Platón

“A vosotros (políticos) os hemos formado en interés del Estado tanto como en el propio vuestro, para que seáis en nuestra República nuestros jefes y vuestros reyes.”

Platón


“¿Acaso el amor a la sabiduría no es una iniciación ante la muerte?"

Platón
Fedón


"Al contacto del amor todo el mundo se vuelve poeta."

Platón


“Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia.”

Platón


“Ante todo es necesario cuidar del alma si se quiere que la cabeza y el resto del cuerpo funcionen correctamente.”

Platón

  
"Aprendiendo a morir sea prende a vivir mejor."

Platón


“Aquel que viva una vida correctamente tendrá una existencia eterna, pero aquel que viva una vida torcida se convertirá en mujer.”

Platón
Tomada del libro Intoxicados por la fe de Bernardo Stamateas, página 195


"Ardua tarea es descubrir al autor y padre de este universo, y, una vez descubierto, es imposible darlo a conocer a todos los hombres."

Platón
Timeo




"Así como los ojos están formados para la astronomía, los oídos lo están para percibir los movimientos de la armonía."

Platón

  

"Así es la experiencia que los hombres denominan amor, pero cuando oigas cómo la llaman los dioses, probablemente te hará sonreír por su extrañeza (...) Todo enamorado desea que la persona amada sea de la misma naturaleza que su propio dios, y cuando la ha conquistado, la gula para que camine por las sendas de su dios, y que imite su imagen, modelándose sobre ella (...) Así ama, y sin embargo no conoce a quien ama; no comprende ni es capaz de explicar lo que le ha sucedido; como aquel que se ha contagiado con una enfermedad ocular de otra persona, no puede explicárselo, porque no se da cuenta de que su amante es como si fuera un espejo en dónde él se contempla. Y cuando está a su lado, contiene la respiración de angustia; cuando está ausente, igualmente comparte su anhelar y ser anhelado, puesto que posee ese amor contrapuesto que es la imagen del amor."

Platón
Fedro



"Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro."

Platón


“Cada lágrima enseña a los mortales una verdad.”

Platón


"Con la buena educación es el hombre una criatura mansa y divina; pero sin ella es el más feroz de los animales. La educación y la enseñanza mejoran a los buenos y hacen buenos a los malos."

Platón


"Conferimos a las ciencias matemáticas el poder dialéctico de ascender de la caverna a la luz, de lo visible a lo inteligible, de los sentidos a la esencia, por medio de la inteligencia. Por estas artes puede elevarse la mejor parte del alma a la contemplación del mejor de los seres: el Bien."

Platón
La República



"Cuando concuerdan las palabras con la intención del hablante se mueve la intención del oyente y viceversa."

Platón
Tomado del libro Picatrix de Maslama Ibn Ahmad Al-Mayriti, página 29



“Cuando la muerte se precipita sobre el hombre, la parte mortal se extingue; pero el principio inmortal se retira y se aleja sano y salvo.”

Platón



"Cuando un hombre ama lo bello, ¿qué es lo que desea? Que lo bello pueda ser suyo."

Platón



"Cuando una multitud ejerce la autoridad, es más cruel aún que los tiranos."

Platón



“De todas las bestias salvajes, un muchacho es la más difícil de manejar.”

Platón



“De virtud hay una especie, de maldad, muchas.”

Platón



“Debemos buscar para nuestros males otra causa que no sea Dios.”

Platón


"Debemos de concederles a aquellos defensores, amantes de la poesía sin ser poetas, el permiso de hablar en prosa a su favor, para que demuestren que no sólo es placentera sino también útil a los Estados y a la vida humana."

Platón


“Demos a todos, justos e injustos, licencia para hacer lo que se les antoje y después sigámosles para ver adónde llevan a cada cual sus apetitos. Entonces sorprenderemos en flagrante al justo recorriendo los mismos caminos que el injusto, impulsado -por el interés propio, finalidad que todo ser está dispuesto por naturaleza a perseguir como un bien, aunque la ley desvíe por fuerza esta tendencia y la encamine al respeto de la igualdad.”

Platón
La república, Libro II



"Después de mucho esfuerzo, a medida que nombres, definiciones, imágenes y otros datos sensoriales, se sujetan a contacto y fricción unos con otros durante el curso del escrutinio, efectuado por hombres que proceden mediante preguntas y respuestas sin mala voluntad, como una centella súbita se ilumina la comprehensión de todo problema y surge una inteligencia cuyo poder alcanza los límites más lejanos de la capacidad humana."

Platón
La séptima carta



“Digo de los injustos que en su mayoría, aunque escapen en la juventud, terminan siendo atrapados y parecen estúpidos al final de su camino, y cuando llegan abatidos a la vejez, tanto los ciudadanos como los extranjeros se mofan de ellos; acaban derrotados y convertidos en lo que el oído educado no quiere escuchar (...)”

Platón


"Donde reina el amor, sobran las leyes."

Platón


“Dos excesos deben evitarse en la educación de la juventud; demasiada severidad, y demasiada dulzura.”

Platón


"El alma es el principio de la vida y produce vida donde esté; la muerte es opuesta a la vida; si es opuesta, indicaría, si creemos en la muerte, que el alma estaría muerta. »Un alma muerta sería una contradicción, porque muerta sería un predicado de alma y si alma da vida, muerte no puede ser un atributo de alma."

Platón
Fedón o del alma


"El amigo se te vuelve enemigo con la mala palabra y el enemigo se te convierte en amigo con la buena palabra."

Platón
Tomado del libro Picatrix de Maslama Ibn Ahmad Al-Mayriti, página 9



“El amor consiste en sentir que el ser sagrado late dentro del ser querido.”

Platón


"El amor es la alegría de lo bueno, la maravilla de los sabios, el asombro de los dioses."

Platón


“El amor es una grave enfermedad mental.”

Platón



"El amor todo lo transforma; hasta el cobarde puede devenir valiente, incluso héroe."

Platón



"El anhelo y la búsqueda de la totalidad se llama amor."

Platón


El armenio Er

No es la historia de Alcinoo la que voy a referir, sino la de un hombre de corazón, Er el Armenio, originario de Panfilia. Después de haber muerto en una batalla, como a los diez días se fuera a recoger los cadáveres, que ya estaban corrompidos, se encontró el suyo sano y entero; y conducido a su casa, cuando el duodécimo día estaba sobre la hoguera, volvió a la vida y refirió a los circunstantes lo que había visto en el otro mundo: «En el momento que mi alma salió del cuerpo, dijo, llegué con otra infinidad de ellas a un sitio de todo punto maravilloso, donde se veían en la tierra, dos aberturas, próximas la una a la otra, y en el cielo, otras dos, que correspondían con las primeras. Entre estas dos regiones estaban sentados jueces, y así que pronunciaban sus sentencias mandaban a los justos tomar su camino por la derecha, por una de las aberturas del cielo, después de ponerles por delante un rótulo que contenía el juicio dado en su favor; y a los malos les obligaban a tomar el camino de la izquierda, por una de las aberturas de la tierra, llevando a la espalda otro rótulo semejante, donde iban consignadas todas sus acciones. Cuando yo me presenté, los jueces decidieron que era preciso llevase a los hombres la noticia de lo que pasaba en el otro mundo, y me mandaron que oyera y observara en aquel sitio todas las cosas de que iba a ser testigo. »Vi, en primer lugar, a las almas de los que habían sido juzgados, unas subir al cielo, otras descender a la tierra por las dos aberturas que se correspondían; mientras que por la otra abertura de la tierra vi salir almas cubiertas de basura y de polvo, al mismo tiempo que por la otra del cielo descendían otras almas puras y sin mancha. Parecían venir todas de un largo viaje y detenerse con gusto en la pradería como en un punto de reunión. Las que se conocían, se pedían unas a otras, al saludarse, noticias acerca de lo que pasaba en el cielo y en la tierra. Unas referían sus aventuras con gemidos y lágrimas, que les arrancaba el recuerdo de los males que habían sufrido o visto sufrir a los demás durante su estancia en la tierra, cuya duración era de mil años. Otros, que volvían del cielo, hacían la historia de los deliciosos placeres que habían disfrutado y de las cosas maravillosas que habían visto». Sería muy largo, mi querido Glaucón, referirte por entero el discurso del armenio Er sobre este punto. Se reducía a decir que las almas eran castigadas diez veces por cada una de las injusticias que habían cometido durante la vida; que la duración de cada castigo era de cien años, duración natural de la vida humana, a fin de que el castigo fuese siempre décuplo para cada crimen. Y así, los que se han manchado con muchos asesinatos, que han vendido los Estados y los ejércitos, que los han reducido a la esclavitud o que se han hecho culpables de cualquier otro crimen semejante, eran atormentados con el décuplo por cada uno de estos crímenes. Aquellos, por el contrario, que han hecho bien a los hombres, que han sido santos y virtuosos, recibían en la misma proporción la recompensa de sus buenas acciones. Respecto a los niños muertos luego de su nacimiento, Er daba otros detalles que es superfluo referir. Había, según su historia, recompensas más grandes aún para los que habían honrado a los dioses y respetado a sus padres, y suplicios extraordinarios para los impíos, los parricidas y los homicidas a mano armada. »Estaba yo presente, —añadía—, cuando un alma preguntó a otra dónde estaba el gran Ardieo. Ardieo había sido tirano de una ciudad de Panfilia mil años antes; había dado muerte a su padre, que era de avanzada edad, y a su hermano mayor, y cometido, según se decía, otros muchos crímenes enormes. No viene, respondió el alma, ni vendrá jamás aquí. Todos fuimos testigos en esta ocasión del espectáculo más aterrador. Cuando estábamos a punto de salir del abismo subterráneo, después de haber purgado nuestras culpas y sufrido nuestros castigos, vimos a Ardieo y a muchos más, que eran en su mayor parte tiranos como él, y también vimos a algunos particulares, que en su condición privada habían sido grandes criminales. En el momento que intentaron salir, la abertura les impidió el paso, y todas las veces que alguno de estos miserables, cuyos crímenes no tenían remedio o no habían sido suficientemente expiados, se presentaban para salir, se dejaba oír en la abertura un bramido. Al producirse este estruendo, acudieron personajes horribles que parecían como de fuego. Por lo pronto, estos seres espantosos condujeron a viva fuerza a un cierto número de aquellos criminales; en seguida se apoderaron de Ardieo y de los demás, les ataron los pies, las manos y la cabeza, y después de haberlos arrojado en tierra y de desollarlos a fuerza de golpes, los arrastraron fuera del camino sobre sangrientas zarzas, diciendo a las sombras que encontraban el motivo de por qué trataban así a estos criminales, y que iban a precipitarlos en el Tártaro. Esta alma añadía que entre los diversos terrores de que se veían agitadas durante el camino, ninguno les causaba tanto espanto como el temor de que se oyera el bramido en la abertura en el momento de salir, y que había sido para ellas un placer inexplicable el no haberlo oído al tiempo de su salida. »Tales eran, poco más o menos, los juicios de las almas, los suplicios y las recompensas. Después que cada una de estas almas hubo pasado siete días en esta pradería, partieron al octavo, y en cuatro días de jornada llegaron a un punto desde el que se veía una luz que atravesaba el cielo y la tierra, recta como una columna, y semejante a Iris, pero más brillante y más pura. A esta luz llegaron después de otro día de jornada. Allí vieron que las extremidades del cielo venían a parar al centro de esta luz, que les servía de lazo y que abrazaba toda la circunferencia del cielo, poco más o menos, como esas piezas de madera que ciñen los costados de las galeras y sostienen toda la armadura. De estas extremidades está pendiente el huso de la Necesidad, el cual daba impulso a todas las revoluciones celestes. El cuerpo del huso y el gancho eran de acero, y el peso era una mezcla de acero y otras materias. »Este peso se parecía por la forma a los pesos de este mundo. Mas para tener de él una idea exacta, es preciso representarse un gran peso hueco por dentro, en el que esté engastado otro peso más pequeño, como los vasos que entran uno en otro. En el segundo peso había un tercero, en éste un cuarto, y así sucesivamente hasta el número de ocho, dispuestos entre sí a manera de círculos concéntricos. Se veía por arriba el borde superior de cada uno, y todos presentaban al exterior la superficie continua de un solo peso alrededor del huso, cuyo tronco pasaba por el centro del octavo. Los bordes circulares del peso exterior eran los más anchos; después los del sexto, los del cuarto, los del octavo, los del séptimo, los del quinto, los del tercero y los del segundo iban disminuyendo en anchura en este mismo orden. El círculo formado por los bordes del peso más grande era de diferentes colores. El del séptimo era de un color muy brillante. El del octavo tomaba del séptimo su color y su brillo. El color de los círculos segundo y quinto era casi el mismo, y tiraba más a amarillo. El tercero era el más blanco de todos. El cuarto era un poco encarnado. En fin, el segundo superaba en blancura al sexto. El huso entero rodaba sobre sí mismo con un movimiento uniforme, mientras que en el interior los siete pesos concéntricos se movían lentamente en una dirección contraria. El movimiento del octavo era el más rápido. Los del séptimo, el sexto y el quinto eran menores e iguales entre sí: El cuarto era el tercero en velocidad; el tercero era el cuarto, y el movimiento del segundo era el más lento de todos. El huso mismo giraba entre las rodillas de la Necesidad. En cada uno de estos círculos había una sirena, que giraba con él, haciendo oír una sola nota de su voz siempre con el mismo tono; de suerte que de estas ocho notas diferentes resultaba un acorde perfecto. Alrededor del huso y a distancias iguales estaban sentadas en tronos las tres Parcas, hijas de la Necesidad: Láquesis, Cloto y Atropos, vestidas de blanco y ceñidas sus cabezas con cintillas. Acompañaban con su canto al de las sirenas; Láquesis cantaba lo pasado, Cloto lo presente y Atropos lo venidero. Cloto, tocando por intervalos el huso con la mano derecha, le obligaba a hacer la revolución exterior. Atropos, con la mano izquierda, imprimía el movimiento a cada uno de sus pesos interiores. Y Láquesis, con una y otra mano tocaba tan pronto el huso como los pesos interiores. Luego que las almas llegaron, les fue preciso presentarse delante de Láquesis. Por lo pronto un hierofante señaló a cada uno su puesto; en seguida, habiendo tomado del regazo de Láquesis la distinta suerte y las diferentes condiciones humanas, subió a un tablado elevado y habló de esta manera: «He aquí lo que dice la virgen Némesis, hija de la Necesidad: “Almas pasajeras, vais a comenzar una nueva carrera y a entrar en un cuerpo mortal. Un genio no os escogerá, sino que cada una de vosotras escogerá el suyo. La primera que la suerte designe escogerá la primera, y su elección será irrevocable. La virtud no tiene dueño; se une a quien la honra y huye del que la desprecia. Cada cual es responsable de su elección, porque Dios es inocente”». »Dichas estas Palabras, el hierofante echó suertes, y cada alma recogió la que cayó delante de ella, excepto yo, pues no se me permitió hacerlo. Entonces conoció cada cual en qué orden debía escoger. En seguida el mismo hierofante arrojó en tierra delante de ellas géneros de vida de todas clases, cuyo número era mucho mayor que el de las almas que debían escoger, porque todas las condiciones, tanto de los hombres como de los animales, se encontraban allí revueltas. Había tiranías, unas que debían durar hasta la muerte, y otras que habrían de verse bruscamente interrumpidas y concluir en la pobreza, el destierro y la mendicidad. Se veían igualmente condiciones de hombres célebres, éstos por la belleza, por la fuerza, por su reputación en los combates; aquéllos por su nobleza y las grandes cualidades de sus antepasados; se veían también condiciones oscuras bajo todos estos conceptos. Había, asimismo, destinos de mujeres igualmente varios. Pero nada había dispuesto sobre el rango de las almas, porque cada una debía necesariamente mudar de naturaleza según su elección. Por lo demás, las riquezas, la pobreza, la salud, las enfermedades, se encontraban en todas las condiciones; aquí sin ninguna mezcla, allá justamente compensados los bienes y los males». Aquí tienes evidentemente, mi querido Glaucón, la prueba terrible para la humanidad. Y así, cada uno de nosotros, despreciando todos los demás estudios, debe dedicarse sólo a aquel que le haga conocer al hombre cuyas lecciones puedan ponerle en estado de discernir las condiciones dichosas y desgraciadas y escoger siempre la mejor; y llegará a conseguirlo siempre que repase en su espíritu todo lo que hemos dicho hasta ahora y juzgue de lo que puede contribuir más a la felicidad de la vida por el examen que hemos hecho de las diferentes condiciones consideradas junta o separadamente. Así el como aprenderá, por ejemplo, qué grado de belleza, mezclado con una cierta dosis de riqueza o de pobreza y una cierta disposición del alma, hace al hombre malo o virtuoso; qué efecto deben producir el nacimiento ilustre y el nacimiento oscuro, la vida privada y las dignidades, la fuerza del cuerpo y la debilidad, la mayor o menor aptitud para las ciencias; en una palabra, las diferentes calidades naturales o adquiridas, cotejadas las unas con las otras, de suerte que, después de haber reflexionado sobre todo esto, sin perder de vista la naturaleza del alma, podrá distinguir el género de vida que le es ventajoso del que le sería funesto; llamará funesto al que le conduzca a hacer su alma más injusta, y ventajoso al que la haga más virtuosa, sin tener en cuenta todo lo demás; porque ya hemos visto que éste es el mejor partido que puede tomarse, sea en esta vida, sea para la otra. Es preciso conservar hasta la muerte el alma firme e inalterable en este sentimiento, para que no se deje alucinar en este mundo ni por las riquezas ni por los demás males de esta naturaleza; que no se exponga, arrojándose con avidez sobre la condición de tirano u otra semejante, a cometer un gran número de males sin remedio, y sufrirlos aun mayores; antes bien, debe saber fijarse para siempre en un estado intermedio, evitando igualmente los dos extremos, en cuanto de ella dependa, así en la vida presente como en todas las demás por las que habrá de pasar. En esto consiste la felicidad del hombre. Además, según la relación del Armenio, el hierofante había añadido: «El que escoja el último, con tal que lo haga con discernimiento y que después sea consecuente con su conducta, puede prometerse una vida dichosa y exenta de males. Así, pues, que ni el primero que haya de escoger se entregue a una excesiva confianza, ni el último desespere». «Después que el hierofante hubo hablado de esta manera, el primero a quien tocó la suerte se adelantó apresuradamente, y sin más examen cogió la tiranía de más cuenta que encontró allí, arrastrado por su avidez y su imprudencia; pero cuando hubo considerado y visto que su destino era el devorar sus propios hijos y el cometer otros crímenes enormes, se lamentó, y, olvidando las advertencias del hierofante, acusó de su suerte a la fortuna, a los dioses, en fin, a todo menos a sí mismo. Esta alma era una de las que venían del cielo; había vivido antes en un Estado bien gobernado, y había debido su virtud a la bondad de su índole y a la fuerza del hábito más bien que a la filosofía. He aquí por qué las almas procedentes del cielo no eran las menos entre las que se engañaban en su elección por no tener experiencia de los males de la vida. Por el contrario, la mayor parte de las que habían permanecido en la región subterránea, y que a la experiencia de sus propios sufrimientos unían el conocimiento de los males de otros, no escogían tan a la ligera. Esta experiencia, de una parte, y esta inexperiencia, de otra, independientemente del azar que decidía del lugar en que debía ser llamada para escoger, hacía que la mayor parte de las almas cambiasen una buena condición por una mala, y una mala por una buena. Así, un hombre que cada vez que volviese a este mundo se aplicase constantemente a la sana filosofía, con tal que su turno de elección no fuese el último de todos, sería, muy probablemente, conforme a esta historia, no sólo feliz en la tierra, sino también en su viaje a este mundo, y al volver marcharía por el camino llano del cielo y no por el sendero subterráneo y penoso. Er decía también que era un espectáculo curioso ver de qué manera cada alma hacía su elección; nada más extraño ni más digno a la vez de compasión y de risa. Las más se guiaban en la elección por los hábitos de la vida precedente. Vio al alma de Orfeo escoger la condición de cisne en odio a las mujeres, que le habían dado muerte en otro tiempo, no queriendo merecer su nacimiento a ninguna de ellas; y al alma de Tamiris escoger la condición de ruiseñor. Vio también a un cisne adoptar la condición humana, y lo mismo hicieron otros pájaros músicos. Otra alma escogió la condición de león que fue la de Ayax, hijo de Telamón, el cual recordando la afrenta que sufrió en el juicio a Aquiles, rehusó tomar un cuerpo humano. Después llegó el alma de Agamenón, que teniendo también aversión al género humano a causa de sus pasadas desgracias, escogió la condición de águila. El alma de Atalanto, como se fijara en los grandes honores que reciben los atletas, no pudo resistir el deseo de hacerse ella también atleta. El alma de Epeo, hijo de Panopea, prefirió la condición de una mujer hábil en trabajos manuales; el alma del bufón Tersites, que se presentó de los últimos, vistió el cuerpo de un mono. El alma de Ulises, que fue el último llamado por la suerte, vino también a escoger, pero recordando sus infortunios pasados y ya sin ambición, anduvo buscando por mucho rato, hasta que al fin descubrió en un rincón, como despreciada, la condición pacífica de un simple particular, que todas las demás almas habían dejado; y exclamó al verla que aun cuando hubiera sido la primera en escoger, no habría hecho nunca otra elección. Había, añadió el Armenio, almas de animales que mudaban su condición con la nuestra, y almas humanas que pasaban a cuerpos de animales; las de los malos a las especies feroces, las de los buenos a especies domesticas; lo cual daba lugar a mezclas de toda clase. Después que todas las almas escogieron su género de vida en el lugar marcado por la suerte, se aproximaron en el mismo orden a Láquesis, la cual dio a cada una el genio que ella había preferido, para que le sirviese de guarda durante el curso de su vida mortal y le ayudase a cumplir su destino. Este genio la conducía primero a Cloto, para que con su mano y una vuelta de huso confirmase el destino escogido. Después que el alma había tomado el huso, el genio la llevaba desde aquí a Atropos, que enrollaba el hilo para hacer irrevocable lo que había sido hilado por Cloto. En seguida, no siendo ya posible volver atrás, se dirigían al trono de la Necesidad, por bajo del cual el alma y su genio o demonio pasaban juntos. En el momento que todas hubieron pasado se trasladaron a la llanura de Leteo, donde experimentaron un calor insoportable, porque en este llano no había plantas ni árboles. Llegada la tarde, pasaron en seguida la noche al pie del río Ameles, cuya agua no puede ser contenida por ninguna vasija. Es preciso que cada alma beba de esta agua hasta cierta cantidad. Las que por imprudentes no se contienen y beben más allá de la medida prescripta, pierden absolutamente la memoria. En seguida se entregaron todas al sueño, pero a medianoche se oyó un trueno acompañado de temblores de tierra, y las almas, despertando llenas de sobresalto, fueron dispersadas acá y allá, como estrellas errantes, marchando a los distintos puntos en que debían renacer. En cuanto a Er, según decía, se le impidió beber el agua del río; pero, sin embargo, sin saber por dónde ni cómo, su alma se había unido a su cuerpo; y al abrir sus ojos de repente en la madrugada vio que estaba tendido sobre la pira. Esta fábula, mi querido Glaucón, se ha preservado del olvido, y si le damos crédito puede preservarnos a nosotros mismos, porque pasaremos con felicidad el río Leteo, y mantendremos nuestra alma libre de toda mancha.

Platón
La República, X Traducción de Patricio de Azcárate






"El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos, los caballos."

Platón



“El hombre embrutecido por la superstición es el más vil de los hombres.”

Platón


"El hombre es un auriga que conduce un carro tirado por dos briosos caballos: el placer y el deber. el arte del auriga consiste en templar la fogosidad del corcel negro (placer) y acompasarlo con el blanco (deber) para correr sin perder el equilibrio."

Platón



"El hombre inteligente habla con autoridad cuando dirige su propia vida."

Platón


"El hombre sabio querrá estar siempre con quien sea mejor que él."

Platón



"El legislador no debe proponerse la felicidad de cierto orden de ciudadanos con exclusión de los demás, sino la felicidad de todos."

Platón


“El más alto objetivo de conocimiento es la naturaleza esencial del Bien, de donde procede el valor que otorgamos a todo lo bueno y correcto.”

Platón


“El más importante y principal negocio público es la buena educación de la juventud.”

Platón


“El mayor error que cometen los médicos es que intentan curar el cuerpo sin intentar curar la mente y, sin embargo, la mente y el cuerpo son uno y no han de ser tratados por separado.”

Platón


 El mito del anillo de Giges

"Para darnos mejor cuenta de cómo los buenos lo son contra su voluntad, porque no pueden ser malos, bastará con imaginar que hacemos lo siguiente; demos a todos, justos e injustos, licencia para hacer lo que se les antoje y después sigámosles para ver adónde llevan a cada cual sus apetitos. Entonces sorprenderemos en flagrante al justo recorriendo los mismos caminos que el injusto, impulsado -por el interés propio, finalidad que todo ser está dispuesto por naturaleza a perseguir como un bien, aunque la ley desvíe por fuerza esta tendencia y la encamine al respeto de la igualdad. Esta licencia de que yo hablo podrían llegar a gozarla, mejor que de ningún otro modo, si se les dotase de un poder como el que cuentan tuvo en tiempos el antepasado del lidio Giges. Dicen que era un pastor que estaba al servicio del entonces rey de Lidia. Sobrevino una vez un gran temporal y terremoto; abrióse la tierra y apareció una grieta en el mismo lugar en que él apacentaba. Asombrado ante el espectáculo descendió por la hendidura y vio allí, entre otras muchas maravillas que la fábula relata, un caballo de bronce, hueco, con portañuelas, por una de las cuales se agachó a mirar y vio que dentro había un cadáver, de talla al parecer más que humana, que no llevaba sobre sí más que una sortija de oro en la mano; quitósela el pastor y salióse. Cuando, según costumbre, se reunieron los pastores con el fin de informar al rey, como todos los meses, acerca de los ganados, acudió también él con su sortija en el dedo. Estando, pues, sentado entre los demás, dio la casualidad de que volviera la sortija, dejando el engaste de cara a la palma de la mano; e inmediatamente cesaron de verle quienes le rodeaban y con gran sorpresa suya, comenzaron a hablar de él como de una persona ausente. Tocó nuevamente el anillo, volvió hacia fuera el engaste y una vez vuelto tornó a ser visible. Al darse cuenta de ello, repitió el intento para comprobar si efectivamente tenía la joya aquel poder, y otra vez ocurrió lo mismo: al volver hacia dentro el engaste, desaparecía su dueño, y cuando lo volvía hacia fuera, le veían de nuevo. Hecha ya esta observación, procuró al punto formar parte de los enviados que habían de informar al rey; llegó a Palacio, sedujo a su esposa, atacó y mató con su ayuda al soberano y se apoderó del reino. Pues bien, si hubiera dos sortijas como aquélla de las cuales llevase una puesta el justo y otro el injusto, es opinión común que no habría persona de convicciones tan firmes como para perseverar en la justicia y abstenerse en absoluto de tocar lo de los demás, cuando nada le impedía dirigirse al mercado y tomar de allí sin miedo alguno cuanto quisiera, entrar en las casas ajenas y fornicar con quien se le antojara, matar o libertar personas a su arbitrio, obrar, en fin, como un dios rodeado de mortales. En nada diferirían, pues, los comportamientos del uno y del otro, que seguirían exactamente el mismo camino. Pues bien, he ahí lo que podría considerarse una buena demostración de que nadie es justo de grado, sino por fuerza y hallándose persuadido de que la justicia no es buena para él personalmente; puesto que, en cuanto uno cree que va a poder cometer una injusticia, la comete. Y esto porque todo hombre cree que resulta mucho más ventajosa personalmente la injusticia que la justicia. «Y tiene razón al creerlo así», dirá el defensor de la teoría que expongo. Es más: si hubiese quien, estando dotado de semejante talismán, se negara a cometer jamás injusticia y a poner mano en los bienes ajenos, le tendrían, observando su conducta, por el ser más miserable y estúpido del mundo; aunque no por ello dejarían de ensalzarle en sus conversaciones, ocultándose así mutuamente sus sentimientos por temor de ser cada cual objeto de alguna injusticia. Esto es lo que yo tenía que decir."

Platón
La República,  libro II



"El objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano."

Platón


“El ojo de la mente comienza a ver con claridad cuando se enturbian los ojos exteriores.”

Platón



"El placer priva de sus facultades al hombre tanto como el dolor."

Platón



"El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres."

Platón


"En todos nosotros, incluso en los más respetables, existe la naturaleza desmandada de una criatura salvaje, que asoma durante el sueño."

Platón


"El tiempo es la imagen de la eternidad en movimiento."

Platón



“El tiempo es una imagen móvil de la eternidad.”

Platón

"El tiempo y los cielos vinieron al ser en el mismo momento, a fin de que, si alguna vez tuvieran que disolverse, pudieran disolverse juntos. Ésos fueron la mente y el pensamiento de Dios al crear el tiempo."

Platón



"El tipo de educación más eficaz es que un niño juegue entre cosas encantadoras."

Platón

"El virtuoso se conforma con soñar lo que el pecador realiza en la vida."

Platón



"[…] en Egipto, no se permite reinar al propio rey, a menos que tenga poderes sacerdotales, y si perteneciera a otra clase y hubiese llegado al trono mediante la violencia, debe formar parte del clero."

Platón
El político



“En el mundo del conocimiento, la última cosa que se percibe, y sólo con gran dificultad, es la forma esencial de la bondad (...) Sin haber tenido una visión de esta forma, nadie puede actuar con sabiduría, ni en su vida privada ni en los asuntos de Estado.”

Platón


“En todas las cosas, naturales y humanas, el origen es lo más excelso.”

Platón



"En torno de la esencia está la morada de la ciencia."

Platón


"Entre todos los males que le pueden sobrevenir a un Estado, es probablemente la opulencia el más incompatible con la generosidad y la rectitud."

Platón
Las Leyes




“Es el nacimiento lo que constituye el sueño y el olvido, pues el alma, al nacer en un cuerpo, pasa de un estado de gran conciencia a otro mucho menos consciente y olvida las verdades que sabía en su estado anterior... Por tanto, la muerte es despertar y recuerdo.”

Platón



"Es ley del Destino que el alma que contempla algunas de tales verdades quede exenta de males hasta la próxima vez en el curso de las esferas, y si persiste en su vuelo, se liberará para siempre. Pero si por funesta inhabilidad dejara de contemplarlas y la embargaran el olvido y el extravío, perdiendo sus alas y cayendo a tierra, no iría en primera instancia al cuerpo de un animal, sino que el alma que más se acercó a la contemplación caerá en el cuerpo de un hombre que se transformará en filósofo o amante de la belleza..."

Platón
Fedro


“Es mi hermano aquel cuyo intelecto está en el mismo nivel que el mío; es mi padre aquel cuyo intelecto está en un nivel superior al mío; y es mi hijo aquel cuyo intelecto está en un nivel inferior al mío. Solamente es enemigo mío quien intenta destruir el poder de mi pensamiento, y es un extraño con quien no tengo nada en común intelectualmente.”

Platón
Tomada del libro La Cultura de la Mente de Manly Palmer Hall



“Es necesario diferenciar las cosas: lo que siempre existe sin haber nacido, y lo que siempre está comenzando sin jamás llegar a ser.”

Platón



"Esto es lo que puedo afirmar de cualquier escritor presente o futuro que pretenda saber de los asuntos de los que me ocupo (el conocimiento místico del Uno): a mi juicio, es imposible que tengan comprensión alguna del tema. No es algo que pueda ser puesto en palabras como cualquier otra de las ramas del conocimiento; sólo después del prolongado compartir de una vida en común dedicada a este aprendizaje la verdad se revela al alma, como una llama encendida al saltar una chispa. A este respecto no hay ningún tratado mío, ni lo habrá."

Platón
Séptima Epístola


"Existe sólo un bien, llamado conocimiento, y sólo un mal, llamado ignorancia."

Platón



"Frío e insípido es el consuelo cuando no va envuelto en algún remedio."

Platón

"Había una isla delante de este lugar que llamáis vosotros... las Columnas de Hércules. esta isla era mayor que la Libia y el Asia unidas. Y los viajeros de aquellos tiempos podían pasar de esta isla a las demás islas y desde estas islas podían ganar todo el continente, en la costa opuesta de este mar que merecía realmente su nombre. (...) Ahora bien: en esta isla Atlántida, unos reyes habían formado un imperio grande y maravilloso..."

Platón
Timeo



“Hay dos formas de inconformismo: la una activa, y la otra indolente y plañidera.”

Platón


"Hay fuego dentro de nosotros y en el universo.
¿Y no es nuestro fuego pequeño, débil y mesurado?
Mas el fuego del universo es maravilloso en cantidad y belleza, así como también el poder que tiene el propio fuego. 
¿Es el fuego del universo alimentado, generado y regido por el fuego humano , o es el fuego que está en ti y en mí y en otros animales dependiente del fuego universal?
¿No dirías lo mismo de la materia que está en los animales y la que está en el universo , ofreciendo la misma respuesta para todos los elementos?
¿No le llamamos cuerpo a aquello que integra todos los elementos?
Lo mismo puede decirse del cosmos, que por la misma razón puede ser considerado un cuerpo porque está hecho de los mismos elementos.
¿Mas es nuestro cuerpo alimentado por este cuerpo [cósmico], o este último nutrido por nuestro cuerpo?
¿Puede decirse que nuestro cuerpo tiene un alma?
¿Y de dónde proviene esa alma, querido Protarco, a menos que el cuerpo del universo -que contiene los mismos elementos que tenemos en el cuerpo- tuviera también un alma?
Existe en el universo un infinito sublime y un límite adecuado, así como una causa directora de poder inmensurable, que ordena y conduce los meses, años y estaciones a la que se llama justamente sabiduría o mente, la que no puede existir sin el
alma."

Platón
Filebo


“Hay poetas que al alabar la virtud la representan, sin embargo, como difícil y trabajosa y muy inferior al vicio en cuanto al deleite que éste proporciona.”

Platón


"Hay que tener el valor de decir la verdad, sobre todo cuando se habla de la verdad."

Platón



"He aquí por qué, Solón, las genealogías a que te referías hace un instante, al menos las que me has citado, no distan mucho de ser puras narraciones infantiles. Empezando porque no hablas sino de un diluvio, bien que anteriormente haya habido muchos; además, la mejor y más hermosa raza de hombres de vuestro país, que ha habido, en él nacida, ni noticia tenéis de su existencia, así como tampoco que de ella descendéis, a causa de haber escapado tan solo una pequeña parte al común desastre. Y lo desconocéis porque, durante varias generaciones, los sobrevivientes y los que de ellos descendieron, murieron ignorantes de las letras y de la escritura. De modo que aprende, Solón, que ya hubo un tiempo, antes de la gran destrucción operada por las aguas, en el que la ciudad que es hoy la de los atenienses era la mejor entre todas en lo que a la guerra atañe, así como en la perfección de sus leyes. En ella se realizaron, según se dice, las empresas más grandes, y ella tuvo las mejores organizaciones políticas de cuantas se han conocido bajo el cielo."

Platón
Timeo



"Iba de la Academia al Liceo por el camino de las afueras a lo largo de las murallas, cuando al llegar cerca de la puerta pequeña que se encuentra en el origen del Panopo, encontré a Hipotales, hijo de Hierónimo, y a Ctesipo del pueblo de Peanea, en medio de un grupo numeroso de jóvenes. Hipotales, que me había visto venir, me dijo:

—¿A dónde vas, Sócrates, y de dónde vienes?

—Vengo derecho, le dije, de la Academia al Liceo.

—¿No puedes venir con nosotros, dijo, y desistir de tu proyecto? La cosa, sin embargo, vale la pena.

—¿A dónde y con quién quieres que vaya? le respondí.

—Aquí, dijo, designándome frente a la muralla un recinto, cuya puerta estaba abierta. Allá vamos gran número de jóvenes escogidos, para entregarnos a varios ejercicios.

—Pero ¿qué recinto es ese, y de qué ejercicios me hablas?

—Es una palestra, me respondió, en un edificio recién construido, donde nos ejercitamos la mayor parte del tiempo pronunciando discursos, en los que tendríamos un placer que tomaras parte.

—Muy bien, le dije, pero ¿quién es el maestro?

—Es uno de tus amigos y de tus partidarios, dijo, es Miccos.

—¡Por Júpiter! ¡no es un necio; es un hábil sofista!

—¡Y bien! ¿quieres seguirme y ver la gente que está allí dentro?

—Sí, pero quisiera saber lo que allí tengo de hacer, y cuál es el joven más hermoso de los que allí se encuentran.

—Cada uno de nosotros, Sócrates, tiene su gusto, me dijo:

—Pero tú, Hipotales, dime, ¿cuál es tu inclinación?

Entonces él se ruborizó.

—Hipotales, hijo de Hierónimo, le dije, no tengo necesidad de que me digas, si amas o no amas; me consta, no sólo que tú amas, sino también que has llevado muy adelante tus amores. Es cierto que en todas las demás cosas soy un hombre inútil y nulo, pero Dios me ha hecho gracia de un don particular que es el de conocer a primer golpe de vista el que ama y el que es amado.

Al oír estas palabras, se ruborizó mucho más.

—¡Vaya una cosa singular! Hipotales, dijo Ctesipo. Te ruborizas delante de Sócrates y tienes reparo en descubrir el nombre que quiere saber, cuando por poco tiempo que permanezca cerca de tí, se fastidiará hasta la saciedad de oírtelo repetir. Sí, Sócrates, nos tiene llenos y hasta ensordecidos con el nombre de Lisis; y sobre todo, cuando se excede algo en la bebida, se nos figura, al despertar al día siguiente, estar oyendo el nombre de Lisis. Y todavía es disimulable, cuando sólo lo hace en prosa en la conversación, pero no se limita a esto, sino que nos inunda con sus piezas en verso. Y lo intolerable es el oírle cantar en loor de su querido con una voz admirable; sin embargo, nos precisa a escucharle. Y ahora viene ruborizándose al oír tus preguntas.

—Ese Lisis, le dije, es muy joven a mi entender. Supongo esto, porque al nombrarle tú, no he podido recordarle.

—En efecto, sólo se le conoce con el nombre de su padre, que todos saben quién es. Pero debes conocerle de vista, porque para esto basta haberle visto una vez."

Platón
Lisis 




"La astronomía incita al alma a mirar hacia las alturas y nos conduce desde este mundo a otro."

Platón


“La belleza es el esplendor de la verdad.”

Platón



“La buena fe es el fundamento de toda sociedad, la perfidia es la peste.”

Platón

"La burla y el ridículo son, entre todas las injurias, las que menos se perdonan."

Platón


"La civilización es la victoria de la persuasión sobre la fuerza."

Platón



"La conquista de sí mismo es la mayor de las victorias."

Platón



"La dialéctica es el único camino que conduce a la divinidad y que permite atravesar el velo de la apariencia."

Platón



"La elocución en los talismanes ocupa el lugar del espíritu en el cuerpo y es el inductor de las fuerzas de la espiritualidad, sobre codo cuando el que las invoca se concentra y habla con sana intención; tal es el noble principio con el que se consuman todos los talismanes."

Platón
Timeo
Tomado del libro Picatrix de Maslama Ibn Ahmad Al-Mayriti, página 30


"La filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo misma en torno al ser."

Platón


"La historia dice que en la región de Naucratis en Egipto vivía uno de los viejos dioses sagrados del país, el dios para quien el pájaro conocido como ibis es sagrado, y cuyo nombre era Thot. Él fue quien inventó los números y el cálculo, la geometría y la astronomía, por no hablar del juego de las damas y los dados y sobre todo, la escritura. En ese momento, el rey de todo el país era Tamo, que moraba en la Gran Ciudad del Alto Egipto que los griegos llamaban la Tebas egipcia, y que Tamo llamaba Amón. Ante él llegó Thot y reveló sus artes, diciendo que debían transmitirse a todos los egipcios. Tamo preguntó cuál era la utilidad de todas ellas, y cuando Thot se lo explicó, condenó lo que pensaba que eran malas cualidades y elogió las que consideraba las buenas. En cada arte, según nos han contado, Tamo tenía multitud de opiniones, tanto a favor como en contra; pero cuando llegó a la escritura Thot dijo: «Aquí, oh Rey, se encuentra una rama del aprendizaje que hará sabia a la gente de Egipto y mejorará su memoria; mi descubrimiento proporciona una receta para la memoria y la sabiduría». Pero el Rey respondió y dijo: «Oh, hombre colmado de artes, a uno se le ha concedido el crear la cuestión del arte y a otro el juzgar la medida de perjuicio y de beneficio que tienen éstas sobre aquellos que las emplearán. Y así, es para ti, debido a tu delicado respeto por la escritura que es tu descendencia, han declarado su oposición a su verdadero efecto. Si los hombres aprenden esto, crecerá el olvido en sus almas; dejarán de ejercitar la memoria porque dependerán de lo que está escrito, llamando a las cosas para recordarías no por lo que son en sí mismas, sino por medio de marcas externas. Lo que has descubierto es una receta no para la memoria sino para el recuerdo. Y lo que ofreces a tus discípulos no es auténtica sabiduría, sino sólo su apariencia, ya que al decirles muchas cosas sin enseñarles les harás parecer que saben mucho, mientras que la mayoría de ellos no saben nada, y como hombres desprovistos de sabiduría, pero con la presunción de sabiduría, serán una carga para sus alumnos…»."

Platón
Fedro
Tomado del libro La cámara secreta de Robert Bauval, página 106


"La inspiración es la causa y el origen de todo lo que es sublime y hermoso en el hombre. El poeta no sabe hacer versos, ni el profeta puede predecir los acontecimientos futuros, si no están inspirados."

Platón




"La libertad está en ser dueños de la propia vida."

Platón


"La mejor tumba es la más sencilla."

Platón


"La mayor declaración de amor es la que no se hace; el hombre que siente mucho, habla poco."

Platón


"La mejor tumba es la más sencilla."

Platón


“La mujer es un estado intermedio entre el varón y el animal.”

Platón
Tomada del libro Intoxicados por la fe de Bernardo Stamateas, página 195



"La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo."

Platón



“La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo.”

Platón


“La peor forma de injusticia es la justicia simulada.”

Platón



"La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos."

Platón


“La primera y mejor victoria es conquistar el yo. Ser conquistado por el yo es, de todas las cosas, la más vergonzosa y vil.”

Platón


"La razón es la siguiente: las destrucciones ocurridas y las que ocurrirán son numerosas, y de muy diverso tipo. Las mayores de ellas son producidas por el fuego y el agua, y otras menores por causas muy diversas. En la historia que tú también cuentas, mucho tiempo atrás Faetón, el hijo de Helios, se apoderó del carro de su padre, pero incapaz de dominarlo, destruyó amplias franjas de tierra mediante el fuego, muriendo a consecuencia de un rayo de luz. Esto puede sonar como una historia producto de la fantasía, pero en realidad representa la desviación de los cuerpos celestes que evolucionan en torno a la Tierra, así como un cataclismo en la superficie de la Tierra producto de una gran explosión, algo que se repite de forma recurrente entre largos intervalos de tiempo."

Platón

Tomada del libro La odisea de los dioses de Erich von Däniken, página 203




“La vejez es un estado de reposo y de libertad: apagada la violencia de las pasiones, nos vemos finalmente libres de una multitud de tiranos.”

Platón


"La vida debe ser vivida como un juego."

Platón


"La virtud es una especie de salud, de belleza y de buenas costumbres del alma."

Platón


"Las cosas más divinas permanecen siempre inmutables e iguales, no pudiéndose incluir en esta clase la materia. El firmamento o el universo -como lo hemos denominado- aunque ha sido dotado de muchos atributos [los dioses], participa de una naturaleza material y por lo tanto no puede estar quieto, enteramente libre de perturbación. (...) El mundo fue guiado en el principio por un poder divino exterior del que recibe vida fresca e inmortalidad [de los dioses], mas cuando estos lo sueltan [al mundo] se mueve espontáneamente, liberándolo en un momento para que alcance -durante un infinito ciclo de años- un movimiento reversivo: esto es posible por su equilibrio perfecto; su gran tamaño y por el hecho de que gira en el eje más pequeño."

Platón



“Lo bueno siempre es admirable.”

Platón


"Lo que más beneficios ha deparado a Grecia ha sido la locura."

Platón
Tomado del libro Aurora de Friedrich Nietzsche, pág. 33


"Lo que no sé, tampoco creo saberlo."

Platón


“Lo que se mueve por sí mismo es inmortal.”

Platón


"Los amigos se convierten con frecuencia en ladrones de nuestro tiempo."

Platón


"Los cuerpos son contrincantes de los espíritus y lo que al uno da vida al otro destruye; escoged la destrucción de vuestros cuerpos para que vivan vuestros espíritus; haced soberano a vuestras pasiones que disfrutan de vuestros cuerpos a vuestras ánimas para que los cuerpos sean instrumento de las ánimas en su volición, en vez de hacer a vuestros espíritus instrumento de vuestros cuerpos y haced morir la parte muerta con la vida de la viva en lugar de hacer morir a la viva con la muerte de la muerta."

Platón
Tomado del libro Picatrix de Maslama Ibn Ahmad Al-Mayriti, página 266




"Los espíritus superiores, si dirigen bien su vuelo, difunden paz y bienestar. Los espíritus vulgares no tienen destino."

Platón


"Los hombres han llamado al Amor Eros, porque tiene alas; los Dioses le han llamado Pteros, porque tiene la virtud de darlas."

Platón
El Banquete



“Los hombres viven celosos de la inmortalidad.”

Platón



“Los muertos son los únicos que ven el final de la guerra.”

Platón


"Menón.- ¿Y de qué manera vas a investigar, Sócrates, lo que no sabes en absoluto qué es? Porque ¿qué es lo que, de entre cosas que no sabes, vas a proponerte como tema de investigación? 0, aun en el caso favorable de que lo descubras, ¿cómo vas a saber que es precisamente lo que tú no sabías?
Sócrates.- Ya entiendo lo que quieres decir, Menón. ¿Te das cuenta del argumento polémico que nos traes, a saber, que no es posible para el hombre investigar ni lo que sabe ni lo que no sabe? Pues ni sería capaz de investigar lo que sabe, puesto que lo sabe, y ninguna necesidad tiene un hombre así de investigación, ni lo que no sabe, puesto que ni siquiera sabe qué es lo que va a investigar.
Menón.- ¿No te parece que es un espléndido argumento, Sócrates?
Sócrates.- No.
Menón. -¿Podrías decir por qué?
Sócrates.- Sí; porque se lo he oído a hombres y mujeres sabios en las cosas divinas.
Menón.- ¿Y qué es lo que dicen?
Sócrates.- La verdad, a mi parecer, y bien dicha.
Menón.- ¿Qué es, y quiénes la dicen?
Sócrates.- Los que la dicen son cuantos sacerdotes y sacerdotisas se preocupan de ser capaces de dar explicación del objeto de su ministerio. Pero también lo dice Píndaro y otros muchos de entre los poetas, cuantos son divinos. En cuanto a lo que dicen, es lo siguiente: y fíjate en si te parece que dicen la verdad. Pues afirman que el alma del hombre es inmortal, y que unas veces termina de vivir (a lo que llaman morir), y otras vuelve a existir, pero que jamás perece; y que por eso es necesario vivir con la máxima santidad toda la vida;
"Porque aquellos que a Prosérpina hayan pagado el precio de su antiguo pecado, al sol de arriba a los nueve años devuelve de nuevo las almas de ellos, de las que reyes ilustres y desbordantes de fuerza y en sabiduría los más grandes hombres saldrán; y para el tiempo restante héroes santos los llaman los hombres".
Y ocurre así que, siendo el alma inmortal, y habiendo nacido muchas veces y habiendo visto tanto lo de aquí como lo del Hades y todas las cosas, no hay nada que no tenga aprendido; con lo que no es de extrañar que también sobre la virtud y sobre las demás cosas sea capaz ella de recordar lo que desde luego ya antes sabía. Pues siendo, en efecto, la naturaleza entera homogénea, y habiéndolo aprendido todo el alma, nada impide que quien recuerda una sola cosa (y a esto llaman aprendizaje los hombres), descubra él mismo todas las demás, si es hombre valeroso y no se cansa de investigar. Porque el investigar y el aprender, por consiguiente, no son en absoluto otra cosa que reminiscencia. De ningún modo, por tanto, hay que aceptar el argumento polémico ese; porque mientras ése nos haría pasivos y es para los hombres blandos para quien es agradable de escuchar, este otro en cambio nos hace activos y amantes de la investigación; y es porque confío en que es verdadero por lo que deseo investigar contigo qué es la virtud.
Menón.- Sí, Sócrates; pero ¿qué quieres decir con eso de que no aprendemos sino que lo que llamamos aprendizaje es reminiscencia? ¿Podrías enseñarme que eso es así?
Sócrates.- Ya antes te dije, Menón, que eres astuto, y ahora me preguntas si puedo enseñarte yo, que afirmo que no hay enseñanza, sino recuerdo, para que inmediatamente me ponga yo en manifiesta contradicción conmigo mismo.
Menón.- No, por Zeus, Sócrates, no lo he dicho con esa intención, sino por hábito; ahora bien, si de algún modo puedes mostrarme que es como dices, muéstramelo.
Sócrates.- Pues no es fácil, y, sin embargo, estoy dispuesto a esforzarme por ti. Pero llámame de entre esos muchos criados tuyos a uno, al que quieras, para hacértelo comprender en él."

Platón
Menón



"Mi carácter es tal que sólo me rindo ante la razón."

Platón


"Nada de cuanto sucede es malo para el hombre bueno."

Platón


"Ningún asunto humano merece mucha ansiedad."

Platón

"Ninguna naturaleza humana investida con el poder supremo es capaz de ordenar los asuntos humanos, y no rebosar de insolencia y error…"

Platón


"No consideramos que la justicia se nos presente por naturaleza, porque sí, sino porque se puede enseñar y se aprende con la práctica."

Platón


"No dejes que crezca la hierba en el camino de la amistad."

Platón


"No es en los hombres, sino en las cosas mismas, donde es preciso buscar la verdad."

Platón


"No es necesario que la bondad se manifieste, sino que se deje ver."

Platón



"No hay hombre tan cobarde a quien el amor no haga valiente y aun transforme en héroe."

Platón



"No hay ser humano, por cobarde que sea, que  no pueda convertirse en héroe por amor."

Platón



"No hay un solo rey que no descienda de un esclavo, ni un esclavo que no haya tenido reyes en su familia."

Platón



"No he conocido casi nunca a un matemático que estuviera en condiciones de sacar conclusiones razonables."

Platón



“Nunca será posible desembarazarse por completo del mal, pues siempre debe haber algo contrario al bien.”

Platón



“¡Oh cristalina fuente
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!”

Platón



"Oh sabio, ¿por qué se embriaga el alma cuando se tañen las cuerdas?» y él respondió: «Porque la naturaleza descuida el ánima de sus empresas, racional como animal, por la semejanza con la apariencia natural que es como el cuerpo para ella; en cierto aspecto el ánima es del orden del amor y el dominio y una vez se unifican las partes y otra vez se multiplica la unidad. Cuando la naturaleza lleva un movimiento unido, me refiero a unión de las partes, las dos ánimas se abrazan en el amor espiritual, se juntan en la unidad mental luminosa con su modelo sobre los mundos, y se torna sutil y simple. Cuando lleva un movimiento disperso, la arrastra el alma animal al amor corporal. Pues lo mismo en el terreno del dominio: el alma racional se embriaga y se deja guiar por la aparente sutileza que llega de parte del mundo natural. El alma animal se embriaga con las partes y las cuerdas le dispersan hacia el aspecto parcial del lado corporal de la naturaleza. Y ello porque el ánima tiene en su esencia formas que ella misma es incapaz de extraer lógicamente hacia la naturaleza. Cuando la mueve la naturaleza con algo semejante a su cuerpo virtual, me refiero al hecho material de las cuerdas y su armonía, el alma se embriaga, con el movimiento de esas formas que es incapaz de extraer lógicamente y que el ánima induce con las formas y el movimiento sutil que hay en el párpado, la pupila, la sonrisa y otros miembros del cuerpo. De ahí lo que se dijo de que el sonido de la cuerda es la unión entre las líneas de la naturaleza y del ánima; qué cosa mejor que lo que se ha dicho de que lo mejor que compone el movimiento de la menee, el movimiento del ánima y el movimiento de la naturaleza, por ejemplo la formación del movimiento de las cuerdas, unificar los movimientos, en ello está la alegría y la esencia del mundo, y su recuerdo es terreno extraordinariamente alegre y enormemente dichoso."


Platón
Tomado del libro Picatrix de Maslama Ibn Ahmad Al-Mayriti, página 266


"Oh, Solón, todos vosotros tenéis una mente joven
que no conserva las viejas creencias basadas
en una larga tradición. La razón es ésta. Se han producido, y se producirán en el futuro, muchas
y diversas destrucciones del género humano…"

Platón
Timeo



"-(...) Pero esfuérzate y ejercítate más, a través de esa práctica aparentemente inútil y a la que la gente llama vana charlatanería, mientras aún eres joven. De lo contrario, la verdad se te escapará.
-¿Y cuál es el modo de ejercitarme, Parménides?
-preguntó Sócrates.
-Ese -respondió- que escuchaste de labios de Zenón."

Platón
Parménides



"Pero, Dionisodoro, tú hablas por hablar, por el placer de una paradoja, ¿o en verdad crees que no hay ningún hombre ignorante?
¡Y bien, refútame!, contestó.
Pero, ¿cómo puede ser posible la refutación, según lo que sostienes, si ninguno se engaña?
No es posible —interrumpió Eutidemo.
Ni pedía ahora yo una refutación —dijo Dionisodoro.
¿Y quién podría pedir lo que no es? ¿Tú podrías?
Ah..., Eutidemo —dije—, estas sutilezas, aunque estén bien presentadas, yo ya no las comprendo en forma adecuada, sino que las capto, así, burdamente. Y ahora tal vez haré una pregunta demasiado vulgar, pero tú perdóname. Dime: si no es posible engañarse, ni pensar lo falso, ni ser ignorante, ¿tampoco existe la posibilidad de equivocarse cuando se hace algo? Al realizar una acción no es posible equivocarse en lo que se hace. ¿No habéis dicho eso vosotros?
Por supuesto -dijo.
Y he aquí, entonces —agregué—, mi pregunta vulgar: si no nos equivocamos ni al actuar, ni al hablar ni al pensar, vosotros dos, ¡por Zeus!, si así son las cosas, ¿qué nos habéis venido a enseñar? ¿No afirmabais hace poco que erais capaces de enseñar la virtud mejor que nadie al que quisiera aprenderla?
Pero Sócrates —intervino Dionisodoro tomando la palabra—, ¿chocheas tú hasta el punto de recordar ahora lo que dijimos al comienzo y tal vez si he dicho algo el año pasado ahora lo recordarías, y, en cambio, no sabes qué hacer con los argumentos que usamos en este momento?
Porque esos argumentos son muy difíciles —dije—, y es natural que así sean: ¡proceden de hombres doctos! Tanto es así, además, que resulta dificilísimo sacar algún provecho de lo último que has dicho. ¿Qué quieres decir, Dionisodoro, con la expresión «no saber qué hacer»? Es evidente que dices que no puedo refutarlos, ¿no es cierto? Porque dime: ¿qué otra cosa puede significar la expresión «no sé qué hacer con estos argumentos»?
De lo que tú dices, sin embargo, no sería difícil sacar provecho —respondió—. Así que, contéstame.
Primero tú, Dionisodoro —repliqué."

Platón
Eutidemo



"Pero la mayor grandeza de mi arte es que puedo probar si la mente (...) está dando a luz a una mera imagen, una impostura o un vástago real auténtico."

Platón


"Pero ¿y si el hombre tuviera ojos para ver la auténtica belleza: la divina belleza, pura, clara y sencilla, sin la corrupción de la mortalidad y todos los colores y las vanidades de la humanidad? ¿Y si pudiera conversar con esa belleza sencilla y divina?"

Platón




"Podemos perdonar fácilmente a un niño que le tiene miedo a la oscuridad, la verdadera tragedia de la vida es cuando un adulto le tiene miedo a la luz."

Platón



"Que cada uno de los particulares asalariados a los que esos llaman sofistas y consideran como competidores, no enseñan otra cosa sino los mismos principios que el vulgo expresa en sus reuniones, y a esto es a lo que llaman ciencia. Es lo mismo que si el guardián de una criatura grande y poderosa se aprendiera bien sus instintos y humores y supiera por dónde hay que acercársele y por dónde tocarlo y cuándo está más fiero o más manso, y por qué causas y en qué ocasiones suele emitir tal o cual voz y cuáles son, en cambio, las que le apaciguan o irritan cuando las oye a otro; y una vez enterado de todo ello por la experiencia de una larga familiaridad, considerase esto como una ciencia y, habiendo compuesto una especie de sistema, se dedicara a la enseñanza ignorando qué hay realmente en esas tendencias y apetitos de hermoso o de feo, de bueno o malo, de justo o injusto, y emplease todos estos términos con arreglo al criterio de la gran bestia, llamando bueno a aquello con que ella goza y malo a lo que a ella le molesta, sin poder, por lo demás, dar ninguna otra explicación acerca de estas calificaciones, y llamando también justo y hermoso a lo inevitable, cuando ni ha comprendido ni es capaz de enseñar a otro cuánto es lo que realmente difieren los conceptos de lo inevitable y lo bueno."

Platón
República




"¿Quién es, pues, el creador y padre de este universo? Difícil es encontrarlo; y cuando se ha encontrado, imposible hacer que la multitud lo conozca."

Platón


“Representa un gran placer conversar con las personas de edad. Ellas han recorrido el camino que todos debemos seguir y saben dónde éste es áspero y difícil y dónde es llano y fácil.”

Platón



"Sé amable, pues cada persona con la que te cruzas está librando su ardua batalla."

Platón


“Se les debe forzar a elevar el ojo del alma para mirar hacia lo que proporciona luz a todas las cosas; y, tras ver el Bien en sí, sirviéndose de éste como paradigma, organizar durante el resto de sus vidas el Estado, los particulares y a sí mismos.”

Platón


“Si bien buscas, encontrarás.”

Platón


“Si Dios es bueno, no puede ser autor de todas las cosas que le ocurren al hombre.”

Platón

"Si el semblante de la virtud pudiera verse, enamoraría a todos."

Platón



"Si está en tu naturaleza ser apto para la retórica, serás un orador estimado siempre que adquieras, además, ciencia y práctica. Si descuidas cualquiera de estas dos cosas, serás imperfecto en la misma medida."

Platón
Tomada del libro de Ángela Vallay, El arte de amar la vida



“Si la medida y la simetría se hallan ausentes de cualquier composición en el grado que sea, la ruina aguarda tanto a sus ingredientes como a su composición… La medida y la simetría aluden a la belleza y la virtud del mundo.”

Platón
Filebo, 64



"Si no deseas mucho, hasta las cosas pequeñas te parecerán grandes".

Platón


"Si Uno no es, entonces nada es."

Platón


"Sin duda los nombres de estos autóctonos fueron salvados del olvido, mientras se oscurecía el recuerdo de su obra, como consecuencia tanto de la desaparición de los que habían recibido su tradición como de la longitud del tiempo transcurrido. En efecto, siempre, después de los hundimientos y los diluvios, lo que quedaba de la especie humana sobrevivía en estado inculto, teniendo conocimiento únicamente de los nombres de los príncipes que habían reinado en el país, y muy poco sobre su obra."

Platón
Critias



"Sócrates: ¿Es que no has oído que soy hijo de una excelente y vigorosa partera llamada Fenáreta?
Teéteto: Sí, eso ya lo he oído.
Sócrates: ¿Y no has oído también que practico el mismo arte? Teéteto: No, en absoluto.
Sócrates: Mi arte tiene las mismas características que el de ella, pero se diferencia en el hecho de que asiste a los hombres y no a las mujeres, y examina las almas de los que dan a luz, pero no sus cuerpos. Ahora bien, lo más grande que hay en el arte de ayudar a parir es la capacidad que se tiene de poner a prueba por todos los medios si lo que se engendra es algo imaginario y falso o fecundo y verdadero. (...) Los que tienen trato conmigo, aunque parecen algunos muy ignorantes al principio, en cuanto avanza nuestra relación, todos hacen admirables progresos. Y es evidente que no aprenden nunca nada de mí, pues son ellos mismos y por sí mismos los que descubren y engendran muchos bellos pensamientos. No obstante, los responsables del parto somos él, Dios y yo."

Platón




"Sobre las alas del amor volará el alma "a casa", al mundo de las Ideas, donde será librada de la "cárcel del cuerpo".

Platón


"Somos como prisioneros dentro de una caverna que están sentados mirando hacia una pared con una hoguera que arde a sus espaldas."

Platón


"Son filósofos verdaderos aquellos a quienes gusta contemplar la verdad."

Platón


"Tal vez existe un patrón en la bóveda celeste para quien desea verlo, y una vez visto, para encontrarse a sí mismo."


Platón


"Teme a la vejez, pues nunca viene sola. Canas, argumento son de edad y no de prudencia."

Platón



"Tiempos extraños son estos en que al joven y al viejo se le enseñan falsedades en la escuela. Y a la persona que se atreve a decir la verdad inmediatamente se la llama loca o tonta."

Platón



"Todo lo que nace proviene necesariamente de una causa; pues sin causa nada puede tener origen."

Platón



"Todo lo que se llama estudiar y aprender no es otra cosa que recordar."

Platón



"Tres facultades existen en el hombre: la razón, que esclarece y domina; el coraje o ánimo, que obra; y los sentidos, que obedecen."

Platón


“Tú que eres joven y te crees olvidado de los dioses, sabe que si te vuelves peor te reunirás con las almas inferiores, y que si te haces mejor te reunirás con las superiores, y que en la sucesión de vidas y muertes te tocará padecer lo que te corresponda a manos de tus iguales. Ésta es la justicia del cielo.”

Platón




"Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas o no vale nada el hombre."

Platón


"—¿Y la vida?, ¿podemos decir que vivir es también la función del alma?
    —Ciertamente podemos."

Platón


"Ya sea que el alma que mueve al sol de una forma u otra, resida dentro del cuerpo circular y visible, parecida al alma que nos mueve por todas partes; o bien que el alma se haga de un cuerpo exterior de fuego o aire -como afirman algunos-y que proyecta cuerpo por cuerpo violentamente; o bien, es inmaterial, pero que conduce al sol mediante un poder maravilloso y extraordinario . (...) Y esta alma del sol que es más importante
que el propio sol, ya sea moviendo al sol en su carruaje para ofrecer luz a los hombres o bien actuando exteriormente o de otra manera debería ser considerada como un dios por los humanos. (...) También las estrellas, la luna, los años, los meses y las estaciones actúan de manera semejante, puesto que el alma o las almas excelentes son la causa de todos ellos. Tales almas son dioses, ya sea que sean seres vivos o residan en los cuerpos, y de esta manera ordenan todo el universo."

Platón
 el libro X de Las leyes


"Yo declaro que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte."

Platón


"Yo no sé, atenienses, la impresión que habrá hecho en vosotros el discurso de mis acusadores. Con respecto a mí, confieso que me he desconocido a mí mismo; tan persuasiva ha sido su manera de decir. Sin embargo, puedo asegurarlo, no han dicho una sola palabra que sea verdad.

Pero de todas sus calumnias, la que más me ha sorprendido es la prevención que os han hecho de que estéis muy en guardia para no ser seducidos por mi elocuencia. Porque el no haber temido el mentís vergonzoso que yo les voy a dar en este momento, haciendo ver que no soy elocuente, es el colmo de la impudencia, a menos que no llamen elocuente al que dice la verdad. Si es esto lo que pretenden, confieso que soy un gran orador; pero no lo soy a su manera; porque, repito, no han dicho ni una sola palabra verdadera, y vosotros vais a saber de mi boca la pura verdad, no, ¡por Júpiter!, en una arenga vestida de sentencias brillantes y palabras escogidas, como son los discursos de mis acusadores, sino en un lenguaje sencillo y espontáneo; porque descanso en la confianza de que digo la verdad, y ninguno de vosotros debe esperar otra cosa de mí. No sería propio de mi edad, venir, atenienses, ante vosotros como un joven que hubiese preparado un discurso.

Por esta razón, la única gracia, atenienses, que os pido es que cuando veáis que en mi defensa emplee términos y maneras comunes, los mismos de que me he servido cuantas veces he conversado con vosotros en la plaza pública, en las casas de contratación y en los demás sitios en que me habéis visto, no os sorprendáis, ni os irritéis contra mí; porque es esta la primera vez en mi vida que comparezco ante un tribunal de justicia, aunque cuento más de setenta años.
Por lo pronto soy extraño al lenguaje que aquí se habla. Y así como si fuese yo un extranjero, me disimularíais que os hablase de la manera y en el lenguaje de mi país, en igual forma exijo de vosotros, y creo justa mi petición, que no hagáis aprecio de mi manera de hablar, buena o mala, y que miréis solamente, con toda la atención posible, si os digo cosas justas o no, porque en esto consiste toda la virtud del juez, como la del orador: en decir la verdad.
Es justo que comience por responder a mis primeros acusadores, y por refutar las primeras acusaciones, antes de llegar a las últimas que se han suscitado contra mí. Porque tengo muchos acusadores cerca de vosotros hace muchos años, los cuales nada han dicho que no sea falso. Temo más a estos que a Anito y sus cómplices, aunque sean estos últimos muy elocuentes; pero son aquellos mucho más temibles, por cuanto, compañeros vuestros en su mayor parte desde la infancia, os han dado de mí muy malas noticias, y os han dicho, que hay un cierto Sócrates, hombre sabio que indaga lo que pasa en los cielos y en las entrañas de la tierra y que sabe convertir en buena, una mala causa.

Los que han sembrado estos falsos rumores son mis más peligrosos acusadores, porque prestándoles oídos, llegan los demás a persuadirse que los hombres que se consagran a tales indagaciones no creen en la existencia de los dioses. Por otra parte, estos acusadores son en gran número, y hace mucho tiempo que están metidos en esta trama. Os han prevenido contra mí en una edad, que ordinariamente es muy crédula, porque erais niños la mayor parte o muy jóvenes cuando me acusaban ante vosotros en plena libertad, sin que el acusado les contradijese; y lo más injusto es que no me es permitido conocer ni nombrar a mis acusadores, a excepción de un cierto autor de comedias. Todos aquellos que por envidia o por malicia os han inoculado todas estas falsedades, y los que, persuadidos ellos mismos, han persuadido a otros, quedan ocultos sin que pueda yo llamarlos ante vosotros ni refutarlos; y por consiguiente, para defenderme, os preciso que yo me bata, como suele decirse, con una sombra, y que ataque y me defienda sin que ningún adversario aparezca.

Considerad, atenienses, que yo tengo que habérmelas con dos suertes de acusadores, como os he dicho: los que me están acusando ha mucho tiempo, y los que ahora me citan ante el tribunal; y creedme, os lo suplico, es preciso que yo responda por lo pronto a los primeros, porque son los primeros a quienes habéis oído y han producido en vosotros más profunda impresión."

Platón
Apología de Sócrates






No hay comentarios: