Jacques Rancière

"(Alguien que emancipa, nos da), no la llave del saber, sino la conciencia de lo que puede una inteligencia cuando se considera igual a cualquier otra y considera cualquier otra como igual a la suya.”

Jacques Rancière


"Así la “política del arte” está hecha del entrelazamiento de tres lógicas: la de las formas de la experiencia estética, la del trabajo ficcional y la de las estrategias metapolíticas. Este entrelazamiento implica también un trenzado singular y contradictorio entre las tres formas de eficacia que he intentado
definir: la lógica representativa que pretende producir efectos por medio de las representaciones, la lógica estética que produce efectos por la suspensión de los fines representativos y la lógica ética que pretende que las formas del arte y las de la política se identifiquen directamente las unas con las otras.
La tradición del arte crítico quiso articular en una misma fórmula estas tres lógicas. Intentó asegurar el efecto ético de movilización de las energías encerrando los efectos de la distancia estética en la continuidad de la relación representativa. Brecht le dio a esta tentativa el nombre emblemático de Verfremdung -un extrañamiento generalmente traducido por “distanciamiento” ; El distanciamiento es la indeterminación de la relación estética repatriada al interior de la ficción representativa, concentrada como potencia de choque de una heterogeneidad. Esa heterogeneidad misma -una historia estrafalaria de venta de elefante falso, de vendedores de coliflores que hablan en verso, o alguna otra- debía producir un doble efecto: por un lado la extrañeza experimentada debía disolverse en la comprensión de sus razones: por el otro, debía transmitir intacta su potencia de afecto para transformar esa comprensión en potencia de revuelta."

Jacques Rancière
El espectador emancipado



“El arte de la pedagogía es el de reproducir indefinidamente la distancia, es decir, la desigualdad, que pretende suprimir.”

Jacques Rancière



"El proyecto de sociedad orgánica moderna es un proyecto de mediaciones que establecen dos elementos esenciales entre lo de arriba y lo de abajo: un tejido mínimo de creencias comunes y posibilidades limitadas de desplazamiento entre los distintos niveles de riqueza y de poder."

Jacques Rancière


"Ése era por ejemplo el sentido de la exposición recientemente organizada en Bruselas por Thierry de Duve con el título de Voici, distribuida en tres secciones: me voici, vous voici, nous voici. La clave de todo el dispositivo estaba en una pintura de Manet, el supuesto padre de la "modernidad" pictórica: no era la Olympia ni el Dejeuner sur 1´berbe, sino una obra de juventud, el Cristo muerto imitado de Ribalta. Este Cristo con los ojos abiertos, resucitado de la muerte de Dios, hacía del poder de representación del arte un sustituto del poder comunitario de la encarnación cristiana. Este poder de encarnación confiado al gesto mismo de mostrar se revelaba entonces semejante a un paralelepípedo de Donald Judd o a un muestrario de paquetes de mantequilla de Alemania del este de Beuys, a una serie de fotografías de un bebé tomadas por Philippe Bazin o a los documentos del museo ficticio de Broodthaers.
La otra manera radicaliza por el contrario la idea de lo «sublime» copio distancia irreductible entre la idea v lo sensible. Así es como Lyotard ve en el arte moderno la misión de testimoniar que hay cosas irrepresentables. La singularidad de la aparición es entonces una presentación negativa. Es la inscripción de un poder del Otro cuyo espíritu está irremediablemente cautivo y cuyo olvido conduce a todas las catástrofes totalitarias y a todas las formas de estatización mercantil de la vida. El relámpago multicolor que atraviesa la monocromía de una tela de Barnett Newman o la palabra desnuda de un Celan o de un Primo Levi son, para él, el modelo de estas inscripciones. La mezcla de lo abstracto y de lo figurativo en las Irlas trans-vanguardistas o el bazar de los montajes que actúan sobre la indiscernibilidad entre obras de arte, objetos o humos comerciales representan, a la inversa, la realización nihilista de la utopía estética.
Vemos claramente el escenario común que reúne estas dos visiones en una misma actitud fundamental. A través de la oposición misma del poder cristiano de la encarnación del verbo y de la prohibición judía de la representación, de la eucaristía y de la zarza ardiente mosaico, la aparición fulgurante y heterogénea de la singularidad de la obra artística impulsa un sentido de comunidad. Sin embargo, esta comunidad se levanta sobre la ruina de las perspectivas de emancipación política a las que el arte moderno ha podido estar ligado. Es una comunidad ética que revoca cualquier proyecto de emancipación colectiva."

Jacques Rancière
Sobre políticas estéticas


“Explicar alguna cosa a alguien, es primero demostrarle que no puede comprenderla por sí mismo.”

Jacques Rancière



"He tratado de señalar algunas referencias históricas y conceptuales apropiadas para replantear ciertos problemas que mezclan de forma irremediable conceptos que hacen pasar por determinaciones históricas lo que son apriorismos conceptuales y por determinaciones conceptuales lo que son delimitaciones temporales. En primera posición entre esos conceptos figura, por supuesto, la modernidad, principio hoy en día de todas las mezcolanzas que juntan a Hölderlin o Cézanne, Mallarmé, Malevitch o Duchamp en el gran torbellino donde se mezclan la ciencia cartesiana y el parricida revolucionario, la era de las masas y el irracionalismo romántico, lo prohibido de la representación y las técnicas de reproducción mecanizada, lo sublime kantiano y la escena primitiva freudiana, la fuga de los dioses y el exterminio de los judíos de Europa.
Indicar la poca coherencia de tales conceptos no entraña, evidentemente, adhesión alguna a los discursos contemporáneos del retorno a la simple realidad de las prácticas del arte y de sus criterios de apreciación. La conexión de estas "simples prácticas" con los modos de discurso, las formas de vida, las ideas del pensamiento y las figuras de la comunidad, no es el fruto de ninguna desviación maléfica. Por el contrario, el esfuerzo de pensarla obliga a abandonar la pobre dramaturgia del final y el retorno, que no acaba de una vez de ocupar el terreno del arte, de la política y de todo objeto de pensamiento.
Denomino como división de lo sensible ese sistema de evidencias sensibles que pone al descubierto al mismo tiempo la existencia de un común y las delimitaciones que definen sus lugares y partes respectivas. Por lo tanto, una división de lo sensible fija al mismo tiempo un común repartido y unas partes exclusivas. Este reparto de partes y lugares se basa en una división de los espacios, los tiempos y las formas de actividad que determina la manera misma en que un común se presta a participación y unos y otros participan en esa división. El ciudadano, dice Aristóteles, es aquel que tomar parte en el hecho de gobernar y ser gobernado. Pero otra forma de división precede a este tomar parte: aquella que determina quiénes toman parte. El animal que habla, dice Aristóteles, es un animal político. Pero el esclavo, aunque comprende el lenguaje, no lo "posee". Los artesanos, dice Platón, no pueden ocuparse de las cosas comunes porque no tienen el tiempo para dedicarse a otra cosa que no sea su trabajo. No pueden estar en otra parte porque el trabajo no espera. La división de lo sensible muestra quién puede tomar parte en lo común en función de lo que hace, del tiempo y del espacio en los que se ejerce dicha actividad. Así pues, tener tal o cual "ocupación" define las competencias o incompetencias con respecto a lo común. Esto define el hecho de ser o no visible en un espacio común, estar dotado de una palabra común, etcétera."

Jacques Rancière
La división de lo sensible. Estética y política


"Joseph Jacotot consiguió demostrar que el método de la explicación constituye el principio mismo del sometimiento, por no decir del embrutecimiento."

Jacques Rancière


“Las explicaciones no sirven para enseñar al alumno lo que no podría aprender sin ellas; sirven para enseñarle que no podría aprender sin ellas, sirve para enseñarle su propia incapacidad.” 

Jacques Rancière


"Llamo reparto de lo sensible a ese sistema de evidencias sensibles que permiten ver al mismo tiempo la existencia de un común y los recortes que definen sus lugares y partes respectivas (…) Esta repartición de las partes y de los lugares se basa en un reparto de espacios, de tiempos y de formas de actividad que determinan la forma misma en la que un común se presta a la participación y donde unos y otros son parte de ese reparto (…) Reparto de lo sensible revela quién puede tomar parte en lo común en función de lo que él hace, del tiempo y del espacio en los cuales esta actividad se ejerce (…) Esto define el hecho de ser o no visible en un espacio común, dotado de una palabra común, etc. Por lo tanto hay, en la base de la política, una “estética” que no tiene nada que ver con esa “estetización de la política” propia de la “era de masas”, de la que habla Benjamin. (…) Es un recorte de los tiempos y de los espacios, de lo visible y de lo invisible, de la palabra y del ruido que define a la vez el lugar y lo que está en juego en la política como forma de experiencia."

Jacques Rancière



"No hay disyunción, entonces, entre la línea recta del relato y esos silencios "literarios" que vendrían a interrumpirla. No hay una única línea, pero también es en ella donde se juega la contradicción. Porque la línea corre el riesgo de desviarse a cada instante, para volverse alarde de autor o banalidad de la prosa del mundo. No porque la frase lo sea todo. El estilo está por entero en la "concepción del tema", en ese "hilo" que tiene que unir las "perlas" del collar, o los fragmentos de la guirnalda schlegeliana. La tentación de San Antonio se contentaba con prodigar esas perlas en montón. Y es necesario que la "concepción del tema" las una. Solo que cada frase o
cada encadenamiento de frases pone en juego esa "concepción" y revela la contradicción que la habita. Porque la "concepción" es, en realidad, dos cosas en una: el armado clásico de una acción dramática, tal como la establecía el sistema representativo, y aquello que la deshace: ese poder visionario que la levanta imperceptiblemente, frase a frase, para dejar sentir, por debajo de la prosa banal de las comunicaciones sociales y de las disposiciones narrativas ordinarias, la prosa poética del gran orden o el gran desorden: la música de las afecciones y las percepciones desligadas, revueltas en el gran río indiferente de lo Infinito. La "concepción" es precisamente la contradicción en acto de las dos poéticas. Por eso el término "música" es más que una metáfora aquí, y más que caprichos de esteta las célebres frases de Flaubert, que exigen a la sonoridad de la frase que pruebe la verdad de la idea. Reformulan, en efecto, la contradicción constitutiva de la literatura, esa contradicción que el "libro sobre nada" pretendía superar.
Haciendo bascular la economía del sistema expresivo, el
estilo-manera de ver pensaba suprimir la contradicción, concertar la subjetividad de la escritura novelesca y la objetividad de la visión. Solo que este acuerdo se pone en riesgo en cada frase a través de la equivalencia de la sintaxis narrativa y de la antisintaxis contemplativa. La línea recta del relato no es interrumpida por momentos de contemplación, se compone de esos mismos momentos: el relato representativo está constituido de átomos de antirrepresentación. Pero el arte de la antirrepresentación tiene un nombre: se llama música. La música, dice Schopenhauer, es la expresión directa de la "voluntad". Una vez más, no hay necesidad de haberlo leído, basta con ser un artista romántico consecuente para encontrar la misma lógica en la obra de ese estilo que realiza lo incondicionado de la "voluntad" artística. El ideal "plástico" flaubertiano aspira a reconstituir la objetividad épica a partir de
la danza de los átomos desligados. Pero esa danza no puede
figurarse. Se oye solamente como música de la frase. Esto explica el papel del célebre gabinete donde Flaubert declamaba sus textos. El estilo reside enteramente en la "concepción". Pero el escritor que forja esas frases se queja incesantemente de "no ver" en lo que escribe. Y entonces tiene que atribuir al sonido de la frase el cuidado de verificar esa verdad de la visión que no se deja ver. La "visión" del "especialista" balzaciano se atravesaba en medio de la escritura de la novela. La del estilo flaubertiano viene a identificarse con su composición, pero a condición de volverse invisible en ella, de convertirse en música. La "manera absoluta de ver" no se deja ver. Sólo se deja oír, como música de esos átomos de antirrepresentación que componen la historia novelesca. El estilo-manera de ver que hace desaparecer la lógica representativa también tiene que volver imperceptible esa desaparición volviéndose música: el arte que habla sin hablar, que pretende hablar sin hablar. La bella forma plástica que volvía la frase del libro sobre nada comparable a una estatua griega se identifica ahora con el mutismo de la música. Pero ese mismo mutismo tiende hacia el límite en el que se identifica con la banalidad ordinaria de la palabra. Al salir de su contemplación para preguntarle qué está buscando al médico cuya búsqueda ignorábamos, Mademoiselle Rouault hace que todo un mundo de causalidad se desmorone. Pero para que este desmoronamiento haga existir el amor de los personajes, tiene que desvanecerse en la banalidad de un diálogo absolutamente insignificante: "-¿Busca algo? -preguntó. -La fusta, por favor
-repuso el médico". La danza de los átomos no es más que la
música de una desaparición, la música del doble silencio que
separa la banalidad de un enunciado narrativo ("Se dio vuelta") del episodio contemplativo que lo precede (la contemplación de las judías caídas) y del diálogo mínimo que lo sigue."

Jacques Rancière
La palabra muda


"No saber qué amamos y por qué lo amamos es, se dice, lo característico de la pasión. También es el camino de cierta sabiduría. Para rendir cuenta de sus amores, la cinefilia no hacía más que apoyarse en una fenomenología bastante tosca de la puesta en escena como instauración de una relación con el mundo."

Jacques Rancière


"No se trata de buscar la igualdad como objetivo, sino de aceptarla como un principio."

Jacques Rancière



"Pascal es quien ha debilitado de antemano el "retrato del filósofo en su tiempo" al mostrar que las largas togas y los bonetes de doctor bastan para componer la apariencia de un hombre de pensamiento. Agregaba a ello, es cierto, que el alarde era necesario para la marcha de las sociedades y que los hombres de poder que lo urdían y los hombres del pueblo que lo honraban eran más sabios que los medio hábiles, siempre afanosos por mostrar los entresijos
de la escena. Pero ¿puede el argumento que basta para justificar los armiños de los jueces aplicarse a la encarnación del filósofo sin reducirla a una ostentación social como cualquier otra? El razonamiento del filósofo parece sin duda desbaratar por anticipado el proyecto mismo de mostrar en la pantalla la república de la ciencia en marcha.
Pero si Pascal pone en una situación de aporía la encarnación cinematográfica del filósofo, es lícito invertir el juego y
valerse de su imagen para resolver esa aporía. Es él quien debe prestarse a una encarnación de la filosofía que no sea un pavoneo. De tal modo, el filme pide al filósofo de los Pensamientos que justifique el método del cineasta con la ayuda de una de sus más famosas sentencias:
No nos imaginamos a Platón y Aristóteles más que con amplias togas de pedantes. Sin embargo, eran personas honradas y, como los demás, reían con sus amigos: y cuando se entretuvieron en escribir sus Leyes y su Política, lo hicieron en son de broma. Ésa era la parte menos filosófica y seria de su vida. La más filosófica era vivir simple y tranquilamente.
Pero es menester prestar atención al contexto dado a estas
frases. En cierto sentido, podrían figurar en un episodio muy
distinto del filme, y Pascal habría podido igualmente pronunciar en ese momento alguna otra frase ilustre: "Toda la desdicha de los hombres proviene de una sola cosa, que es no saber permanecer en reposo, en una habitación" , e incluso, como dirá más adelante a los mismos interlocutores:
Las ciencias tienen dos extremos que se tocan, el primero es la pura ignorancia natural en que se encuentran todos los hombres al nacer, y el otro extremo es aquel al que llegan las grandes almas que, tras haber recorrido todo lo que los hombres pueden saber, descubren que no saben nada."

Jacques Rancière
Las distancias del cine


"Salirse del supuesto pedagógico (que hay dos clases de inteligencia) implica salirse de la lógica social de la distribución de posiciones, como fue formulada en la República de Platón mediante dos declaraciones sobre por qué los artesanos tienen que hacer su trabajo y ninguna otra cosa: primero, porque el trabajo no espera, y segundo, porque la divinidad les ha dado la aptitud para hacer ese oficio, lo cual significa la ineptitud para hacer otra cosa. La emancipación de los trabajadores significa pues la afirmación de que el trabajo puede esperar y de que no hay ninguna "aptitud" específica del artesano.
Implica la posibilidad de romper los lazos de "necesidad" que atan una ocupación a una forma de inteligencia, la afirmación de la capacidad universal de aquellos que supuestamente sólo tienen inteligencia para hacer su tarea, lo cual implica juzgar a alguien inteligente o no inteligente en coincidencia con el grado de subordinación de su posición.
La emancipación significa el comunismo de la inteligencia, expresada en la demostración de la capacidad de los "incapaces": la capacidad ignorante de aprender por sí mismo, dice Jacotot. Nosotros podemos agregar: la capacidad del trabajador para dejar que sus ojos y su mente se alejen del trabajo de sus manos, la capacidad de una comunidad de trabajadores de detener el trabajo que aunque éste no espere y aunque lo necesiten para vivir, la capacidad de transformar el espacio privado del taller en un espacio público, de organizar la producción por sus propias fuerzas o tomar en sus manos la tarea de gobernar una ciudad cuyos gobernantes han desertado o la han traicionado, y muchas otras formas de la invención igualitaria que demuestren el poder colectivo de los hombres y mujeres emancipados."

Jacques Rancière
¿Comunistas sin comunismo?


"Un maestro ignorante no es un ignorante que decide hacerse el maestro. Es un maestro que enseña sin transmitir ningún conocimiento. Es un docente capaz de disociar su propio conocimiento y el ejercicio de la docencia. Es un maestro que demuestra que aquello que llamamos «transmisión del saber» comprende, en realidad, dos relaciones intrincadas que conviene disociar: una relación de voluntad a voluntad y una relación de inteligencia a inteligencia."

Jacques Rancière







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