Herbert Butterfield

"Entonces, el propósito de la vida no está en el futuro lejano, ni, como imaginamos tan a menudo, a la vuelta de la esquina, sino que todo está aquí y ahora, tan plenamente como siempre lo estará en este planeta."

Herbert Butterfield
Cristianismo e historia


"[La historia es] la mismísima sierva de los sirvientes de Dios, la droga de todos los tontos."

Herbert Butterfield


"La historia no es más que una maldita cosa tras otra."

Herbert Butterfield



"La mayor amenaza para nuestra civilización es el conflicto entre gigantescos sistemas organizados de justicia propia, cada uno encantado de descubrir que el otro es malvado, cada uno demasiado contento de que los pecados del otro le den pretexto para un odio aún más profundo."

Herbert Butterfield



"La mente académica puede comerse los cimientos mismos de su propia garantía... producir contorsiones cuando intenta doblarse hacia atrás... Déjese desanimar por la imagen que ha creado del implacable proceso histórico."

Herbert Butterfield



"No es pecado introducir un sesgo personal que se pueda reconocer y descartar. El pecado en la composición histórica es la organización de la historia de tal manera que el sesgo no se puede reconocer."

Herbert Butterfield



"No tengo nada que decir al final, excepto que si uno quiere una roca permanente en la vida y profundiza lo suficiente para ello, es difícil que los acontecimientos históricos la sacudan. Hay momentos en los que nunca podemos afrontar el futuro con suficiente elasticidad de mente, especialmente si estamos encerrados en los sistemas contemporáneos de pensamiento. Podemos hacer algo peor que recordar un principio que nos da una Roca firme y nos deja la máxima elasticidad para nuestras mentes: el principio: Aférrate a Cristo, y para el resto ser totalmente desinteresado."

Herbert Butterfield


"Se utilizan puentes muy extraños para hacer el paso de un estado de cosas a otro; podemos perderlos de vista en nuestras encuestas de historia general, pero su descubrimiento es la gloria de la investigación histórica. La historia no es el estudio de los orígenes, sino el análisis de todas las mediaciones por las que el pasado se convirtió en nuestro presente."

Herbert Butterfield



“Si hay un sentido en la historia, por lo tanto, no radica en los sistemas y organizaciones que se construyen durante largos períodos, sino en algo más esencialmente humano, algo en cada personalidad considerada para fines mundanos como un fin en sí mismo.”

Herbert Butterfield


"Si la historia puede hacer algo, es recordarles que todos nuestros juicios son simplemente en relación con el tiempo y las circunstancias."

Herbert Butterfield



"Todos somos whigs exultantes e impenitentes. Aquellos que, tal vez en la equivocada austeridad de la juventud, desean expulsar esa interpretación whig (esa tesis particular que controla nuestro compendio de la historia inglesa) están barriendo una habitación que, humanamente hablando, no puede permanecer vacía por mucho tiempo. Están abriendo la puerta a siete demonios que, precisamente por ser novatos, serán peores que el primero. Nosotros, en cambio, no soñaremos con desearlo, sino que nos regocijaremos en una interpretación del pasado que ha crecido con nosotros, ha crecido con la historia misma y ha ayudado a hacer la historia... debemos felicitarnos de que nuestros antepasados ​​del siglo XVII... no resucitaran y nos impusieran la auténtica Edad Media... en Inglaterra hicimos las paces con nuestra Edad Media malinterpretándola; y por lo tanto, podemos decir que la historia "equivocada" fue uno de nuestros activos. La interpretación whig llegó exactamente en el momento crucial y, independientemente de lo que haya hecho en nuestra historia, tuvo un efecto maravilloso en la política inglesa... en cada inglés se esconde algo de whig que parece tocar las fibras del corazón..."

Herbert Butterfield


"Ya hemos hecho la observación de que los dos estudios alrededor de los que giró la revolución científica, fueron el de la astronomía y el de la mecánica. Representan los dos campos en los que se produjeron los cambios más drásticos y se hicieron los progresos más notables durante el siglo XVII. Si miramos el asunto desde cierto punto, podemos tener en cuenta la sugerencia de que, posiblemente, la Astronomía estaba bien madura para aquella evolución, debido a que se trataba de la más antigua de las ciencias, y que, por tanto, las observaciones se habían ido acumulando durante miles de años, haciendo que el proceso de revisión tuviera fogosamente que llegar, antes o después, a exigir una nueva síntesis. Al mismo tiempo, podemos tener la impresión de que la ciencia de la Mecánica ocupaba una posición ventajosa, debido a que se trataba de una rama del saber en la que se podían conseguir grandes resultados por procedimientos sencillos, como el de observar unas bolas rodando por planos inclinados. Sin embargo, contemplándolo desde el extremo opuesto, podemos decir que aquellas dos ciencias se vieron estimuladas a avanzar porque, en ambos casos, se encontraron ante un obstáculo muy difícil, que había de vencer precisamente en aquel momento de la Historia. En el primer caso, había la dificultad de llegar a una concepción correcta del movimiento simple. En el segundo, existía la dificultad particular de concebir o explicar el movimiento de la propia Tierra. En ambas ciencias se adivinaba que, una vez vencido aquel tremendo obstáculo, se encontraría el camino abierto para una cantidad asombrosa de nuevos adelantos. Quizá la evolución de las matemáticas y de la costumbre de reducir los problemas a términos matemáticos influyera mucho, no solamente en la revolución científica en general, sino, en especial, en la superación de los dos obstáculos tan importantes de que estamos hablando. Parece como si, efectivamente, sea cierto en ambos casos que toda la historia del pensamiento se habría de ver afectada por "este nuevo estudio del movimiento — tanto si se trataba del movimiento celeste como del de la Tierra—, que constituyó el punto culminante de las ciencias del siglo XVII. Aquel siglo iba a ver, uno tras otro, muchos intentos de explicar muchas cosas más que el movimiento, hasta de intentar interpretar todos los cambios del universo físico en términos de un sistema puramente mecánico. La idea de un universo-máquina fue la gran contribución de la ciencia del siglo XVII a la era racional del siglo XVIII.
Nunca es fácil —ni aun suponiendo que sea posible— sentir que se ha llegado realmente al fondo de un problema, o que se ha alcanzado el límite último de la explicación, cuando se estudia una transición histórica. Siempre parece que los cambios más fundamentales de perspectiva, los giros más notables de la corriente de los hábitos intelectuales, pudieran ser referidos en último término a una alteración de los sentimientos del hombre hacia las cosas, una alteración tan sutil, y al mismo tiempo tan penetrante, que no puede ser atribuida a ningún autor en especial ni a una influencia determinada del pensamiento académico en cuanto tal. Cuando, a comienzos del siglo XVI, un inglés pudo escribir sobre el clero, diciendo que era escandaloso ver cómo la mitad de los súbditos del rey eludían sus deberes de lealtad a la corona —al quedar al abrigo de las leyes del país—, sabemos que estaba registrando un cambio en los sentimientos que tenía el hombre para con el estado territorial; cambio que adquiere mayor significado porque el hombre mismo no se percataba del hecho de que estaba sucediendo algo nuevo. Tras la historia de la revolución científica, una revolución que algunos han tratado de explicar por el cambio sufrido por los sentimientos del hombre hacia la materia, se aprecian cambios sutiles como éste, que no son el resultado de una obra individual, sino de la nueva contextura de la experiencia humana en una nueva época."

Herbert Butterfield
Los orígenes de la ciencia moderna











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