Tomás Moral

"… San Virila vivió en la primera mitad del siglo X . La redacción del prodigio, con localización en el monasterio de Leyre, en Navarra (España), la debemos al padre Arbiol, que incluye el relato en Desengaños místicos a almas detenidas o desengañadas en el camino de la perfección… Eran los primeros días del siglo X —cuenta uno de los historiadores de la abadía—. Un viejo abad regía los destinos de Leyre. Don Virila. Un alma sencilla, sin complicaciones. Solamente una duda atormentaba su espíritu. Él no podía comprender el misterio de la eternidad… Una mañana de primavera, después de maitines, salió al bosque a meditar. Caminaba despacio, pensando en la eternidad… De pronto, entre las encinas, escuchó los trinos melodiosos de un ruiseñor… Y quedó ensimismado… El ruiseñor saltaba de rama en rama y el abad le siguió, hipnotizado… Y llegó hasta lo más profundo del bosque… Allí, junto a una fuente, Virila se sintió fatigado… Y cayó en un profundo sueño… Al despertar todo parecía cambiado… Virila regresó al monasterio de Leyre y quedó sorprendido: la pequeña iglesia se había convertido en un gran templo… Llamó al portalón, pero el padre portero no era el que Virila conocía… Virila no comprendía lo que estaba pasando… Finalmente, en mitad de un gran revuelo, los frailes se percataron del milagro: aquel viejo abad había desaparecido ¡300 años antes!"

Tomás Moral
Tomada del libro Mis «primos» de J. J. Benítez

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