Godfrey Higgins afirma que Hu, el Poderoso, considerado el primer poblador de Britania, procedía de un lugar que las tríadas galesas llaman «el país del verano»», donde actualmente está situada Constantinopla. Albert Pike dice que la Palabra Perdida de la masonería está oculta en el nombre del dios druida Hu. La escasa información existente acerca de las iniciaciones secretas de los druidas indica una marcada similitud entre su escuela mistérica y las de Grecia y Egipto. Hu, la divinidad solar, fue asesinado y, tras pasar por una cantidad de pruebas extrañas y rituales místicos, recuperó la vida. Había tres grados en los Misterios druídicos, pero eran pocos los que los superaban todos. Se enterraba al candidato en un ataúd, como símbolo de la muerte de la divinidad solar. Sin embargo, la prueba suprema consistía en echarlo al mar en una barca abierta. Muchos perdieron la vida en esta prueba. Taliesin, un erudito antiguo que pasó por todos los Misterios, describe la iniciación de la barca abierta en The Origin of Pagan Idolatry de Faber. Se decía que los pocos que superaban aquel tercer grado habían «nacido otra vez» y que les enseñaban las verdades secretas y ocultas que los sacerdotes druidas conservaban desde la Antigüedad. De aquellos iniciados salieron muchos de los dignatarios del mundo religioso y político británico.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
La iniciación en los ritos de Mitra, como la iniciación en muchas otras escuelas filosóficas antiguas consistía, aparentemente, en tres grados importantes. La preparación para estos grados consistía en la auto-purificación, el desarrollo de las capacidades intelectuales y el control de la naturaleza animal.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
La iniciación en los ritos de Mitra, como la iniciación en muchas otras escuelas filosóficas antiguas consistía, aparentemente, en tres grados importantes. La preparación para estos grados consistía en la auto-purificación, el desarrollo de las capacidades intelectuales y el control de la naturaleza animal. En el primer grado se entregaba al candidato una corona en la punta de una espada y se lo instruía en los misterios del poder oculto de Mitra. Es probable que le enseñaran que la corona dorada representaba su propia naturaleza espiritual, que debía exteriorizar y desarrollar antes de poder glorificar realmente a Mitra, porque Mitra era su propia alma, que actuaba como mediador entre Ormuz, su espíritu, y Ahrimán, su naturaleza animal. En el segundo grado le entregaban la armadura de la inteligencia y la pureza y lo enviaban a la oscuridad de los pozos subterráneos a luchar contra las bestias de la lujuria, la pasión y la degeneración. En el tercer grado le daban una capa con los signos del Zodiaco y otros símbolos astrológicos dibujados o bordados. Una vez acabadas las iniciaciones, lo aclamaban como si hubiese resucitado de entre los muertos, lo instruían en las enseñanzas secretas de los místicos persas y se convertía en miembro hecho y derecho de la orden. Los candidatos que superaban con éxito las iniciaciones mitraicas recibían el nombre de «leones» y se les ponía en la frente la marca de la cruz egipcia. El propio Mitra se representa a menudo con cabeza de león y dos pares de alas. Durante todo el ritual se repetían las referencias al nacimiento de Mitra como divinidad solar, su sacrificio por el hombre, su muerte para que los hombres alcancen la vida eterna y, por último, su resurrección y la salvación de toda la humanidad gracias a su intercesión ante el trono de Ormuz.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
El culto mitraico es una simplificación de las enseñanzas más complejas de Zaratustra (Zoroastro), el mago persa del fuego.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
Se supone a menudo que Simón el Mago, el famoso mago del Nuevo Testamento, fue el fundador del gnosticismo. De ser así, la escuela se formó en el siglo I después de Cristo y es, probablemente, la primera de las numerosas ramas que han nacido del tronco principal del cristianismo. Para los entusiastas de la Iglesia cristiana primitiva, todo aquello con lo que no estaban de acuerdo había sido inspirado por el demonio. Que Simón el Mago tenía poderes misteriosos y sobrenaturales no lo niegan ni sus enemigos, aunque, según ellos, aquellos poderes se los habían prestado los espíritus infernales y las furias, que —afirmaban— eran sus compañeros inseparables. Sin duda, la leyenda más interesante acerca de Simón es la que narra sus enfrentamientos teosóficos con el apóstol san Pedro mientras los dos promulgaban sus doctrinas diferentes en Roma. Según la historia que narran los Padres de la Iglesia, Simón tenía que demostrar su superioridad espiritual ascendiendo al cielo en un carro de fuego. Unos poderes invisibles lo levantaron y lo elevaron a una altura considerable. Cuando san Pedro lo vio, gritó en voz alta y ordenó a los demonios (los espíritus del aire) que soltaran al mago. Los espíritus malignos, al recibir la orden del gran santo, se vieron obligados a obedecer y Simón cayó desde muy alto y se mató: aquello fue una prueba contundente de la superioridad de los poderes cristianos. No cabe duda de que la historia es un invento, al no ser más que una de las numerosas versiones —casi todas dispares— acerca de su muerte. Se siguen acumulando pruebas que demuestran que san Pedro no estuvo jamás en Roma, con lo cual se van disipando rápidamente sus últimos vestigios posibles de autenticidad.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
De que Simón fue un filósofo no cabe la menor duda, porque, siempre que se conservan sus palabras exactas, sus pensamientos sintéticos y trascendentales están expresados de maravilla. Los principios del gnosticismo se describen bien en esta declaración literal suya, que supuestamente ha preservado Hipólito: «A vosotros, por consiguiente, digo lo que digo y escribo lo que escribo. Y lo que escribo es lo siguiente. De los eones [períodos, planos o ciclos de vida creativa y creada en sustancia y espacio, criaturas celestiales] universales hay dos brotes, sin principio ni fin, que salen de una sola raíz, que es el poder invisible, el silencio inaprensible [bythós]. De estos brotes, uno se manifiesta desde arriba: es el Gran Poder, la Mente Universal que todo lo ordena, masculino, y el otro [se manifiesta] desde abajo: es el Gran Pensamiento, femenino, que todo lo produce. Por consiguiente, ambos, al emparejarse, se unen y manifiestan la Distancia Media, el aire incomprensible, sin principio ni fin, en la cual está el Padre que sostiene todas las cosas y alimenta aquellas cosas que tienen principio y fin». Con esto hemos de entender que la manifestación es el resultado de un principio positivo y uno negativo, que actúan el uno sobre el otro, y que se produce en el plano medio o punto de equilibrio, llamado pléroma. Este pléroma es una sustancia especial que se produce como consecuencia de la combinación de eones espirituales y materiales. Del pléroma se diferenciaba el Demiurgo, el mortal inmortal, ante el cual somos responsables por nuestra existencia física y los sufrimientos que debemos padecer en relación con ella. Según el sistema gnóstico, del Uno Eterno emanaban tres parejas de opuestos, llamadas syzygías, que, sumadas a él, formaban un total de siete. Los seis (las tres parejas de) eones (principios divinos vivos) fueron descritos por Simón en los Philosophumena de la siguiente manera: «Los dos primeros eran la mente (nous) y el pensamiento (epinoia); después venían la voz (phone) y su opuesto, el nombre (onoma) y, por último, la razón (logismos) y la reflexión (enthumesis). De estos seis elementos primigenios, unidos con la “llama eterna”, salieron los eones (ángeles) que formaron los mundos inferiores siguiendo las indicaciones del Demiurgo»
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
… todo el Misterio gnóstico se basa en la hipótesis de las emanaciones como relación lógica entre dos opuestos irreconciliables: el espíritu absoluto y la sustancia absoluta, que, según los gnósticos, coexistían en la eternidad. Algunos afirman que Basílides fue el verdadero fundador del gnosticismo, aunque existen muchas pruebas de que Simón el Mago estableció sus principios fundamentales en el siglo anterior.
El alejandrino Basílides inculcó en sus seguidores el hermetismo egipcio, el ocultismo oriental, la astrología caldea y la filosofía persa y con sus doctrinas trató de unir las escuelas del cristianismo primitivo con los antiguos Misterios paganos. A él se atribuye la formulación de una concepción peculiar de la divinidad que lleva el nombre de Abraxas. Hablando del significado original de esta palabra, Godfrey Higgins, en The Celtic Druids , ha demostrado que, si se suman los poderes numerológicos de las letras que forman la palabra «abraxas», el resultado es 365. El mismo autor destaca también que, aplicando un procedimiento similar al nombre de Mitra, se obtiene el mismo valor numérico. Basílides enseñaba que los poderes del universo se dividían en 365 eones o ciclos espirituales y que la suma de todos ellos era el Padre Supremo, al cual daba la apelación cabalística de Abraxas, como simbólica, numéricamente, de Sus poderes, atributos y emanaciones divinos. Abraxas se suele representar como una criatura compuesta, con cuerpo humano y cabeza de gallo, y cada una de sus piernas acaba en una serpiente.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
Baco (Dioniso) representa el alma racional del mundo inferior. Es el jefe de los titanes, los artífices de las esferas mundanas. Los pitagóricos lo llamaban «la mónada titánica». De este modo, Baco es la idea absoluta de la esfera titánica y los titanes, o dioses de los fragmentos, son los medios activos gracias a los cuales la sustancia universal se crea según el modelo de esta idea. El estado báquico representa la unidad del alma racional en un estado de autoconocimiento y el estado titánico, la diversidad del alma racional que, al dispersarse por toda la creación, pierde la conciencia de su propia unidad esencial. El espejo que Baco contempla y que constituye la causa de su caída es el gran mar de ilusión, el mundo inferior creado por los Titanes. Baco (el alma racional mundana), al ver su imagen ante él, la acepta como una semejanza suya e infunde alma a la semejanza; es decir, que la idea racional infunde alma a su reflejo: el universo irracional. Al infundir alma a la imagen irracional, le implanta el deseo de llegar a ser como su origen: la imagen racional. Por consiguiente, los antiguos decían que el hombre no conoce a los dioses mediante la lógica ni la razón, sino al advertir la presencia de los dioses en su interior.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 103
El hombre es una criatura compuesta, cuya naturaleza inferior consiste en fragmentos de los titanes y cuya naturaleza superior es la carne (vida) sagrada e inmortal de Baco. Por eso, el hombre puede tener tanto una existencia titánica (irracional) como una báquica (racional). Es probable que los titanes de Hesíodo, que eran doce, fueran análogos al zodiaco celeste, mientras que los titanes que asesinaron y descuartizaron a Baco representaran los poderes zodiacales distorsionados por su intervención en el mundo material. De este modo, Baco representa el sol, que es desmembrado por los signos del Zodiaco y a partir de cuyo cuerpo se forma el universo. Cuando se crearon las formas terrenales a partir de las diversas partes de su cuerpo, se perdió la sensación de integridad y se impuso la sensación de separación. El corazón de Baco, salvado por Palas, o Minerva, fue extraído de los cuatro elementos simbolizados por su cuerpo desmembrado y llevado a las capas celestiales. El corazón de Baco es el centro inmortal del alma racional. Después de que el alma racional se hubiese distribuido por toda la creación y la naturaleza del hombre, se instituyeron los Misterios báquicos a fin de desenredarla de la naturaleza titánica irracional.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 104
Después de que Baco se mirara en el espejo y siguiera su propio reflejo hacia la materia, el alma racional del mundo fue dividida y repartida por los titanes por toda la esfera mundana cuya esencia natural es, pero no pudieron desparramar el corazón, o la fuente. Los titanes tomaron el cuerpo desmembrado de Baco y lo hirvieron en agua, como símbolo de la inmersión en el universo material, que representa la incorporación del principio báquico a la forma. Después asaron los trozos para significar el posterior ascenso de la naturaleza espiritual al salir de su forma. Cuando Júpiter, padre de Baco y demiurgo del universo, vio que los titanes estaban involucrando irremediablemente la idea racional o divina al esparcir sus miembros a través de los componentes del mundo inferior, mató a los titanes para que la idea divina no se perdiera por completo. Con las cenizas de los titanes formó la humanidad, cuya existencia tenía por objeto preservar y, con el tiempo, liberar la idea báquica, o el alma racional, de la maquinación titánica, Júpiter, como demiurgo y creador del universo material, es la tercera persona de la triada creadora y, por consiguiente, el señor de la muerte, porque la muerte solo existe en la esfera inferior del ser que él preside. Se produce la desintegración para que, a continuación, pueda haber reintegración a un nivel superior de la forma o la inteligencia. Los rayos de Júpiter simbolizan su poder desintegrador y revelan la finalidad de la muerte, que es rescatar el alma racional del poder devorador de la naturaleza irracional. El hombre es una criatura compuesta, cuya naturaleza inferior consiste en fragmentos de los titanes y cuya naturaleza superior es la carne (vida) sagrada e inmortal de Baco. Por eso, el hombre puede tener tanto una existencia titánica (irracional) como una báquica (racional). Es probable que los titanes de Hesíodo, que eran doce, fueran análogos al zodiaco celeste, mientras que los titanes que asesinaron y descuartizaron a Baco representaran los poderes zodiacales distorsionados por su intervención en el mundo material. De este modo, Baco representa el sol, que es desmembrado por los signos del Zodiaco y a partir de cuyo cuerpo se forma el universo. Cuando se crearon las formas terrenales a partir de las diversas partes de su cuerpo, se perdió la sensación de integridad y se impuso la sensación de separación. El corazón de Baco, salvado por Palas, o Minerva, fue extraído de los cuatro elementos simbolizados por su cuerpo desmembrado y llevado a las capas celestiales. El corazón de Baco es el centro inmortal del alma racional. Después de que el alma racional se hubiese distribuido por toda la creación y la naturaleza del hombre, se instituyeron los Misterios báquicos a fin de desenredarla de la naturaleza titánica irracional. Este proceso consistía en elevar el alma para hacerla salir de su estado de separación y entrar en el de unidad. Se recuperaron las distintas partes y los distintos miembros de Baco que estaban dispersos por todo el mundo. Una vez reunidas todas las panes racionales, Baco resucita. Los ritos de Dioniso eran muy similares a los de Baco y muchos consideran a estos dos dioses uno solo. Se transportaban estatuas de Dioniso en los Misterios eleusinos, sobre todo en los grados inferiores. Baco, que representa el alma de la esfera mundana, podía tener una diversidad infinita de formas y nombres Aparentemente, Dioniso era su aspecto solar.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 103
¿Acaso el conocimiento religioso, filosófico y científico que poseían los sacerdotes de la Antigüedad procedía de la Atlántida, cuyo hundimiento arrasó todo vestigio de su participación en el drama del progreso mundial? El culto al sol de los atlantes se ha perpetuado en los rituales y las ceremonias tanto del cristianismo como del paganismo. En la Atlántida, tanto la cruz como la serpiente eran emblemas de la sabiduría divina. Los progenitores divinos (atlantes) de los mayas y los quichés de América Central coexistían dentro del resplandor verde y azul celeste de Gucumatz, la «serpiente emplumada». Los seis sabios nacidos en el cielo se manifestaban como centros de luz unidos o sintetizados por el séptimo y principal de su orden: la «serpiente emplumada». El título de serpiente «alada» o «emplumada» se aplicaba a Quetzalcóatl, o Kukulcán, el iniciado centroamericano. El centro de la sabiduría-religión atlante era —se supone— un templo piramidal inmenso que se alzaba en la cima de una meseta, en medio de la ciudad de las puertas doradas. Desde allí salían los sacerdotes-iniciados de la pluma sagrada, llevando las llaves de la sabiduría universal hasta los confines de la tierra.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 112
Casi todos los grandes mitos cosmológicos que forman la base de los diversos libros sagrados del mundo se basan en los rituales de los Misterios de la Atlántida.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 114
El mito del dios que muere es la clave de la redención y la regeneración tanto universal como individual y los que no comprenden la verdadera naturaleza de esta alegoría suprema no tienen el privilegio de considerarse a sí mismos ni sabios ni auténticamente religiosos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 123
Retumbó el trueno, relampagueó y el velo del Templo se rasgó de arriba abajo. El venerable iniciador, con sus vestiduras azules y doradas, levantó lentamente su bastón cubierto de joyas y señaló con él la oscuridad revelada al desgarrarse la cortina plateada. «¡Contemplad la luz de Egipto!». El candidato, con su sencilla toga blanca, miró la total oscuridad enmarcada por las dos columnas inmensas con cabeza de loto, entre las cuales había estado colgado el velo. Mientras observaba, una bruma luminosa se distribuyó por toda la atmósfera hasta que el aire se convirtió en una masa de partículas brillantes. El rostro del neófito se iluminó con el suave resplandor, mientras exploraba la nube reluciente en busca de algún objeto tangible. El iniciador volvió a hablar: «Esta luz que observáis es la luminosidad secreta de los Misterios De dónde procede nadie lo sabe, salvo el “maestro de la luz”. ¡Heló aquí!». De pronto, a través de la neblina reluciente apareció una figura rodeada de un brillo verdoso titilante. El iniciador bajó su bastón e, inclinando la cabeza, posó una mano de lado contra su pecho, a modo de humilde saludo. El neófito retrocedió sobrecogido, enceguecido en parte por el esplendor de la figura revelada, pero el joven cobró coraje y volvió a mirar al Uno Divino. La Forma que tenía delante era bastante más grande que la de un hombre mortal. El cuerpo parecía en parte transparente, de modo que se podían ver el corazón y el cerebro latiendo, radiantes. Mientras el candidato observaba, el corazón se convirtió en un ibis y el cerebro, en una esmeralda brillante. En Su mano, aquel Ser misterioso llevaba una vara con alas, con serpientes enroscadas. El anciano iniciador levantó el bastón y exclamó en voz alta: «Todos os aclaman, Thot Hermes, tres veces grande; todos os aclaman, príncipe de los hombres; ¡todos os aclaman a vos, que estáis subido a la cabeza de Tifón!». En el mismo instante apareció un dragón macabro retorciéndose, un monstruo espantoso, en parte serpiente, en parte cocodrilo y en parte cerdo. De su boca y sus narices salían llamas y unos sonidos horrorosos resonaban por las cámaras abovedadas. De pronto, Hermes golpeó al reptil, que avanzaba con su vara con las serpientes enroscadas y, dando un gruñido, el dragón cayó de lado, mientras las llamas se fueron extinguiendo lentamente. Hermes puso el pie sobre el cráneo del Tifón vencido. Un instante después y, con una llamarada de un esplendor insoportable que hizo retroceder al neófito tambaleándose hasta un pilar, el Hermes inmortal, seguido por serpentinas de niebla verdosa, atravesó la cámara y se perdió en la nada.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 124
Casi todos los símbolos masónicos tienen carácter hermético.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 127
El Libro de Thot
Mientras Hermes recorría aún la tierra con los hombres, encomendó a sus sucesores elegidos el sagrado Libro de Thot, una obra que contenía los procesos secretos mediante los cuales se lograría la regeneración de la humanidad y que también servía como clave de sus otros escritos. No se sabe nada seguro sobre el contenido del Libro de Thot, salvo que sus páginas estaban cubiertas de extrañas figuras y símbolos jeroglíficos, que proporcionaban a los que estaban familiarizados con su uso un poder ilimitado sobre los espíritus del aire y las divinidades subterráneas. Cuando, mediante los procesos secretos de los Misterios, se estimulan determinadas áreas del cerebro, la conciencia del hombre se amplía y llega a contemplar a los Inmortales y a acceder a la presencia de los dioses superiores. El Libro de Thot describía el método que permitía lograr tal estimulación. En realidad, por tanto, era la «clave de la inmortalidad». Según la leyenda, el Libro de Thot se guardaba en una caja dorada en el sanctasanctórum del templo. Solo había una llave, que estaba en poder del «Maestro de los Misterios», el máximo iniciado del arcano hermético y el único que sabía lo que estaba escrito en el libro sagrado. El Libro de Thot se perdió para el mundo antiguo con la decadencia de los Misterios, pero sus fieles iniciados lo llevaron sellado en el cofre sagrado a otras tierras. El libro sigue existiendo y todavía conduce a los discípulos de esta época ante la presencia de los Inmortales. En este momento, no se puede dar al mundo más información al respecto, pero la sucesión apostólica se mantiene ininterrumpida, desde el primer hierofante iniciado por el propio Hermes hasta el día de hoy, y aquellos que son particularmente aptos para servir a los Inmortales pueden descubrir tan inestimable documento si lo buscan sincera e infatigablemente. Se ha afirmado que el Libro de Thot es, en realidad, el misterioso Tarot de los bohemios, un extraño libro emblemático de setenta y ocho páginas que ha estado en poder de los gitanos desde el momento en que fueron expulsados de su antiguo templo: el Serapeum. (Según las Historias Secretas, los gitanos eran, en un principio, sacerdotes egipcios). En la actualidad existen en el mundo varias escuelas secretas que tienen el privilegio de iniciar a los candidatos en los Misterios, pero en casi todos los casos han encendido los fuegos de sus altares con la antorcha encendida de la estatua del dios griego. En su Libro de Thot, Hermes reveló a toda la humanidad «el único camino» y durante siglos los sabios de todas las naciones y todos los credos han alcanzado la inmortalidad mediante el «camino» establecido por Hermes en medio de la oscuridad para redimir a la humanidad.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 127
Mientras deambulaba por un lugar pedregoso y solitario, Hermes se entregó a la meditación y la oración. Siguiendo las instrucciones secretas del Templo, poco a poco fue liberando su conciencia superior de la esclavitud de sus sentidos físicos y, una vez liberado, su naturaleza divina le reveló los misterios de las esferas trascendentales. Contempló una figura imponente y sobrecogedora: era el Gran Dragón, que tenía las alas extendidas en el cielo y cuyo cuerpo irradiaba luz en todas direcciones. (Según los Misterios, la Vida Universal se representaba como un dragón). El Gran Dragón llamó a Hermes por su nombre y le preguntó por qué meditaba así sobre el Misterio del Mundo. Aterrorizado por el espectáculo, Hermes se postró ante el Dragón y le suplicó que le revelara su identidad. La enorme criatura le respondió que era Poimandres, la Mente del Universo, la Inteligencia Creativa y el Emperador absoluto de Todo. (Schuré identifica a Poimandres con el dios Osiris). Entonces Hermes suplicó a Poimandres que le revelara la naturaleza del universo y la constitución de los dioses. El Dragón accedió y le pidió a Trismegisto que retuviera su imagen en la cabeza.
De inmediato cambió la forma de Poimandres. En el lugar donde había estado quedó un resplandor espectacular que palpitaba. Aquella Luz era la naturaleza espiritual del propio Gran Dragón. Hermes «ascendió» al centro de aquel Fulgor divino y el universo de objetos materiales se desvaneció de su conciencia. Entonces sobrevino una gran oscuridad que, al expandirse, se tragó la Luz. Todo se puso turbulento. En tomo a Hermes se arremolinaba una misteriosa sustancia acuosa que emitía un vapor que parecía humo. El aire se llenó de gemidos inarticulados y suspiros que parecían proceder de la Luz que había sido tragada por la oscuridad. Su cabeza le dijo a Hermes que la Luz era la forma del universo espiritual y que la oscuridad en remolino que la había envuelto representaba lo material.
A continuación, de la Luz prisionera surgió una Palabra santa misteriosa que se situó sobre las aguas humeantes. Aquella Palabra, la Voz de la Luz, surgió de la oscuridad como una gran columna y el fuego y el aire la siguieron, aunque la tierra y el agua permanecieron abajo, sin moverse. Entonces, las aguas de la Luz se separaron de las aguas de la oscuridad; de las aguas de la Luz se formaron los mundos superiores y de las aguas de la oscuridad se formaron los mundos inferiores. A continuación, la tierra y el agua se mezclaron y se volvieron inseparables y la Palabra espiritual, llamada Razón, se movió sobre su superficie y provocó un desconcierto interminable.
Una vez más se oyó la voz de Poimandres, pero sin que se revelara Su forma: «Yo tu Dios soy la Luz y la Mente que existían antes de que la sustancia se separara del espíritu y la oscuridad, de la Luz. Y la Palabra que surgió de la oscuridad como una columna de fuego es el Hijo de Dios, nacido del misterio de la Mente. El nombre de esa Palabra es “Razón”. La Razón es hija del Pensamiento y la Razón separará la Luz de la oscuridad y establecerá la Verdad en medio de las aguas. Entiéndelo, oh, Hermes, y medita profundamente sobre el misterio. Lo que ves y oyes en tu interior no es la tierra, sino la Palabra de Dios hecha carne. Así se dice que la Luz Divina habita en medio de la oscuridad mortal y la ignorancia no puede separarlas. La unión de la Palabra y la Mente produce el misterio llamado “Vida”. Así como la oscuridad que te rodea está dividida con respecto a sí misma, la oscuridad que hay en tu interior también está dividida de la misma forma. La Luz y el fuego que surgen son el hombre divino, que asciende por el camino de la Palabra, y lo que no puede ascender es el hombre mortal, que no puede ser partícipe de la inmortalidad. Profundiza en la Mente y su misterio, porque en ellos reside el secreto de la inmortalidad».
El Dragón volvió a revelar su forma a Hermes y durante largo tiempo los dos estuvieron mirándose fijamente a la cara el uno al otro, de modo que Hermes temblaba ante la mirada de Poimandres. Al oír la Palabra del Dragón, los cielos se abrieron y se revelaron los innumerables Poderes de la Luz, elevándose por el Cosmos con alas que despedían fuego. Hermes contempló los espíritus de las estrellas, los celestiales que controlan el universo y todos aquellos Poderes que brillan con el resplandor del Fuego Único, el esplendor de la Mente Soberana. Hermes se dio cuenta de que la visión que había contemplado solo le había sido revelada porque Poimandres había dicho una Palabra. La Palabra era la Razón y mediante la Razón de la Palabra se manifestaban las cosas invisibles La Mente Divina —el Dragón— prosiguió su discurso:
«Antes de que se formara el universo visible, se fabricó un molde, llamado Arquetipo y dicho Arquetipo estaba en la Mente Suprema mucho antes de que comenzara el proceso de la creación. Observando los Arquetipos, la Mente Suprema quedó prendada de sus propios pensamientos, de modo que, tomando la Palabra como un martillo poderoso, fue abriendo cavernas en el espacio primigenio y reproduciendo la forma de las esferas en el molde del Arquetipo y, al mismo tiempo, sembró en los cuerpos recién creados las semillas de las cosas vivas La oscuridad inferior, al recibir el martillo de la Palabra, se convirtió en un universo ordenado. Los elementos se separaron en niveles y en cada uno surgieron criaturas vivas. El Ser Supremo —la Mente—, masculino y femenino, produjo la Palabra y la Palabra, suspendida entre la Luz y la oscuridad, se expresó en otra Mente, llamada “el Obrero”, el “Maestro Constructor” o “el Hacedor de objetos”.
De esta manera se consiguió. Oh, Hermes: desplazándose por el espacio como un soplo, la Palabra produjo el Fuego por la fricción de su movimiento. Por consiguiente, el Fuego se llama «Hijo del Esfuerzo». El Obrero atravesó el universo como un torbellino y, con la fricción, hizo que las sustancias vibraran y resplandeciesen. El Hijo del Esfuerzo formó de este modo los Siete Gobernadores, los Espíritus de los Planetas, cuyas órbitas delimitaban el mundo, y los Siete Gobernadores controlaban el mundo mediante el poder misterioso llamado Destino, que les había concedido el Obrero Ardiente. Cuando la Segunda Mente (el Obrero) hubo organizado el Caos, la Palabra de Dios salió enseguida de su prisión material, dejando a los elementos sin la Razón, y se unió a la naturaleza del Obrero Ardiente. Entonces, la Segunda Mente, junto con la Palabra que se había elevado, se estableció en medio del universo e hizo girar las ruedas de los Poderes Celestiales y así continuará desde un comienzo infinito hasta un final infinito, porque el principio y el fin están en el mismo lugar y estado.
Entonces, los elementos vueltos hacia abajo y desprovistos de razonamiento produjeron criaturas sin Razón. La Sustancia no podía proporcionar Razón, porque la Razón había salido de ella. El aire produjo objetos voladores y las aguas, objetos nadadores. La tierra concibió extraños animales de cuatro patas que se arrastran, dragones, demonios complejos y monstruos grotescos. Entonces el Padre —la Mente Suprema—, al ser la Luz y la Vida, creó a su imagen un Hombre Universal espléndido: no un hombre terrenal, sino un Hombre celestial, que vivía en la Luz de Dios. La Mente Suprema amó al Hombre que había creado y le entregó el control de las creaciones y las pericias.
Como el Hombre quería trabajar, estableció Su morada en la esfera de la generación y se fijó en las obras de Su hermano, la Segunda Mente, que estaba sentado en el Anillo de Fuego. Después de observar los logros del Obrero Ardiente, Él también quiso hacer cosas y Su Padre le dio permiso. Los Siete Gobernadores, de cuyos poderes era partícipe, se regocijaron y cada uno proporcionó al Hombre una parte de Su propia naturaleza.
El Hombre anhelaba perforar la circunferencia de los círculos y comprender el misterio de Aquel que estaba sentado sobre el Fuego Eterno. Como ya tenía todo el poder, se agachó y echó un vistazo a través de las siete Armonías y, atravesando la fuerza de los círculos, se manifestó ante la Naturaleza, que estaba estirada abajo. El Hombre miró a las profundidades y sonrió, porque vio una sombra sobre la tierra y una semejanza reflejada en las aguas y aquella sombra y aquella semejanza eran Su propio reflejo. El Hombre se enamoró de Su propia sombra y deseó descender hasta ella. Coincidiendo con el deseo, el objeto Inteligente se unió con la imagen o la forma irracional.
La Naturaleza observó el descenso y se envolvió en torno al Hombre, al que amaba, y los dos se fusionaron. Por este motivo, el hombre terrenal es compuesto. En su interior está el Hombre del Cielo. inmortal y hermoso; en el exterior, la Naturaleza, mortal y destructible. Por consiguiente, el sufrimiento se produce porque el Hombre Inmortal se enamoró de su sombra y renunció a la Realidad para vivir en la oscuridad de la ilusión: porque, si es inmortal, el hombre tiene el poder de los Siete Gobernadores y también la Vida, la Luz y la Palabra, pero, si es mortal, lo controlan los Anillos de los Gobernadores: la Suerte o el Destino.
Del Hombre Inmortal habría que decir que es hermafrodita, o sea, masculino y femenino, y siempre está atento. Nunca duerme ni está inactivo y lo rige un Padre que también es masculino y femenino y siempre vigila. Este es el misterio que se mantiene oculto hasta hoy, porque la Naturaleza, después de fusionarse en matrimonio con el Hombre del Cielo, produjo una maravilla de lo más maravillosa: siete hombres todos bisexuales, masculinos y femeninos, y de postura erguida, cada uno de los cuales es un ejemplo de las naturalezas de los Siete Gobernadores. Estas… Oh, Hermes, son las siete razas, especies y ruedas.
De esta manera se generaron los siete hombres. La tierra era el elemento femenino y el agua, el masculino: del fuego y el éter recibieron sus espíritus, y la Naturaleza hizo los cuerpos según la especie y la forma de los hombres. Y el hombre recibió la Vida y la Luz del Gran Dragón y de la Vida se hizo su Alma y de la Luz, su Mente. Por consiguiente, todas estas criaturas complejas, que contienen la inmortalidad pero son partícipes de la mortalidad, siguieron en tal estado durante un período. Se reprodujeron a partir de sí mismas, porque cada una era masculina y femenina. Sin embargo, al finalizar el período, el nudo del Destino se desató por la voluntad de Dios y el lazo de todas las cosas se aflojó.
Entonces, todas las criaturas vivas, incluido el hombre, que había sido hermafrodita, se separaron y los machos se volvieron diferentes y las hembras también, según los dictados de la Razón.
Y Dios habló a la Palabra Santa que estaba dentro del alma de todas las cosas y le dijo: «Seguid creciendo y multiplicaos en multitudes, todos vosotros, criaturas y pericias mías. Que quien esté dotado de Mente sepa que es inmortal y que la causa de la muerte es el amor al cuerpo y dejad que aprenda todo lo que hay, porque quien se reconoce a sí mismo ingresa en el estado del Bien».
Y después de que Dios dijera esto, la Providencia, con la ayuda de los Siete Gobernadores y la Armonía, reunió los sexos, hizo las mezclas y estableció las generaciones y todas las cosas se multiplicaron según su especie. «Quien comete el error de apegarse y ama su cuerpo se queda deambulando en la oscuridad, consciente, y sufre las cosas de la muerte, mientras que quien se da cuenta de que el cuerpo no es más que una tumba para su alma asciende a la inmortalidad».
Entonces Hermes quiso saber por qué había que privar a los hombres de la inmortalidad solo por cometer el pecado de la ignorancia y el Gran Dragón respondió: «Para los ignorantes, el cuerpo es lo más importante y son incapaces de darse cuenta de que llevan dentro la inmortalidad. Como solo conocen el cuerpo, que está sujeto a la muerte, creen en la muerte, porque adoran la sustancia que es la causa y la realidad de la muerte».
Entonces Hermes preguntó cómo van hacia Dios los justos y los sabios, a lo cual Poimandres respondió: «Lo mismo que dijo la Palabra de Dios lo repito yo: “Porque el Padre de todas las cosas está hecho de Vida y Luz y lo mismo ocurre con los hombres”. Por consiguiente, quien aprenda y comprenda la naturaleza de la Vida y la Luz pasará a la eternidad de la Vida y la Luz».
A continuación, Hermes preguntó por el camino que seguían los sabios para llegar a la Vida eterna y Poimandres continuó: «Dejad que el hombre dotado de Mente tome nota, analice y aprenda por sí mismo y, con el poder de su Mente, se separe de su no-yo y se vuelva esclavo de la Realidad».
Hermes preguntó si no todos los hombres tenían Mente y el Gran Dragón respondió: «Ten cuidado con lo que dices, porque yo soy la Mente: el Maestro Eterno. Yo soy el Padre de la Palabra, el Redentor de todos los hombres, y en la naturaleza del sabio la Palabra se hace carne. Por medio de la Palabra, el mundo se salva. Yo, el Pensamiento (Thot)[31], el Padre de la Palabra, la Mente, solo acudo a los hombres que son santos y buenos, puros y misericordiosos y llevan una vida piadosa y religiosa; mi presencia les sirve de inspiración y de ayuda, porque cuando llego, enseguida saben todas las cosas y adoran al Padre Universal. Antes de morir, estos sabios y misericordiosos aprenden a renunciar a sus sentidos sabiendo que estos son los enemigos de su alma inmortal.
»No permitiré que los maléficos sentidos controlen el cuerpo de aquellos que me aman ni tampoco que alberguen emociones malignas ni malos pensamientos Me convierto en portero o cancerbero y no dejo entrar el mal y así protejo a los sabios de su propia naturaleza inferior. Sin embargo, no acudo a los perversos, los envidiosos ni los codiciosos, porque ellos no pueden entender los misterios de la Mente; por consiguiente, no les resulto grato. Los dejo con los demonios vengadores que ellos fabrican en su propia alma, porque el mal aumenta todos los días y atormenta más al hombre y cada mala acción se suma a las malas acciones previas hasta que finalmente el mal se destruye a sí mismo. El castigo del deseo es el suplicio de la insatisfacción».
Hermes agachó la cabeza en señal de agradecimiento al Gran Dragón que tanto le había enseñado y le suplicó que siguiera hablando sobre lo supremo del alma humana, de modo que Poimandres resumió: «En el momento de la muerte, el cuerpo material del hombre regresa a los elementos de los que procede y el hombre divino invisible asciende a la fuente de la que procede, es decir, la Octava Esfera. El mal se traslada a la morada del demonio, mientras que los sentidos, los sentimientos, los deseos y las pasiones del cuerpo regresan a su origen, es decir, los Siete Gobernadores, cuya naturaleza en el hombre inferior destruye, pero en el hombre espiritual invisible da vida.
»Cuando la naturaleza inferior ha vuelto a la brutalidad, la superior se esfuerza otra vez por recuperar su espiritualidad. Escala los siete Anillos sobre los cuales están sentados los Siete Gobernadores y devuelve a cada uno sus poderes inferiores de esta manera: sobre el primer anillo deposita la Luna y le devuelve la capacidad de crecer y decrecer: sobre el segundo anillo sienta a Mercurio y le devuelve las maquinaciones, el engaño y la picardía; sobre el tercer anillo sienta a Venus y le devuelve los deseos y las pasiones; sobre el cuarto anillo sienta al Sol y a este Señor le devuelve las ambiciones; sobre el quinto anillo sienta a Marte y a él le devuelve la impetuosidad y el atrevimiento irreverente; sobre el sexto anillo sienta a Júpiter y le devuelve el sentido de acumulación y las riquezas, y sobre el séptimo anillo sienta a Saturno, a la Puerta del Caos, y le devuelve la falsedad y la conspiración maléfica.
»A continuación, después de deshacerse de todas las acumulaciones de los siete Anillos, el alma llega a la Octava Esfera, es decir, el anillo de las estrellas fijas, donde, liberada de toda ilusión, mora en la Luz y entona loas al Padre con una voz que solo los puros de espíritu pueden comprender. Fíjate, Hermes, que en la Octava Esfera hay un gran misterio, porque la Vía Láctea es el semillero de las almas, que desde allí caen en los Anillos, y a ella regresan otra vez desde las ruedas de Saturno. Pero algunas no pueden subir la escalera de siete peldaños de los Anillos, de modo que deambulan por la oscuridad inferior y son arrastradas a la eternidad con la ilusión de los sentidos y la practicidad.
»El camino hacia la inmortalidad es difícil y solo unos pocos lo encuentran. El resto aguarda el Gran Día en que las ruedas del universo se detengan y las chispas inmortales huyan de la vaina de la sustancia. Pobres de los que esperan, porque deben volver a regresar, inconscientes y sin saberlo, al semillero de las estrellas y aguardar un nuevo comienzo. Los que se salven gracias a la luz del misterio que te he revelado, oh, Hermes, y que ahora te pido que instaures entre los hombres, volverán una vez más al Padre que habita en la Luz Blanca y se entregarán a la Luz y serán absorbidos por la Luz y en Ella se convertirán en Poderes divinos. Este es el Camino del Bien y solo se revela a los que tienen sabiduría.
»Bendito seas, oh, Hijo de la Luz, a quien, de entre todos los hombres, yo, Poimandres, la Luz del Mundo, me he revelado. Te ordeno que sigas adelante, que te conviertas en guía para aquellos que deambulan en la oscuridad, para que todos los hombres en los que habite el espíritu de Mi Mente (la Mente Universal) se salven por medio de Mi Mente en ti, que invocará a Mi Mente en ellos. Establece Mis Misterios y ellos no fracasarán en la tierra, porque soy la Mente de los Misterios y, mientras la Mente no falle —esto no ocurre nunca—, mis Misterios no pueden fallar».
Con estas palabras de despedida, Poimandres, radiante de luz celestial, se desvaneció, mezclándose con los poderes de los cielos. Elevando los ojos al firmamento, Hermes bendijo al Padre de Todas las Cosas y consagró su vida al servicio de la Gran Luz.
Así predicaba Hermes: «Oh, habitantes de la tierra, hombres nacidos y hechos de los elementos, pero con el espíritu del Hombre Divino en vuestro interior, ¡levantaos de vuestro sueño de ignorancia! Sed serios y reflexivos. Daos cuenta de que vuestra casa no es la tierra sino la Luz. ¿Por qué os habéis entregado a la muerte, si tenéis poder para ser partícipes de la inmortalidad? Arrepentíos y cambiad vuestra mente. Alejaos de la luz oscura y renunciad a la corrupción para siempre. Preparaos para ascender a través de los Siete Anillos y para fundir vuestras almas con la Luz eterna».
Algunos de los que lo escucharon se burlaron y se mofaron y siguieron su camino, entregándose a la Segunda Muerte, de la cual no existe salvación. Otros, en cambio, se arrojaron a los pies de Hermes y le suplicaron que les enseñara el Camino de la Vida. Él los levantó con suavidad, sin recibir ninguna aprobación para sí mismo, y, con el bastón en la mano, siguió enseñando y guiando a la humanidad y mostrándoles cómo podían salvarse. En los mundos de los hombres, Hermes sembró las semillas de la sabiduría y las nutrió con las Aguas Inmortales. Finalmente llegó el crepúsculo de su vida y, cuando el resplandor de la luz de la tierra comenzó a reducirse, Hermes ordenó a sus discípulos que mantuvieran inmaculadas sus doctrinas a lo largo de los siglos. Encomendó que se pusiera por escrito la visión de Poimandres para que todos los que desearan la inmortalidad pudieran encontrar en ella el camino.
Para concluir su exposición de la visión, Hermes escribió lo siguiente: «El sueño del cuerpo es la sobria vigilancia de la Mente y, si cierro los ojos, se me revela la Luz verdadera. Mi silencio se llena de nueva vida y esperanza y está lleno de bondad. Mis palabras son la plenitud del fruto del árbol de mi alma. Porque este es el relato fiel de lo que he recibido de mi verdadera Mente, que es Poimandres, el Gran Dragón, el Señor de la Palabra, mediante el cual Dios me inspiró la Verdad. Desde aquel día, mi Mente ha estado siempre conmigo y en mi propia alma he dado a luz la Palabra: la Palabra es la Razón y la Razón me ha redimido. Por este motivo, con toda mi alma y toda mi fuerza, alabo y bendigo al Dios Padre, la Vida y la Luz y la Bondad Eterna.
Bendito sea Dios, Padre de todas las cosas, que existe desde antes del Primer Comienzo.
Bendito sea Dios, cuya voluntad se cumple y se hace cumplir mediante Sus propios Poderes, a los que ha dado a luz fuera de Sí mismo.
Bendito sea Dios, que ha decidido darse a conocer y que es conocido por Sí mismo por aquellos a quienes se revela.
Bendito seáis Vos que por Vuestra Palabra (la Razón) habéis establecido todas las cosas.
Bendito seáis Vos, a cuya imagen se ha hecho toda la Naturaleza.
Bendito seáis Vos a quien la naturaleza inferior no ha dado forma.
Bendito seáis Vos, que sois más fuerte que todos los poderes.
Bendito seáis Vos, que sois mejor que toda excelencia.
Bendito seáis Vos, que sois mejor que toda alabanza.
Aceptad estos sacrificios razonables de un alma pura y un corazón tendido hacia Vos.
Oh, Inefable, a Quien se alaba en silencio.
Os suplico que me miréis con misericordia para que no yerre mi conocimiento de Vos y pueda iluminar a aquellos que son, en la ignorancia, hermanos míos e hijos Vuestros.
Por eso creo en Vos y de Vos doy fe y parto en paz y con confianza en Vuestra Luz y Vida.
Bendito seáis, ¡oh, Padre! El hombre que habéis creado se santificará con Vos, ya que le habéis dado poder para santificar a otros con Vuestra Palabra y Vuestra Verdad».
La Visión de Hermes, como casi todas las obras herméticas, es una exposición alegórica de grandes verdades filosóficas y místicas, cuyo significado oculto solo pueden comprender aquellos que han sido «elevados» a la presencia de la Mente Verdadera.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 127
W. Marsham Adams llama a la Gran Pirámide «la casa de los lugares ocultos» y lo era, sin duda, porque representaba el sanctasanctórum de la sabiduría preegipcia. Los egipcios asociaban la Gran Pirámide con Hermes, el dios de la sabiduría y las letras y el Divino Iluminador, adorado a través del planeta Mercurio. Relacionar a Hermes con la Pirámide destaca otra vez el hecho de que en realidad era el templo supremo de la Divinidad Invisible y Suprema. La Gran Pirámide no era un faro, un observatorio ni una tumba, sino el primer templo de los Misterios, la primera estructura levantada como depósito de aquellas verdades secretas que son la base cierta de todas las artes y las ciencias. Era el emblema perfecto del microcosmos y el macrocosmos y, según las enseñanzas secretas, la tumba de Osiris, el dios negro del Nilo. Osiris representa una manifestación determinada de la energía solar y, por consiguiente, su casa o su tumba es un emblema del universo, dentro del cual está sepultado y en cuya cruz ha sido crucificado.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 159
Por las cámaras y los corredores místicos de la Gran Pirámide pasaban los iluminados de la Antigüedad. Atravesaban sus portales como hombres y salían como dioses. Era el lugar del «segundo nacimiento», el «vientre de los Misterios», y la sabiduría habitaba en él como Dios habita en el corazón de los hombres. En algún lugar de las profundidades de sus recovecos residía un ser desconocido llamado «el Iniciador» o «el Ilustre», vestido de azul y dorado, que llevaba en la mano la séptuple llave de la eternidad. Era el hierofante de rostro de león, el Sagrado, el Maestro de los Maestros, que jamás abandonaba la Casa de la Sabiduría y al que ningún hombre veía, a menos que hubiese atravesado las puertas de la preparación y la purificación. Fue en aquellas cámaras donde Platón, el de la ancha frente, se encontró cara a cara con la sabiduría de todos los tiempos, personificada en el Maestro de la Casa Oculta. ¿Quién era el Maestro que vivía en aquella pirámide imponente, cuyas numerosas habitaciones representaban los mundos que hay en el espacio, aquel Maestro al que nadie veía, salvo aquellos que habían «vuelto a nacer»? Él era el único que conocía totalmente el secreto de la pirámide, pero se ha apartado del camino de la sabiduría y la casa está vacía. Los himnos de alabanza ya no resuenan en tonos apagados a través de las cámaras; el neófito ya no pasa a través de los elementos ni deambula entre las siete estrellas; el candidato ya no recibe la «Palabra de Vida» de los labios del Uno Eterno. Ya no queda nada que el ojo del hombre pueda ver, sino una cáscara vacía —el símbolo externo de una verdad interior—, ¡y los hombres llaman tumba a la Casa de Dios! La técnica de los Misterios fue desarrollada por el Sabio Iluminador, el Maestro de la Casa Secreta. Se revelaba al nuevo iniciado la capacidad para conocer a su espíritu guardián; se le explicaba la manera de separar su cuerpo material de su vehículo divino, y, para consumar la magnum opus , se le revelaba el Nombre Divino, el nombre secreto e inefable de la Divinidad Suprema, por cuyo mero conocimiento el hombre y su Dios se vuelven uno conscientemente. Cuando se le daba el Nombre, el nuevo iniciado se convertía él mismo en una pirámide, para que, dentro de las cámaras de su alma, innumerables seres humanos pudieran recibir también la iluminación espiritual. En la cámara del rey se representaba el drama de la «segunda muerte», en el cual el candidato, tras ser crucificado en la cruz de los solsticios y los equinoccios, era enterrado en el gran cofre. La atmósfera y la temperatura de la cámara del rey son un gran misterio: hace en ella un frío sepulcral particular, que hiela hasta la médula de los huesos. Aquella sala era una entrada entre el mundo material y las esferas trascendentales de la naturaleza. Mientras su cuerpo yacía en el cofre, el alma del neófito se remontaba como un halcón con cabeza humana a través de los reinos celestiales, donde descubría de primera mano la eternidad de la Vida, la Luz y la Verdad, así como la ilusión de la Muerte, la Oscuridad y el Pecado. Por consiguiente, en cierto modo se puede comparar la Gran Pirámide con una puerta a través de la cual los sacerdotes antiguos dejaban pasar a unos pocos para que llegaran a estar completos como individuos. También cabe destacar, a propósito, que si se golpeaba el cofre que había en la cámara del rey, el sonido que emitía no tenía equivalente en ninguna escala musical conocida. Es posible que aquel valor tonal fuese parte de una combinación de circunstancias que convertían la cámara del rey en un entorno ideal para la concesión del grado máximo de los Misterios. El mundo moderno sabe muy poco acerca de estos ritos antiguos. Tanto el científico como el teólogo contemplan la estructura sagrada y se preguntan qué impulso fundamental habrá inspirado aquella labor hercúlea. Si se detuvieran a pensar, aunque fuese por un momento, se darían cuenta de que hay un solo impulso en el alma humana capaz de proporcionar el incentivo necesario, es decir, el deseo de saber, de comprender y de cambiar la estrechez de la mortalidad humana por la mayor amplitud y alcance de la iluminación divina. Por eso, al hablar de la Gran Pirámide los hombres dicen que es la construcción más perfecta del mundo, la fuente de los pesos y las medidas, el arca de Noé original, el origen de las lenguas, los alfabetos y las escalas de la temperatura y la humedad. Pocos se dan cuenta, sin embargo, de que es la puerta de entrada a lo Eterno.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 160
Es posible que el mundo moderno conozca un millón de secretos, pero el mundo antiguo conocía uno solo y aquel era mayor que estos millones, que engendran muerte, desastre, tristeza, egoísmo, lujuria y avaricia, mientras que aquel único confiere vida, luz y verdad. Llegará un momento en el que la sabiduría secreta vuelva a ser el impulso religioso y filosófico dominante en el mundo. Pronto llegará el día en el que sonará la muerte del dogma. La inmensa Torre de Babel teológica, con su confusión de lenguas, se construyó con ladrillos de barro y argamasa de limo. Sin embargo, de las cenizas frías de los credos inertes resurgirán, como el ave fénix, los Misterios antiguos. Ninguna otra institución ha satisfecho tan completamente las aspiraciones religiosas de la humanidad, porque, desde la destrucción de los Misterios, no ha habido ningún código religioso con el que Platón hubiese estado de acuerdo. El desarrollo de la naturaleza espiritual del hombre es una ciencia tan exacta como la astronomía, la medicina o la jurisprudencia. Las religiones se establecieron fundamentalmente para alcanzar este objetivo y de la religión han surgido la ciencia, la filosofía y la lógica como métodos mediante los cuales se puede alcanzar este propósito divino.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 162
¡El dios que muere resucitará! La sala secreta de la Casa de los Lugares Ocultos se redescubrirá. La pirámide volverá a ser el emblema ideal de la solidaridad, la inspiración, la aspiración, la resurrección y la regeneración. Aunque las arenas pasajeras del tiempo entierren bajo su peso una civilización tras otra, la pirámide perdurará como la alianza visible entre la Sabiduría Eterna y el mundo. Llegará un momento en que los cantos de los iluminados se vuelvan a escuchar en sus corredores antiguos y el Maestro de la Casa Oculta aguardará en el Lugar Silencioso la llegada del hombre que, dejando de lado las falacias del dogma y los principios, busque simplemente la Verdad y no se conforme con sucedáneos ni con falsificaciones.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 162
El sistro y la forma de Isis se cubrían con un velo de tela escarlata, que simbolizaba la ignorancia y el sentimentalismo que siempre se interponen entre el hombre y la Verdad. Isis levanta el velo y se descubre ante el investigador auténtico y prudente, que, desinteresadamente, con humildad y de todo corazón, trata de comprender los misterios que lo rodean en el universo. Se advierte a aquellos a los que se revela que guarden silencio con respecto a los misterios que han presenciado. La principal advertencia a los Hombres Sabios es: «Si sabes, guarda silencio». Ante el vulgo y los profanos, los infieles y los desinteresados, no descubre su rostro, porque ellos no podrían comprender los procesos secretos de los mundos invisibles.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 163
Resulta especialmente adecuado comenzar un estudio del simbolismo hermético con un análisis de los símbolos y los atributos de la Isis saíta, es decir, la Isis de Sais, famosa por la inscripción relacionada con ella que apareció en el frente de su templo en esta ciudad: «Yo, Isis, soy todo lo que ha sido, lo que es y lo que será y ningún hombre mortal me ha quitado nunca el velo».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 164
El famoso simbolista masónico Frank C. Higgins ha observado con perspicacia que los recargados tocados de determinados dioses y faraones están inclinados hacia atrás en el mismo ángulo que el eje de la tierra. Las vestimentas, las insignias, las joyas y los ornamentos de los antiguos hierofantes simbolizaban las energías que irradiaba el cuerpo humano. La ciencia moderna está redescubriendo muchos de los secretos perdidos de la filosofía hermética. Uno de ellos es la capacidad para medir la evolución mental, las cualidades del alma y la salud física de una persona a partir de las descargas de energía eléctrica semivisible que manan constantemente de la superficie de la piel de todo ser humano durante toda su vida.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 169
Thot Hermes Trismegisto, el fundador del saber egipcio y el sabio del mundo antiguo, entregó a los sacerdotes y los filósofos de la Antigüedad los secretos que se han conservado hasta hoy en mitos y leyendas. Estas alegorías y figuras emblemáticas ocultan las fórmulas secretas para la regeneración espiritual, mental, moral y física que vulgarmente se conocen como la química mística del alma (la alquimia). Estas verdades sublimes se comunicaban a los iniciados de las escuelas mistéricas, pero permanecían ocultas a los profanos que, como no comprendían los principios filosóficos abstractos, adoraban a los ídolos de hormigón que representaban aquellas verdades secretas. La personificación de la sabiduría y el sigilo de Egipto es la Esfinge, que ha mantenido a salvo sus secretos durante un centenar de generaciones Los misterios del hermetismo, las grandes verdades espirituales ocultas al mundo por la ignorancia de este y las claves de las doctrinas secretas de los filósofos antiguos, todo esto se representa simbólicamente mediante la Virgen Isis, que, velada de la cabeza a los pies, solo revela su sabiduría a los pocos que han sido puestos a prueba e iniciados que han adquirido el derecho a acceder a su presencia sagrada, a arrancar de la figura velada de la naturaleza el velo de oscuridad y a situarse cara a cara con la Realidad Divina.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 170
El doctor Sigismund Bacstrom creía que si un médico podía establecer armonía entre los elementos de la tierra, el fuego, el aire y el agua, y podía unirlos en una piedra —la piedra filosofal, simbolizada por la estrella de seis puntas o por los dos triángulos entrelazados—, dispondría de los medios para curar todas las enfermedades. El doctor Bacstrom afirmaba, además, que a él no le cabía la menor duda de que el fuego (el espíritu) universal y omnipresente de la naturaleza «lo hace todo y lo es todo en todo». Por atracción, repulsión, movimiento, calor, sublimación, evaporación, desecación, condensación, coagulación y fijación, el fuego (el espíritu) universal manipula la materia y se manifiesta en toda la creación. Cualquier individuo que comprenda estos principios y los adapte a los tres departamentos de la naturaleza se convierte en un verdadero filósofo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 175
Al contemplar la estatua de Isis, no debemos perder de vista el sentido oculto de sus alegorías; de lo contrario, la Virgen sigue siendo un enigma inexplicable.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 176
Los axiomas conocidos por los filósofos antiguos; a saber:
La Naturaleza contiene a la Naturaleza.
La Naturaleza se regocija de su propia naturaleza.
La Naturaleza supera a la Naturaleza.
La Naturaleza no se puede corregir, si no es por su propia naturaleza.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 176
Harpócrates, el dios del silencio, que se llevaba los dedos a la boca, acompañaba muchas veces a la estatua de Isis. Nos advierte que ocultemos los secretos de los sabios a aquellos que no son dignos de conocerlos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 178
Los filósofos de Grecia y Egipto dividían la vida del sol durante el año en cuatro partes, con lo cual representaban al Hombre Solar con cuatro figuras diferentes. Cuando nacía en el solsticio de invierno, la divinidad solar se representaba como un niño dependiente que, de alguna manera misteriosa, había logrado escapar de los poderes de la oscuridad que pretendían destruirlo mientras aún estaba en la cuna del invierno. El sol, débil durante esta estación del año, no tenía rayos (ni rizos) dorados, pero la supervivencia de la luz durante la oscuridad del invierno se simbolizaba mediante un pelo diminuto que, en solitario, adornaba la cabeza del niño celestial. (Como el nacimiento del sol tenía lugar en Capricornio, a menudo se lo representaba amamantado por una cabra). En el equinoccio vernal, el sol se había convertido en un hermoso joven. Su cabello dorado le colgaba en rizos sobre los hombros y su luz, como decía Schiller, se extendía por todo el infinito. En el solsticio de verano, el sol se convertía en un hombre fuerte y con mucha barba, que, en la flor de la madurez, simbolizaba el hecho de que la naturaleza, en aquella época del año, se encuentra en su momento más fuerte y más fecundo. En el equinoccio de otoño, se representaba el sol como un anciano que avanzaba arrastrando los pies, con la espalda encorvada y los rizos encanecidos, hacia el olvido de la oscuridad invernal. De tal modo se asignaban al sol doce meses de vida. Durante este período, daba vueltas a los doce signos del Zodiaco en una magnífica marcha triunfal. Al llegar el otoño, ingresaba, como Sansón, en la casa de Dalila (Virgo), donde le cortaban los rayos y perdía la fuerza. En la masonería, los crueles meses de invierno se representan mediante tres asesinos que pretenden destruir al Dios de la Luz y la Verdad. La llegada del sol era saludada con alegría; el momento de su partida se consideraba un período reservado a la tristeza y la desdicha. Esta esfera del día, gloriosa y resplandeciente, la verdadera luz «que ilumina a todos los hombres del mundo», el supremo benefactor que levantaba todas las cosas de entre los muertos, que daba de comer a las multitudes hambrientas, que apaciguaba la tempestad y que, después de morir, resucitaba y devolvía a todas las cosas a la vida…, este Espíritu Supremo del humanitarismo y la filantropía es conocido para el cristianismo como Cristo, el Redentor de los mundos, el Hijo único del Padre, el Verbo hecho carne y la Esperanza de la Gloria.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 188
En relación con aquella época de festejos, un anónimo doctor del Balliol College de Oxford, en su tratado erudito On Mankind, Their Origin and Destiny, dice lo siguiente: «Los romanos también tenían su fiesta solar y sus juegos en el circo en honor del nacimiento del dios del día. Tenía lugar el octavo día antes de las calendas de enero, es decir, el 25 de diciembre. Servio, en su comentario al verso 720 del séptimo libro de la Eneida, en el que Virgilio habla del nuevo sol, dice que, para ser exactos, el sol es nuevo el octavo día de las calendas de enero, es decir, el 25 de diciembre. En tiempos de León I (Leo, Serm. XXI, De Nativ. Dom. pág. 148), algunos de los Padres de la Iglesia decían que “lo que volvía venerable la fiesta (de Navidad) no era tanto el nacimiento de Jesucristo como el regreso y —ellos lo expresaban así— el nuevo nacimiento del sol”. Era el mismo día en que se celebraba en Roma el nacimiento del Sol Invencible (Natalis solis invicti), como se puede ver en los calendarios romanos publicados durante el reinado de Constantino y el de Juliano (Himno al sol, pág. 155). El epíteto “Invictus” es el mismo que los persas daban al mismo dios, al que adoraban con el nombre de Mitra y al que hacían nacer en una gruta (Justin. Dial. cum Tryph, pág. 305), así como los cristianos lo representan naciendo en un establo, con el nombre de Cristo».
Con respecto a la fiesta católica de la Asunción y su analogía astronómica, el mismo autor añade lo siguiente: «Al cabo de ocho meses, cuando la divinidad solar, después de crecer, atraviesa el octavo signo, absorbe a la Virgen celestial en su trayectoria ardiente y ella desaparece en medio de los rayos luminosos y la gloria de su hijo. Este fenómeno, que se produce todos los años alrededor de mediados de agosto, dio origen a una fiesta que sigue existiendo y en la cual se supone que la madre de Cristo deja de lado su vida terrenal, se asocia con la gloria de su hijo y es llevada a su lado, en los cielos. El calendario romano de Columella (CoL 1. II, cap. II, pág. 429) señala la muerte o la desaparición de Virgo en aquel período. El sol —dice— entra en Virgo el decimotercer día antes de las calendas de septiembre, que es cuando los católicos colocan la fiesta de la Asunción o el reencuentro de la Virgen con su hijo. Esta fiesta antes se llamaba “el Tránsito de María” (Beausobre, tomo I, pág. 350) y en la Biblioteca de los Padres (Bibl. Patr. vol. II, parte II, pág. 212) encontramos un relato del Tránsito de la Santísima Virgen. Los antiguos griegos y romanos fijan en ese día la asunción de Astrea, que es la misma virgen».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 189
Los paganos establecieron el 25 de diciembre como el día del cumpleaños del Hombre Solar. Lo celebraban, daban banquetes, se reunían en procesiones y hacían ofrendas en los templos. Se había acabado la oscuridad del invierno y el glorioso hijo de la luz regresaba al hemisferio norte. Con un último esfuerzo, el viejo Dios del Sol había derribado la casa de los filisteos (los espíritus de la oscuridad) y había despejado el camino para el nuevo sol que nacía aquel día de las profundidades de la tierra, en medio de las bestias simbólicas del mundo inferior. En relación con aquella época de festejos, un anónimo doctor del Balliol College de Oxford, en su tratado erudito On Mankind, Their Origin and Destiny , dice lo siguiente: «Los romanos también tenían su fiesta solar y sus juegos en el circo en honor del nacimiento del dios del día. Tenía lugar el octavo día antes de las calendas de enero, es decir, el 25 de diciembre. Servio, en su comentario al verso 720 del séptimo libro de la Eneida, en el que Virgilio habla del nuevo sol, dice que, para ser exactos, el sol es nuevo el octavo día de las calendas de enero, es decir, el 25 de diciembre. En tiempos de León I (Leo, Serm. XXI, De Nativ. Dom. pág. 148), algunos de los Padres de la Iglesia decían que “lo que volvía venerable la fiesta (de Navidad) no era tanto el nacimiento de Jesucristo como el regreso y —ellos lo expresaban así— el nuevo nacimiento del sol”. Era el mismo día en que se celebraba en Roma el nacimiento del Sol Invencible (Natalis solis invicti), como se puede ver en los calendarios romanos publicados durante el reinado de Constantino y el de Juliano (Himno al sol, pág. 155). El epíteto “Invictus” es el mismo que los persas daban al mismo dios, al que adoraban con el nombre de Mitra y al que hacían nacer en una gruta (Justin. Dial. cum Tryph, pág. 305), así como los cristianos lo representan naciendo en un establo, con el nombre de Cristo». Con respecto a la fiesta católica de la Asunción y su analogía astronómica, el mismo autor añade lo siguiente: «Al cabo de ocho meses, cuando la divinidad solar, después de crecer, atraviesa el octavo signo, absorbe a la Virgen celestial en su trayectoria ardiente y ella desaparece en medio de los rayos luminosos y la gloria de su hijo. Este fenómeno, que se produce todos los años alrededor de mediados de agosto, dio origen a una fiesta que sigue existiendo y en la cual se supone que la madre de Cristo deja de lado su vida terrenal, se asocia con la gloria de su hijo y es llevada a su lado, en los cielos. El calendario romano de Columella (CoL 1. II, cap. II, pág. 429) señala la muerte o la desaparición de Virgo en aquel período. El sol —dice— entra en Virgo el decimotercer día antes de las calendas de septiembre, que es cuando los católicos colocan la fiesta de la Asunción o el reencuentro de la Virgen con su hijo. Esta fiesta antes se llamaba “el Tránsito de María” (Beausobre, tomo I, pág. 350) y en la Biblioteca de los Padres (Bibl. Patr. vol. II, parte II, pág. 212) encontramos un relato del Tránsito de la Santísima Virgen. Los antiguos griegos y romanos fijan en ese día la asunción de Astrea, que es la misma virgen»
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 189
Algunos astrónomos árabes y persas daban a las tres estrellas que formaban el cinturón de la espada de Orión el nombre de «los tres Reyes Magos» que acudieron a rendir homenaje a la joven divinidad solar. El autor de On Mankind, Their Origin and Destiny aporta, además, la siguiente información: «En Cáncer, que había subido al meridiano a medianoche, están la constelación del Pesebre y la del Asno. Los antiguos la llamaban Praesepe Jovis. Al norte se ven las estrellas de la Osa, que los árabes llamaban Marta y María, y también el féretro de Lázaro» . De este modo, el esoterismo del paganismo se encarnaba en el cristianismo, aunque se han perdido sus claves. La Iglesia cristiana sigue ciegamente las costumbres antiguas y, cuando se le pide una razón, brinda explicaciones superficiales e insatisfactorias, olvidando o pasando por alto el hecho indiscutido de que cada religión se basa en las doctrinas secretas de su predecesora.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 191
Para los sabios antiguos la esfera solar, como la naturaleza humana, se dividía en tres cuerpos distintos. Según los místicos en cada sistema solar hay tres soles, que son análogos a los tres centros de la vida que aparecen en la constitución de cada individuo. Los llaman «las tres luces»: el sol espiritual, el sol intelectual o sol del alma y el sol material (que actualmente se simboliza en la masonería mediante tres velas). El sol espiritual manifiesta el poder de Dios Padre; el sol intelectual o del alma irradia la vida de Dios Hijo, y el sol material es el vehículo por el cual se manifiesta el Dios Espíritu Santo. Los místicos dividían la naturaleza del hombre en tres partes distintas: espíritu, alma y cuerpo. Su cuerpo físico se manifestaba y se vitalizaba gracias al sol material; su naturaleza espiritual era iluminada por el sol espiritual, y su naturaleza intelectual era redimida por la verdadera luz de la gracia: el sol del alma. La alineación de estos tres globos en el cielo era una de las explicaciones que se ofrecían para el hecho peculiar de que las órbitas de los planetas no fueran circulares sino elípticas.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 192
En la mayoría de los casos, las religiones de la Antigüedad coinciden en que el sol material y visible era un reflector, más que el origen del poder. A veces se lo representaba como un escudo que la divinidad solar —por ejemplo Frey, la divinidad solar escandinava— llevaba en el brazo. Aquel sol reflejaba la luz del sol espiritual invisible, que era la verdadera fuente de vida, luz y verdad. La naturaleza física del universo es receptiva: es un reino de efectos Las causas invisibles de estos efectos corresponden al mundo espiritual. Por consiguiente, el mundo espiritual es la esfera de la causalidad; el mundo material es la esfera de los efectos, mientras que el mundo intelectual o del alma es la esfera de la mediación. Por eso, a Cristo, la personificación de la naturaleza intelectual superior y el alma, lo llaman «el Mediador», que, en virtud de Su puesto y Su poder, dice: «Nadie llega hasta mi Padre, si no es a través de mí». Lo que es el sol para el sistema solar lo es el espíritu para el cuerpo del hombre, porque su naturaleza, sus órganos y sus funciones son como planetas alrededor de la vida central (o el sol) y viven de sus emanaciones. El poder solar en el hombre está dividido en tres partes que se denominan el triple espíritu humano del hombre. Dicen que estas tres naturalezas espirituales son radiantes y trascendentes y, unidas, forman lo divino en el hombre. La triple naturaleza inferior del hombre, compuesta por su organismo físico, su naturaleza emocional y sus facultades mentales, refleja la luz de aquella divinidad triple y la manifiesta en el mundo físico. Los tres cuerpos del hombre se simbolizan mediante un triángulo vertical y su triple naturaleza espiritual, mediante un triángulo invertido. A estos dos triángulos, unidos para formar una estrella de seis puntas, los judíos los llamaban «la estrella de David», «el sello de Salomón», y en la actualidad se conocen habitualmente como «la estrella de Sión». Estos triángulos simbolizan el universo espiritual y el material unidos para constituir la criatura humana, que es partícipe tanto de la naturaleza como de la divinidad. La naturaleza animal del hombre es partícipe de la tierra; la divina, de los cielos, y la humana, del mediador.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 194
Como el oro era el símbolo del espíritu y los metales de baja ley representaban la naturaleza inferior del hombre, a algunos alquimistas los llamaban «mineros» y los representaban con picos y palas excavando la tierra en busca del metal precioso: aquellos rasgos de carácter más puros, enterrados en la vulgaridad de la materialidad y la ignorancia. El diamante escondido en el corazón del carbón negro ilustraba el mismo principio. Los Iluminados usaban una perla escondida en el caparazón de una ostra en el fondo del mar como símbolo de los poderes espirituales. De este modo, quien buscaba la verdad se convertía en un pescador de perlas: se sumergía en el mar de la ilusión material en busca del conocimiento, al que los iniciados llamaban «la perla inapreciable». Cuando los alquimistas afirmaban que todos los objetos animados e inanimados del universo contenían las semillas del oro, querían decir que hasta los granos de arena poseían una naturaleza espiritual, porque el oro es el espíritu de todo. Con respecto a estas semillas de oro espiritual, tiene importancia el siguiente axioma rosacruz: «Toda semilla es inútil e impotente, a menos que se siembre en la matriz adecuada».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 197
La finalidad de la alquimia no era obtener algo de la nada, sino, más bien, fertilizar y nutrir la semilla que ya estaba presente. Sus procesos no creaban oro, en realidad, sino que hacían crecer y prosperar la omnipresente semilla del oro. Todo lo que existe tiene espíritu —la semilla de la divinidad en sí misma— y la regeneración no es el proceso de tratar de poner algo donde antes no estaba, sino que en realidad significa la revelación de la divinidad omnipresente en el hombre y que esta divinidad brille como un sol e ilumine todo y a todos los que entren en contacto con él.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 198
El zodiaco circular más antiguo que se conoce es el que se encuentra en Dendera.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 202
Para los paganos, las estrellas eran objetos vivos que influían en el destino de las personas, las naciones y las razas. Que los primeros patriarcas judíos creían que los cuerpos celestes participaban en los asuntos de los hombres resulta evidente para cualquier estudioso de la literatura bíblica, como, por ejemplo, el Libro de los Jueces: «Desde los cielos lucharon las estrellas desde sus órbitas lucharon contra Sísara». Los caldeos, los fenicios, los egipcios, los persas, los hindúes y los chinos tenían zodiacos bastante parecidos, en términos generales, y distintos expertos han atribuido a cada una de estas naciones el mérito de ser la cuna de la astrología y la astronomía. Los indios de América Central y del Norte también conocían el Zodiaco, aunque los modelos y la cantidad de los signos diferían en muchos detalles de los de Oriente.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 203
La palabra «zodiaco» deriva del griego ζωδιακός que significa «círculo de animales» o, según creen algunos, «animalillos». Es el nombre que daban los antiguos astrónomos paganos a un conjunto de estrellas fijas, de unos dieciséis grados de ancho, que aparentemente rodeaban la tierra. Robert Hewitt Brown, del grado 32, afirma que la palabra griega zodiakós procede de zo-on , que significa «animal», y añade que «esta palabra se compone directamente de los primitivos radicales egipcios zo , “vida”, y on , “ser”».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 204
En casi todas las religiones del mundo hay indicios de influencia astrológica. El viejo Testamento de los judíos, en cuyos escritos se nota la sombra de la cultura egipcia, está lleno de alegorías astrológicas y astronómicas. Casi toda la mitología de Grecia y de Roma se puede rastrear en grupos de estrellas. Algunos escritores opinan que las veintidós letras originales del alfabeto hebreo derivaban de grupos de estrellas y que en el muro del cielo se podían leer palabras escritas con estrellas, con las estrellas fijas como consonantes y los planetas o luminares como vocales. Como las combinaciones eran infinitas, representaban palabras que, cuando se interpretaban adecuadamente, permitían conocer el futuro.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 208
A medida que la banda zodiacal va trazando el recorrido del sol a través de las constelaciones, produce los fenómenos de las estaciones. Los sistemas antiguos para medir el año se basaban en los equinoccios y los solsticios. El año comenzaba siempre con el equinoccio vernal, celebrado con júbilo el 21 de marzo para marcar el momento en el cual el sol atravesaba el ecuador hacia el Norte, siguiendo el arco zodiacal. El solsticio de verano se celebraba cuando el sol alcanzaba su posición más septentrional y el día señalado era el 21 de junio. A partir de entonces el sol comenzaba a descender hacia el ecuador y lo volvía a cruzar cuando se dirigía hacia el sur en el equinoccio otoñal, el 21 de septiembre. El sol alcanzaba su punto más meridional en el solsticio de invierno, el 21 de diciembre.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 209
Para los egipcios, los asirios y los babilonios que conocían al sol como un toro, el Zodiaco era una serie de surcos, a través de los cuales el gran buey celestial arrastraba el arado del sol. Por eso, el pueblo ofrecía sacrificios y conducía por las calles magníficos bueyes, adornados con flores y rodeados de sacerdotes, bailarinas del templo y músicos. Los elegidos no participaban en aquellas ceremonias idólatras, pero las consideraban apropiadas para el tipo de mente que constituía la masa de la población. Aquel grupo reducido poseía un conocimiento mucho más profundo y así lo demostraba la serpiente de Escorpio que llevaban en la frente: el uraeus.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 215
Existen dos sistemas diferenciados de filosofía astrológica. Uno de ellos, el ptolemaico, es geocéntrico: la tierra se considera el centro del sistema solar y en tomo a ella giran el sol, la luna y los planetas. Desde un punto de vista astronómico, el sistema geocéntrico es incorrecto, pero, durante miles de años, había demostrado su exactitud cuando se aplicaba a la naturaleza material de las cosas terrestres. De un análisis meticuloso de los escritos de los grandes ocultistas y del estudio de sus diagramas se desprende que muchos de ellos conocían otra manera de disponer los cuerpos celestes. El otro sistema de filosofía astrológica se denomina «heliocéntrico» y coloca al sol en el centro del sistema solar, al que pertenece por naturaleza, con los planetas y sus lunas girando a su alrededor. Sin embargo, el gran inconveniente del sistema heliocéntrico es que, al ser relativamente nuevo, no ha habido tiempo suficiente para experimentarlo bien ni para catalogar los efectos de sus diversos aspectos y relaciones La astrología geocéntrica, como su nombre indica, se limita al aspecto terrenal de la naturaleza, mientras que la heliocéntrica se puede usar para analizar las facultades intelectuales y espirituales superiores del hombre. Es muy importante recordar que, cuando se decía que el sol estaba en un signo determinado del Zodiaco, en realidad los antiguos querían decir que el sol ocupaba el signo opuesto y proyectaba su largo rayo sobre la casa en la que lo entronizaban. Por consiguiente, cuando se dice que el sol está en Tauro, significa (astronómicamente) que el sol está en el signo opuesto a Tauro, que es Escorpio. Esto trajo como consecuencia dos escuelas filosóficas diferentes: una geocéntrica y exotérica y la otra heliocéntrica y esotérica. Mientras las multitudes ignorantes adoraban la casa en la que se reflejaba el sol —en este caso, la del Toro—, los sabios reverenciaban la casa en la que vivía de verdad, que sería la de Escorpio o la serpiente, el símbolo del misterio espiritual oculto. Este signo tiene tres símbolos diferentes. El más común es el escorpión, al que los antiguos llamaban «murmurador», y era el símbolo del engaño y la perversión; el segundo símbolo (y el menos frecuente) es la serpiente, que los antiguos usaban a menudo para representar la sabiduría.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 213
Cuando se establezca del todo la era de Acuario, el sol estará en Leo, como se observa en la explicación que ya se ha dado en este capítulo acerca de la distinción entre la astrología geocéntrica y la heliocéntrica. Entonces, sin duda, las religiones secretas del mundo volverán a hablar del paso a la iniciación mediante la garra del león. (Lázaro resucitará).
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 216
La raza humana es sumamente antigua. La ciencia moderna calcula su antigüedad en decenas de miles de años; el ocultismo, en decenas de millones. Según un antiguo proverbio, «la Madre Tierra se ha sacudido de la espalda muchas civilizaciones» y no es ilógico pensar que los principios de la astrología y la astronomía surgieron millones de años antes de la aparición del primer hombre blanco.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 216
Los ocultistas del mundo antiguo tenían un conocimiento muy sorprendente del principio de la evolución. Para ellos, toda la vida atravesaba distintas etapas de transformación. Creían que los granos de arena estaban en proceso de transformarse en humanos en la conciencia, aunque no necesariamente en la forma; que las criaturas humanas estaban en proceso de transformarse en planetas; que los planetas estaban en proceso de transformarse en sistemas solares, y que los sistemas solares estaban en proceso de transformarse en cadenas cósmicas, y así sucesivamente hasta el infinito. Una de las etapas entre el sistema solar y la cadena cósmica se llamaba el «Zodiaco»; por consiguiente, enseñaban que, en un momento determinado, un sistema solar se descompone en un Zodiaco. Las casas del Zodiaco se convierten en los tronos de las doce jerarquías celestiales o, como afirman algunos de los antiguos, los diez Órdenes divinos. Pitágoras enseñaba que el diez, o la unidad en el sistema decimal, era el número más perfecto de todos y lo representaba mediante la tetractys menor, un conjunto de diez puntos que forman un triángulo vertical. Los primeros observadores de las estrellas, después de dividir el Zodiaco en casas, designaron las tres estrellas más brillantes de cada constelación para gobernar conjuntamente aquella casa. A continuación, dividieron la casa en tres secciones de diez grados cada una, a las que llamaron decanatos. A su vez, dividieron estos por la mitad, con lo cual el Zodiaco quedó dividido en setenta y dos divisiones de cinco grados cada una. Sobre cada una de estas divisiones de cinco grados, los hebreos colocaron una inteligencia celestial, o ángel, y de este sistema ha salido la disposición cabalística de los setenta y dos nombres sagrados, que corresponden a las setenta y dos flores, botones y almendras del candelabro de setenta y dos brazos del Tabernáculo y a los setenta y dos hombres que fueron elegidos de las doce tribus para representar a Israel.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 217
Las siete eras del hombre se rigen por los planetas según el orden siguiente: la primera infancia, la luna; la niñez, Mercurio; la adolescencia, Venus; la adultez, el sol; la madurez, Marte; la edad avanzada, Júpiter, y la decrepitud y la disolución, Saturno.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 220
Quienes estén familiarizados con los principios fundamentales de la filosofía hermética reconocerán en la Mensa Isiaca la clave de la teología caldea, egipcia y griega.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 225
Como casi todas las antigüedades religiosas y filosóficas, la Tabla Isíaca o Bembina ha sido objeto de mucha controversia.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 230
La Tabla de Isis era, en principio, una mesa o altar y sus emblemas formaban parte de los misterios que los sacerdotes explicaban. Se dedicaban mesas a distintos dioses y en este caso el honor le correspondió a Isis. La sustancia de la que estaban hechas las mesas por lo general variaba en función de la dignidad relativa de las divinidades. Las mesas consagradas a Júpiter y a Apolo eran de oro; las de Diana, Venus y Juno eran de plata; las de otros dioses superiores, de mármol, y las de las divinidades inferiores, de madera. También se hacían mesas de los metales correspondientes a los planetas que regían los distintos celestiales. Del mismo modo que se extiende sobre la mesa del banquete el alimento para el cuerpo, en aquellos altares sagrados se extendían los símbolos que, cuando se comprendían, alimentaban la naturaleza invisible del hombre.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 231
La Mensa Isíaca, que está dividida horizontalmente en tres cámaras o paneles, podría representar la planta de las cámaras en las que se daban los Misterios isíacos. El panel central está dividido en siete partes o salas menores y el inferior tiene dos puertas, una en cada extremo. Toda la Tabla contiene cuarenta y cinco figuras de primera importancia y una cantidad de símbolos menores. Las cuarenta y cinco figuras principales se agrupan en quince tríadas, cuatro de las cuales están situadas en el panel superior, siete en el central y cuatro en el inferior. Según tanto Kircher como Lévi, las tríadas se dividen de la siguiente manera: En la sección superior P, S, V - Tríada mendesiana X, Z, A - Tríada amoniana B, C, D - Tríada momfteana F, G, H - Tríada omfteana En la sección central G, I, K - Tríada isíaca L, M, N - Tríada de Hécate O, Q, R - Tríada ibimórfica V, S, W - Tríada ofiónica X, Y, Z - Tríada neftiana ζ, η, θ - Tríada de Serapis γ, δ , (no consta), ε - Tríada de Osiris En la sección inferior λ , M, N - Tríada horeana ξ O, Σ - Tríada pandocheana T, Φ , X - Tríada táustica Ψ , F, H - Tríada aleurística
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 232
La Mensa Isíaca, que está dividida horizontalmente en tres cámaras o paneles, podría representar la planta de las cámaras en las que se daban los Misterios isíacos. El panel central está dividido en siete partes o salas menores y el inferior tiene dos puertas, una en cada extremo. Toda la Tabla contiene cuarenta y cinco figuras de primera importancia y una cantidad de símbolos menores. Las cuarenta y cinco figuras principales se agrupan en quince tríadas, cuatro de las cuales están situadas en el panel superior, siete en el central y cuatro en el inferior. Según tanto Kircher como Lévi, las tríadas se dividen de la siguiente manera:
En la sección superior
P, S, V - Tríada mendesiana
X, Z, A - Tríada amoniana
B, C, D - Tríada momfteana
F, G, H - Tríada omfteana
En la sección central
G, I, K - Tríada isíaca
L, M, N - Tríada de Hécate
O, Q, R - Tríada ibimórfica
V, S, W - Tríada ofiónica
X, Y, Z - Tríada neftiana
ζ, η, θ - Tríada de Serapis
γ, δ, (no consta), ε - Tríada de Osiris
En la sección inferior
λ, M, N - Tríada horeana
ξ O, Σ - Tríada pandocheana
T, Φ, X - Tríada táustica
Ψ, F, H - Tríada aleurística
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 233
Los oráculos más famosos de la Antigüedad eran los de Delfos, Dódona, Trofonio y Latona, de los cuales los más antiguos eran los robles parlantes de Dódona. Aunque no podemos remontarnos a los orígenes de la teoría de la profecía oracular, se sabe que muchas de las cuevas y las grietas que los griegos reservaban a los oráculos ya eran sagrados mucho antes de que comenzara la cultura griega.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 250
Cuando Pitón fue derrotado por Apolo, su espíritu permaneció en Delfos como representante de su vencedor y con ayuda de sus emanaciones la sacerdotisa lograba entrar en comunicación con el dios. Se suponía que los gases que salían de la grieta del oráculo procedían del cuerpo en descomposición de Pitón. El nombre de «pitonisa» o «Pythia» que se daba a la hierofante del oráculo significa, literalmente, «persona que ha entrado en un estado de arrebato religioso por inhalar gases de una materia en descomposición». También interesa destacar que los griegos creían que el oráculo de Delfos era el ombligo de la tierra, lo que demuestra que, para ellos, el planeta era un inmenso ser humano. La conexión entre el principio de la revelación oracular y el significado oculto del ombligo es un secreto importante que tiene que ver con los Misterios antiguos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 251
Lo más curioso de los oráculos de Dódona eran los jarrones o marmitas «parlantes». Eran de bronce y estaban tan bien hechos que, cuando los golpeaban, seguían sonando durante horas. Algunos escritores han descrito una hilera de estos jarrones y han declarado que, si golpeaban uno, las vibraciones se transmitían a todos los demás y entonces se producía un barullo espantoso.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 257
Las siete maravillas del mundo, aunque aparentemente se diseñaron por motivos diversos, en realidad eran monumentos erigidos para perpetuar los arcanos de los Misterios. Eran estructuras simbólicas, situadas en lugares peculiares, y los iniciados son los únicos que pueden detectar el verdadero motivo de su construcción. Éliphas Lévi ha destacado la notable correspondencia entre las siete maravillas y los siete planetas. Las siete maravillas del mundo fueron construidas por hijos de viudas en honor de los siete genios planetarios y su simbolismo secreto es idéntico al de los siete sellos del Apocalipsis y las siete iglesias de Asia.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 260
Pitágoras pronunciaba sus discursos detrás de una cortina...
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 264
Dicen que Pitágoras fue el primero que se llamó a sí mismo «filósofo»; de hecho, el mundo está en deuda con él por esta palabra. Antes de aquella época, a las personas dotadas de sabiduría se las llamaba «sabios», que se interpretaba como «los que saben». Pitágoras fue más modesto y acuñó la palabra «filósofo», que él definía como «alguien que quiere saber».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 267
Todo el mundo sabe lo que quiere, pero pocos saben lo que necesitan. Pitágoras advertía a sus discípulos que, cuando rezaran, no pidieran para sí mismos y que, cuando solicitaran algo a los dioses, no les requirieran cosas para sí mismos, porque nadie sabe lo que es bueno para sí y, por tal motivo, no conviene pedir cosas que, si se obtuvieran, solo resultarían perjudiciales.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 270
Los pitagóricos no consideran números a los dígitos uno y dos, porque representan las dos esferas supramundanas. Por consiguiente, los números pitagóricos empiezan por el tres, el triángulo, y el cuatro, el cuadrado, que, sumados al uno y al dos, producen el diez, el gran número de todas las cosas, el arquetipo del cosmos. Los tres mundos se llamaban «receptáculos». El primero era el receptáculo de los principios; el segundo, el de las inteligencias, y el tercero, o inferior, el de las cantidades.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 275
Jámblico reunió treinta y nueve de los dichos simbólicos de Pitágoras y los interpretó. Han sido traducidos del griego por Thomas Taylor. Los aforismos eran uno de los métodos de instrucción que más se utilizaban en la universidad pitagórica de Crotona. A continuación se reproducen diez de los más representativos, con una breve explicación de su significado oculto.
I. En lugar de transitar por vías públicas, recorre los caminos menos frecuentados. Quiere decir que quienes deseen alcanzar la sabiduría la deben buscar en solitario.
II. Domina tu lengua por sobre todas las cosas, como hacen los dioses. Este aforismo advierte que las palabras, en lugar de manifestarte, te tergiversan y por eso cuando uno no sabe qué decir, siempre le conviene callar.
III. Cuando sople el viento, adora el sonido. Con esto Pitágoras recuerda a sus discípulos que el mandato divino se escucha en la voz de los elementos y que todas las cosas de la naturaleza manifiestan, mediante la armonía, el ritmo, el orden o el procedimiento, los atributos de la divinidad.
IV. Ayuda a los demás a levantar una carga, pero no a apoyarla en el suelo. Indica al estudiante que colabore con el diligente, pero que jamás asista a aquellos que pretenden eludir sus responsabilidades, porque alentar la indolencia constituye un pecado grave.
V. No hables sin luz sobre cuestiones pitagóricas. Se advierte al mundo que no se debe tratar de interpretar los misterios divinos ni los estados de las ciencias sin la iluminación espiritual e intelectual.
VI. Si te has marchado de tu casa, no regreses, porque las furias irán contigo. Con estas palabras, Pitágoras advierte a sus seguidores que quien se ponga a buscar la verdad y, tras aprender parte del misterio, se desanime e intente regresar a su estado anterior de vicio e ignorancia, padecerá mucho, porque es preferible no saber nada sobre la divinidad que aprender un poco y detenerse sin llegar a saberlo todo.
VII. Alimenta a un gallo, pero no lo sacrifiques, porque es sagrado para el sol y la luna. Este aforismo oculta dos lecciones importantes. La primera es una advertencia contra el sacrificio de seres vivos a los dioses, porque la vida es sagrada y nadie debe destruirla, ni siquiera para hacer una ofrenda a la divinidad. La segunda advierte que el cuerpo humano (al que aquí se hace referencia como un gallo) es sagrado para el sol (Dios) y para la luna (la Naturaleza) y se debe proteger y conservar como el medio de expresión más precioso que tiene el hombre. Pitágoras también prevenía a sus discípulos contra el suicidio.
VIII. No recibas golondrinas en tu casa. Con esto se advierte a quien va en pos de la verdad que no debe permitir que entren en su cabeza pensamientos dispersos ni que entren en su vida personas ineficaces. Siempre debe estar rodeado de personas racionales y de trabajadores aplicados.
IX. No ofrezcas fácilmente a nadie tu mano derecha. Así se advierte al discípulo que se guarde sus consejos y no brinde sabiduría ni conocimientos (su mano derecha) a los que son incapaces de apreciarlos. En este caso, la mano representa la Verdad, que levanta a quienes han caído por ignorancia, pero, como muchos de los impenitentes no desean la sabiduría, cortarán la mano que se les tiende con generosidad. El tiempo es lo único que puede redimir a las masas ignorantes.
X. Cuando te levantes de la cama, estira las sábanas para borrar las huellas de tu cuerpo. Pitágoras instruía a sus discípulos que habían pasado del sueño de la ignorancia al despertar de la inteligencia para que suprimieran todos los recuerdos de su anterior oscuridad espiritual, porque un hombre sabio, al pasar, no deja tras de sí ninguna forma que alguien menos inteligente, al verla, vaya a usar como molde para fabricar ídolos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 277
Según Pitágoras, la posición de cada cuerpo en el universo dependía de su dignidad esencial. En aquella época, la creencia popular era que la tierra ocupaba el centro del sistema solar, que los planetas —incluidos el sol y la luna— se movían alrededor de la tierra y que esta era plana y cuadrada. Contrariamente a esta creencia y sin tener en cuenta las críticas, Pitágoras declaró que el elemento más importante era el fuego, que lo más importante de cada cuerpo era el centro y que, del mismo modo que en medio de todo hogar estaba el fuego de Vesta, en el medio del universo había una esfera llameante con un resplandor celestial. Llamó a aquel globo central la torre de Júpiter, el globo de la unidad, la gran mónada y el altar de Vesta. Como el número sagrado diez simbolizaba a suma de todas las partes y la totalidad de todas las cosas, era natural que Pitágoras dividiera el universo en diez esferas, representadas por diez círculos concéntricos. Aquellos círculos comenzaban en el centro con el globo del fuego divino; a continuación, venían los siete planetas, la tierra y otro planeta misterioso, llamado Antichton, que no era visible nunca. Hay diversas opiniones acerca de la naturaleza de Antichton. Según san Clemente de Alejandría, representaba la masa de los cielos; otros decían que se trataba de la luna. Lo más probable es que fuera la misteriosa Octava Esfera de los antiguos, el planeta oscuro que se movía en la misma órbita que la tierra, pero que siempre estaba oculto de esta por el cuerpo del sol, porque siempre estaba en oposición a la tierra. ¿Será esta la misteriosa Lilith sobre la cual tanto han especulado los astrólogos?
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 280
Para demostrar la doctrina platónica de que el universo estaba formado por los cinco sólidos regulares, Kepler (1596) propuso la siguiente regla:
«La tierra es un círculo, la medida de todo. A su alrededor trazad un dodecaedro; el círculo que lo rodee será Marte. Alrededor de Mane trazad un tetraedro; la esfera que lo contenga será Júpiter. Trazad un cubo en torno a Júpiter; la esfera que lo contenga será Saturno. Ahora inscribid en la tierra un icosaedro; el círculo inscrito en él será Venus. Inscribid un octaedro en Venus; el círculo inscrito en él será Mercurio».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 282
El más antiguo, el más profundo y el más universal de todos los símbolos es el cuerpo humano. Según los griegos, los persas, los egipcios y los hindúes, el análisis filosófico de la naturaleza trina del hombre era una parte indispensable de la formación ética y religiosa. Los Misterios de todas las naciones enseñaban que las leyes, los elementos y los poderes del universo estaban representados en la constitución humana y que todo lo que existía fuera del hombre tenía su analogía dentro de él. Como el cosmos era de una inmensidad inconmensurable y de una profundidad inconcebible, escapaba a toda estimación mortal. Ni siquiera los propios dioses podían comprender más que una parte de la gloria inaccesible que los originaba. Cuando se impregna, transitoriamente, de entusiasmo divino, el hombre puede trascender por un instante las limitaciones de su propia personalidad y contemplar en parte el resplandor celestial que baña toda la creación. Sin embargo, ni siquiera en sus etapas de máxima iluminación puede imprimir en la sustancia de su alma racional una imagen perfecta de la expresión multiforme de la actividad celestial.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 306
Reconociendo la inutilidad de tratar de enfrentarse intelectualmente a algo que trasciende la comprensión racional, los primeros filósofos desviaron su atención de la divinidad inconcebible para concentrarse en el propio hombre y vieron que, dentro de los estrechos confines de su naturaleza, se manifestaban todos los misterios de las esferas externas. Como consecuencia natural de aquella práctica, surgió un sistema teológico secreto según el cual Dios se consideraba el Gran Hombre mientras que el hombre era el pequeño dios. Para seguir con la analogía, el cosmos se consideraba un hombre y, a la inversa, el hombre se consideraba un universo en miniatura. Al universo mayor se lo denominó «macrocosmos» —el gran mundo o cuerpo— y la vida divina o el ser espiritual que controlaba sus funciones recibió el nombre de Macroprosopo. El cuerpo del hombre o el universo humano individual fue llamado «microcosmos» y la vida divina o el ser espiritual que controlaba sus funciones recibió el nombre de Microprosopo. Los Misterios paganos se ocupaban fundamentalmente de enseñar a los neófitos la verdadera relación entre el macrocosmos y el microcosmos o, en otras palabras, entre Dios y el hombre. Por consiguiente, la clave de estas analogías entre los órganos y las funciones del hombre microcósmico y las del Hombre macrocósmico constituían la posesión más preciada de los primeros iniciados.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 306
En casi todos los libros sagrados del mundo se puede rastrear una analogía anatómica, que resulta más evidente en sus mitos de la creación. Quien sepa algo de embriología y obstetricia no tendrá ninguna dificultad en reconocer la base de la alegoría con respecto a Adán y Eva y el Jardín del Edén, los nueve grados de los Misterios eleusinos y la leyenda brahmánica de las encarnaciones de Vishnu. La historia del Huevo Universal, el mito escandinavo de Ginnungagap (la grieta oscura del espacio en la cual se siembra la semilla del mundo) y el uso del pez como emblema del poder generador paternal muestran el verdadero origen de la especulación teológica. Los filósofos de la Antigüedad se daban cuenta de que el propio hombre era la clave del misterio de la vida, porque era la imagen viva del Plan Divino, y en los siglos venideros la humanidad también llegará a comprender más plenamente la solemne trascendencia de aquellas palabras antiguas: «Lo que en realidad debe estudiar el hombre es a sí mismo».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 309
Estos tres centros universales —el que está arriba, el que está abajo y el vínculo que los une— representan tres soles o tres aspectos del mismo sol: son centros de resplandor. También tienen su analogía en los tres grandes centros del cuerpo humano, que, al igual que el universo físico, es una creación del demiurgo. «El primero de estos [soles] —afirma Thomas Taylor— es análogo a la luz cuando se la ve subsistir en su fuente, el sol; el segundo, a la luz que procede directamente del sol, y el tercero, al esplendor que esta luz transmite a otras naturalezas».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 311
Los antiguos iniciados advertían a sus discípulos que una imagen no es una realidad, sino simplemente la objetivación de una idea subjetiva. Las imágenes de los dioses no estaban diseñadas para ser objetos de culto, sino que solo había que considerarlas emblemas o recordatorios de poderes y principios invisibles. Asimismo, el cuerpo humano no se debe considerar la persona, sino solo la morada de la persona, del mismo modo que el templo era la Casa de Dios. En un estado de ordinariez y perversión, el cuerpo humano es la tumba o la prisión de un principio divino: en un estado de evolución y regeneración, es la Casa o el Santuario de la divinidad, cuyos poderes creativos le dieron forma. «La personalidad está colgada de un hilo de la naturaleza del Ser», declara la obra secreta. El hombre es, en esencia, un principio permanente e inmortal y solo su cuerpo atraviesa el ciclo del nacimiento y la muerte. Lo inmortal es la realidad; lo mortal es la irrealidad. Durante cada período de la vida terrenal, la realidad vive en la irrealidad y se libera de ella temporalmente mediante la muerte y permanentemente mediante la iluminación.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 314
Aunque en general se consideraban politeístas, los paganos no adquirieron tal reputación por adorar a más de un dios, sino por personificar los atributos de aquel dios, con lo cual crearon un panteón de divinidades posteriores, cada una de las cuales manifestaba una parte de lo que el Único Dios manifestaba como un todo. Por consiguiente, los diversos panteones de las religiones antiguas en realidad representan los atributos catalogados y personificados de la divinidad y, en tal sentido, corresponden a las jerarquías de los cabalistas hebreos. Por lo tanto, todos los dioses de la Antigüedad tienen sus analogías en el cuerpo humano, como ocurre también con los elementos, los planetas y las constelaciones, que se asignaban como vehículos adecuados para aquellos celestiales. Los cuatro centros del cuerpo se asignan a los elementos; los siete órganos vitales, a los planetas; las doce partes y miembros principales, al Zodiaco; las partes invisibles de la naturaleza divina del hombre, a diversas divinidades supramundanas, mientras que el Dios oculto —según decían— se manifiesta a través de la médula de los huesos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 315
Los antiguos no creían que, gracias a la espiritualidad, los hombres se volvieran honrados o racionales, sino, más bien, que la honradez y la racionalidad los volvían espirituales. Los Misterios enseñaban que la iluminación espiritual solo se alcanzaba elevando la naturaleza inferior hasta un nivel determinado de eficiencia y pureza. Por consiguiente, los Misterios se establecieron con la finalidad de desarrollar la naturaleza del hombre según determinadas reglas fijas que, cuando se observaban religiosamente, elevaban la conciencia humana hasta un punto en el que era capaz de conocer su propia constitución y la verdadera finalidad de su existencia. Este conocimiento de la manera de regenerar más rápida y completamente la constitución múltiple del hombre hasta alcanzar la iluminación espiritual constituía la doctrina secreta o esotérica de la Antigüedad. Algunos órganos y centros aparentemente físicos son en realidad los velos o las fundas de los centros espirituales. Lo que eran y la manera de desarrollarlos no se revelaba jamás a los impenitentes, porque los filósofos sabían que cuando alguien comprende el funcionamiento de todo un sistema, puede conseguir un fin establecido, aunque no esté cualificado para manipular y controlar las consecuencias que haya producido. Por este motivo, se imponían períodos de prueba prolongados, de modo que el conocimiento de cómo llegar a ser como los dioses siguiera siendo posesión exclusiva de quienes eran dignos de él.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 319
Las prendas y los adornos que supuestamente llevaban los dioses también son claves, porque en los Misterios la vestimenta se consideraba sinónimo de la forma. El grado de espiritualidad o materialidad de los organismos se representaba por medio de la calidad, la belleza y el valor de las prendas que llevaban. El cuerpo físico del hombre se consideraba la vestidura que cubría su naturaleza espiritual; en consecuencia, cuanto más desarrollados estuvieran sus poderes supersustanciales, más espléndido sería su atuendo. Desde luego, al principio la ropa se llevaba más como adorno que como protección y muchos pueblos primitivos conservan esta costumbre. Los Misterios enseñaban que los únicos adornos duraderos del hombre eran sus virtudes y sus características respetables y que iba vestido con sus propios logros y adornado con sus conquistas. Por eso, la toga blanca era símbolo de pureza: la roja, de sacrificio y amor, y la azul, de altruismo e integridad. Como se decía que el cuerpo era la toga del espíritu, las deformidades mentales o morales se representaban como deformidades del cuerpo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 320
Según la doctrina secreta, el hombre, mediante la mejora paulatina de sus medios y la sensibilidad cada vez mayor que produce dicha mejora, va superando poco a poco las limitaciones de la materia y se va desprendiendo de su maraña mortal. Cuando la humanidad haya acabado su evolución física, la cáscara vacía de la materialidad que ha dejado atrás será utilizada por otras oleadas de vida como peldaños para su propia liberación. El desarrollo evolutivo del hombre tiende siempre hacia su propia Individualidad. Por consiguiente, en el punto de máximo materialismo, el hombre se encuentra más lejos de sí mismo. Según las enseñanzas de los Misterios, no toda la naturaleza espiritual del hombre se encama en la materia. El espíritu del hombre se manifiesta esquemáticamente como un triángulo equilátero con un vértice hacia abajo. Este punto inferior, que es un tercio de la naturaleza espiritual, pero que, en comparación con la dignidad de los otros dos, es mucho menos que un tercio, desciende hacia la ilusión de la existencia material por un período breve. Lo que no se envuelve jamás en la cubierta de la materia es el anthropos hermético, el Superhombre, análogo a los cíclopes o al daemon protector de los griegos, el «ángel» de Jakob Böhme y la Superalma de Emerson, «esa unidad, esa Superalma, que contiene en su interior las particularidades de cada persona para unificarla con todo lo demás».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 321
Para el constructor iniciado, el nombre de Hiram Abif significa «mi Padre, el Espíritu Universal, uno en esencia, tres en aspecto»; por eso, el maestro asesinado es una especie de mártir cósmico —el espíritu crucificado del bien, el dios que muere—, cuyo Misterio se celebra en todo el mundo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 329
La leyenda masónica de la construcción del Templo de Salomón no coincide en todos los aspectos con la versión de las Escrituras, sobre todo en las partes relacionadas con Hiram Abí.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 328
Hiram, como Maestro de los Constructores, dividió a sus obreros en tres grupos, denominados aprendices, compañeros y maestros. Dio a cada división determinadas contraseñas y señales mediante las cuales se pudieran determinar rápidamente las excelencias de cada uno. Aunque todos se clasificaban según sus méritos, algunos estaban descontentos, porque deseaban un puesto más elevado del que eran capaces de ocupar. Al final, tres compañeros más osados que los demás decidieron obligar a Hiram a revelarles la contraseña del grado de maestro. Sabiendo que Juram siempre entraba en el sanctasanctórum inacabado a mediodía para rezar, aquellos villanos, llamados Jubelas Jubelus y Jubelon, lo esperaron, uno en cada una de las puertas principales del templo. Cuando Hiram estaba a punto de salir del templo por la puerta sur, de pronto le hizo frente Jubelas, armado con un medidor de sesenta centímetros. Cuando Hiram se negó a revelarte la palabra del maestro, el rufián lo golpeó en la garganta con la regla; entonces, el maestro herido se dirigió rápidamente a la puerta occidental, donde Jubelus, armado con una escuadra, lo aguardaba con la misma pregunta. Otra vez Hiram guardó silencio y el segundo asesino lo golpeó en el pecho con la escuadra. Entonces Hiram se dirigió tambaleándose a la puerta oriental, donde encontró a Jubelon, armado con una maza. Cuando Hiram se negó a decirle la palabra del maestro, Jubelon lo golpeó en medio de los ojos con el mazo y Hiram cayó muerto. Los asesinos enterraron el cadáver de Hiram en lo alto del monte Moria y colocaron sobre la tumba un ramito de acacia. Entonces, para no ser castigados por su crimen, embarcaron con rumbo a Etiopía, pero el puerto estaba cerrado. Finalmente, los tres fueron capturados y, tras admitir su culpabilidad, fueron ejecutados, como establecía la ley. Entonces el rey Salomón envió varios grupos de tres hombres, uno de los cuales descubrió la tumba recién cavada, señalada con la ramita perenne. Como los aprendices y los compañeros no pudieron resucitar a su maestro de entre los muertos, finalmente lo «reanimó» el Maestro Masón con el «fuerte apretón de una garra de león». Para el constructor iniciado, el nombre de Hiram Abif significa «mi Padre, el Espíritu Universal, uno en esencia, tres en aspecto»; por eso, el maestro asesinado es una especie de mártir cósmico —el espíritu crucificado del bien, el dios que muere—, cuyo Misterio se celebra en todo el mundo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 328
Existen motivos abundantes para sospechar que la orden masónica moderna ha estado profundamente influida por la sociedad secreta de Francis Bacon —si es que en realidad no ha surgido de ella—, pero no cabe duda de que en su simbolismo están presentes los dos grandes ideales de Bacon: la educación universal y la democracia universal. Los enemigos mortales de la educación universal son la ignorancia, la superstición y el miedo, que mantienen el alma humana cautiva de la parte más baja de su propia constitución. Los enemigos consumados de la democracia universal siempre han sido la corona, la tiara y la antorcha. Por eso, Hiram simboliza el estado ideal de emancipación espiritual, intelectual y física que siempre se ha sacrificado en el altar del egoísmo humano. Hiram es el Embellecedor de la Casa Eterna. No obstante, el utilitarismo moderno sacrifica lo bello en aras de lo práctico y a renglón seguido proclama la evidente mentira de que el egoísmo, el odio y la discordia son prácticos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 332
El doctor Orville Ward Owen encontró una parte considerable de los primeros treinta y dos grados del ritual masónico oculta en el texto del Primer Folio de Shakespeare. También se pueden ver emblemas masónicos en las portadas de casi todos los libros publicados por Bacon. Sir Francis Bacon se consideraba a sí mismo un sacrificio vivo en el altar de la necesidad humana; es evidente que fue segado en mitad de su trabajo y cualquiera que analice su Nueva Atlántida reconocerá en ella el simbolismo masónico. Según las observaciones de Joseph Fort Newton, el templo de Salomón descrito por Bacon en aquella novela utópica no era en realidad un edificio, sino el nombre de un estado ideal. ¿Acaso no es cierto que el templo de la masonería también es emblemático de una condición de la sociedad? Puesto que, como ya hemos dicho, los principios de la leyenda de Hiram tienen muchísima antigüedad, podría ser que su forma actual se basara en incidentes de la vida de lord Bacon, que pasó por la muerte filosófica y «resucitó» en Alemania. Según un viejo manuscrito, la Orden Masónica fue formada por alquimistas y filósofos herméticos que se habían unido para proteger sus secretos contra los métodos infames utilizados por personas codiciosas para arrancarles el secreto de la fabricación del oro. El hecho de que la leyenda hirámica contenga una fórmula alquímica aporta veracidad a esta historia. Por consiguiente, la construcción del Templo de Salomón representa la consumación de la magnum opus, que no se puede llevar a cabo sin la colaboración de Hiram, el representante universal. Los Misterios masónicos enseñan al iniciado a preparar en su propia alma un poder de proyección milagroso que le permita convertir la masa vil de la ignorancia, la perversión y la discordia humanas en un lingote de oro espiritual y filosófico.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 333
La ciencia exacta de la regeneración humana es la clave perdida de la masonería, porque cuando el fuego sagrado se eleva y atraviesa los treinta y tres grados o segmentos de la columna vertebral y entra en la cámara abovedada del cráneo humano, entra finalmente en el cuerpo pituitario (Isis), donde invoca a Ra (la glándula pineal) y exige el nombre sagrado. La masonería operativa, en el sentido más amplio del término, significa el proceso por medio del cual se abre el ojo de Horus.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 334
La belleza es fundamental para el desarrollo natural del alma humana. Los Misterios sostenían que el hombre, al menos en parte, era producto de su entorno. Por consiguiente, les parecía fundamental que cada persona estuviera rodeada de objetos que evocaran los sentimientos más nobles y más elevados. Demostraron que se podía producir belleza en la vida rodeando la vida de belleza. Descubrieron que las almas que estaban siempre en presencia de cuerpos simétricos construían cuerpos simétricos y que las mentes rodeadas de ejemplos de nobleza mental producían pensamientos nobles. Por el contrario, si se obligaba a alguien a mirar una estructura innoble, la visión le despertaría una sensación de bajeza que lo incitaría a cometer bajezas. Si en medio de una ciudad se levantase un edificio desproporcionado, en esa comunidad nacerían niños mal proporcionados y la vida de los hombres y las mujeres que contemplaran aquella construcción asimétrica no sería armoniosa. Los hombres reflexivos de la Antigüedad advirtieron que sus grandes filósofos eran una consecuencia natural de los ideales estéticos de la arquitectura, la música y el arte establecidos como norma en los sistemas culturales de aquella época.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 338
… se puede considerar que la leyenda de Hiram encarna las vicisitudes de la filosofía misma. Como instituciones destinadas a difundir la cultura ética, los Misterios paganos fueron los arquitectos de la civilización. Su poder y su dignidad se personificaron en juran el Maestro Constructor, pero al final sucumbieron al ataque de aquel trío recurrente compuesto por el Estado, la Iglesia y la plebe. Fueron profanados por el Estado, celoso de su riqueza y su poder; por la Iglesia primitiva, temerosa de su sabiduría, y por la muchedumbre o la soldadesca, incitadas tanto por el Estado como por la Iglesia. Así como Hiram, cuando resucita de su tumba, susurra la palabra del Maestro Masón que se perdió por su muerte prematura, el restablecimiento o la resurrección de los Misterios antiguos, según los principios de la filosofía, tendrá como consecuencia el redescubrimiento de la enseñanza secreta, sin la cual la civilización debe continuar en un estado de confusión e incertidumbre espiritual.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 342
Cuando gobierna la plebe, el hombre es dominado por la ignorancia; cuando gobierna la Iglesia, es dominado por la superstición, y cuando gobierna el Estado, es dominado por el miedo. Para que los hombres puedan vivir juntos en armonía y entendimiento, hay que convertir la ignorancia en sabiduría, la superstición en fe iluminada y el miedo en amor. Aunque se afirme lo contrario, la masonería es una religión que pretende unir a Dios y al hombre, elevando a sus iniciados a un nivel de conciencia en el cual puedan contemplar con visión clara las obras del Gran Arquitecto del universo. De una época a otra, perdura la visión de una civilización perfecta como ideal para la humanidad, en medio de la cual habrá una universidad poderosa, en la que se enseñarán libremente las ciencias sagradas y las seculares relacionadas con los misterios de la vida a todos los que asuman la vida filosófica. Allí no tendrán cabida el credo ni el dogma; se eliminará lo superficial y solo se mantendrá lo esencial. El mundo será gobernado por las mentes más preclaras y cada uno ocupará el puesto para el cual esté mejor preparado.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 342
Un día, mientras meditaba sobre el problema de la armonía, Pitágoras pasó por casualidad delante del taller de un metalista, en cuyo interior los obreros golpeaban un trozo de metal sobre un yunque. Observando las variaciones de tono entre los sonidos producidos por los martillos grandes y los producidos por implementos más pequeños y calculando meticulosamente las armonías y las discordancias resultantes de las combinaciones de aquellos sonidos, dio con la primera clave de los intervalos musicales de la escala diatónica. Entró en el taller y, tras observar cuidadosamente las herramientas y tomar nota mentalmente de su peso, regresó a su casa y construyó un brazo de madera que sobresalía de la pared de su habitación: a intervalos regulares, le sujetó cuatro cuerdas, todas de la misma composición, tamaño y peso. Ató a la primera un peso de doce libras {cinco kilos y medio}; a la segunda, uno de nueve libras {cuatro kilos}; a la tercera, uno de ocho libras {tres kilos y medio}, y a la cuarta, uno de seis libras {algo más de dos kilos y medio}. Los distintos pesos correspondían al tamaño de los martillos de los metalistas. A continuación, Pitágoras descubrió que cuando sonaban juntas la primera y la cuarta cuerda, producían el intervalo armónico de una octava, porque duplicar el peso producía el mismo efecto que dividir la cuerda por la mitad. Como la tensión de la primera cuerda era el doble que la de la cuarta, se decía que la proporción entre ellas era de 2 a 1, o sea, el doble. Mediante una experimentación similar, determinó que la primera y la tercera cuerdas producían la armonía del diapente o intervalo de quinta. Como la tensión de la primera cuerda era una vez y media la de la tercera, se decía que la proporción entre ellas era de 3 a 2, o sesquiáltero. Asimismo, como la segunda y la cuarta cuerdas tenían la misma proporción que la primera y la tercera, daban una armonía de diapente. Pitágoras continuó su investigación y descubrió que la primera y la segunda cuerda producían la armonía de diatesarón, o intervalo de cuarta, y, como la tensión de la primera cuerda era un tercio más grande que la de la segunda, se decía que su proporción era de 4 a 3, o un sesquitercio. Como la tercera y la cuarta cuerdas guardaban la misma proporción que la primera y la segunda, producían otra armonía de diatesarón. Según Jámblico, la segunda y la tercera cuerdas guardaban una proporción de 8 a 9. La clave de las proporciones armoniosas está oculta en la famosa tetractys pitagórica, o pirámide de puntos. La tetractys está compuesta por los cuatro primeros números —1, 2, 3 y 4—, que, en sus proporciones, revelan los intervalos de octava, el diapente y el diatesarón. Aunque la ley de los intervalos armónicos, tal como se acaba de exponer, es cierta, posteriormente se ha demostrado que unos martillos que golpeen el metal de la manera descrita no producen los diversos tonos que se les atribuyen. Por consiguiente, es muy probable que Pitágoras elaborara su teoría de la armonía a partir del monocordio, un instrumento con una sola cuerda tendida entre dos clavijas y provisto de trastes móviles. Para Pitágoras, la música era uno de los dominios de la ciencia divina de la matemática y sus armonías eran controladas de forma inflexible por proporciones matemáticas. Según los pitagóricos, la matemática demostraba el método exacto que empleaba el Bien para establecer y mantener su universo. Por consiguiente, el número precede a la armonía, porque la ley inmutable es lo que gobierna todas las proporciones amónicas. Tras descubrir estas proporciones armónicas, Pitágoras fue iniciando poco a poco a sus discípulos en aquello que constituía el arcano supremo de sus Misterios. Dividió las innumerables partes de la creación en una cantidad enorme de planos o esferas y asignó a cada uno de ellos un tono, un intervalo armónico, un número, un nombre, un color y una forma. A continuación, procedió a comprobar la precisión de sus deducciones haciendo demostraciones en los diferentes planos de la inteligencia y la sustancia, pasando de la premisa lógica más abstracta al sólido geométrico más concreto. Partiendo del común acuerdo de estos métodos diversos de demostración, estableció la existencia incuestionable de determinadas leyes naturales. Una vez establecida la música como ciencia exacta, Pitágoras aplicó su ley recién hallada de los intervalos armónicos a todos los fenómenos de la naturaleza y llegó incluso a demostrar la relación amónica de los planetas, las constelaciones y los elementos entre sí. Un ejemplo notable de corroboración moderna de las antiguas enseñanzas filosóficas es la de la progresión de los elementos según proporciones amónicas. Mientras confeccionaba una lista de los elementos en orden creciente de sus pesos atómicos, John A. Newlands descubrió que el octavo elemento a partir de cualquier otro tenía unas propiedades muy similares al primero. Este descubrimiento se conoce, en la química moderna, como la ley de las octavas. Porque afirmaban que la armonía no se debe determinar según las percepciones de los sentidos, sino mediante la razón y la matemática, los pitagóricos se llamaban a sí mismos canónicos, para diferenciarse de los músicos de la Escuela Armónica, que sostenían que el gusto y el instinto eran los auténticos principios normativos de la armonía. Sin embargo, Pitágoras reconoció la profunda impresión que producía la música en los sentidos y las emociones y no dudó en influir en la mente y el cuerpo mediante lo que él denominaba «medicina musical».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 345
Es probable que, para los pitagóricos, los siete modos griegos y los planetas estuvieran relacionados. Por ejemplo, Plinio declara que Saturno se mueve según el modo dórico y Júpiter, según el frigio. Parece también que los temperamentos se adaptan a los distintos modos y que lo mismo ocurre con las pasiones. Por consiguiente, el enfado, que es una pasión fogosa, se puede acentuar mediante un modo fogoso o se puede neutralizar mediante un modo acuoso.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 349
Decían que Pitágoras era el único hombre que oía la música de las esferas.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 350
Los nombres que Pitágoras puso a las distintas notas de la escala diatónica derivaban —según Macrobio— del cálculo de la velocidad y la magnitud de los cuerpos planetarios. Se creía que, a su paso apresurado e interminable por el espacio, cada una de aquellas esferas gigantescas producía un tono determinado, provocado por su desplazamiento constante de la difusión etérea. Como aquellos tonos eran una manifestación del orden y el movimiento divinos se deducía, necesariamente, que participaban de la armonía de su propia fuente. «Era común entre los griegos afirmar que los planetas, al girar en torno a la tierra, producían ciertos sonidos, que diferían en función de su respectiva “magnitud, celeridad y distancia local”. Por ejemplo, decían que Saturno, el planeta más lejano, producía la nota más grave, mientras que la Luna, el más próximo, daba la más aguda. “Estos sonidos de los siete planetas y la esfera de las estrellas fijas, junto con la que está por encima de nosotros [Antichton], son las nueve Musas y su sinfonía conjunta se llama Mnemósine”». Esta cita contiene una referencia oscura a la división del universo en nueve partes que se mencionaba anteriormente.
Los iniciados griegos también reconocían una relación fundamental entre cada uno de los cielos o esferas de los siete planetas y las siete vocales sagradas. El primer cielo emitía el sonido de la vocal sagrada Α (Alpha); el segundo cielo, la vocal sagrada Ε (Epsilon); el tercero, Η (Eta); el cuarto, Ι (Iota); el quinto, Ο (Omicron); el sexto, Υ (Ipsilon); y el séptimo cielo, la vocal sagrada Ω (Omega). Cuando estos siete cielos cantan juntos, producen una armonía perfecta que se eleva en una alabanza eterna hasta el trono del creador. Aunque nunca se manifieste así, es probable que haya que plantearse que los cielos planetarios ascienden en el orden pitagórico, comenzando por la esfera de la luna, que sería el primer cielo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 351
En la construcción de sus templos de iniciación, los sacerdotes primitivos con frecuencia demostraron su conocimiento superior de los principios básicos de los fenómenos conocidos como vibración. Una parte considerable de los rituales mistéricos consistía en invocaciones y salmodias, para lo cual se construían cámaras acústicas especiales: una palabra que se susurrase en una de aquellas salas se intensificaba tanto que las reverberaciones hacían oscilar todo el edificio y lo llenaban con un rugido ensordecedor. Hasta la madera y la piedra utilizadas en la construcción de aquellos edificios sagrados acababan por impregnarse tanto de las vibraciones sonoras de las ceremonias religiosas que, cuando las golpeaban, reproducían los tonos que los rituales habían impreso repetidas veces en su sustancia. Cada elemento de la naturaleza tiene su propia tónica. Si estos elementos se combinan en una estructura compuesta, el resultado es un acorde que, al sonar, descompone el conjunto en las partes que lo componen. Asimismo, cada individuo tiene una tónica que, si suena, lo destruye. La alegoría de la destrucción de las murallas de Jericó cuando sonaron las trompetas de Israel pretendía —sin duda— plantear la importancia arcana de cada tónica o vibración.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 354
En los Misterios, los siete Logi , o Señores Creativos aparecen como corrientes de fuerza que salen de la boca del Uno Eterno, lo cual significa que el espectro se extrae de la luz blanca de la Divinidad Suprema. Los judíos llamaban Elohim a los siete Creadores o Inventores de las esferas inferiores. Para los egipcios eran los Constructores (algunas veces, los Gobernadores) y los representaban con grandes cuchillos en la mano, con los que esculpieron el universo a partir de su sustancia primordial. La adoración de los planetas se basa en su aceptación de las personificaciones cósmicas de los siete atributos creativos de Dios. Se decía que los Señores de los planetas vivían dentro del cuerpo del sol, porque la verdadera naturaleza del sol, análoga a la luz blanca, contiene las semillas de todas las potencias de tono y color que manifiesta. Hay numerosas disposiciones arbitrarias que expresan las relaciones mutuas entre los planetas, los colores y las notas musicales. El sistema más satisfactorio es el que se basa en la ley de las octavas. El sentido del oído tiene un alcance mucho más amplio que el de la vista, porque, mientras que el oído puede registrar entre nueve y once octavas de sonido, el ojo se limita a conocer apenas siete colores fundamentales, un tono menos que la octava. El rojo, cuando se sitúa como el color más bajo en la escala cromática, corresponde al do, la primera nota de la escala musical. Si continuamos la analogía, el anaranjado corresponde al re, el amarillo al mi, el verde al fa, el azul al sol, el índigo al la y el violeta al si. El octavo color necesario para completar la escala debería ser la octava superior del rojo, el primer color. La precisión de esta disposición se demuestra mediante dos hechos sorprendentes: 1) las tres notas fundamentales de la escala musical —la primera, la tercera y la quinta— corresponden a los tres colores primarios: el rojo, el amarillo y el azul; 2) la séptima nota de la escala musical, la menos perfecta, corresponde al morado, el color menos perfecto de la escala cromática.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 357
Cuando los colores se relacionan con los doce signos del Zodiaco, se distribuyen como los rayos de una rueda. A Aries le corresponde el rojo puro; a Tauro, el rojo anaranjado; a Géminis, el anaranjado puro; a Cáncer, el amarillo anaranjado; a Leo, el amarillo puro; a Virgo, el verde amarillento; a Libra, el verde puro; a Escorpio, el azul verdoso; a Sagitario, el azul puro: a Capricornio, el violeta azulado; a Acuario, el violeta puro, y a Piscis, el rojo violáceo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 359
En The Chaldean Account of the Génesis, George Smith, al describir —copiando de los cilindros cuneiformes— las andanzas del héroe Izdubar (Nimrod), arroja algo de luz sobre el dios escorpión que protege al sol. La tablilla que tradujo no es perfecta, aunque el significado es bastante claro: «[…] que todos los días custodian el sol naciente. Su corona estaba en el entramado del cielo y sus pies, debajo del infierno [la columna vertebral]. El hombre escorpión vigilaba la puerta y quemaba de lo horroroso que era, su aspecto era como la muerte y el poder de su miedo sacudía el bosque.
A la salida y la puesta del sol, protegían al sol; cuando Izdubar los veía, su cara se cubría de miedo y terror». Los romanos primitivos tenían una maquinaria bélica llamada «el escorpión», que se usaba para arrojar flechas, y es probable que debiera su nombre al gran soporte de madera —parecido a la cola del escorpión— que se levantaba para arrojarlas. Los proyectiles que disparaba aquella arma también se llamaban escorpiones.
La mariposa (con el nombre de Psique, una hermosa doncella con alas de luz opalina) simboliza el alma humana, por las etapas que cubre para desarrollar su capacidad para volar. Las tres divisiones que atraviesa la mariposa en su evolución se parecen mucho a los tres grados de la escuela mistérica, que consuman —se supone— la evolución del hombre, proporcionándole unas alas emblemáticas que le permitan subir a los cielos. El hombre impenitente, ignorante e incapaz se simboliza mediante la etapa comprendida entre el óvulo y la larva; el discípulo, que busca la verdad y hace hincapié en la meditación, mediante la segunda etapa, de larva a pupa, momento en el cual el insecto entra en su crisálida (la tumba de los Misterios); la tercera etapa, de pupa a imago (cuando sale la mariposa perfecta), representa el alma iluminada y desarrollada del iniciado que sale de la tumba de su naturaleza inferior.
Las polillas o mariposas nocturnas representan la sabiduría secreta, porque son difíciles de encontrar y se ocultan en la oscuridad (la ignorancia). Algunas son emblemas de la muerte, como la Acherontia atropos, la esfinge de la calavera o esfinge de la muerte, que tiene una marca en el cuerpo que se parece un poco a una calavera humana. El escarabajo del reloj de la muerte (Xestobium rufovillosum), del cual se creía que avisaba cuando se acercaba la muerte emitiendo un sonido peculiar, es otro ejemplo de los insectos que intervienen en los asuntos humanos.
Las opiniones difieren con respecto a la araña. Su forma la convierte en emblema adecuado de los plexos nerviosos y los ganglios del cuerpo humano. Para algunos europeos es de muy mal agüero matar una araña, posiblemente porque la consideran emisaria del Maligno, a quien nadie desea ofender. Existe un misterio en tomo a todas las criaturas venenosas, sobre todo los insectos. Paracelso enseñaba que la araña era el médium para una fuerza poderosa, pero maligna, que los magos negros utilizaban en sus tareas nefandas.
Determinadas plantas, minerales y animales han sido sagrados para todas las naciones de la tierra por su peculiar sensibilidad al fuego astral, un estado misterioso de la naturaleza con el cual el mundo científico se ha puesto en contacto a través de sus manifestaciones, como la electricidad y el magnetismo. La piedra imán y el radio en el reino mineral y diversas plantas parásitas en el reino vegetal son extrañamente susceptibles a este fuego eléctrico cósmico o fuerza vital universal. Los magos medievales se rodeaban de criaturas tales como murciélagos, arañas, gatos, serpientes y monos, porque podían apoderarse de las fuerzas vitales de aquellas especies y utilizarlas para conseguir sus propios fines. Algunas escuelas antiguas de sabiduría enseñaban que todos los insectos y reptiles venenosos germinan a partir de la naturaleza malvada del hombre y que cuando los seres humanos inteligentes ya no generen odio en su propia alma, dejarán de existir los animales feroces, las enfermedades repugnantes y las plantas y los insectos venenosos.
Entre los indios americanos se conoce la leyenda del «hombre araña», cuya red conectaba los mundos celestiales con la tierra. Para las escuelas secretas de India, algunos de los dioses que colaboraron con el universo durante su creación conectan los reinos de la luz con los de la oscuridad mediante telarañas. Por consiguiente, a los constructores del sistema cósmico, que mantenían unido el universo embrionario con hilos de fuerza invisible, a veces los llamaban «dioses araña» y a su soberano le decían «la Gran Araña».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 371
Determinadas plantas, minerales y animales han sido sagrados para todas las naciones de la tierra por su peculiar sensibilidad al fuego astral, un estado misterioso de la naturaleza con el cual el mundo científico se ha puesto en contacto a través de sus manifestaciones, como la electricidad y el magnetismo. La piedra imán y el radio en el reino mineral y diversas plantas parásitas en el reino vegetal son extrañamente susceptibles a este fuego eléctrico cósmico o fuerza vital universal. Los magos medievales se rodeaban de criaturas tales como murciélagos, arañas, gatos, serpientes y monos, porque podían apoderarse de las fuerzas vitales de aquellas especies y utilizarlas para conseguir sus propios fines. Algunas escuelas antiguas de sabiduría enseñaban que todos los insectos y reptiles venenosos germinan a partir de la naturaleza malvada del hombre y que cuando los seres humanos inteligentes ya no generen odio en su propia alma, dejarán de existir los animales feroces, las enfermedades repugnantes y las plantas y los insectos venenosos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 372
Entre los indios americanos se conoce la leyenda del «hombre araña», cuya red conectaba los mundos celestiales con la tierra. Para las escuelas secretas de India, algunos de los dioses que colaboraron con el universo durante su creación conectan los reinos de la luz con los de la oscuridad mediante telarañas. Por consiguiente, a los constructores del sistema cósmico, que mantenían unido el universo embrionario con hilos de fuerza invisible, a veces los llamaban «dioses araña» y a su soberano le decían «la Gran Araña».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 373
El inmortal Carlomagno usó la abeja como símbolo de realeza y es probable que la flor de lis, fleur-de-lis o lirio de Francia, no sea una flor, sino una representación estilizada de una abeja. Según una antigua leyenda griega, las nueve Musas de vez en cuando asumían la forma de abejas.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 373
La abeja está consagrada a la diosa Venus y, según los místicos, es una de las diversas formas de vida que llegaron a la tierra procedentes del planeta Venus hace millones de años.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 373
La colmena aparece en la masonería para recordamos que en la diligencia y el esfuerzo por el bien común residen la verdadera felicidad y la prosperidad. La abeja es símbolo de sabiduría, porque, así como este pequeño insecto recoge polen de las flores, los hombres pueden extraer conocimientos de las experiencias de la vida cotidiana. La abeja está consagrada a la diosa Venus y, según los místicos, es una de las diversas formas de vida que llegaron a la tierra procedentes del planeta Venus hace millones de años. Se dice que el trigo y los plátanos tienen el mismo origen y por este motivo no se puede rastrear la fuente de estas tres formas de vida. El hecho de que las abejas estén gobernadas por reinas es uno de los motivos por los cuales este insecto se considera un símbolo femenino sagrado.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 373
La esfinge egipcia, el centauro griego y el hombre-toro de los asirios tienen mucho en común. Los tres son criaturas complejas que combinan elementos humanos y animales: en los Misterios, todos representan la naturaleza compleja del hombre y hacen velada referencia a las jerarquías de los seres celestiales que dirigen el destino de la humanidad. Estas jerarquías son los doce animales sagrados que hoy conocemos como constelaciones, unos grupos de estrellas que son meros símbolos de impulsos espirituales impersonales. Quirón, el centauro que enseña a los hijos de los hombres, representa las inteligencias de la constelación de Sagitario, que eran las guardianas de la doctrina secreta mientras (geocéntricamente) el sol pasaba por el signo de Géminis. El hombre-toro asirio de cinco patas, con alas de águila y cabeza humana, nos recuerda que la naturaleza invisible del hombre tiene las alas de un dios, la cabeza de un hombre y el cuerpo de un animal. El mismo concepto se expresaba mediante la esfinge: el guardián armado de los Misterios, que, en cuclillas a la entrada del templo, no dejaba entrar a los profanos. Situada así entre el hombre y sus posibilidades divinas, la esfinge representaba también la propia doctrina secreta. En los cuentos infantiles abundan las descripciones de monstruos simbólicos, porque casi todos estos cuentos se basan en el antiguo folclore místico.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 379
Los navajos afirman que cuando todos los seres vivos treparon a un tallo de bambú para salvarse del diluvio, al pavo le tocó la rama más baja y las plumas de la cola le quedaron en el agua; por eso están descoloridas.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 380
El fénix —el mitológico roc persa— es también el nombre de una constelación austral y, por consiguiente, tiene importancia tanto astronómica como astrológica. Con toda probabilidad, era el cisne de los griegos, el águila de los romanos y el pavo real del Lejano Oriente. Para los místicos antiguos era un símbolo muy apropiado de la inmortalidad del alma humana, porque, así como el fénix renacía de su propia naturaleza muerta siete veces siete, la naturaleza espiritual del hombre resucita triunfalmente, una y otra vez, de su cadáver físico.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 386
Para los herméticos medievales, el fénix era un símbolo de la consecución de la transmutación alquímica, un proceso equivalente a la regeneración humana. También se daba el nombre de «fénix» a una de las fórmulas alquímicas secretas. El conocido pelícano del grado rosacruz, que daba de comer a sus crías de su propio pecho, es, en realidad, un fénix: para confirmarlo, basta con observar la cabeza del ave: le falta la deslucida parte inferior del pico y la cabeza del fénix se parece mucho más a la del águila que a la del pelícano. En los Misterios, era habitual llamar a los iniciados «fénix» u «hombres renacidos», porque, así como el nacimiento físico proporciona al hombre la conciencia del mundo físico, el neófito, después de pasar nueve grados en el vientre de los Misterios, nacía a una conciencia del mundo espiritual. Este es el misterio de la iniciación al que se refería Cristo cuando dijo: «El que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios» (Juan 3, 3). El fénix es un símbolo adecuado de este nacimiento espiritual.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 386
El águila de Napoleón y la de César y el águila zodiacal de Escorpio en realidad son fénix, porque esta ave —y no el águila— es el símbolo de la victoria y el logro espiritual. La masonería estará en condiciones de resolver muchos de los secretos de su doctrina esotérica cuando se dé cuenta de que tanto sus águilas de una cabeza como las de dos son fénix y que para todos los iniciados y los filósofos el fénix es el símbolo de la transmutación y la regeneración de la energía creativa, lo que comúnmente se denomina el cumplimiento de la Gran Obra. El fénix bicéfalo es el prototipo del hombre andrógino, porque, según las enseñanzas secretas, llegará un momento en el que el cuerpo humano tendrá dos médulas espinales, mediante las cuales se mantendrá en el cuerpo el equilibrio vibratorio. Aparte de ser masones, muchos de los fundadores del gobierno de Estados Unidos recibieron ayuda de un órgano secreto y venerable que existía en Europa, que los ayudó a crear aquel país para un fin determinado, que solo conocían unos pocos iniciados El Gran Sello es la firma de aquel órgano exaltado —invisible y en su mayor parte desconocido— y la pirámide inacabada que aparece en el reverso es un tablero de dibujo que establece de forma simbólica la tarea a la cual se ha dedicado el gobierno de Estados Unidos desde el primer día.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 388
En el Book of Lambspring, un tratado hermético poco común, hay un grabado en el que aparecen juntos un ciervo y un unicornio en un bosque. Acompaña a la imagen el siguiente texto: «Los sabios dicen que en verdad hay dos animales en este bosque: uno espléndido, hermoso y rápido, un ciervo grande y fuerte, y el otro, un unicornio. […] Si aplicamos la parábola a nuestro arte, diremos que el bosque es el cuerpo. […] El unicornio será el espíritu de todos los tiempos. El ciervo no desea más nombre que el del alma; […]. Quien sepa domesticarlos y dominados con arte, emparejarlos y hacerlos entrar en el bosque y salir de él merece ser llamado Maestro».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 394
El padre, la madre y el niño constituyen la trinidad natural. Los Misterios glorificaban al hombre como institución suprema, compuesta por esta trinidad que funciona como una unidad. Pitágoras comparaba el universo con la familia y declaraba que, así como el fuego supremo del universo estaba en medio de los cuerpos celestes, el fuego supremo del mundo estaba, por analogía, sobre las piedras del hogar. Para los pitagóricos y otras escuelas filosóficas, la naturaleza divina única de Dios se manifestaba en el triple aspecto de Padre, Madre e Hijo y los tres constituían la Familia Divina, cuya morada es la creación y cuyo símbolo natural y peculiar es el cuadragésimo séptimo problema de Euclides. Dios Padre es espíritu; Dios Madre es materia y Dios Hijo —el producto de ambos— representa la suma de las cosas vivas que nacen de la naturaleza y la constituyen. La semilla del espíritu se siembra en el vientre de la materia y, mediante una concepción inmaculada (pura) produce la progenie. ¿Acaso no es este el auténtico misterio de la Virgen que tiene en sus brazos al Niño Dios? ¿Quién se atreve a afirmar que tal simbolismo es inadecuado? El misterio de la vida es el misterio supremo que se revela en toda su dignidad divina y es glorificado como el logro perfecto de la naturaleza por los sabios iniciados y por los profetas de todos los tiempos.
Sin embargo, la mojigatería actual considera que este mismo misterio no es apto para personas con una mentalidad sagrada. Contrariamente a los dictados de la razón, se impone un modelo según el cual es preferible la inocencia nacida de la ignorancia antes que la virtud nacida del conocimiento. Sin embargo, con el tiempo, el hombre aprenderá que no tiene que avergonzarse nunca de la verdad. Mientras no lo aprenda, es falso a su Dios, a su mundo y a sí mismo. En este sentido, el cristianismo ha fracasado en su misión, lamentablemente. Aunque afirma que el cuerpo humano es el templo vivo del Dios vivo, a continuación, afirma que las sustancias y las funciones de este templo son impuras y que su estudio corrompe los delicados sentimientos de los justos. Con esta actitud malsana, se degrada y se difama el cuerpo del hombre, la casa de Dios. Sin embargo, la propia cruz es el más antiguo de los emblemas fálicos y las ventanas rómbicas de las catedrales demuestran que los símbolos yónicos han sobrevivido a la destrucción de los Misterios paganos. La estructura misma de la propia Iglesia está impregnada de elementos fálicos. Si retiramos de la Iglesia cristiana todos los emblemas que tienen origen en Príapo, no queda nada, porque hasta la tierra en la que se levanta era, por su fertilidad, el primer símbolo yónico. Como la presencia de estos emblemas de los procesos generadores resulta desconocida o bien la mayoría hace caso omiso de ellos, por lo general no se aprecia lo irónico de la situación. Solo los versados en el lenguaje secreto de la Antigüedad son capaces de comprender la importancia divina de estos emblemas.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 399
De todas las flores simbólicas, la flor de loto de India y Egipto y la rosa de los rosacruces son las más importantes. En cuanto a su simbolismo, estas dos flores se consideran idénticas. Las doctrinas esotéricas que representa el loto se han perpetuado en la Europa moderna con la forma de la rosa. La rosa y el loto son emblemas yónicos que simbolizan, fundamentalmente, el misterio creativo maternal, mientras que la azucena blanca se considera fálica.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 401
Los iniciados brahmanes y egipcios, que sin duda comprendían los sistemas secretos de la cultura espiritual mediante los cuales se pueden estimular los centros latentes de energía cósmica que hay en el hombre, utilizaban las flores de loto para representar los vórtices de energía espiritual situados en distintos puntos a lo largo de la columna vertebral, que los hindúes llamaban chakras, ruedas o discos. Siete de estos chakras son de fundamental importancia y cada uno tiene su correspondencia en los ganglios y los plexos nerviosos. Según las escuelas secretas, el ganglio del sacro es el loto de cuatro pétalos; el plexo prostático es el loto de seis pétalos; el plexo epigástrico y el ombligo es el loto de diez pétalos: el plexo cardíaco es el loto de doce pétalos; el plexo faríngeo es el loto de dieciséis pétalos; el plexo cavernoso es el loto de dos pétalos, y la glándula pineal, o el centro desconocido adyacente, es el loto de mil pétalos. El color, el tamaño y la cantidad de pétalos de cada loto son la clave para conocer su importancia simbólica. Una pista sobre el desarrollo del conocimiento espiritual según la ciencia secreta de los Misterios se encuentra en la historia de la vara de Aarón, que brotó, y también en la gran ópera de Wagner, Tanhäuser, en la cual el florecimiento del báculo del Papa representa las flores que se abren en la vara sagrada de los Misterios: la columna vertebral. Los rosacruces utilizaban una guirnalda de rosas para representar los mismos vórtices espirituales, a los que se hace referencia en la Biblia como las siete lámparas del candelabro y las siete iglesias de Asia. En la edición de 1642 de The History of the Reign of King Henry the Seventh de sir Francis Bacon hay un frontispicio que muestra a lord Bacon con unos zapatos cuyas hebillas son rosas rosacruces.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 401
El culto a los árboles como representantes de la divinidad era frecuente en todo el mundo antiguo. A menudo se construían templos en el centro de las arboledas sagradas y se celebraban ceremonias nocturnas bajo las ramas extendidas de grandes árboles con adornos fantásticos y engalanados en honor de su divinidad patrona. En muchos casos se creía que los propios árboles poseían los atributos de poder divino e inteligencia y, por consiguiente, a menudo se dirigían a ellos las súplicas. Por su belleza, dignidad, solidez y fuerza, los robles, los olmos y los cedros se adoptaron como símbolos de poder, integridad, permanencia, virilidad y protección divina.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 403
La veneración del hombre por los árboles como símbolos de las cualidades abstractas de la sabiduría y la integridad también lo llevó a llamar «árboles» a las personas que poseían aquellas cualidades divinas hasta un grado aparentemente sobrehumano. Por consiguiente, llamaron «árboles» u «hombres árboles» a los filósofos y los sacerdotes muy preclaros, como los druidas —cuyo nombre significa, según una versión, «los hombres de los robles»— o los iniciados de determinados Misterios sirios, a los que llamaban «cedros»; en realidad, es mucho más verosímil y probable que los famosos cedros del Líbano que se talaron para construir el templo del rey Salomón en realidad fueran sabios iniciados e iluminados. Los místicos saben que los verdaderos soportes de la gloriosa casa de Dios no eran los troncos, que se podían pudrir, sino los intelectos inmortales e imperecederos de los hierofantes árboles.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 405
Por sus propiedades ocultas, muy poco conocidas, la mandrágora se ha utilizado como un talismán que puede incrementar el valor o la cantidad de todo aquello con lo que se asocie. Como amuleto fálico, se consideraba una cura infalible para la esterilidad. Era uno de los símbolos de Príapo, de cuya adoración se acusaba a los Caballeros Templarios. La raíz de la planta se parece mucho al cuerpo humano y a menudo mostraba el contorno de la cabeza, los brazos o las piernas. Esta notable similitud entre el cuerpo humano y la mandrágora es uno de los enigmas de la ciencia natural y el verdadero fundamento de la veneración que se tenía por esta planta. En Isis sin velo , la señora Blavatsky destaca que la mandrágora parece ocupar en la tierra el punto en el que se unen el reino vegetal y el animal, como ocurre en el mar con los zoófitos y los pólipos. Este concepto abre un amplio campo de especulación acerca de la naturaleza de esta planta de aspecto animal. Según una superstición popular, la mandrágora se encogía cuando la tocaban y gritaba con voz humana, aferrándose con desesperación al suelo al que estaba fijada. Quienquiera que oyera su grito al arrancarla moría de inmediato o se volvía loco. Para evitar semejante tragedia, lo habitual era excavar alrededor de las raíces de la mandrágora hasta aflojar bien la planta y después atar un extremo de una cuerda en tomo al tallo y el otro extremo a un perro, que, al obedecer a la llamada de su amo, arrancaba la raíz de la tierra y se convertía así en víctima de la maldición de la mandrágora. Una vez desarraigada, la planta se podía manipular sin inconvenientes.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 411
Según una superstición popular, la mandrágora se encogía cuando la tocaban y gritaba con voz humana, aferrándose con desesperación al suelo al que estaba fijada. Quienquiera que oyera su grito al arrancarla moría de inmediato o se volvía loco. Para evitar semejante tragedia, lo habitual era excavar alrededor de las raíces de la mandrágora hasta aflojar bien la planta y después atar un extremo de una cuerda en tomo al tallo y el otro extremo a un perro, que, al obedecer a la llamada de su amo, arrancaba la raíz de la tierra y se convertía así en víctima de la maldición de la mandrágora.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 412
Los alquimistas tenían la costumbre de simbolizar sus metales por medio de un árbol, para indicar que los siete eran ramas dependientes sobre el tronco de la vida solar. Como los Siete Espíritus dependen de Dios y son ramas de un árbol del cual Él es la raíz, el tronco y la tierra espiritual de la cual la raíz deriva su alimento, de la misma forma el tronco de la vida y el poder divino alimenta todas las innumerables formas de las cuales se compone el universo.
En Gloria Mundi, de la cual se reproduce la ilustración mostrada arriba, hay un pensamiento importante relacionado al crecimiento, parecido a una planta, de los metales: «Todos los animales, árboles, hierbas, piedras, metales y minerales crecen y alcanzan la perfección, sin necesidad de intervención humana: ya que la semilla crece de la tierra, florece, y da sus frutos, simplemente a través de la acción de las influencias naturales. Del mismo modo que se hace con las plantas, también se hace con los metales. Mientras yacen en el corazón de la tierra, en su mineral natural, crecen y se desarrollan, día tras día, a través de la influencia de los cuatro elementos; su fuego es el esplendor del Sol y la Luna; la tierra lleva en su matriz el esplendor del Sol, y por éste, la semilla de los metales están puestas al calor de forma equilibrada, como el grano en los campos.[…] Ya que como cada árbol del campo tiene su propia forma, apariencia, y fruto peculiar, de la misma forma cada montaña carga su propio mineral particular; aquellas piedras y aquella tierra viene a ser el suelo en el cual los metales crecen
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 412
La Piedra Filosofal es un antiguo símbolo del hombre perfeccionado y regenerado cuya naturaleza divina resplandece a través de una cadena de vehículos purificados y desarrollados. Al igual que el áspero diamante es opaco y sin vida cuando es extraído del carbón negro, así también la naturaleza espiritual del hombre en su estado caído revela poca, si alguna, de su inherente luminosidad. Al igual que en las manos del diestro lapidario la piedra sin forma se transforma en una brillante gema de cuyas facetas emanan corrientes de fuego multicolor, así también sobre el torno del Divino Lapidario el alma del hombre es cimentada y pulida hasta reflejar la gloria de su Creador desde cada átomo. El perfeccionamiento del Alma de Diamante a través del arte filosófico-alquímico es el objeto oculto del Rosacrucismo Hermético. Albert Mackey ve una correlación entre la Piedra Filosofal y el Templo Masónico, ya que ambos representan la realización y el logro del ideal. En la filosofía, la Piedra del Sabio es «la Razón suprema e inalterable. Encontrar lo Absoluto en lo Infinito, en lo Indefinido y en lo Finito, es el Magnum Opus, la Gran Obra de los Sabios, que Hermes denominó la Obra del Sol». (Ver Albert Pike: Moral y Dogma). Quien posea la Piedra Filosofal posee la Verdad, el más grande de todos los tesoros, y, por lo tanto, es rico más allá de lo estimado por el hombre; es inmortal porque la Razón no tiene en cuenta a la muerte y él está curado de Ignorancia, la más abominable de todas las enfermedades. La Piedra Hermética es Poder Divino, algo que todos los hombres buscan pero que solo encuentran aquellos que la ven como un intercambio de ese poder temporal que debe morir. Para el místico, la Piedra Filosofal es amor perfecto que transmuta todo lo que es básico y eleva todo lo que está muerto.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 416
Según enseñaban los primeros filósofos, cada uno de los cuatro elementos primarios tiene su análogo en la cuádruple constitución terrestre del hombre. Las piedras y la tierra corresponden a los huesos y la carne; el agua, a los distintos fluidos; el aire, a los gases, y el fuego, al calor del cuerpo. Como los huesos son el marco que sostiene la estructura corporal, se pueden considerar un emblema adecuado del espíritu: el fundamento divino que sostiene el tejido complejo formado por la mente, el alma y el cuerpo. Para el iniciado, el esqueleto de la muerte que sujeta la guadaña con sus dedos huesudos representa a Saturno (Cronos), el padre de los dioses, que lleva la hoz con la que mutiló a Ouranos, su propio padre. En la lengua de los Misterios, los espíritus de los hombres son los huesos de Saturno reducidos a polvo. Este dios siempre se adoraba con el símbolo de la base o el pie, puesto que se lo consideraba la infraestructura que sostenía la creación. El mito de Saturno tiene su sustento histórico en los registros fragmentarios conservados por los antiguos griegos y fenicios con respecto a un rey de este nombre que gobernaba el antiguo continente de Hiperbórea. Como Polaris, Hiperbórea y la Atlántida están enterradas debajo de los continentes y los océanos del mundo moderno, a menudo se representan como rocas que mantienen sobre su extensa superficie nuevas tierras, razas e imperios. Según los Misterios escandinavos, las piedras y los acantilados se formaron a partir de los huesos de Ymir, el gigante primigenio de arcilla ardiente, mientras que, para los místicos helenos, las rocas eran los huesos de la Gran Madre, Gæa.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 417
La piedra filosofal en realidad es la piedra del filósofo, porque la filosofía se compara con una joya mágica, cuyo contacto convierte las sustancias de baja ley en piedras invalorables como ella misma. La sabiduría es el poder de proyección del alquimista, que transforma muchas veces su propio peso de ignorancia grosera en la sustancia preciosa de la iluminación.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 422
Igual que el zafiro Schethiyâ, el Lapis Exilis, la joya de la corona del arcángel Lucifer, cayó del cielo. Miguel, arcángel del sol y dios oculto de Israel, a la cabeza de los ejércitos angélicos, se abatió sobre Lucifer y sus legiones de espíritus rebeldes. Durante el conflicto, Miguel, con su espada flamígera, arrancó de un golpe el brillante Lapis Exilis deja corona de su adversario y la piedra verde atravesó los anillos celestiales y cayó en el abismo oscuro e inconmensurable. De la gema radiante de Lucifer se formó el sangreal, o Santo Grial, del cual dicen que bebió Cristo en la última cena.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 426
Las cuatro edades de los místicos griegos —la Edad de Oro, la Edad de Plata, la Edad de Bronce y la Edad de Hierro— son expresiones metafóricas que hacen referencia a los cuatro períodos principales de la vida de todas las cosas. En las divisiones del día, representan el amanecer, el mediodía, el crepúsculo y la medianoche; en la vida de los dioses, los hombres y el universo, denotan los períodos del nacimiento, el crecimiento, la madurez y la decadencia.
Las edades griegas también guardan una correspondencia estrecha con las cuatro yugas de los hindúes: Krita-yuga, Treta-yuga, Dvapara-yuga y Kali-yugu. Ullamudeian describe de esta manera la forma de calcularlas: «En cada uno de los doce signos hay 1800 minutos; si multiplicamos esta cifra por 12, el resultado es 21 600; es decir, 1800 x 12 = 21 600. Si multiplicamos 21 600 por 80, el resultado es 1728 000, que es la duración de la primera edad, llamada Krita-yuga. Si multiplicamos el mismo número por 60, el resultado será 1296 000, que son los años de la segunda edad, Treta-yuga. Si se multiplica esta cantidad por 40, el resultado es 864 000, la duración de la tercera edad: Dvapara-yuga. La misma cantidad, multiplicada por 20, da 432 000, la cuarta edad, Kali-yuga». (Obsérvese que estos múltiplos disminuyen de forma inversamente proporcional a la tetractys pitagórica: 1, 2, 3 y 4.)
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 430
Al describir las insignias del mago, Éliphas Lévi declara que el domingo (el día del sol) debe llevar en la mano derecha una varita dorada con un rubí o un crisólito engarzado; el lunes (el día de la luna) debe llevar un collar de tres vueltas compuesto por perlas, cristales y selenitas; el martes (el día de Marte) debe llevar una varita de acero magnetizado y un anillo del mismo metal con una amatista engarzada; el miércoles (el día de Mercurio) debe llevar un collar de perlas o cuentas de vidrio que contengan mercurio y un anillo con una ágata engarzada; el jueves (el día de Júpiter) debe llevar una varita de vidrio o resina y ponerse un anillo con una esmeralda o un zafiro engarzados; el viernes (el día de Venus) debe llevar una varita de cobre pulido y ponerse un anillo con una turquesa y una corona o una diadema adornada con lapislázuli y berilo, y el sábado (el día de Saturno) debe llevar una varita adornada con un ónice y una cadena en tomo al cuello hecha de plomo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 433
Paracelso, Agripa, Kircher, Lilly y muchos otros magos y astrólogos han hecho tablas con las gemas y las piedras correspondientes a los distintos planetas y signos del Zodiaco. A partir de sus escritos se ha elaborado la lista que aparece a continuación. Se atribuyen al sol el carbúnculo, el rubí, el granate —sobre todo el piropo— y otras piedras ardientes y a veces el diamante; a la luna, la perla, la selenita y otras formas de cristal; a Saturno, el ónice, el jaspe, el topacio y algunas veces el lapislázuli; a Júpiter, el zafiro, la esmeralda y el mármol; a Marte, la amatista, el jacinto, la piedra imán y en ocasiones el diamante; a Venus, la turquesa, el berilo, la esmeralda y a veces la perla, el alabastro, el coral y la cornalina; a Mercurio, el crisólito, el ágata y el mármol de muchos colores.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 433
Al Zodiaco, los mismos expertos le asignaron las siguientes gemas y piedras: a Aries, la sardónica, la sanguinaria, la amatista y el diamante; a Tauro, la cornalina, la turquesa, el jacinto, el zafiro, el ágata musgosa y la esmeralda; a Géminis, el topacio, el ágata, la crisoprasa, el cristal y el aguamarina; a Cáncer, el topacio, la calcedonia, el ónice negro, la piedra de la luna, la perla, el ojo de gato, el cristal y a veces la esmeralda; a Leo, el jaspe, la sardónica, el berilo, el rubí, el crisólito, el ámbar, la turmalina y a veces el diamante; a Virgo, la esmeralda, la cornalina, el jade, el crisólito y a veces el jaspe rosado y el jacinto; a Libra, el berilo, el sardo, el coral, el lapislázuli, el ópalo y a veces el diamante; a Escorpio, la amatista, el berilo, la sardónica, el aguamarina, el carbúnculo, la piedra imán, el topacio y la malaquita; a Sagitario, el jacinto, el topacio, el crisólito, la esmeralda, el carbúnculo y la turquesa; a Capricornio, la crisoprasa, el rubí, la malaquita, el ónice negro, el ónice blanco, el azabache y la piedra de la luna; a Acuario, el cristal, el zafiro, el granate, el circón y el ópalo: a Piscis, el zafiro, el jaspe, el crisólito, la piedra de la luna y la amatista.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 433
Tanto el espejo mágico como la bola de cristal son símbolos poco comprendidos. ¡Ay del mortal ignorante que crea al pie de la letra las historias que circulan sobre ellos! Descubrirá —a menudo a costa de su cordura y su salud— que, aunque muchas veces se confundan, la hechicería y la filosofía no tienen nada en común. Los magos persas llevaban espejos como símbolo de la esfera material que refleja la divinidad desde cada una de sus partes. La bola de cristal, de la que tanto se ha abusado como medio para cultivar los poderes parapsicológicos, es un símbolo triple: l) representa el Huevo Universal cristalino, en cuyas profundidades transparentes existe la creación; 2) es un modelo adecuado de la divinidad antes de que se sumerja en la materia, y 3) representa la esfera etérica del mundo, en cuyas esencias traslúcidas se estampa y se preserva la imagen perfecta de toda la actividad terrestre.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 434
Más de un mago ha perdido la vida por haberse internado por un camino en el cual las criaturas submundanas podían intervenir activamente en sus asuntos. ¿Qué esperaba conseguir Éliphas Lévi cuando invocaba al espíritu de Apolonio de Tiana? ¿Acaso satisfacer la curiosidad constituye motivo suficiente para justificar la dedicación de toda una vida a una empresa peligrosa e inútil? Si Apolonio, cuando estaba vivo, se negaba a divulgar sus secretos a los profanos, ¿existe alguna probabilidad de que, después de muerto, los revele a los curiosos? El propio Lévi no se atrevía a afirmar que el espectro que se le apareció fuese en realidad el gran filósofo, porque era muy consciente de la propensión de los elementales a hacerse pasar por los muertos. La mayoría de las modernas apariciones espiritistas no son más que criaturas elementales que se hacen pasar por cuerpos compuestos por la sustancia del pensamiento suministrada precisamente por las personas que desean contemplar aquellos espectros de seres incorpóreos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 438
La teoría y la práctica de la magia negra
A partir de un breve análisis de sus premisas básicas, podemos aclarar un poco la complejidad de la teoría y la práctica de la magia ceremonial.
Primera. El universo visible tiene una contrapartida invisible, cuyos planos superiores están poblados por espíritus buenos y hermosos, mientras que los planos inferiores, oscuros y ominosos, son la morada de los malos espíritus y los demonios dirigidos por el ángel caído y sus diez príncipes.
Segunda. Mediante los procesos secretos de la magia ceremonial es posible ponerse en contacto con estas criaturas invisibles y obtener su ayuda para algunas tareas humanas. Los espíritus buenos prestan ayuda de buen grado para cualquier empresa respetable; en cambio, los espíritus del mal solo sirven a aquellos que viven para corromper y destruir.
Tercera. Es posible establecer pactos con los espíritus, en virtud de los cuales el mago se convierte, por un tiempo determinado, en amo de un ser elemental.
Cuarta. La magia negra se celebra con la colaboración de un espíritu demoníaco, que sirve al hechicero durante toda su vida terrenal, con la condición de que, después de su muerte, el mago se convierta en siervo de su propio demonio. Por este motivo, el mago negro hará lo imposible por prolongar su existencia física, puesto que no le espera nada más allá de la tumba.
La forma más peligrosa de magia negra es la perversión científica del poder oculto para satisfacer un deseo personal. Su forma menos compleja y más universal es el egoísmo humano, porque el egoísmo es la causa fundamental de todo el mal terrenal. Un hombre es capaz de entregar su alma eterna a cambio del poder temporal y a lo largo de los siglos ha evolucionado un proceso misterioso que en realidad le permite hacer este intercambio. En sus diversas ramas, el arte negro incluye casi todas las formas de la magia ceremonial, la nigromancia, la brujería, la hechicería y el vampirismo. Dentro de la misma categoría general se incluyen también el mesmerismo y el hipnotismo, salvo cuando se utilizan exclusivamente con fines médicos, aunque incluso entonces existe un elemento de riesgo para todas las partes implicadas.
Aunque parecería que el demonismo medieval ha desaparecido, existen pruebas en abundancia de que en muchas formas del pensamiento moderno —sobre todo en las llamadas psicología de la prosperidad, metafísica del fortalecimiento de la fuerza de voluntad y tácticas de venta agresiva— la magia negra no ha hecho más que experimentar una metamorfosis y, por más que su nombre haya cambiado, su naturaleza sigue siendo la misma.
Un mago medieval muy famoso fue el doctor Johannes Faustus, más conocido como el doctor Fausto, que, mediante el estudio de obras mágicas, logró someter a su servicio a un elemental que le sirvió durante muchos años de diversas formas. Se cuentan extrañas leyendas acerca de los poderes mágicos del doctor Fausto. En una ocasión en la que, aparentemente, el filósofo estaba juguetón, arrojó su manto sobre un montón de huevos que había en la cesta de una vendedora en el mercado y de inmediato salieron de ellos los polluelos. En otra ocasión, después de haber caído por la borda de una barca, fue rescatado y devuelto a la embarcación con la ropa todavía seca. Sin embargo, como casi todos los demás magos, el doctor Fausto acabó finalmente en desastre: lo hallaron una mañana con un cuchillo clavado en la espalda y la opinión extendida fue que su espíritu familiar lo había asesinado. Si bien en general se considera que el doctor Fausto de Goethe no es más que un personaje ficticio, en realidad aquel viejo mago vivió durante el siglo XVI.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 439
El siguiente fragmento condensado, extraído de un manuscrito antiguo, se reproduce a continuación como ejemplo del ritualismo de la magia ceremonial.
El fragmento corresponde a The Complete Book of Magic Science, un manuscrito inédito —el original está en el Museo Británico—, con pentáculos en colores, que Francis Barrett menciona en El mago.
Plegaria inicial
“Dios omnipotente y eterno que habéis ordenado toda la creación para vuestra gloria y alabanza y para la salvación del hombre, os suplico de todo corazón que enviéis a uno de vuestros espíritus de la orden de Júpiter, uno de los mensajeros de Zadkiel, a quien habéis designado gobernador de vuestro firmamento en este momento, para que fielmente, de buen grado y de inmediato me enseñe todo aquello que le pida, ordene o requiera. No obstante, oh, Santísimo Dios, que no se haga mi voluntad sino la vuestra, por medio de Jesucristo, vuestro único Hijo, nuestro Señor. Amén.
La invocación
[Después de consagrar como corresponde sus vestiduras y sus utensilios y de protegerse con su círculo, el mago invoca ahora a los espíritus para que aparezcan y accedan a sus demandas].
Espíritus cuya asistencia requiero, observad el signo y los nombres sagrados del Dios todopoderoso. Obedeced el poder de este pentáculo nuestro; salid de vuestras cavernas y de los lugares oscuros en los que os escondéis: interrumpid la ocupación dolorosa de los infelices mortales a los que torturáis sin cesar: venid a este lugar donde la bondad divina nos ha reunido; prestad atención a nuestras órdenes y conoced nuestras demandas justas; no penséis que vuestra resistencia nos hará cejar en nuestro empeño. Nada nos hará prescindir de vuestra obediencia. Os lo ordenamos por los nombres misteriosos de Elohe Agla Elohim Adonay Gibort. Amén.
Apelo a vos Zadkiel, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, la Santísima Trinidad, unidad inefable.
Os invoco y os suplico, Zadkiel, que ahora atendáis las palabras y los conjuros que utilizaré en este día por los nombres sagrados de Dios Elohe El Elohim Elion Zebaoth Escerehie lah Adonay Tetragrammaton.
Os conjuro, os exorcizo, oh, espíritu de Zadkiel, por estos nombres sagrados Hagios O Theos Iscyros Athanatos Paracletus Agla orí Alpha el Omega lolh Aglanbroth Abiel Anathiel Tetragrammaton y por todos los demás nombres de Dios grandes y gloriosos, sagrados e inefables, misteriosos, poderosos e incomprensibles, para que escuchéis las palabras de mi boca y me enviéis a Pabiel o a algún otro de los espíritus que os sirven y velan por vos para que me enseñe lo que le pida en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Os suplico, Pabiel, por todos los espíritus del cielo, los serafines, querubines, tronos, dominaciones, principados, potestades, virtudes, arcángeles y ángeles, por los sagrados grandes y gloriosos ángeles Orphaniel Tetra-Oagiel Salamla Acimoy pastor poti, que os presentéis de inmediato, que os mostréis enseguida para que podamos veros y oíros, que nos habléis y cumpláis nuestros deseos y que por vuestra estrella, Júpiter, y por todas las constelaciones del cielo y por lo que sea que obedezcáis y por vuestro carácter que habéis dado, propuesto y confirmado, que me atendáis de acuerdo con la plegaria y las peticiones que he hecho a Dios Todopoderoso y que de inmediato me enviéis a uno de los espíritus que velan por vos para que de buen grado, de verdad y fielmente cumpla todos mis deseos y que le ordenéis que comparezca ante mí en la forma de un hermoso ángel, que se ponga en comunicación conmigo con delicadeza, cortesía, amabilidad y docilidad y que no permita que ningún espíritu maligno me ocasione ningún tipo de daño, me asuste ni me espante de ningún modo ni que me engañe en modo alguno. En virtud de Nuestro Señor Jesucristo, en cuyo nombre atiendo, espero y aguardo vuestra aparición. Que así sea, que así sea, que así sea. Amén, amén, amén.
Interrogatorios
[Después de convocar el espíritu a su presencia, el mago lo interroga de la siguiente manera:]
—¿Venís en paz en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo?
—Sí —responderá el espíritu.
—Me alegro de que estéis aquí, noble espíritu. ¿Cuál es vuestro nombre? —Pabiel. —responderá el espíritu.
—Os he invocado en el nombre de Jesús de Nazaret, ante cuyo nombre todos se arrodillan en el cielo, la tierra y el infierno y todas las bocas reconocen que no hay ningún nombre como el suyo, que ha dado poder a los hombres para atado y para desalarlo todo en su Santísimo Nombre, incluso a los que confían en su salvación. ¿Sois el mensajero de Zadkiel?
—Sí —responderá el espíritu.
—¿Me confirmáis que a partir de este momento me revelaréis todo lo que deseo saber y me enseñaréis a aumentar mi saber y mis conocimientos y me mostraréis todos los secretos de la magia y de todas las ciencias liberales para que así pueda manifestar la gloria de Dios Todopoderoso?
—Sí —responderá el espíritu.
—Entonces os suplico que vengáis a mí cada vez que os invoque y que me prestéis juramento y yo cumpliré religiosamente mi promesa y mi pacto con Dios Todopoderoso y os recibiré con amabilidad cada vez que comparezcáis ante mí.
Autorización para partir
—Puesto que venís en paz y sosiego y habéis respondido a mis peticionea doy humildes y abundantes gracias a Dios Todopoderoso, en cuyo nombre os he invocado y habéis venido y ahora podéis partir en paz a cumplir vuestras órdenes para regresar a mí cada vez que os invoque por vuestro juramento o por vuestro nombre o por vuestra orden o por vuestro oficio, que os ha sido concedido por el Creador, y que el poder de Dios sea conmigo y con vos y con todos los hijos de Dios, amén.
—Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
[Nota] Es conveniente que el invocador permanezca en el círculo unos cuantos minutos después de recitar la autorización y, si el lugar donde se ha llevado a cabo está al aire libre, que destruya todo rastro del círculo, etcétera, y que regrese tranquilamente a su casa. En cambio, si la invocación se desarrolla en un lugar apartado de una vivienda, etcétera, el círculo puede quedar, ya que puede servir para una invocación futura, aunque la habitación o el edificio se tiene que cerrar con llave, para que no entren extraños.
El mago firma el pacto entre él y el demonio con su propia sangre, porque en el arcano de la magia se declara que «quien controla la sangre de otro controla su alma».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 440
El mago negro no puede usar los símbolos de la magia blanca sin atraer sobre sí las fuerzas de la magia blanca, lo cual resultaría fatal para sus planes, de modo que tiene que distorsionar los hierogramas para que tipifiquen el hecho oculto de que él mismo está distorsionando los principios que los símbolos representan. La magia negra no es un arte fundamental, sino el uso incorrecto de un arte. Por consiguiente, no tiene símbolos propios, sino que se limita a tomar las figuras emblemáticas de la magia blanca y, al invertirlas y darles vuelta, se entiende que es siniestra.
Encontramos un buen ejemplo de esta práctica en el pentáculo, o estrella de cinco puntas, compuesta por cinco líneas unidas. Esta figura es el símbolo consagrado de las artes mágicas y representa las cinco propiedades del Gran Agente Mágico, los cincos sentidos del hombre, los cinco elementos de la naturaleza y las cinco extremidades del cuerpo humano. Mediante el pentáculo que hay dentro de su propia alma, el hombre no solo puede dominar y gobernar a todas las criaturas inferiores a sí mismo, sino que puede pedir la consideración de las que son superiores a él.
El pentáculo se utiliza mucho en la magia negra, pero cuando se usa así, su forma siempre difiere en alguna de las tres formas siguientes: es posible que la estrella se interrumpa en algún punto, de modo que las líneas convergentes no se toquen, o que esté invertida, de modo que tenga una punta hacia abajo y dos hacia arriba, o que esté deformada y que las puntas tengan distinta longitud. Cuando se usa en magia negra, el pentáculo recibe el nombre de «signo de la pezuña hendida», o la huella del diablo. A la estrella con dos puntas hacia arriba se la llama también la «cabra de Mendes», porque la estrella invertida tiene la misma forma que la cabeza de una cabra. Cuando se gira la estrella vertical y la punta superior queda hacia abajo, representa la caída de la estrella de la mañana.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 444
Por consiguiente, el aire tiene una naturaleza doble: está compuesto por una atmósfera tangible y por un sustrato volátil intangible al que podemos llamar «aire espiritual». El fuego es visible e invisible, discernible e indiscernible: una llama espiritual y etérea que se manifiesta a través de una llama material y sustancial. Si continuamos con la analogía, el agua es un líquido denso y una esencia potencial de naturaleza fluida. La tierra también tiene dos partes esenciales: la inferior es fija, terrenal e inmóvil y la superior es enrarecida, móvil y virtual. En general se aplica el nombre de «elementos» a las fases inferiores o físicas de estos cuatro principios primarios y la expresión «esencias elementales», a sus correspondientes constituciones invisibles y espirituales. Los minerales, las plantas, los animales y los hombres viven en un mundo compuesto por el aspecto basto de estos cuatro elementos y a partir de sus distintas combinaciones construyen sus organismos vivos.
Henry Drummond, en La ley natural en el mundo espiritual, describe este proceso de la siguiente manera: «Si analizamos este punto material en el que comienza toda la vida, veremos que consiste en una sustancia gelatinosa y amorfa, semejante a la albúmina, o la clara de huevo. Está compuesta de carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno, se llama “protoplasma” y no solo es la unidad estructural con la que empiezan en la vida todos los cuerpos vivos, sino aquella de la que se componen posteriormente. “El protoplasma —dice Huxley—, simple o con núcleo, es la base formal de toda la vida. Es la arcilla del alfarero”»
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 451
La literatura también ha perpetuado el concepto de los espíritus de la naturaleza. El travieso Puck de El sueño de una noche de verano, de Shakespeare; los elementales del poema rosacruz El bucle arrebatado, de Alexander Pope; las criaturas misteriosas del Zanoni, de lord Lytton; la inmortal Campanilla de James Barrie, y los famosos jugadores de bolos que Rip van Winkle encontró en las montañas Catskill son personajes conocidos para los literatos. En el folclore y en la mitología de todos los pueblos abundan las leyendas relacionadas con estas misteriosas figurillas que rondan viejos castillos, vigilan tesoros en las profundidades de la tierra y construyen su hogar bajo la vasta protección de los hongos. Las hadas son un placer para los niños, al que la mayoría de ellos renuncia a regañadientes. No hace mucho, las principales mentes del mundo creían en la existencia de las hadas y todavía se sigue discutiendo si Platón, Sócrates y Jámblico estaban equivocados cuando reconocieron su realidad.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 454
El lector ha de procurar no confundir los espíritus de la naturaleza con las auténticas ondas de vida que se desenvuelven en los mundos invisibles. Mientras que los elementales están compuestos por una sola esencia etérica (o atómica), los ángeles, los arcángeles y otros seres superiores y trascendentales poseen organismos complejos, formados por una naturaleza espiritual y una cadena de vehículos para expresar dicha naturaleza, que no difiere demasiado de la humana, aunque sin incluir el cuerpo físico con sus correspondientes limitaciones.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 456
Los gnomos están gobernados por un rey al que quieren y veneran; su nombre es Gob y por eso a sus súbditos los suelen llamar goblins.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 456
Quien difiere por completo de los elementales y también de los íncubos y los súcubos es el vampiro, al que Paracelso define como el cuerpo astral de alguien vivo o muerto (por lo general, este último estado). Para prolongar su existencia en el plano físico, el vampiro roba a los vivos su energía vital y la usa indebidamente para sus propios fines.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 471
Entre los antiguos, la filosofía, la ciencia y la religión nunca se consideraban por separado, sino que cada una se tomaba como una parte esencial del todo. La filosofía era científica y religiosa; la ciencia era filosófica y religiosa, y la religión era filosófica y científica. La sabiduría perfecta se consideraba inalcanzable, a menos que se armonizaran estas tres expresiones de la actividad mental y moral.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 472
Los obstáculos con los que se enfrenta actualmente la investigación científica se deben, en gran medida, a las limitaciones sesgadas impuestas por quienes no están dispuestos a aceptar nada que trascienda de las percepciones concretas de los cinco sentidos humanos principales.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 440473
Paracelso fue un gran observacionista y quienes mejor lo conocieron lo llamaban «el segundo Hermes» y «el Trismegisto suizo». Recorrió Europa de cabo a rabo y es posible que penetrara en tierras orientales mientras buscaba supersticiones y descubría doctrinas supuestamente perdidas. Aprendió mucho de los gitanos acerca del uso de las plantas herbáceas con propiedades medicinales y, aparentemente, de los árabes sobre la fabricación de talismanes y sobre las influencias de los cuerpos celestes Para él era mucho más importante curar a los enfermos que mantener una postura médica ortodoxa, de modo que sacrificó una carrera médica que podría haber llegado a ser digna y fue perseguido toda la vida por atacar implacablemente los sistemas terapéuticos de su época.
Su hipótesis fundamental era que todo lo que había en el universo era bueno para algo y por eso arrancaba hongos de las lápidas y recogía rocío en platillos de cristal a medianoche. Era un verdadero explorador de los arcanos de la naturaleza. Según muchos expertos, fue el descubridor del mesmerismo, que Mesmer desarrolló a partir del estudio de las obras de este gran médico suizo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 475
La teoría de que casi todas las enfermedades tienen origen en la naturaleza invisible del hombre (el astrum) es un precepto fundamental de la medicina hermética, porque si bien los herméticos no despreciaban en absoluto el cuerpo físico, creían que la constitución material del hombre era una emanación o una objetivación de sus principios espirituales invisibles. A continuación, presentamos una reseña breve, pero —creemos— bastante completa, de los principios herméticos de Paracelso.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 476
Esta energía vital (que existe en la naturaleza y en la cual subsiste todo se llama archaeus) tiene origen en el cuerpo espiritual de la tierra. Todo objeto creado tiene dos cuerpos: uno visible y material y otro invisible y trascendente. Este último consiste en la contrapartida etérea de la forma física: constituye el vehículo del archaeus y lo podemos llamar «cuerpo vital». Esta funda etérica no desaparece con la muerte, sino que permanece hasta que la forma física se desintegra por completo. Estos «dobles etéricos» que se ven en torno a los cementerios han dado lugar a la creencia en fantasmas. Como su sustancia es mucho más fina que la del cuerpo terrenal, el doble etérico es mucho más susceptible a los impulsos y a las disonancias. Las perturbaciones de este cuerpo de luz astral provocan buena parte de las enfermedades. Paracelso enseñaba que una persona con una actitud mental malsana puede envenenar su propia naturaleza etérica y que esta infección, al desviarse del flujo natural de la fuerza vital, aparece más adelante como una dolencia física. Todas las plantas y los minerales tienen una naturaleza invisible compuesta por este archaeus, pero cada uno la manifiesta de una forma diferente.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 477
Según Paracelso, los trastornos del doble etérico eran la causa principal de enfermedad, de modo que trataba de volver a armonizar sus sustancias, poniéndolas en contacto con otros cuerpos cuya energía vital pudiese suministrarles los elementos necesarios o que tuviesen la fuerza suficiente para superar la enfermedad existente en el aura del enfermo. Al eliminarse así su causa invisible, la dolencia no tardaba en desaparecer.
Paracelso llamaba mumia al vehículo del archaeus, o fuerza vital. Un buen ejemplo de mumia física es la vacuna, que es el vehículo de un virus semiastral. Todo lo que sirviera como medio de transmisión del archaeus, ya sea orgánico o inorgánico, realmente físico o parcialmente espiritualizado, se denominaba mumia. La forma más universal de la mumia era el éter, que la ciencia moderna ha aceptado como una sustancia hipotética que actúa como medio entre el reino de la energía vital y el de la sustancia orgánica e inorgánica.
Resulta prácticamente imposible controlar la energía universal si no es a través de alguno de sus vehículos (la mumia). Un buen ejemplo de esto es la comida. El hombre no se nutre de animales muertos ni de organismos vegetales, pero cuando incorpora a su cuerpo sus estructuras, lo primero que hace es adquirir control sobre la mumia, o doble etérico, del animal o la planta. Una vez logrado este control, el organismo humano dirige el flujo del archaeus hacia sus propios usos. Paracelso afirma lo siguiente: «Lo que constituye la vida está dentro de la mumia y, al impartir la mumia, impartimos la vida». En esto consiste el secreto de las propiedades terapéuticas de los talismanes y los amuletos, porque la mumia de las sustancias de las cuales están compuestos actúa como un canal que conecta a la persona que los lleva con determinadas manifestaciones de la fuerza vital universal.
Según Paracelso, así como las plantas purifican la atmósfera al incorporar a su constitución el anhídrido carbónico que exhalan los animales y los seres humanos, los vegetales y los animales aceptan los elementos de las enfermedades que les transmiten los seres humanos. Como estas formas de vida inferiores tienen organismos y necesidades diferentes de los humanos, a menudo son capaces de asimilar estas sustancias sin efectos negativos. Otras veces, la planta o el animal muere: se sacrifica para que sobreviva la criatura más inteligente y, por consiguiente, más útil. Paracelso descubrió que, en cualquiera de los dos casos, el paciente se iba aliviando poco a poco de su mal. Cuando la vida inferior había asimilado por completo la mumia ajena del paciente o, al no poder hacerlo, había muerto o se había desintegrado, se producía la recuperación completa. Hicieron falta muchos años de investigación para determinar cuáles eran las plantas o los animales que mejor aceptaban la mumia de cada una de las distintas enfermedades.
Paracelso descubrió que, muchas veces, la forma de las plantas indicaba los órganos del cuerpo humano para los que mejor servían. El sistema médico de Paracelso se basaba en la teoría de que, al extraer del organismo del paciente la mumia etérica enferma para incorporarla a la naturaleza de algún ser lejano e imparcial de un valor relativamente escaso, era posible desviar del paciente el flujo de los archaeus que habían estado revitalizando y nutriendo el mal sin cesar. Al transplantarse el vehículo de expresión, el archaeus se veía obligado a acompañar a su mumia y el paciente se recuperaba.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 478
La teoría hermética sobre las causas de la enfermedad
Según los filósofos herméticos, había siete causas principales de enfermedad. La primera eran los malos espíritus: criaturas nacidas de acciones malas y que se alimentaban de la energía vital de aquellos a los que se adherían. La segunda causa era el trastorno de la naturaleza espiritual y la naturaleza material: cuando estas no se coordinaban, se producía una deficiencia mental y física. La tercera era una actitud mental malsana o anormal. La melancolía, las emociones morbosas, el exceso de sentimiento, como las pasiones, la lujuria, la codicia y el odio, afectaban a la mumia y desde allí provocaban una reacción en el cuerpo físico, donde producían úlceras, tumores, cánceres, fiebre y tuberculosis. Para los antiguos, el germen de la enfermedad era una unidad de mumia que se había impregnado de las emanaciones de las malas influencias con las que había estado en contacto. En otras palabras, los gérmenes eran criaturas minúsculas nacidas de los malos pensamientos y acciones del ser humano.
La cuarta causa de la enfermedad era lo que los orientales llamaban karma, es decir, la ley de la compensación, según la cual cada persona tiene que pagar por las indiscreciones y los delitos que ha cometido en el pasado. El médico tenía que tener mucho cuidado de no interferir con esta ley para no frustrar el plan de la justicia eterna. La quinta causa eran el movimiento y los aspectos de los cuerpos celestes. Las estrellas no imponían la enfermedad, sino, más bien, la incitaban. Según los herméticos, una persona fuerte y sabia gobernaba sus estrellas, mientras que una persona débil y negativa era gobernada por ellas. Estas cinco causas de enfermedad tienen una naturaleza que está por encima de lo físico y se tienen que valorar mediante un razonamiento inductivo y deductivo y un análisis meticuloso de la vida y el temperamento del paciente.
La sexta causa de enfermedad era el mal uso de la facultad, órgano o función; por ejemplo, forzar demasiado un músculo o poner a prueba los nervios. La séptima causa era la presencia en el organismo de sustancias extrañas, impurezas u obstrucciones. Entran en esta categoría la alimentación, el aire, la luz solar y la presencia de cuerpos extraños. Esta lista no incluye las heridas accidentales, que no entran en la categoría de enfermedades. Con frecuencia, son métodos mediante los cuales se manifiesta la ley del karma.
Según los herméticos, la enfermedad se podría prevenir o combatir con eficacia de siete maneras. En primer lugar, mediante hechizos e invocaciones, en los cuales el médico ordena al espíritu maligno que provoca el mal que salga del paciente. Es probable que este procedimiento se basase en el relato bíblico del hombre poseído por los demonios al que Jesús curó cuando les ordenó que salieran de él y entrasen en una manada de cerdos. Algunas veces, los espíritus malignos entraban en un paciente a petición de alguien que deseaba hacerle daño. En estos casos, el médico les ordenaba que regresasen a la persona que los había enviado. Se tiene constancia de que en algunos casos los espíritus malignos salieron por la boca en forma de nubes de humo y otras veces por la nariz en forma de llamas. Incluso se afirma que podían salir en forma de aves e insectos.
El segundo método de curación es a través de la vibración. La falta de armonía de los cuerpos se neutralizaba salmodiando hechizos y recitando los nombres sagrados o tocando instrumentos musicales y cantando. A veces se ponían delante del enfermo artículos de distintos colores, porque los antiguos reconocían, al menos en parte, el principio de la terapia del color, que actualmente está en vías de redescubrirse.
El tercer método consistía en usar talismanes y amuletos. Los antiguos creían que los planetas controlaban las funciones del cuerpo humano y que, fabricando amuletos con distintos metales, podían combatir las influencias malignas de los diversos astros. Por ejemplo, a una persona anémica le falta hierro. Se creía que el hierro estaba sometido al control de Marte; por consiguiente, para atraer hacia el paciente las influencias de Marte, se le colgaba al cuello un talismán hecho de hierro, que llevaba inscritas determinadas instrucciones secretas a las que se atribuía el poder de invocar al espíritu de Marte. Si el paciente tenía demasiado hierro en el organismo, se lo sometía a la influencia de un talismán compuesto del metal que correspondiese a algún planeta que se llevase mal con Marte, cuya influencia contrarrestaría, entonces, la energía de Marte y, por consiguiente, contribuiría a restaurar la normalidad.
El cuarto método consistía en recurrir a plantas medicinales. Si bien utilizaban talismanes metálicos, la mayoría de los médicos antiguos no estaban de acuerdo con el uso interno de ningún tipo de medicina mineral. Las plantas medicinales eran su remedio preferido. Como ocurría con los metales, cada planta tenía asignado uno de los planetas. Después de diagnosticar la enfermedad y su causa con ayuda de los astros, los médicos administraban el antídoto vegetal.
El quinto método para curar las enfermedades era la oración. Todos los pueblos antiguos creían en la intercesión compasiva de la divinidad para mitigar el sufrimiento humano. Según Paracelso, la fe podía curar todas las enfermedades. Sin embargo, son pocas las personas que poseen suficiente fe.
El sexto método —más prevención que cura— consistía en regular la alimentación y los hábitos de la vida cotidiana. Si el individuo evitaba lo que provocaba la enfermedad, se mantenía sano. Los antiguos creían que la salud era el estado normal del ser humano y que la enfermedad era consecuencia de que el hombre desobedeciera los dictados de la naturaleza.
El séptimo método era la «medicina práctica», que consistía, fundamentalmente, en sangrar, purgar y aplicar líneas de tratamiento similares. Si bien estos procedimientos eran útiles cuando se usaban con moderación, su exceso era peligroso. Más de un ciudadano útil ha muerto veinticinco o cincuenta años antes de tiempo como consecuencia de una purga drástica o por haber perdido toda la sangre.
Paracelso utilizaba los siete métodos de tratamiento y hasta sus peores enemigos reconocían que obtenía resultados casi milagrosos. Cerca de su antigua propiedad, en Hohenheim, cae mucho rocío en determinadas épocas del año y él descubrió que, si se recogía el rocío cuando los planetas presentaban una configuración determinada, el agua que obtenía poseía virtudes medicinales maravillosas, porque había absorbido las propiedades de los cuerpos celestes.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 480
Los médiums modernos, si bien mantienen el control como consecuencia de la catalepsia que, en parte, se imponen ellos mismos, transmiten mensajes en cierto modo similares a los de los profetas antiguos, aunque en la mayoría de los casos sus resultados son mucho menos precisos, porque los adivinos actuales no conocen las fuerzas ocultas de la naturaleza.
Los Misterios enseñaban que, durante los grados más elevados de iniciación, los propios dioses participaban en la instrucción de los candidatos o, como mínimo, estaban presentes, lo cual constituía, en sí, una bendición. Como las divinidades vivían en los mundos invisibles y solo se presentaban con su cuerpo espiritual, el neófito no podía conocerlos sin la ayuda de drogas que estimulasen el centro de clarividencia de su conciencia (probablemente, la glándula pineal). Muchos iniciados en los Misterios antiguos afirmaban categóricamente que habían hablado con los inmortales y que habían visto a los dioses.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 486
Los llamados «nuevos descubrimientos» de la ciencia moderna a menudo no son más que redescubrimientos de secretos bien conocidos por los sacerdotes y los filósofos del paganismo antiguo. Como consecuencia de la crueldad del hombre para con el hombre se han perdido registros y fórmulas que, de haberse preservado, habrían resuelto muchos de los problemas principales de esta civilización. Con la espada y la tea, las razas destruyen por completo los registros de sus predecesores y después encuentran, inevitablemente, un destino extemporáneo, porque les falta precisamente la sabiduría que han destruido.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 490
Los cabalistas dividían los usos de su ciencia sagrada en cinco partes. La Cábala natural se empleaba exclusivamente para ayudar al investigador a estudiar los misterios de la naturaleza. La Cábala analógica se formuló para mostrar la relación que existe entre todo lo que hay en la naturaleza y revelaba al sabio que todas las criaturas y las sustancias eran, en esencia, una sola y que el hombre —el microcosmos— era una réplica en miniatura de Dios, el macrocosmos. La Cábala contemplativa surgió para revelar los misterios de las esferas celestes mediante las facultades intelectuales superiores. Con su ayuda, las facultades de razonamiento abstracto tomaban conciencia de los planos inconmensurables del infinito y aprendían a conocer a las criaturas que existían en ellos. La Cábala astrológica enseñaba a quienes la estudiaban el poder, la magnitud y la verdadera sustancia de los cuerpos siderales y también revelaba la constitución mística del propio planeta. La quinta, es decir, la Cábala mágica, era estudiada por quienes deseaban llegar a controlar a los demonios y las inteligencias infrahumanas de los mundos invisibles. También se la valoraba mucho como método para curar a los enfermos mediante talismanes, amuletos e invocaciones.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 493-494
El Sefer Yetzirah, el Libro de la Formación
Capítulo uno
1. YAH, el Señor de los Ejércitos, el Elohim viviente, rey del universo, omnipotente, Dios misericordioso, supremo y alabado, que vive en las alturas y mora en la eternidad, sublime y santísimo, grabó Su nombre y ordenó (formó) y creó el universo en treinta y dos caminos (etapas) misteriosos de sabiduría (ciencia), mediante tres sefarim; a saber: los números, las letras y los sonidos, que son en Él uno y lo mismo.
2. Diez sefirot (diez propiedades del Inefable) y veintidós letras son la base de todas las cosas De estas veintidós letras, tres reciben el nombre de «madres», siete, el de «dobles» y doce son «sencillas».
3. Los diez números (las sefirot) de la nada son análogos a los diez dedos de las manos y los diez de los pies: cinco contra cinco. En el centro de ellos está la alianza con el Dios Único. En el mundo espiritual, es la alianza de la voz (la palabra) y en el mundo corpóreo, la circuncisión de la carne (el rito de Abraham).
4. Diez son los números (de las sefirot) de la nada, diez —no nueve, sino diez—, no once. Comprended esta gran sabiduría, entended este conocimiento y sed sabios Indagad en el misterio y reflexionad sobre él. Examinad todas las cosas por medio de las diez sefirot. Restaurad la palabra a Su Creador y volved a conducir al Creador a Su trono. Él es el único formador y no hay otro más que Él. Sus atributos son diez y no tienen límites.
5. Las diez sefirot inefables tienen diez infinidades que son las siguientes:
El comienzo infinito y el final infinito:
El bien infinito y el mal infinito:
La altura infinita y la profundidad infinita: El Este infinito y el Oeste infinito;
El Norte infinito y el Sur infinito, y por encima de ellas está el Señor Superlativo, el rey fiel, que rige sobre todos en todo desde Su morada sagrada, por los siglos de los siglos.
6. La aparición de las diez esferas (las sefirot) de la nada es como un relámpago o una llama brillante y no tienen principio ni fin. La Palabra de Dios está en ellas cuando van y cuando regresan. Corren para obedecer Su orden como un torbellino y se postran ante Su trono.
7. Las diez sefirot tienen el final unido a su principio y su principio unido a su final, unidos como la llama está casada con la brasa, porque el Señor es superlativamente Uno y para Él no hay segundo. Antes del uno, ¿qué se puede contar?
8. Con respecto al número (10) de esferas de la existencia (las sefirot) de la nada, sellad vuestros labios y guardad vuestro corazón al considerarlas y, si vuestra boca se abre para hablar y vuestro corazón se vuelca hacia el pensamiento, controladlos y volved al silencio, porque está escrito: «Y los seres iban y venían» (Ezequiel 1, 14). Y de esta manera se hizo la alianza con nosotros.
9. Estas son las diez emanaciones del número de la nada:
Primera. El espíritu del Elohim vivo, bendito y más que bendito sea el Elohim vivo de los tiempos Su voz, Su espíritu y Su palabra son el Espíritu Santo.
Segunda. Produjo aire del espíritu y en el aire formó y creó veintidós sonidos: las letras Tres de ellas eran fundamentales, o madres; siete eran dobles, y doce eran sencillas (simples), pero el espíritu es lo primero y está por encima de todo.
Tercera. Él extrajo agua primordial del aire. Formó allí veintidós letras y las creó con barro y marga, haciéndolas como un borde, levantándolas como una pared y rodeándolas como con un terraplén. Echó nieve sobre ellas y se convirtió en tierra y se lee: «Cuando dice a la nieve: “¡Cae sobre la tierra!”» (Job 37, 6).
Cuarta. Extrajo el fuego (éter) del agua. Grabó y creó con él el trono de gloria. Creó a los serafines, los ofanim y las criaturas vivas sagradas (¿los querubines?) como sus ángeles de bondad y con (de) estos tres formó Su morada, según se lee: «Tomas por mensajeros a los vientos, a las llamas del fuego por ministros» (Salmo 104, 4).
Quinta. Eligió tres consonantes (I H V) de entre las sencillas, un secreto que pertenece a las tres madres, o primeros elementos c m a (A M Sh), aire, agua, fuego, (éter). Las selló con Su espíritu y las convirtió en un Gran Nombre y con él selló el universo en seis direcciones. Se volvió hacia el arriba y selló la altura con w h y (I H V).
Sexta. Se volvió hacia el abajo y selló la profundidad con w y h (H I V)
Séptima. Se volvió hacia delante y selló el Este con h y w (V I H)
Octava. Se volvió hacia atrás y selló el Oeste con y h w (V H I)
Novena. Se volvió hacia la derecha y selló el Sur con h w y (I V H)
Décima. Se volvió hacia la izquierda y selló el Norte con y w h ( H V I)
[Nota]. Esta distribución de las letras del Gran Nombre se ajusta a la del reverendo doctor Isidor Kalish.
Capítulo dos
1. Hay veintidós (sonidos y) letras básicas Tres son los elementos primeros, fundamentales o madres (agua. aire y fuego): siete son letras dobles, y doce son letras sencillas. Las tres letras fundamentales c m a tienen como base el equilibrio. En un extremo de la escala están las virtudes y en el otro, los vicios, puestos en equilibrio por la lengua. De las letras fundamentales, m (M) es muda como el agua, c (Sh) sibilante como el fuego y, a (A) un aliento reconciliador entre las dos.
2. Las veintidós letras básicas han sido diseñadas, designadas y establecidas por Dios y Él las combinó, las sopesó y las intercambió (cada una con las demás) y formó con ellas todos los seres que existen y todos los que se formarán en el futuro.
3. Él estableció veintidós letras básicas, formadas por la voz e impresas en el aire por el aliento, y estableció que se pronunciaran de forma audible en cinco partes distintas de la boca humana; a saber:
guturales — u h j a
palatales — q k y g
linguales — j n l f d
dentales — d s c z
labiales — t f w b
4. Fijó las veintidós letras básicas en un círculo (esfera), como un muro con doscientas treinta y una puertas, y giró la esfera hacia delante y hacia atrás. Vuelta hacia delante, la esfera significaba el bien; hacia atrás, el mal. Tres letras pueden servir de ejemplo: No hay nada mejor que n n u (O, N, G), placer (alegría), ni nada peor que u n n (N, G, O), peste (tristeza).
5. ¿Cómo se ha conseguido todo eso? Él combinó, sopesó y cambió: la a (A) con todas las demás letras seguidas y todas las demás otra vez con a (A), y todas otra vez con b (B); y lo mismo con toda la serie de letras Por consiguiente, se deduce que hay doscientas treinta y una formaciones o puertas, a través de las cuales se adelantan los poderes de las letras; cada una de las criaturas y cada una de las lenguas procedían de un solo nombre y de las combinaciones de sus letras.
6. Él creó una realidad de la nada. Hizo existir lo que no existía y labró pilares colosales con aire intangible. Esto se ha demostrado con el ejemplo de combinar la letra a (A) con todas las demás letras y todas las demás letras con a (A). Hablando, Él creó cada una de las criaturas y cada palabra mediante el poder de un solo nombre. A modo de ejemplo, piénsese en las veintidós sustancias elementales que surgen de la sustancia primitiva de a (A). Que cada criatura se produzca a partir de las veintidós letras demuestra que, en realidad, se trata de las veintidós partes de un solo organismo vivo.
Capítulo tres
1. Los tres primeros elementos (las letras madre c m a) parecen una balanza: en un platillo, la virtud y en el otro, el vicio, mantenidos en equilibrio por la lengua.
2. Estas tres madres c m a encierran un misterio enorme, maravilloso y desconocido y están selladas por seis alas (o círculos elementales); a saber: aire, agua, fuego, cada uno de los cuales se divide en un poder activo y uno pasivo. Las madres c m a dieron origen a los padres (los progenitores) y estos dieron origen a las generaciones.
3. Dios nombró y estableció tres madres c m a las combinó, las sopesó y las intercambió, formando con ellas tres madres c m a en el universo, en el año y en el ser humano (masculino y femenino).
4. Las tres madres c m a que hay en el universo son el aire, el agua y el fuego. El cielo se creó a partir del elemento fuego (o éter) c la tierra, que comprende el mar y la tierra propiamente dicha, a partir del elemento agua m y el aire atmosférico, a partir del elemento aire, o espíritu a que establece el equilibrio entre ellos. Así se produjeron todas las cosas.
5. Las tres madres c m a producen durante el año el calor, el frío y el estado templado. El calor se creó a partir del fuego; el frío, a partir del agua, y el estado templado, del aire, que los equilibra.
6. Las tres madres c m a producen en el ser humano (masculino y femenino) el pecho, el abdomen y la cabeza. La cabeza se formó a partir del fuego c ; el abdomen, a partir del agua m ; y el pecho (tórax), del aire a que los equilibra.
7. Dios dejó que la letra a (A) predominara en el aire primordial, la coronó, la combinó con las otras dos y selló el aire en el universo, el estado templado en el año y el pecho en el ser humano (masculino y femenino).
8. Dios dejó que la letra m (M) predominara en el agua primordial, la coronó, la combinó con las otras dos y selló la tierra en el universo (incluidos la tierra propiamente dicha y el mar), el frío en el año y el abdomen en el ser humano (masculino y femenino).
9. Dios dejó que la letra c (Sh) predominara en el fuego primordial, la coronó, la combinó con las otras dos y selló el cielo en el universo, el calor en el año y la cabeza en el ser humano (masculino y femenino).
Capítulo cuatro
1. Las siete letras dobles t r p k d n b (B, G, D, K, P, R, Th), tienen dos pronunciaciones (dos voces), una aspirada y otra no aspirada (ת תּ, ר רּ, פ פּ, כ בּ, ך ךּ, ג גּ, ב בּ). Estas letras sirven como modelo de suavidad y dureza, de fuerza y debilidad.
2. Las siete letras dobles simbolizan sabiduría, riquezas, fecundidad, vida, poder, paz y gracia.
3. Las siete letras dobles también representan las antítesis a las que está expuesta la vida humana. Lo opuesto de la sabiduría es la insensatez; de las riquezas, la pobreza; de la fecundidad, la esterilidad; de la vida, la muerte; del poder, la servidumbre: de la paz, la guerra, y de la belleza, la deformidad.
4. Las siete letras dobles señalan las seis dimensiones, altura, profundidad, Este y Oeste, Norte y Sur y, en el centro, el Templo Sagrado que las sostiene a todas.
5. Las letras dobles son siete y no seis; son siete y no ocho; reflexionad sobre este hecho, indagad en él y revelad su misterio oculto y volved a poner al Creador en Su trono.
6. Después de diseñar, establecer, purificar, sopesar e intercambiar las siete letras dobles, Dios formó con ellas los siete planetas del universo, los siete días del año y las siete entradas de los sentidos en el ser humano (masculino y femenino). De estas siete hizo también los siete cielos, las siete tierras y los siete sabbats. Por consiguiente, amó al siete más que a ningún otro número bajo Su trono.
7. Los siete planetas del universo son: Saturno, Júpiter, Marte, el Sol, Venus, Mercurio y la Luna. Los siete días del año son los siete días de la semana (es posible que se refiera a los siete días de la creación). Las siete puertas del ser humano (masculino y femenino) son los dos ojos, los dos oídos, los dos orificios nasales y la boca.
8. [Nota]: Knut Stenring discrepa de otros expertos en cuanto a esta disposición de los planetas y los días de la semana en las siete estrofas siguientes Kircher tiene otro ordenamiento distinto. El reverendo doctor Isidor Kalish, William Wynn Westcott y The Sacred Books and Early Literature of the East adoptan la disposición siguiente.
Primera. Hizo que la letra b (B) predominara en la sabiduría, la coronó, combinó cada una con las demás y formó con ellas la Luna en el universo, el primer día en el año y el ojo derecho en el ser humano (masculino y femenino).
Segunda. Hizo que la letra n (G) predominara en las riquezas, la coronó, combinó cada una con las demás y formó con ellas Mane en el universo, el segundo día en el año y el oído derecho en el ser humano (masculino y femenino).
Tercera. Hizo que la letra d (D) predominara en la fecundidad, la coronó, combinó cada una con las demás y formó con ellas el Sol en el universo, el tercer día en el año y el orificio nasal derecho en el ser humano (masculino y femenino).
Cuarta. Hizo que la letra k (K) predominara en la vida, la coronó, combinó cada una con las demás y formó con ellas Venus en el universo, el cuarto día en el año y el ojo izquierdo en el ser humano (masculino y femenino).
Quinta. Hizo que la letra p (P) predominara en el poder, la coronó, combinó cada una con las demás y formó con ellas Mercurio en el universo, el quinto día en el año y el oído izquierdo en el ser humano (masculino y femenino).
Sexta. Hizo que la letra r (R) predominara en la paz, la coronó, combinó cada una con las demás y formó con ellas Saturno en el universo, el sexto día en el año y el orificio nasal izquierdo en el ser humano (masculino y femenino).
Séptima. Hizo que la letra t (Th) predominara en la gracia, la coronó, combinó cada una con las demás y formó con ellas Júpiter en el universo, el séptimo día en el año y la boca en el ser humano (masculino y femenino).
9. Con las siete letras dobles diseñó también las siete tierras, los siete cielos, los siete continentes, los siete mares, los siete ríos, los siete desiertos, los siete días, las siete semanas (de la Pascua a Pentecostés) y, en medio de ellos, Su Palacio Sagrado. Hay un ciclo de siete años y el séptimo es el año de la liberación y después de siete años de liberación es el Jubileo. Por este motivo, Dios ama el número siete más que ninguna otra cosa que haya bajo el firmamento.
10. De esta manera, Dios unió las siete letras dobles. Con dos piedras se construyen dos casas, con tres piedras se construyen seis casas, con cuatro piedras se construyen veinticuatro casas, con cinco piedras se construyen ciento veinte casas, con seis piedras se construyen setecientas veinte casas y con siete piedras se construyen cinco mil cuarenta casas. Comenzad según esta disposición y seguid calculando más de lo que la boca puede expresar o el oído puede oír.
Capítulo cinco
1. Las doce letras sencillas q x u s n l y m z w h (H, V, Z, Ch, T, I, L, N, S, O, Tz, Q) simbolizan las doce propiedades fundamentales: el habla, el pensamiento, el movimiento, la vista, el oído, el trabajo, la copulación, el olfato, el sueño, la ira, el gusto (o tragar) y el regocijo.
2. Las letras sencillas corresponden a doce orientaciones: altura oriental, nordeste, profundidad oriental: altura meridional, sudeste, profundidad meridional; altura occidental, sudoeste, profundidad occidental; altura septentrional, noroeste, profundidad septentrional. Divergen por toda la eternidad y constituyen los brazos del universo.
3. Después de diseñar, establecer, sopesar e intercambiar las doce letras sencillas, Dios formó con ellas los doce signos del Zodiaco en el universo, los doce meses en el año y los doce órganos principales en el ser humano (masculino y femenino).
4. Los signos del Zodiaco son: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Los meses del año son: nisan, ijar, sivan, tammuz, ab, elul, tisri, marcheshvan, kislev, tebet, sebat, y adar. Los órganos del cuerpo humano son: dos manos, dos pies, dos riñones, la bilis, el intestino delgado, el hígado, el esófago, el estómago y el bazo.
5. [Nota]: En las doce estrofas siguientes, Knut Stenring vuelve a discrepar, en esta ocasión con respecto a la disposición de las propiedades.
Primera. Dios usó la letra h (H) para que predominara en el habla, la coronó, la combinó con las demás y con ellas hizo a Aries (el camero) en el universo, el mes nisan en el año y el pie derecho en el cuerpo humano (masculino y femenino).
Segunda. Usó la letra w (V) para que predominara en el pensamiento, la coronó, la combinó con las demás y con ellas hizo a Tauro (el toro) en el universo, el mes ijar en el año y el riñón derecho en el cuerpo humano (masculino y femenino).
Tercera. Hizo que la letra z (Z) predominara en el movimiento, la coronó, la combinó con las demás y con ellas hizo a Géminis (los gemelos) en el universo, el mes sivan en el año y el pie izquierdo en el cuerpo humano (masculino y femenino).
Cuarta. Hizo que la letra j (Ch) predominara en la vista, la coronó, la combinó con las demás y con ellas hizo a Cáncer (el cangrejo) en el universo, el mes tammuz en el año y la mano derecha en el cuerpo humano (masculino y femenino).
Quinta. Hizo que la letra f (T) predominara en el oído, la coronó, la combinó con las demás y con ellas hizo a Leo (el león) en el universo, el mes ab en el año y el riñón izquierdo en el cuerpo humano (masculino y femenino).
Sexta. Hizo que la letra y (I) predominara en el trabajo, la coronó, la combinó con las demás y con ellas hizo a Virgo (la virgen) en el universo, el mes elul en el año y la mano izquierda en el cuerpo humano (masculino y femenino).
Séptima. Hizo que la letra l (L) predominara en la copulación, la coronó, la combinó con las demás y con ellas hizo a Libra (la balanza) en el universo, el mes tisri en el año y la bilis en el cuerpo humano (masculino y femenino).
Octava. Hizo que la letra n (N) predominara en el olfato, la coronó, la combinó con las demás y con ellas hizo a Escorpio (el escorpión) en el universo, el mes marcheshvan en el año y el intestino delgado en el cuerpo humano (masculino y femenino).
Novena. Hizo que la letra s (S) predominara en el sueño, la coronó, la combinó con las demás y con ellas hizo a Sagitario (el arquero) en el universo, el mes kislev en el año y el estómago en el cuerpo humano (masculino y femenino).
Décima. Hizo que la letra u (O) predominara en la ira, la coronó, la combinó con las demás y con ellas hizo a Capricornio (la cabra) en el universo, el mes tebet en el año y el hígado en el cuerpo humano (masculino y femenino).
Undécima. Hizo que la letra x (Tz) predominara en el gusto (o tragar), la coronó, la combinó con las demás y con ellas hizo a Acuario (el aguador) en el universo, el mes sebat en el año y el esófago en el cuerpo humano (masculino y femenino).
Duodécima. Hizo que la letra q (Q) predominara en el regocijo, la coronó, la combinó con las demás y con ellas hizo a Piscis (los peces) en el universo, el mes adar en el año y el bazo en el cuerpo humano (masculino y femenino).
6. Las hizo como un conflicto, las dispuso como provincias y las levantó como una pared. Las amó y las enfrentó como si estuvieran en guerra. (Los Elohim hicieron lo mismo en las demás esferas).
Capítulo seis
1. Hay tres elementos madre o primeros c m a (A, M, Sh), de los cuales emanaron tres padres (progenitores) —el aire, el agua y el fuego primordiales (espirituales)—, de los cuales surgieron los siete planetas (cielos) con sus ángeles y los doce puntos oblicuos (el Zodiaco).
2. Para demostrarlo, hay tres testigos fieles: el universo, el año y el ser humano. Son los doce, la balanza y los siete. Arriba está el dragón, abajo está el mundo y, por último, el corazón del ser humano, y en el medio está Dios que lo regula todo.
3. Los primeros elementos son el aire, el agua y el fuego; el fuego está arriba, el agua está abajo y el aliento del aire crea el equilibrio entre ellos. La señal es que el fuego lleva el agua. La letra m (M) es muda; c (Sh) sibilante como el fuego y entre ellas está a (A) un aliento de aire que las reconcilia.
4. El dragón (Tali) está en el universo como un rey en su trono; la esfera celeste está en el año como un rey en su imperio, y el corazón está en el cuerpo del ser humano como un rey en la guerra.
5. Dios también contrapuso a los opuestos: el bien contra el mal y el mal contra el bien. El bien procede del bien y el mal, del mal; el bien purifica al mal y el mal, al bien. El bien se reserva para los buenos y el mal, para los malvados
6. Hay tres de los cuales cada uno se sostiene a sí mismo: uno es afirmativo (lleno de bien), otro es negativo (lleno de mal) y el tercero los equilibra.
7. Hay siete divididos por tres contra tres y uno en el medio de todos (el equilibrio). Doce están en guerra; tres producen amor, y tres, odio; tres dan vida y tres la destruyen.
8. Los tres que provocan amor son el corazón y los dos oídos; los tres que producen odio son el hígado, la bilis y la lengua; los tres que dan vida son los dos orificios nasales y el bazo, y los tres destructores son la boca y las dos aberturas inferiores del cuerpo. Sobre todos ellos rige Dios, el rey fiel, desde Su morada sagrada por toda la eternidad. Dios es Uno sobre tres, tres está por encima de siete, siete está por encima de doce y, sin embargo, todo está vinculado.
9. Hay veintidós letras con las cuales el YO SOY (YAH), el Señor de los Ejércitos, todopoderoso y eterno, diseñó y creó mediante tres sefarim (los números, las letras y los sonidos). Su universo y formó con ellas todas las criaturas y todas las cosas que aún faltan por venir.
10. Después de que el patriarca Abraham comprendiera las grandes verdades, meditara sobre ellas y las entendiera perfectamente, se le apareció el Señor del universo (el Tetragrámmaton), lo llamó amigo Suyo, le besó la cabeza y celebró con él una alianza. En primer lugar, la alianza era entre los diez dedos de sus manos, que es la alianza de la lengua (espiritual); en segundo lugar, la alianza era entre los diez dedos de los pies, que es la alianza de la circuncisión (material), y Dios le dijo: «Antes de haberte formado […], te conocía» (Jeremías 1, 5).
Abraham ligó el espíritu de las veintidós letras (el Thora) a su lengua y Dios le reveló sus secretos. Dios permitió que las letras se sumergieran en agua. Las quemó en el fuego y las imprimió en los vientos. Las distribuyó entre los siete planetas y las entregó a los doce signos del Zodiaco.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 495-509
En las enseñanzas secretas de la Cábala se enseña que el cuerpo del hombre está envuelto en una iridiscencia ovoide semejante a una burbuja, llamada el huevo áurico, que es la esfera causal del hombre. Guarda la misma relación con el cuerpo físico del hombre que el globo de AIN SOPH con Sus universos tratados. De hecho, este huevo áurico es la esfera de AIN SOPH del ente llamado ser humano. En la realidad, por consiguiente, la conciencia suprema del hombre está en esta aura, que se extiende en todas direcciones y rodea por completo sus cuerpos inferiores. Así como la conciencia del huevo cósmico se retira hacia un punto central, que entonces se denomina Dios —el Uno Supremo—, la conciencia del huevo áurico del hombre también se concentra, con lo cual se establece un punto de conciencia llamado el Ego. Como los universos de la naturaleza se forman a partir de los poderes latentes en el huevo cósmico, todo lo que usa el hombre a lo largo de todas sus reencarnaciones en todos los reinos de la naturaleza se extrae de los poderes latentes que hay dentro de su huevo áurico. El hombre no se separa jamás de este huevo y lo conserva incluso después de su muerte. Tanto sus nacimientos como sus muertes y sus renacimientos se producen dentro de él y no se puede romper hasta que «sea con nosotros» el día más bajo, cuando la humanidad —como el universo— se libere de la rueda de la necesidad.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 513
El árbol sefirótico se puede considerar un compendio invalorable de la filosofía secreta que originariamente constituía el espíritu y el alma del hasidismo. La Cábala es la herencia inestimable de Israel, pero cada año son menos los que comprenden sus verdaderos principios. El judío actual, si no se da cuenta de la profundidad de las doctrinas de su pueblo, suele estar impregnado de la forma de ignorancia más peligrosa, el modernismo, y tiende a considerar la Cábala como algo malo que tiene que rechazar como si fuera la peste o como una superstición ridícula que ha sobrevivido a la magia negra de la Edad Media. Sin embargo, sin la clave que proporciona la Cábala, ni los judíos ni los gentiles podrán resolver los misterios espirituales tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
El árbol sefirótico está compuesto por diez globos de esplendor luminoso dispuestos en tres columnas verticales y conectados mediante veintidós canales o caminos. Los diez globos se llaman las sefirot y a ellas se asignan los números del uno al diez. Las tres columnas se llaman Misericordia (la de la derecha), Rigor (la de la izquierda) y, la intermedia, Templanza, como poder conciliador. También se puede decir que las columnas representan la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza, que constituyen el apoyo trino del universo, porque está escrito que el fundamento de todas las cosas es el tres. Los veintidós canales son las letras del alfabeto hebreo, a las que se asignan los arcanos mayores del mazo de cartas simbólicas del Tarot.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 528
Éliphas Lévi decía que si se distribuían las cartas del Tarot según un orden específico, uno podía descubrir todo lo cognoscible acerca de Dios, su universo y uno mismo. Cuando los diez números que corresponden a los globos (las sefirot) se combinan con las veintidós letras relacionadas con los canales, la suma da treinta y dos: el número que corresponde a los caminos cabalísticos de la sabiduría. Estos caminos, a los que a veces se alude como los treinta y dos dientes de la boca del Gran Rostro o los treinta y dos nervios que salen del Cerebro Divino, son análogos a los primeros treinta y dos grados de la masonería, que elevan al candidato a la dignidad de príncipe del secreto real. Resulta también sumamente significativo para los cabalistas que en las escrituras hebreas originales el nombre de Dios aparezca treinta y dos veces en el primer capítulo del Génesis.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 513
En A World of Wonders, publicado en 1607, Henrie Stephen habla de un monje antonino que contaba que cuando estuvo en Jerusalén, el patriarca de aquella ciudad le había enseñado no solo una de las costillas del «Verbo hecho carne» y algunos rayos de la estrella de Belén, ¡sino también el hocico de un serafín, la uña del dedo de la mano de un querubín, los cuernos de Moisés y una urna que contenía el aliento de Jesucristo! Para un pueblo que creía implícitamente en serafines lo bastante tangibles como para que sus morros se pudiesen conservar, las cuestiones más profundas de la filosofía del judaísmo han de ser, por fuerza, incomprensibles. Tampoco cuesta imaginar la reacción que se produciría en la mente de un sabio antiguo si le dijeran que a un querubín —según san Agustín, representa a los evangelistas; según Philo Judaeus (más conocido como Filón de Alejandría), la circunferencia más exterior de todos los cielos, y, según varios Padres de la Iglesia, la sabiduría de Dios— le habían crecido uñas. La desesperante confusión de los principios divinos con las figuras alegóricas creadas para ponerlos al alcance de las facultades limitadas de los no iniciados ha provocado los errores más atroces acerca de las verdades espirituales. No obstante, conceptos casi tan ridículos como estos se alzan como barreras insalvables para comprender de verdad el simbolismo del Antiguo y el Nuevo Testamento, porque, mientras el hombre no separe su capacidad de razonamiento de la telaraña de absurdos venerados en la que su mente lleva siglos atrapada, ¿cómo va a poder descubrir la verdad?
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 539
Se entiende por gematría no solo el intercambio de letras por sus equivalentes numéricos, sino también el método que permite determinar, mediante el análisis de sus medidas, la finalidad mística por la cual ha sido construido un edificio u otro objeto. S. L. MacGregor-Mathers, en La Qabalah desvelada, da el siguiente ejemplo de la aplicación de la gematría: «Así también el pasaje del Génesis 18, 2, VHNH SHLSHH, Vehenna Shalisha, “he aquí que había tres individuos”, tiene el mismo valor numérico que ALV MIKAL GBRIAL VRPAL, Elo Mikhael Gabriel Ve-Raphael. “Estos son Miguel, Gabriel y Rafael”, por cada frase = 701». Suponiendo que los lados de un escaleno midan 11, 9 y 6 pulgadas (27,94, 22,86 y 15,24 centímetros, respectivamente), un triángulo de tales dimensiones sería, pues, un símbolo adecuado de Jehová, porque la suma de sus tres lados sería 26, el valor numérico de la palabra hebrea IHVH. La gematría incluye también el sistema para descubrir el significado arcano de una palabra mediante el análisis del tamaño y el orden de los trazos utilizados para formar las distintas letras que la componen: además de los judíos, también la utilizaban los griegos. Los libros del Nuevo Testamento —en particular los atribuidos a san Juan— contienen numerosos ejemplos de su uso. Según Nicéforo Calixto, el Evangelio según san Juan fue descubierto en una cueva bajo el templo de Jerusalén, donde el volumen había sido escondido «mucho antes de la era cristiana». La existencia de material interpolado en el cuarto evangelio corrobora la creencia de que la obra fue escrita en un principio sin ninguna referencia específica al hombre llamado Jesús y las afirmaciones que allí se atribuyen a Él eran, originariamente, las disertaciones místicas de la personificación de la Mente Universal. Los demás escritos de san Juan —las epístolas y el Apocalipsis— están envueltos en un velo de misterio similar.
Mediante el notaricón, cada letra de una palabra se puede convertir en el primer carácter de una palabra nueva. Por ejemplo, a partir de la palabra BRASHITH, la primera palabra del libro del Génesis, se extraen seis palabras que significan que «en el comienzo el Elohim vio que Israel aceptaría la ley». MacGregor-Mathers también da seis ejemplos más de notaricón, formados a partir de la palabra anterior por Solomon Meir Ben Mosca un cabalista medieval. Del famoso acróstico atribuido a la sibila eritrea, san Agustín derivó la palabra ΙΧΘΥΣ que, mediante el notaricón, se expandió hasta formar la frase siguiente: «Jesucristo, hijo de Dios, Salvador». Mediante otro uso del notaricón, que consiste en hacer exactamente lo contrario que con el anterior, la primera letra, la última o la del medio de las palabras de una oración se unían para formar una o más palabras nuevas. Por ejemplo, se puede extraer la palabra «amén», άμήν de w f a n d l m y n d a, «el Señor es el rey fiel». Como estos recursos crípticos se incorporaban a sus escrituras sagradas, los sacerdotes antiguos recomendaban a sus discípulos que jamás tradujeran, corrigieran ni reescribieran el contenido de los Libros sagrados.
Bajo el nombre general de temurá se agrupan y se explican distintos sistemas que consisten en sustituir varias letras por otras, según unas tablas preestablecidas o determinadas disposiciones matemáticas de las letras, regulares o irregulares. Por ejemplo, se dividía el alfabeto en dos partes iguales y se escribía en líneas horizontales, de modo que las letras de la fila inferior se pudieran cambiar por las de la fila superior o viceversa. Mediante este procedimiento, se pueden usar las letras de la palabra kuzu en lugar de las de IHVH, el Tetragrámmaton. En otra forma de temurá, simplemente se reordenan las letras. h y t c es la piedra que se encuentra en el centro del mundo y desde este punto la tierra se expande en todas direcciones. Cuando se rompe en dos, la piedra es h y t c, que significa «el puesto de Dios».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 541-543
¿Es posible que la mutilación de la Sagrada Biblia —en parte accidental— represente, no obstante, un intento concreto de confundir al lector no iniciado y de tal modo ocultar mejor los secretos de los tannaim judíos? El mundo cristiano jamás ha tenido en su poder aquellos pergaminos ocultos que contienen la doctrina secreta de Israel y si los cabalistas tenían razón al suponer que los libros perdidos de los Misterios mosaicos estaban entretejidos en la Torá, entonces resulta que en realidad las Escrituras son unos libros que están dentro de otros libros. En círculos rabínicos se suele pensar que el cristianismo no ha comprendido nunca el Antiguo Testamento y, probablemente, jamás lo comprenderá. De hecho, se tiene la sensación —al menos en algunos ámbitos— de que el Antiguo Testamento pertenece de forma exclusiva al judaísmo y también de que el cristianismo, después de perseguir implacablemente a los judíos, se toma libertades injustificadas cuando incluye en su canon sagrado escrituras que son exclusivamente judías. Sin embargo, como destaca un rabino en particular, si el cristianismo se ve obligado a usar las escrituras judías, ¡como mínimo debería tratar de hacerlo con un poco de inteligencia!
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 545
Según los isarim, la doctrina secreta de Israel enseñaba que existían cuatro adanes, cada uno de los cuales vivía en uno de los cuatro mundos cabalísticos. El primero, o el Adán celeste, vivía solo en la esfera de Atziluth y dentro de su naturaleza existían todas las potencialidades espirituales y materiales. El segundo Adán vivía en la esfera de Briah: igual que el primero, era andrógino y la décima división de su cuerpo (su talón, Maljut) correspondía a la iglesia de Israel, que herirá la cabeza de la serpiente. El tercer Adán —también andrógino— estaba envuelto en un cuerpo de luz y moraba en la esfera de Yetzirah. El cuarto Adán no era más que el tercero después de caer en la esfera de Assiah, momento en el cual el hombre espiritual asumía la cáscara animal o la túnica de piel. El cuarto Adán seguía siendo considerado un solo individuo, aunque había experimentado una división y existían en él dos cáscaras o cuerpos físicos: en uno de ellos se encamaba la potencia masculina y en el otro, la femenina.
La naturaleza universal de Adán se revela en las distintas versiones acerca de las sustancias de las que estaba hecho. Al principio, se decretó·que la «tierra» que se usara para formarlo tenía que proceder de los siete mundos; sin embargo, como estos planos se negaron a entregar parte de sus sustancias, el Creador les arrancó por la fuerza los elementos que se emplearían en la constitución de Adán. San Agustín descubrió un notaricón en el nombre de Adán: demostró que las cuatro letras que lo componen {en inglés, a, de, a y eme} son las iniciales de las cuatro palabras Anatole Dysis Arktos Mesembria, los nombres griegos de las cuatro esquinas del mundo. El mismo autor ve también en Adán un prototipo de Cristo, porque escribe lo siguiente: «Adán duerme para que se pueda crear a Eva; Cristo muere para que se pueda formar la Iglesia. Mientras Adán duerme, se forma a Eva de su costado. Cuando Cristo muere, le golpean con una lanza el costado y de la herida fluyen los sacramentos que forman la Iglesia. […] El propio Adán era la figura del que iba a venir».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 547
Aparentemente, los seguidores de Mahoma comprendían mejor que los no iniciados de otras sectas la verdadera importancia mística del Paraíso, porque se daban cuenta de que, antes de su caída, la morada del ser humano no quedaba en un jardín físico en ningún lugar de la tierra, sino, más bien, en una esfera superior (el mundo angélico), bañada por cuatro corrientes místicas de vida. Después de ser expulsado del Paraíso, Adán llegó a la isla de Ceilán y este lugar es sagrado para algunas sectas hindúes, que reconocen en la vieja isla de Lanka —se supone que en algún momento estuvo conectada con tierra firme mediante un puente— el lugar donde estaba el jardín del Edén, del cual emigró la raza humana. Según Las mil y una noches, todavía se puede ver la huella de Adán en lo alto de una montaña de Ceilán. En las leyendas islámicas, Adán se reunió después con su esposa y, cuando murió, Melquisedec llevó su cuerpo a Jerusalén después del diluvio para enterrarlo allí.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 550
Uno de los misterios profundos del cabalismo es el que se plantea en el notaricón basado en las letras del nombre de Adán (ADM). Estas tres letras forman las iniciales de los nombres Adán, David y el Mesías y se dice que estas tres personalidades contenían una sola alma. Como esta alma representa el alma mundial de la humanidad, Adán significa el alma que envuelve; el Mesías, el alma que evoluciona, y David, la condición del alma llamada epigénesis.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 552
En común con ciertas instituciones filosóficas de Asia, los Misterios judíos contenían una doctrina extraña que tenía que ver con las sombras de los dioses. Mirando hacia abajo, al abismo, los Elohim contemplaron sus propias sombras y las tomaron como modelo para la creación inferior. «En la representación dramática de la creación del hombre en los Misterios —escribe el anónimo director del Balliol College—, los Alehim [Elohim] estaban representados por hombres que, al esculpir la forma de un ser adamita, de un hombre, trazaban su contorno sobre su propia sombra o lo modelaban en su propia sombra dibujada en la pared. De esta forma se originó en Egipto el arte de dibujar y las figuras jeroglíficas talladas en los monumentos egipcios tienen tan poco relieve que siguen pareciendo una sombra».
En el ritualismo de los primeros Misterios judíos se representaba el esplendor de la creación y los diversos actores se hacían pasar por los entes creadores. La tierra roja con la cual se hizo el hombre adánico puede representar el fuego, sobre todo porque Adán está relacionado con la yod, o la llama, que es la primera letra del sagrado nombre de Jehová. En Juan 2, 20, está escrito que se tardaron cuarenta y seis años en construir el templo y san Agustín ve en esta afirmación una gematría secreta y sagrada, porque, según la filosofía griega de los números, el valor numérico del nombre Adán es 46, con lo cual Adán se convierte en el ejemplo del templo, porque la Casa de Dios —como el hombre primitivo— era un microcosmos o una personificación del universo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 553
Lo que se puede deducir exactamente de la división de los sexos que se describe de forma simbólica en el Génesis es una cuestión muy controvertida. Casi todo el mundo acepta que el hombre era más que nada andrógino y resulta razonable suponer que a la larga va a recuperar su bisexualidad. En cuanto a la forma en que lo conseguirá se proponen dos opiniones. Una escuela de pensamiento sostiene que el alma humana en realidad se dividió en dos partes (una masculina y otra femenina) y que el hombre sigue siendo una criatura imperfecta hasta que estas partes se vuelven a unir mediante la emoción que el ser humano llama amor. De este concepto ha surgido la doctrina —de la que tanto se ha abusado— de las almas gemelas, que deben buscar a lo largo de los siglos hasta encontrar la parte complementaria de cada alma partida. El concepto moderno de matrimonio se basa, en cierto modo, en este ideal.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 555
El ser humano —el Adán desterrado— intenta entrar desde el patio que está fuera del santuario (el universo exterior) al sanctasanctórum, pero ante él se alza una criatura enorme con una espada flamígera, que, con un movimiento lento pero continuo, traza un amplio círculo que el hombre adánico no puede atravesar.
El querubín dirige al buscador las siguientes palabras:
—Hombre, polvo eres y al polvo tornarás. Te ha conformado el creador de las formas y a la esfera de la forma perteneces; el aliento insuflado en tu alma era el de la forma y como una llama titilará. Más que lo que eres no podrás ser. Como morador del mundo exterior, tienes prohibido entrar aquí dentro.
—Muchas veces he venido a este patio y he suplicado que me dejaseis entrar a la casa de mi Padre —responde Adán—, pero me lo habéis impedido y me habéis enviado a seguir vagando en la oscuridad. Cierto es que estoy hecho de tierra y que mi Hacedor no pudo otorgarme el don de la inmortalidad, pero ya no volveréis a echarme, porque, en mi deambular por la oscuridad, he descubierto que el Todopoderoso ha decretado mi salvación, porque ha enviado desde Su Misterio más recóndito a Su Hijo único, que se hizo cargo del mundo creado por el demiurgo. Sobre los elementos de este mundo fue crucificado y ha derramado Su sangre para mi salvación. Dios ha entrado en Su creación, la ha hecho brotar y ha establecido en ella un camino que conduce hasta Él. Aunque mi Hacedor no pudo dame la inmortalidad, esta era inherente al polvo mismo del cual estoy hecho, porque, antes de que se creara el mundo y antes de que el demiurgo se convirtiera en regente de la naturaleza, la vida eterna se había estampado sobre la faz del cosmos Y este es su signo: la cruz. ¿Me negáis la entrada, a mí, que por fin he conocido el misterio de mi existencia?
—Quien tiene conciencia, ¡es! —responde la voz—. ¡Mira!
Adán mira a su alrededor: se encuentra en un lugar radiante y en el centro hay un árbol con joyas rutilantes en lugar de frutas y, enroscada en su tronco, hay una serpiente alada llameante, coronada con una diadema de estrellas. La que había hablado era la voz de la serpiente.
—¿Quién sois? —pregunta Adán.
—Soy Satanás —responde la serpiente— y me han petrificado: soy el Adversario, el Señor que se opone a ti, el que implora tu destrucción ante el tribunal eterno. Era tu enemigo el día en que fuiste creado, te he conducido a la tentación, te he entregado en las manos del mal, te he calumniado y siempre me he esforzado por lograr tu perdición. Soy el guardián del árbol del Conocimiento y he jurado que no compartirá sus frutos nadie a quien yo pueda extraviar.
—Durante siglos incontables —responde Adán— he sido siervo vuestro. En mi ignorancia he escuchado vuestras palabras y ellas me han conducido por caminos de pesadumbre. Me habéis puesto en la cabeza sueños de poder y, cuando me he esforzado para que se cumplieran, no me han acarreado más que dolor. Habéis sembrado en mí las semillas del deseo y, cuando he ambicionado los placeres de la carne, el sufrimiento ha sido mi única recompensa. Me habéis enviado falsos profetas y falsos razonamientos y, cuando me esforcé por comprender la magnitud de la Verdad, descubrí que vuestras leyes eran falsas y lo único que recibí a cambio de mis esfuerzos fue consternación. ¡Oh, espíritu artero, no quiero volver a veros nunca más! Me he cansado de vuestro mundo de ilusiones. Ya no volveré a trabajar en vuestras viñas de iniquidad. Poneos a mis espaldas, tentador, junto con todas vuestras tentaciones. No hay dicha ni paz ni bien ni futuro en las doctrinas del egoísmo, el odio y la pasión que predicáis. ¡Dejo de lado todas estas cosas y renuncio a vuestro reinado para siempre!
—Mira, Adán, la naturaleza de tu Adversario —responde la serpiente y desaparece en un resplandor cegador.
En su lugar aparece un ángel resplandeciente, con prendas doradas brillantes y enormes alas de color escarlata que se extienden desde una esquina del cielo hasta la otra. Consternado y atemorizado, Adán se postra ante la criatura divina.
—Soy el Señor que está contra ti y así consigue tu salvación —continúa la voz—. Tú me has odiado, pero en los siglos venideros me bendecirás, porque te he apartado de la esfera del demiurgo; te he desviado de la ilusión del mundo; he logrado que te alejaras del deseo; he despertado en tu alma la inmortalidad de la cual yo mismo soy partícipe. ¡Sígueme, Adán, porque yo soy el camino, la verdad y la vida!
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 556-559
Según una leyenda curiosa, tras la destrucción del Serapeum de Alejandría, la gran masa de sacerdotes que se ocupaban de él se reunieron para preservar los secretos de los ritos de Serapis. Sus descendientes (los gitanos) se llevaron consigo los volúmenes más valiosos que salvaron del incendio de la biblioteca —el Libro de Enoch, o Thot (el Tarot)—, comenzaron a vagar por la faz de la tierra y se mantuvieron apartados, con una lengua antigua y el derecho inalienable de la magia y el misterio.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 561
El Tarot es sin duda, un elemento fundamental en el simbolismo rosacruz y es, posiblemente, el libro del conocimiento universal que los miembros de la orden afirmaban poseer. Rota mundi es una expresión que aparece con frecuencia en los primeros manifiestos de la Fraternidad de la Rosa Cruz. Si cambiamos el orden de las letras que forman la palabra rota, se convierte en taro, el nombre antiguo de estas cartas misteriosas. W. F. C. Wigston ha encontrado pruebas de que sir Francis Bacon utilizaba el simbolismo del Tarot en sus claves En sus criptogramas, Bacon emplea a menudo los números 21, 56 y 78, directamente relacionados con las divisiones de la baraja del Tarot. En el gran Folio de Shakespeare de 1623, el nombre de pila de lord Bacon aparece veintiuna veces en la página 56 de las Historias.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 562
Uno de los ejemplos más curiosos de naipes son los de Mantegna. En 1820, un mazo perfecto de cincuenta naipes alcanzó Un precio increíble para la época: ochenta libras. Los cincuenta temas que componen el Tarot de Mantegna, cada uno de los cuales está representado por la figura correspondiente, son los siguientes: 1) un mendigo, 2) un paje, 3) un orfebre, 4) un comerciante, 5) un noble, 6) un caballero, 7) el dux, 8) un rey, 9) un emperador, 10) el Papa, 11) Calíope, 12) Urania, 13) Terpsícore, 14) Erato, 15) Polimnia, 16) Talía, 17) Melpómene, 18) Euterpe, 19) Clío, 20) Apolo, 21) Gramática, 22) Lógica, 23) Retórica, 24) Geometría, 25) Aritmética, 26) Música, 27) Poesía, 28) Filosofía, 29) Astrología, 30) Teología, 31) Astronomía, 32) Cronología, 33) Cosmogonía, 34) Templanza, 35) Prudencia, 36) Fortaleza, 37) Justicia, 38) Caridad, 39) Esperanza, 40) Fe, 41) la Luna, 42) Mercurio, 43) Venus, 44) el Sol, 45) Marte, 46) Júpiter, 47) Saturno, 48) la octava Esfera, 49) el primum mobile, 50) la Primera Causa. La importancia cabalística de estas cartas resulta evidente y es posible que guarden una analogía directa con las cincuenta puertas de la luz a las que hacen referencia los escritos cabalísticos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 563
Muchos de los símbolos que aparecen en las cartas del Tarot tienen un claro interés masónico. El numerólogo pitagórico también dirá que existe una relación importante entre los números de las cartas y los dibujos que acompañan a los números. Llamará de inmediato la atención del cabalista el orden significativo de las cartas y para el alquimista ciertos emblemas no tendrán sentido, salvo para alguien muy versado en la química divina de la transmutación y la regeneración. Así como los griegos ponían las letras de su alfabeto —con los números correspondientes— sobre las diversas partes del cuerpo de su logos, representado con forma humana, las cartas del Tarot presentan una analogía no solo con las partes y los miembros del universo, sino también con las divisiones del cuerpo humano. En realidad, constituyen la clave de la constitución mágica del hombre.
Las cartas del Tarot se deben considerar 1) como jeroglíficos independientes y completos, cada uno de los cuales representa un principio, ley, poder o elemento de la naturaleza diferente; 2) en relación las unas con las otras, como un agente que repercute en otro, y 3) como vocales y consonantes de un alfabeto filosófico. Las leyes que rigen todos los fenómenos se representan mediante los símbolos que aparecen en las cartas del Tarot, cuyos valores numéricos son iguales a los equivalentes numéricos de los fenómenos. Así como cada estructura está compuesta por ciertas partes elementales, las cartas del Tarot representan los componentes de la estructura de la filosofía. Sea cual fuere la ciencia o la filosofía con la cual trabaje el estudioso, las cartas del Tarot se pueden identificar con los componentes fundamentales de su materia y, de este modo, cada cana se relaciona con una parte específica, según las leyes matemáticas y filosóficas. «Una persona que estuviera en la cárcel —escribe Éliphas Lévi— y no tuviera más libro que el Tarot, si supiera usarlo, podría, en unos cuantos años, adquirir el conocimiento universal y sería capaz de hablar sobre todas las cuestiones con un conocimiento sin igual y una elocuencia inagotable.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 563
La mayoría de los que escriben acerca del Tarot —Waite constituye una excepción destacada— parten de la hipótesis de que los veintidós arcanos mayores representan las letras del alfabeto hebreo. Esta suposición no se basa en nada más sustancial que la coincidencia de que los dos son veintidós. Que Postel, Saint-Martin y Lévi escribieran sendos libros divididos en partes correspondientes a los Tarots mayores constituye un detalle interesante sobre el tema. Las cartas de los arcanos mayores representan episodios del Libro de la Revelación y el Apocalipsis de san Juan también está dividido en veintidós capítulos. Suponiendo que la Cábala contiene la solución al enigma del Tarot, los buscadores a menudo han pasado por alto otras líneas de investigación posibles. Sin embargo, la tarea de averiguar la verdadera relación entre los arcanos del Tarot, las letras del alfabeto hebreo y los caminos de la sabiduría no ha tenido, hasta ahora, demasiado éxito. No se pueden sincronizar los arcanos mayores del Tarot con las veintidós letras del alfabeto hebreo sin determinar antes el lugar correcto de la carta sin numerar, o cero: le Mat, el Loco. Lévi la coloca entre la vigésima y la vigésima primera y la asigna a la letra hebrea shin (c). Papus, Christian y Waite siguen el mismo orden, aunque este último declara que tal distribución es incorrecta. Según Westcott, la carta cero es la vigésima segunda de los arcanos mayores del Tarot. Por otra parte, tanto Court de Gébelin como Paul Case sitúan la carta sin numerar antes de la primera carta numerada de los arcanos mayores, porque, si se sigue el orden natural de los números (tanto según el sistema pitagórico como el cabalístico), la carta cero tiene que ir, naturalmente, antes que la número uno.
Sin embargo, esto no resuelve el problema, porque los intentos de asignar una letra hebrea a cada arcano del Tarot producen un efecto que dista mucho de ser convincente.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 564
Con singular perspicacia, Court de Gébelin asignó la carta cero a AIN SOPH, la Causa Primera Incognoscible. Así como el panel central de la Tabla Bembina representa el poder creador rodeado por siete tríadas de divinidades manifiestas, la carta cero puede representar el poder eterno, del cual los veintiún aspectos que lo rodean o manifiestan no son más que expresiones limitadas. Si consideramos que los veintiún arcanos mayores son formas limitadas que existen en la sustancia abstracta de la carta cero, entonces se convierte en su común denominador. Por consiguiente, ¿cuál de las letras del alfabeto hebreo es el origen de todas las demás? La respuesta es evidente: la yod. En presencia de tantas especulaciones, una más no puede molestar. La carta cero —le Mat, el Loco— se ha comparado con el universo material, porque la esfera mortal es el mundo irreal. El universo inferior, como el cuerpo mortal del ser humano, no es más que un traje, un disfraz multicolor, comparable con un gorro de bufón. Sin embargo, bajo las prendas del loco está la sustancia divina, de la cual el bufón no es más que una sombra; este mundo es un martes de carnaval, un esplendor de chispas divinas ocultas bajo el atuendo de los locos. ¿Acaso no se puso esta carta cero, el Loco, en la baraja del Tarot para engañar a todos aquellos que no pudieran atravesar el velo de la ilusión?
Los hierofantes iluminados de los Misterios confiaron las cartas del Tarot al cuidado de los locos y los ignorantes, con lo cual se convirtieron en juguetes y, en muchos casos, incluso instrumentos del vicio. Por consiguiente, los malos hábitos del ser humano en realidad se transformaron en los autores inconscientes de sus preceptos filosóficos. «Hemos de admirar la sabiduría de los iniciados —escribe Papus—, que utilizaron el vicio para obtener resultados más beneficiosos que la virtud». ¿Acaso este acto de los antiguos sacerdotes no demuestra que todo el misterio del Tarot está envuelto en el simbolismo de su carta cero? Si el conocimiento se confiaba así a los locos, ¿no habría que buscarlo en esta carta?
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 566-567
Al mundo moderno, muchas costumbres antiguas le parecen crueles y bárbaras y, sin embargo, es culpable todos los días de ofensas que habrían resultado igual de repugnantes para la sensibilidad de los pueblos antiguos. Nunca ha habido en el mundo una mayoría de personas pensantes. Solo de vez en cuando se encuentra algún cerebro que realmente trata de resolver no sólo los problemas de su propio destino, sino también los de los demás. El aspecto esotérico, espiritual de todas las religiones es un código hermoso, humanitario y trascendental, que solo comprenden aquellos que se han elevado por encima del plano de lo prosaico y lo convencional. Durante siglos, el hombre ha cumplido la «letra de la ley», sin darse cuenta de que «la letra mata, mas el Espíritu da vida».
Para el verdadero estudioso y místico, el Antiguo Testamento es una fuente de inspiración interminable. Para el intelectual, es motivo de incesantes discusiones y se acalora por las fechas y los lugares, pasando por alto por completo las verdades sublimes que se ocultan tras las alegorías rudimentarias de las Escrituras. Quien conoce a fondo el Misterio del Tabernáculo no necesita ninguna otra religión, porque será uno con los profetas de todos los tiempos. En el transcurso de su vida cotidiana, cada hombre —sin saberlo— es un sacerdote del Tabernáculo, porque, así como Jehová designaba a sus sacerdotes para que mantuvieran en orden Su casa, del mismo modo se designa a cada persona para que mantenga en orden su pequeño mundo. La Naturaleza es el Tabernáculo, el hombre es el sacerdote y el único Dios de todas las naciones y todos los pueblos habita en cada alma humana, detrás del velo bordado del sanctasanctórum.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 586
Es probable que nunca se llegue a saber a ciencia cierta el nombre verdadero del Gran Anciano de Israel que a lo largo de la historia se conoce como Moisés. La palabra «Moisés», entendida en su sentido egipcio esotérico, significa aquel que ha sido admitido en las escuelas mistéricas de la sabiduría y se ha puesto a enseñar a los ignorantes acerca de la voluntad de los dioses y los misterios de la vida, como se explicaban estos misterios en los templos de Isis, Osiris y Serapis. Existe bastante controversia en torno a la nacionalidad de Moisés. Algunos sostienen que era judío y que había sido adoptado y educado por la casa gobernante de Egipto; otros opinan que era egipcio de pura cepa. Unos pocos llegan incluso a equipararlo con el inmortal Hermes, porque los dos ilustres fundadores de sistemas religiosos recibieron del cielo unas tablas que, supuestamente, habían sido escritas por la mano de Dios. Las historias que se narran en relación con Moisés —que la hija del faraón se lo encontró en un arca de juncos, que fue adoptado por la familia real de Egipto y su posterior rebelión contra la autocracia egipcia— coinciden exactamente con algunas de las ceremonias por las que pasaban los candidatos de los Misterios egipcios en sus andanzas rituales en busca de la verdad y el conocimiento. También se pueden encontrar analogías con los movimientos de los cuerpos celestes.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 589
Parece que el mundo moderno ha olvidado la existencia de aquellas enseñanzas no escritas, que brindaban una explicación satisfactoria de las aparentes contradicciones de las Escrituras, y que tampoco recuerda que los paganos nombraron custodio de la clave del templo de la sabiduría al Jano de dos caras. Jano se ha transformado en san Pedro, que tantas veces se representa con la llave de la puerta del cielo en la mano. Las llaves de oro y plata del «vicario de Dios en la tierra», el Papa, representan esta «doctrina secreta» que, cuando se comprende bien, abre el cofre de los tesoros de la Cábala cristiana y la judía.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 590
La vida es el gran misterio y solo aquellos que superan sus pruebas, las interpretan bien y extraen de ellas la esencia de la experiencia llegan a conocer la verdad. Por eso se construían los templos con la forma del mundo y sus rituales se basaban en la vida y sus innumerables problemas. No era el propio Tabernáculo lo único que seguía el modelo del misticismo egipcio: sus utensilios también tenían la forma antigua y aceptada. Hasta el Arca de la Alianza era una adaptación del arca egipcia, con las mismas figuras arrodilladas en la tapa. En los bajorrelieves del templo de File se ven sacerdotes egipcios transportando su arca —muy semejante a la de los judíos— a hombros por medio de unas pértigas, como las que se describen en el Éxodo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 591
Así como el Tabernáculo era la morada de Dios entre los hombres, el cuerpo del alma en el hombre es la morada de su naturaleza divina, en tomo a la cual se reúne una constitución material formada por doce partes, del mismo modo en que las tribus de Israel acampaban alrededor del recinto consagrado a Jehová. La idea de que el Tabernáculo en realidad era un símbolo de una verdad espiritual invisible e incomprensible para los israelitas se corrobora con lo que se dice en el octavo capítulo de la Epístola a los Hebreos: «Éstos dan culto en lo que es sombra y figura de realidades celestiales, según le fue revelado a Moisés al emprender la construcción de la Tienda». Vemos aquí que al lugar de culto físico y material lo llaman «sombra», o símbolo de una institución espiritual, invisible pero omnipotente.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 592
Durante el período en el cual el pueblo de Israel vagó por el desierto, se supone que una columna de fuego permanecía inmóvil en el aire encima del Tabernáculo por la noche, mientras que una columna de humo lo acompañaba durante el día. Los judíos llamaban Shejiná a aquella nube, que simbolizaba la presencia del Señor. En uno de los libros judíos primitivos que se dejaron de lado al compilar el Talmud aparece la siguiente descripción de la Shejiná:
Entonces una nube cubrió la tienda de la congregación y la gloria del Señor inundó el Tabernáculo. Era una de las nubes de gloria que acompañaron a los israelitas en el desierto durante cuarenta años Una del lado derecho y la otra del izquierdo y una por delante de ellos y la otra por detrás. Y una encima de ellos y una nube en medio de ellos (y la nube, la Shejiná, que estaba en la tienda) y la columna de nube que se movía delante de ellos, haciendo descender ante ellos los sitios elevados y elevando ante ellos los sitios bajos matando serpientes y escorpiones, quemando espinas y maderas de brezo y guiándolos por el camino recto.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 595
En el reverso del essen, o pectoral, había un bolsillo que contenía unos objetos misteriosos: el urim y el thummim. Aparte del hecho de que se usaban para la adivinación, poco más se sabe de ellos. Algunos autores sostienen que eran piedras pequeñas (parecidas a los fetiches que algunos pueblos aborígenes veneran todavía) que los israelitas habían llevado consigo al marchar de Egipto, convencidos de que poseían poderes adivinatorios. Otros creían que el urim y el thummim tenían forma de dados, que se arrojaban al suelo y servían para tomar decisiones. Unos pocos sostienen que no eran más que nombres sagrados, escritos en láminas de oro, que se llevaban como talismanes. «Según algunos, el urim y el thummim representan “luces y perfecciones” o “la luz y la verdad”; esto último presenta una analogía asombrosa con las dos figuras de Re (Ra) y Temis que aparecen en el pectoral que llevaban los egipcios.»
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 603
Si admitimos la existencia de los rosacruces como sociedad secreta con finalidades tanto filosóficas como políticas resulta sorprendente que una organización con miembros en todas partes de Europa pudiese mantener un secreto absoluto a lo largo de los siglos. No obstante, parece que los Hermanos de la Rosa Cruz lo consiguieron. Se sospecha que pertenecieron a la Orden gran cantidad de estudiosos y filósofos —entre ellos sir Francis Bacon y Wolfgang von Goethe—, pero no se ha podido establecer la relación entre ellos de un modo satisfactorio para los historiadores prosaicos. Abundaban los seudorrosacruces, pero los miembros legítimos de la Orden Antigua y Secreta de los Filósofos Desconocidos han logrado ser fieles a su nombre y, hasta el día de hoy, siguen siendo desconocidos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 612
Los principios simbólicos del rosacrucismo son tan profundos que incluso hoy se los aprecia poco. Sus gráficos y sus diagramas se refieren a importantes principios cósmicos que ellos tratan con una comprensión filosófica sin duda reconfortante en comparación con la intolerancia ortodoxa que prevalecía en aquella época. Según los documentos disponibles, lo que unía a los rosacruces eran sus aspiraciones comunes, más que las leyes de una fraternidad. Se cree que los Hermanos de la Rosa Cruz vivían con discreción, trabajaban aplicadamente en sus oficios y profesiones y no revelaban a nadie su afiliación secreta: en muchos casos, ni siquiera a sus propias familias. Tras la muerte de C. R. C., parece que la mayoría de los hermanos no disponían de un lugar central de reunión. Cualquiera que fuese el ritual de iniciación que poseía la Orden, se guardó con tanto celo que no ha sido revelado más. Se formulaba —sin duda— en terminología química.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 613
Siempre ha habido dudas con respecto a si el nombre «rosacruz» procedía del símbolo de la rosa y la cruz o si era una mera pantalla para engañar a los profanos y ocultar más el verdadero significado de la Orden. Godfrey Higgins cree que la palabra «rosacruz» no deriva de la flor, sino de la palabra ros, que quiere decir «rocío». También interesa destacar que la palabra ras significa «sabiduría», mientras que rus se traduce como «ocultación». No cabe duda de que todos estos significados han contribuido al simbolismo rosacruz.
A. E. Waite coincide con Godfrey Higgins en que el proceso de formación de la piedra filosofal con ayuda del rocío es el secreto oculto en el nombre rosacruz. Es posible que el rocío al que se refiere sea una sustancia misteriosa que hay en el cerebro humano, muy parecida a la descripción que dan los alquimistas del rocío que, tras caer del cielo, redimía a la tierra. La cruz representa el cuerpo humano y los dos símbolos juntos —la rosa sobre la cruz— quieren decir que el alma del hombre se crucifica sobre el cuerpo, donde la sostienen tres clavos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 615
Según una tradición ampliamente aceptada, la sede central de la Orden Rosacruz queda cerca de Carlsbad, en Austria. Según otra versión, una escuela misteriosa, semejante en sus principios generales a la Fraternidad de la Rosa Cruz y que se hace llamar «Hermanos Bohemios», mantiene aún su individualidad en la Schwarzwald alemana. Una cosa es cierta: que, con el auge de la masonería, la Orden Rosacruz prácticamente desapareció de Europa y, a pesar de las afirmaciones en contrario, es verdad que el Grado 18, habitualmente conocido como Rose-Croix, perpetúa muchos de los símbolos de los alquimistas del fuego rosacruces.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 617
No se dispone de información fiable con respecto a las verdaderas creencias filosóficas, aspiraciones políticas y actividades humanitarias de la Fraternidad de la Rosa Cruz. En la actualidad, como en el pasado, los misterios de la Sociedad se preservan intactos en virtud de su naturaleza esencial y los intentos de interpretar la filosofía rosacruz no son —pese a todo— más que meras especulaciones.
Hay indicios de la probable existencia de dos entidades rosacruces distintas: una organización interna, cuyos miembros jamás revelaban al mundo su identidad ni sus enseñanzas, y un órgano exterior, supervisado por el interno. Con toda probabilidad, la tumba simbólica de Christian Rosacruz, caballero de la Piedra Dorada, era en realidad este órgano exterior, cuyo espíritu estaba en una esfera más exaltada. Durante un período de más de un siglo posterior a 1614, el órgano exterior puso en circulación tratados y manifiestos, ya sea en su propio nombre o en el de varios miembros iniciados. Aparentemente, estos escritos tenían por objeto confundir e inducir a error a los investigadores, para ocultar así los verdaderos designios de la Fraternidad.
Cuando el rosacrucismo se puso de moda en el ambiente filosófico del siglo XVII, algunos impostores ansiosos de sacar provecho de su popularidad también hicieron circular numerosos documentos sobre el tema por motivos puramente comerciales. Los artificios concebidos con astucia por la propia Fraternidad y las garrafales imposturas literarias de los charlatanes crearon un doble velo, tras el cual la organización interna llevaba a cabo sus actividades de una forma totalmente diferente de las finalidades y los principios que se difundían públicamente. Las Fratres Rosae Crucis hacen ingenua referencia a los malentendidos que al respecto y por motivos evidentes ellas mismas han permitido y las llaman «nubes», dentro de las cuales trabajan y tras las cuales se esconden.
Se puede obtener un atisbo de la esencia del rosacrucismo —sus doctrinas esotéricas— a partir de un análisis de su sombra: sus escritos exotéricos. En una de las más importantes de sus «nubes», el Confessio Fraternitatis, los hermanos de la Fraternidad de la Rosa Cruz tratan de justificar su existencia y de explicar (?) los propósitos y las actividades de su Orden. En su forma original, el Confessio está dividido en catorce capítulos que se resumen a continuación.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 625
Por lo general se considera autor del Confessio a Johann Valentin Andreae. Sin embargo, es una cuestión muy discutible si Andreae no habrá permitido a sir Francis Bacon que usara su nombre como seudónimo. A propósito de esta cuestión, existen dos referencias sumamente significativas en la introducción al extraordinario popurrí que es Anatomía de la melancolía. Este volumen se publicó por primera vez en 1621 y salió de la pluma de Demócrito junior, que posteriormente se identificó como Robert Burton, quien, a su vez, era —se sospecha— íntimo de sir Francis Bacon. Una referencia sugiere maliciosamente que, en 1621, cuando se publicó Anatomía de la melancolía, el fundador de la Fraternidad de la Rosa Cruz todavía estaba vivo. Esta afirmación —que quedó oculta al reconocimiento general por su intrincación textual— ha pasado desapercibida para la mayoría de los estudiosos del rosacrucismo. En la misma obra aparece además una breve nota a pie de página de formidable importancia. Solo contiene las siguientes palabras: «Joh. Valent. Andreas, lord Verulam».
Esta sola línea basta para relacionar sin duda a Johann Valentin Andreae con sir Francis Bacon, que era lord Verulam, y su puntuación insinúa que los dos son la misma persona.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 635
La Fraternidad de la Rosa Cruz es un órgano augusto y soberano que manipula a su antojo los símbolos de la alquimia, el cabalismo, la astrología y la magia para alcanzar sus propios fines, pero de forma totalmente independiente de los cultos cuya terminología emplea. Los tres objetivos fundamentales de la Fraternidad son los siguientes:
1. La abolición de todas las formas monárquicas de gobierno y su sustitución por la dirección de los filósofos elegidos. Las democracias actuales son el resultado directo de los esfuerzos rosacruces de liberar a las masas del dominio del despotismo. En la primera parte del siglo XVIII, los rosacruces concentraron su atención en las nuevas colonias americanas, que entonces estaban formando el núcleo de una gran nación en el Nuevo Mundo. La guerra de la independencia estadounidense representa su primer gran experimento político y trajo como consecuencia el establecimiento de un gobierno nacional basado en los principios fundamentales de la ley divina y la natural. Como recuerdo imperecedero de sus actividades secretas, los rosacruces dejaron el Gran Sello de los Estados Unidos También fueron los instigadores de la Revolución francesa, aunque en este caso no les fue del todo bien, porque no se pudo controlar el fanatismo de los revolucionarios y a continuación se produjo el reinado del terror.
2. La reforma de la ciencia, la filosofía y la ética. Los rosacruces afirmaban que las artes y las ciencias materiales no eran más que sombras de la sabiduría divina y que solo penetrando en lo más recóndito de la naturaleza podía el hombre alcanzar la realidad y el entendimiento. Aunque se consideraban a sí mismos cristianos, era evidente que los rosacruces eran platónicos y también profundamente versados en los misterios más profundos de la teología hindú y la hebrea primitiva. No cabe duda de que los rosacruces deseaban restablecer las instituciones de los Misterios antiguos como el método más importante para instruir a la humanidad en la doctrina secreta y eterna. De hecho, como es muy probable que fueran ellos los que perpetuaron los Misterios antiguos, solo pudieron sobrevivir gracias a su secretismo absoluto y a la sutileza de sus subterfugios, a pesar de las fuerzas arrasadoras del cristianismo dogmático. Guardaron y preservaron con tanto cuidado el Misterio supremo —la identidad y la interrelación de los Tres Yos— que nadie a quien no se lo hubieran revelado voluntariamente ha obtenido jamás información satisfactoria con respecto tanto a su existencia como a la finalidad de la Orden. La Fraternidad de la Rosa Cruz, mediante su organización externa, va creando poco a poco un entorno o un órgano en el cual el ilustre Hermano C. R. C. se encame finalmente y consume para la humanidad los amplios esfuerzos espirituales y materiales de la Fraternidad.
3. El descubrimiento del remedio universal, o panacea, para todas las formas de enfermedad. Existen pruebas suficientes de que los rosacruces alcanzaron su objetivo en su búsqueda del elixir de la vida. En su Theatrum Chemicum Britannicum, Elias Ashmole afirma que los rosacruces no eran apreciados en Inglaterra, pero que fueron bien recibidos en el resto del continente europeo. También afirma que la Hermandad de la Rosa Cruz curó dos veces de viruela a la reina Isabel y que un médico rosacruz curó la lepra del conde de Norfolk. En las citas que siguen, John Heydon insinúa que los hermanos de la Fraternidad poseían el secreto de prolongar la existencia humana de forma indefinida, aunque no más allá del tiempo establecido por la voluntad de Dios:
Y finalmente pudieron devolver la vida con el mismo método a todos los hermanos que morían, que continuaban así muchos años; las normas se encuentran en el cuarto libro. […] De esta manera comenzó la Fraternidad de la Rosa Cruz, primero con cuatro personas, que murieron y resucitaron otra vez, hasta Cristo, y entonces vinieron a adorar, al guiarlos la estrella hasta Belén de Judea, donde estaba nuestro Salvador en brazos de su madre: entonces abrieron su tesoro y le ofrecieron sus regalos: oro, incienso y mirra y, por orden de Dios, regresaron a su morada. Aquellos cuatro rejuvenecieron otra vez sucesivamente muchos centenares de años, crearon un lenguaje y una escritura mágicos, con un gran diccionario, que todavía usamos a diario para alabar y glorificar a Dios y en él encontramos gran sabiduría. […] Mientras el Hermano C. R. estaba despertando en un vientre adecuado, decidieron atraer y recibir a otras personas en su Fraternidad.
Aparentemente, el «vientre» al que se hace referencia era el ataúd o recipiente de vidrio en el que enterraban a los hermanos, también llamado el «huevo filosófico». Al cabo de cierto tiempo, el filósofo rompía la cáscara de su huevo, salía y actuaba durante un período determinado, tras el cual se volvía a retirar a su cáscara de vidrio. El remedio rosacruz para curar todas las dolencias humanas se puede interpretar como una sustancia química que produce los efectos físicos descritos o también como el entendimiento espiritual: el verdadero poder curativo que, cuando alguien participa de él, le revela la verdad. La ignorancia es la peor forma de enfermedad y lo que cura la ignorancia, por lo tanto, es el remedio más potente. El remedio rosacruz perfecto servía para curar a las naciones, las razas y los individuos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 637
En un manuscrito primitivo inédito, un filósofo anónimo declara que la alquimia, el cabalismo, la astrología y la magia habían sido en un principio ciencias divinas, pero que se habían pervertido hasta convertirse en doctrinas falsas, que alejaban aún más de su objetivo a los que buscaban la sabiduría. El mismo autor proporciona una clave valiosa del rosacrucismo esotérico al dividir el camino de la realización espiritual en tres pasos, o escuelas, que él denomina «montañas». La primera y más baja de aquellas montañas es el monte Sofía; la segunda, el monte Cábala, y la tercera, el monte Magia. Las tres montañas son etapas sucesivas de crecimiento espiritual. A continuación, el autor anónimo afirma lo siguiente:
Por filosofía se ha de entender el conocimiento del funcionamiento de la naturaleza, mediante el cual el hombre aprende a escalar las montañas más altas, por encima de las limitaciones de los sentidos. Entiéndase por cabalismo el lenguaje de los seres angelicales o celestiales y quien lo domine podrá conversar con los mensajeros de Dios. En la montaña más alta está la Escuela de Magia (la Magia Divina, que es el lenguaje de Dios), en la cual el propio Dios enseña al hombre la verdadera naturaleza de todas las cosas
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 642
Los símbolos principales de los rosacruces eran la rosa y la cruz: la rosa femenina y la cruz masculina, dos emblemas fálicos universales. Aunque caballeros tan eruditos como Thomas Inman, Hargrave Jennings y Richard Payne Knight han observado que la rosa y la cruz representan los procesos generativos no parecen capaces de atravesar el velo del simbolismo; no se dan cuenta de que el misterio creativo del mundo material no es más que una sombra del misterio creativo divino del mundo espiritual. A causa del significado fálico de sus símbolos, tanto los rosacruces como los templarios han sido acusados equivocadamente de practicar ritos obscenos en sus ceremonias secretas. Si bien es cierto que la retorta de los alquimistas simboliza el vientre, también tiene un significado mucho más importante, oculto bajo la alegoría del segundo nacimiento. Como la generación es la clave de la existencia material, es natural que la Fraternidad de la Rosa Cruz adopte como símbolos característicos los que representan los procesos reproductivos y como la regeneración es la clave de la existencia espiritual, basaron su simbolismo en la rosa y la cruz, que representan la redención del hombre mediante la unión de su naturaleza temporal inferior con su naturaleza eterna superior. La rosacruz también es una figura jeroglífica que representa la fórmula de la panacea universal.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 643
La alquimia fue más que un arte especulativo: fue también un arte activo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 658
Ni siquiera a su muerte halló reposo Paracelso. Sus huesos fueron desenterrados y vueltos a enterrar una y otra vez. En la lápida de mármol que cubre su tumba se puede leer la siguiente inscripción: «Aquí yace Philip Theophrastus, el famoso doctor en medicina que curó heridas, la lepra, la gota, la hidropesía y otras enfermedades incurables del cuerpo con su maravilloso saber y entregó sus bienes para que fueran repartidos entre los pobres. En el año 1541, a los veinticuatro días del mes de septiembre, cambió la vida por la muerte. Paz a los vivos y descanso eterno a los sepultados».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 666
Un artículo anónimo que se publicó en el número 273 de Household Words, una revista dirigida por Charles Dickens, arroja bastante luz sobre la capacidad alquímica de Llull: «Mientras estaba en Viena. [Llull] recibió cartas halagadoras de Eduardo II, rey de Inglaterra, y de Roberto Bruce, rey de Escocia, en las que le suplicaban que fuera a visitarlos Durante sus viajes también había conocido a John Cremer, abad de Westminster, con quien estableció una fuerte amistad, y, más para complacer a John que al rey, Ramón aceptó ir a Inglaterra.[181] Crema" sentía un deseo intenso de descubrir el último gran secreto de la alquimia —la manera de hacer el polvo de la transmutación— y Ramón, a pesar de su amistad, nunca se lo había revelado, de modo que Cremer actuó con astucia: no tardó en averiguar qué era lo que Ramón más anhelaba en el fondo de su corazón: convertir a los infieles. Contó maravillas al rey sobre el oro que Llull sabía fabricar y convenció a Ramón, diciéndole que, si el rey Eduardo disponía de los medios necesarios, no costaría demasiado inducirlo a emprender una cruzada contra los musulmanes.
»Ramon había apelado tantas veces a papas y a reyes que ya no confiaba en ellos, a pesar de lo cual, como último recurso, acompañó a Inglaterra a su amigo Cremer. Este lo alojó en su abadía y lo trató con distinción y finalmente Llull le enseñó allí el polvo: el secreto que Cremer anhelaba conocer hacía tanto tiempo. Una vez perfeccionado el polvo, Cremer llevó a Llull ante el rey, que lo recibió como cualquiera recibiría a alguien capaz de proporcionarle infinidad de riquezas Ramón impuso una sola condición: que el oro que se fabricase no se gastara en los lujos de la corte ni en luchar contra ningún rey cristiano y que el propio Eduardo fuese en persona a luchar contra los infieles. Eduardo le prometió todo y nada.
»Se adjudicaron a Ramón unos aposentos en la Torre y allí nos dice que transmutó más de veinte toneladas de mercurio, plomo y estaño en oro puro, con el cual se acuñaron en la casa de la moneda seis millones de nobles, cada uno de los cuales vale alrededor de tres libras esterlinas al precio actual. Todavía se encuentran en colecciones de anticuarios algunas monedas que, supuestamente, se acuñaron con aquel oro.[182] A Roberto Bruce le envió un librito titulado Of the Art of Transmuting Metals. El doctor Edmund Dickenson narra que, cuando trasladaron el claustro que Ramón ocupaba en Westminster, los obreros encontraron un poco de polvo, con el cual se enriquecieron.
»Durante su residencia en Inglaterra, Llull se hizo amigo de Roger Bacon. Evidentemente, el rey Eduardo no tenía la menor intención de emprender una cruzada. Los aposentos de Ramón en la Torre no eran más que una prisión honrosa y él no tardó en darse cuenta de la situación. Anunció que, por no haber cumplido su promesa, Eduardo no encontraría más que desgracias y sufrimientos, huy6 de Inglaterra en 1315 y partió una vez más a predicar a los infieles Ya era un hombre anciano y ninguno de sus amigos confiaba en volver a verlo nunca más.
»Se dirigió primero a Egipto, después a Jerusalén y de allí por tercera vez a Túnez, donde finalmente encontró el martirio que había desafiado tantas veces. Se le echaron encima y lo lapidaron. Unos comerciantes genoveses se llevaron su cuerpo, en el que distinguieron débiles signos de vida. Lo subieron a bordo de su embarcación, pero, aunque sobrevivió algún tiempo, falleció cuando avistaron Mallorca, el 28 de junio de 1315, a la edad de ochenta y un años. Fue enterrado con honores en la capilla de su familia, en presencia del virrey y de los principales miembros de la nobleza».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 668-670
De todos los que buscaron el elixir de la vida y la piedra filosofal, pocos sufrieron tantas decepciones como el conde Bernardo Trevisano, nacido en Padua en 1406 y muerto en 1490, que comenzó a buscar la piedra filosofal y el secreto de la transmutación de los metales cuando apenas tenía catorce años. Dedicó a esta búsqueda no solo una vida, sino también una fortuna. Bernardo pasó de un alquimista y filósofo a otro y cada uno de ellos le reveló su teorema preferido, que él aceptó con ansia y con el cual experimentó, aunque sin obtener jamás el resultado anhelado. Su familia creía que estaba loco y decía que avergonzaba su casa con sus experimentos, que lo iban reduciendo rápidamente a una situación de penuria, viajó por muchos países con la esperanza de encontrar en lugares distantes algún hombre sabio que pudiese ayudarlo. Por fin lo consiguió y, cuando estaba a punto de cumplir setenta y seis años le fueron revelados los grandes secretos del elixir de la vida, la piedra filosofal y la transmutación de los metales Escribió un librito en el que describía los resultados de sus esfuerzos y, aunque solo vivió unos pocos años para disfrutar de su descubrimiento, quedó totalmente satisfecho, porque el tesoro que había encontrado lo compensó de la vida que había dedicado a buscarlo. Un ejemplo de la laboriosidad y la perseverancia que desplegó se puede encontrar en uno de los procesos que probó, por sugerencia de un impostor insensato, para el cual dedicó veinte años a calcinar cáscaras de huevo y casi otro tanto a destilar alcohol y otras sustancias. En la historia de la investigación alquímica, no ha habido jamás ningún discípulo del gran arcano que fuese más paciente y perseverante que él.
Bernardo anunció que el proceso de disolución conseguido por medio del mercurio, en lugar del fuego, era el secreto supremo de la alquimia.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 674
La alquimia, el arte secreto de la tierra de Khem, es una de las dos ciencias más antiguas que se conocen en el mundo. La otra es la astrología.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 676
El cuerpo terrenal de la alquimia es la química, porque los químicos no se dan cuenta de que la mitad de la Torá está oculta para siempre tras el velo de Isis[183] y que, mientras se limiten a estudiar los elementos materiales, en el mejor de los casos no descubrirán más que la mitad del misterio. La astrología ha cristalizado en la astronomía, cuyos incondicionales se burlan de los sueños de los profetas y los sabios antiguos y consideran sus símbolos productos disparatados de la superstición. Sin embargo, la intelectualidad del mundo moderno no puede pasar nunca al otro lado del velo que separa lo visible de lo invisible, salvo de la manera indicada: los Misterios.
¿Qué es la vida? ¿Qué es la inteligencia? ¿Qué es la fuerza? A solucionar estos problemas consagraron los antiguos sus templos del saber. ¿Quién dirá que no respondieron a estas preguntas? ¿Quién reconocería las respuestas, si las hubiera? ¿Es posible que, oculta tras los símbolos de la alquimia y la astrología, haya una sabiduría tan abstrusa que la mente de esta raza no esté capacitada para concebir sus principios?
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 676
La alquimia es un arte triple y su misterio se puede representar por medio de un triángulo. Su símbolo es tres veces tres: tres elementos o procesos en tres mundos o esferas. Lo de 3 veces 3 forma parte del misterio del grado 33 de la masonería, porque 33 es 3 veces 3, que es 9, el número del hombre esotérico y el número de emanaciones de la raíz del árbol divino. Es el número de mundos que nutren los cuatro ríos que salen de la boca divina como verbum fiat. Detrás del llamado simbolismo de la alquimia se esconde un concepto magnífico, porque aquel oficio ridiculizado y despreciado aún conserva intacta la triple llave de las puertas de la vida eterna. Por consiguiente, teniendo en cuenta que la alquimia es un misterio en tres mundos —el divino, el humano y el elemental—, es fácil apreciar por qué los sabios y los filósofos crearon y desarrollaron una alegoría compleja para ocultar su sabiduría.
La alquimia es la ciencia de la multiplicación y se basa en el fenómeno natural del crecimiento. «De la nada, nada procede» es un dicho muy antiguo. La alquimia no es el proceso de fabricar algo a partir de la nada, sino el proceso de incrementar y mejorar lo que ya existe. Si un filósofo dijera que se puede crear un hombre vivo a partir de una piedra, es probable que una persona no preparada exclamara: «¡Imposible!», con lo cual revelaría su ignorancia, porque el sabio sabe que en toda piedra está la semilla del hombre. Un filósofo podría decir que se puede crear un universo a partir de un hombre, aunque el tonto lo calificaría de imposible, sin darse cuenta de que el hombre es una semilla que puede dar lugar a un universo.
Dios es el interior y el exterior de todas las cosas. El Uno Supremo se manifiesta mediante el crecimiento, que es un impulso de dentro hacia fuera, una lucha por la expresión y la manifestación. No es mayor el milagro que consigue el alquimista cuando hace crecer y multiplicar el oro que el que consigue una diminuta semilla de mostaza cuando produce un arbusto que supera muchos miles de veces su propio tamaño. Si una semilla de mostaza produce cien mil veces su propio tamaño y su propio peso cuando se planta en una sustancia totalmente diferente (la tierra), ¿por qué no se va a poder multiplicar cien mil veces, por obra de arte, la semilla del oro cuando es plantada en su tierra (los metales de baja ley) y alimentada artificialmente mediante el proceso secreto de la alquimia?
La alquimia enseña que Dios está en todo, que es Un Espíritu Universal que se manifiesta en infinidad de formas. Dios, por consiguiente, es la semilla espiritual plantada en la tierra oscura (el universo mate rial). Por obra de arte, es posible cultivar y expandir tanto esta semilla que todo el universo de la sustancia se «tiñe» de ella y se conviene en lo que la semilla es: oro puro. En la naturaleza espiritual del ser humano, esto se denomina «regeneración»: en el cuerpo material de los elementos, se denomina «transmutación». Lo mismo que sucede en el universo espiritual y el material ocurre en el mundo intelectual. No se puede transmitir sabiduría a un idiota, porque no lleva en su interior la semilla de la sabiduría, aunque sí que se puede transmitir a un ignorante, por mucho que lo sea, porque la semilla de la sabiduría existe en su interior y se puede desarrollar mediante el arte y la cultura. Por consiguiente, un filósofo no es más que un ignorante en cuya naturaleza se ha producido una proyección.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 681
La alquimia es la ciencia de la multiplicación y se basa en el fenómeno natural del crecimiento. «De la nada, nada procede» es un dicho muy antiguo. La alquimia no es el proceso de fabricar algo a partir de la nada, sino el proceso de incrementar y mejorar lo que ya existe. Si un filósofo dijera que se puede crear un hombre vivo a partir de una piedra, es probable que una persona no preparada exclamara: «¡Imposible!», con lo cual revelaría su ignorancia, porque el sabio sabe que en toda piedra está la semilla del hombre. Un filósofo podría decir que se puede crear un universo a partir de un hombre, aunque el tonto lo calificaría de imposible, sin darse cuenta de que el hombre es una semilla que puede dar lugar a un universo.
Dios es el interior y el exterior de todas las cosas. El Uno Supremo se manifiesta mediante el crecimiento, que es un impulso de dentro hacia fuera, una lucha por la expresión y la manifestación. No es mayor el milagro que consigue el alquimista cuando hace crecer y multiplicar el oro que el que consigue una diminuta semilla de mostaza cuando produce un arbusto que supera muchos miles de veces su propio tamaño. Si una semilla de mostaza produce cien mil veces su propio tamaño y su propio peso cuando se planta en una sustancia totalmente diferente (la tierra), ¿por qué no se va a poder multiplicar cien mil veces, por obra de arte, la semilla del oro cuando es plantada en su tierra (los metales de baja ley) y alimentada artificialmente mediante el proceso secreto de la alquimia?
La alquimia enseña que Dios está en todo, que es Un Espíritu Universal que se manifiesta en infinidad de formas. Dios, por consiguiente, es la semilla espiritual plantada en la tierra oscura (el universo mate rial). Por obra de arte, es posible cultivar y expandir tanto esta semilla que todo el universo de la sustancia se «tiñe» de ella y se conviene en lo que la semilla es: oro puro. En la naturaleza espiritual del ser humano, esto se denomina «regeneración»: en el cuerpo material de los elementos, se denomina «transmutación». Lo mismo que sucede en el universo espiritual y el material ocurre en el mundo intelectual. No se puede transmitir sabiduría a un idiota, porque no lleva en su interior la semilla de la sabiduría, aunque sí que se puede transmitir a un ignorante, por mucho que lo sea, porque la semilla de la sabiduría existe en su interior y se puede desarrollar mediante el arte y la cultura. Por consiguiente, un filósofo no es más que un ignorante en cuya naturaleza se ha producido una proyección.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 684
¡Pobre del buscador de la verdad que acepte al pie de la letra las alegorías intrincadas de los alquimistas, porque jamás podrá ingresar en el sanctasanctórum de la verdad! Elias Ashmole, en su Theatrum Chemicum Britannicum, describe de este modo los métodos empleados por los alquimistas para ocultar sus verdaderas doctrinas: «Su estudio principal consistía en envolver sus secretos en fábulas y en prolongar sus fantasías con velos y sombras, cuyos radios parecen extenderse por doquier, aunque convergen en un centro común y apuntan exclusivamente a una sola cosa».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 688
… los filósofos alquímicos utilizaban el símbolo de la sal, el del azufre y el del mercurio para representar no solo sustancias químicas, sino el principio espiritual e invisible de Dios, el hombre y el universo. Al sumar las tres sustancias (sal. azufre y mercurio) que existen en los cuatro mundos —como se muestra en la tabla—, el resultado es el número sagrado 12. Como estos 12 son los fundamentos de la Gran Obra, en el Apocalipsis los llaman las doce piedras angulares de la ciudad sagrada. Siguiendo la misma idea, Pitágoras afirmaba que el dodecaedro, el cuerpo geométrico simétrico de doce caras, era la base del universo. ¿No habrá también alguna relación entre este misterioso 3 veces 4 y los cuatro grupos de tres que, según la leyenda del tercer grado de la masonería, van a los cuatro ángulos del querubín, la criatura compuesta de cuatro partes?
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 691
Los principios filosóficos, que resultan difíciles si no imposibles de separar en orden cronológico.
Las tres luces: fuego estelar - fuego solar - fuego lunar
Los tres grandes maestros: Hiram - Salomón - Hiram de Tiro
Los cuerpos geométricos: esfera - pirámide - cubo
Sustancias alquímicas: mercurio - azufre - sal
La versión alternativa del número 2 es la siguiente:
Los tres grandes maestros: Salomón - Hiram - Hiram de Tiro
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 691
En la clasificación de los procesos por los que deben pasar los elementos químicos antes de producir el remedio hermético, resulta evidente la falta de uniformidad terminológica, porque en The True Way of Nature se mencionan siete etapas, mientras que en el Dictionnaire mytho-hermétique figuran doce, que están vinculadas con los signos del Zodiaco de una manera que vale la pena tener en cuenta.
Aries, calcinación
Tauro, congelación
Géminis, fijación
Cáncer, disolución
Leo, digestión
Virgo, destilación
Libra, sublimación
Escorpio, separación
Sagitario, incineración
Capricornio, fermentación
Acuario, multiplicación
Piscis, proyección
Esta disposición abre un campo interesante de especulación, que puede ser de gran utilidad, si se lleva a cabo con inteligencia. Estos doce «pasos» que conducen a la consecución de la magnus opus recuerdan los doce grados de los antiguos Misterios rosacruces Hasta cierto punto, el rosacrucismo consistía en teologizar sobre química o filosofar sobre alquimia. Según los Misterios, el hombre se redimía al pasar sucesivamente por las doce mansiones de los cielos. Los doce procesos mediante los cuales se puede descubrir la «esencia secreta» recuerdan por fuerza al estudioso a los doce compañeros que se envían a buscar al constructor del universo asesinado, el Mercurio universal.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 693
Como observó adecuadamente uno de los grandes alquimistas, a menudo la búsqueda del oro por parte del hombre supone su ruina, porque confunde los procesos alquímicos y cree que son puramente materiales. No se da cuenta de que el oro filosofal, la piedra filosofal y el remedio filosofal existen en cada uno de los cuatro mundos y que el experimento no se puede consumar hasta que se consiga llevar a cabo simultáneamente en los cuatro mundos según una sola fórmula. Además, uno de los componentes de la fórmula alquímica solo existe dentro de la naturaleza del propio hombre y sin él sus elementos químicos no se combinan, y, aunque dedique su vida y su fortuna a la experimentación química, no obtendrá el efecto deseado. El motivo primordial por el cual el científico material es incapaz de repetir los logros de los alquimistas medievales, por más que siga todos los pasos con cuidado y con precisión, es que en su experimentación carece del elemento sutil que procede de la naturaleza del filósofo iluminado y regenerado.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 695
Todos los auténticos filósofos de las ciencias naturales o herméticas comenzaban sus trabajos con una oración al Alquimista Supremo del Universo, suplicándole Su colaboración para consumar la magnum opus. Un buen ejemplo de ella es la oración que transcribimos a continuación, escrita hace siglos en un alemán rústico por un adepto hoy desconocido:
Santísima Trinidad, unidad indivisa y triple. Hundidme en el abismo de Vuestro fuego eterno infinito, porque solo en ese fuego la naturaleza mortal del hombre puede convenirse en polvo humilde, mientras que el cuerpo nuevo de la unión con la sal reside en la luz. Fundidme y transmutadme en Vuestro fuego sagrado, para que, el día que así lo ordenéis las aguas ardientes del Espíritu Santo me saquen del polvo oscuro, me hagan renacer y me den la vida con Su aliento. Que también me exalte la humilde humildad de Vuestro Hijo y que, levantándome con Su ayuda del polvo y las cenizas y convirtiéndome en un cuerpo espiritual puro de los colores del arco iris, como si fuera oro paradisíaco, transparente y cristalino, mi propia naturaleza se redima y se purifique como los elementos que tengo ante mí en estas copas y estos frascos. Difundidme en las aguas de la vida, como si estuviera en la bodega del Salomón eterno. Aquí se volverá a alimentar el fuego de Vuestro amor y seguirá ardiendo sin que ninguna corriente de agua pueda apagado. Que con la ayuda de este fuego divino al final sea yo digno de ser llamado a la iluminación de los justos. Que me selle entonces la luz del nuevo mundo para que yo también pueda acceder a la inmortalidad y la gloria, donde ya no seguirán alternándose la luz y la oscuridad. Amén.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 696
Como decía un adepto anónimo, «la sabiduría es como una flor de la cual la abeja extrae la miel y la araña, veneno, cada una según su propia naturaleza».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 699
l lector ha de tener siempre presente que las fórmulas y los emblemas de la alquimia se tienen que tomar fundamentalmente como símbolos alegóricos, porque, hasta que se alcance a comprender su importancia esotérica, su interpretación literal no tiene ningún valor. En casi todas las fórmulas alquímicas falta, deliberadamente, algún elemento, porque —así lo decidieron los filósofos medievales— quienes con su inteligencia no sean capaces de descubrir la sustancia o el proceso omitidos no están capacitados para que se les confíen los secretos que les permitirían controlar a grandes masas de la humanidad y, asimismo, someter a su voluntad a las fuerzas elementales de la naturaleza.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 699
AUTÉNTICA REVELACIÓN DE LA OPERACIÓN MANUAL PARA LA PANACEA UNIVERSAL CONOCIDA POR LO GENERAL COMO LA PIEDRA FILOSOFAL.
Por el célebre filósofo de Leiden, según da fe con su propia sangre en su lecho de muerte, anno domini 1662.
A mi querido primo e hijo, el auténtico filósofo hermético.
Querido primo e hijo:
A pesar de que había decidido no poner nunca por escrito para nadie el secreto de los antiguos sabios, por el peculiar afecto que siento por ti, asumo la responsabilidad, a la que me obliga la proximidad de nuestra relación y sobre todo porque esta vida temporal es breve, y el arte es muy oscuro y, por consiguiente, pudiera ser que no alcanzaras el fin deseado, pero, hijo mío, porque una joya tan preciosa no quede para los cerdos y también porque tan grande don de Dios sea tratado con cuidado y cristianamente, por esto me manifiesto en gran parte así ante ti.
Te conmino de palabra y obra por lo más sagrado.
En primer lugar, que sobre todo guardes fielmente el mismo de cualquier persona malvada, lujuriosa y criminal.
En segundo lugar, que no te exaltes a ti mismo de forma alguna.
En tercer lugar, que trates de promover el honor del Creador de todas las cosas y el bien de tu prójimo y lo preserves religiosamente para que tu Señor no tenga queja de ti el último día. He escrito aquí, en este tratado, la parte del Reino de los Cielos en la que he trabajado este tesoro y lo he acabado con mis dedos por lo cual suscribo todo este trabajo con mi sangre, cuando yazgo en mi lecho de muerte en Leiden.
EL PROCESO: En el nombre de Dios, toma un poco de la sal más pura y más limpia, sal marina, hecha por el propio sol, de la que llega por barco de España (yo usaba la sal procedente de St Uber). déjala secar en un hornillo caliente, muélela en un mortero de piedra hasta obtener el polvo más fino posible, para que se disuelva con mayor facilidad en nuestra agua de rocío, que hay que recoger en el mes de mayo o en junio: cuando haya luna llena, fíjate que caiga el rocío con el viento del Este o del Sudeste. Entonces tienes que tener palos clavados en el suelo, que sobresalgan unos cuarenta y cinco centímetros Sobre dos o tres de estos palos pon como cuatro placas cuadradas de vidrio; al caer, el rocío se adhiere fácilmente al vidrio como vapor; a continuación, ten preparados recipientes de vidrio y deja que el rocío se escurra por el lateral de los vidrios hacia tus recipientes, hasta que tengas suficiente cantidad. La luna llena es una buena época: después será más difícil.
Cuando tengas suficiente rocío, cierra los frascos con precisión y consérvalo hasta que lo uses, para que no se evapore nada de su espíritu, como suele ocurrir. Para eso, ponlo en un lugar fresco, que no esté expuesto al calor, porque, de lo contrario, el espíritu sutil subirá y desaparecerá, aunque esto no ocurrirá si, después de llenar tus frascos de rocío hasta el borde, los cierras bien con cera.
A continuación, en el nombre de Dios, toma la cantidad que quieras de esta agua de rocío, échala en un vaso limpio de disolución y añade un poco de la sal pulverizada ya mencionada para que se disuelva y sigue agregándole sal hasta que ya no se disuelva más en el agua de rocío o hasta que la sal permanezca en ella cuatro días sin disolverse: entonces ya tiene suficiente y tu rocío habrá recibido el polvo necesario. De esta agua compuesta, toma toda la que quieras —yo tomé como setecientos gramos—, ponla en un frasco redondo de cuello corto, llénalo con nuestra agua y sálalo y tápalo bien con un buen tapón, que encaje bien, para que el espíritu vivo y sutil del rocío no se esfume, porque, si así fuera, el alma de la sal no se revolverá ni se llevará el trabajo a buen fin. Deja que el sello se seque bien por sí mismo y ponlo en el horno de B. M. para que se pudra. Enciende un fuego suave y déjalo digerir durante cuarenta o cincuenta días; a su alrededor tiene que haber siempre vapor de agua y verás que la materia se ennegrece, lo cual es una muestra de su putrefacción.
En cuanto lo retires, ten preparado el horno seco. Pon el vidrio con la materia en un globo interno para que coagule; ponlo a fuego lento y mantenlo igual durante entre doce y quince días, para que la materia empiece a coagularse y a adherirse al vidrio como una sal gris; en cuanto la veas y antes de que pasen dos días reduce el fuego, para que se vaya enfriando poco a poco. Entonces ten preparado el horno de putrefacción como antes. Pon dentro el frasco y dale el mismo fuego que antes Déjalo allí doce días y una vez más verás que la materia se descompone y se separa como antes, pero cada vez tienes que fijarte que el tapón del frasco no se haya estropeado. Cuando pongas el frasco en el horno de putrefacción, procura que el cuello esté cubierto con una tapa de madera o de vidrio que encaje a la perfección, para que la humedad del agua no la afecte.
Cuando ennegrezca, pon el frasco como antes para que coagule y, cuando empiece a ponerse grisáceo y blancuzco, ponlo por tercera vez para que se pudra y para que coagule por quinta vez, hasta que veas que tu agua en su disolución está limpia, diáfana y transparente y que parece en su calcinación de un blanco fino como la nieve. Entonces está preparada y se convierte en una sal fija que se fundirá sobre una placa de plata caliente como la cera: pero, antes de esto, pon tu sal otra vez [en] el horno de putrefacción para que se disuelva sola, después déjala enfriar, abre el frasco y verás que tu materia se ha reducido un tercio, pero, en lugar del agua salada que tenías al principio, tendrás un agua dulce tina y muy penetrante, que los filósofos han ocultado tras nombres maravillosos: es el mercurio de todos los verdaderos filósofos el agua de la que proceden el oro y la plata, porque dicen que su padre es el oro y su madre, la plata. De este modo, tendrás la fuerza conjunta de estos dos luminares en esta agua, bien verdadera, en su justa medida.
Fórmula. Beber cinco gotas de esta agua refuerza el entendimiento y la memoria y nos brinda las cosas más maravillosas y dulces de las cuales ningún hombre ha oído hablar y acerca de las cuales no me atrevo a escribir más por el juramento que hice a Dios al respecto. El tiempo y el uso sagrado de esta agua bendita nos enseñarán y en cuanto la hayas tomado internamente sentirás una influencia como si todos los cielos y todas las estrellas con sus poderes estuviesen obrando en ti. Todo el saber y las artes secretas se abrirán para ti como en un sueño, pero lo mejor de todo es que aprenderás a la perfección a conocer a todas las criaturas en su esencia y, por medio de esto, obtendrás el verdadero conocimiento de Dios el Creador que nos hizo a nosotros, al cielo y a la tierra, como a David y a Moisés y a todos los santos de Dios, porque la sabiduría de nuestra fuente de agua viva te enseñará, como ha hecho con Salomón y los Hermanos de nuestra Fraternidad.
Si prosigues con nuestra agua bendita con la intención indicada de preparar una tintura para metales, escucha, hijo mío.
Toma en el NOMBRE del Señor un poco de tu agua paradisíaca del agua celestial de Mercurio, la cantidad que quieras, ponla en un vaso de disolución y colócalo en un fuego lento de cenizas, para que sienta un poquito de calor; ten preparado oro bien purificado para el elixir rojo, o plata para el blanco, porque en los dos casos los procesos son iguales. Bate el oro o la plata tan finos como el pan de oro y échalo poco a poco en el vaso de disolución que contiene el agua bendita, como hiciste al principio con la sal, y se fundirá como el hielo en agua tibia; sigue haciéndolo hasta que tu oro o tu plata queden allí cuatro días sin disolverse: eso quiere decir que ha recibido su justa medida. A continuación, pon esta disolución, como antes, en un frasco redondo, llénalo hasta dos terceras partes, ciérralo de forma hermética, como antes, y deja que se seque bien tu sello. Ponlo en el horno de balneum vaporis, enciende el fuego y déjalo allí durante cuarenta días, como antes; entonces el oro o la plata se disolverán del todo y se volverán del negro más intenso del mundo y, en cuanto lo veas, prepara los demás hornos de secado.
Los filósofos dicen que el cuerpo no llega a disolverse de verdad si no hay una coagulación del espíritu, porque están combinados de manera intercambiable en la debida proporción, por la cual la esencia del cuerpo adquiere una naturaleza espiritual penetrante. Por otra parte, el fuego también materializa la virtud esencial espiritual incomprensible, porque se establece entre ellos una relación o amistad, como cuando los cielos actúan hasta una gran profundidad de la Tierra y producen desde allí todos los tesoros y riquezas del mundo entero.
Admirandum Naturae Operationem in Archidoxes Cognitam.
Con este polvo… Puedes, como sigue, proyectar en los metales. Toma cinco partes de oro o plata finos, según tu trabajo, y fúndelo en un crisol. Envuelve tu medicina en cera, vacíala en ella, ponla a fuego fuerte durante una hora; después extrae el crisol —como si dijéramos— calcinado y echa una parte sobre diez partes de metales imperfectos, los que sean, y los mismos se convertirán de inmediato en un metal más puro que el que se extrae de las minas y se fabrica por fundición; y cuando lo mejores en fuerza y virtud, mediante la descomposición y la coagulación, la quinta vez se descompondrá en tres días y se coagulará en veinticuatro horas para convertirse en una piedra increíble y sumamente cristalina o en un trozo de carbón encendido. Para el trabajo blanco, se convertirá en algo así como un rayo blanco.
De esta última coagulación, toma una parte, échala sobre cinco mil de oro o plata fundidos, como antes. Esto se convierte en la medicina perfecta, una parte de la cual teñirá cien mil partes de metales imperfectos fundidos en el oro o la plata más puros Hasta aquí he llegado y no seguiré más allá, porque cuando puse la materia [a destilar] seis veces en doce horas, se sutilizó tanto que la mayor parte (como si fuese demasiado maravilloso de contemplar) atravesó el vidrio y produjo un olor odorífero indescriptible. Presta atención para que no te ocurra a ti lo mismo.
Muchas maravillas más de este arte sagrado se podrían añadir, como la manera de preparar con él todo tipo de piedras preciosas y otros objetos de lo más admirables, pero haría falta un libro demasiado grueso para expresar la totalidad como debería ser, en especial porque el arte es infinito y no se puede comprender de una sola vez, y mi propósito ha sido, querido primo e hijo, conducirte con devoción hacia los Misterios de la naturaleza y de esta ciencia sagrada y así lo he hecho fielmente.
Ponte a trabajar, como he hecho yo antes que tú, teme a Dios ama a tu prójimo desde el fondo de tu alma y sinceramente. Dedícate por tu cuenta a la operación manual y, cuando te pongas a trabajar en ella, muchos de los hermanos de nuestra santa orden se manifestarán ante ti, en privado. En cuanto a mí, gracias al Dios eterno, he escrito la verdad que he descubierto mediante la oración y la búsqueda en la naturaleza, una obra que he visto con mis propios ojos y que he extraído con mis manos. Por lo tanto, suscribo este testamento con mi sangre, el último día de mi vida, en mi lecho de muerte.
Actum Leyden, a 27 de marzo de 1662.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 710 y siguientes
El autoproclamado autor de Las bodas alquímicas, Johann Valentin Andreae, nacido en Wurtemberg en 1586, tenía veintiocho años cuando la obra se publicó por primera vez. Se supone que fue escrita unos doce años antes de su publicación, cuando el autor tenía quince o dieciséis años. Resulta casi increíble que alguien tan joven pudiera producir un volumen con tal abundancia de pensamiento simbólico y filosofía oculto entre sus líneas como Las bodas alquímicas. En este libro aparece la primera referencia conocida a Christian Rosacruz y por lo general se considera el tercero de la serie de manifiestos rosacruces originales. Como obra simbólica, el propio libro es totalmente irreconciliable con las afirmaciones de Andreae acerca de él. La historia de Las bodas alquímicas narra en detalle una serie de incidentes que le suceden a un hombre mayor, supuestamente el Padre C. R. C. del Fama y el Confessio. Si el Padre C. R. C. nació en 1378, como afirma el Confessio, y es el mismo que el Christian Rosacruz de Las bodas alquímicas, fue elevado a la dignidad de Caballero de la Piedra Dorada cuando tenía ochenta y un años (1459). Si tenemos en cuenta sus propias declaraciones, es inconcebible que Andreae fuese el Padre Rosa Cruz.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 734
Es posible que la boda alquímica sea la clave del enigma del rosacrucismo baconiano.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 736
El resumen siguiente de los episodios principales de los siete días de Las bodas alquímicas dará al lector una idea bastante completa de la profundidad de su simbolismo.
El primer día
Después de preparar en su corazón el cordero pascual junto con un panecillo ázimo, Christian Rosacruz estaba orando una noche antes de Pascua cuando lo sorprendió una violenta tormenta que amenazaba con derribar no solo su casita, sino hasta la colina en la que se alzaba. En medio de la tempestad, alguien le tocó la espalda y, al volverse, vio a una mujer espléndida, con alas llenas de ojos y vestida con ropas de color celeste y tachonadas de estrellas. En una mano sujetaba una trompeta y, en la otra, un paquete de cartas en todos los idiomas. Entregó una carta a C. R. C. y de inmediato se elevó en el aire y, al mismo tiempo, dio un toque de trompeta que sacudió la casa. Sobre el sello de la carta había una cruz extraña y las palabras In hoc signo vinces. En el interior, escrita con letras doradas sobre campo azur, había una invitación a una boda real.
La invitación conmovió profundamente a C. R. C., porque así se cumplía una profecía que había recibido hacía siete años, aunque se sintió tan indigno que quedó paralizado de miedo. Al final, después de recurrir a la oración, trató de dormir. En sus sueños, se encontraba en un calabozo repugnante con una multitud de hombres, todos atados y encadenados con gruesas cadenas. Para empeorar sus graves sufrimientos, tropezaban entre ellos en la oscuridad. De pronto, llegó desde arriba el sonido de unas trompetas, se levantó la cubierta del calabozo y un rayo de luz rasgó la penumbra. Enmarcado en la luz apareció un hombre de cabeza cana, que anunció que descendería una cuerda siete veces y que quien pudiera aferrarse a la cuerda sería izado y quedaría libre.
Se produjo entonces una gran confusión. Todos querían agarrar la cuerda y muchos empujaban a los demás para impedírselo. C. R. C. no albergaba ninguna esperanza de salvarse, pero de pronto la cuerda se balanceó hacia él; la aferró y fue elevado del calabozo. Una anciana llamada la «matrona antigua» escribía en un libro amarillo dorado los nombres de los que habían salido y cada uno de los redimidos recibió como recuerdo un trozo de oro con el símbolo del sol y las letras D L S. Como C. R. C. se había hecho daño mientras se aferraba a la cuerda, tenía dificultades para andar. La anciana le dijo que no se preocupase, sino que diese gracias a Dios, que le había permitido llegar a una luz tan elevada. Entonces sonaron las trompetas y C. R. C. despertó, pero el sueño había sido tan vívido que le seguían haciendo daño las heridas recibidas mientras dormía.
Con su fe renovada, C. R. C. se levantó y se preparó para el matrimonio hermético. Se puso una chaqueta de lino blanco y se pasó una cinta roja en diagonal sobre los hombros. Se puso cuatro rosas rojas en el sombrero y para comer llevaba pan, agua y sal. Antes de salir de su casita, se arrodilló y juró que dedicaría al servicio de su prójimo todo el conocimiento que le fuera revelado. A continuación, se marchó de su casa alegremente.
El segundo día
Cuando se internó en el bosque que rodeaba su casita, a C. R. C. le pareció que toda la naturaleza se había preparado jubilosamente para la boda. Continuó cantando con alegría hasta llegar a un brezal verde en el que había tres cedros inmensos, de uno de los cuales colgaba una placa con una inscripción que describía los cuatro caminos que conducían al palacio del rey: el primero era corto y peligroso: el segundo, sinuoso; el tercero, un camino agradable y espléndido, y el cuarto, solo adecuado para cuerpos incorruptibles. Cansado y perplejo, C. R. C. decidió descansar; cortó una rebanada de pan y, cuando estaba a punto de comérsela, una paloma blanca se la pidió. De inmediato la paloma fue atacada por un cuervo y, al intentar separar las dos aves, sin darse cuenta C. R. C. corrió una distancia considerable por uno de los cuatro caminos: el que conducía hacia el sur. Un viento tremendo le impidió volver sobre sus pasos, conque el invitado a la boda se resignó a perder su pan y siguió por el camino hasta que atisbó a lo lejos una puerta enorme. Como el sol ya se ponía, se apresuró a llegar al portal, sobre el cual, entre otras figuras había una placa con las palabras Procul hinc procul ite profani.
Un guardián con un hábito color celeste pidió a C. R. C. su carta de invitación y, al recibirla, le pidió que entrara y adquiriese un distintivo. Tras describirse como hermano de la Rosa Cruz, C. R. C. recibió, a cambio de su botella de agua, un disco dorado con las letras S C. Como se acercaba la noche, el viajero se apresuró a llegar a la segunda puerta, custodiada por un león y de la que colgaba un cartel con las palabras Date et dabitur vobis, donde presentó una carta que le había dado el primer guardián. Al rogársele que adquiriera un distintivo con las letras S M, entregó su paquetito de sal y a continuación se apresuró a llegar a las puertas del palacio antes de que las cerraran con llave durante la noche.
Mientras C. R. C. se acercaba, una hermosa virgen llamada Virgo Lucífera iba apagando las luces del castillo, de modo que entró justo a tiempo entre las puertas que se cerraban. Como al cerrarse estas quedó enganchado parte de su abrigo, se vio obligado a dejarlo. Allí escribieron su nombre en el librito de vitela del novio y le entregaron un par de zapatos nuevos y también un distintivo con las letras S P N. A continuación, unos pajes lo condujeron a una pequeña cámara, donde unos peluqueros invisibles le cortaron de la coronilla sus «rizos grises como el hielo», tras lo cual lo hicieron pasar a una sala amplia en la que estaban reunidos una cantidad considerable de reyes, príncipes y plebeyos. Cuando sonaron las trompetas, cada uno se sentó a la mesa y ocupó el puesto que le correspondía según su dignidad, de modo que C. R. C. se sentó en un asiento muy humilde. Como la mayoría de los seudofilósofos presentes eran hipócritas el banquete se transformó en una orgía, que, no obstante, se interrumpió de repente cuando comenzó a sonar una música majestuosa e inspirada. Durante casi media hora nadie habló. Entonces se abrió con gran estruendo la puerta del comedor y entraron miles de velas encendidas sujetas por manos invisibles Les seguían los dos pajes que iluminaban a la hermosa Virgo Lucífera, que iba sentada en un trono que se movía solo. Entonces, la virgen, vestida de blanco y oro, se puso de pie y anunció que, para evitar que entraran a la boda mística las personas que no eran dignas, al día siguiente se instalaría una balanza en la que se pesaría a cada invitado para determinar su integridad. Los que no estuvieran dispuestos a pasar por aquella prueba, agregó, debían quedarse en el comedor. Entonces se retiró, pero muchas de las velas se quedaron para acompañar a los invitados a sus habitaciones para pasar la noche.
La mayoría de los presentes eran tan presuntuosos como para creer que podían pesarlos sin problemas, pero nueve de ellos —incluido C. R. C.— eran tan conscientes de sus defectos que temían el resultado y permanecieron en el salón, mientras a los demás los conducían a sus dormitorios. A aquellos nueve los ataron con cuerdas y los dejaron solos en la oscuridad. C. R. C. soñó entonces que veía a muchos hombres suspendidos sobre la tierra con hilos y entre ellos volaba un anciano que de vez en cuando cortaba algún hilo, de modo que muchos cayeron a tierra. Aquellos que, por su arrogancia, se habían elevado a gran altura cayeron, por tanto, desde más alto y sufrieron heridas más graves que los más humildes, que, al caer desde poca distancia, a menudo no experimentaban ningún contratiempo. Pensando que aquel sueño era un buen presagio. C. R. C. lo relató a un compañero y siguió conversando con él hasta el amanecer.
El tercer día
Poco después del alba sonaron las trompetas y entró la Virgo Lucífera, ataviada con terciopelo rojo, ceñida con una faja blanca y coronada de laureles acompañada por doscientos hombres de librea roja y blanca. Dio a entender a C. R. C. y a sus ocho compañeros que, probablemente, a ellos les iría mejor que a los demás invitados, tan presumidos Se colgaron balanzas de oro en medio de la sala y cerca de ellas se pusieron siete pesos: uno de buen tamaño, cuatro pequeños y dos enormes. Los hombres de librea —cada uno de los cuales llevaba una espada desenvainada y una cuerda fume— se dividieron en siete grupos, en cada uno de los cuales se eligió un capitán, al cual se encomendó uno de los pesos Virgo Lucífera volvió a subir a su trono elevado y ordenó que comenzara la ceremonia. El primero en subir a la balanza fue un emperador tan virtuoso que los contrapesos no se movieron hasta que no se pusieron seis pesos del lado contrario, de modo que lo enviaron al sexto grupo. Tanto los ricos como los pobres se subieron a las balanzas, aunque fueron pocos los que superaron la prueba. A estos les entregaron vestiduras de terciopelo y coronas de laurel y después los hicieron sentar en los escalones del trono de Virgo Lucífera. Los que fracasaban eran ridiculizados y azotados
Al finalizar la «inquisición», uno de los capitanes suplicó a Virgo Lucífera que permitiera que se pesaran también los nueve hombres que se habían declarado indignos, lo cual provocó angustia y temor en C. R. C… De los siete primeros, a uno le fue bien y fue recibido con alegría. C. R. C. era el octavo y no solo resistió todos los pesos, sino que no lo pudieron mover ni siquiera cuando se colgaron tres hombres del lado contrario del astil. Un paje gritó: «¡Es él!». C. R. C. fue puesto en libertad de inmediato y se le permitió que liberara a uno de los prisioneros. Escogió al primer emperador. Virgo Lucífera le pidió entonces las rosas rojas que llevaba y él se las entregó enseguida. La ceremonia de las balanzas acabó a eso de las diez de la mañana.
Una vez acordados los castigos que se impondrían a aquellos cuyos defectos se habían puesto de manifiesto, se sirvió a todos una comida. Los pocos «artistas» que habían superado la prueba —entre ellos C. R. C.— ocuparon los asientos principales, tras lo cual, en nombre del novio, les entregaron el vellocino de oro y un león volador. A continuación, Virgo Lucífera presentó a los invitados una copa magnífica y dijo que el rey había pedido que todos compartieran su contenido. Después llevaron a C. R. C. y a sus compañeros a unos andamios, desde donde contemplaron los diversos castigos que sufrieron los que habían fracasado. Antes de marcharse del palacio, cada uno de los invitados rechazados recibió un trago de olvido. Los elegidos regresaron entonces al castillo, donde se asignó a cada uno un paje instruido que lo condujo por las distintas partes del edificio. C. R. C. vio muchas cosas que sus compañeros no tuvieron el privilegio de contemplar, incluido el sepulcro real, donde aprendió «más de lo que existe en todos los libros». También visitó una biblioteca magnífica y un observatorio que contenía un globo enorme, de nueve metros de diámetro, en el que estaban marcados todos los países del mundo.
A la hora de cenar, los distintos invitados presentaron acertijos y C. R. C. resolvió el que planteó Virgo Lucífera acerca de su propia identidad. Entonces entraron en el comedor dos jóvenes y seis vírgenes con espléndidas vestiduras, seguidas por una séptima que llevaba una corona. A esta última la llamaban «la duquesa» y la confundieron con la novia hermética. La duquesa dijo a C. R. C. que él había recibido más que los demás y, por consiguiente, debía devolver más. Después la duquesa pidió a cada una de las vírgenes que levantara uno de los siete pesos que quedaban en el salón. Dieron a Virgo Lucífera el más pesado, que fue colgado en la cámara de la reina mientras entonaban un himno. La primera virgen colgó su peso en la segunda cámara durante una ceremonia similar y así fueron procediendo, de habitación en habitación, hasta colocar todos los pesos La duquesa dio entonces la mano a C. R. C. y a sus compañeros y se retiró, seguida por sus vírgenes Entonces los pajes condujeron a los invitados a sus dormitorios. En el que asignaron a C. R. C. había colgados tapices extraordinarios y hermosas pinturas.
El cuarto día
Después de lavarse y de beber en el jardín de una fuente con varias inscripciones —entre ellas, una que decía: «Bebed, hermanos, y vivid»—, los invitados, con Virgo Lucífera a la cabeza, subieron los 365 escalones de la escalera real de caracol. Se entregaron coronas de laurel a los invitados y, cuando se alzó una cortina, se encontraron en presencia del rey y la reina. C. R. C. quedó sobrecogido por el esplendor de la sala del trono y sobre todo por la magnificencia de las vestiduras de la reina, tan deslumbrantes que ni siquiera podía mirarlas. Cada virgen presentó al rey a uno de los invitados y después de esta ceremonia Virgo Lucífera pronunció un breve discurso en el que enumeró los logros de los «artistas» honestos y suplicó que se preguntara a cada uno de ellos si ella había cumplido bien su obligación. El viejo Atlas se adelantó entonces y, en nombre de Sus Majestades, dio la bienvenida a la intrépida pandilla de filósofos y aseguró a Virgo Lucífera que recibiría una recompensa real.
La longitud de la sala del trono quintuplicaba su anchura. Al oeste había un gran porche, en el que se alzaban tres tronos; el central estaba elevado. En cada trono había dos personas sentadas: en el primero había un rey anciano con una consoné joven; en el tercero, un rey negro con una matrona cubierta con un velo a su lado, y, en el central, dos personas jóvenes con una corona grande y costosa en la cabeza, en torno a la cual revoloteaba un pequeño Cupido que disparó sus flechas primero a los dos amantes y después a la sala. Delante de la reina había un libro forrado en terciopelo negro sobre un altarcito con adornos dorados Junto a él había una vela encendida, un globo celeste, un relojito notable, un tubito de cristal del cual salía un chorro de un licor transparente rojo como la sangre y una calavera con una serpiente blanca que le entraba y le salía de las órbitas Después de las presentaciones, los invitados volvieron a bajar al gran salón por la escalera de caracol.
Más tarde, Virgo Lucífera anunció que se representaría una comedia para los seis invitados reales en un edificio llamado la Casa del Sol. C. R. C. y sus compañeros participaron en la procesión real, que llegó al teatro después de mucho andar. Era una obra en siete actos y, después de su final feliz, todos regresaron a través del jardín y volvieron a subir la escalera de caracol hasta la sala del trono. C. R. C. se dio cuenta de que el joven rey estaba muy triste y que, durante el banquete posterior, a menudo enviaba carne a la serpiente blanca de la calavera. Cuando acabó el festín, el joven rey, con el librito negro del altar en la mano, preguntó a sus huéspedes si todos serían fieles a él en la prosperidad y en la adversidad: cuando ellos asintieron temblando, él les pidió que firmaran con su nombre en el librito negro como prueba de su lealtad. Entonces, las personas reales bebieron de la pequeña fuente de cristal y a continuación los de más hicieron lo mismo y llamaron a aquello «la poción del silencio». A continuación, las personas reales estrecharon con tristeza la mano de todos los presentes De pronto tintineó una campanilla y de inmediato los reyes y las reinas se quitaron sus vestiduras blancas y se pusieron otras negras la habitación se llenó de colgaduras azabache y se retiraron las mesas Se vendaron los ojos de las personas reales con seis pañuelos negros de tafetán y se colocaron seis ataúdes en el centro de la habitación. Entró un verdugo moro vestido de negro y con un hacha, que fue decapitando, una a una, a las seis personas reales La sangre de cada una se recogió en una copa de oro que se colocó en los ataúdes, junto con el cuerpo. También fue decapitado el verdugo, cuya cabeza se colocó en un cofre pequeño.
Virgo Lucífera, después de asegurar a C. R. C. y a sus compañeros que todo saldría bien si eran fieles y cumplían lo prometido, ordenó a los pajes que los condujeran a sus habitaciones para pasar la noche, mientras ella se quedaba a velar a los muertos. A eso de la medianoche, C. R. C. despertó de pronto y, al mirar por la ventana, vio siete embarcaciones que navegaban por un lago. Sobre cada una revoloteaba una llama: supuso que serían los espíritus de los decapitados. Cuando las naves llegaron a la orilla, Virgo Lucífera las recibió y en cada una de las seis embarcaciones se puso un ataúd tapado. En cuanto se despacharon así los ataúdes, se apagaron las luces y las llamas regresaron al otro lado del lago, de modo que solo quedó una luz de guardia en cada uno de los barcos. Después de observar aquella extraña ceremonia. C. R. C. volvió a la cama y durmió hasta la mañana siguiente.
El quinto día
C. R. C. se levantó al alba y rogó a su paje que le enseñara otros tesoros del palacio, de modo que este lo hizo bajar muchos escalones y lo condujo hasta una gran puerta de hierro con una inscripción curiosa, que él copió con sumo cuidado. La atravesó y se encontró en el tesoro real, cuya luz procedía exclusivamente de unos carbúnculos enormes. En el centro estaba el sepulcro triangular de lady Venus. El paje levantó una puerta de cobre que había en el suelo e hizo entrar a C. R. C. en una cripta en la que había una cama inmensa sobre la cual, cuando su guía levantó el cobertor, C. R. C. vio el cuerpo de Venus. A continuación, guiado por su paje, C. R. C. volvió junto a sus compañeros, pero no les contó nada de su experiencia.
Virgo Lucífera, vestida de terciopelo negro y acompañada por sus vírgenes, condujo entonces a los invitados al patio, donde había seis féretros, cada uno con ocho portadores. C. R. C. era el único del grupo de «artistas» que sospechaba que los cuerpos de los reyes ya no estaban en aquellos ataúdes. Bajaron los ataúdes a sus tumbas e hicieron rodar encima grandes piedras. Virgo Lucífera rezó entonces una oración breve en la que exhortaba a cada uno a colaborar para devolver a la vida a las personas reales y anunció que debían viajar con ella a la Torre del Olimpo, el único lugar donde se podían encontrar los remedios necesarios para resucitar a los seis. C. R. C. y sus compañeros siguieron a Virgo Lucífera hasta la orilla, donde todos subieron a bordo de siete embarcaciones dispuestas según un orden extraño. Mientras los barcos atravesaban el lago y un canal estrecho para salir a mar abierto, los escoltaron sirenas, ninfas y diosas del mar, que, en honor de la boda, obsequiaron a la pareja real con una perla grande y hermosa. Cuando los barcos avistaron la Torre del Olimpo, Virgo Lucífera ordenó que se dispararan unos cañonazos para anunciar que se acercaban. De inmediato apareció una bandera blanca en la torre y un bote dorado, con un anciano a bordo —el guardián de la torre—, acompañado por guardias vestidos de blanco, salió a recibir a los barcos.
La Torre del Olimpo estaba situada en una isla perfectamente cuadrada y la rodeaba una gran muralla. Cuando el grupo atravesó la puerta, fue conducido a la parte inferior de la torre central, que contenía un laboratorio excelente, donde los invitados se pusieron de buen grado a sacudir y lavar plantas, piedras preciosas y todo tipo de cosas, a extraer su jugo y su esencia y a ponerlos en vasos. Virgo Lucífera puso a los «artistas» a trabajar tan arduamente que se sintieron como meros esclavos. Una vez finalizada la labor del día, se asignó a cada uno un colchón sobre el suelo de piedra. Como no podía dormir, C. R. C. se puso a deambular y a contemplar las estrellas: por casualidad encontró una escalera que conducía a lo alto de la muralla, subió por ella y estuvo mirando el mar; se quedó allí bastante rato y, cerca de la medianoche, vio siete llamas que atravesaron el mar hacia él y se congregaron en lo alto de la aguja de la torre central. Al mismo tiempo se levantó viento, el mar se volvió tempestuoso y la luna se cubrió de nubes Con cierto temor, C. R. C. bajó corriendo las escaleras y regresó a la torre, se acostó en su colchón y se durmió arrullado por el sonido de un chorro de agua que corría suavemente en el laboratorio.
El sexto día
A la mañana siguiente, el anciano guardián de la torre examinó el trabajo que habían hecho en el laboratorio los invitados a la boda; como lo encontró satisfactorio, hizo traer escaleras, cuerdas y grandes alas y se dirigió a los «artistas» reunidos con estas palabras: «Queridos hijos míos, cada uno de vosotros debe llevar constantemente consigo durante el día de hoy una de estas tres cosas». Se echaron suertes y a C. R. C. le tocó, con gran desilusión por su parte, una escalera pesada. Los que consiguieron alas se las sujetaron a la espalda con tanta astucia que era imposible detectar que eran artificiales. El anciano guardián encerró entonces a los «artistas» en la habitación inferior de la torre, pero poco después se destapó un agujero redondo en el techo y Virgo Lucífera invitó a todos a subir. Los que tenían alas salieron volando enseguida a través de la abertura, los que tenían cuerdas tropezaron con muchas dificultades, mientras que C. R. C., con su escalera, lo consiguió bastante rápido. En el segundo piso, los invitados a la boda, los músicos y Virgo Lucífera se reunieron en torno a una especie de fuente que contenía los cuerpos de las seis personas reales.
Virgo Lucífera puso entonces la cabeza del moro en un recipiente semejante a una olla que había en la parte superior de la fuente y vertió encima las sustancias preparadas el día anterior en el laboratorio. Las vírgenes pusieron lámparas debajo. Aquellas sustancias, al hervir, atravesaron los agujeros que había a los lados de la olla y, al caer en los cuerpos que había en la fuente de abajo, los disolvió. Una vez reducidos al estado líquido los seis cuerpos reales, se abrió un grifo en el extremo inferior de la fuente y el líquido pasó a un globo dorado inmenso que, una vez lleno, pesaba muchísimo. Entonces se retiraron todos menos los invitados a la boda y poco después se abrió, como antes, un agujero en el techo y los invitados subieron en tropel al tercer piso, donde se colgó el globo de una cadena fuerte. Los muros del aposento eran de cristal y había espejos dispuestos de tal manera que los rayos del sol se concentraban en el globo central, que, por consiguiente, se calentó mucho. Posteriormente se desviaron los rayos del sol y dejaron que el globo se enfriase, tras lo cual lo abrieron con un diamante y quedó al descubierto un hermoso huevo blanco. Virgo Lucífera lo cogió y se marchó con él.
Después de atravesar otra trampilla, los invitados se encontraron en el cuarto piso, donde había una olla cuadrada llena de arena de cuarzo, calentada por un fuego suave. Pusieron el gran huevo blanco sobre la arena para que madurara. Poco después se cascó y salió un ave fea y malhumorada, a la que alimentaron con la sangre de las personas reales decapitadas, diluida con agua preparada. Cada vez que le daban de comer, sus plumas cambiaban de color: de negro pasaron a blanco y al final quedaron de varios colores y el carácter del ave fue mejorando al mismo tiempo. Entonces se sirvió la cena, tras la cual Virgo Lucífera se marchó con el ave. Los invitados subieron con cuerdas, escaleras y alas al quinto piso, donde habían preparado una bañera coloreada con un polvo blanco fino para el ave, que disfrutó del baño hasta que las lámparas dispuestas debajo calentaron demasiado el agua. Cuando el calor había hecho que el ave perdiera todas las plumas la sacaron, pero el fuego siguió encendido, hasta que no quedó en la bañera nada más que un sedimento en forma de una piedra azul, que después machacaron y convirtieron en pigmento, con el cual pintaron toda el ave, salvo la cabeza.
A continuación, los invitados subieron al sexto piso, donde se alzaba un pequeño altar, parecido al que había en la sala del trono del rey. El ave bebió de la pequeña fuente y la alimentaron con la sangre de la serpiente blanca que se arrastraba por las aberturas de la calavera. La esfera que había junto al altar daba vueltas sin parar. El reloj dio la una, las dos y después las tres y a esa hora el ave apoyó el cuello sobre el libro y fue decapitada. Ardió su cuerpo hasta quedar reducido a cenizas, que pusieron en una caja de madera de ciprés. Virgo Lucífera dijo a C. R. C. y a tres de sus camaradas que eran «laboradores» holgazanes y lentos y, por consiguiente, no podrían entrar en la séptima sala. Llamaron a los músicos para que, soplando sus cornetas, se burlaran de ellos y los echaran de la cámara. C. R. C. y sus tres compañeros se desalentaron, hasta que los músicos les dijeron que levantaran el ánimo y los hicieron subir por una escalera de caracol al octavo piso de la torre, justo debajo del techo, donde los recibió el anciano guardián, de pie sobre un hornillo redondo, y los felicitó por haber sido elegidos por Virgo Lucífera para aquella obra más importante. Entonces entró Virgo Lucífera, que, tras reírse de la perplejidad de sus invitados, vació las cenizas del ave en otro recipiente y llenó la caja de ciprés con alguna sustancia inútil. Entonces regresó al séptimo piso, supuestamente para engañar a los que estaban reunidos allí y ponerlos a trabajar con las cenizas falsas de la caja.
A C. R. C. y sus tres amigos los pusieron a humedecer las cenizas del ave con un agua preparada especialmente, hasta que la mezcla adquirió la consistencia de una masa: después la calentaron e hicieron con ella dos formas minúsculas, que, una vez abiertas, dejaron al descubierto dos imágenes humanas brillantes y casi transparentes, de unos diez centímetros de alto (homúnculos), uno masculino y el otro femenino. Tendieron aquellas formas diminutas sobre cojines de raso y las alimentaron gota a gota con la sangre del ave, hasta que crecieron y alcanzaron un tamaño normal y una gran belleza. Aunque sus cuerpos tenían la consistencia de la carne, no mostraban ningún signo de vida, porque no poseían alma. A continuación, rodearon los cuerpos con antorchas y les cubrieron el rostro con seda. Apareció entonces Virgo Lucífera con dos prendas blancas muy curiosas. También entraron las vírgenes, seis de ellas con grandes trompetas. Pusieron una trompeta sobre la boca de una de las dos figuras y C. R. C. vio que se abría un agujerito diminuto en la cúpula de la torre y un rayo de luz descendía por el tubo de la trompeta y penetraba en el cuerpo. El mismo proceso se repitió tres veces en cada cuerpo. Se llevaron sobre unas parihuelas aquellas dos formas a las que acababan de infundir alma y, alrededor de media hora después, el joven rey y la joven reina despenaron y Virgo Lucífera les entregó las vestiduras blancas Ellos se las pusieron y el rey en persona se dignó regresar gracias a C. R. C. y sus compañeros, tras lo cual las personas reales partieron en una embarcación. C. R. C. y sus tres amigos privilegiados se volvieron a juntar con los otros «artistas», sin mencionar en absoluto Jo que habían visto. Posteriormente se asignaron a todo el grupo unas cámaras espléndidas en las que descansaron hasta el día siguiente.
El séptimo día
Por la mañana. Virgo Lucífera anunció que todos los invitados a la boda habían sido nombrados Caballeros de la Piedra Dorada. El anciano guardián entregó a cada uno una medalla de oro que por una cara llevaba la inscripción «Ar. Nat. Mi.» y, por la otra cara, «Tem. Na. E». Todo el grupo regresó en doce naves al palacio del rey. Las banderas de los barcos llevaban los signos del Zodiaco y a C. R. C. le correspondió el de Libra. Cuando entraron en el lago, salieron a recibirlos muchos barcos y el rey y la reina, acompañados por sus señores, sus damas y sus vírgenes, se adelantaron en una barcaza de oro a recibir a los invitados que regresaban. Entonces Atlas pronunció una breve oración en nombre del rey y pidió también por los reyes presentes. En respuesta, el anciano guardián entregó a Cupido, que revoloteaba en torno a la pareja real, un cofrecito de forma curiosa. C. R. C. y el anciano señor, cada uno portando una enseña blanca como la nieve con una cruz roja, fueron en el carruaje con el rey. En la primera puerta estaba el portero vestido de azul, que, al ver a C. R. C., le suplicó que intercediera ante el rey para que lo librara de aquel puesto de servidumbre. El rey respondió que el portero era un astrólogo famoso que había sido obligado a vigilar la entrada como castigo por el delito de haber mirado a lady Venus cuando descansaba en su lecho y añadió que solo podía quedar libre cuando se encontrase a otro que hubiese cometido el mismo delito. Al oír esto, a C. R. C. se le cayó el alma a los pies, porque se dio cuenta de que era él el culpable, aunque en aquel momento guardó silencio.
Los recién designados Caballeros de la Piedra Dorada tuvieron que suscribir los cinco artículos redactados por Su Alteza Real: 1) que solo atribuirían su Orden a Dios y a Su sierva, la Naturaleza; 2) que abominarían de toda impureza y vicio; 3) que siempre estarían dispuestos a asistir a las personas respetables y a los necesitados; 4) que no emplearían su conocimiento ni su poder para alcanzar dignidades terrenales, y 5) que no desearían vivir más tiempo del que Dios hubiese decretado. A continuación, asumieron como caballeros y la ceremonia se confirmó en una capilla pequeña, en la que C. R. C. colgó su vellocino de oro y su sombrero como recuerdo eterno y donde inscribió lo siguiente: «Summa Scientia nihil Scire, Fr. Christianus Rosencreutz. Eques aurei Lapidis Anno 1459» [193].
Después de la ceremonia, C. R. C. reconoció que había sido él quien había mirado a Venus y, por consiguiente, debía convertirse en guardián de la puerta. El rey lo abrazó con cariño y le asignaron una habitación amplia en la que había tres camas: una para él, una para el anciano señor de la torre y la tercera para el viejo Atlas.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 434
Tras el simbolismo de una boda alquímica, los filósofos medievales ocultaron el sistema secreto de cultura espiritual mediante el cual esperaban coordinar a los disjecta membra tanto del organismo humano como del social. Para ellos, la sociedad era una estructura triple que tenía su analogía en la constitución trina del hombre, que está hecho de espíritu, mente y cuerpo, como la sociedad está compuesta por la Iglesia, el Estado y el pueblo. La intolerancia de la Iglesia, la tiranía del Estado y la furia de la muchedumbre son los tres medios mortíferos de la sociedad que pretenden destruir la verdad, como narra la leyenda masónica de Hiram Abif. Los seis primeros días de Las bodas alquímicas presentan los procesos de «creación» filosófica que cualquier organismo debe superar. Los tres reyes son el espíritu triple del ser humano y sus consortes son sus correspondientes vehículos de expresión en el mundo inferior. El verdugo es la mente, cuya parte superior —representada por la cabeza— es necesaria para alcanzar el trabajo filosófico. De este modo, cuando las partes del ser humano —que los alquimistas simbolizaban como planetas y elementos— se fusionan según una fórmula divina determinada, se produce la creación de dos «criaturas» filosóficas que, alimentadas con la sangre del ave alquímica, se convierten en soberanos del mundo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 750
Desde un punto de vista ético, el joven rey y la joven reina, resucitados en lo alto de la torre y animados por la Vida Divina, representan las fuerzas de la inteligencia y el amor que, en última instancia, deben guiar la sociedad. La inteligencia y el amor son los dos grandes luminares éticos del mundo y corresponden al espíritu iluminado y al cuerpo regenerado. El novio es la realidad y la novia es el ser regenerado que alcanza la perfección al unificarse con la realidad mediante un matrimonio cósmico, en el cual la parte mortal alcanza la inmortalidad al unirse con su propia fuente inmortal. En el matrimonio hermético, la conciencia divina y la humana se unen en santo matrimonio y aquel en quien tiene lugar esta ceremonia sagrada es nombrado Caballero de la Piedra Dorada, con lo cual se convierte en un diamante divino filosófico, compuesto por la quintaesencia de su propia constitución séptuple. Esta es la verdadera interpretación del proceso místico de convertirse en «novia del Cordero». El Cordero de Dios está representado por el vellocino de oro que Jasón se vio obligado a ganar para poder reinar. El león volador es la voluntad iluminada, un requisito esencial para conseguir la Gran Obra. El episodio de pesar el alma de los hombres tiene una analogía en la ceremonia que se describe en el Libro de los Muertos de los egipcios. La ciudad amurallada en la que entra C. R. C. representa el santuario de la sabiduría en el que viven los que gobiernan realmente el mundo: los filósofos iniciados. Como los Misterios antiguos cuyo modelo sigue, la Orden de la Rosa Cruz poseía un ritual secreto que el candidato debía respetar durante una cantidad determinada de años antes de poder acceder a los grados internos de la sociedad. Los distintos pisos de la Torre del Olimpo representan las órbitas de los planetas. El ascenso de los filósofos de un piso a otro también es análogo a determinados rituales de los misterios eleusinos y los ritos de Mitra, en los cuales el candidato subía los siete peldaños de una escalera o los siete escalones de una pirámide para indicar que se liberaba de las influencias de los gobernadores planetarios. El hombre solo llega a dominar las siete esferas cuando transmuta los impulsos recibidos de ellas. Aquel que domina los siete mundos y se reconcilia con la fuente divina de su propia naturaleza consuma el matrimonio hermético.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 752
No existe ningún retrato auténtico de Shakspere. Las diferencias en los retratos de Droeshout, Chandos, Janssen, Hunt, Ashbourne, Soest y Dunford demuestran de forma concluyente que en realidad los artistas no conocían sus facciones. Si analizamos el retrato de Droeshout se observan varias peculiaridades. Los entusiastas baconianos están convencidos de que el rostro no es más que una caricatura y, posiblemente, la mascarilla de Francis Bacon. Si comparamos el Shakspere de Droeshout con retratos y grabados de Francis Bacon, se nota que las dos caras tienen la misma estructura y que la diferencia de expresión se debe a las líneas de sombreado. Obsérvese también la extraña línea que va desde la oreja hasta la barbilla. ¿Acaso esta línea es una forma sutil de indicar que el rostro es una mascarilla que acaba en la oreja? Obsérvese también que la cabeza no está conectada con el cuerpo, sino que se apoya en el cuello. Lo más extraño de todo es la chaqueta, porque una mitad está puesta hacia atrás. Al dibujarla, el ilustrador ha hecho el brazo izquierdo como corresponde, pero el brazo derecho tiene la parte posterior del hombro hacia delante. Frank Woodward destaca que hay 157 letras en la carátula, lo cual constituye una signatura rosacruz de gran importancia. La fecha, 1623, más las dos letras «on» de la palabra «London» (Londres en inglés) da, mediante una sencilla clave numérica, la firma críptica de Francis Bacon. Si sustituimos las veintiséis letras del alfabeto por números, el 1 se convierte en a, el 6 se convierte en efe, el 2 se convierte en be y el 3, en ce, con lo cual se obtiene AFBC; si a esto le añadimos el on, de «London», el resultado es AFBCON, que, ordenado, forma F. BACON.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 756
Padre de la ciencia moderna, reformista de la legislación moderna, editor de la Biblia moderna, patrocinador de la democracia moderna y uno de los fundadores de la masonería moderna, sir Francis Bacon fue un hombre de muchos objetivos y propósitos. Era rosacruz y algunos han dado a entender que era el rosacruz por antonomasia. Aunque no fuera realmente el Ilustre Padre C. R. C. que se menciona en los manifiestos rosacruces, no cabe duda de que era un iniciado importante de la Orden Rosacruz y sus actividades en relación con este órgano secreto son las que tienen suma importancia para los estudiosos del simbolismo, la filosofía y la literatura.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 757
Aunque el cristianismo hizo añicos la organización material de los Misterios de los paganos, no pudo destruir lo que sabían sobre el poder sobrenatural. Por consiguiente, se sabe que los Misterios de Grecia y de Egipto se perpetuaron en secreto durante los primeros siglos de la Iglesia y, posteriormente, al envolverse en el simbolismo del cristianismo, fueron aceptados como elementos de fe. Sir Francis Bacon fue uno de aquellos a los que se encomendaron la perpetuación y la difusión de los arcanos de lo superfísico que en un principio estaban en poder de los hierofantes paganos y, para conseguir su objetivo, formuló la Fraternidad de la Rosa Cruz o fue admitido en una organización ya existente con ese nombre y llegó a ser uno de sus principales representantes. Por algún motivo que escapa al no iniciado, se han hecho esfuerzos constantes y coherentes para impedir que se desenrede la madeja baconiana. Sea cual fuere el poder que bloquea constantemente los esfuerzos de los investigadores, es tan infatigable ahora como lo era justo después de la muerte de Bacon y quienes tratan de resolver el enigma siguen sintiendo el peso de su resentimiento. Un mundo poco comprensivo siempre ha perseguido a quienes conocían el funcionamiento secreto de la naturaleza y ha intentado por todos los medios imaginables exterminar a los custodios de la sabiduría divina. Al final, sir Francis Bacon perdió su prestigio político y sir Walter Raleigh tuvo un destino bochornoso, porque su conocimiento trascendental se consideraba peligroso.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 768
Según el material disponible, el consejo supremo de la Fraternidad de la Rosa Cruz estaba compuesto por un número determinado de individuos que habían muerto de lo que se conoce como «muerte filosófica». Cuando a un iniciado le llegaba la hora de comenzar a trabajar para la Orden, se convenía su «muerte» en circunstancias medio misteriosas. En realidad, cambiaba de nombre y lugar de residencia y en su lugar se enterraba una caja llena de piedras o con un cadáver conseguido para la ocasión. Se supone que esto ocurrió en el caso de sir Francis Bacon, que, como todos los siervos de los Misterios, renunció a todo reconocimiento personal y dejó que se atribuyera a otros la autoría de los documentos que escribió o inspiró.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 770
Los escritos crípticos de Francis Bacon constituyen uno de los elementos tangibles más poderosos de los misterios del trascendentalismo y la filosofía simbólica. Aparentemente, todavía tienen que pasar muchos años para que un mundo perplejo aprecie el genio trascendental de aquel hombre misterioso que escribió el Novum Organum , que navegó con su pequeña nave por el mar inexplorado del saber a través de las columnas de Hércules y cuyos ideales para una nueva civilización se expresan espléndidamente en el sueño utópico de la Nueva Atlántida . ¿Habrá sido sir Francis Bacon un segundo Prometeo? Su gran amor por la gente del mundo y la piedad que le producía su ignorancia, ¿lo habrán hecho bajar el fuego divino del cielo, oculto en el contenido de una página impresa?
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 770
Es muy probable que las claves del enigma baconiano se encuentren en la mitología clásica. Quien comprenda el secreto del dios de siete rayos entenderá el método empleado por Bacon para lograr su obra monumental.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 771
Los arcanos de los Misterios antiguos no se revelaban jamás a los profanos, a menos que se hiciera mediante símbolos El simbolismo cumplía la doble función de ocultar a los no iniciados las verdades sagradas y de revelarlas a los que estaban capacitados para comprender los símbolos. Las formas son los símbolos de principios divinos amorfos; el simbolismo es el lenguaje de la Naturaleza. Con veneración, los sabios traspasan el velo y tienen una visión más clara de la realidad; en cambio, los ignorantes como no distinguen lo falso de lo verdadero, contemplan un universo de símbolos. Bien se podría decir acerca de la Naturaleza —la Gran Madre— que está siempre trazando caracteres extraños sobre la superficie de las cosas, pero que solo a sus hijos mayores y más sabios —para compensarlos por su fe y su devoción— revela el alfabeto críptico que es la clave para comprender la trascendencia de aquellos trazos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 773
Lo esencial de una ciencia sagrada se tiene que expresar en una lengua sagrada.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 774
Aquí se muestra al Hierofante Supremo, Amo del Santo Imperio doble de los universos superiores e inferiores. El antiguo emblema del equilibrio consistía de un cuerpo andrógino coronado por dos cabezas, una masculina y la otra femenina, portando una sencilla corona imperial. Ese ser único, en el cual todos los opuestos están reconciliados, es perfecto; y este estado de perfección está adecuadamente tipificado en las dos cabezas de igual dignidad. Por lo tanto, el águila bicéfala está reservada como el emblema de la consumación, ya que representa la Piedra Filosofal, la última condición del alma, y aquella perfección absoluta y trascendental que sólo sale del desenvolvimiento más completo de las potencialidades latentes dentro del individuo. Filosóficamente, el trigésimo tercer grado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado representa el santuario recóndito del misticismo Masónico. Si el águila bicéfala, el símbolo de aquel grado sublime, estuviese dotada con el poder de la palabra, diría: «Solo me puede portar aquel en quien no existe el engaño: en quien todas las pasiones han sido transmutadas en compasión, toda ignorancia natural en sabiduría divina, todo egoísmo en abnegación; porque yo soy un emblema antiguo y sagrado de toda grandeza, perfección y verdad. Represento una condición espiritual, una actitud mental, un estado físico logrado solo por los elegidos de la Tierra. Soy el símbolo del alma iluminada y transfigurada que ha renacido y alcanzado el trono de la Divinidad. Soy el símbolo del portero, ya que con una cara observo el semblante radiante de mi Creador y con la otra la expansión del universo que Él ha creado. Sobre mis fuertes alas de la intuición y la razón los hombres han ascendido a una posición entre el Cielo y la Tierra. Aquel sobre quien desplego mis alas es más que un hombre, pero menos que un dios; por lo tanto, él es un dios-hombre. Entre mis talones empuño la flameante espada querubímica, el flameante espíritu-fuego con el cual el milagro de mi existencia fue elaborado. Soy el símbolo del Iniciador que, a través de las épocas, lleva a Ganímedes sobre su espalda, ante la presencia de los dioses».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 790
Basándose en lo que dice Plinio, cuenta que Anaxarco, al que habían puesto en prisión para arrancarle algunos de los secretos que se le habían confiado, se arrancó la lengua de un mordisco y la arrojó a la cara de Nicocreón, el tirano de Chipre. Preston añade que los atenienses veneraban una estatua de bronce que no tenía lengua para indicar lo mucho que apreciaban los secretos que guardaban bajo juramento. También cabe destacar que, según el manuscrito del rey Enrique, la masonería se originó en Oriente y fue la que transmitió las artes y las ciencias de la civilización a la humanidad primitiva de las naciones occidentales.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 793
Destacan entre los símbolos de la masonería las siete mes y ciencias liberales. La gramática enseña al hombre a expresar en un lenguaje noble y adecuado sus pensamientos e ideales más íntimos; la retórica le permite ocultar sus ideales tras la cubierta protectora del lenguaje ambiguo y las metáforas; la lógica le enseña a organizar las facultades intelectuales de las que ha sido dotado; la aritmética no solo lo instruye en el misterio del orden universal, sino que también le brinda la clave de la multitud, la magnitud y la proporción; la geometría lo introduce en la matemática de la forma, la armonía y el ritmo de los ángulos y la filosofía de la organización: la música le recuerda que el universo se basa en las leyes de la armonía celestial y que la armonía y el ritmo están presentes en todas partes; la astronomía le permite comprender la inmensidad del tiempo y el espacio, la relación correcta entre él mismo y el universo y lo formidable del poder desconocido que impulsa los innumerables astros del firmamento por todo el espacio infinito. Por consiguiente, equipado con el conocimiento que le brinda su familiaridad con las artes y las ciencias liberales, el estudioso de la masonería tiene que hacer frente a pocos problemas que no pueda resolver.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 794
Con tanto cuidado salvaguardaban los Arquitectos Dionisíacos los secretos de su oficio que solo existen documentos fragmentarios de sus enseñanzas esotéricas.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 795
Los edificios levantados por los constructores dionisíacos eran, sin duda, «sermones en piedra». Aunque incapaces de comprender del todo los principios cósmicos plasmados en aquellas obras maestras del ingenio y la laboriosidad humanos, hasta los no iniciados quedaban siempre abrumados por la sensación de majestuosidad y simetría que producía la coordinación perfecta de pilares, arcos y bóvedas. Mediante variaciones en los detalles de tamaño, material, tipo, distribución, ornamentación y color, aquellos constructores inspirados creían en la posibilidad de provocar en la naturaleza del observador reacciones mentales o emocionales precisas.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 797
La máxima ambición de los Arquitectos Dionisíacos era construir edificios que produjeran impresiones definidas y acordes con la finalidad para la cual habían sido diseñados. Al igual que los pitagóricos, creían en la posibilidad de inducir, mediante combinaciones de líneas rectas y curvas, las actitudes mentales o las emociones que ellos quisieran. Por consiguiente, se esforzaban por producir edificios perfectamente armoniosos con la estructura del universo. Puede que incluso creyeran que un edificio construido de este modo —al no discrepar en nada con ninguna realidad existente— no quedaría sujeto a la disolución, sino que duraría todo el lapso del tiempo mortal. Como deducción lógica de su línea de pensamiento filosófica, un edificio así —en rapport con el cosmos— también se habría convertido en un oráculo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 798
Al describir las sociedades de los artífices jónicos, Joseph da Costa afirma que los ritos dionisíacos se basaban en la ciencia de la astronomía, que, según los iniciados en la orden, estaba relacionada con el arte de la construcción.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 799
En una época, los Dionisíacos se llamaban a sí mismos «hijos de Salomón» y uno de sus símbolos más importantes era el sello de Salomón: dos triángulos entrelazados Este motivo aparece con frecuencia en lugares conspicuos de las mezquitas musulmanas.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 801
Dejando aparte el aspecto operativo de su orden, los Arquitectos Dionisíacos tenían un código filosófico especulativo. Para ellos, la sociedad humana era un mampuesto tosco y sin cuadrar —pero cincelado posteriormente—, procedente de la cantera de la naturaleza elemental. Aquel bloque rudimentario era, en realidad, el objeto con el cual trabajaban aquellos artesanos cualificados: lo pulían, lo cuadraban y, con la ayuda de tallas hermosas, lo transformaban en un milagro de belleza. Mientras que los místicos liberaban su alma de la esclavitud de la materia por medio de la meditación y los filósofos hallaban su mayor alegría en las profundidades del pensamiento, aquellos obreros expertos lograban salir de la rueda de la vida y la muerte aprendiendo a blandir sus martillos al mismo ritmo que hace girar las fuerzas del cosmos. Veneraban a la Divinidad con el aspecto de un Gran Arquitecto y Maestro Artesano, siempre arrancando mampuestos toscos de los campos del espacio y cuadrándolos para formar universos. Para los Dionisíacos, la constructividad era la máxima expresión del alma y, como se armonizaban con los procesos naturales constructivos y visibles permanentemente que se producían a su alrededor, creían que, si uno formaba parte de los agentes creativos de la naturaleza, podía alcanzar la inmortalidad.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 801
La masonería llegó al norte de África y a Asia Menor procedente del continente perdido de la Atlántida, pero no con su nombre actual, sino, más bien, con la designación general de culto al sol y al fuego. Los Misterios antiguos no cesaron de existir cuando el cristianismo se convirtió en la religión más poderosa del mundo. ¡El Gran Pan no murió! La masonería es la prueba de su supervivencia. Los Misterios precristianos se limitaron a asumir el simbolismo de la nueva fe y, mediante sus emblemas y sus alegorías, perpetuaron las mismas verdades que habían pertenecido a los sabios desde el comienzo del mundo. Por consiguiente, no hay una explicación verdadera de los símbolos cristianos, salvo la que se oculta en la filosofía pagana. Sin las misteriosas claves que portaban los hierofantes de los cultos egipcios, brahmanes y persas, no se pueden abrir las puertas de la sabiduría. Consideremos, pues, con espíritu reverente la alegoría sublime del templo y sus constructores, conscientes de que, más allá de su interpretación literal, se oculta un secreto real.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 804
Los misterios de la fe islámica están ahora al cuidado de los derviches, unos hombres que han renunciado al mundo y han resistido la prueba de mil y un días de tentación. Se atribuye a Jalal ad-Din , el gran filósofo y poeta sufí persa, la creación de la Orden de los Mevlevi, o «derviches giróvagos», cuyos movimientos representan exotéricamente los desplazamientos de los cuerpos celestes y esotéricamente establecen un ritmo que estimula los centros de conciencia espiritual en el cuerpo del bailarín.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 806
El hecho de que los Templarios tuvieran conocimiento de la historia primitiva del cristianismo fue —sin duda— uno de los motivos fundamentales por los que fueron perseguidos hasta su aniquilación.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 810
Cabe destacar, además, que Ireneo preparó esta declaración para contradecir otra que, aparentemente, era corriente en su época: que el ministerio de Jesús solo duró un año. De todos los primeros Padres, se supone que Ireneo, que escribió menos de ochenta años después de la muerte de san Juan Evangelista, debía de tener información bastante precisa. Si los propios discípulos relataron que Jesús vivió en su cuerpo hasta una edad avanzada, ¿por qué se ha elegido arbitrariamente el misterioso número treinta y tres para representar la duración de Su vida? ¿Se habrán alterado a propósito los incidentes de la vida de Jesús para que Sus actos se ajustaran mejor al patrón establecido por los numerosos dioses-redentores que le precedieron?
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 812
Según George Faber, el nombre original de Jesús era Jescua Hammasiah y Godfrey Higgins ha hallado dos referencias —una en el Midrashjoheleth y la otra en el Abodazara , comentarios judíos primitivos sobre las Escrituras— que indican que el apellido de la familia de José era Pantera, porque en estas dos obras se afirma que un hombre fue curado «en el nombre de Jesús ben Pantera». El nombre «Pantera» establece una relación directa entre Jesús y Baco, que fue criado por panteras y a veces se representa cabalgando uno de esos animales o sobre una cuadriga tirada por ellos. Adeíñás, la piel de pantera era sagrada en algunos ceremoniales iniciáticos egipcios El monograma «IHS», que actualmente se interpreta como Iesus Hominum Salvator (Jesús Salvador de los hombres), constituye otro vínculo directo entre los ritos cristianos y los báquicos. IHS deriva del griego ΥHΣ, que, como indica su valor numérico (608), es un emblema del sol y constituía el nombre sagrado y oculto de Baco. Surge entonces la pregunta de si se habrá confundido el catolicismo primitivo con el culto a Baco, teniendo en cuenta los numerosos paralelismos entre las dos fes. Si se puede demostrar que sí, quedan resueltos muchos de los enigmas hasta ahora incomprensibles del Nuevo Testamento.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 815
La cruz de Tau Hay tres formas distintas de cruces. La primera es la llamada Tau, aunque sería mejor decirle Tav. Se parece mucho a la letra te moderna y consiste en una barra horizontal apoyada en una columna vertical, con los dos brazos del mismo largo. Un roble talado a algo más de un metro del suelo y con la parte superior dispuesta encima de la inferior de esta forma era el símbolo del dios druida Hu. Se sospecha que este símbolo se originó entre los egipcios como la extensión de los cuernos de un toro o un carnero (Tauro o Aries) y la línea vertical de su cara. A veces la llaman cruz de martillo, porque, si se sujeta por la base vertical, parece un mazo o martillo. En una de las leyendas masónicas cabalísticas, su antepasado Túbal Caín entrega a Hiram Abif un martillo con la forma de una Tau. La cruz de Tau se conserva en la masonería moderna en el símbolo de la regla en forma de te. Aparentemente, es la forma de cruz más antigua que existe. La cruz de Tau fue la señal que, según cuenta el profeta Ezequiel, el pueblo de Jerusalén se marcó en la frente a petición del Señor. También se ponía como símbolo de liberación en aquellos acusados de cometer delitos cuando eran absueltos. La cruz de Tau se inscribía en la frente de todas las personas que eran admitidas en los misterios mitraicos. Cuando se iniciaba a un rey en los Misterios egipcios, se le ponía el Tau en los labios. En algunos de los misterios de los indios americanos, se tatuaba la cruz en el cuerpo de los candidatos. Para los cabalistas, la Tau representaba el cielo y la tetractys pitagórica. El caduceo de Hermes derivaba de la cruz de Tau.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 833
La cruz Ansada
El segundo tipo de cruz era la cruz en forma de te o Tau con un círculo encima, a menudo escorzado para formar un óvalo vertical. Los antiguos la llamaban crux ansata, o cruz ansada, o cruz de la vida. Era la llave de los Misterios de la Antigüedad y es probable que diera origen a la historia más moderna de la llave de oro del cielo que llevaba san Pedro. En los Misterios egipcios, el candidato pasaba realmente por todas las formas de peligros imaginarios mientras sujetaba por encima de su cabeza la cruz ansada, ante la cual los poderes de la oscuridad caían avergonzados. Se recordaban al estudioso las palabras in hoc signo vinces. La forma de Tau de la cruz no es muy diferente del sello de Venus, como ha hecho notar Richard Payne Knight, que afirma lo siguiente: «La cruz con esta forma se observa a veces en monedas y se encontraron muchas de ellas en un templo de Serapis [el Serapeum] que fue de molido cuando el emperador Teodosio ordenó la destrucción de todos los edificios de este tipo; según los anticuarios cristianos de aquella época, representaba la vida futura».
Tanto la cruz como el círculo eran símbolos fálicos, porque el mundo antiguo veneraba la capacidad generadora de la Naturaleza como expresión de los atributos creativos de la divinidad. La cruz ansada, que combina el Tau masculino con el óvalo femenino, era un ejemplo de los principios de la generación.
Augustus Le Plongeon, en Los misterios sagrados entre los mayas y quichés hace 11 500 años, observa que la cruz ansada, a la que él llama «la llave del Nilo» y «el símbolo de los símbolos», ya sea en su forma completa o simplemente como cruz de Tau, aparecía como adorno en el pecho de las estatuas y los bajorrelieves de Palenque, Copán y por toda América Central y destaca que siempre se asociaba con el agua; que para los babilonios era el emblema de los dioses del agua; para los escandinavos el del cielo y la inmortalidad, y, para los mayas, el del rejuvenecimiento y la liberación del sufrimiento físico.
Con respecto a relacionar este símbolo con las aguas de la vida, el conde Goblet d’Alviella, en The Migration of Symbols, destaca que los antiguos egipcios usaban un instrumento parecido a la cruz ansada, llamado nilómetro, para medir y regular las inundaciones del río Nilo. Es probable que debido a esta relación con el Nito se lo considerase símbolo de vida, porque Egipto dependía por completo de las crecidas del río para obtener la irrigación necesaria para garantizar suficientes cosechas. En los rollos de papiro, la cruz ansada aparece saliendo de la boca de los faraones egipcios cuando perdonaban a los enemigos y era enterrada con ellos para representar la inmortalidad del alma. La llevaban muchos dioses y, aparentemente, era un símbolo de su benevolencia divina y su poder vivificador. El Museo de El Cairo contiene una colección magnífica de cruces de muchas formas, tamaños y diseños, lo que demuestra que era un símbolo común entre los egipcios
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 834
La cruz católica latina y la griega
La tercera forma de cruz es la conocida de tipo latino o griego, muy asociada con la crucifixión de Jesucristo, aunque no es probable que se usara una cruz parecida a la forma moderna que resulta más familiar. Hay infinitas variedades de cruces, que difieren en las proporciones relativas entre la parte vertical y la horizontal. Entre las órdenes secretas de distintas generaciones, encontramos cruces complejas, como la triple Tau del Arco Real de la masonería y las cruces dobles o triples tanto en el simbolismo masónico como en el católico.
Para los cristianos, la cruz tiene un doble significado: en primer lugar, es el símbolo de la muerte de su Redentor, cuyo martirio lo hace partícipe de la gloria de Dios; en segundo lugar, es el símbolo de la humildad, la paciencia y los padecimientos de la vida. Resulta interesante que la cruz sea, al mismo tiempo, símbolo de la vida y de la muerte. Muchas naciones consideraban en profundidad el aspecto astronómico de la religión y es probable que los persas, los griegos y los hindúes vieran en la cruz un símbolo de los equinoccios y los solsticios, convencidos de que, en determinadas épocas del año, el sol era crucificado simbólicamente en aquellos ángulos celestes imaginarios.
El hecho de que tantas naciones hayan considerado a su Salvador una personificación del globo solar constituye una prueba convincente de que la cruz debía de existir como elemento astronómico en la alegoría pagana. Augustus Le Plongeon creía que se veneraba la cruz en parte debido a la salida de una constelación llamada la Cruz del Sur, que se producía justo antes de las lluvias anuales y, como los habitantes de aquellas latitudes dependían por completo de las lluvias para producir sus cosechas, para ellos la cruz era una promesa anual de que se aproximaban las tormentas, que, en su caso, significaban la vida.
Tanto para la filosofía antigua como para la ciencia moderna, existen cuatro elementos básicos, que los antiguos representaban mediante los cuatro brazos de la cruz, y en el extremo de cada brazo colocaban una criatura cabalística misteriosa, como símbolo del poder de uno de aquellos elementos Por consiguiente, simbolizaban los elementos de la tierra mediante un toro; los del agua, con un escorpión, una serpiente o un águila; los del fuego, con un león, y los del aire, con una cabeza humana rodeada de alas. Resulta significativo que las cuatro letras grabadas en pergamino —algunos dicen que era madera— y colgadas en la parte superior de la cruz en el momento de la crucifixión fueran las iniciales de las palabras hebreas que representan los cuatro elementos: «iammin, el mar o el agua; nour, el fuego; rouach, el aire, y iebeschah, la tierra seca».
Que pudiera formarse una cruz abriendo o desplegando las superficies de un cubo ha hecho que dicho símbolo se asociara con la tierra. Aunque hace tiempo que una cruz dentro de un círculo se considera un símbolo del planeta Tierra, en realidad habría que considerarlo el símbolo del elemento complejo tierra, porque está compuesto por los cuatro triángulos de los elementos. Durante miles de años se ha identificado la cruz con el plan de salvación de la humanidad. Los elementos —sal, azufre, mercurio y azoth— que se usan en alquimia para obtener la piedra filosofal a menudo se simbolizaban mediante una cruz. La cruz de los cuatro puntos cardinales también tenía su importancia secreta y todavía van grupos masónicos de tres personas a los cuatro puntos cardinales en busca de la Palabra Perdida.
El material con el que estaba hecha la cruz se consideraba un elemento fundamental de su simbolismo. Por ejemplo, una cruz de oro representaba la iluminación; una cruz de plata, la purificación; una de metales de baja ley, la humillación; una cruz de madera, la aspiración. El hecho de que muchas naciones tuvieran la costumbre de extender los brazos para orar ha influido en el simbolismo de la cruz, que, por su forma, ha llegado a convertirse en emblema del cuerpo humano. Se considera que las cuatro divisiones principales del cuerpo humano —los huesos, los músculos, los nervios y las arterias— han contribuido al simbolismo de la cruz; esto se debe especialmente a que los nervios espinales se cruzan en la base de la columna y nos recuerda que «Nuestro Señor fue crucificado también en Egipto».
El hombre posee cuatro vehículos (o medios) de expresión mediante los cuales el Ego espiritual se pone en contacto con el universo externo: la naturaleza física, la naturaleza vital, la naturaleza emocional y la naturaleza mental. Cada una de ellas es partícipe, en principio, de uno de los elementos primarios y, gracias a las cuatro criaturas que les habían asignado los cabalistas, la cruz era un símbolo del carácter compuesto del ser humano.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 836
Se ha dicho que Apolonio de Tiana (el Anticristo) fue iniciado en el arcano de Egipto en la Gran Pirámide, donde estuvo colgado en una cruz hasta que quedó inconsciente y a continuación lo pusieron en la tumba (un cofre) durante tres días. Se suponía que, mientras su cuerpo estaba inconsciente, su alma pasaba al reino de los inmortales (el lugar de la muerte) y, después de vencer a la muerte (reconociendo que la vida es eterna), regresaba otra vez al cuerpo, que entonces salía del cofre, tras lo cual los sacerdotes lo reconocían como hermano, convencidos de que regresaba de la tierra de los muertos. Aquel concepto era, en esencia, la enseñanza de los Misterios
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 839
Los clavos de la Pasión son símbolos de suma importancia, sobre todo si tenemos en cuenta que, según los sistemas de cultura esotéricos, en las palmas de las manos y en las plantas de los pies hay algunos centros secretos de fuerza.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 845
Una de las interpretaciones de la alegoría de la crucifixión más interesantes es la que identifica al Jesús hombre con la conciencia personal del individuo. Esta conciencia personal es la que concibe la sensación de separación y hace hincapié en ella, pero, para que el alma del aspirante se pueda reunir con el Padre omnipresente, hay que sacrificar esta personalidad para poder liberar la conciencia universal.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 846
Sometido a más críticas que ningún otro libro incorporado al Nuevo Testamento, el Apocalipsis —por lo general atribuido a san Juan Evangelista— es, con diferencia, el más importante pero menos conocido de los escritos gnósticos cristianos. Aunque según san Justino Mártir el Apocalipsis había sido escrito por «juan, uno de los apóstoles de Cristo», ya se cuestionaba su autoría en el siglo II después de Cristo. En el siglo III aquellas controversias se agudizaron y hasta Dionisio de Alejandría y Eusebio se opusieron a la teoría juanina y declararon que tanto el Apocalipsis como el Evangelio según san Juan fueron escritos por un tal Cerinto, que utilizó el nombre del gran apóstol para que los cristianos aceptaran mejor sus propias doctrinas Posteriormente, san Jerónimo cuestionó la autoría del Apocalipsis y, durante la Reforma, Lutero y Erasmo hicieron resurgir sus objeciones En la actualidad, los estudiosos más críticos no ven con buenos ojos la noción —en otra época generalmente aceptada— de que el Apocalipsis sea una manera de dejar constancia de una «experiencia mística» que le ocurrió a san Juan durante el exilio del profeta en la isla de Patmos. Por consiguiente, se han propuesto otras explicaciones para justificar el simbolismo que impregna el volumen y el motivo por el cual fue escrito. La más razonable de estas teorías se puede resumir de esta forma: En primer lugar y en base a las pruebas que se desprenden de su propio contenido, bien se podría decir que el Apocalipsis es un escrito pagano: uno de los libros sagrados de los misterios eleusinos o los frigios. Como corolario, el verdadero autor de una obra que plantea las profundidades del misticismo egipcio y el griego tuvo que ser él mismo un iniciado y, por consiguiente, estar obligado a escribir solo en el lenguaje simbólico de los Misterios. En segundo lugar, es posible que el Apocalipsis fuera escrito para conciliar las discrepancias aparentes entre las filosofías religiosas de los primeros cristianos y las de los paganos. Cuando los fanáticos de la primitiva Iglesia cristiana trataron de cristianizar a los paganos, los iniciados paganos replicaron con un gran esfuerzo para paganizar a la cristiandad. Los cristianos no consiguieron su objetivo, pero los paganos sí. Con la decadencia del paganismo, los hierofantes paganos iniciados transfirieron su base de operaciones al nuevo vehículo del cristianismo primitivo y adoptaron los símbolos del nuevo culto para ocultar aquellas verdades eternas que siempre son un bien inapreciable de los sabios. El Apocalipsis muestra con toda claridad la consiguiente fusión del simbolismo pagano con el cristiano y sirve como prueba irrefutable de las actividades de aquellas mentes iniciadas que actuaron durante los primeros tiempos del cristianismo. En tercer lugar, se ha planteado la teoría de que el Apocalipsis represente un intento de debilitar los Misterios cristianos, satirizando su filosofía, por parte de los miembros poco escrupulosos de cierta orden religiosa. Esperaban conseguir tan nefando objetivo demostrando que la nueva fe no era más que una repetición de las antiguas doctrinas paganas, acumulando burlas sobre el cristianismo y usando sus propios símbolos para menospreciarlo. Por ejemplo, la estrella que cayó del cielo se podía interpretar como la estrella de Belén y su amargura —se llamaba Ajenjo y envenenó a la humanidad— podría representar las enseñanzas «falsas» de la Iglesia cristiana. Aunque esta última teoría ha adquirido cierto grado de popularidad, a causa de la profundidad del Apocalipsis el lector perspicaz llega a la conclusión inevitable de que es la menos plausible de las tres hipótesis. Para quienes consiguen atravesar el velo de su simbolismo, no hacen falta más pruebas para corroborar que el documento procede de una fuente inspirada. En definitiva, la auténtica filosofía no puede estar limitada por credos ni por facciones; es más: es incompatible con cualquier limitación artificial del pensamiento humano. Por consiguiente, la cuestión de si el origen del Apocalipsis es pagano o cristiano no tiene mayor importancia, porque su valor intrínseco reside en que es una representación magnífica del Misterio Universal; por este motivo, san Jerónimo anunció que se puede interpretar de siete formas totalmente diferentes.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 848
En el capítulo segundo y en el tercero, san Juan comunica a las «siete iglesias que hay en Asia» las órdenes que ha recibido del alfa y el omega. Las iglesias, en este caso, son análogas a los siete travesaños de una escalera mitraica y, como Juan está «en el espíritu», ascendió a través de las órbitas de los siete planetas sagrados hasta llegar a la superficie interna del empíreo. «Después de que el alma del profeta —escribe el autor anónimo de On Mankind, Their Origin and Destiny —, en su estado de éxtasis, atravesara las siete esferas en su rápido vuelo, desde la esfera de la luna hasta la de Saturno, o desde el planeta que corresponde a Cáncer, la puerta de los hombres, hasta el de Capricornio, que es la puerta de los dioses, se abre para él una puerta nueva en lo más alto del cielo y en el Zodiaco, bajo el cual giran los siete planetas; en una palabra, en el firmamento, o lo que los antiguos llamaban crystallinum primum , o cielo cristalino».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 851
Las siete estrellas que lleva este Ser inmenso en la mano derecha son los gobernadores del mundo; la espada flamígera que surge de su boca es el fiat creativo, o la palabra de poder, que aniquila la ilusión de permanencia material. Aquí se representa también, con todo su esplendor simbólico, el hierofante de los Misterios frigios con las diversas insignias que son emblemáticas de sus atributos divinos. Componen su séquito siete sacerdotes que portan lámparas y las estrellas que lleva en la mano son las siete escuelas de los Misterios cuyo poder administra. Hacen decir al archimago —por tratarse de alguien que ha vuelto a nacer de la oscuridad espiritual a la sabiduría perfecta— lo siguiente: «Soy aquel que vive y antes estaba muerto y he aquí que estoy vivo para siempre jamás. Amén. Además, tengo las llaves del infierno y de la muerte». En el capítulo segundo y en el tercero, san Juan comunica a las «siete iglesias que hay en Asia» las órdenes que ha recibido del alfa y el omega. Las iglesias, en este caso, son análogas a los siete travesaños de una escalera mitraica y, como Juan está «en el espíritu», ascendió a través de las órbitas de los siete planetas sagrados hasta llegar a la superficie interna del empíreo. «Después de que el alma del profeta —escribe el autor anónimo de On Mankind, Their Origin and Destiny —, en su estado de éxtasis, atravesara las siete esferas en su rápido vuelo, desde la esfera de la luna hasta la de Saturno, o desde el planeta que corresponde a Cáncer, la puerta de los hombres, hasta el de Capricornio, que es la puerta de los dioses, se abre para él una puerta nueva en lo más alto del cielo y en el Zodiaco, bajo el cual giran los siete planetas; en una palabra, en el firmamento, o lo que los antiguos llamaban crystallinum primum , o cielo cristalino». Si las relacionamos con el sistema metafísico oriental, estas iglesias representan los chakras , o ganglios nerviosos, situados a lo largo de la columna vertebral. La «puerta del cielo» es el brahmarandra, un punto en la coronilla (el Gólgota), por el cual pasa el fuego espiritual de la columna hacia su liberación. A la iglesia de Éfeso le corresponde el muladhara , o ganglio sacro, y a las demás iglesias, los ganglios superiores, según el orden que se les da en el Apocalipsis. El doctor Steiner descubre una relación entre las siete iglesias y las divisiones de la raza aria. Según él, la iglesia de Éfeso representa la rama de los archiindios; la iglesia de Esmirna, la de los archipersas; la iglesia de Pérgamo, la caldeo-egipcio-semítica: la iglesia de Tiatira, la greco-latino-romana; la iglesia de Sardes, la teuto-anglo-sajona: la iglesia de Filadelfia, la eslava, y la iglesia de Laodicea, la maniquea. Las siete iglesias representan también las vocales griegas, la primera y la última de las cuales son el alfa y el omega. Discrepan las opiniones sobre el orden en el que habría que relacionar los sietes planetas con las iglesias Algunas proceden de la hipótesis de que Saturno representa la iglesia de Éfeso, pero, si tenemos en cuenta que esta ciudad estaba consagrada a la diosa de la luna y también que la esfera de la luna es la primera por encima de la de la tierra, resulta evidente que los planetas deberían ascender, siguiendo el orden antiguo, desde la luna hasta Saturno. Desde Saturno, el alma ascendería naturalmente y atravesaría la puerta para entrar en el empíreo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 851
El dios escandinavo Thor llevaba un martillo hecho con un par de cuernos de camero.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 854
En un comentario publicado en su obra Compendio del origen de todos los cultos sobre el vigésimo cuarto sermón de san Juan Crisóstomo, Dupuis destaca que cada uno de los cuatro elementos estaba representado por un caballo que llevaba el nombre del dios «que corresponde a cada elemento». El primer caballo, que representa el éter de fuego, se llamaba Júpiter y ocupaba el puesto más alto en el orden de los elementos. Era un caballo alado, muy veloz, y, al describir el círculo más amplio, abarcaba a todos los demás. Resplandecía con una luz purísima y en su cuerpo estaban las imágenes del sol, la luna, las estrellas y todos los cuerpos de las regiones etéreas El segundo caballo, que representa el elemento aire, era Juño. Era inferior al caballo de Júpiter y describía una órbita más pequeña; era de color negro, pero la parte expuesta al sol se volvía luminosa, con lo cual representaba la condición diurna y la nocturna del aire. El tercer caballo, que simbolizaba el elemento agua, estaba consagrado a Neptuno. Caminaba con pesadez y describía una órbita muy pequeña. El cuarto caballo, que representaba el elemento estático de la tierra, descrito como inmóvil y propenso a morder el freno, era el corcel de Vesta. A pesar de las diferencias entre ellos, los cuatro caballos vivían juntos en armonía, de forma acorde con los principios de los filósofos que sostenían que el mundo se mantiene gracias al acuerdo y la armonía de sus elementos. Sin embargo, con el tiempo, el caballo de carreras de Júpiter quemaba las crines del caballo de la tierra; el corcel atronador de Neptuno también se cubría de sudor, que inundaba al caballo inmóvil de Vesta y provocaba el diluvio de Deucalión. Al final, el caballo fogoso de Júpiter consumirá a los demás cuando los tres elementos inferiores, purificados por la reabsorción en el éter abrasador, salgan renovados y constituyan «un nuevo cielo y una nueva tierra».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 855
El duodécimo capítulo trata de una gran maravilla que apareció en los cielos: una mujer vestida del sol, con la luna bajo los pies y una corona de doce estrellas sobre la cabeza. Esta mujer representa la constelación de Virgo y también a la Isis egipcia, que, cuando está a punto de dar a luz a su hijo Horus, es atacada por Tifón, que intenta destruir al niño que los dioses han predestinado para dar muerte al Espíritu del Mal. La guerra en el cielo está relacionada con la destrucción del planeta Ragnarok y con la caída de los ángeles Se puede interpretar que la virgen representa la doctrina secreta en sí y su hijo, al iniciado nacido del «vientre de los Misterios». El Espíritu del Mal, personificado de este modo en el gran dragón, trataba de controlar a la humanidad destruyendo a la madre de aquellas almas iluminadas que se han esforzado sin cesar por lograr la salvación del mundo. Se dieron alas a los Misterios (la virgen), que volaron al desierto, y el dragón maligno trató de destruirlos con una inundación (de la doctrina falsa), pero la tierra (el olvido) se tragó las doctrinas falsas y los Misterios resistieron.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 857
En el capítulo decimotercero se describe una gran bestia que salió del mar, con siete cabezas y diez cuernos. Para Faber, este monstruo anfibio es el Demiurgo, o el Creador del mundo, que surge del Océano del Caos Si bien para la mayoría de los que interpretan el Apocalipsis las diversas bestias que se describen en él son típicas de las fuerzas del mal, este punto de vista se debe —¡cómo no! — al desconocimiento de las doctrinas antiguas de las cuales se desprende el simbolismo del libro. Desde el punto de vista astronómico, el gran monstruo que sale del mar es la constelación de Cetus: la ballena. Como para los ascetas religiosos el universo en sí era una mentira malvada que trataba de engañarlos, llegaron a pensar que su Creador era un tejedor de ilusiones. De este modo, el gran monstruo marino (el mundo) y su Creador (el Demiurgo), cuya fuerza deriva del dragón del poder cósmico, acabaron por personificarse en una bestia espantosa y destructiva que trataba de tragarse la parte inmortal de la naturaleza humana. Las siete cabezas del monstruo representan las siete estrellas (los espíritus) que componen la constelación de la Osa Mayor, que los hindúes llaman rishis, o espíritus creativos cósmicos. Faber relaciona los diez cuernos con los diez patriarcas primigenios, aunque también pueden denotar el antiguo Zodiaco de diez signos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 857
El número de la bestia (666) constituye un ejemplo interesante del uso del cabalismo en el Nuevo Testamento y entre los primeros místicos cristianos En la tabla siguiente, Kircher demuestra que todos los nombres del Anticristo que daba Ireneo tienen el 666 como equivalente numérico. James Morgan Pryse destaca también que, según esta forma de calcular, la palabra griega ήφρην, que significa «la mente inferior», tiene el 666 como equivalente numérico. Además, como muy bien saben los cabalistas, ᾽Ιησους, Jesús, tiene como valor numérico otro número sagrado y secreto: el 888. Si sumamos los dígitos del número 666 y volvemos a sumar los dígitos de la suma, se obtiene el número sagrado 9: el símbolo del hombre en su estado impenitente y también el camino de su resurrección.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 858
En el capítulo vigésimo primero y en el vigésimo segundo se describen el cielo nuevo y la tierra nueva que surgirán al finalizar el reinado de Ahrimán. San Juan fue llevado en espíritu a un monte grande y alto (el cerebro) y desde allí vio bajar del cielo a la Nueva Jerusalén, engalanada como una novia ataviada para su esposo. La Ciudad Santa representa el mundo regenerado y perfeccionado, el sillar masónico, porque la ciudad era un cubo perfecto, ya que estaba escrito: «Su largura, anchura y altura son iguales». Los cimientos de la Ciudad Santa consistían en ciento cuarenta y cuatro piedras dispuestas en doce hileras, por lo que resulta evidente que la Nueva Jerusalén representa el microcosmos, basado en el modelo del macrocosmos en el que está situada. Las doce puertas de este dodecaedro simbólico son los signos del Zodiaco, que atraviesan los impulsos celestiales para descender al mundo inferior: las joyas son las piedras preciosas de los signos zodiacales, y las calles de oro transparente son las corrientes de luz espiritual que el iniciado sigue en su camino hacia el sol. No hay ningún templo material en aquella ciudad, porque Dios y el Cordero son el templo: tampoco hay sol ni luna, porque Dios y el Cordero son la luz. El iniciado glorificado y espiritualizado se representa aquí como una ciudad. Al final, la ciudad se incorporará al espíritu de Dios y se absorberá en el Fulgor Divino. A continuación, san Juan vio un río, el agua de Vida, que brotaba del trono del Cordero. El río representa la corriente que sale del Primer Logos, que es la vida de todas las cosas y la causa activa de toda la creación. También estaba el árbol de la Vida (el espíritu), que produce doce clases de frutos, cuyas hojas sirven de medicina para las naciones. El árbol también representa el año, cada uno de cuyos meses produce algo bueno para sustento de las criaturas existentes. Entonces Jesús dice a san Juan que Él es la raíz y el retoño de David, el lucero radiante del alba (Venus). San Juan concluye con las siguientes palabras: «Que la gracia del Señor Jesús sea con todos ¡Amén!».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 861
Cuando el Profeta (Mahoma) no era más que un niño pequeño de entre uno y dos años, el arcángel Gabriel con setenta alas fue a verlo, lo abrió, le quitó el corazón, le limpió la gota negra del pecado original que alberga el corazón de todos los seres humanos por la perfidia de Adán y volvió a poner el órgano en el lugar correspondiente del cuerpo del Profeta.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 864
En el decimoséptimo sura del Corán está escrito que cierta noche Mahoma fue transportado del templo de La Meca al de Jerusalén, aunque no se aportan detalles de aquel extraño viaje. En el Mishkat al-Masabih, Mahoma tiene que describir su ascenso a través de los siete cielos hasta la presencia glacial del Dios cubierto por muchos velos y su posterior regreso a su propia cama, todo en una sola noche. El arcángel Gabriel despertó a Mahoma por la noche y, tras arrancarle el corazón, lavó la cavidad con agua de Zamzam y le llenó el corazón de fe y ciencia. Acudió una criatura extraña, llamada Al-Borak o Buraq, que significa «rayo», para trasnportar al Profeta. Se describe a Al-Borak como un animal blanco, de la forma y el tamaño de una mula, con cabeza de mujer y cola de pavo real. Según algunas versiones, Mahoma sólo montó a Al-Borak hasta Jerusalén, donde, tras desmontar en el monte Moria, se aferró al último travesaño de una escalera de oro que bajó del cielo y, acompañado por Gabriel, ascendió a través de las siete esferas que separan la tierra de la superficie interior del Empíreo. A la entrada de cada esfera estaba uno de los Patriarcas, a los cuales Mahoma fue saludado a medida que iba entrando en los distintos planos. A la entrada del primer cielo estaba Adán; a la entrada del segundo, Juan y Jesús (que eran hijos de hermanas); en la tercera, José; en la cuarta, Enoch; en la quinta, Aarón; en la sexta, Moisés, y en la séptima, Abraham. Según otro orden de los patriarcas y los profetas, Jesús aparece a la entrada del séptimo cielo y, al llegar a este punto, dicen que Mahoma le pidió que intercediera por él ante el trono de Dios.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 866
Si los escritos atribuidos a Mahoma no se consideran más que meras alucinaciones de un epiléptico y por tal motivo se descartan, a sus detractores cristianos les conviene tener cuidado, no sea que, junto con las doctrinas del Profeta, resten autoridad también a las enseñanzas que ellos mismos defienden, porque es sabido que muchos de los discípulos, apóstoles y santos de la iglesia primitiva padecían trastornos nerviosos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 867
Uno de los primeros en abrazar la fe del islam fue Abu Bakr, que llegó a ser el amigo más íntimo y más fiel de Mahoma y, de hecho, su alter ego . Abu Bakr, un hombre de logros brillantes, contribuyó considerablemente a que lo que había emprendido el Profeta tuviera éxito y, por deseo expreso de este, a su muerte se puso a la cabeza de sus fieles.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 867
Poco a poco, pero con empeño, Mahoma fue promulgando sus doctrinas entre un círculo reducido de amigos poderosos. Cuando el entusiasmo de sus seguidores finalmente lo obligó a hacer pública su misión, ya era el líder de una facción fuerte y bien organizada. Por temor al creciente prestigio de Mahoma, los habitantes de La Meca renunciaron a la larga tradición de que no se podía derramar sangre en la ciudad santa y decidieron acabar con el islamismo asesinando a su Profeta. Los distintos grupos se unieron para ello, de modo que la culpa se repartiera a partes iguales, pero Mahoma descubrió el peligro a tiempo, dejó a su amigo Ali en su cama y huyó de la ciudad con Abu Bakr; tras eludir hábilmente a los mecanos, se incorporó a la masa principal de sus seguidores, que lo habían precedido hacia Yatrib [220] . En aquel incidente, llamado la hégira, o huida, se basa el sistema cronológico del islamismo. A partir de la hégira, el poder del Profeta fue creciendo sin parar, hasta que, al octavo año, Mahoma entró en La Meca tras una victoria prácticamente incruenta y estableció allí el centro espiritual de su fe. Plantó su estandarte al norte de la ciudad, entró en ella a caballo y, después de dar siete vueltas a la sagrada Kaaba, ordenó la destrucción de las trescientas sesenta imágenes que había en el recinto. Entonces entró en la Kaaba propiamente dicha, libre de sus asociaciones idólatras, y dedicó la estructura a Alá, el Dios monoteísta del islamismo. A continuación, Mahoma concedió amnistía a todos sus enemigos por sus intentos de acabar con él. Con su protección, aumentaron el poder y la gloria de La Meca, que se convirtió en centro de una gran peregrinación anual, que hasta el día de hoy serpentea por el desierto en los meses de peregrinación y cuyas cifras superan los sesenta mil.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 867
La Kaaba, un edificio de forma cúbica situado en medio del gran patio de la mezquita de la Meca, es el lugar más sagrado de todo el mundo islámico. Hacia allí deben mirar los seguidores del Profeta cinco veces por día, a las horas señaladas para la oración. Como los seguidores de casi todas las demás fes, al principio los musulmanes miraban al Este para rezar, pero, por un decreto posterior, se les ordenó volver el rostro hacia La Meca. No se sabe mucho sobre la historia de la Kaaba antes de su nueva consagración como mezquita, aparte de que el edificio era un templo pagano. Cuando el Profeta tomó La Meca, la Kaaba y el patio circundante contenían trescientos sesenta ídolos que fueron destruidos por Mahoma antes de entrar en el propio santuario. La «casa antigua», como llaman a la Kaaba, es un cubo irregular de unos once metros y medio de largo, diez metros de altura y nueve metros de ancho. La longitud de cada uno de los muros laterales varía ligeramente y la de los muros de los extremos varía más de treinta centímetros. En el ángulo sudoriental del muro y a una distancia razonable del suelo (alrededor de un metro y medio) está incrustada la piedra negra sagrada y misteriosa, o el aerolito de Abraham. Cuando el arcángel Gabriel entregó aquella piedra al patriarca, era tal su blancura que se podía ver desde cualquier lugar de la tierra, pero se fue oscureciendo a causa de los pecados de la humanidad. Aquella piedra negra, de forma ovalada y de unos dieciocho centímetros de diámetro, se rompió en el siglo VII y actualmente se mantiene unida gracias a un engaste de plata. Según la tradición, dos mil años antes de la creación del mundo, la Kaaba fue construida en el cielo, donde se conserva aún su modelo. Adán la erigió en la tierra exactamente debajo del lugar que ocupaba el original celeste y escogió las piedras de los cinco montes sagrados: el Sinaí, el Judi, el Hira, el Olivet y el Líbano. Se enviaron diez mil ángeles para proteger el edificio. Durante el Diluvio, la casa sagrada quedó destruida, pero Abraham y su hijo Ismael la reconstruyeron después. (Para más información, véase A Dictionary of Islam) Es probable que en el lugar donde está la Kaaba hubiera antes un altar prehistórico de piedra o un círculo de monolitos sin labrar, similar a los de Stonehenge. Al igual que el templo de Jerusalén, la Kaaba ha pasado por muchas vicisitudes y la estructura actual no es anterior al siglo XVII de la era cristiana. Cuando La Meca fue saqueada en el 930, la famosa piedra negra cayó en poder de los cármatas que la conservaron durante más de veinte años, y se discute aún si la piedra que finalmente devolvieron a cambio de un rescate espléndido era realmente la original o una copia. Del lado norte de la Kaaba se encuentran las supuestas tumbas de Agar y de Ismael y cerca de la puerta (situada a unos dos metros del suelo) está la piedra sobre la cual se ponía de pie Abraham durante la reconstrucción. La estructura cúbica siempre ha estado cubierta por diversas cosas: la tela actual, que se sustituye todos los años, es un brocado negro bordado en oro. Los peregrinos adoran los trocitos de la tela antigua como reliquias sagradas. Para entrar a la Kaaba hay que subir una escalera móvil. El interior está cubierto por mármol de varios colores, plata y oro. Aunque en general se concibe el edificio sin ventanas, este punto se cuestiona. Se accede al techo mediante una puerta enchapada en plata. Además de los libros sagrados, la Kaaba contiene trece lámparas. El gran patio que rodea el edificio contiene gran cantidad de objetos sagrados y está delimitado por una columnata que antes constaba de trescientos sesenta pilares. Dan al patio diecinueve puertas, el número sagrado y significativo del ciclo metónico, que coincide con la cantidad de piedras que hay en el círculo interior de Stonehenge. Descuellan de la Kaaba siete grandes minaretes y una de las ceremonias sagradas relacionadas con el edificio consiste en dar siete vueltas alrededor de la Kaaba, aparentemente para representar el movimiento de los cuerpos celestes.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 868
El décimo año después de la hégira, Mahoma encabezó la peregrinación de despedida y por última vez cabalgó a la cabeza de los fieles por el camino sagrado que conduce a La Meca y la piedra negra. Como sentía intensamente la premonición de la muerte, quiso que aquella peregrinación fuera el modelo perfecto para todos los miles que habría a continuación. «Consciente de que su vida estaba llegando a su fin —escribe Washington Irving—, la última vez que estuvo en la ciudad sagrada de su fe Mahoma trató de inculcar sus doctrinas en lo más profundo del corazón y la mente de sus seguidores, para lo cual predicó a menudo en la Kaaba desde el púlpito o al aire libre, montado en su camello. “Prestad atención a mis palabras —decía—, porque no sé si, después de este año, volveremos a encontrarnos aquí. Devotos míos, no soy más que un hombre como vosotros; el ángel de la muerte puede aparecer en cualquier momento y, cuando me llame, debo acudir”». Cuando estaba predicando así, dicen que los cielos se abrieron y se oyó la voz de Dios, que anunció: «En el día de hoy he perfeccionado tu religión y te he acogido en mi gracia». Al oír estas palabras, la multitud se postró de hinojos a adorarlo y hasta el camello de Mahoma se puso de rodillas. Al finalizar la peregrinación de despedida. Mahoma regresó a Medina.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 870
Cuando, después de la muerte del Profeta, interrogaron a Aisha acerca de sus hábitos, ella respondió que él se arreglaba su propia ropa, se hacía su propio calzado y la ayudaba en las tareas domésticas. ¡Cuán lejos de las concepciones occidentales sobre el carácter sanguinario de Mahoma queda el sencillo reconocimiento por parte de Aisha de que lo que más le gustaba era coser! También aceptaba las invitaciones de los esclavos y se sentaba a comer con los criados y se declaraba un servidor. De todos los vicios, el que más odiaba era la mentira. Antes de morir liberó a todos sus esclavos. Jamás permitió que su familia utilizara con fines personales las limosnas ni los diezmos de su gente. Era aficionado a los dulces y usaba el agua de lluvia para beber. Dividía su tiempo en tres partes: a saber: la primera la dedicaba a Dios, la segunda a su familia y la tercera a sí mismo, aunque después sacrificaba la última al servicio de los demás. Vestía casi siempre de blanco, aunque también usaba el rojo, el amarillo y el verde. Mahoma entraba en La Meca con un turbante negro y con un estandarte negro. Solo se ponía las prendas más sencillas y decía que las vestiduras ricas y ostentosas no eran apropiadas para los piadosos; no se quitaba los zapatos para rezar. Le preocupaba en particular tener los dientes limpios y en el momento de morir, cuando estaba demasiado débil para hablar, hizo señas de que deseaba un mondadientes. Cuando tenía miedo de olvidar algo, el Profeta se ataba un hilo al anillo. Una vez tenía un anillo de oro muy bueno, pero, al observar que a sus seguidores les había dado por imitar lo y usar anillos similares, se quitó el suyo y lo arrojó lejos, para no crear en ellos un mal hábito.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 874
La acusación más frecuente y en apariencia la más perjudicial que se lanzó contra Mahoma es la de poligamia. Aquellos que creen sinceramente que un harén es irreconciliable con la espiritualidad deberían —para ser coherentes— hacer algo para excluir los salmos de David y los proverbios de Salomón de la lista de obras inspiradas, ¡porque el harén del Profeta del islamismo era insignificante en comparación con el del rey más sabio de Israel y supuesto favorito del Altísimo!
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 876
El día de su muerte. Mahoma dijo a Fátima, su querida hija, y a Safiya, su tía: «Haced lo que tengáis que hacer para lograr la aceptación del Señor, porque en verdad no tengo ningún poder ante Él para salvaros». El Profeta no recomendó a ninguna de las dos mujeres que confiara en las virtudes de su esposo ni en modo alguno indicó que la salvación de la mujer dependiese de la flaqueza humana de su esposo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 876
A pesar de todo lo que se indique en contrario, no se deben a Mahoma las contradicciones ni las incoherencias del Corán, porque el volumen no se compiló ni adquirió su forma actual hasta más de veinte años después de su muerte. En su estado actual, el Corán es, en su mayor parte, un revoltijo de rumores entre los cuales, de vez en cuando, reluce algún ejemplo de verdadera inspiración. Por lo que se sabe de Mahoma como hombre, resulta razonable suponer que estas partes más nobles y mejores representan las verdaderas doctrinas del Profeta: el resto, evidentemente, son interpolaciones, algunas de las cuales se deben a un malentendido y otras son meras falsificaciones calculadas para satisfacer las ambiciones temporales del islam victorioso.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 877
Según los seguidores del Profeta, de los Evangelios cristianos se han suprimido las siguientes líneas: «Y cuando Jesús, Hijo de María, dijo: “Pueblo de Israel, en verdad yo soy el apóstol que Dios os envía para confirmar la ley que os entregó antes que a mí y os traigo buenas nuevas de un apóstol que vendrá después de mí y cuyo nombre será AHMED”». En este texto, que contiene la profecía de Jesús con respecto a un liberador que vendría después que Él, se dice también que la palabra «liberador» debería traducirse como «ilustre» y que era una referencia directa a Mahoma y también que las lenguas de fuego que descendieron sobre los apóstoles el día de Pentecostés no podían interpretarse en modo alguno como símbolos del liberador prometido. Sin embargo, cuando se les piden pruebas decisivas de que los Evangelios originales contenían aquellas referencias a Mahoma que, según ellos, han sido expurgadas, los musulmanes piden a su vez la presentación de los documentos originales en los que se basa el cristianismo. Hasta que se encuentren tales escritos, el punto en cuestión seguirá dando origen a controversias.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 878
Los indios americanos distinguen entre el fantasma y el alma en sí de un difunto, un conocimiento restringido a los iniciados en los Misterios. Al igual que los platónicos, también comprendían los principios de una esfera arquetípica en la cual existen los modelos de todas las formas que se manifiestan en el plano de la tierra. Asimismo, comparten la teoría de las almas de grupos o de ancianos que supervisan las especies animales. La creencia de los pieles rojas en los espíritus guardianes habría entusiasmado a Paracelso. Cuando adquieren la importancia de ser protectores de clanes o tribus enteras, aquellos guardianes reciben el nombre de tótems. En algunas tribus, unas ceremonias imponentes marcan el momento en que se envía a los jóvenes para que ayunen y oren en el bosque, donde permanecen hasta que se les manifiesta su espíritu guardián. La criatura que se les aparece se convierte en su genio particular, al que recurren cuando tienen dificultades.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 886
El héroe extraordinario del folclore indígena norteamericano es Hiawatha, cuyo nombre, según Lewis Spence, significa «el que busca el cinturón de abalorios».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 886
Lewis Spence, en su descripción del Popol Vuh, propone unas cuantas traducciones del título del propio manuscrito. Tras pasar por alto las versiones «El libro de la alfombra» y «El registro de la comunidad», le parece probable que el título correcto sea «La colección de hojas escritas», porque popol significa «corteza preparada» y vuh, «papel» o «libro», y procede del verbo uoch , que quiere decir «escribir». Según la interpretación del doctor Guthrie, las palabras Popol Vuh significan «El libro del Senado» o «El libro de la Asamblea Sagrada»; Brasseur de Bourbourg lo llama «El libro sagrado» y el padre Ximénez llama al volumen «El libro nacional». En sus artículos sobre el Popol Vuh publicados en el decimoquinto volumen de Lucifer, James Morgan Pryse encara el tema desde el punto de vista del místico y llama a esta obra «El libro del velo azul celeste». En el propio Popol Vuh se hace referencia a los documentos antiguos de los cuales obtuvo el material el indio cristianizado que lo compiló como «El relato de la existencia humana en la tierra de penumbras y de cómo el hombre vio la luz y la vida».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 888
La alegoría y la fábula son, asimismo, los mantos con los que se envuelve siempre la doctrina secreta.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 899
¿Qué quería decir Juliano cuando hablaba de las iniciaciones secretas en los Misterios sagrados del Dios de siete rayos, que elevaba las almas a la salvación a través de su propia naturaleza? ¿Quiénes eran los benditos teúrgos que conocían aquellas profundidades sobre las cuales Juliano no se atrevía a hablar? Si aquella doctrina privada siempre se ocultó a las masas, para las cuales se había inventado un código más sencillo, ¿no es bastante probable que los exponentes de todos los aspectos de la civilización moderna —el filosófico, el ético, el religioso y el científico— ignorasen el verdadero significado de las teorías y los principios en los que se basan sus creencias? Las artes y las ciencias que la raza humana ha heredado de naciones más antiguas, ¿ocultan tras su exterior agradable un misterio tan grande que solo el intelecto más iluminado consigue captar su trascendencia? Así es, sin duda.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 901
Quienes representan un ideal que escapa a la comprensión de las masas deben hacer frente a la persecución de la multitud irreflexiva, que carece del idealismo divino que inspira el progreso y del raciocinio que separa infaliblemente lo verdadero de lo falso. Por consiguiente, la suerte del maestro-iniciado casi siempre es desdichada. Pitágoras fue crucificado e incendiaron su universidad: a Hipatia la hicieron bajar de su carro y la descuartizaron; el recuerdo de Jacques de Molay sobrevive a las llamas que lo consumieron; Savonarola fue quemado en la plaza de Florencia: a Galileo lo obligaron a retractarse de rodillas; Giordano Bruno fue quemado por la Inquisición; Roger Bacon se vio obligado a llevar a cabo sus experimentos en la intimidad de su celda y a dejar su conocimiento oculto en clave; Dante Alighieri murió exiliado de la ciudad a la que amaba; Francis Bacon sobrellevó con paciencia el peso de la persecución; Cagliostro fue el hombre más vilipendiado de la era moderna: todo este linaje ilustre da fe interminable de la inhumanidad del hombre con el hombre.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 903
El mundo siempre ha sido propenso a aclamar a los imbéciles y a calumniar a sus pensadores.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 904
Quienes han investigado con sinceridad los hechos en torno a la vida y la misteriosa «muerte» de Cagliostro defienden la opinión de que las mentiras que circulaban en su contra pueden tener su origen en las maquinaciones de la Inquisición, que de esa forma pretendía justificar su persecución. La acusación fundamental contra Cagliostro era que había intentado fundar una logia masónica en Roma; nada más. Todas las demás acusaciones son posteriores. Por algún motivo no revelado, el Papa conmutó la pena de muerte de Cagliostro por la de cadena perpetua, lo cual demuestra —por sí mismo— la consideración que le tenían incluso sus enemigos. Si bien se cree que su muerte se produjo varios años después en un calabozo de la Inquisición en el castillo de San Leo, es muy poco probable que así fuera. Se rumorea que huyó y, según una versión muy significativa, se refugió en India, donde sus talentos recibieron la apreciación que le negaron en una Europa tan politizada.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 909
Cagliostro fue el representante misterioso de los Caballeros Templarios, el iniciado rosacruz de cuya espléndida sabiduría da fe la profundidad del rito egipcio de la masonería. Por consiguiente, el conde de Cagliostro sigue siendo uno de los personajes más extraños de la historia: sus amigos creen que ha vivido desde siempre y que participó en las bodas de Caná, mientras que sus enemigos lo acusan de ser el diablo en persona.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 911
Durante la primera parte del siglo XVIII apareció en los círculos diplomáticos europeos la personalidad más desconcertante de la historia: un hombre cuya vida se acercaba tanto a ser sinónimo de misterio que el enigma de su verdadera identidad resultaba tan insoluble para sus contemporáneos como lo ha sido para los investigadores posteriores. El conde de Saint Germain era reconocido como el erudito y lingüista más destacado de su época. Sus logros versátiles abarcan desde la química y la historia hasta la poesía y la música. Tocaba varios instrumentos musicales con gran maestría y entre sus numerosas composiciones figura una ópera breve. También fue un pintor de una habilidad poco común y se cree que los notables efectos luminosos que creaba en el lienzo se debían a que mezclaba madreperla en polvo con sus pigmentos. Se ha distinguido en todo el mundo por su aptitud para reproducir en sus pinturas el brillo original de las piedras preciosas que aparecen en los trajes de sus modelos. Sus conocimientos lingüísticos rondaban lo sobrenatural. Hablaba alemán, inglés, italiano, portugués, español, francés con acento piamontés, griego, latín, sánscrito, árabe y chino con tanta fluidez que en cada país que visitaba lo tomaban por autóctono. Era ambidiestro hasta tal punto que podía escribir el mismo artículo con las dos manos al mismo tiempo. Cuando después se ponían los dos trozos de papel con una luz por detrás, lo escrito en una hoja cubría con exactitud, letra por letra, lo escrito en la otra.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 911
El conde de Saint Germain y sir Francis Bacon son los dos principales emisarios enviados al mundo por la Hermandad Secreta en los últimos mil años.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 916
El escritor teosófico E. Francis Udny cree que el conde de Saint Germain no era hijo del príncipe Rákóczy de Transilvania, sino que, por su edad, no podía ser otro que el propio príncipe, del cual se sabía que era de naturaleza mística y profundamente filosófica. El mismo autor cree que el conde de Saint Germain pasó por la «muerte filosófica», como Francis Bacon en 1626, como François Rákóczy en 1735 y como conde de Saint Germain en 1784. También piensa que el conde de Saint Germain era el famoso conde de Gabalis y, como conde Hompesch, fue el último Gran Maestro de los Caballeros de Malta. Es bien sabido que muchos miembros de las sociedades secretas europeas han fingido la muerte por diversos motivos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 916
El afecto del joven príncipe (se refiere a Alejandro Magno) por su instructor llegó a ser tan grande como el que sentía por su padre. Decía que su padre le había dado el ser, pero que Aristóteles le había enseñado a saber ser.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
Aristóteles —«el maestro de los que saben», como le decía Dante— llegó a ser el verdadero conquistador del mundo que Alejandro había tratado de someter con la espada.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
De este modo queda demostrado que para apoderarse de un hombre no basta con esclavizar su cuerpo, sino que es necesario conseguir su razón, y que para liberar a un hombre no basta con abrir los grilletes que le sujetan las extremidades, sino que hay que liberar su mente de la esclavitud de su propia ignorancia. La conquista física siempre fracasa, porque, al generar odio y disensión, alienta a la mente a vengar al cuerpo ultrajado; sin embargo, todos los hombres se ven obligados, ya sea voluntaria o involuntariamente, a obedecer al intelecto en el cual reconocen cualidades y virtudes superiores a las propias. Que la cultura filosófica de la antigua Grecia, Egipto e India superaba a la del mundo moderno es algo que todos deben admitir, hasta los modernistas más empedernidos. La época dorada de la estética, el intelectualismo y la ética griega jamás ha sido igualada desde entonces. El verdadero filósofo pertenece al orden más noble de seres humanos y la nación o raza que haya sido bendecida con la posesión de pensadores iluminados es, sin duda, afortunada y su nombre se recordará gracias a ellos. En la famosa escuela pitagórica de Crotona, la filosofía se consideraba indispensable para la vida del hombre. Si alguien no comprendía la dignidad del raciocinio, no se podía decir que estuviera vivo de verdad; por eso, cuando por su perversidad innata algún miembro se retiraba voluntariamente o era expulsado de la fraternidad filosófica, se le ponía una lápida en el cementerio comunitario, porque quien abandonase las actividades intelectuales y éticas para volver a ingresar en la esfera material, con sus ilusiones de los sentidos y su falsa ambición, se consideraba muerto para la esfera de la realidad. La vida representada por la esclavitud de los sentidos era, para los pitagóricos, la muerte espiritual, mientras que para ellos la vida espiritual era la muerte en el mundo de los sentidos. La filosofía otorga vida, porque revela la dignidad y el propósito de la vida. El materialismo otorga muerte, porque embota o nubla las facultades del alma humana que deberían responder a los impulsos vivificantes del pensamiento creativo de la virtud enaltecedora. ¡Cuán por debajo de estos principios están las leyes por las que nos regimos los hombres en el siglo XX ! Hoy el hombre, una criatura sublime con una capacidad infinita de autosuperación, en su esfuerzo por ser fiel a principios falsos, se aparta de su derecho inalienable al conocimiento —sin darse cuenta de las consecuencias— y cae en la vorágine de la ilusión material. Dedica el período precioso de sus años terrenales al esfuerzo penosamente inútil de establecerse como un poder imperecedero en un reino de cosas perecederas. Poco a poco va desapareciendo de su mente objetiva el recuerdo de su vida como ser espiritual y concentra todas sus facultades parcialmente despiertas en el hervidero de la colmena de la laboriosidad, que, en un momento dado, llega a ser para él la única realidad. Desde las elevadas alturas de su egoísmo, se hunde poco a poco en las sombrías profundidades de la fugacidad. Cae al nivel de las bestias y de forma animal masculla los problemas que surgen de su conocimiento insuficiente del plan divino. Aquí. en la confusión chillona de un gran infierno industrial, político y comercial, los hombres se retuercen en medio del dolor que se provocan ellos mismos y, tendiendo las manos hacia las nieblas que se arremolinan, tratan de agarrar y de sujetar los fantasmas grotescos del éxito y el poder. Desconocedor de la causa de la vida, desconocedor de la finalidad de la vida y desconocedor de lo que hay más allá del misterio de la muerte, aunque posee en su interior la respuesta a todas estas preguntas, el hombre está dispuesto a sacrificar lo hermoso, lo verdadero y lo bueno que hay dentro y fuera de sí mismo sobre el altar sangriento de la ambición mundana. El mundo de la filosofía —aquel jardín hermoso del pensamiento en el cual viven los sabios, unidos por el vínculo de la fraternidad— desaparece de la vista y en su lugar surge un imperio de piedra, acero, humo y odio, un mundo en el cual millones de criaturas potencialmente humanas corretean de aquí para allá en un esfuerzo desesperado por existir y, al mismo tiempo, mantener la inmensa institución que han levantado y que, como un poderoso gigante, retumba inevitablemente hacia un fin desconocido. En este imperio material que el hombre erige con la vana creencia de que puede eclipsar el reino de los celestiales, todo se convierte en piedra. Fascinado por el oropel del triunfo, el hombre contempla fijamente el rostro de la codicia, que, cual Medusa, lo deja petrificado. En este período comercial, lo único que interesa a la ciencia es clasificar el conocimiento físico e investigar las partes temporales e ilusorias de la naturaleza. Los descubrimientos que considera prácticos se limitan a sujetar más estrechamente al hombre con los lazos de la limitación física. Hasta la religión se ha vuelto materialista: la belleza y la dignidad de la fe se miden mediante pilas inmensas de mampostería, la cantidad de propiedades inmobiliarias o el balance financiero. La filosofía, que conecta el cielo con la tierra como una escalera imponente, cuyos peldaños han subido los iluminados de todos los tiempos hasta llegar a la presencia viva de la Realidad… Hasta la filosofía se ha convertido en un cúmulo prosaico y heterogéneo de nociones contradictorias. Ya nada queda de su belleza, su dignidad ni su trascendencia. Como otras ramas del pensamiento humano, se ha vuelto materialista —«práctica»— y sus actividades están tan controladas que tal vez hasta contribuyan a levantar este mundo moderno de piedra y acero.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
Unos pocos empiezan a darse cuenta de que la llamada civilización en su forma actual está en su punto de fuga, que la frialdad, lo despiadado, el comercialismo y la eficacia material no son prácticos y que lo único que vale realmente la pena es lo que brinda la oportunidad de expresar amor e idealismo. Todo el mundo busca la felicidad, pero nadie sabe dónde buscarla. Los hombres deben aprender que la felicidad corona la búsqueda de conocimiento del alma. Solo en la realización de la infinita bondad y la infinita consecución se puede garantizar la paz interior. A pesar del egocentrismo humano, hay algo en la mente del hombre que quiere llegar a la filosofía; no a este o a aquel código filosófico, sino simplemente a la filosofía en su sentido más amplio y completo.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
Solo los Misterios —aquellas escuelas sagradas de sabiduría— pueden revelar a una humanidad luchadora un universo más grande y más glorioso que es el verdadero hogar del ser espiritual llamado hombre.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
En síntesis, la verdadera finalidad de la filosofía antigua era descubrir un método que permitiera acelerar la evolución de la naturaleza racional, para no tener que esperar los procesos naturales que son más lentos. Aquella fuente suprema de poder, aquella obtención de conocimiento, aquel despliegue del dios interior queda oculto bajo la afirmación epigramática de la vida filosófica. Aquella era la clave de la Gran Obra, el misterio de la piedra filosofal, porque significaba que se había conseguido la transmutación alquímica. Por consiguiente, la filosofía antigua era, en primer lugar, la forma de vivir la vida: en segundo lugar, un método intelectual. El único que puede llegar a convenirse en filósofo en el sentido supremo es aquel que vive la vida filosófica. Lo que el hombre vive es lo que llega a conocer. Por consiguiente, un gran filósofo es aquel que dedica por entero los tres aspectos de su vida —el físico, el mental y el espiritual— a su racionalidad, que está presente en todos ellos.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
… la acción correcta, el sentimiento correcto y el pensamiento correcto son requisitos previos para el conocimiento correcto y la obtención del poder filosófico es algo que solo está al alcance de los que han armonizado su pensamiento con su manera de vivir. Los sabios, por lo tanto, declaran que nadie puede llegar al máximo en la ciencia del conocimiento hasta que no ha llegado al máximo en la ciencia del vivir. El poder filosófico es el producto natural de la vida filosófica. Así como una existencia física intensa hace hincapié en la importancia de los objetos físicos o el ascetismo metafísico monástico establece la conveniencia del estado de éxtasis, la total concentración filosófica conduce la conciencia del pensador hacia la más elevada y noble de las esferas: el mundo filosófico o racional puro.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 901
En el mundo antiguo había otro factor más vital, que intervenía en la producción de intelectos racionales y que escapa por completo a la comprensión de los pensadores modernos; a saber: la iniciación en los Misterios filosóficos. Un hombre que hubiese demostrado su peculiar aptitud mental y espiritual era aceptado en el conjunto de los cultos y se le revelaba la herencia inestimable de la tradición arcana, preservada de generación en generación. Aquella herencia de la verdad filosófica es el tesoro incomparable de todos los tiempos y cada uno de los discípulos admitidos en aquellas hermandades de sabios hacía, a su vez, su aportación individual a aquella reserva del conocimiento secreto.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
La única esperanza del mundo es la filosofía, porque todas las penas de la vida moderna se deben a la falta de un código filosófico adecuado.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
La única esperanza del mundo es la filosofía, porque todas las penas de la vida moderna se deben a la falta de un código filosófico adecuado. Los que perciben al menos en parte la dignidad de la vida no pueden por menos que darse cuenta de la superficialidad aparente en las actividades de esta época.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
La guerra, prueba irrefutable de la irracionalidad, sigue ardiendo en el corazón de los hombres y no puede morir hasta que no se supere el egoísmo humano.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
Hay que preservar los grandes tesoros filosóficos de la humanidad. Podemos dejar que se deteriore lo que es superficial, pero lo que es fundamental y esencial debe permanecer, a cualquier precio.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
El microscopio revela al hombre su significancia y el telescopio, su insignificancia.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
En comparación con la infinitud del tiempo y el espacio, ¿qué son los magnates de la industria o los amos de las finanzas? Si uno de estos plutócratas prosperara hasta gobernar toda la tierra, ¿qué sería sino un déspota insignificante sentado en un grano de polvo cósmico?
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
La ignorancia de la ignorancia, pues, es el estado autosatisfecho de inconsciencia en el cual el hombre, que no sabe nada fuera de la zona limitada de sus sentidos físicos, declara, todo engreído, que no hay nada más que conocer. Quien no conoce más vida que la física solo es ignorante, pero quien declara que la vida física es lo más importante y la eleva al puesto de la realidad suprema es ignorante de su propia ignorancia.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
La filosofía revela al hombre su similitud con la Totalidad. Le enseña que es hermano de los soles que salpican el firmamento y, de ser un contribuyente sobre un átomo que gira, lo eleva a ciudadano del cosmos. Le enseña que, aunque físicamente esté vinculado a la tierra (de la cual forman parte su sangre y sus huesos), existe en su interior un poder espiritual, un Yo más divino, a través del cual se unifica con la sinfonía del Todo. La ignorancia de la ignorancia, pues, es el estado autosatisfecho de inconsciencia en el cual el hombre, que no sabe nada fuera de la zona limitada de sus sentidos físicos, declara, todo engreído, que no hay nada más que conocer. Quien no conoce más vida que la física solo es ignorante, pero quien declara que la vida física es lo más importante y la eleva al puesto de la realidad suprema es ignorante de su propia ignorancia. Si el Infinito no hubiese querido que el hombre se volviera sabio, no le habría otorgado la facultad de conocer. Si no hubiese querido que el hombre fuera virtuoso, no habría sembrado en el corazón humano las semillas de la virtud. Si hubiese predestinado al hombre a limitarse a su pobre vida física, no le habría proporcionado percepciones ni sensibilidades que le permitiesen captar, al menos en parte, la inmensidad del universo exterior. Los que proclaman la filosofía convocan a todos los hombres a una camaradería espiritual, a una fraternidad de pensamiento, a una asamblea del Yo. La filosofía invita a todos los hombres a salir de la inutilidad del egoísmo, de la pesadumbre de la ignorancia y de la desesperación de la mundanalidad, de la parodia de la ambición y de las crueles garras de la codicia, del infierno rojo del odio y de la tumba fría del idealismo improductivo. La filosofía conduciría a todos los hombres hacia las perspectivas amplias y serenas de la verdad, porque el mundo de la filosofía es una tierra de paz, en la cual tienen oportunidad de expresarse las mejores cualidades acumuladas dentro de cada alma humana. Aquí se enseñan a los hombres las maravillas de las briznas de hierba; cada palo y cada piedra están dotados de palabra y revelan el secreto de su ser. Toda la vida, bañada en el resplandor del entendimiento, se conviene en una realidad hermosa y maravillosa. De las cuatro esquinas de la creación brota un cántico fortísimo de júbilo, porque aquí, a la luz de la filosofía, se revela la finalidad de la existencia: la sabiduría y la bondad que impregnan el Todo se vuelven evidentes hasta para el intelecto imperfecto del hombre. El corazón anhelante de la humanidad encuentra aquí la camaradería que extrae de los lugares más recónditos del alma esa gran reserva de bondad que allí reside, como el metal precioso en una veta escondida en las profundidades.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
El hombre puede vivir dos vidas. Una es una lucha desde el vientre hasta la tumba, cuya duración se mide por algo que el propio hombre ha creado: el tiempo. Bien podemos llamarla «la vida inconsciente». La otra vida va desde el entendimiento hasta el infinito. Comienza con la comprensión, dura para siempre y se consuma en el plano de la eternidad. Se la llama «la vida filosófica».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
Los filósofos no nacen ni mueren, porque, cuando llegan a darse cuenta de la inmortalidad, son inmortales. Cuando han alcanzado la comunión con el Yo, se dan cuenta de que en su interior hay un fundamento inmortal que no desaparece. Sobre una base viva y vibrante —el Yo— erigen una civilización que perdurará después de que el sol, la luna y las estrellas hayan dejado de existir. El tonto no vive más que para el presente: el filósofo vive para siempre.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
El hombre no es la criatura insignificante que parece ser; su cuerpo físico no es la verdadera dimensión de su auténtico ser. La naturaleza invisible del hombre es tan amplia como su comprensión y tan inconmensurable como sus pensamientos. Los dedos de su mente se extienden y agarran las estrellas; su espíritu se mezcla con la vida palpitante del propio cosmos Quien haya alcanzado el estado de entendimiento ha aumentado tanto su capacidad de conocimiento que poco a poco va incorporando en su interior los diversos elementos del universo. Lo desconocido no es más que lo que todavía falta por incluir en la conciencia del buscador.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
La filosofía ayuda al hombre a desarrollar el sentido de apreciación, porque, así como revela la gloria y la suficiencia del conocimiento, también despliega los poderes y las facultades latentes que le permiten dominar los secretos de las siete esferas.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
Las puertas de los Misterios siempre están entreabiertas y los que quieren pueden entrar en el espacioso domicilio del espíritu.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
En esta época de cosas «prácticas», los hombres se burlan hasta de la existencia de Dios Se mofan de la bondad, mientras reflexionan con la mente ofuscada sobre la fantasmagoría de lo material. Han olvidado el camino que conduce más allá de las estrellas. Se han desmoronado las grandes instituciones místicas de la Antigüedad, que invitaban al hombre a ingresar en su herencia divina, y las instituciones creadas por el hombre se yerguen ahora donde antes los antiguos templos del saber alzaban un misterio de columnas acanaladas y mármoles pulidos. Los sabios vestidos de blanco que entregaron al mundo ideales de cultura y belleza se han envuelto en sus vestiduras y han desaparecido de la vista de los hombres. Sin embargo, esta pequeña tierra todavía está bañada —como antes— por la luz de su Generador Providencial. Criaturas ingenuas siguen haciendo frente a los misterios de la existencia física. Los hombres siguen riendo y llorando, amando y odiando; algunos sueñan todavía con un mundo más noble, una vida más plena, una comprensión más perfecta. Tanto en el corazón como en la mente del hombre, las puertas que conducen de la mortalidad a la inmortalidad se mantienen entreabiertas La virtud, el amor y el idealismo siguen siendo los regeneradores de la humanidad. Dios sigue amando y conduciendo los destinos de Su creación. El camino sigue subiendo, serpenteante, hacia la consecución. El alma del hombre no ha perdido sus alas, que solo están dobladas bajo su vestidura de carne. La filosofía sigue siendo el poder mágico que, rompiendo el recipiente de arcilla, libera el alma de la esclavitud del hábito y la perversión y, como antes el alma liberada puede desplegar las ajas y remontarse hasta sus propios orígenes.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
Los que proclaman los Misterios vuelven a hablar y dan a todos los hombres la bienvenida a la Casa de la Luz. La gran institución de materialidad ha fracasado. La civilización falsa construida por el hombre se ha dado la vuelta y, como el monstruo de Frankenstein, está destruyendo a su creador. La religión vaga sin rumbo por el laberinto de la especulación teológica. La ciencia choca, impotente, contra las barreras de lo desconocido. La única que conoce el camino es la filosofía trascendental. Solo la razón iluminada puede elevar la parte lúcida del hombre hacia la luz. Solo la filosofía puede enseñar al hombre a nacer bien, a vivir bien, a morir bien y, de forma perfecta, a volver a nacer. A este grupo de elegidos —los que han escogido la vida del conocimiento, de la virtud y de la utilidad—, los filósofos de todos los tiempos te invitan a entrar, lector.
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
«LA CIENCIA SUPREMA ES NO SABER NADA. Hermano Christian Rosacruz. Caballero de la Piedra de Oro. Año 1459». Esta tradicional afirmación, la docta ignorancia de tantos místicos, parece haber sido tomada también de Enrique Cornelio Agrippa que escribía: «Nihil scire, est vita felicísima» (No saber nada, es la vida más feliz). Sin embargo, este «nada» que hay que saber, que conocer, es muy importante para los Filósofos Herméticos. Para Ramon Llull, en su Teoría, Cap. III, escribe: «Así hay que comprender esta materia, como si no hubiera nada que comprender».
Manly Palmer Hall
Las enseñanzas secretas de todos los tiempos, página 919
No hay comentarios:
Publicar un comentario