San Diego, 1º de mayo de 1877
A la señora Anjelica Roca
Hoy se me ha leído y notificado mi sentencia de muerte, así es que esta la recibirás después de ella. Los últimos latidos del corazón que va a dejar esta vida no se consagran, sino al ser huérfano que uno deja. Ayer escapé de la muerte, pero esto no había sido sino un aplazamiento. Escucha y lee mi último adiós: Resignación. Sé feliz en nuestra común desgracia, te encargo vivas al lado de mi familia que ella por el cariño que me ha tenido, te sustentará. Consuela a mi hija Leocadita y los otros.
No puedo escribirte más largo; desfallece tu Andrés. Adiós,
Muero.
Andrés Ibáñez Justiniano
Carta a su esposa
“Todos Somos Iguales.”
Andrés Ibáñez Justiniano
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