Robert Coover

 "Estás en el depósito de cadáveres. Donde hay una luz extraña. Sin sombras, pero como en negativo, como si la luz misma fuese sombra, al revés. Los fiambres no están a la vista, temporalmente archivados en cajones como datos de carne, congelados a su propia temperatura desangrada. Sus historia s no han concluido, sólo que ellos no podrán leerlas. En tu oficio, no es tanto un lugar donde las cosas terminan como un sitio en donde empiezan."

Robert Coover


"He tenido un sueño horroroso. Si es que ha sido un sueño. Parecía muy real.
Y la mar de excitante, por lo que he podido apreciar.
Estaba tendido en el desierto. Agonizando. Completamente solo. Y vinieron los lobos. Una manada entera.
No me digas. Y te devoraron.
Pensé que iban a hacerlo. Y no podía remediarlo. Pero al final no lo hicieron.
Sólo me husmearon y luego se pusieron en fila y me chuparon en el sitio que me dolía y me dieron lametazos en, ya sabes, mis partes masculinas, como vacas con una piedra de sal. Me daba miedo moverme, no fueran a arrancármelas de un bocado, así que me quedé quieto como un muerto.
Siempre que a mí me ocurre algo así, me empieza a picar tol cuerpo y me pongo a estornudar de mala manera.
Ése no era mi problema, exactamente.
No, pero se le parece. Le guiña un ojo en el espejo, se alza los pechos uno después de otro, se pone colorete en las puntas. Bueno, de tos mos eso explica cómo tencontrao, to hinchao y desvariando como si te hubieras vuelto loco de remate, los pantalones de gamuza hechos jirones y llenos de meaos de algún animalucho asqueroso, debían ser esos lobos. Eras un espectáculo verdaderamente morboso, cariñín; toda la ciudad ha salido a verte cuando te traía.
No macuerdo de na deso.
Pos claro que no. Estabas mu mal de la chola. Y de la chorra también, que te brincaba como una ardilla por fuera del pantalón. Espanté a los buitres y cargué tus encantadores despojos a la grupa de mi jamelgo y te traje por la calle principal; menudo desfile, banderas ondeando, fuegos artificiales, banda de música y to, fue más divertido que una barbacoa india. Pero lo más bonito fue cuando me pediste que me casara contigo."

Robert Coover
Ciudad fantasma


"Para los sofistas, el lenguaje es poder; en un mundo práctico ("existencial") y relativista donde no hay principios fijos o cognoscibles, las vías de poder son la retórica y la persuasión. No hay una convicción de que lo que se dice tenga mucha sustancia. Evidentemente no tiene permanencia o universalidad. Los sofistas no confían en la "visión" socrática y no creen que haya soluciones concretas a problemas individuales y aislados (nada está aislado: las categorías aristotélicas se han roto). Uno hace elecciones de entre la multitud de opciones (e Internet se está convirtiendo en una especie de campo de presentación de las opciones) y gana discusiones. Hay tanto ruido que no es fácil ser escuchado, así que las técnicas de persuasión cada vez se parecen más a la publicidad de alta tecnología. Lo más importante es lograr comunicar el mensaje. Incluso si el mensaje sólo es "cómprame"."

Robert Coover


"¿Qué quiere decir felices por siempre jamás, después de todo, sino una caída en lo ordinario, en la debilidad humana, acumulando desesperación, una caída de muerte?"

Robert Coover












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