Marcia Douglas

"La gente se pregunta por qué camino cojeando. Bueno, desde la fecha de mi nacimiento me sentí ausente. Nací con nueve dedos. Carecía del dedo meñique de la mano derecha. Mi fosa nasal izquierda parece un poco más alta que la derecha. Hoy en día llevo mi bandeja de lluvia en mi brazo derecho y el peso de ese lado parece equilibrar las fuerzas. A veces me avergüenzo un poco y trato de inclinarme para que todo esté bien. Es lógica que algunas personas se pregunten si ese aire distante es algo malo. ¿Quién puede comprender a una joven señorita?
Hay algo acerca de la lluvia que me inspira. Su sonido es relajante. Conozco una mujer, Mimi, que enloquece al escuchar el sonido de las gotas de lluvia sobre su cabeza. Ese eterno goteo la hace enmudecer y necesita jadear para recuperar el aliento, como si tuviera hipo. Ella escribe en un pedazo de bolsa de papel marrón que ese goteo sempiterno tras su lengua le recuerda la sequía -como cuando se agota el barril de agua y sólo caen unas gotas. Supongo que cada perro mawga y cada gato negro tienen su propia historia. Yo sé cómo hacer que llueva.
Otra cosa que adoro es el susurro de las conchas y las cáscaras de coco seco. Si pegas el oído, podrás oír su suave llamada. Escucho a la lluvia; escucho voces que piden, escucho a los animales y a las plantas. Pero debo decir que la voz que más me cautivó la encontré justo en el interior de una calabaza seca. Es una voz que te conduce al arrepentimiento. La calabaza sin duda es especial. La gente dice que los lagartos traen mala suerte, pero me temo que eso es sólo porque las noticias que trae el lagarto no son las que ellos querrían oír. Meto la otra mitad de la calabaza en mi sostén, porque deseo tenerla cerca de mi corazón. Sólo tengo un pecho y la otra mitad me hace sentir como si tuviera realmente dos. Las canciones de los muertos se olvidan, pero hay que cuidarse de lo que dicen, porque si entiendes esas voces, la gente pensará que estás loco, aunque tú te esfuerces por explicarles lo que escuchas, darán por supuesto que no es real y te tomarán por tonto. ¿Sabes lo que quiero decir?"

Marcia Douglas
Madame Fate


"La mescolanza de una lluvia ligera envuelta en la neblina prologaba la espera de Madda junto a la puerta. Ella misma parecía la sombra de una hoja de plátano. Era una mujer de baja estatura, de alrededor de sesenta años, con los tobillos hinchados. Calzaba zapatillas remendadas de lona. Olía a tierra y musgo húmedo. Sus dientes cariados parecían haberse extraviado y sus labios haberse derrumbado hacia la sima. Sus palabras eran un mero ceceo. Madda nunca tendría dientes inferiores y el ceceo con el que saludó suavizaba todo el rigor hostil del mundo.
Caminé hacia ella, mis pies notaban la hierba húmeda. Madda abrió la puerta principal, poco a poco, como si fuera la portada de un libro de cuentos de la infancia y el patio estuviera lleno de flores, hibiscos, jengibres, lirios, magentas y buganvillas. Dos lagartos verdes se perseguían uno a otro a través de la baldosa y Madda los espantó con un rápido movimiento de su mano. ¡Gail y Robert, basta! Los lagartos desaparecieron detrás de los helechos y una flor cayó sobre el suelo.
Yo tenía catorce años. Me sentía como una niña pequeña observando el mundo por vez primera. Ella me llevó a la parte trasera de la casa donde había preparada una habitación con una cuna y sábanas limpias y frescas, una mesa de madera con un espejo ovalado y una lámpara de queroseno de pie en una esquina. En la pared del fondo había un calendario con una foto de un viejo mapa de Jamaica y la fecha de mi llegada, el 30 de noviembre con un círculo de tinta azul. La mesilla junto a la cama estaba cubierta de ganchillo y encima había un platillo con un mango duro tipo Bombay, una jarra de agua en el alféizar de la ventana con un crotón amarillo y rojo. Me quité los zapatos y los puse a un lado, mientras Madda ahuecaba la almohada susurrando para sí "pobrecita, debe estar muy cansada." Se fue, dejando la puerta entreabierta."

Marcia Douglas
Notas del libro de un escritor de Maldiciones y Hechizos











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