La gran manipulación



… el 70,7 por ciento de la población española ve cada día la televisión con un consumo medio de 3 horas y 56 minutos por persona al día. Las redes sociales creen haber desbancado a la televisión, lo cierto es que no es así tal y como demuestran los datos. Además, como veremos más adelante, las redes sociales en muchas ocasiones son un complemento a los programas de televisión y no al revés. Centrémonos en el papel que tiene la televisión en la información. Teniendo en cuenta las cifras tan elevadas de audiencia, es evidente que la televisión es la herramienta óptima para la manipulación de masas. El debate social lo marcan los medios de comunicación. En todos los países sin excepción, los temas de interés, las discusiones políticas, económicas, sociales, culturales, etc., son aquellos que deciden los mass media. La influencia sobre la opinión pública es brutal. El caso de España no es el único, pero sí el más significativo. La inmensa mayoría de los ciudadanos creen que son los políticos los que marcan la agenda. Lo cierto es que son los medios de comunicación más poderosos del país los que determinan los problemas que existen en España.
 
Jano García
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Nadie es capaz de resistir la presión mediática en un régimen democrático o, mejor dicho, en un régimen en el cual la masa social es la que quita y pone gobiernos.
 
Jano García
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Sin embargo, hay algo que todavía es más peligroso que las televisiones: la fusión entre el poder político y el poder mediático.
 
Jano García
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El mecanismo de recurrir a las masas de acoso se ha utilizado a lo largo de la historia en multitud de ocasiones. No siempre basta con controlar la información, para poder erradicar cualquier atisbo de lucidez entre la oscuridad de la ignorancia, se requiere un grupo de fanáticos convencidos por la causa, que se lancen contra todo aquel que se atreva a refutar con datos la opinión generalizada y difundida por los medios al servicio del poder político. ¿Cómo actúan esas masas de acoso? Desde tiempos lejanos, siempre se ha utilizado a parte de la población como propósito de acoso a todo aquel que se salía del guion marcado por los poderes fácticos. En primer lugar, se debe establecer bien claro quién es el enemigo. Los encargados de apuntar es el poder político, los encargados de disparar, en la actualidad, los medios de comunicación. No es nada nuevo, apenas hay cosas novedosas en el mundo actual, incluso una pandemia es de las cosas más antiguas que se recuerdan y, fíjense, hasta la solución que hemos vivido (todos encerrados y prohibido salir) es más propia de la época medieval que de un mundo civilizado y evolucionado. El ser humano tiende a despreciar los acontecimientos históricos que radian conocimiento para comprender el presente. Lo primero que debe hacer cualquiera para conseguir el apoyo incondicional de esos fanáticos es simplificar el lenguaje para que pueda ser comprendido por la masa. No solo el lenguaje, sino también el mensaje. No puede ser un mensaje elaborado dirigido a un público con un alto nivel intelectual y cierta inteligencia. El mensaje lo tiene que entender la masa, compuesta en su mayoría por personas con poco o ningún interés en adentrarse en el maravilloso mundo del conocimiento. A través de un mensaje simple y apto para que pueda ser comprendido por todos, se busca que el esfuerzo requerido por el receptor sea nulo. De esta forma, y otorgando a la masa «el derecho» de poder opinar a pesar de no tener la formación necesaria para ello y, sobre todo, la información, consigues que estos repitan de forma constante el mensaje oficial. Como perros adiestrados, se lanzan, una vez escuchan a su amo dar las ordenes, a por el discrepante. Esto tiene un efecto demoledor. Muchos observan el linchamiento, la mayoría no son capaces de atravesar la superficie de lo ocurrido y llegar al fondo de la cuestión, lo que permite que muchos de ellos opten por el silencio para no verse sometidos a una situación similar. Ya lo decía Maquiavelo: «En general, los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven». A falta de comprensión, el terror es una de las herramientas a las que se debe recurrir para impresionar a las masas y mandarles un mensaje claro: el próximo puedes ser tú si decides postularte en contra de la versión oficial.
 
Jano García
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Las masas de acoso siempre han sido un baluarte para imponer la voluntad del régimen. Su utilidad a lo largo de la historia ha quedado demostrada en numerosas ocasiones porque permiten que un movimiento, a pesar de no contar con gran popularidad, pueda imponerse a través de la violencia, ya sea física o verbal, gracias a la intimidación del indeciso que no posee una clara opinión sobre un asunto determinado, pero que tiene claro que no quiere recibir la misma medicina que los opositores. El miedo a disentir es una de las recetas más prácticas para conseguir controlar a la población.
 
Jano García
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Quien controla los mensajes que recibe la masa controla el poder. Y si a esto le añadimos las masas de acoso, los opositores se disuelven como un azucarillo, presos del miedo y el linchamiento público.
 
Jano García
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… ya se sabe que la verdad no importa, lo que importa es lo que creen los ciudadanos que es verdad.
 
Jano García
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… cometen un error aquellos que creen que por habitar en este siglo escapan a las manos de la manipulación mediática. Más aún, cuando estos hechos ocurrieron el siglo pasado. Ni siquiera hace cien años. Los nazis hicieron creer a los alemanes que los judíos eran una raza inferior y no merecían los mismos derechos, llegando incluso a justificar su exterminio. Los comunistas rusos consiguieron convencer a la población de la necesidad de vivir por y para el Estado. Los fascistas italianos vendieron a los ciudadanos el resurgimiento de un nuevo Imperio romano, aunque sus campañas militares fueron un fracaso absoluto y apenas pudieron extender sus territorios por un corto periodo de tiempo. Los japoneses creyeron tener durante décadas a una especie de dios como emperador y los haitianos, pensaban que estaban gobernados por un líder inmortal y Mao convenció a la población china de llegar al extremo de matar a sus familiares para salvar «la patria».
 
Jano García
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En ninguna red social, los mayores de 55 años alcanzan el 10 por ciento de los usuarios, dejando evidente que las redes sociales son el perfecto aliado para los partidos políticos a la hora de manipular a los más incautos e incultos debido, lógicamente, a su corta edad. Si a ello le sumamos el entusiasmo propio de la gente más joven que habita en la ignorancia de desconocer el mundo real y su desarrollo intelectual no le permite absorber mensajes más elaborados, la combinación es perfecta para polarizar a la población a través de las diferentes opciones que ofrecen las redes sociales. Toda manipulación de masas requiere a fanáticos analfabetos funcionales que no son conscientes de lo que están haciendo, pero son férreos defensores de una idea y actúan como activistas a los que no les importa llegar a la discusión dialéctica constante con cualquiera que se atreva a refutar los postulados de su partido. Del mismo modo que los nacionalsocialistas, fascistas y comunistas buscaron analfabetos y resentidos sociales para sumarlos a la causa y reagruparlos en «juventudes» para que así la energía de los jóvenes contagiara de entusiasmo a los más mayores, los populistas de nuestro tiempo hacen exactamente lo mismo, con la única salvedad que la batalla se desarrolla de forma virtual. Los mecanismos no han variado ni un ápice a lo largo de la historia, simplemente lo hace el escenario. Además, las redes sociales tienen una ventaja que no tiene la televisión. Mientras que una víctima del linchamiento público televisivo no es capaz de captar el alcance en primera persona del impacto, a través de las redes sociales lo sufre en su propio perfil.
 
Jano García
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A decir verdad, la era de las redes sociales se ha llevado por delante el exhaustivo proceso de búsqueda de la verdad, que ya no parece importar a nadie, o más bien a casi nadie. Pocos son los que realmente muestran interés en informarse, investigar e invertir parte de su tiempo en obtener los datos necesarios para poder forjar una opinión mínimamente respetable. Si a eso le sumamos la falta de escrúpulos y ética de los nuevos medios de comunicación digitales, la combinación resulta mortífera. La degradación del debate político e intelectual ha propiciado el auge de panfletos sensacionalistas que han encontrado en el votante más inculto la forma de propagar el odio y a su vez llenarse los bolsillos. Enemigos de la razón que han convertido la mentira en una forma de vida. Medios digitales que viven del engaño y la manipulación, que no son más que auténtica basura informativa que lanzan mensajes falsos de forma constante con total impunidad. La mayoría de los usuarios jamás leerán un texto que suponga invertir un par de minutos de su tiempo. Paradójicamente, esos mismos son los que sí destinan horas en defender su opinión e insultar al contrario en las campañas orquestadas por los dirigentes de los partidos que señalan al oponente a batir. Son los mismos que se atreven a hacer pública su ignorancia sin ruborizarse, porque se sienten respaldados por el grupo de «trolls» que los acompañan en su camino. La debilidad de nuestra razón y la escasa moral que recorre nuestra sociedad se deja sentir todos los días. Las redes sociales nos han demostrado que el fanatismo, como en tiempos pasados, sigue prevaleciendo sobre la razón, a pesar de que esta es la única vía que tiene el ser humano para escapar del adoctrinamiento, de la jauría colectiva y del pensamiento único. «A otros tiempos, otros cuidados», decía Voltaire. Y es evidente que la batalla contra la mentira no se puede realizar con los instrumentos que en su día sirvieron para poder otorgar algo de luz a una sociedad que habita en la oscuridad. El gran público demanda otras fórmulas y la información instantánea que ofrecen las redes y la credibilidad que le dan los ciudadanos a lo que pueda publicar cualquiera por el mero hecho de tener unos miles de «likes» y retuits, son el abono perfecto para manipular al personal. Las redes sociales dan cabida a todo tipo de personajes. Desde brillantes escritores hasta los desechos sociales más siniestros están presentes. Del mismo modo que puedes encontrar artículos brillantes escritos por verdaderos intelectuales, gente culta y preparada que te permite aprender gratis, también puedes toparte con comentarios grotescos y zafios, escritos por los más indigentes intelectuales, incultos e iletrados de nuestro país, pero que pueden alcanzar a muchísimas más personas si están respaldados por el poder político y cuentan con respaldo económico que les permite impulsar campañas publicitarias para aumentar su difusión. Pero el mayor peligro de las redes, el más importante y el que pocos recalcan, es el efecto que produce en el imbécil la sensación de estar en lo cierto por tener un puñado de «likes» en su comentario. La ignorancia siempre ha sido atrevida, pero ahora, también es respaldada. Entre la distancia física que permite soltar cualquier tipo de improperios consciente de que la respuesta solamente puede ser de forma virtual, el necio si antes tenía un mínimo de reparo en opinar sobre temas que desconocía, ahora, se atreve a participar en el debate. No importa que el tema sea económico, histórico, político o en un momento dado astrofísico. Es curioso como los partidos políticos incitan a este comportamiento de la masa para acosar a los que tratan de arrojar un poco de cordura en la selva virtual. Todos tienen su hueco en las redes sociales y eso permite que se conviertan en un estercolero donde diferenciar lo útil de la escoria resulta, en muchísimas ocasiones, imposible. Las redes sociales cuentan con la combinación perfecta para la manipulación de masas. La información viaja a una velocidad de vértigo, la mentira es leída por millones de usuarios a los que nunca les llegará el desmentido, el ciudadano anónimo e ignorante tiene el respaldo de los suyos, el mensaje es corto y directo, el sentimentalismo triunfa sobre la razón, y la inmediatez que persigue el usuario le hace querer estar informado sobre temas extremadamente complejos a golpe de tuit o publicaciones de apenas unos cientos de caracteres. Es difícil imaginar un nuevo sistema de información en el que todos estos aspectos estén reunidos y pueda permitir que el discurso falaz triunfe de forma tan rápida. Las redes sociales son el sumun de la manipulación de masas. No es de extrañar que el poder político haya querido meter sus pezuñas para controlar la información que se vierte en ellas y así asegurarse de que el rebaño camina en la dirección deseada.
 
Jano García
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No es exagerado decir que el tridente formado por televisión-redes sociales-masas de acoso es lo más peligroso a lo que se ha enfrentado el ser humano en los últimos tiempos.
 
Jano García
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Observen la manipulación del lenguaje. Llaman «verificadores independientes» a los censores. Llaman «protectores de la verdad» a los artífices de la mentira. Llaman «mejor servicio posible» a utilizarte para ganar más dinero. Todo se resume, una vez más, en eso, en la básica dicotomía de lo bueno y lo malo. «Estoy aquí para ayudarte», te dicen, pero en el fondo te están utilizando para sus propósitos.
 
Jano García
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No se debe confundir maldad con idiocia. Todo lo contrario. Las mentes más brillantes de la historia han utilizado su inteligencia para propósitos nobles (en contadas ocasiones) y para propósitos indignos (en la mayoría de las ocasiones). ¿Qué alternativa tiene un usuario que quiere interactuar y formar parte del club fuera de las redes sociales con mayor número de usuarios? Ninguna. Si no formas parte de las grandes redes sociales, tu mensaje jamás llegara. Se ha creado una especie de oligopolio del cual, el usuario, de forma sutil, está obligado a formar parte. Al menos si se busca llegar al máximo número de personas. Reunido el rebaño, la explotación que se puede hacer es descomunal. A través de los algoritmos y los datos ofrecidos de forma individual por cada usuario, el trabajo de los manipuladores nunca había sido tan fácil.
 
Jano García
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Nadie puede resistir el aluvión constante de mensajes y menos aún cuando este se produce de forma oscura y sin que el usuario repare en el hecho de la manipulación a la que está siendo sometido.
 
Jano García
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Pocos conocen verdaderamente el efecto de las redes e incluso todavía a día de hoy, muchos siguen minusvalorando su enorme poder. Un poder que aumenta cada día y que ha cambiado por completo los mecanismos establecidos hasta el día de hoy de cómo utilizarlas para fines políticos. Según un estudio de Ipsos Global Advisor llevado a cabo en veintisiete países del mundo, los españoles son los europeos que más se creen las «fake news» y a nivel mundial ocupan el quinto puesto. Brasil lidera la tabla. Paradójicamente, ese mismo estudio indica que uno de cada dos españoles (en concreto el 53 por ciento) afirma ser mejor que el resto de sus conciudadanos a la hora de identificar una noticia falsa. Y el 57 por ciento cree que sus conocimientos sobre la realidad social de nuestro país son superiores a los del ciudadano medio. Analizando los datos, podemos observar cómo los españoles creen ser más inteligentes que sus vecinos, amigos y familiares. Lo cierto es que no son más que parte del rebaño al que le han inculcado que su opinión es tan respetable como la de un catedrático que ha dedicado toda su vida a estudiar ciertos temas extremadamente complejos.
 
Jano García
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Hagamos hincapié en el papel de la OMS en todo este proceso. Muchos son los que siguen manteniendo cierta confianza en estos organismos internacionales que, en el fondo, no dejan de ser un club de inútiles burócratas llenos de intereses políticos y que son manejados por potencias para sus propios intereses.
 
Jano García
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Tedros Adhanom pertenece al «Frente de Liberación Popular de Tigray», un partido etíope de ideología marxista. El gobierno etíope, a la sazón dirigido por Hailemariam Desalegn, presidente señalado continuamente por Human Rights por hostigar a la población e implantar un régimen autoritario y sobre el que pesan delitos contra la humanidad, nombró a Tedros Adhanom como ministro de Sanidad en el año 2005, cargo que ocupó hasta el 2012. Posteriormente fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores hasta el año 2016. Mientras él estaba en el gobierno etíope, tres brotes de cólera asolaron el país llevándose por delante la vida de miles de personas. Sin embargo, cuando era ministro de salud, decidió ocultarlo y llamarlo «AWD» (diarrea acuosa aguda). En el momento, pocos fueron los que alertaron de la terrible situación que estaba atravesando Etiopía, y los periodistas que lo hicieron fueron expulsados del país. Los funcionarios de las Naciones Unidas dijeron que podría haberse entregado más ayuda a Etiopía si se hubiera dicho la verdad y de esta forma, haber salvado miles de vidas. El escándalo salió a la luz cuando comunicó su candidatura para dirigir la OMS. Las denuncias de etíopes exiliados que no podían creer lo que estaban viendo, que se había puesto al zorro a cuidar el gallinero, permitieron a los periódicos The New York Times, The Guardian y The Washington Post, escribir varios artículos en referencia a quién era el favorito de China para ocupar el puesto. A decir verdad, Barack Obama también apoyó su nombramiento porque suponía que Tedros sería el primer africano de la historia en dirigir la organización internacional. Propaganda al poder. Y así fue, Tedros se hizo con el control y una de sus primeras decisiones fue nombrar nada menos que al criminal Robert Mugabe embajador de buena voluntad de la OMS.
(…)
La presión internacional hizo que Tedros Adhanom reculara y retirara el nombramiento a su admirado genocida. Pero no han sido las únicas perlas que ha regalado un tipo que debería ser juzgado por crímenes de lesa humanidad. Durante su mandato, Tedros ha estado aplaudiendo el papel de la dictadura cubana y por supuesto, sus vínculos con China se han reforzado. ¿Por qué ningún periodista publicó esta información que cualquiera con un mínimo de interés podía encontrar? Ahora sabemos que Taiwán avisó por escrito a la OMS en diciembre de 2019 de la presencia del coronavirus de Wuhan y que se transmitía entre humanos. La alerta fue ignorada por Tedros Adhanom, debido a que Taiwán no es miembro de la OMS porque China vetó su entrada por los conflictos políticos que sostienen
 
Jano García
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La OMS es un ejemplo de mafia legalizada financiada con el dinero del contribuyente.
 
Jano García
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¿Algo nos están ocultando? Lo único que están intentando es aislar el lugar donde se inicia y a todos los posibles contactos. Y ¿por qué los aíslan? Por lo que os decíamos, si dejamos morir el virus no se vuelve una enfermedad crónica. ¿Vamos a morir todos? En España, en 2019, fallecieron 6000 personas de gripe. El porcentaje por coronavirus varía entre un 2-4 por ciento en China, y un 0,7 por ciento fuera, según la OMS. La campaña orquestada era perfecta. Contaba con todos los requisitos para que la manipulación de masas fuera efectiva. Se recure a palabras como «expertos», que otorgan una figura de autoridad y veracidad al receptor, mientras que los otros son simples «alarmistas». Se utilizan las palabras «datos», «certezas», «información» para presentar al que no acepta el mensaje oficial como un burdo mentiroso que solamente quiere generar miedo. Por último, se recurre a rebajar el riesgo del Covid-19 haciendo la comparación con la gripe estacional, para que, de este modo, el ciudadano no tenga miedo. Es decir, el mensaje falso va destinado a aliviar los sentimientos de pánico en el receptor, mientras que el mensaje veraz genera todo lo contrario. Evidentemente, son muchos los que optan por el mensaje que les propicia más tranquilidad y, además, ese sentimiento es reforzado por «expertos» y figuras políticas a las que el ciudadano español medio, otorga una alta credibilidad. ¿Cómo iba a mentirme el Gobierno y la inmensa mayoría de medios de comunicación con un tema tan serio? Se autoconvencían para habitar en la falsedad a cambio de calma.
 
Jano García
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Se estima que más de 6 500 000 personas provenientes de países que ya contaban con infectados en su territorio llegaron a España en los meses de febrero y marzo. ¿Cuántos han pagado con su vida por esta falta de control del Gobierno?
 
Jano García
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Desde que se declaró el estado de alarma han sido distintas las batallas dialécticas. La realidad es que España se ha convertido en el país del mundo con más infectados y víctimas por millón de habitantes, si sumamos los muertos de las residencias, a causa del Covid-19. Víctimas que el Gobierno se niega a incluir en la estadística oficial para que los sectarios tengan la posibilidad de exponer que es Bélgica quien lidera la tabla, como si ser subcampeones fuera un motivo para vanagloriarse. El desprecio a las víctimas, el trato vejatorio a los ancianos, el abandono del personal sanitario que tuvo que recurrir a realizarse sus propios EPI con bolsas de basura, plásticos y otro tipo de materiales, es imperdonable. Nadie excepto un fanático con escaso juicio, puede defender lo que ha vivido España en términos sanitarios. Un infierno que ha dejado un reguero de dolor en el que decenas de miles de ciudadanos no han podido despedirse de su padre, madre, hermano, abuela, abuelo, hijo, hija, marido, mujer, nieto, nieta, etc. La realidad y la muerte no entienden de ideologías y han sido todos los ciudadanos los que han pagado las consecuencias. Hay que ser profundamente corto, fanático, sectario y mala persona, para defender la gestión realizada por Pedro Sánchez y su tropa. Nadie con un mínimo de amor por sus semejantes puede afirmar tal cosa. Primero porque los números no engañan y demuestran que hemos sido el peor país del mundo (que se dice pronto). Segundo, porque es evidente que se engañó a los españoles durante meses para ocultar la realidad y tercero, porque contamos con el personal sanitario más infectado del mundo. De hecho, en un nuevo desprecio al pueblo, se negó a declarar el luto nacional cuando contábamos con más de 20 000 muertos. El objetivo es tapar por todos los medios que este Gobierno es responsable directo de la muerte de aproximadamente 45 000 personas y que la inmensa mayoría de esas muertes podrían haberse evitado simplemente poniendo la salud de los ciudadanos por delante de la ideología. Desgraciadamente no fue así y el Gobierno decidió que lo importante no era nuestra seguridad, sino su propaganda política acompañada por los miserables medios de comunicación que también tienen una responsabilidad directa por haber llegado hasta aquí. Ahora la consigna es desviar la atención y de nuevo recurren a retorcer el lenguaje, para decir que Estados Unidos o Rusia cuentan con más muertos que España. Es lógico que un país como Estados Unidos, cuya población es de 326 millones de habitantes, va a tener más infectados y defunciones que España. Pero la comparación en números absolutos, para cualquiera que tenga un mínimo de raciocinio y no pertenezca a la masa aborregada, es estúpida y absurda. España cuenta con 591 muertos por millón de habitantes, mientras que, en Estados Unidos, la cifra es de 275. Es decir, España duplica, insisto, duplica, a Estados Unidos en víctimas. Los hechos están ahí. La verdad asoma al fondo de la oscuridad y deja entrever sus rayos resplandecientes. Por desgracia, nadie parece querer ir hacia ella. Los medios de comunicación continúan dando las consignas que les dicta el Gobierno español. La verdad siempre puede ser hallada, solamente hace falta voluntad y, sobre todo, inquietud. Valores de los que la masa carece por completo y por eso se siente más cómoda bailando al son de los medios de comunicación que les marca sobre lo que hay que debatir, sobre lo que importa, lo que es verdad y lo que no.
 
Jano García
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España está viviendo un cambio de régimen encubierto por los medios de comunicación, esos embusteros que obedecen al que paga y que son activistas, no periodistas.
 
Jano García
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Aquellos que abracen las ideologías extremistas simplemente estarán colaborando al cambio de régimen que se llevará por delante a todos, sin importar a quién vota uno u otro. El último objetivo es liquidar la monarquía en España. Felipe VI es el último bastión de la España democrática que conocemos con sus múltiples defectos y virtudes. A pesar de no ser un ferviente monárquico creo que la figura del rey es fundamental para tratar de otorgar un mínimo de estabilidad en nuestro país.
 
Jano García
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El estado de alarma no debe volver a ser aplicado por esta pandemia. Los ciudadanos deben ser los que decidan libremente su destino. El miedo a morir no puede acabar con la ilusión de vivir. El estado de alarma se ha utilizado para fines políticos que refuercen la manipulación de masas a través de la eliminación de los contrarios en redes sociales. El aumento del control del contenido en las redes ante el espectacular auge vivido de su uso, como era lógico en una situación de confinamiento para la inmensa mayoría de los ciudadanos, debería ponernos en alerta. Ya lo afirmó el día 19 de abril de 2020 el jefe de Estado Mayor de la Guardia Civil: «Trabajamos para minimizar el clima contrario al Gobierno». Las instituciones públicas sirviendo a los intereses particulares de un gobierno y no a los ciudadanos. ¿Se puede considerar eso una democracia? Evidentemente no, y por supuesto es muy preocupante la censura informativa que hay en España. Exceptuando la radio y los pequeños lugares libres que quedan en Internet, un país que carece de contrapesos al poder político no puede definirse como un país democrático. La justicia, la educación, la información no pueden ser aliados del gobernante de turno, al contrario, deben ser los contrapesos naturales al abuso de poder que en un momento determinado el presidente de turno quiera llevar a cabo. Quien piense que esto no va con él está enormemente equivocado. Ese razonamiento estúpido fue el mismo que tuvieron los italianos, alemanes, rusos, cubanos, venezolanos, argentinos, griegos, españoles, turcos y un sinfín de ejemplos. La defensa de la libertad y el derecho irremplazable de ganarnos la vida por nosotros mismos es una cuestión de todos. El célebre poema escrito por el pastor luterano Martin Niemöller basta para explicarlo: Primero vinieron a por los socialistas, y yo no dije nada, porque yo no era socialista. Luego vinieron a por los sindicalistas, y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista. Luego vinieron a por los judíos, y yo no dije nada, porque yo no era judío. Luego vinieron a por mí, y no quedó nadie para hablar por mí.
 
Jano García
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Todos los expertos, periodistas, tertulianos, políticos, presentadores, etc., que difamaron a los que alertaron del riesgo, siguen ahí. Pero no me refiero a su puesto laboral, sino que siguen ahí, alentando la mentira, la desinformación e inculcando el mensaje oficial recurriendo a los medios de masas para que lo transmitan a la ciudadanía española.
 
Jano García
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A la masa se le ha acostumbrado a sobrevivir, no a vivir.
 
Jano García
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Aceptar los dogmas vertidos por los medios de desinformación, las instituciones educativas públicas y los partidos políticos, conlleva la destrucción de una sociedad crítica, convirtiéndola en una sociedad enferma y fanática preparada para la manipulación de masas. Una situación que ya se dio a principios del siglo XX bajo los regímenes socialistas que aprovecharon esa situación para eliminar cualquier resquicio de libertad individual y recortar paulatinamente todos los derechos de los ciudadanos para convertirlos, como decía Mussolini, en una masa única. En esa peligrosa vorágine se encuentra nuestra sociedad. Más aún, cuando la sociedad española es profundamente inculta, paleta y alelada. En un mundo donde cada vez dedicamos menos tiempo al estudio y la reflexión, la victoria del vacuo sentimentalismo nos ha llevado a tener una clase política compuesta por cretinos a izquierda y a derecha, carentes de ideología, valores y liderazgo, cuyo único afán es enriquecerse gracias a esa masa botarate que sigue sus postulados con fe ciega y camina conjuntamente hacia el abismo. La polarización de la sociedad nos retrae a tiempos oscuros. Jamás un país enfrentado y dividido, ha sido capaz de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. El español está huérfano de sentido común, de realidad, de verdad, de libertad. Habita en la mentira y la manipulación constante de masas, no es más que un simple peón en un tablero de ajedrez que los poderes fácticos utilizan a su antojo para ponerlo como barrera protectora y que haga el trabajo sucio mientras ellos les dirigen y, por supuesto, no dudarán en sacrificarlo. Decía Voltaire que cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable, y para la desgracia de mi amada España, me temo que estamos viviendo el ocaso. Ojalá mis compatriotas puedan ver algún día el amanecer de esta larga noche.
 
Jano García
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