Gamaliel Churata

″¿Adónde se llega por este camino? Los caminos no llegan sino a ellos mismos. Veámoslo en el pobre Nietzsche, que por no adorarle se pasó la vida tirando bodoques al corazón de su maestro, por lo que habría de acabar escribiendo el último Evangelio de Jesús, coetáneo del Evangelio de Nicodemo, versión Tolstoy, otro alemán eslavo. Para probarnos que ″la actividad intelectual se realiza inconscientemente.″

Gamaliel Churata


"En Bolivia vivió –hizo más bien toda su vida– un hombre de esta tesitura: Don Horacio Ferreccio. Había nacido en Lima y sus padres eran europeos. A muy temprana edad la política de su país exigió de él contribuciones necesarias, como aquella de hacerle Ministro de Hacienda, no teniendo sino poco más de veinticinco años, precisamente cuando la Guerra del Pacífico había obligado, tanto a Perú como a Bolivia, a levantar el organismo fiscal abatido por la politiquería interna y por la derrota. Lógico es encontrar en Don Horacio Ferreccio un permanente espíritu de aventura, pues, allí se comportó como un organizador de gran estilo, como el organizador prodigioso que habría de ser en el resto de su vida fracturada. ¿Fracturada?, sí; porque su naturaleza mental estaba constituida para mayores empresas. Su paso, empero, por la Hacienda del Perú fue breve y fugaz. Llevado por el gobierno legalista del coronel Balta, y depuesto éste como resultado de un motín. Ferreccio se expatrió voluntariamente, y lo hizo para no volver, ni aun para los requerimientos renovados de hombres que apreciaban su valor y su talento. Pero, allí donde puso la planta, allí brotó vida. De él puede ahora decirse que era un americano bolivariano o pizarresco. Se hallaba en la Argentina poco menos que sin recursos y de un cargo cuasi subalterno en la administración de una entidad azucarera en quiebra se elevó a gerente y apoderado puesto que pudo hacer el milagro de salvar todos sus problemas y sobre esto asegurarle utilidades importantes.
Que pudo detenerse en la Argentina es una verdad, mas nosotros no sabemos por qué causa prefirió subir a los Andes y establecerse en Bolivia. Es decir, sí conocemos las causas. Bolivia tenía para él la tentación virginal; acá veía surgir las posibilidades inéditas de trabajo y progreso. Por otra parte –y acaso ello pesara en su ánimo– estaba más cerca del Perú, mejor dicho, seguía en el Perú, puesto que familias, problemas, naturaleza, costumbres, pueblo todo le darían la sensación de no haber dejado su patria. Se infiere entonces que al viajar a Europa para promover una empresa de la explotación de goma eligió Bolivia como el país más típicamente americano y más potencialmente peruano ya que con el mismo empleo de energía habría podido derivar su ruta al Putumayo. Por las empresas que acometía de Ferreccio se tenía en Europa un respeto casi fanático y sobraba razón. Todas ellas obedecían a estudios severos, a planteamientos cabales, a cálculos seguros.
Quienes lo conocieron en la Paz, no lo olvidarán nunca. Ferreccio tenía el talante de un diplomático, que no de un pionero, pero en la palabra mesurada, y sobre todo en la mirada serena y penetrante, se denunciaba un espíritu sensible y lógico. No acopiaba dinero en sí. Era ya el tipo de capitalista de hoy: un administrador de riqueza pública. La suya la distribuía en forma dispendiosa a favor de los desvalidos y a sus compatriotas les enseñó que en sus oficinas funciona una cuenta de la que podían tomar el dinero que requiriesen. Había repatriado con motivo de la cuestión de Arica, no menos de cinco mil peruanos a su costa exclusiva."

Gamaliel Churata seudónimo de Arturo Pablo Peralta Miranda
América como el problema de la voluntad histórica



".. .en la célula está el cosmos; por tanto su potencialidad genésica resulta absoluta. Al relajarse infundirá a su módulo individual en célula femenina, y, transfundida por ese medio, rebrotará. Esto es, que no puede morir quien ya vive. Mirado así el proceso de la arquitecturación celular es una permanente germinación; a medida que vivimos perdemos cáscara más no células. Cuando muere el individuo -animal o planta- hizo más que penetrar en el óvulo de que tornará a nacer. Morir será solo Nuevo Nacimiento."

Gamaliel Churata


"La ciencia nos debe una respuesta más allá de las resecas conclusiones estadísticas que hacen de la ciencia del espíritu una meta psíquica metabólica. ¿De qué elementos se compone lo que se llama el subconsciente? ¿Podrá decidir de la conducta y de las ideas y concepciones del hombre? Sí, así, ¿En qué punto de la personalidad radica? Experimento en mí la presencia de naturaleza extraña, no obstante, afín, de cuyas manifestaciones recibo a veces deleitosos efluvios, como otros me desconcierta con su inaprensible ser. Estoy convencido que esa extraña naturaleza es ella, mi wayñusiña; es la flor que a partido el movimiento de instilación que la ha llevado a aposentarse en mi personalidad. Y esto me ha inducido a pensar que aquello que llamamos subconsciente acusa, simplemente, la presencia de consciencias que se albergan en la personalidad humana; y constituyen nó una consciencia subyacente, sino una consciencia múltiple.
En todo momento la voluntad del hombre se forma de acumulación de voluntades; esto es, el hombre actúa en representación de una multivoluntad, casi universal."

Gamaliel Churata



″Las pocas palabras que iluminan el verbo del hombre no son las que se piensan, sino las que se expresan en esa inconsciencia sabia del instinto [...] No hablo porque pienso; hablo porque siento. Se sigue que cuando el hombre retorne de la aventura diaspórica, y se meta en sí mismo, porque sólo así se mete en el infinito, su naturaleza se habrá iluminado en la medida del cosmos, y su palabra tendrá el poder del ¡Fiat Lux!...″

Gamaliel Churata



″Lo mejor de la literatura argentina para un balance riguroso, no será, por cierto, La Gloria de don Ramiro, sino el Martín Fierro. En uno, acaso, se patenticen cuantos factores españoles influyeron en nuestra hechura; pero en el otro emergen los indios -el indio- y la naturaleza, en esa larga y puntual sabiduría agraria que tan valioso hace al poema de Hernández. Cabe preguntar: ¿el tiempo justificará al autor del poema, o a Larreta? Un consenso implícito dio la primacía a aquél sobre éste. Mientras el Martín Fierro tiró una gozosa empollada, yendo a germinar en mentalidades vanguardistas y porveniristas como la de Güiraldes, de Ramiro, el calavera, no se ha creado reedición alguna [...] Pero la oposición es más nítida si frente a Hernández colocamos a Echeverría. En ambos la intención es nacionalista. Aquél la extrae de su peripecia europea; éste de su peripecia revolucionaria y pampina. Pero, como es justo, cuando en Hernández se evidencia vernáculo el instrumento verbal, en Echeverría, a pesar de su romanticismo, bien que romanticismo francés, quiere conservarse limpia y llena de esplendor la lengua de Castilla... Hoy hacen cosa igual, con análogo sentido, Lugones y otros castizantes. Chocano -que revolvió la ubicuidad hispano-americana- vive en sus mariquitas y marqueses astigmáticos. Ellos asientan que el espíritu de una literatura está en el contenido; no en el instrumento. Se ignora, en verdad, hasta dónde pueda eso ser constatable.″

Gamaliel Churata


MATINAS

tiembla la pulpa campestre
del polen de los surcos
y de la médula del viento
           el aire pule con amor
           el cerro dulce
se abraza en el rumor de los trigos maduros
perfume silvestre
danza pastoril
el árbol preñez de canto
OH ANDINO SABOR DE FRUTA
                   CANCIÓN DESVANECIDA EN ÉXTASIS
¡Cómo se astillan el pedernal y el alma
en el efluvio que amanece!
MATINAS
Castidad de la madrugada
en el fogón y la escarcha.
Con el potro relincha
el corazón de la montaña.
En la leche blanca
de la vaca bermeja
me bebo a sorbos la mañana.

Gamaliel Churata



"Sostiene el miólogo que ciertos sistemas musculares suelen sufrir endurecimientos que impiden el normal riego sanguíneo, o se linfatizan por exceso de trabajo, iniciándose su depauperación y la muerte. De acuerdo con tal doctrina, la vejez, que implica reducción vital (para
nosotros aparente) es período en que el organismo comienza a morir, como la semilla que madura; de manera que el viejuco que tremola apoyado en su bordón es uno que anda a medio morir.
La semilla que se desprendió de su yema no apesta; sabe a gusto de tálamo, olores seminales, eróticos, amativos. Y no el pobre viejuco que es sólo madura semilla.
En el organismo viril los sartorios afectados, y muertos al fin, presto se reemplazarán por otros que elabora (cómo, no lo sabemos) el músculo vivo. De suma importancia observar que, en efecto, así es: pero, ¿cuáles los medios y normas de ese proceso? Teníamos que habérnoslo planteado como previa cuestión, pues allí se incorporan dos fenómenos que polarizan el drama de la materia: por una parte la célula que muere y por otra la que la sustituye; y determinarlo será tanto como haber dado con la clave de la vida y no menos que con la clave de la muerte.
Dada como "verdad" la muerte de la zona muscular enferma, para su reemplazo tiene que producirse germinación y nacimiento de nuevas células; lo que impondrá reconocer que la célula –toda célula– es andrógina, como Jehová; si de otra manera lograría proliferar. Y, así, desde el prendimiento de la semilla en el óvulo la materia se desarrollará por proceso genésico, creciendo hasta sus límites debido a tales funciones. Vivir será germinar.
Ahora bien, la célula enferma para que pueda morir tendrá que ser privada de sus nódulos dinámicos. ¿Entonces, se circunscriben a ella, y con morir ellos mueren? ¿O el principio de movimiento es uno, y cuando la enferma fallece, se infunde en el esporo? Considerado así, la célula no ha muerto y su nódulo seminal permanece. De lo contrario la amputación de cualquier miembro secundario implicaría la atrofia vital. Y no. La unidad no ha sido desintegrada por que se le prive de brazo, oreja, labio; contrariamente, las funciones de los miembros seccionados son cubiertas, al menos persiguen serlo, como resultado de mayor capacidad en los órganos subsistentes, haciéndose más agudo el sentimiento de unidad. El ciego "verá" con el tacto lo que no llegó a ver con los ojos, demostrando sólo que las células ópticas no le abandonaron y viven con el tremante sentimiento de la visualidad. ¿Es que, al último, el ciego alcanza a sentir los colores?"

Gamaliel Churata
El pez de oro











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