no miro adonde miras:
yo te estoy viendo mirar..."


Pedro Salinas




“No había que buscar: tu sueño era mi sueño.”

Pedro Salinas



“No me fío de la rosa de papel, tantas veces que la hice yo con mis manos. Ni me fío de la otra rosa verdadera, hija del sol y sazón, la prometida del viento. De ti que nunca te hice, de ti que nunca te hicieron, de ti me fío, redondo seguro azar.”

Pedro Salinas



"No solo estamos asombrados, mudos, casi ciegos frente a tanto misterio, sino sordos."

Pedro Salinas



“No te detengas nunca
cuando quieras buscarme.
Si ves muros de agua,
anchos fosos de aire,
setos de piedra o tiempo,
guardia de voces, pasa…”


Pedro Salinas





No te veo. 
Bien sé
que estás aquí, detrás
de una frágil pared
de ladrillos y cal, bien al alcance
de mi voz, si llamara.
Pero no llamaré.
Te llamaré mañana,
cuando al no verte ya,
me imagine que sigues
aquí cerca, a mi lado,
y que basta hoy la voz
que ayer no quise dar.
Mañana... cuando estés
allá detrás de una
frágil pared de vientos,
de cielos y de años.

Pedro Salinas
Presagios



Pensarte es tenerte


"¡Cómo me dejas que te piense!
Pensar en ti no lo hago solo, yo.
Pensar en ti es tenerte,
como el desnudo cuerpo ante los besos,
toda ante mí, entregada.
Siento cómo te das a mi memoria,
cómo te rindes al pensar ardiente,
tu gran consentimiento en la distancia,
y más que consentir, más que entregarte,
me ayudas, vienes hasta mí, me enseñas
recuerdos en escorzo, me haces señas
con las delicias, vivas, del pasado,
invitándome.
Me dices desde allá
que hagamos lo que quiero
-unirnos- al pensarte,
y entramos por el beso que me abres,
y pensamos en ti, los dos, yo solo."


Pedro Salinas






"Perdóname por así buscándote
tan torpemente, dentro
de ti.
Perdóname el dolor, alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.
Ese que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.
...
Y que a mi amor entonces, le conteste
la nueva criatura que tú eres."

Pedro Salinas



“Sé que cuando te llame entre todas las gentes del mundo, sólo tú serás tú.”

Pedro Salinas



“¿Serás, amor
un largo adiós que no se acaba?…”

Pedro Salinas



“Siento cómo te das a mi memoria,
cómo te rindes al pensar ardiente,
tu gran consentimiento en la distancia…”


Pedro Salinas



“Te besé en los labios. Densos, rojos. Fue un beso tan corto, que duró más que un relámpago, que un milagro, más. El tiempo después de dártelo no lo quise para nada ya, para nada lo había querido antes.”

Pedro Salinas



“Te quiero así inocente, toda ajena, palpitante en lo que está fuera de ti, tus ojos proclamando las vívidas verdades de colores de la noche.”

Pedro Salinas



“Tu presencia y tu ausencia sombra son una de otra, sombras me dan y quitan.”

Pedro Salinas


Tú vives siempre en tus actos

Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.

De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.

Y si una duda te hace
señas a diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.

Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.

Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encaprichó una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.

Pedro Salinas



"Vivir, desde el principio, es separarse."

Pedro Salinas



"Y aquello que ella me dijo
fue en un idioma del mundo,
con gramática e historia.
Tan de verdad,
que parecía mentira."

Pedro Salinas


“… Y entramos por el beso que me abres,
y pensamos en ti, los dos, yo solo.”


Pedro Salinas



“Y mientras siguen dando vueltas y vueltas, entregándose, engañándose, tus rostros, tus caprichos y tus besos, tus delicias volubles, tus contactos rápidos con el mundo, haber llegado yo al centro puro, inmóvil, de ti misma, y verte cómo cambias, y lo llamas vivir, en todo, en todo si, menos en mí, dónde te sobrevives.”

Pedro Salinas



“Y nunca te equivocaste, más que una vez, una noche que te encaprichó una sombra, la única que te ha gustado. Una sombra parecía. Y la quisiste abrazar. Y era yo.”

Pedro Salinas


"Yo creo que el alfabetismo, o sea, aquel estado en que un ser humano sabe leer, se tiene por una línea fronteriza tan clara y tajante, que divide a la humanidad en dos partes implacablemente distintas."

Pedro Salinas


“Yo no necesito tiempo para saber cómo eres: conocerse es el relámpago.”

Pedro Salinas