Richard Flanagan

"¿Es más fácil para un hombre reencarnarse en pez que aceptar la maravilla de su humanidad? Tan solos, asustados y deseosos que no nos atrevemos a hablar (...) Las vidas de los hombres no son progresivas, como señalan tópicamente las fotos y las historias, ni tampoco son una serie de hechos que puedan ser enumerados y asumidos en su propio orden. Más bien, semejan una serie de transformaciones, algunas inmediatas e inesperadas, algunas tan lentas que apenas son perceptibles y el proceso se va completando horrorosamente, al punto que, al final de su vida, un hombre podría buscar en vano en su memoria el más mínimo vestigio de correspondencia entre sí mismo, su juventud y su senectud (...) Las definiciones pertenecen al definidor, no lo definido y yo no desearía tener una vida y una muerte predicha por otros. Habría padecido demasiado a lo largo de una vida para ser reducido a una mera idea. Tantas palabras fueron sacrificadas -toda esa vacua y falsa literatura pretérita que me subyugaba como collares de hierro y cuyas cadenas impedían a mis pies andar- que durante tanto tiempo me negué a mi mismo la posibilidad de escuchar libremente mi voz y las historias que realmente necesitaba contar. Ya no soportaba leer más mentiras acerca de quién era y por qué existía. Yo sabía quién era (...) Y cuando terminé de pintar y miré a aquella pobre chaqueta de cuero que yacía sin vida sobre la mesa, comencé a preguntarme si había muerto como los peces y si, en el fondo, el mundo se reducía a la cantidad de amor que pudieras darle a una criatura así; si habría algo menos extraño y más hermoso que dejar a un pez que se alzara libremente de su red. Y si en el mundo continuaran los saqueos, matanzas y los hurtos, si el amor cada vez fuera un don más paupérrimo, qué grado de belleza encontraríamos al final?"

Richard Flanagan
El libro de los peces de William Gould: un libro en doce peces



"Es posible encerrar el horror en un libro, darle forma y significado. Pero en la vida, el horror carece de forma, tal como carece de significado. El horror es, y punto."

Richard Flanagan


"Un hombre feliz carece de pasado, mientras que un hombre infeliz no posee otra cosa (...) Él creía que los libros tenían un aura protectora, que sin ellos moriría. Sería capaz de dormir plácidamente sin mujeres, pero nunca dormiría sin un libro (...) Hay palabras y palabras que no significan absolutamente nada y, de repente, una sentencia se torna omnisciente (...) Había llegado a la conclusión de que un buen libro es aquél que impele al lector a releerlo de nuevo, que deja un poso de nostalgia y que lo obliga a releer su propia alma. Ese tipo de libros era un bien muy escaso y más aún cuando fue envejeciendo. Aún buscaba con anhelo una nueva Ítaca (...) Amy, amante, amor. Susurraba estas palabras como teas flamígeras que se alzaran y se precipitaran al vacío, como si la vela fuera la historia de su vida y ella la llama. Se acostó en el lecho desordenado. Transcurrido un tiempo, encontró y abrió un libro que había estado leyendo y que confiaba en finalizar, un romance que deseaba que tuviera un final feliz, en el cual el héroe y la heroína hallaran el amor, junto a la paz, la alegría, la redención y la comprensión. El amor representa dos cuerpos con una sola alma, leyó, y pasó la página. Pero no había nada: las páginas finales habían sido arrancadas y utilizadas como papel higiénico o para fumar y no había esperanza, gozo o comprensión. No había una última página. El libro de su vida había sido cercenado. Sólo había barro en la sima y un cielo sucio en lo alto. No había paz ni esperanza. Y Dorrigo Evans comprendió que la historia de amor duraría para siempre, un mundo sin final. Él viviría en el infierno, porque el amor es eso también."

Richard Flanagan
El camino estrecho al norte profundo








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