Lajos Kassák

Arte poética

I
Lo salvable tendría que salvar
y sigo aquí sentado
grave
como una piedra
como un pájaro enorme
que, adolescente, herí y mudo en la sombra del saucedal se desangró.
En silencio, en el profundo silencio de la parte ignorada del mundo
escribo mis poemas que son al mismo tiempo para acá y más allá de la literatura
de las leyes de la costumbre
del éxtasis de los locos.
¡Basta ya de lo hermoso derretido,
de los efectos heredados!
Mi poesía no de la abigarrada lozanía de los sueños
sino del orden la geometría nace,
descuella la piel del fruto,
construye la planta,
dispone en el espacio los objetos,
hace a un lado las ruinas del pasado
y promete un futuro más bello.
He aquí la esencia de mi poesía
el contenido real de mis palabras
el sentido, según algunos insensatos, de mis confesiones
lluvia de fuego
y resonancia de granizo que,
de acuerdo con la ley de las contradicciones
a la vez viven una junto a otra
y colman los lugares
conocidos
e ignorados
del mundo.

II
No es sólo el corazón quien canta ahora
ni sola es la lengua.
El agua de mis ojos
el blanco duro de mis dientes
la clásica estructura de mi cuerpo
la inconcebible materia de mi espíritu
los millones de cabellos de mi cabeza
los dedos de mis manos
como diez miembros obsedidos
de una orquesta
resuenan todos
para darle noticia de mí
al mundo.

Canto
en la luz
en la sombra
por los nacidos miserablemente
por los que luego se hicieron miserables
por los sordos
por los ciegos
por los faltos de fe
por las víctimas de la simpleza
por los que de la cima de los montes se arrojan a la muerte
y por los que a salir de la cueva no se atreven.

Canto
para que en alguien
ese canto resuene desde el fondo de su suerte
y sea capaz de partir
hacia la orilla
donde el útero de nuestra era está de parto
donde germina la simiente arrojada en el surco
donde la puerta del granero no tolera candado
donde el pastor su rebaño no abandone
donde el hombre reconozca a su prójimo
tome la mano
la materia
la herramienta
y cree
los signos
del sentido de su vida
rojos de sangre
negros de dolor.

Lajos Kassák


Con dos hilos de hierba en la mano

Dónde y hacia dónde ir ahora
me pregunto y me pongo en marcha con
pasos inciertos como los de un ciego.
El tiempo se arremolina en
el espacio y aquí es donde y donde debo ir ahora entre las
casas en ruinas
de los árboles quemados. 

Quienes secuestraron las llaves de los callejones
para cerrar las puertas del cielo sobre ellos muestran un
mar de sábanas azules
al menos los cuernos resplandecientes de la luna.
Busco el alba del alba con
el tierno flamenco rosa
luchando allí ensangrentado
bajo las patas de la noche. 

Quien ha derribado los ornamentos de nuestra otrora
hermosa ciudad
quien ha maldecido los bosques mares
los desiertos palmerales donde
las rosas de los sueños huelen a desnudez maternal. 

Puedo ver todo esto con los ojos cerrados
y sentir como la arena de la realidad
el beso que tantas mujeres han regalado.
Sin embargo, camino solo por una escalera de madera
podrida
escucho el chirriar de mis propios huesos me
trae olores amargos con el viento que
llega con velas rotas acompañado de
peces voladores abigarrados
y un gran musical como
borracho con alcohol concentrado.
Recita y tararea quién soy, reconociendo el
cristal de mi ser como el acero de mi carácter.
El viento me llama antipático y ajeno.
Me golpea con tormentas de nieve para hacerme caer,
y si destruí la danza de los pollitos del diablo,
ni siquiera sospecho el milagro que es más cierto que real.
sin siquiera darse cuenta de que el ángel de la inmortalidad
está sosteniendo su mano a través del puente de la caña verde
que conecta el nacimiento con la muerte
para lavar nuestra inmundicia en las aguas azul celeste. 

Estoy escuchando el Réquiem de Mozart
y las palomas circulan por las cuatro paredes de mi
habitación.

Los pájaros de nieve del Espíritu Santo nunca me serán
infieles.
 
Con todas las cargas de nuestro mundo sobre mi hombro,
solo camino por las escaleras de madera en ruinas, ahora
nadie puede morir a mi
alrededor, así que no puedo morir en la almohada
atormentada, nadie puede nacer en sus luces, así que no
puedo nacer. otra vez. 

Oh pájaros toda clase de pájaros
mientras gastáis vuestros huevos bajo el velo del silencio de
los lobos mientras arrastráis vuestras sombras flacas entre
las pesadas hachas y las espadas desterradas de los
pescadores de invierno que filtran por los profundos océanos
azules todas las
penas
y los
tontos. 

En una sola cuerda estirada,
los cuernos de Mozart suenan en vano
como si las puertas del Paraíso finalmente se abrieran.
Somos prisioneros del tormento y cómo podrían abrirse las
puertas
donde el corazón escucha y el cerebro escucha aún más profundo
bajo las nalgas de un avestruz o una rana.
Solo podemos preguntar hacia adentro
y no tenemos respuesta.
Mi única alegría es recordar el momento
en que escuché por primera vez la sugerencia de objetos
muertos
cuando la rama de un abeto de Navidad se convirtió por
primera vez en
un cepillo en llamas en mi mano.
Qué época fue y en la
máscara de los recuerdos vuelve a mí con
una mano de cien dedos en mi hombro
y me pregunta.
no puedo responder
Soy uno de los ratones de la iglesia antipáticos
y sin parentesco como dice el viento.
Deambulo entre las ruinas de nuestra una vez hermosa
ciudad
subiendo y bajando las escaleras de madera en ruinas,
a menudo
tocando el borde del horizonte
donde la fruta del sol brilla de color rojo
y la luz arrebatadora camina su danza del amanecer
en la cuerda invisible entre el cielo y la tierra.
Y el viento sopla y traquetea
acerca de quién soy mientras
profana el vidrio de mi ser del acero de mi carácter.

Lajos Kassák





"Considero que los colores puros y la forma pura propias del arte abstracto son un formalismo."

Lajos Kassák



"El tema, el motivo, las vivencias cromáticas y formales son los puntos de partida del arte."

Lajos Kassák


"En el arte no hay progreso."

Lajos Kassák


"Esa era la cámara mortuoria. Tenía un camastro de tablas inclinado y una canasta blanca de mimbre con dos varas ensartadas a ambos lados. Por las baldosas del suelo yacían unos trapos negros, y en un oscuro rincón, apartados como por escarmiento, cuatro candeleros forjados, altos y esbeltos, con cabos de vela de una pulgada en lo alto y lágrimas de cera cuajada en sus costados.
¿Por qué le habría hablado sobre semejantes cosas inútiles? Escribí sobre algunos momentos de las vidas de aquellos ancianos; sus muertes, sin embargo, ya no me conciernen. Salen de la nada y retornan a la nada. Y está perfectamente bien que cuanto más viejo sea uno, más natural encuentre ese viaje de la nada a la nada. Las ansias de la muerte no atormentan los nervios de los ancianos, sino los de los jóvenes. Cuando se habla de la muerte, los sabios ancianos se limitan a lanzar un suspiro, como quienes están preparados para el viaje; no obstante, los jóvenes se rebelan como si la muerte llegase de verdad de algún lugar que está fuera; pretenden combatirla como si fuera un poder tiránico.
Y ahora que estamos hablando, madrecita, de las angustias de la muerte, tenemos que hablar sobre esos jóvenes. Casi podría decir: ¡qué felices serán aquellos que hayan superado la crisis de la juventud! Cada paso que den les acercará más a la paz. En cambio, los pobres muchachos, inquietos por la constante curiosidad y las dudas, están en permanente fermentación y germinación, y da igual que se encaminen a la derecha o a la izquierda: aspiran al poder y quedan frustrados al no triunfar. Apenas se desprenden del pecho materno, inician un peregrinaje al enredado infinito y una lucha con los fantasmas nacidos junto a ellos y que anidan en sus huesos y en su sangre, y contra los que resulta inútil lidiar con hachas de piedra, fusiles de cerrojo o bombarderos. Cuanto más resueltamente pretenden poner el mundo patas arriba, tanto más profundamente se desquician. Recuerde, madrecita, como yo mismo recuerdo de vez en cuando aquellas insondables noches de la adolescencia y aquellos tiempos en que me hice hombre. Recuerde cuando en el pasado soñó por primera vez con el amor y cuando dio a la luz a su primer hijo, que soy yo, y que aunque no le haya hecho sufrir mucho, apenas ha cumplido algunas de las expectativas con las que le puso en camino, cuyo cumplimiento esperaba como espera el laborioso agricultor la maduración de su cosecha de cereales. La juventud, como decimos nosotros, la gente vieja y la que está envejeciendo, vive el presente libre de preocupaciones y posee la futura riqueza. Pero esto no es cierto, madrecita, no es cierto en absoluto. Quizás en nuestra juventud sí hubo algo de belleza, de satisfacción prometedora y triunfante, pero de eso hace ya tanto tiempo que parece un cuento de hadas."

Lajos Kassák (Kassák Lajos)
A la atención de mi madre



Estoy contigo
 
Voy
delante de ti,
la cadena de oro de los primeros días suena en
mi mano. 

A donde voy, te pido
respuesta, no lo sé. 

Me daría prisa, pero tú tienes prisa. 

Ante ti
estoy ante mí.

Todavía nos detenemos frente a una puerta.

 Te beso
me das un beso
luego te pones en silencio
y te llevas mi vida contigo.

Lajos Kassák


"Los artistas jóvenes deben ocuparse con ahínco de la naturaleza y de las grandes obras del arte."

Lajos Kassák



"Los ismos son categorizaciones para tontos."

Lajos Kassák



"Para mí el sol todavía sigue saliendo."

Lajos Kassák




Recomendación
 
Acepta mi regalo tan modesto
solo da el cielo y la tierra
en el mar verde el asesino camuflado
mata muchos tiburones y muchos pescadores.
Lleva mis bosques a mis campos
donde está anidada una paloma
corre el conejo rubio y acéptame porque al
fin y al cabo estoy en este mundo duro
y me entregaré a ti por
un beso rojo por una leve sonrisa. 

Acepta mi regalo, querida mía, está muy agradecida y así por ti.

Lajos Kassák



"Solo existe arte realista."

Lajos Kassák



"Yo trazo un plan (esbozo), pero, a pesar de ello, el cuadro se configura luego por sí mismo durante el trabajo."

Lajos Kassák



















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