Frank Kermode

"En un mundo donde no dejan de abundar las sectas demenciales, y que quizá no necesita de falsos apocalipsis, una obra como la citada podría parecer inmerecedora de nuestra atención. Merece reflexión, no obstante, aunque solo sea en su expresión total de este potente mito imperial. Es una obra bien escrita, con un análisis de excepcional valor de las profecías apocalípticas del pasado, y bien cabria considerarla en términos tradicionales como la expresión de un sentido de crisis ampliamente compartido. Shakespeare y Spenser habrían comprendido su lenguaje. El Padre Marystone es enteramente capaz de contemporizar racionalmente con las predicciones del marxismo doctrinario y está familiarizado con formas más perfeccionadas del apocaliptismo moderno, tales como la de Berdyaev. Pero este explora la veta del apocalipsis ingenuo. Su lista de profecías incluye las de Hrabanus Maurus y las de Adso, divisiones cronológicas fundamentalmente arbitrarias —podríamos llamarlas por el simple nombre de saecula— deben soportar el peso de nuestras angustias y esperanzas. Son, como dice él, “intemporales”, pero las proyectamos a la historia, haciendo de ella “un calendario perpetuo de la angustia humana”. Nos ayudan a descubrir fines y comienzos, explican nuestra caducidad, nuestras renovaciones. Aun cuando las asociamos con un imperio, estamos celebrando nuestra aspiración a géneros de orden humano. Cuando encontramos objeciones racionales a ellas, ejercemos nuestros poderes de censura racionales sobre tales cuestiones y cuando nos resistimos a que las predicciones no confirmadas nos desalienten, no hacemos más que afirmar una necesidad permanente de vivir según el patrón más bien que según el hecho, como en verdad debemos hacerlo."

Frank Kermode
El sentido de un final


“Los críticos deben saber cuál es su deber. Parte de este deber, sin duda, consistirá en renunciar a las formas de expresión que por una parte oscurecen la verdadera naturaleza de nuestras ficciones, al confundirlas con mitos, al hacer espacial lo que es esencialmente temporal, y por otra parte oscurecen nuestro sentido de la realidad, al sugerir que las ficciones representan una especie de rendición o de falso consuelo. La cuestión central, puesto que pensamos la crisis como perpetua, es nada menos que la justificación de la idea de orden. Es necesario justificarla en relación con lo que perdura, y con lo que podemos aceptar como válido en un mundo diferente del mundo del cual provienen, semejante al mundo anterior sólo en la medida en que se da una suerte de continuidad biológica y cultural. Nuestro orden, nuestra forma, es necesaria. Nuestro escepticismo frente a las ficciones exige que no sea nunca espurio.”

Frank Kermode
El sentido de un final


 “No se espera de los críticos, como se espera de los poetas, que nos ayuden a hallar sentido a nuestra vida. Les corresponde tan sólo intentar la hazaña menor de hallar sentido a las formas en que intentamos hallar sentido a nuestra vida.”

Frank Kermode















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