Ignacio Carrión

"Ante todo, la escritura ha sido y sigue siendo una necesidad personal. Tanto los diarios como la ficción o el periodismo son resultado directo de esa necesidad. La necesidad obedece a un deseo. El deseo de romper el silencio, una especie de mordaza, que me impusieron durante mi infancia y adolescencia. Entonces tuve que ocultar forzosamente hechos, soportar situaciones familiares intolerables, reprimir deseos y aceptar el destino renunciando a cualquier clase de sueño. No había escape."

Ignacio Carrión



"Cuando me vaya ahí, al vacío, aparte de que alguna cosa dejo, sé que en cierto modo voy a dejar a una persona que ha sido feliz conmigo."

Ignacio Carrión



"El psicoanalista me dijo que había de sublimar la infancia a través de la escritura. Superarla así, una especie de metabolización del dolor."

Ignacio Carrión


"Escribir para mi siempre es bueno, de la forma que se haga. A veces escribimos imaginariamente, sería lo que se parecería más a la escritura en soporte digital. Yo soy partidario de escribir en papel sobre pluma y tinta. La página web es una especie de propina que dejo gratis colgada ahí y es perfectamente compatible con mi escritura diaria. En mi web no escribo tampoco todos los días, aunque a veces lo haga cinco o seis veces al día. Depende. No hay cosa más difícil que compatibilizar el periodismo y la escritura para uno mismo, lo que pasa es que una se dá a conocer y la otra se la guarda uno hasta que dice: si no lo publico, reviento. Y un editor valiente se atreve con ese proyecto y lo publica."

Ignacio Carrión


"Escribo como si yo hubiera muerto y todos hubieran muerto, como es el deseo de tantos escritores. No es que sea impúdico, tal vez soy un poco temerario. No soy adulador, soy como un burro un poco apestado que muchas veces lanza coces. Pero también sé dónde hay ternura. A mi primera mujer o mis hijos, creo, muestro ternura. Pero no le digo esto por decirlo, es que sé que en los originales hay mucho más de esto [solo se ha publicado el 15 por ciento de los diarios]. La selección que se hizo tal vez incidió un poco no en el escándalo o la venganza, porque no es ese mi propósito… Un profesor del seminario de Filosofía al que asisto, Joan Linares, experto en Nietzsche, me dijo: «Si yo fuera tu mujer, ya te habría pegado dos hostias»."

Ignacio Carrión


"Habían bailado una sola vez. Berta era casi una niña. Juan temblaba porque siempre había temblado al bailar. Las manos. Los brazos. Pero Berta no le dijo nada. No se lo echó en cara. No dijo nada. Se apretó un poco más a él.
El profesor Frankle le dijo que fuera a una academia de baile en Viena. Había muchas. Y muy buenas. En Viena todo el mundo iba a las academias a aprender a bailar el vals. Y otros bailes. Los vieneses son grandes bailarines. Todo el mundo baila en Viena. Bailan muy bien. Los niños. Los mayores. Los ancianos. Bailan incluso los animales. Los caballos bailan maravillosamente. Los famosos lippizaner de la Escuela Española de Equitación son grandes bailarines. Hacen todos los pasos de casi todos los bailes conocidos. El vals. El tango. El foxtrot. El charleston. El buguibugui. La samba. Prácticamente todo lo saben bailar los caballos lippizaner.
El profesor Frankle dijo si tanto le asusta bailar aprenda usted a bailar como un profesional. Vaya a una de las grandes academias de baile en Viena. Mi enfermera le puede poner en contacto con una buena academia de baile donde usted pueda bailar dos o tres veces por semana.
La enfermera del profesor Frankle le puso en contacto con Heinz Friedrich gran maestro de baile de salón. El maestro Friedrich tenía la academia de baile muy cerca del café Braünerhof. En la calle Stallburg. Había una pequeña placa de bronce en la fachada del edificio en la que decía que el gran maestro Heinz Friedrich daba clases de baile de 4 a 7 todos los días excepto los viernes. Los viernes el maestro Friedrich participaba en competiciones de baile.
El maestro Friedrich era un tipo de edad incalculable. Tenía el pelo oxigenado. Era muy alto y muy flaco. Vestía de negro. Llevaba un bigote al estilo káiser teñido de negro. Sus cejas también parecían bigotes sobre una cara extremadamente pálida y ojerosa. Cuando le abrió la primera vez la puerta de la academia Juan creyó que ese hombre no podía ser el maestro Friedrich sino un militar retirado y tísico. Sin embargo era el maestro Friedrich y hablaba español porque en su juventud había vivido durante algún tiempo en Buenos Aires.
El maestro Friedrich no daba más que clases individuales. Olía a perfume barato. Tenía las uñas largas y los dedos amarillentos de nicotina. A veces se ponía una bufanda negra para bailar. Nunca gastaba otros zapatos que no fueran de charol. Al principio de la clase y para evitar posibles confusiones el maestro Friedrich dejaba en claro que él iba a ser mujer. Luego decidía que la mujer iba a ser Juan.
Amigo mío ahora vos sois la dama.
El profesor Friedrich se lanzaba por la pista como un patinador sobre el hielo. Sudaba mucho porque se tomaba el trabajo en serio. Ponía el vals de las olas en su viejo tocadiscos y agarraba con fuerza a Juan por la cintura. Le hundía la barbilla y los bigotes en el esternón. Y le decía que se dejara llevar sin ofrecer ninguna resistencia."

Ignacio Carrión
Cruzar el Danubio


"He aprendido a no despreciar mi forma de ser, que no es la mejor de todas, qué duda cabe. Pero ¿quién puede presumir de eso?"

Ignacio Carrión



"La gente no quiere más que verse favorablemente retratada."

Ignacio Carrión


"No he respetado aquello que no merece ser respetado. Y esto es algo que decide uno mismo. Ni los géneros ni las normas de estilo son sagrados. Un reportaje contiene una combinación de entrevistas, crónica, opinión y más cosas. Lo único que hay que respetar son las medidas. Si te dan una página no debes escribir página y media. Lo demás es cosa tuya. El punto de vista es tu punto de vista. El ritmo, la cadencia, la velocidad narrativa la determinas tú. Es algo muy personal. Ahí es donde te la juegas. Porque para sobrevivir en el periodismo –hablamos de un periodismo serio– has de conocerte bien como persona. Debes ser capaz de oír tu propia voz y de mirar con tu propia mirada, ya que la mirada escribe. Es decir, has de ser tú mismo en todo momento."

Ignacio Carrión Hernández


"Personalmente no soy el prototipo de tío conflictivo, que llego y tengo gresca y tal; para nada. No soy conflictivo en ese sentido, soy conflictivo conmigo mismo, lo cual genera una mirada del mundo que es una mirada conflictiva. Parece que siempre busco el defecto, en la persona, en las cosas, en cómo se abre un bote y por qué no lo han hecho de otra manera… Es decir, no soy conformista, tampoco conmigo. Soy muy autocrítico."

Ignacio Carrión


"Si escribiera cuando soy feliz pensaría que lo escrito es cursi."

Ignacio Carrión



“Todo lo que no se anota se pierde. O se deforma, que es otra variedad de pérdida. Yo no tengo mucha memoria. Cada día menos."

Ignacio Carrión



"Yo me siento muy libre cuando salgo de mi país, cuando salgo de «Engaña» y me voy a otro país en donde soy extranjero. Ese privilegio de vivir en un sitio donde tu afectividad no se ve tan implicada con las cosas que ocurren a tu alrededor y que no puedes manejar."

Ignacio Carrión











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