Sampson Arnold Mackey

"... en la obra Investigaciones Asiáticas (tomo II, pág. 131), el gran antepasado deYudishthira reinó 27.000 años… al fin de la Edad de bronce. Y en la misma obra (tomo IX, pág. 364) se lee:“Al comienzo del Kali Yuga bajo el reinado de Yudhisthira… que empezó a reinarinmediatamente después de la inundación llamada Pralaya”. En esto tenemos tres distintasafirmaciones acerca del Yudhistkira… y para explicarlas hemos de recurrir a los libros aryosque
dividen los cielos y la tierra en cinco partes desiguales
, por medio de círculos paralelos al ecuador. Es de suma importancia atender a estas divisiones… porque de ellasse deriva la de Mahâ–Yuga en sus cuatro partes componentes. Saben los astrónomos queen los cielos hay un punto llamado polo, alrededor del cual parece como que gira toda laesfera celeste en veinticuatro horas. A noventa grados de este punto se imagina un círculollamado ecuador que divide los cielos y la tierra en dos partes iguales: el Norte y el Sur.Entre el ecuador y el polo hay otro círculo imaginario llamado de perpetua aparición; entreel cual y el ecuador hay un punto celeste llamado cenit por el que pasa otro círculoimaginario, paralelo a los otros dos, completándose el circuito con el círculo de perpetuaocultación…
Ningún astrónomo europeo aplicó hasta ahora estos círculos a lacomputación de los misteriosos números indos
.
 
Según se dice en las Investigaciones Asiáticas, Yudhisthira nombró a Vicramâditya rey deCasimira, que está en los 36 grados de latitud en donde el círculo de perpetua aparición seextiende hasta 72 grados de latitud, faltando tan sólo 18 grados para llegar al cenit; pero endicha latitud, desde el cenit al ecuador hay 36 grados, y desde el ecuador al círculo de perpetua ocultación hay 54º 
 
... Aquí tenemos el semicírculo de 180º dividido en cuatro partes en la proporción de 1. 2, 3,4. es decir, 18. 36, 54, 72. Nada importa para el caso que los astrónomos indos conocieseno ignorasen el movimiento de la Tierra, puesto que las apariencias son las mismas… yquiero suponer que creyeran que los cielos giraban en torno de la Tierra, para dar unasatisfacción a los señores muy escrupulosos; pero es indudable que habían observado elmovimiento progresivo de las estrellas en el curso del Sol, a través de los puntosequinocciales en la proporción de 54” al año, lo cual determinaba la completa revolucióndel zodíaco en 24.000 años. También observaron que el ángulo de inclinación, variabahasta dilatar o contraer cuatro grados por banda, la anchura de los trópicos, cuya progresiónde movimiento llevaría los trópicos desde el ecuador a los polos; de modo que al cabo de540.000 años, el zodíaco efectuaría 22 % revoluciones, y el polo norte de la eclíptica sehabría movido desde el polo norte de la tierra al ecuador… Por lo tanto los polos quedaríaninvertidos al término de 1.080.000 años, que es precisamente la duración del Mahâ–Yugaque los indos dividieron en cuatro partes proporcionales a los números 1, 2, 3, 4, o sean108.000, 216.000, 324.000 y 432.000. Tal es la prueba de que estos números resultaron deantiquísimas observaciones astronómicas, y por lo tanto no merecen el despreciativodesdén con que hablan de ellos los ensayistas, repitiendo las voces de Bentley, Wilford,Dupuis y otros.Demostremos ahora que no es absurdo computar en 27.000 años el reinado de Yudhisthira, pues los ensayistas no advierten que hubo muchos monarcas de este nombre cuyasucesión constituye una larga dinastía, y esta explicación tiene el ya citado pasaje deIndagaciones Asiáticas, que dice: “El gran antepasado de Yudhisthira reinó 27.000 años alfin de la edad de bronce o tercera edad”. Tenían los antiguos un esferoide armilar llamadoatroscopio, cuyo eje mayor representaba en sus extremos los polos de la tierra y formabaun ángulo de 28º con el horizonte. Las siete divisiones, desde el horizonte hasta el polonorte o templo de Buddha, y las otras siete desde el mismo polo norte hasta el círculo de perpetua aparición, representan los catorce manvantaras o largos períodos de tiempo, encada uno de los cuales reinó un Manu, según se dice en Investigaciones Asiáticas..."

Sampson Arnold Mackey
The Mythological Astronomy in Three Parts 1824


"Sin embargo, la lenta y progresiva desaparición del Toro se conmemora felizmente en la serie de letras que desaparecen y que expresan categóricamente el gran hecho astronómico. Porque Abracadabra es el Toro, el único Toro. La antigua frase descompuesta en las partes que la componen sería: Ab’r-achad-ab’ra , es decir Ab’r , el Toro; achad , el único, etc. Achad es uno de los nombres del Sol, que se le otorga porque brilla solo —es la única estrella que brilla cuando lo vemos—, y el ab’ra que queda hace que el todo signifique: el Toro, el único Toro; mientras que la repetición del nombre con una letra menos, hasta que todo desaparece, es el método más sencillo y, sin embargo, el más satisfactorio que se podría haber imaginado para preservar la memoria del hecho; y el nombre de Sorápis, o Serapis, que se da al Toro en la ceremonia mencionada despeja toda duda. […] Esta palabra, “abracadabra”, desaparece en once etapas decrecientes, como en la figura. Y lo más sorprendente es que un cuerpo con tres cabezas queda plegado por una serpiente con once vueltas y puesta por Sorapis: y las once vueltas de la serpiente forman un triángulo similar al que forman las once líneas decrecientes del “abracadabra”."

Sampson Arnold Mackey
Tomada del libro Las enseñanzas secretas de todos los tiempos de Manly Palmer Hall, página 208







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