Ignacio García-Valiño

"A veces tenemos la conciencia de estar haciendo exactamente lo contrario de lo que deberíamos hacer, o de lo que aconseja la cordura y el sentido común, y pese a todo, seguimos adelante, no podemos parar, o no sabemos cómo hacerlo. Es como ir en un coche con los frenos averiados. Confías en que un cambio de rasante, un tramo en pendiente o una zona de frenado de emergencia te libre del accidente, y mientras tanto vas utilizando el freno del motor para ir aminorando la velocidad.
En mi ánimo pesaba la advertencia de Adrián Siles, en su papel de experto en lo que yo más temía, también la de Aurora y, con todo, no me decidía a claudicar: cada semana Ricardo Alvear volvía y yo trataba de avanzar. ¿Por qué persistía? Me pregunté si era acaso el miedo a que él tomara algún tipo de represalia si interrumpía la terapia, aunque realmente no creía que fuera a hacerlo, pues él mismo me había dejado la puerta abierta desde el principio. Ahora que sabes lo que hay, puedes dejarlo antes de empezar, había dicho. O puede que tuviera que ver con el contraste: me había topado con alguien peor que yo. Alguien que me hacía parecer mejor.
También podía ser -y no como algo excluyente, sino añadido a una de las causas anteriores, o a ambas- la fascinación del miedo. Esto es lo que me rondaba por la cabeza algunas noches en las que no podía dormir, al amparo de la oscuridad, en las que se me revelaba su corazón sombrío como el Éboro."

Ignacio García-Valiño
El ruido del mundo


"Escribir llena mi vida de sentido y me mantiene en tensión."

Ignacio García-Valiño



"Escribo con mucha lentitud, porque cada proyecto de novela es un mundo al que me asomo, para aprender. Nunca escribo de lo que domino, sino que escribo para aprender sobre la marcha. Comparto la opinión de Carlos Fuentes cuando afirma que la novela es una eterna pregunta acerca del mundo. Esto, traducido a plazos, significa: “échale varios años”."

Ignacio García-Valiño



"Los videntes se aprovechan de la incertidumbre de la gente, de su desorientación y de su credulidad. Ahora, en tiempos de crisis, cuando ya nadie se fía de la economía, y sus pronósticos, y el futuro de la bolsa es inextricable, los videntes hacen mucho negocio. Pero no sólo nos videntes nos engañan. Basta encender la radio para escuchar todo tipo de anuncios de crecepelo “clínicamente testados”. Esta clase de afirmación “clínicamente testado”, parece bastar para dar el pego."

Ignacio García-Valiño



"Mucha gente no sabe distinguir entre un psicólogo y un psiquiatra. Y se creen que somos loqueros. Y como todo el mundo se cree que sabe un poco de psicología, pues por qué no contarle tus problemas al amigo o al colega o a la pareja creyendo que puede ejercer la misma función. Esa es una idea falsa. Hay muchísima desinformación sobre la psicología. El psicoanálisis ha hecho mucho daño porque la gente identifica psicología con psicoanálisis, la interpretación de los sueños, etc. El psicoanálisis está completamente superado. En fin, hay un galimatías ahí... a mí me enferma oír hablar a tanta gente ignorante de psicología, como si supieran algo. Me cuesta tanto decir algo en lo que crea realmente... entonces esa prudencia la tiene el personaje del psicólogo con el que me identifico mucho." 

Ignacio García-Valiño



"Pseudociencia viene del griego y su traducción literal es ‘falsa ciencia’. Es un conjunto de supuestos conocimientos, metodologías, prácticas o creencias no científicas pero que reclaman ser consideradas científicas. Mario Bunge la define como un montón de patrañas que se vende como ciencia. Una lista: la astrología, la grafología, la parapsicología, el psicoanálisis. Los escépticos creemos que no son sólo erróneas, sino perjudiciales para la salud psíquica."

Ignacio García-Valiño


"Un profesor o un padre a veces no pueden hacer nada sin que sea entendido como maltrato porque ahora cualquier cosa a veces se considera maltrato."

Ignacio García-Valiño


"Un psicólogo para mí no es un tío que hace teorías arbitrarias, ni interpreta de manera caprichosa y precipitada. No es una persona que vaya con ideas preconcebidas y que con cuatro datos solucione el tema. Un psicólogo de verdad es como un médico que tiene que comprobar clínicamente sus hipótesis. Y este hombre, en la novela, está rastreando de una manera muy rigurosa el problema y no es esa clase de psicólogos que utiliza esa psicocháchara que a veces manejamos. Psicología... se cree que cualquier cosa es posible, es interpretable. No. Él es un hombre que aplica un modelo científico. Hay que ver a la psicología como una ciencia que debemos respetar. En este mundo en que cualquier persona consume psicología de kiosco, revista de peluquería y hace unos cuantos test de autoestima y ya cree que con eso ya sabe todo. Cuando uno va al psicólogo es porque admite, bueno es como cuando va al médico, que no le basta con esa psicología tan vulgarizada. En una profesión para la que hay que estudiar mucho y prepararse mucho para poder decir algo. Realmente todo el mundo habla de psicología. Pero los que saben de verdad hablan muy poco porque no saben tanto como para interpretar, así a la ligera, los problemas de los demás. Este es un psicólogo que tiene una fe en la ciencia y en el método científico por encima de las interpretaciones... esto es lo que lo hace interesante."

Ignacio García-Valiño


"Uno aprende mucho sobre los trucos que utilizan los “dotados psíquicos” (eufemismo de embaucadores). Todo lo que he podido investigar sobre los fenómenos psíquicos paranormales, para escribir sobre ello, me ha llevado a la conclusión de que son falsos, de que no existen tales poderes."

Ignacio García-Valiño


"Yo creo que en todos nosotros hay una pugna entre la fe y la razón. Las personas religiosas tienen crisis de fe y las personas escépticas tienen crisis de escepticismo, en las que se preguntan, como mi personaje, si no están miopes ante una realidad sobrenatural que tantas personas aseguran percibir. Lucas indaga qué pueda haber de cierto en este tipo de experiencias.
Desde mi modesto punto de vista, tanto las religiones orientales como las occidentales adormecen el sentido crítico, aunque excepcionalmente han dado al mundo algunos sabios. No obstante, yo suelo decir que Dios es una pregunta sin respuesta. No hay argumentos sólidos para probar su inexistencia, ni mucho menos su existencia. Me refiero, claro, a un Dios que nada tiene que ver con ese dios fiscalizador de la religión católica, amante de la castidad humana por encima de todo, y contrario al uso de anticonceptivos, o de la fecundación in Vitro, je, je. Ese dios antropomórfico ni merece consideración. Me interesa más una visión de Dios como una “conciencia cósmica” que originara el Big bang, una inteligencia invisible de la que emanara toda la energía, en plan panteísta. Dudo mucho que ese Dios exista, pero al menos este planteo me merece mucho más interés."

Ignacio García-Valiño















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