El astrólogo es un sacerdote en el templo del cosmos, y habla por los
viejos dioses que residen en lo más remoto y lo más recóndito. Su deber
consiste en enseñar y también en delinear. El modo más seguro de restablecer la
dignidad de la ciencia astrológica es plantear un desafío a los astrólogos
mismos. Ellos deben darse cuenta de que no basta delinear cartas de acuerdo con
las opiniones de distintos autores. El astrólogo debe practicar su ciencia
sobre la base de las hondas y bellas convicciones que é1 alberga dentro de sí.
Debe asumir su responsabilidad no sólo para con su consultante sino también
para con la gran hueste de estrellas a las que é1 consagró como un siervo en
casa de ellas.
Manly Palmer Hall
tomado del libro de Tracy Marks “El Arte de la Interpretación del
Horóscopo”, pág 155