José Alcina Franch

"De acuerdo a estos planteamientos, Guarnan Poma no ve ninguna justificación para la presencia de los españoles en los territorios peruanos. Inclusive la tan mentada salvación de las almas paganas la rebate aduciendo que los indígenas eran cristianos desde mucho antes de la conquista por haber venerado al Dios creador Wiracocha. Para él, la razón de la presencia española era la ambición por el oro y la plata y ello iba en contra de la humildad y caridad predicada por el cristianismo. Esta conjunción de españoles e indígenas en los territorios andinos es vista por Guarnan Poma como la responsable del desorden reinante o «mundo al revés». En términos andinos esta condición existencia!, originada en la Conquista, la define como un Pachacuti o cataclismo cósmico, el cual era concebido como un fenómeno histórico sólo superable a través de la mediación de un Principio Unificador que proporcionalmente tuviese cualidades metafísicas. Para él este principio se asimilaba a la imagen del Inca y es otorgándole este atributo que se dirige en su crónica al rey de España para que restaure el orden. De aquí que sostengamos que El Primer Nueva Coronica y Buen Gobierno tenga un sentido mesiánico y que pueda ser descrita como una Carta al Rey, como lo sugirió hace algún tiempo el antropólogo John Murra.
La ilegitimidad española asociada a un estatus extranjero y el mesianismo son dos aspectos vinculados y constantes en la tradición andina. Según R.T. Zuidema, el término wiracocha que los indí­genas aplicaron a los españoles era el mismo con que se designaba a una divinidad que era concebida como foránea en relación al Sol dentro de un sistema clasificatorio binario en que se privilegiaban las nociones quechuas de Hanan (Alto) y Hurin (Bajo) (Zuidema,
1964, 1977). La evidencia documental indígena y el folklore, a su vez, abundan en detalles que niegan justificación a su presencia. La mayor parte de las veces, al igual que Guarnan Poma, se repite que los españoles fueron atraídos por el oro y la plata. En un mito contemporáneo de Ayacucho sobre Inkarrí se dice que vinieron a buscar las mujeres de este héroe mítico, que eran de oro, plata y cobre, pero que, cual tragedia de la caja de Pandora, sólo consiguieron liberar los males que estaban encerrados en una cueva (Ossio, 1984). En otras versiones, como la incluida en la crónica de Cristóbal de Molina el Cuzqueño (Molina 1959), la razón aducida es la extracción de la grasa de los indígenas para la curación de una enfermedad existente en España, la cual mantiene una gran continuidad en nuestros días en la tradición de un personaje folklórico conocido como Pisbtaco o Nakaq."

José Alcina Franch
Indianismo e indigenismo en América


"Este lugar o centro ceremonial (Chavín de Huántar) debió de ser un santuario dedicado probablemente al dios Huari y con funciones equivalentes a las de La Venta o Tres Zapotes en la costa de Veracruz, en México. El conjunto arquitectónico más importante del centro ceremonial es el llamado templo viejo o templo del Lanzón, el cual reproduce un viejo modelo arquitectónico andino en forma de U que deja en medio una plaza hundida de forma circular. Otros elementos característicos de la arquitectura andina que hallamos en Chavín son: la doble escalinata intramuros que partiendo de una plataforma se dirigen en sentidos opuestos tal como aparecen en el Castillo y cabezas-clava adornando los muros del Templo Viejo (…). Este parece ser el edificio más antiguo del conjunto monumental. Toda la construcción se halla cruzada por multitud de galerías subterráneas, como las Ofrendas, el Campamento, los Laberintos, el Lanzón, etc. En esta última galería, en su cruce con otras, se halla una de las esculturas más famosas del arte chavín: el Lanzón o la Gran Imagen. Se trata de una especie de hacha ceremonial de gran tamaño, trabajada en forma de un doble relieve mediante el cual se presenta un gran personaje de carácter draconiano, del que destaca sobre todo el rostro con grandes colmillos. La escultura en cuestión se ha realizado sobre granito blanco y 4,53 metros de altura. (…) Al observador que lo ve por primera vez, el arte chavín le parece tan enigmático como una escritura cifrada. Hay tantas complejidades en los dibujos que es difícil reconocer siquiera los detalles, los que comúnmente resultan ser figuras menores, cuya conexión con el tema principal no es muy clara."

José Alcina Franch
Tomada del libro El colegio invisible de Lorenzo Fernández Bueno;Laura Falcó Lara;Jesús Ortega Rubio y Josep Guijarro Triadó, página 105





























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