Yaşar Kemal

"Algunos años la primavera desciende bruscamente sobre Sukorova. De pronto las ramas quedan cubiertas de flores, y los pájaros, las abejas, los escarabajos y la hierba conquistan el mundo. Un sol templado invade la naturaleza. Lobos y aves, serpientes y hormigas, todas las criaturas salen de sus madrigueras. Sorprendidas y afanosas, recorren la blanda tierra inmersas en la alegría de encontrarse en un mundo nuevo, recién creado. Las blancas nubes que se alzan poco a poco en cúmulos sobre el mediterráneo se dirigen hacia las estribaciones del Taurus proyectando sobre el valle sombras oscuras. De repente, sin que se sepa de dónde vienen, se desatan las lluvias torrenciales. Los ríos se desbordan y las aguas fluyen hacia el mediterráneo a una velocidad de locura. A su paso siembran las tierras de arcilla ocre y tiñen de rojo las aguas azules. Entre los abruptos roquedales morados se abren las resplandecientes flores del azafrán, y las montañas se convierten en un inmenso jardín tranquilo de color amarillo intenso, arrullado por el olor de una y mil flores. En lo más hondo de la espesura suena, incesante, el canto del francolín. Cuando la primavera estalla tan de improviso, la gente del valle espera la aparición de las esbeltas gacelas color alheña. Antiguamente, con la llegada de la primavera, miles de gacelas procedentes del desierto invadían el valle. Extendiéndose como un incendio corrían en manadas desde Anavarza hasta la parte baja de Kozan, de allí a la llanura del Tarso, a las tierras de Yüregir y luego a Payas, a la parte baja de Osmaniye y a Dumlu. Y la gente de Sukorova ponía a prueba sus caballos persiguiéndolas: el primero en dar alcance a una gacela era el corcel más noble. Los caballos grises de Sukorova eran de una raza famosa desde tiempos de los asirios."

Yasar Kemal
El Halcón



Cautivo

Duerme el cautivo.
¡Callad! Es medianoche.
 Su sueño se abre con las flores,
 ¡Que duerma el cautivo! 

Es una canción blanca de guerra.
En sus labios estruendo de espadas,
En los sótanos húmedos crece la añoranza;
Se agita en las banderas de su patria. 

 Duerme el cautivo.
 ¡Callad! Es medianoche.
 En sus ojos brota luz de luna,
¡Que duerma el cautivo!

Yaşar Kemal


Espera

Claro que sí, un día las flores se abrirán blancas
Como una canción libre y feliz
Y se extenderá la luz desde nuestras ventanas.
Nacerá el día que queremos,
Y caerá la lluvia como deseamos.
Acabará nuestra admiración por el cielo;
La primavera que llega desnuda a nuestras puertas
Caerá a la tierra como una semilla.
Soplará un viento diferente para nosotros.
Aumentará la familiaridad de los jardines.
Y viviremos la vida plenamente como todos
Hablarán en nuestra lengua las estrellas.
Algún día, de verdad, mi amor, también nosotros
Tendremos una casa blanca encalada en nuestra aldea.

Yaşar Kemal



"Mi corazón me dice: «No te detengas»." 

Yaşar Kemal



Mi niña,
Te daré los sueños más bellos
Los ensueños más hermosos.
Las nanas más dulces
Robaré de los labios,
Y como un tul blanco
Las extenderé sobre tu cuna.

Yaşar Kemal


"Nada ni nadie logrará jamás que cambie mis ideas."

Yaşar Kemal



¡Ojalá fueras la vida!
Ojalá fueras la tierra.
Ojalá pudiera brotar de ti
Como un agua clara.
Como un bosque oscuro.

Yaşar Kemal



Si Dios creara
La mujer de mis sueños,
Hasta la muerte sería su siervo,
Y después de la muerte también…

Yaşar Kemal



"Si fuera hierro me hubiera podrido;  He resistido convirtiéndome en tierra."

Yaşar Kemal




"Toda la familia está reunida fuera, comiendo frente a la puerta de la casa. Al otro lado hay un carro con los caballos enganchados. Tienen la cabeza hundida entre la hierba fresca, y se escucha un runrún, como si la estuvieran devorando. El olor a hierba fresca lo invade todo.
Anochece. Osman está donde los caballos. Está ahí plantado, desde que han regresado de los campos. Impaciente, con la mirada fija en los comensales. Pero los comensales no han reparado en él.
Osman está esperando. Al final, ya no puede más y tose. Osman no para ni un momento. Coge una rama del suelo y la rompe para hacer ruido. Los comensales ni se enteran. Luego con la rama partida comienza a trazar líneas y círculos en el suelo. Se pone a raspar el suelo con la rama con toda su fuerza. El ruido del fuerte roce del palo en la tierra... No consigue lo que se proponía. Los comensales están hablando y bromeando. Osman se impacienta. Sigue raspando el suelo con la rama. Borra las rayas con el pie. Con la punta de la rama en el suelo... Empieza a correr dando vueltas en torno al palo. Luego se olvida de los comensales y se abstrae en sus juegos. Dibuja, dibuja y luego lo borra.
De repente se oye un grito... Se le ha caído la rama que tenía en la mano. Se ha quedado de piedra.
Querría dejarlo todo y escaparse, pero no puede.
La mujer del agá Mustafá, sorprendida, exclama:
-¡Dios mío! ¡Osman! Pero si es Osman... ¡Ven, Osman!
Osman no se mueve del sitio.
-¡Ven Osman, hijo, siéntate a comer!
Osman permanece indiferente, sin responder.
-¿Te ha enviado tu madre?
Osman permanece con la cabeza gacha, mirando al suelo.
-Pero estás bobo o qué, ¿por qué no te has ido a tu casa al volver del campo? Ahora tu madre te estará buscando, estará inquieta.
Se inclinó hacia su marido y le dijo algo. Los comensales se rieron.
Osman en lo único que pensaba era en escaparse, lo pensaba pero era como si estuviera clavado en el suelo."

Yaşar Kemal seudónimo de Kemal Sadık Gökçeli
Calor amarillo



Unión

Giro yo
Gira el mundo.
Gira el mundo
Giro yo.

Yaşar Kemal




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