René Depestre

Ceremonia de los adioses

A Sophanna y Miguel Igout

He aquí su vida llevada por el flujo magnético
que regula sus días y sus viajes de poeta;
un trote de burro en camino de cabras
un vuelo espiral de aeroplano sobre
el viejo cementerio marino de infancias
un tratado de erotismo chino justo antes
de irse en los gritos de amor de las mujeres,
de la campana basilical al carillón
vaciado en el metal en fusión de la mujer.
El porvenir pereció en la frente del viajero.
El horizonte se fue, quedó solo en el mundo:
¿qué tiempo de esperanza hará en el país natal?
Un radiante otoño de sabiduría responde
al espíritu protegido contra la morriña.
Muy de mañana corre a lomos de rucio
por tortas de yuca y leche del recuerdo.
Con el cuerpo cerrado a utopías de presa toma
la senda de la vida donde todo se envida.
Un gran jardín de ensueño aporta a sus trabajos
el embeleso de un perpetuo mes de junio.
Es memoria de la vida y de la muerte.
Es el acmé adulto culmen de la madurez.
En la tarde del retorno al polvo
la poesía de un eterno sol del membrillo
abre sus exequias al adiós de las mujeres.
Brillará su sol largo tiempo en sus cenizas.
Retorna al limo loco del bien y del mal:
a su vez se extingue en el lecho de tinieblas
sobre sus islotes de sombra cae sin piedad la noche.

René Depestre


El neumático incendiado 

A Laënnec Hurbon 
A Hans Christophe Buch 

¿Conocéis la receta del tío Lebrun? 
buen solomillo de haitiano a la plancha, 
entrecot con patatas de nigromantes, 
ola de historia humana azulona 
de tanto sangrar en leña de infamias. 
Haitiano-bistec viviendo el infierno 
en un tercio de isla donde circula el destino 
lejos de los convidados a la comedia, 
sometidos los músculos, subastados en el templo 
de los mercaderes negros y blancos de la globalización. 
¡En el país primer productor mundial 
de desdichas y de zombis, 
voto en contra el neumático incendiado, 
en contra del espacio y del tiempo locos 
que nos hace la llama del tito Lebrun! 
Yo voto por Toussaint Louverture 
en contra del eterno retorno del látigo a mi lomo. 
Salgo huyendo del viejo 
orden gemelo bárbaro/civilizado; 
a todo correr dejo para siempre 
la casa en llamas de las barbaries: 
soy un matinal volver a empezar, 
mi carnaval madruga para ir 
a-votar-al-sol-de-un-arte-de-vivir-juntos. 

René Depestre



Epitafio

Cuando vuelva su canto al polvo
de los caminos, plántenle un jardín
con frutas mañaneras de un abril imposible.

René Depestre




Flores en mi buzón

Esta mañana, una mano puso flores en tu buzón:
¿será acaso un sol que te escribe
desde una cárcel de tu país?
¿O es un telegrama -SOS de la luna-
que de repente ve venir
las amenazas del hombre?
¿Será el último árbol romántico
de Nueva Zelandia que quiere
intercambiar sellos contigo?
¿Desde cuando la lluvia envía
mensajes cifrados a sus amigos?
Puede que sea la carta certificada
de un ruiseñor necesitado de dinero.
¿Y si fuera la carta anónima de un
cocodrilo, alcalde de una aldea tenebrosa?
¿o la carta de algún maldito presidente
vitalicio de la república?
¿o la de un tiburón notario de un país racista?
Quizás sean flores explosivas, dotadas
de un maravilloso mecanismo de acción
retardada, flores cultivadas
en los invernaderos del Ku Klus Klan?.
Las llevo a mi oficina
para descifrar sus olorosos mensajes:
son flores del fondo del mar. Un olor
de marea alta invade mi casa. En la firma
de alga marina. Estas flores son
los besos de una princesa de alta mar,
es el alfabeto de su vida, la morsa
gloriosa de su sangre en flor.
Es el violento misterio de su cuerpo
cuando el orgasmo la proyecta conmigo
a la cima del reino vegetal. Ella,
desde el fondo de las aguas, me envía
las noticias de las hierbas inocentes
del mundo. Me da los buenos días de las
primeras mariposas del año, los buenos días
de los primeros peces y los primeros besos
de adolescentes que reclaman un poco de ternura,
de paz y dignidad, con una luz fresquísima,
para todos los ojos que acaban de llorar.

René Depestre



Hegel en el Caribe

Papá Hegel es savia soberana
en el olmo de la filosofía:
sus germanas palabras de filósofo
aún viajan triunfales
en torno a los seres, a las aves
y a las cosas bellas de la vida,
mientras su faro sigue ciego
al naufragio de los Negros del mar Caribe.
¿Acaso por esto el mar
es un poeta trágico?
Papá Hegel se sabe de memoria
como su pupitre, la dialéctica
del ser y parecer en sociedad
de plantación: amo y esclavo
colono/indígena
santo cristiano/loa vudú
francés/criollo
blanco/negro/mulato
no obstante sus palabras forman sombras en torno
a los problemas de la máscara y la verdad.
¿Acaso por esto mi vida
no es escalera de cristal?
Papá Hegel tiene fuertes manos videntes
de carpintero para alumbrar a giorno
leyes y secretos de la gran historia
de las humanidades, mas no tiene ojos de hermano
para las venas que corren, alocadas,
desoladas, por el bosque de la desdicha negra.
¿Acaso por esto, mi negra,
comemos y bailamos en la cocina
cuando es noche de fiesta en Occidente?

René Depestre




"La idea de revolución ha sido enterraday la historia continúa, con su cortejo telemático de horrores y maravillas. Elmito del Gran Día de la revolución delespíritu y del cuerpo ha muerto en sugran cama, a la soviética, de muertetotalmente natural. Todavía no hemosenterrado su cadáver, cuando ya losmitos del Estado totalitario hanresurgido con los rasgos del integrismoreligioso. Todo tipo de barbarie“etnonacionalista”, en nombre de unpretendido programa de renovación dela sociedad de los fieles, erigemonumentos al oscurantismo, alterrorismo y a una nueva delincuenciade Estado. En la periferia de Occidente,la utopía integrista ha sucedido a lautopía de la revolución."

René Depestre



"Llamo realutopía, a la noción estética queme permite integrar en un todo losdiversos componentes de mi identidadcriolla de escritor franco-haitiano. Enmedicina y en fisiología se habla desinergia para designar la asociación devarios factores que contribuyen a unafunción única y a un efecto de conjunto.La idea de realutopía me conduce a unasuerte de sinergia estética y literaria quehace converger hacia una misma meta lasmúltiples experiencias que debo alrealismo maravilloso, a la negritud, alerotismo solar y al onirismo criollo de loshaitianos, que es el surrealismo de loshumillados y agraviados."

René Depestre




"Me había prometido no dejar escapar a sir Bill en cuanto volviera a verlo. Estaba seguro de que relacionarme con él me permitiría conocer mejor el mundo negro norteamericano. Por entonces, además del jazz, estaba descubriendo el blues y las otras formas de la aventura musical del viejo Sur.
Aquel invierno estaba seducido también por las obras de Richard Wright, Langston Hughes, Countee Cullen y W.B. Du Bois. Esos cultos personajes hacían de contrapeso al apasionante comercio que mantenía con sus compatriotas de la "generación perdida": Hemingway, Faulkner, Dos Passos, Ezra Pound y Scott FitzGerald. Por otro lado, el Instituto de Ciencias Políticas me aclaraba los conflictos que separaban a uno y otro color de piel en el Tío Sam... Sir Bill desembarcaba en mi vida como un pájaro exótico; daba un la vivo a mis conocimientos todavía mal orquestados de su país.
Transcurrió un largo trimestre sin que nuestros caminos se cruzaran de nuevo. Era algo habitual en París, incluso entre vecinos de rellano. Yo salía temprano del pabellón de Cuba, pasaba el día en el barrio Latino concentrado en mis estudios y regresaba tarde a la Ciudad Universitaria. La mera visión de mis estantes de libros hacía que se me quitaran las ganas de volver a salir. Repartía el tiempo del fin de semana entre el estadio, el cine-club de la calle Vavin, las salas de conciertos y los museos, en compañía de Lida Dombrozova. Estaba perdidamente enamorado de esa alegre jugadora de tenis checa a la que había conocido en Praga el verano anterior."

René Depestre
Blues por una taza de té verde


Mitos esfumados

A Henri Bangou

Mis viajes de alegre nómada antillano
me condujeron hasta mi abismo natal:
amo su espacio y su tiempo marinos en duelo,
su vida hecha añicos sobre mi desierto.
Lejos de mi infancia maravillada en Jacmel
mis rebeldías de loa de la poesía
son en mis viejos días estrellas muertas.
La ternura de la leche ha dejado de subir
a los pechitos de las hadas de mi generación.
En un muelle expuesto a los tsunamis de la tarde
mi odisea cabe en un pañuelo remendado
que agita todo un país que se esfuma.
Aquí está, presa de su autodestrucción,
vive a temperatura de su suicidio,
en mi corazón todo su azul sin norte
en torno a mis ensueños de poeta en pedazos.
¡Ay, perdiz mía, siempre en rumbo fijo hacia
un ultrasufrimiento demente del sufrir!
¡Ay, dulce loa de la paz y las armonías,
concede a mi poema su última gira
en esta hora del naufragar donde el ocaso haitiano
enciende su quinqué en mi frente desolada.

René Depestre



Omisión de socorro a poetas en peligro

La ternura de los poetas viaja
en ballena azul alrededor del mundo:
ayudadnos a salvar esta especie
en vías de extinción.

René Depestre











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