Vicente Barrantes Moreno

A la hora de los sueños

Aprieta el trotón el paso
al llegar al cementerio
grazna la corneja triste,
aúlla medroso el perro,
la luna se envuelve en nubes,
y hace la cruz el viajero;
que es un crimen en los vivos
el despertar a los muertos.

La campana soñolienta
da la hora de los sueños,
y bajan sobre las tumbas
las almas que van al cielo.
¡Ay del indiscreto amante!
¡Ay del amante indiscreto!
que los muertos no perdonan
a quien despierta a los muertos.

¿Por qué el amor es tan santo,
audaz y profano siendo?
¿Por qué el enlutado amante
penetra en el cementerio?
–¡Ay! porque -aquí yace Laura-
en aquella tumba leo,
y no es crimen en los vivos
el adorar a los muertos.

Vicente Barrantes Moreno


Baños de Páil

El pobre marinero
rendida el alma á la mortal congoja,
del otro remo entero
con el ayuda á navegar se arroja.

Y rema, y rema, y gira
en fiero remolino,
como la pobre mente que delira
razón perdida y tino;
como del plomo artero
águila herida los espacios hiende,
y ora el vuelo rastrero,
ora hasta el sólio del Señor lo tiende.
Nube espiral del humo de la vida
al cierzo destructor desvanecida.

En círculos de plata
el barco aprisionado,
si á veces los desata
torna á girar con golpe redoblado.
Y el remo roto que en el agua flota
parece que murmura:
-"Soy la cadena rota
de tu crimen, Simón, y tu ventura.

Vicente Barrantes Moreno


El Ciprés del Buen Retiro

Niñas, mis niñas galanas,
que por tardes y mañanas
pasear gozoso os miro
con vuestras madres ancianas
por los bosques del Retiro;

Torced a la izquierda mano,
y cuando encontréis después
un ciprés triste y lozano,
os contaré en verso llano
la historia de ese ciprés.-

Ese ciprés macilento
al columpiarse en el viento
dice en lánguido suspiro:
-«Yo soy un remordimiento
»del palacio del Retiro.»

»Mis hojas lágrimas son
»con que Isabel de Borbón
»lloró contrita y cristiana
»su malograda pasión
»al conde Villamediana.

»De sangre y llanto nací,
»sobre una tumba broté,
»entre suspiros crecí,
»y aun dos almas aquí
»vienen a llorar su fe.

»En vano me azota el viento,
»y un siglo y otro pasó,
»y tempestades sin cuento...
-»¡Niñas! el remordimiento
»es eterno como yo.»

Vicente Barrantes Moreno


Loco de amor

Mi casa no tiene puerta,
mi puerta no tiene casa;
pero yo a todas las horas
entro y salgo con mi amada.

Mi lecho no tiene alcoba,
mi alcoba no tiene lecho;
pero nosotros en ella
perfectamente cabemos.

Soñamos y no dormimos,
dormimos y no soñamos,
pero soñando o durmiendo,
siempre estamos abrazados.

No hay noches en nuestros días,
en nuestros días no hay noches;
pero nuestro amor sin alas
en alas del tiempo corre.

Vicente Barrantes Moreno



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