Salvador María Granés

"La Seña Gaspara.- Tu elocuencia peregrina ha encantado a estos señores. Ahora se bueno, no llores y márchate a la cocina.
(Lazarillo se va andando muy despacito.)
Es un ángel de candor y de instrucción muy cabal. Habla poco, lee mal y escribe mucho peor. Niño hay listo que después es tonto y da la castaña. Éste, en cambio, a nadie engaña, parece tonto...
Don Perjuicio. Y lo es.
La Seña Gaspara.- Hoy regresa al Seminario, y para llevarle el cofre ya tengo avisado a Onofre, un tío muy ordinario.
El Rojo.- El colegial me parece de un raquitismo profundo.
La Seña Gaspara.- Pues desde el acto segundo verá usted cómo se crece. Se pondrá guapo y esbelto y robusto y mocetón.
Don Perjuicio.- Vamos, es otra edición del colegial desenvuelto.
La Seña Gaspara.- Adiós, me llama el cariño a cuidarle.
El Rojo.- Adiós, señora.
La Seña Gaspara.- Me voy, porque ya es la hora de dar la píldora al niño."

Salvador María Granés
Dolores de cabeza


"Marta.- No debisteis cenar tanto que suele ser indigesto.
Rodrigo.- ¿Qué queréis? Comiendo mucho logro adormecer el fuego de las pasiones. El alma no es más que el forro del cuerpo; si usáis la tela por fuera y el forro lleváis por dentro, aunque la tela se gaste el forro se queda nuevo. Así yo gasto el estómago y el espíritu conservo, al menos en la teoría, porque en la práctica, al veros, yo no sé lo que me pasa...
Marta.- ¿Sabéis que casi sospecho que no os soy indiferente?
Rodrigo.- (¡Adiós, ya pareció aquello!)
Marta.- Hablad.
Rodrigo.- ¿Y de qué he de hablaros?
Marta.- ¡Toma! De vuestros proyectos.
Rodrigo.- ¿Qué proyectos?
Marta.- Vuestras miras sobre mí.
Rodrigo.- ¿Sobre vos?
Marta.- Creo que os corresponde empezar el asunto, digo, a menos que no queráis que yo sea quien os pida en casamiento.
Rodrigo.- Marta, sois una gran obra, un riquísimo compendio encuadernado a la rústica, pero de admirable texto. (Con pasión.) ¿Queréis que yo os deletree? ¿Seréis mi esposa?
Marta.- Primero es ver lo que al matrimonio cada cual aportaremos.
Rodrigo.- Pues veámoslo. Empezad. (Con arranque melodramático.)
Marta.- Yo os traigo un tesoro inmenso...
Rodrigo.- (Con alegría.)¡Hola!
Marta.- (Con naturalidad.) De inocencia.
Rodrigo.- (Con desencanto.) ¡Ah, ya! ¿Y no me traéis más que eso?
Marta.- Guardo, además, cien doblones.
Rodrigo.- No es que yo quiera dinero, pero nunca está de más.
Marta.- Ahora decid vos qué medios de subsistencia tenéis."

Salvador María Granés usó el seudónimo de Moscatel 
El voto del caballero








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