Mario Arregui

"Creo que el cuento corto es, de todas las formas de la narrativa escrita, la que con más expectativa de vida y desarrollos y de lectores fervorosos espera los siglos que vendrán... si las bombas atómicas no terminan con nosotros en el tiempo.”



"El overo viejo era un típico caballo criollo y un típico gaucho viejo traducido a caballo. Era feo, de poca alzada, peludo, con aire de pobre; era fuerte, “sufrido”, taciturno, receloso, pueril, supersticioso, lo contrario de efusivo, fatalista, sentencioso, “alunado”, limitadísimo, con corajes y cobardías extrañamente trenzados, con un número de las quejumbres y alguna de las compadradas de Martín Fierro, con mucho del Viejo Vizcacha… Y era también a su modo un sabio.

Don Leopoldo lo compró por cinco pesos – cayéndose de flaco y bastereado desde la cruz del riñón – a un tropero de cara cuchillera que venía del norte. No había en la estancia caballo más viejo que él; ni más “caminado”, tampoco. Había sido caballo de inspector de sarna, de milico, de contrabandista, de tropero y hasta de ladrón; había tirado del carro de un turco mercachifle – cosa que ocultaba -, pretendía haber ayudado a un matrero y mentía como un niño cuando hablaba de Aparicio Sarabia, porque cualquiera podía sacar la cuenta de que no había sido él sino algún antepasado de heredadas memorias quien sirviera, allá por el 97 y por los peleadores comienzos de este siglo, en aquellas patriadas malhumoradas y viajadoras – turísticas, diríamos hoy – que garabateaban de idas y venidas y puntuaban de fogones con asados épicos el mapa del país."

Mario Arregui
Los caballos


"El reloj avanzaba sobre el tiempo; su tic-tac encarnizado aniquilaba los segundos, demolía y consumía los minutos; era la pequeña máquina un pequeño, insaciable monstruo comiendo el tiempo, tragándolo haciéndolo pasar por dentro de él, lo mismo que esas lombrices que avanzan devorando su camino en la tierra. Alonso miraba el suelo, las alpargatas blancas, la colilla humeante que había dejado caer el hombre de negro; veía moverse y trabajar al peluquero; sentía en las sienes y en las muñecas la pulsación de su sangre. La navaja no producía ruido alguno al segar la barba- sin duda flaca y escasa- del enfermizo forastero."

Mario Arregui
Diego Alonso


"Estimo al cuento un género importante, hermoso, difícil... Rigores excelentes lo condicionan y lo comandan y posee mayor temperatura artística, digámoslo así, que el relato o la novela. El buen cuento, a mi entender, es el que en alguna medida impresiona como ejemplo (en el antiguo sentido de enxenplo) y apunta menos a la peripecia que a la condición del hombre y a las máscaras de su destino, y que consigue tener una suerte de compresión explosiva, y que no consiente grietas para lo gratuito y lo azaroso en la mecánica de las situaciones, y que toma a los personajes en esos lapsos en que el hondo, inabdicable sabor de nuestra biografía —tanto de la pasada como de la virtualmente futura— acude a nosotros, y que se cierra como si rebotara sobre su frase final... Hablo, claro está, de lo que admiro en los maestros y señalo a mi ambición, no de lo que me es dado realizar."

Mario Arregui


"Se diría que hay en el fondo de los hombres una originaria tendencia a narrar cuentos y una ingénita disposición para escucharlos; y ahora, después de Poe y en tiempos en que el cine y la T.V. se enseñorean de los públicos multitudinarios, el viejo cuento, viejo y nuevo a la vez, se yergue como un árbol invicto."

Mario Arregui











No hay comentarios: