Giorgio Baffo

Cuanto yo veo, huelo, gusto y siento

Cuanto yo veo, huelo, gusto y siento,
todo se me hace coño; miro al cielo,
allí contemplo lo que luce hermoso,
y un coño se me torna el firmamento.

Si tierra toco, o el agua, o el fuego, o el viento,
pienso tocar el coño con su vello,
y si mi mente piensa en esos cuerpos,
se me transforma en coño el elemento.

Si huelo hierba o flor, madera o fruto,
todo lo que producen tierra y mar,
por doquier me figuro oler a coño.

En fin, si acaso quiero especular
sobre lo que en natura es bello o feo,
se me convierte en coño hasta el pensar.

Coño querido, que entre dos columnas

Coño querido, que entre dos columnas
allí estás, puesto como un capitel,
ostentas como cúpula dos nalgas,
y arriba, como el cielo, el hoyo chico.

Para que todo el mundo te venere
blanco velo te cubre a toda hora,
pues si alguien lo quita y te revela
todo pájaro cae víctima en tu altar.

Me pareces de Diana el sacro bosque,
con un mostacho enorme a cada lado,
que nos guía y lleva al arca del maná.

Tú haces cada día grandes milagros,
pues da el agua que brota de tu fuente,
vida al carajo, aliento a los cojones.

Giorgio Baffo


El mundo al modo del autor

Si yo debiera fabricar un mundo,
oye, cómo lo veo terminado:
que el calor fuese siempre moderado,
y en luna llena de esplendor rotundo;

Sin lluvia fuese el campo más fecundo,
y mil frutos naciendo en cualquier lado,
abierto el cielo, el mar siempre aplacado,
y no existiese fiera o bicho inmundo;

que el hombre fuera sano, rico y bravo,
que robos de dinero no existieran,
y nadie al porvenir diera un ochavo:

mas sobre toda cosa que me dieran,
pido que a todos se les hinche el nabo
para siempre joder, y a quien quisieran.

Giorgio Baffo



Placeres ansiados por el poeta

Para mi gloria quiero siete damas,
todas desnudas en derredor mío:
que el culo me reclama una, confío,
otra zampa mi polla y se la mama;

otras dos sobre el lecho desparraman
con el ombligo al aire, el mujerío,
y se corren meneando con tal brío
que mis brazos se tronchan como ramas.

Dos más aún estiradas para, digo,
follarlas con los pies sin disimulo
y darles fregotadas con el higo;

y me queda la última, calculo
que tras una lamida, aun consigo
con mi nariz joderla por el culo.

Giorgio Baffo


POR EL ENCARCELAMIENTO DEL NOBLE MARCELO

Cuando pienso en el mísero Marcelo
En la cárcel, cual perro, con los grillos,
Del canguelo me cago en los fondillos
Al figurárseme que yo soy quien amuelo.

Con las primeras luces en el cielo
Un sayon le entrará en cualquier lebrillo
Su bazofia, y mañana aquel pestillo
Dará paso tan solo al mismo duelo.

Allí no hay luz ni fuego, por más larga
Que las noches la sombra desenrolla
Y le hagan los ratones ronda amarga.

Sólo se oye el chirrido de la argolla;
Mas lo peor que en ese sitio embarga,
Lo terrible, es que allí jamás se folla.

Giorgio Baffo












No hay comentarios: