Fernando Assis Pacheco

ahora cuando vuelvo
cuando es raro volver y siempre por un día
me espero en el puente de santa clara
con un ramo de rosas que levanto
mientras se acerca el carro,
saludos querido Fernando Assis Pacheco
hijo pródigo de estos patios floridos

cuando vuelvo
así vuelvo por muy poco tiempo me encuentro
al costado de la EN 1 mirando a la izquierda en el Vale do Inferno
hoy mimado por algún cabrón de ingeniero
diciendo adiós adiós Fernando Asís Pacheco
chico antes despreocupado

si vuelvo convocado por
la agenda del diario en Condeixa ya inquieto miro
a ver si vienes del lado de Pombal
octavo seguido detrás de un camión
rascándote la barba un gesto muy tuyo
con el que disimulas tu nerviosismo y prisa

vuelvo sin querer cuando seguro
que no queria volver
vestido anonimo con un ojo circunvato
Leiria de un vistazo clavo en el fondo
quise parar a tu lado fernando assis pacheco

calida ola de muertos
hablamos los dos sobre ese siglo esos
cafés con cuatro mesas y futbolín en el sótano con olor a moho
esas clases que perdimos en el último período para empatar
cinco a cinco con los polos todos torcidos

se dice que desde entonces
solo has perdido

Fernando Assis Pacheco




"Cuando el panadero viejo de Casdemundo estuvo seguro de que Manolo Cabra había deshonrado a su hermana, en dos segundos decidió todo. Esa misma noche lo mató en una emboscada, arrastró el cadáver al pajar y fue a encender el horno con unas vides que había comprado para las empanadas de la fiesta de San Bartolomé.
El hermano del medio se encargó de cortarle la cabeza al muerto, el panadero viejo lo preparó y después lo chamuscó bien chamuscado. A las dos de la mañana untó a Cabra de arriba abajo con el aliño, metiéndole un espeto por las nalgas. A las cinco estaba asado.
“¡Caramba”, dijo el hermano del medio, que admiraba todas las invenciones del mayor, “es a la segoviana!”
“Pero no le hincas el diente”, atajó el otro.
Mientras tanto, el más joven, vuelto ya de Pereiro, adonde había ido a avisar al Padre Mestre, manifestó deseos de capar a Manolo Cabra. El del medio miró muy serio al panadero viejo. Éste escupió enojado y decretó:
“Es todo para los perros. Ahora traed la ropa del fiel difunto, que ya no sirve para nada salvo en el infierno.”
Si le hubiesen preguntado al panadero viejo por lo que más deseaba en ese momento, habría respondido: Asarle hasta la memoria."

Fernando Assis Pacheco
Trabalhos e paixões de Benito Prada





Pero ahora esa noche caerá sobre mi vida

Pero ahora esa noche va a descender sobre mi vida
Triste por mi mas triste que la tristeza
triste como la mano que sostiene el vaso
como la luz del faro colando la niebla
triste como el perro cojo
dejado en el camino por los cazadores
triste como la sopa se ha agriado
mas triste que la idiotez congenita
o la palabra
triste ampolla de mi triste y perdido
entre dos calles
una que va al norte la otra al sur
y ambas cortadas de peatones
que no cooperan como es debido
(con esta mierda de gobierno claro)
triste como una puta alentejana
en un bar de Ourense
que me vio bebiendo cerveza y
me dijo compadre
voces que la gente recoge
la tarde triste los años tristes
la gran costura de tristeza
desde el esternón hasta el bajo vientre
triste y sin reparar
que hacerle a la metafísica
pero es un déficit
tal vez de la corteza cerebral

Fernando Assis Pacheco



Una vez una lechuza le dice a mi hijo
que se sabe todas las historias del mundo

una vez una lechuza
el monito le pregunta
que es cuando te mueres?
porque nada dice que la lechuza
muere,

el monito insiste
lechuza y cuando mueres?
me muero nada dice la lechuza
tu moriras primero

pero llego una muñequita y se comio la lechuza
que se fue a un hoyo muy hondo
nadie canto en ese hoyo
solo los murcielagos y hasta esos
solo si los golpeas
con una escoba de la cocina

el monito come bananas
se escapa del caimán amazonas
que lo quiere morder
salta en los arboles
uno de esos estaba donde estaba el

pobre buho
no vio la muñequita al pie del roble
se muere ahi se
muere en un instante de nada

el muere una muerte mocha
sin que digamos oh

Fernando Assis Pacheco









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