"La historia de la humanidad es la historia de su gente, de los logros individuales alcanzados, pero éstos sólo son posibles a través de la herencia transmitida por aquéllos cuyo nombre no está destinado a figurar en la historia. Cuántas figuras anónimas son conmemoradas solamente en la disciplina del arte. La sabiduría de esta gente sencilla es más grande que la de los seres excelsos, ya que están libres de vanidad. Ellos sustentan la vida y la bondad sin pensar en la inmortalidad, la gloria o la recompensa, mientras que los más célebres a menudo sólo piensan en sí mismos…
Por consiguiente, los seres verdaderamente grandes son aquéllos que permanecen libres de cualquier atisbo de vanidad y necedad y aceptan con naturalidad el sufrimiento y la ansiedad propios de la gente sencilla.
Realmente, los más egregios asumen la sencillez y el anonimato."
Fedor Abramov
Diario
"-Pavlin Fedorovich, soy yo, Kobylin…
-¿Kobylin?
-Sí, Nikifor Kobylin. Vd. fue mi maestro de quinto grado.
El anciano sacudió su cabeza.
-Los Kobylins no eran alumnos míos.
-Tiene razón. He olvidado quién solía ser. En aquellos días mi nombre no era Kobylin sino Varzumov, el hijo de Ivan Nikiforovich. El contable de la cooperativa de consumo del distrito.
-¿Quieres decir que fuiste el único que renunció a su propio padre?
-Pavlin Fedorovich, todo eso son miserias del pasado. ¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde entonces hasta ahora?
Pavlin Fedorovich afirmó con la misma calma y firmeza que daba sus lecciones:
-No, Kobylin, no todo en el pasado puede ser olvidado. Y justo entonces cerró la puerta con enorme calma."
Fyodor Aleksandrovich Abramov
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