Louis Guilloux

"A pesar de todo, no quiero, no puedo hablarme de una fiesta o de una escuela. Y a la gente le gustaría que me llamara escritor proletario. Pero los hombres que quería pintar no son ante todo proletarios. Son sobre todo hombres (…). Solo hay una experiencia, la misma para todos, y esa es la experiencia del amor."



"Durante quince años nos vimos con frecuencia y en algunas temporadas fuimos vecinos. ¿Cómo escoger entre tantos recuerdos, cómo hacer para no falsear al intentar mostrarlo en su presencia amistosa, familiar? Tenía todos los dones, incluidos los de la juventud y la libertad. No era difícil quererlo. Uno se sentía bien con él. Se reía mucho. Adoraba las bromas, incluso las payasadas y hasta los albures. Iba a verlo con frecuencia a su oficina al final de la jornada y me lo encontraba dictándole su correo a Suzanne Labiche. Respondía todo su correo, que era abundante. Una vez terminado el correo, salíamos juntos y nos íbamos a cenar a su casa, rue Madame, con Francine y los niños, Catherine y Jean, a quienes me presentó como la Cólera y la Peste, respectivamente. (…)
Camus apenas si hablaba, estaba simplemente feliz. Lo estoy viendo sentado sobre una piedra, sonriente, mientras pasa entre los dedos una hierba. En ese mismo hotel nos pasamos toda una noche cantando. ¿Qué? Canciones de las calles, L’Hirondelle du Faubourg, Viens Titine. Se trataba de saber quién se acordaba más de las canciones viejas que habíamos escuchado en la calle. Esa noche nos divertimos como enanos. La inocencia, la gracia de aquellas viejas canciones de amor nos encantaban. Después fui con él a Belcourt, a la casa familiar, donde conocí a su madre, una encantadora señora ya grande, una gran señora. Lo bueno de Albert Camus es que a donde fuera era él mismo, sin dobleces, siempre cercano, dando siempre buena cara a lo que fuera, incluso en Leysin, donde la tuberculosis lo obligaba a reposar al lado de Michel Gallimard, y en donde pasamos una tarde inolvidable tratando de hacer confesar al buen Lehmann, que los atendía con tanto cariño, un secreto que quería mantener a salvo. Cosas así pueden parecer baratijas. Pero no lo son. Como tampoco lo es la imagen de Albert Camus y Michel Gallimard, en otra ocasión, en Sorel, sentados en una barca a la mitad del río, tocados con grandes sombreros de paja mientras pescaban con apariencia de faquires y regresando al mediodía felices por haber pescado un bagre."

Louis Guilloux
Para hablar de Albert Camus



"Había algo deprimente en la locura de todos estos pequeños señores, algo que no dejaba espacio para lo cómico, sólo para la cólera."

Louis Guilloux
La sangre negra



"La guerra no es un opuesto, ni un momento, sino una continuación, ¿entiendes? El hombre es el mismo, en la guerra y en la paz, y el mundo es el mismo, es decir podrido."

Louis Guilloux




"La guerra, verdad, vista desde aquí, no es más que un cuento. Un cuento lleno de sangre, pero sangre al fin."

Louis Guilloux
La sangre negra



"La pregunta no es ¿cuál es el significado de esta vida?, sino ¿qué podemos hacer con ella?"

Louis Guilloux


"Solo me arrepiento de ser un eterno sin clasificar, y de tener tanto que culparme por no haber tratado de clasificarme."

Louis Guilloux







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