Peter Høeg


"A veces el carisma de una persona es de tal índole que se infiltra, atravesando nuestras defensas, nuestros prejuicios y nuestras necesarias inhibiciones y se adentra directamente en nuestras entrañas."

Peter Høeg


"Ahora soy capaz de contemplar lo que ocurre en mi interior, llena de veneración ante el fenómeno pero, sin embargo, enteramente consciente de que no es más que una ilusión pasajera que podría resultar mortal."

Peter Hoeg


"Comemos en silencio. Sólo cuando como con extraños o cuando tengo mucha hambre, como ahora, soy consciente del significado ritual de la comida. Entonces recuerdo la fusión entre la solemnidad de la reunión de diferentes gentes y las experiencias gustativas fuertes. La grasa de ballena rosada y ligeramente espumeante que comíamos en un solo recipiente. La sensación de que casi todo en esta vida existe para ser compartido."

Peter Hoeg


"Creemos que existe un límite en el miedo. Sin embargo, sólo es así hasta que nos encontramos con lo desconocido. Todos disponemos de cantidades ilimitadas de terror."

Peter Hoeg


"Cuando alguien habla de lo rápido que olvidan los niños, lo rápido que perdonan, lo sensibles que son, dejo que me entre por un oído y me salga por el otro. Los niños son capaces de recordar, de sentir rencor y guardárselo y tratar a las personas que no les gustan con extrema frialdad."

Peter Hoeg



"En el idioma que ya ha dejado de ser el mío, este tipo de nieve se llama qanik: grandes cristales, casi ingrávidos, que caen en forma de copos cubriendo el suelo con una blanca capa de escarcha en polvo."

Peter Hoeg



"Entonces, ¿De qué se queja este chaval? , te preguntarás tal vez, ¿Cómo cree que se sienten los demás adolescentes de catorce años? Para eso tengo dos respuestas. La primera es que tienes razón, no debería quejarme. Pero cuando papá y mamá desaparecieron y todo se complicó aún más y era difícil encontrar una explicación, descubrí que había algo que había olvidado: mientras todo era felicidad, había olvidado tratar de descubrir en qué puedes confiar realmente cuando la oscuridad empieza a cernirse sobre ti. La segunda respuesta ya es más dura: intenta echar un vistazo a tu alrededor y dime cuántas personas crees que son realmente felices. (...) ¿Cuánta gente tiene realmente algo de lo que alegrarse? Y siendo así, ¿No es lícito preguntarse por aquello que podría liberar a un ser humano?"

Peter Hoeg



"Es la soledad de estar encerrado en la habitación que se llama uno mismo, ahora por fin lo entiendo. Que uno mismo es una celda dentro de la cárcel, y que esta celda siempre será distinta de las demás celdas, y por eso siempre estará sola, y siempre estará dentro del edificio de la cárcel, pues forma parte de él."

Peter Hoeg


"Espero, pero, sin embargo, no sale nada de su boca. Entonces me doy la vuelta y me voy. En ese mismo momento obtiene el premio. Como un vómito metálico, el robot suelta un río de monedas a mis espaldas acompañado por un tintineo esputado que no cesa.
Recojo mi abrigo en el guardarropa. Mis sienes no paran de palpitar. De repente, me da la sensación de que todo el mundo me mira. Paseo la mirada por la sala, intentando encontrar al mecánico. Espero que tenga una idea. La mayoría de los hombres lo saben todo acerca de cómo escabullirse, hacer novillos, escaquearse, excusarse, escapar. Sin embargo, el vestíbulo está vacío. Aparte de mí y la mujer del guardarropa que parece estar mucho más seria de lo que debería, si consideramos que podría divertirse por tener que cobrarme cincuenta coronas sólo por haber colgado mi abrigo en una percha.
En ese mismo instante, surge la risa. Estridente, trémula, sonora. La risa se funde directamente con el sonido de la trompeta; una entonación impetuosa, tintineante y berreante que inmediatamente decae, asentándose en un registro más apropiado para el lugar. Pero, para entonces, ya he reconocido el sonido.
¡Dispongo de tan poco tiempo! Me abro camino entre las mesas y cruzo la desierta pista de baile. Los tres músicos blancos que están detrás de él visten chaquetas de esmoquin de un amarillo pálido y caras de pan. Él lleva un frac. Es increíblemente obeso; su cara es una bola negra de sudor; sus grandes y blancos ojos están inyectados en sangre y son muy saltones, como si intentaran escapar del mortal nivel de alcohol que hay en su cráneo. Aparenta lo que es. Un coloso sobre una base que se ha disuelto y ha desaparecido hace ya mucho tiempo.
Sin embargo, la música no se ha debilitado. Incluso ahora, que está tocando con sordina, el sonido es prodigiosamente compacto, brillante y cálido e, incluso en medio de la letanía de pieza que están interpretando, el tono es revelador, profundo, burlón. Me pongo delante del borde de la tarima baja.
Cuando terminan la pieza, subo al escenario. Me sonríe. Pero es una sonrisa desprovista de calidez, simplemente una pose borrachina ante el mundo, de la que, sin duda, ni siquiera será capaz de desprenderse cuando duerme. Si es que alguna vez duerme. Cojo el micrófono y lo aparto. Detrás de nosotros, la gente deja, súbitamente, de comer. Los movimientos de los camareros se han congelado."

Peter Høeg
La señorita Smila y su especial percepción de la nieve


"Estamos sentados en silencio, dejando que el tiempo nos atraviese. A pesar del lugar, a pesar de lo desconocido que aguardamos, el tiempo es como un río de felicidad para mí."

Peter Hoeg



"Hay razones por las que uno decide trasladarse a un sitio como éste y razones por las que decide quedarse. Con el tiempo, el agua se ha hecho muy importante para mí."

Peter Hoeg



"He encontrado la puerta que nos sacará de la cárcel, que nos conducirá hacia la libertad. Escribo esto para mostrarte esa puerta."

Peter Hoeg



"Misericordia es una de esas palabras que hay que tratar con guantes de seda y sólo cuando no hay otra capaz de expresar lo que sientes."

Peter Hoeg


"La guardería había recibido unos enormes barriles de madera de la fábrica de cerveza de Finø que habían tumbado y afianzado en el suelo. Les habían practicado pequeña spuertas y ventanas para que los usáramos como casitas de juguete. En el interior de uno de esos barriles le pregunté a Conny si estaba dispuesta a quitarse la ropa delante de mí.
Ahora tal vez dirás que cómo conseguí reunir el coraje para hacerlo, yo, que parezco demasiado cortado para siquiera preguntar el camino a la panadería, y tengo que admitir que realmente se trata de una de esas veces en que me he sorprendido a mí mismo.
Sin embargo, si alguna vez te encuentras con Conny entenderás que hay mujeres capaces de sacar lo mejor de un hombre, aunque apenas acaben de cumplir los seis años. No me contestó. Simplemente comenzó a desvestirse lentamente. Y cuando estuvo desnuda, alzó los brazos y empezó a girar lentamente delante de mí. Pude ver el fino vello que cubría su piel; el tonel era como un barco o una iglesia, y estaba el olor a toda la cerveza de que se había impregnado la madera durante un siglo. Y me di cuenta de que lo que ocurría entre Conny y yo tenía algo que ver con el resto del mundo.
El último momento especial fue el más apacible. Soy pequeño, tengo tal vez tres años porque acaba de llegar a casa Basker III, que se ha subido a la cama de papá y mamá, donde he dormido. Desde allí me deslizo al suelo y abro las puertas dobles de un empujón y salgo al jardín. Creo que es a principios de otoño, el sol está bajo y la hierba helada y me quema la planta de los pies. Entre los árboles hay grandes telarañas, de sus hilos cuelgan gotas de rocío, un millón de diminutos diamantes que se reflejan entre sí. Es muy temprano y la mañana es fresca y nueva e imposible de imitar, como si nunca hubiera existido una mañana antes de ésta, y tampoco hace falta una copia, porque ésta es eterna.
En este momento el mundo es absolutamente perfecto. No hay nada que falte por hacer, y tampoco nadie para hacerlo, porque no hay seres humanos, ni siquiera yo. La felicidad lo colma todo. Y es muy breve, y de pronto se acaba."

Peter Høeg
Los niños de los cuidadores de elefantes 



"La oscuridad de diciembre sale de la tumba y se eleva en el aire. Parece ser tan ilimitada como el cielo sobre nuestras cabezas. En esta oscuridad, nuestros rostros no son más que simples esferas que resplandecen con luz pálida."

Peter Hoeg



"Los enamoramientos están enormemente sobrevalorados. El enamoramiento se compone de un cuarenta y cinco por ciento de miedo a no ser aceptado, de otro cuarenta y cinco por ciento de esperanzas maníacas de que, en esta ocasión, semejante miedo será desmentido; y, finalmente, de un diez por ciento de una frágil confianza en las posibilidades del amor."

Peter Hoeg


"No soy perfecta. Prefiero la nieve y el hielo al amor. Me es más fácil interesarme por las matemáticas que amar a mis semejantes. Pero dispongo de un anclaje que me sujeta a la vida, algo que es inamovible. Puede llamársele sentido de la orientación, intuición femenina, o lo que a uno se le antoje. Yo reposo sobre un fundamento y no puedo caer más bajo. Puede ser que no haya sido capaz de ordenar mi vida de la manera más astuta y eficaz del mundo."

Peter Hoeg



"Para mí, la soledad es como para otros la bendición de la Iglesia. Es como la luz de la gracia de Dios iluminándome. Nunca cierro la puerta detrás de mí sin tener clara conciencia de estar realizando un acto de caridad conmigo misma."

Peter Hoeg



"Se puede intentar ocultar una depresión de varias maneras. Por ejemplo, pueden escucharse las obras para órgano de Bach en la iglesia del Redentor. Puede depositarse una raya de buen humor en polvo sobre un espejo de bolsillo con una hoja de afeitar y esnifarla con una pajita. Se puede pedir ayuda a gritos. Y puede hacerse por teléfono, para, de esta manera, estar segura de que lo ha oído quien debía. Este es el modelo europeo: confiar en salirse de los problemas mediante la acción. Yo elijo el camino groenlandés. Este consiste en refugiarse en el humor negro. En colocar la derrota bajo el microscopio y recrearse en su imagen."

Peter Hoeg



"Si uno reflexiona se atasca. Entonces uno llegará a la conclusión de que no tiene sentido, pues la infancia ha quedado atrás, y lo que ha terminado fue como fue, ya es demasiado tarde para cambiar nada. En su lugar hay que dejar que las palabras se asienten en tu interior: Nunca es demasiado tarde para tener una infancia feliz."

Peter Hoeg



"Y ahora te diré lo que Tilte y yo hemos descubierto: hay que mirar hacia el interior de uno mismo. En el mismo instante que te alcanza el shock, te sobreviene una sensación muy especial y única, en tu interior, pero también por fuera, y esa sensación hay que palparla."

Peter Hoeg



















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