John Dryden

Canto en honor de Santa Cecilia

La Música divina
¿Qué pasión no despierta y no domina?
Cuando Jubal glorioso
El arpa de canoras cuerdas hizo,
En torno sus hermanos le escucharon,
Y hasta el polvo las frentes inclinaron
Reverenciando el soberano hechizo.
Que no menos que un dios imaginaron
Guardase aquel portento
Que les hablaba con tan dulce aliento.
La Música divina
¿Qué pasión no despierta y no domina?

Manda bélica trompa
Que ya la lid se rompa,
Y la cólera aviva, y la batalla
Cual tempestad estalla.
El redoblar, el redoblar tremendo
De roncos a tambores
Anima á los porfiados lidiadores,
¡Adelante! ¡adelante! repitiendo.

Dulcísima consuena
La flauta gemidora
Con la amorosa pena
Del que tímido adora,
Del que esperanzas llora.

Violín sonoro expresa
Ímpetus del que ama

A desdeñosa dama;
Los celos de que es presa,
La rabia que le inflama.

John Dryden


"De todas las tiranías de la humanidad, la peor es la que persigue a la mente."

John Dryden


“Dolores de amor son mucho más dulces que todos los demás placeres.”

John Dryden


"El amor es la más noble flaqueza del espíritu."

John Dryden



"El deseo de la grandeza es un pecado divino."

John Dryden


“El hogar debe ser el refugio sagrado de la vida.”

John Dryden



"El mundo es una posada, y la muerte el final del viaje."

John Dryden


"El ofendido muchas veces sabrá perdonar, pero el ofensor jamás perdona."

John Dryden


"El valor nace del corazón."

John Dryden



“Ella no siente el peligro, porque ella no conoce el pecado.”

John Dryden



“Esta es la porcelana de arcilla de la humanidad.”

John Dryden




"Este es el destino común de los astutos: hacer sus dibujos tan sutiles que se rompen por su misma finura."

John Dryden



"Estoy un poco lastimado, pero no estoy muerto. Me recostaré para sangrar un rato. Luego me levantaré a pelear de nuevo."

John Dryden




“Grande fue su riqueza, pero más grande era su corazón.”

John Dryden



“Hay un cierto placer en la locura que sólo el loco conoce.”

John Dryden



“La desgracia raramente viene sola.”

John Dryden


La fe católica

Como la luna pálida y les astros
Al viajador cansado, errante, solo,
Con prestado fulgor en vano alumbran,
Lo mismo al alma la Razón. Si aquellas
Erráticas lumbreras nos descubren
Lejano espacio, pero no el camino
Que allá conduce, la Razón al hombre
Región más bella en lontananza anuncia,

Sin enseñarle de salud la senda;
Y cual se apagan las estrellas, cuando
Asciende a este hemisferio el rey del día,
Tal cuando la alma. Religión al mundo
Vierte luz y calor, su débil llama
Humilla la Razón y desparece;
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¡Dios misericordioso! Tú preparas
Guía infalible a los falibles juicios.
En abismos de luz velado centro
Es tu trono; relámpago de gloria
Veda a los ojos penetrar tu esencia.
¡Oh, enséname a adorar tu ser oculto!
¡Baste á mi entendimiento lo que al hombre
Revelar te dignaste, y no pretenda
Audaz salvar el límite prescrito!
¡Guíe mis pasos solamente aquella
Maestra universal, a quien gloriosa
Promesa hiciste que faltar no puede!—
Mi descuidada juventud anhelos
Vanos alimentó. Mi edad madura
Por falsos resplandores fascinada,
Corrió tras ellos. Cuando huyó el señuelo,
Mi espíritu soberbio, de sí mismo
Sacó ilusiones para nuevo engaño.
Tal fue, tal es mi natural vicioso;
¡Tuya la gloria, la vergüenza mía!
Mas cesaron las dudas; y ya sólo
Consagrar debo a la virtud mis fuerzas.

John Dryden


"La guerra es el oficio de los reyes."

John Dryden



"La locura es un cierto placer que solo el loco conoce."

John Dryden



La Música divina

¿Qué pasión no despierta y no domina?
Cuando Jubal glorioso
El arpa de canoras cuerdas hizo,
En torno sus hermanos le escucharon,
Y hasta el polvo las frentes inclinaron
Reverenciando el soberano hechizo.
Que no menos que un dios imaginaron
Guardase aquel portento
Que les hablaba con tan dulce aliento.
La Música divina
¿Qué pasión no despierta y no domina?

Manda bélica trompa
Que ya la lid se rompa,
Y la cólera aviva, y la batalla
Cual tempestad estalla.
El redoblar, el redoblar tremendo
De roncos atambores
Anima a los porfiados lidiadores,
¡Adelante! ¡adelante! repitiendo.

Dulcísima consuena
La flauta gemidora
Con la amorosa pena
Del que tímido adora,
Del que esperanzas llora.

Violín sonoro expresa
Ímpetus del que ama

 A desdeñosa dama;
Los celos de que es presa,
La rabia que le inflama.

John Dryden



La vida puede ser una bendición

Puede la vida ser una bendición,
O la pena la posesión,
¿Puede la vida ser una bendición si el amor fuera de distancia?
¡Ah no! aunque nuestro amor toda la noche nos mantienen vigilia,
Y a pesar de que atormentarnos con cuidados todo el día,
Sin embargo, endulza, se endulza nuestros dolores en la toma,
Hay una hora en el pasado, hay una hora de pagar.

En posesión de ev'ry,
La bendición deslumbrante,
En ev'ry que posee el fruto de nuestro dolor,
pobres amantes olvidan largas épocas de angustia,
Whate'er han suffer'd y hecho de obtener;
-Es Un placer, un placer suspiro y languidezca,
Cuando esperamos, cuando esperamos volver a ser feliz.

John Dryden



"La virtud es su propia recompensa."

John Dryden



"Los celos son la ictericia del alma."

John Dryden




"Los defectos, como las pajas, sobrenadan en la superficie; el que quiere encontrar perlas, debe sumergirse."

John Dryden




"Presencia de ánimo y valor en la adversidad, valen para conquistar el éxito más que un ejercito." 

John Dryden




“Prosperan los bribones atrevidos, sin pizca de sentido común, pero los buenos perecen de inanición por falta de impudicia.”

John Dryden



“Puesto que todo hombre que vive, ha nacido para morir,
y nadie puede jactarse de haber logrado la verdadera felicidad
déjanos soportar con la mente todo aquello que nos pasa,
ni demasiadas alegrías, ni demasiadas penas para las cosas que
están fuera de nuestro alcance.
Nos encaminamos como peregrinos hacia el lugar señalado;
El mundo es un lugar de paso y la muerte es el final del viaje.”

John Dryden



“Sólo el hombre obstaculiza la felicidad, destruyendo lo que en realidad pudiera ser.”

John Dryden



“Soy tan libre como la naturaleza hizo al hombre al principio,
antes de que surgieran abyectas leyes de la servidumbre,
cuando el buen salvaje corría montaraz por los bosques.”

John Dryden



"Tened cuidado con la ira de un hombre sufrido."

John Dryden



"Toda la felicidad que la humanidad puede alcanzar, está, no en el placer, sino en el descanso del dolor."

John Dryden


“Todos los imperios no son más que el poder en la confianza.”

John Dryden


Una Canción para el día de Santa Cecilia


De la armonía, de la armonía celestial,
Este cuadro universal comenzó:
Cuando la naturaleza debajo de un montón
átomos de discordantes ponen,
Y no podía levantar su cabeza,
La melodiosa voz se escuchó desde lo alto,
'Levántate, vosotros más que muerto!'
A continuación, el frío y caliente, y húmeda, y seco,
Con el fin de sus estaciones de salto,
Y de Música obedecen poder.
De la armonía, de la armonía celestial,
Este cuadro universal comenzó:
De la armonía a la armonía
A través de todo el compás de las notas que corría,
El diapasón de cierre completo en el hombre.

Lo que la pasión no puede subir y Música sofocar?
Cuando Jubal golpeó la cáscara chorded,
Sus hermanos estaban alrededor de escucha,
Y, preguntándose, cayó en sus caras
Adorar a ese sonido celeste:
Menos de un Dios que pensaban que no podían habitar
En el hueco de esa cáscara,
Que habló con tanta dulzura, y tan bien.
Lo que la pasión no puede subir y Música sofocar?

ruidoso estruendo de la trompeta
nos excita a las armas,
Con notas estridentes de la ira,
Y alarmas mortales.
El doble doble doble latido
Del tambor de trueno
Llora Hark! los enemigos vienen;
Carga, carga, 'tis demasiado tarde para retirarse!

La flauta quejas suave,
En las notas que mueren, descubre
Los males de los amantes sin esperanza,
Cuyo canto se murmuradas por el laúd de frecuencia variable.

Violines proclaman afilados
Sus dolores de celos y la desesperación,
Furia, ira frenética,
La profundidad de dolores, y la altura de la pasión,
Para la dama justa, desdeñosa.

Pero O, lo que el arte puede enseñar,
¿Qué voz humana puede alcanzar,
la alabanza del órgano sagrado?
Notas que inspiran amor santo,
Toma nota de que el ala sus formas celestes
Para reparar los coros anteriormente.

Orpheus pudiera llevar a la raza salvaje;
Y los árboles sin raíces dejaron su lugar,
Servil de la lira;
Pero Cecilia brillante rais'd la maravilla más alta:
Cuando a ella se le dio el aliento órgano vocal,
Un ángel oído, y appear'd recta
Confundiendo la Tierra para el cielo.

CORO GRAND.

A partir de la potencia del sagrado establece
Las esferas comenzaron a moverse,
Y cantado alabanzas del gran Creador
A todos los Bienaventurados anteriormente;
Por eso, cuando el último y terrible hora
Este certamen se desmorona consumió,
La trompeta será oída en lo alto,
Los muertos viven, los vivos mueren,
Y la música se untune el cielo! 

John Dryden


"Veo la imitación de un autor como el esfuerzo de un poeta posterior de escribir tal como lo hizo otro antes que él sobre el mismo asunto; es decir, no de traducir sus palabras, ni de limitarse a su sentido, sino de tomarlo como modelo y escribir como supone que el otro autor lo habría hecho de vivir en nuestro tiempo y nuestro país."

John Dryden
Prefacio a las epístolas de Ovidio


“Y condenados a muerte, aunque no destinados a morir.”

John Dryden


"Yo trafico con lenguas vivas y muertas, con el fin de enriquecer nuestro idioma."

John Dryden