Werner Jaeger

"La derivación de las varias formas de la "amistad primera" se lleva a cabo en la Ética más antigua por medio de conceptos puramente platónicos. La distinción entre voluntad (bouleszai) y deseo (epizumein) corresponde a la distinción de Platón entre el Bien absoluto, que es la meta natural de la voluntad, y el bien aparente, que es la meta del deseo. Platón es también el origen de la separación de lo bueno respecto de lo placentero, y de la doctrina de que lo bueno sin especificación es idéntico a lo placentero sin especificación, de suerte que la amistad del hombre realmente bueno es al mismo tiempo placentera. La parte principal de la discusión de la Ética Eudemia está consagrada a mostrar que la "amistad primera" reúne en sí todas las notas declaradas alguna vez características de la esencia de la amistad, incluso aquellas que parecen excluirse mutuamente -ejemplo clásico de la temprana dialéctica aristotélica.
La Ética Nicomaquea, en cambio, escribe "amistad perfecta" en lugar de "amistad primera", porque esta última expresión recuerda claramente la teoría de las Ideas, y conduce a esperar un método puramente deductivo. Conserva, en verdad, la doctrina platónica de que los otros géneros de la amistad no están coordinados con el anterior y sólo pueden llamarse "amistad" per accidens, y conserva el derivarlos del concepto ideal de la amistad perfecta; pero lo importante para Aristóteles es ahora el análisis psicológico y sociológico, que supera con mucho a lo demás incluso en volumen. Veremos más adelante cómo se encuentra un desarrollo semejante en la Política. Una masa de hechos sacados de la experiencia, gobernados esencialmente por sus propias leyes y que se tornan cada vez más un objeto de interés independiente, es lo encajado en la armazón de lo que era anteriormente una construcción platónica ideal."

Werner Wilhelm Jaeger
Aristóteles





"La marcha de Demóstenes hacia la política, la cual se consumó con su participación en los tres grandes procesos sobre política fiscal, estuvo determinada por algo más que el mero accidente de que, siendo un escritor de discursos forenses, hubieran solicitado su ayuda para asuntos políticos. Ello señaló, además, un punto decisivo en su vida. Que así fue, está notablemente demostrado por sus primeros discursos sobre política exterior, los cuales fueron escritos por esa época. Con ellos hizo Demóstenes su entrada en la escena política como orador y como autor de propuestas ante la Asamblea; y esta nueva actividad debe de haber tenido una íntima conexión con los procesos políticos. Su progreso, desde el escritorio hasta la tribuna del orador, lo facilitaron los contactos directos con un grupo de compañeros que tenían ideas parecidas y quienes, vinculados por la unanimidad de su crítica, debieron de verse pronto obligados a poner en práctica ciertos puntos básicos de un programa político común. Desgraciadamente, muy poco es lo que sabemos sobre los partidos atenienses, para que podamos representarnos claramente su típica estructura. No eran, ciertamente, partidos organizados como los del sistema parlamentario moderno, ni existía en la ecclesia una proporción fija entre mayoría y minoría, establecida sobre líneas definidas de partido. Había, sin embargo, centros y grupos similares, en los cuales los elementos más activos entraban en relación unos con otros."

Werner Jaeger
Demóstenes





"Los elementos existentes en la solemne proclamación del logos por Heráclito suscitan la cuestión de si las enseñanzas de éste siguen, y hasta dónde sigan, la línea iniciada por la introducción de su obra. Oigamos primero lo que tiene que decir la tradición antigua. Diógenes Laercio refiere que la obra de Heráclito estaba unificada por el tema de la teoría de la naturaleza, del que había recibido el título. Diógenes añade, sin embargo, que la obra encerraba "consideraciones" (lógoi) sobre tres asuntos, sobre el universo, sobre política y sobre teología.
Aunque el título es, naturalmente, de un origen posterior y no hay nada que garantice su autenticidad, podemos inferir de él que la base del conjunto era una cosmología, como parece insinuar Diógenes. Pero evidentemente, o a este último, o al escritor de quien sacó sus informes, le hizo impresión el hecho de que el título no respondía a la totalidad del contenido. Nuestros fragmentos lo confirman; por otra parte, excluyen toda distribución rigurosa de los elementos cosmológicos, ético-políticos y teológicos en tres distintas secciones. Cuando Diógenes se refiere a éstas como a tres logoi, o bien se trata de una forma tosca de hacer una observación exacta, o bien Diógenes se limita a tener presentes tres tipos de afirmaciones que pueden distinguirse en la obra del filósofo, aun cuando estén apretadamente entretejidas. No tenemos en realidad razón alguna, pues, para considerar la teología de Heráclito como una parte separada de sus enseñanzas. Más bien hay que concebirla como formando con la cosmología un todo indivisible, incluso si ponemos el centro de gravedad del lado teológico. En otra parte he comparado la relación entre estos tres aspectos con la existente entre tres esferas o anillos concéntricos: todos están vinculados por uno y el mismo principio. Si al discutir este principio empezamos por el lado cosmológico, procederemos de perfecto acuerdo con lo que nos sugieren los fragmentos mismos y también con el testimonio de Diógenes. Pero si bien Diógenes habla del aspecto naturalista o físico como la cosa que unifica la obra de Heráclito, es aún digno de mención que el gramático Diodoto, que ha concedido igualmente alguna atención a las relaciones entre los elementos físicos y políticos de la obra de Heráclito, sostiene el punto de vista de que en general la obra no trata de la naturaleza, sino antes bien del estado y de la sociedad, y que el elemento físico tiene simplemente una función paradigmática."

Werner Jaeger
La teología de los primeros filósofos griegos


"Para los tiempos antiguos, la exigencia de un derecho igual constituyó el fin más alto. Proporcionó una medida para juzgar en las pequeñas disputas sobre lo mío y lo tuyo y atribuir a cada cual lo suyo. Aquí se repite, en la esfera jurídica, el mismo problema que hallamos, en el mismo tiempo, en la esfera económica y que condujo a la fijación de normas de peso y medida para el intercambio de bienes. Se buscaba una "medida" justa para la atribución del derecho y se halló en la exigencia de igualdad implícita en el concepto de la diké.
La multiplicidad de sentidos de esta norma puede conducir fácilmente a error. Pero esto la hacía, desde el punto de vista práctico, más adecuada para servir de palabra de combate en las luchas políticas. Podía entenderse por ella la simple igualdad de los que no tenían derechos iguales, es decir, de los ajenos a la nobleza, ante el juez o ante la ley, cuando existía. Podía significar también la activa participación de todos en la administración de la justicia o la igualdad constitucional de los votos de todos los individuos en los asuntos del estado o, finalmente, la igual participación de todos los ciudadanos en los puestos dirigentes, actualmente en poder de la aristocracia. Nos hallamos aquí en el comienzo de una evolución que debía conducir, a través de la sucesiva mecanización y extensión de la idea de la igualdad, al establecimiento de la democracia. Esto no deriva, sin embargo, de un modo necesario, de la exigencia de la igualdad de derechos para todos ni de la demanda de leyes escritas. Ambas cosas se hallan también en los estados oligárquicos y monárquicos. Lo característico de la democracia extrema no es que el estado se halle bajo el dominio de la ley, sino de la masa. Debían pasar todavía largos siglos antes que esta forma de estado se desarrollara y se extendiera en Grecia.
Antes de llegar a ella asistimos al desarrollo de una serie de grados intermedios. El más antiguo de ellos es una especie de aristocracia. Pero no es ya la misma de antes. La diké se ha constituido en una plataforma de la vida pública, ante la cual son considerados como "iguales", altos y bajos. Incluso los nobles debían someterse al nuevo ideal político que surgió de la conciencia jurídica y se constituyó en medida para todos. En los tiempos venideros de luchas sociales y violentas revoluciones, los nobles mismos se vieron obligados a buscar amparo en ella. En el lenguaje mismo se revela la formación del nuevo ideal."

Werner Jaeger
Paideia: Los ideales de la cultura griega



“Sin la idea griega de la cultura no hubiera existido la «Antigüedad» como unidad histórica ni «el mundo de la cultura» occidental.” 

Werner Jaeger












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