Pete Dexter

"Fuimos allí en barca y encontramos el lugar con mayor facilidad que en ocasiones anteriores. Todo era más fácil en mi vida sin Yardley Acheman por medio. El viejo —Tyree— estaba en el patio desollando un caimán con un fino cuchillo de cachas negras que trazaba sin esfuerzo los cortes para poder tirar de la piel y separarla de la carne de debajo.
Se irguió al oír el motor, se volvió y se quedó mirándonos mientras yo detenía la barca y la dirigía a la orilla. No dio muestras de recordarnos, aunque no me parece que tuviera tantas visitas como para no poder retener nuestras caras.
Apagué el motor a unos pocos palmos de tierra y salté al río para empujar la barca y vararla. El viejo volvió a ocuparse del caimán, hundiendo su cuchillo en la garganta del animal y abriéndolo de un solo largo tajo hasta las patas traseras. Luego metió la mano por el corte, cerca de la garganta, y la movió hacia abajo, arrancando las vísceras y haciéndolas caer, inmediatamente por debajo de su mano, a lo largo de la incisión que había practicado en el animal. Cuando terminó, parecía imposible que en el caimán hubiera sitio suficiente para todo lo que había salido de dentro.
—Señor Van Wetter... —dijo mi hermano.
El viejo guardó el cuchillo en el bolsillo trasero de sus pantalones, con la punta hacia abajo, y a continuación puso una mano a cada lado de la abertura y los separó ensanchándola. Los músculos de los antebrazos se le marcaron en relieve en su piel. Se oyó un crujido y observé el interior de la cavidad abierta.
Cuando el viejo se volvió a mirarnos, tenía las manos embadurnadas con los jugos del animal."

Pete Dexter
El chico del periódico



"Se preguntó si habría estado dentro de la misma casa que Paris había visitado con Buster Devonne.
La frase volvió a ella, casi como una canción. Parecía un asunto inocente. Terminó las gachas y se comió el bacon con los dedos, mirando el lugar del periódico donde aparecía la noticia y preguntándose si en realidad ésta reflejaba el peso de los acontecimientos. El nombre de Sayers le resultaba conocido, pero sin relación con su vida profesional.
Algo había oído, dónde no parecía tener importancia.
Ahora veía con mayor claridad la magnitud del error que había cometido casándose con Paris. Era el mismo error en que cayera al irse de Cotton Point para ocupar el puesto del Estado. Querer lo que no tenía.
Había quedado vacante una plaza de directora, pero la junta escolar del condado de Ether rechazó su solicitud —no había directoras de escuela en el condado de Ether— y se fue a trabajar a Atlanta. En cinco años se vio convertida en la mujer más encumbrada del departamento de escuelas estatales, ganando más dinero que algunos hombres, pero a causa de ello abandonó la enseñanza propiamente dicha. Ahora había un lugar vacío dentro de ella.
Lo aceptaba como castigo a sus ambiciones.
Había otros lugares vacíos; su madre y su padre, ambos fallecidos; su único hermano, que había muerto en Filipinas, combatiendo durante la guerra. Había estado sola tanto tiempo, y había visto a tantas otras mujeres solas.
Y entonces había conocido a Paris —ya le conocía, pero sólo hasta el punto de saludarse con la cabeza por la calle—, y resultó atractivo después de la burocracia de Atlanta. La vida de Paris tenía forma, estaba segura de que la tenía. Era un hombre directo, voluntario y honrado, y había en él una seguridad que faltaba en la vida de Hanna. Paris no mentía.
Y sí, se daba cuenta de que en el fondo de todo ello había una vertiente más oscura, pero eso la había excitado. Nunca le amó, lo sabía; sin embargo, dejó su empleo en el departamento de escuelas para pasar la vida con él, no para terminar sola, sin ninguna vida en absoluto."

Pete Dexter
Paris Trout











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