Yolanda Castaño

"Entre la literatura y la vida, me quedo siempre con la vida."

Yolanda Castaño



"Es la palabra la que crea el mundo tanto en cuanto verbalmente lo visibiliza. La poesía proporciona un lenguaje alternativo a ese mundo, alternativo al lenguaje del poder, de los medios de comunicación, a los gastados idiomas cotidianos. Funda nuevas relaciones, nuevas asociaciones de ideas, abre camino a un pensamiento distinto en el que se me hace más libre y dulce respirar. La poesía da otra oportunidad al mundo. También otro asidero. Lo que no se puede decir, lo que no alcanzan las palabras ordinarias; aquello que no podría pronunciarse de otro modo, cuenta siempre con la poesía."

Yolanda Castaño


HISTORIA DA TRANSFORMACIÓN

Foi primeiro un trastorno

unha lesiva abstinencia de nena eramos pobres e non tiña nin aquilo

raquítica de min depauperada antes de eu amargor carente unha

parábola de complexos un síndrome unha pantasma

(Aciago a partes iguais botalo en falla ou lamentalo)

Arrecife de sombra que rompe os meus colares.

Foi primeiro unha branquia evasiva que

non me quixo facer feliz tocándome co seu sopro

son a cara máis común do patio do colexio

a faciana eslamiada que nada en nada sementa

telo ou non o tes renuncia afaite traga iso

corvos toldando nubes unha condena de frío eterno

unha paciente galerna unha privada privación

(nena de colexio de monxas que fun saen todas

anoréxicas ou lesbianas a

letra entra con sangue nos cóbados nas cabezas nas

conciencias ou nas conas).

Pechei os ollos e desexei con todas as miñas forzas

lograr dunha vez por todas converterme na que era.
 

Pero a beleza corrompe. A beleza corrompe.

Arrecife de sombra que gasta os meus colares.

Vence a madrugada e a gorxa contén un presaxio.

¡Pobre parviña!, obsesionácheste con cubrir con aspas en vez de

co seu contido.

Foi un lento e vertixinoso agromar de flores en inverno

Os ríos saltaban cara atrás e resolvíanse en fervenzas rosas

borboletas e caracois nacéronme nos cabelos

O sorriso dos meus peitos deu combustible aos aeroplanos

A beleza corrompe

A beleza corrompe

A tersura do meu ventre escoltaba á primavera

desbordaron as buguinas nas miñas mans tan miúdas

o meu afago máis alto beliscou o meu ventrículo

e xa non souben qué facer con tanta luz en tanta sombra.
 

Dixéronme: “a túa propia arma será o teu propio castigo”

cuspíronme na cara as miñas propias virtudes neste

clube non admiten a rapazas cos beizos pintados de vermello

un maremoto sucio unha usura de perversión que

non pode ter que ver coa miña máscara de pestanas os

ratos subiron ao meu cuarto enluxaron os caixóns da roupa branca

litros de ferralla alcatrán axexo ás agachadas litros

de control litros de difamadores quilos de suspicacias levantadas

só coa tensión do arco das miñas cellas deberían maniatarte

adxudicarte unha estampa gris e borrarte os trazos con ácido

¿renunciar a ser eu para ser unha escritora?

demonizaron o esguío e lanzal do meu pescozo e o

xeito en que me nace o cabelo na parte baixa da caluga neste

clube non admiten a rapazas tan ben adubiadas

Desconfiamos do estío

A beleza corrompe.

Mira ben se che compensa todo isto.

 Yolanda Castaño




“Hay que masturbar el abecedario
hasta que balbucee cosas
aparentemente inconexas.”

  Yolanda Castaño


  

HISTORIA DE LA TRANSFORMACIÓN

 
Fue primero un trastorno

una lesiva abstinencia de niña éramos pobres y no tenía ni aquello

raquítica de mí depauperada antes de yo amargor carente una

parábola de complejos un síndrome un fantasma

(Aciago a partes iguales hecharlo en falta o lamentarlo)

Arrecife de sombra que rompe mis collares.

Fue primero una branquia evasiva que

no me quiso hacer feliz tocándome con su soplo

soy la cara más común del patio del colegio

el rostro insustancial que nada en nada siembra

lo tienes o no lo tienes renuncia acostúmbrate traga eso

cuervos toldando nubes una condena de frío eterno

una paciente galerna una privada privación

(niña de colegio de monjas que fui salen todas

anoréxicas o lesbianas la

letra entra con sangre en los codos en las cabezas en las

conciencias o en los coños).

Cerré los ojos y empecé a desear con todas mis fuerzas

lograr de una vez por todas convertirme en la que era.
 

Pero la belleza corrompe. La belleza corrompe.

Arrecife de sombra que gasta mis collares.

Vence la madrugada y la garganta contiene un presagio.

¡Pobre bobita!, te obsesionaste con cubrir con cruces en vez de

con su contenido.

Fue un lento y vertiginoso brotar de flores en inverno

Los ríos saltaban hacia atrás y se resolvían en cataratas rosas

lamparillas y caracoles me nacieron en los cabellos

La sonrisa de mis pechos dió combustible a los aeroplanos

La belleza corrompe

La belleza corrompe

La tersura de mi vientre escoltaba a la primavera

se desbordaron las caracolas en mis manos tan menudas

mi más alto halago pellizcó mi ventrículo

y ya no supe qué hacer con tanta luz en tanta sombra.
 

Me dijeron: “tu propia arma será tu propio castigo”

me escupieron en la cara todas mis propias virtudes en este

club no admitimos a chicas con los labios pintados de rojo

un maremoto sucio una usura de perversión que

no puede tener que ver con mi máscara de pestañas los

ratones subieron a mi cuarto ensuciaron los cajones de ropa blanca

litros de ferralla alquitrán acecho a escondidas litros

de control litros de difamadores kilos de suspicacias levantadas

sólo con la tensión del arco de mis cejas deberían maniatarte

adjudicarte una estampa gris y borrarte los trazos con ácido

¿renunciar a ser yo para ser una escritora?

demonizaron lo gentil y lo esbelto de mi cuello y el

modo en que nace el cabello en la parte baja de mi nuca en este

club no admiten a chicas que anden tan bien arregladas

Desconfiamos del verano

La belleza corrompe.

Mira bien si te compensa todo esto.

Yolanda Castaño



"Hoy tengo el privilegio de viajar por el mundo de la mano de mi poesía, pero nunca olvido que el primer desplazamiento gracias a mis versos fueron del aula de 3º A a la de 3º B. La poetisa de 8 años de edad que recita en mandilón sobre el estrado."

Yolanda Castaño



ICEBERG

Cómo mirar de nuevo
si aun cuando me froto los ojos
me salen a veces los tuyos.

La mandíbula del horizonte se llena como un vaso.

Crecer fue ir por ti
y volver más tarde por mí misma.

Un pez oscuro visitaba nuestra casa,
nosotros nunca llegamos a verlo.
Tú lo cocías y comías por las noches
y al día siguiente solo quedaban raspas.
Arpas de madreperla de las que arrancábamos notas.

Me aprendiste de memoria
y si me expulso de mí tu casa siempre está abierta.

Tus labios no se me ven porque los llevo maquillados.
A veces me los perfilo con colores infrecuentes
para que no se les puedan escuchar las mismas cosas.
Siete octavos, permafrost.
Me eres en el silencio compacto del subsuelo.

Una linterna alumbrando
de mí hacia mí todas las idas y venidas.

Y por eso, cómo apoyar los pies
si se fundiese lo invisible.
Cómo del hilo que arranco
tejer un nuevo relato.

Siete octavos, permafrost, mamá.

Mi aliento tiene que ver contigo
como esta voz y el lenguaje.

Yolanda Castaño




LA POESÍA ES UNA LENGUA MINORIZADA

Comenzaría por el espesor. Su acidez, su ph.

Camina igual que una mujer:
entre la masacre de lo invisible
y el campo de concentración de la visibilidad.

Ladra estilo y final,
una épica hospitalaria.

En el poema el lenguaje
se hace oídos sordos a sí mismo,
en él las palabras amplían
su círculo de amistades.

Hay que masturbar el abecedario
hasta que balbucee cosas
aparentemente inconexas.

Caja de cambios del habla,
gestos de otro orden.
La sonrisa del mosquito dentro de la piedra de ámbar.

No se trata de que no comprendas árabe.
No entiendes

poesía.

Yolanda Castaño
La segunda lengua, 2014. Traducción de la autora



ORTODOXIA

Este en el que ahora entras es el templo de la familia,
donde las ideas se transfiguran en creencias
bajo la cúpula de la ortodoxia.

En su arca nos aferramos de las manos
mientras la débil iluminación nos adormece.

Un niño es una piedra,
una roca imponente clavada en el piso.

Abanicos de serafín. Las reliquias de la doctrina.

Docenas de rostros nos contemplan sin vernos;
los observamos nosotros:
los muertos, los borrados, a veces también los futuros,
todos igual de bidimensionales.

Estamos en las creencias de esta casa como está
el brocado en la cortina.

En el ángulo vago del campo de visión
las paredes tiznadas de hagiografía.
Si tengo alguien a quien cuidar
podré por fin abandonarme.

En ese cofrecito los últimos deseos
del buen y el mal ladrón. Un travesaño inclinado.

Esta es la capilla de la custodia,
su liturgia impermeable como una funda.
La madre y el hijo
negocian su poder con moneditas de plástico.

Siempre ha habido líquidos más espesos que la sangre.

Sobre la puerta de salida:
la dormición de esa virgen.

Yolanda Castaño



"Parte de lo que me inspira es el propio lenguaje en sí, el idioma, las palabras. Solo puedo escribir de lo que me toca, de lo que me mueve. Una imagen puede sugerirme una metáfora. Lo poético está en la mirada que arrojamos sobre las cosas y, si nos concentramos en observarlas con otros ojos, en verlas desde otro punto de vista, podemos ampliar su significado produciendo nuevos mensajes.
La poesía ensancha así los límites del lenguaje y, puesto que es el lenguaje el que construye la realidad, esta se ensancha con él.
Mi proceso de creación se ha ido últimamente adaptando a mi ritmo de vida. En medio de la prisa, voy tomando notas sueltas cuando estoy en un aeropuerto, en una sala de espera o en un medio de transporte y hay una idea que surge de pronto (una imagen, una combinación de palabras, un verso…). Suelen apuntar hacia un tema, tono o actitud que me interesa por un tiempo. Más adelante llegará el tiempo y el espacio (una residencia para escritores/as, un mes libre dedicado enteramente  a mi escritura) que dedique a componer todas esas notas, a darles una estructura, a construir enlaces, añadir elementos y rematar el trabajo."

Yolanda Castaño




PRIMERA CASA

Todo lo que fui olvidando
lo recuerda mi cuerpo por mí.

El pozo, el túnel, el
botón de arranque.
Pura demo(n)stración.

La unidad familiar comienza con el ruido de un cuerpo.

Con ellos tengo este puente y su lenguaje secreto.
Nada más sabio hay que sus brincos y maullidos,
la espuma de sus olas ilumina nuestros pies.

En cuanto mis caderas avanzan por esa casa
la derecha masca la pertenencia,
la izquierda aprende a refundarse.
Las líneas de mi frente hacen      todo lo contrario,
riega el vientre la flor de la división.

A toda casa se ingresa siempre a través del cuerpo.

Qué más quisieras que un poema se escribiese con estos dedos
capaces de ir y pulsar teclas tan altas.

Umbral, resorte, código.
No con la inteligencia, ahora.
Con las manos.

Yolanda Castaño



Qué pensarán...

Qué pensarán.
Yo toda grácil entre las garras de una negra criatura.
Litros de barbaridades con purpurina,
y mi tiempo se acomoda a tu mandíbula cómplice.

Yo canto para ti todas las posturas escotofílicas
y las vamos reproduciendo con la feroz inocencia del debutante,
frecuentamos los vulcanos y yo te hago de todo;
yo vestal con uve y tú bestal con be.

La suma de las perturbaciones. Nos seducimos distinto.
Los tormentos que preceden a mi incontinencia.
Aprendernos de memoria
                                                        la biografía de nuestras piezas
y tus garras de tiniebla que sean horizonte.

Estaba en el enfrentamiento, en el malsano enfrentamiento
de mis años relativos
                                               contra tus uñas de cuatro centímetros y medio.

La noche, calentadora,
y te pronuncio así: mi bella bestia.

Yolanda Castaño




Sé perfectamente que todo está aquí...

     Sé perfectamente que todo está aquí. Como una suerte de pálpitos
que se le entrega a mi mano antes de las horas. Una condena que mece mis insomnios.
Nada ocurrió antes de las horas. Yo no llevaba barcos. Escribíamos hacia delante
cuando se nos cayeron las túnicas y permanecimos así, maquillados de rosa,
con la boca mojada y los pies abiertos, con el magnífico libro de las venturas agazapado
en la vulva.

     Mucho dejarse la piel pero yo no quise aprender a llegar. Jardín exiguo, viento cerrado
de manos, infinita cuadrícula. Renuncio al lugar del aliento.          Quiero aprender a salir.

 Yolanda Castaño



"Traducir poesía es convertirte en otros u otras poetas que soñarías ser. Igual que las actrices juegan a ser otras personas, así las traductoras poéticas podemos imaginarnos autoras distintas a través de las palabras ajenas. Las trasladamos a nuestra voz, a nuestro idioma, igual que las actrices dotan a los personajes de sus propios cuerpos. Pero es otra personalidad la que se revela en nuestras voces, y a ella debemos ser fieles. Tenemos que reproducir una nueva música (no obsesionarnos con copiar la de origen, porque será imposible), proyectar un efecto semejante al original a través de formas diferentes, que deben sonar como si siempre hubieran nacido en el idioma de destino.
Traducir es siempre una lectura cualificada, una profunda inmersión en un poema del que siempre se vuelve con más luz, del que siempre se vuelve con un hondo aprendizaje. Se aprende sobre el funcionamiento de un texto, se investigan sus secretos mecanismos, se regresa mucho más rico. Por eso creo que traducir constituye una fuente de aprendizaje y de enriquecimiento que solo nos puede hacer mejores poetas.
En buena parte como posicionamiento político, sí, la mayoría de lo que traduzco es al gallego. Prefiero favorecer a esta lengua minorizada, hacerla una anfitriona que acoja a las literaturas del mundo, una anfitriona humilde pero con la cabeza bien alta. Poner en valor el gallego como un precioso idioma de destino, tan interesante y expresivamente rico como el que más.
Y sí, valoro la capacidad de la traducción poética a la hora de importar nuevas prácticas literarias, nuevas voces de las que se carezca (hace poco aprendí que la vía de entrada de la poesía LGTB en algunos países había sido –mucho menos conflictivamente- a través de traducciones de poetas de fuera); también su capacidad para albergar aquellas voces que no se encuentren cómodas en su lugar de origen. Así de importante es la traducción."

Yolanda Castaño


"Yo me acaramelaba encerrada en una urna
pero no enlazaba nunca miseria de una carencia."

Yolanda Castaño








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