Justo Arroyo

"La literatura panameña, como toda la latinoamericana, ha buceado en su pasado para tratar de entender su presente. Y lo seguirá haciendo. En Vida que olvida, más que la Historia, me interesaba la saga de la familia colombiana a la que la agarra una situación tan traumática como la separación de Colombia. Imagínate irte a trabajar tú y tu marido, recién casados, a Puerto Cutuco, para de repente encontrarse con que declararon una independencia allá y ya ustedes no son salvadoreños sino ciudadanos de la República de Cutuco. Como para pesadilla, ¿no? Pues eso fue exactamente lo que ocurrió con mi pareja. Mi "historia" es un marco para el desarrollo y finalmente adaptación de esta familia a la nueva realidad de la independencia. Pero no pienso volver a escribir más temas históricos, ni como centro ni como referencias."

Justo Arroyo



"Mi temática ha sido constante: la exploración de la relación entre las parejas. Las parejas (hombre y mujer) en las situaciones de amistad, como amantes, esposos, en enfermedades, la vejez, crisis económicas, las altas y las  bajas y cómo responden al estrés, cómo las circunstancias minan o levantan una relación. Por qué el adulterio, la fidelidad, en fin, la pareja heterosexual bajo la lupa."

Justo Arroyo


"Pienso que lo que debe valer es el interés, la sorpresa que puede aparecer en cualquier parte, ya sea en cuento o novela o en una receta culinaria.  Ese interés, esa necesidad de sorpresa que no te permiten dejar el texto, eso es lo que hace al escritor de cualquier género."

Justo Arroyo



"Semper y Lucía regresaron a la mesa, en donde las botellas calientes, negras, de cerveza, presidían. Todavía abrazados, marcaban con los hombros y las manos el compás de la música ausente. Yeah, Yeah. Barajas y Cora fumaban del mismo cigarrillo y tomaban del mismo vaso. (¿O tomaban del mismo cigarrillo y fumaban del mismo vaso?). Delante, detrás, a los lados, las lucecitas de los cigarrillos guiñaban en la oscuridad; de cuando en cuando, el tintín de los vasos-botellas. La cerveza sabía a zapato viejo, con un sabor que no caía mal a Barajas. Semper trataba de embriagarse, pero la lucidez no lo abandonaba; esto le daba cierta satisfacción, como retener -pensó- un orgasmo. Al sentarse, acomodó el manuscrito bajo sus nalgas."

Justo Arroyo
La gayola







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