Miguel León-Portilla

"Cualquier atentado contra las humanidades es un atentado contra el ser humano."

Miguel León-Portilla


"Cuando uno es muy joven y sales al campo todo te fascina; o, por lo menos, a mí me fascinaba. Iba yo caminando en medio de un bosque y las ramas de los árboles estaban con rocío, y yo veía el arcoíris en ese rocío… Y es así, esto es difícil, ya: tener la capacidad de asombrarte. ¡Mira! Yo tengo noventa y tres años casi… ¡Si yo no trabajara aquí diario, ya estaría muerto! ¡Y trabajo porque tengo grande asombro!"

Miguel León-Portilla



"El indio quiere que le hablen en su lengua; pero no solamente en la lengua, sino en la lengua que capta su espíritu, en la lengua que capta su cultura. En México y América Latina tenemos esa enorme riqueza, pero claro, cómo están ellos: siglos de dominación, siglos de abatimiento, siglos de desprecio, ahí está el problema. [Hay que] quitarles ese tipo de obstáculos.

[Debemos] darles su lugar. En el siglo XVI, el gran Sahagún —Fray Bernardino— hizo el colegio de Santa Cruz para indígenas, [donde] los maestros de medicina fueron indígenas, y los maestros que estudiaban los códices fueron indígenas. O sea, participaron con toda la fuerza que habían tenido antes [de la conquista].

Sahagún dice: “hemos destruido su sistema de educación y ahora no saben a dónde ir”. Otro fraile le preguntó a un indio: "tú dices que antes ustedes eran responsables, no se emborrachaban, no robaban, no mentían, yo veo que ahora hacen todo eso”. Y este le dijo: “¿Sabes, padre?, nosotros lo que teníamos, ustedes nos han dicho que no valía nada y nos han enseñado cosas que no hemos entendido nada. ¿Sabes, padre?, nos quedamos nepantla”. ¿Y qué es nepantla? Es ‘en medio’. El ídolo antiguo vino a descartarse por lo nuevo. Eso es lo que les ha pasado a muchos indios, quedaron nepantla.

Entonces, sacarlos de ese ‘nepantla’. Pero sacarlos no para enseñarles inglés; no, eso no: los sacamos para que sean factor de presencia, factor que contribuya a hacer de México. Tener maestros de ellos en diversos campos: la cocina indígena por ejemplo, lo de los turistas; es decir, que el indio se sienta orgulloso, orgulloso de serlo."

Miguel León-Portilla



"El mundo se empobrece cuando se pierde una lengua o una cultura, y se empobrece también cuando todo se uniforma en modo alguno."

Miguel León-Portilla



"El que habla de unión habla de diferencias, porque si no hubiera diferencias no habría nada qué unir. Yo he dedicado mi vida a creer en las diferencias.”

Miguel León-Portilla



Cuando muere una lengua,
ya muchas han muerto
y muchas pueden morir.
Espejos para siempre quebrados,
sombra de voces
para siempre acalladas:
la humanidad se empobrece.

Miguel León-Portilla



"En el caso de las lenguas amerindias, han enriquecido ellas de múltiples formas al español y también a la ciencia lingüística. Al español lo han acrecentado en su léxico, incluso en el del habla de España. Muchos son los vocablos amerindios que se han incorporado a nuestra lengua materna, en ambas orillas del Atlántico. Pero, además, el estudio de los idiomas amerindios, iniciado desde el siglo XVI, ha revelado la existencia de insospechadas categorías lingüísticas. Y ha mostrado también que hay otras muchas formas de estructurar el lenguaje que dan lugar a diferentes conceptualizaciones del mundo. ¿Perdurar puede ser el destino de las lenguas amerindias hasta hoy vivas? ¿Pero será ello teniéndolas como reliquias exóticas del pasado? ¿O, en cambio, reconociendo que son vehículo de comunicación para transmitir ideas y sentimientos profundamente humanos, con raíces en arraigadas formas de concebir el mundo? ¿Seguirán siendo los léxicos de estas lenguas ricos en vocablos que denotan realidades de la flora, la fauna y en general de la naturaleza, que no tienen nombres en otros idiomas?"

Miguel Luis León Portilla
La situación contemporánea





"Hay que hacer un esfuerzo y ¿por qué es importante? Es importante porque ese esfuerzo me va a permitir moverme en la vida. Si yo no sé quién soy, si yo no sé qué es México, pues no me puedo mover; porque voy como un pasajero sin equipaje, sin boleto, un amnésico. Y, por desgracia, grandes sectores de la población de México tienen esa manera de enfermedad… ¡Es verdad! No les interesa nada. Y yo pienso que la vida es muy interesante: vamos a conocer nuestro país, vamos a conocer regiones de nuestro país, vamos a tratar con la gente de nuestro país.

Que el mexicano que quiera ahondar en sus raíces hurgue no sólo especulativamente en la biblioteca; pero debería igualmente —o más— en la realidad viviente. Un mexicano que de verdad quiera captar la realidad, pues. tiene que salir de su casa hoy día: eso es México.

Pero lo primero es, digamos, desde donde [están] ustedes insistir en conocer el medio en que han nacido; ahondar en él tanto a través de lo que otros han dicho, como a través de tu experiencia."

Miguel León-Portilla



"La historia universal está llena de conquistas y no ya solo desde Alejandro Magno o César, incluyendo a antiguos señores indígenas de México, Perú y otros lugares. Las conquistas en sí mismas no son justificables."

Miguel León-Portilla




La Muerte de una lengua

Cuando muere una lengua Ihcuac tlahtolli ye miqui
las cosas divinas, mochi in teoyotl,
estrellas, sol y luna, cicitlaltin, tonatiuh ihuan metztli,
las cosas humanas, mochi in tlacayotl,
pensar y sentir, neyolnonotzaliztli ihuan huelicamatiliztli,
no se reflejan ya ayocmo neci
en ese espejo. inon tezcapan.
Cuando muere una lengua Ihcuac tlahtolli ye miqui,
todo lo que hay en el mundo, mochi tlamantli in cemanahuac,
mares y ríos, teoatl, atoyatl,
animales y plantas, yolcame, cuauhtin ihuan xihuitl
ni se piensan, ni pronuncian ayocmo nemililoh, ayocmo tenehualoh,
con atisbos y sonidos tlachializtica ihuan caquiliztica
que no existen ya. ayocmo nemih.

Cuando muere una lengua Ihcuac tlahtolli ye miqui,
para siempre se cierran cemihcac motzacuah
a todos los pueblos del mundo nohuian altepepan
una ventana, una puerta, in tlanexillotl, in quixohuayan,
un asomarse in ye tlamahuizolo
de modo distinto occetica
a cuanto es ser y vida en la tierra. in mochi mani ihuan yoli in tlalticpac.
Cuando muere una lengua, Ihcuac tlahtolli ye miqui,
sus palabras de amor, itlazohticatlahtol,
entonación de dolor y querencia, imehualizeltemiliztli ihuan tetlazoltlaliztli,
tal vez viejos cantos, ahzo huehueh cuicatl,
relatos, discursos, plegarias, ahnozo tlahtolli, tlatlauhtiliztli,
nadie, cual fueron, amaca, in yuh ocatcah,
alcanzará a repetir. hueliz occepa quintequixtiz.
Cuando muere una lengua, Ihcuac tlahtolli ye miqui,
ya muchas han muerto occequintin ye omiqueh
y muchas pueden morir. ihuan miec huel miquizqueh.
Espejos para siempre quebrados, Tezcatl mianiz puztequi,
sombra de voces netzatzililiztli icehuallo
para siempre acalladas: cemihcac necahualoh:
la humanidad se empobrece. totlacayo motolinia.

Miguel León-Portilla



"Mira hijo, te ha tocado vivir en una época en que no es fácil abrirse camino; pero piensa que en todas las épocas, la más difícil es en la que uno vive. Entonces, piensa que es una época difícil, pero piensa que si es difícil es un reto, y la vida es un reto. La vida, dice el Libro del Eclesiastés, la sabiduría es como un combate del hombre en la vida, en la tierra… Yo le diría eso. Piensa que te ha tocado un tiempo difícil, como es natural, pero que toda dificultad es un reto y que tenemos, en el caso de México, una mina gigantesca de informaciones, de posibilidades para armarnos y poder caminar mejor."

Miguel León-Portilla



"Para guiar a los hombres que aquí habrían de vivir era necesario rescatar la raíz de la antigua cultura, el testimonio del recuerdo, la conciencia de la historia."

Miguel León-Portilla



"Si definimos qué es un indígena, son pueblos originarios; quiere decir, los que estaban ahí antes de que cualquier otro llegara. Esos son indígenas, los que desarrollaron una cultura primigenia, los que sufrieron los impactos terribles de la conquista.

Hay una edición que hemos hecho en tres tomos que se llama "Cantares mexicanos, poesía náhuatl". Hay un tesoro de sabiduría ahí y esa sabiduría existe hoy, la tienen ellos, existe. […] los indígenas han seguido pegados a la naturaleza, yo creo que ahí tenemos un reservorio de vida; yo sí creo que los indios son una fortuna para los países que tenemos su presencia. Hay una sola cosa que yo sí celebro: que estén los indios, que vivan sus lenguas que han sido tan despreciadas.

Mira, yo tengo aquí cantidad de obras en náhuatl, y en un texto dice: “la ceiba, el ahuehuete, estos árboles nos dan sombra, estos árboles son la vida para nosotros, bajo su sombra podemos vivir.” Ahora piensa en un maderero que lo ve y dice: "¿Cuánto cuesta el  metro cúbico de madera?". Son dos maneras de acercarse […] la codicia como tal no es acompañante de la cultura indígena. Tampoco son santos, no, pero tienen otro aprovechamiento a la vida. Para mí la literatura náhuatl de veras me ha servido para mi filosofía vital."

Miguel León-Portilla



"Todo esto era así como si todos hubieran comido hongos estupefacientes, como si hubieran visto algo espantoso. Dominaba en todos el terror, como si todo el mundo estuviera descorazonado. Y cuando anochecía, era grande el espanto, el pavor se tendía sobre todos, el miedo dominaba a todos, se les iba el sueño, por el temor.
Cuando hubo amanecido, luego se dio pregón de todo lo que se necesitaba para ellos: tortillas blancas, gallinas de la tierra fritas, huevos de gallina, agua limpia, leña, leña rajada, carbón. Cazoletas anchas, tersas y pulidas, jarritos, cántaros, tacitas y en suma, todo artefacto de cerámica. Esto era lo que había mandado Motecuhzoma.
Pero los principales a quienes mandaba esto, ya no le hacían caso, sino que estaban airados, ya no le tenían acatamiento, ya no estaban de su parte. Ya no era obedecido.
Y, sin embargo, llevaban en bateas, daban todo aquello que se requeriría. Cosas de comer, cosas de beber y agua y pastura para os caballos.
Los conquistadores muestran su interés por el oro.
Cuando los españoles se hubieron instalado, luego interrogaron a Motecuhzoma tocante a los recursos y reservas de la ciudad: las insignias guerreras, los escudos; mucho le rebuscaban y mucho le requerían el oro.
Y Motecuhzoma luego los va guiando. Lo rodeaban, se apretaban a él. Él iba en medio, iba delante de ellos. Lo van apretando, lo van llevando en cerco.
Y cuando hubieron llegado a la casa del tesoro, llamada Teucalco, luego se sacan fuera todos los artefactos tejidos de pluma, tales como, travesaños de pluma de quetzal, escudos finos, discos de oro, los collares de los ídolos, las lunetas de la nariz, hechas de oro, las grebas de oro, las ajorcas de oro, las diademas de oro.
Inmediatamente fue desprendido de todos los escudos el oro, lo mismo que de todas las insignias. Y luego hicieron una gran bola de oro, y dieron fuego, encendieron, prendieron llama a todo lo que restaba, por valioso que fuera: con lo cual todo ardió.
Y en cuanto al oro, los españoles lo redujeron a barras, y de los chalchihuites, todos los que vieron hermosos los tomaron; pero las demás de estas piedras se las apropiaron los tlaxcaltecas.
Y anduvieron por todas partes, anduvieron hurgando, rebuscando la casa del tesoro, los almacenes, y se adueñaron de todo lo que vieron, de todo lo que les pareció hermoso.
Los españoles se apoderan de las riquezas de Motecuhzoma.
Van ya en seguida a la casa de almacenamiento de Motecuhzoma. Allí se guardaba lo que era propio de Motecuhzoma, en el sitio de nombre Totocalco. Tal como si unidos perseveraran allí, como si fueran bestezuelas, unos a otros se daban palmadas: tan alegre estaba su corazón.
Y cuando llegaron, cuando entraron a la estancia de los tesoros, era como si hubieran llegado al extremo. Por todas partes se metían, todo codiciaban para sí, estaban dominados por la avidez.
En seguida fueron sacadas todas las cosas que eran de su propiedad exclusiva; lo que a él le pertenecía, su lote propio; toda cosa de valor y estima: collares de piedras gruesas, ajorcas de galana contextura, pulseras de oro, y bandas para la muñeca, anillos con cascabeles de oro para atar al tobillo, y coronas reales, cosa propia del rey, y solamente a él reservada. Y todo lo demás que eran sus alhajas, sin número.
Todo lo cogieron, de todo se adueñaron, todo lo arrebataron como suyo, todo se apropiaron como si fuera su suerte. Y después que le fueron quitando a todo el oro, cuando se lo hubieron quitado, todo lo demás lo juntaron, lo acumularon en la medianía del patio, a medio patio: todo era pluma fina.
Pues cuando de este modo se hubo recolectado todo el oro, luego vino a llamar, vino a estar convocando a todos los nobles Malintzin. Se subió a la azotea, a la orilla de la pared se puso y dijo:
—Mexicanos, venid acá: ya los españoles están atribulados. Tomad el alimento, el agua limpia: todo cuanto es menester. Que ya están abatidos, ya están agotados, ya están por desmayar. ¿Por qué no queréis venir? Parece como que estáis enojados.
Pero los mexicanos absolutamente ya no se atrevieron a ir allá. Estaban muy temerosos, el miedo los avasallaba, estaban miedosos, una gran admiración estaba sobre ellos, se había difundido sobre ellos. Ya nadie se atrevía a venir por allí: como si estuviera allí una fiera, como si fuera el peso de la noche.
Pero no obstante esto, no los dejaban, no eran abandonados. Les entregaban cuanto había menester, aunque con miedo lo entregaban. No más venían temerosos, se llegaban llenos de miedo y entregaban las cosas. Y cuando se habían acercado, no más se volvían atrás, se escabullían de prisa, se iban temblando."

Miguel León-Portilla
La visión de los vencidos



"Yo siempre digo: México es un país joven y viejo a la vez; viejo por sus raíces indígenas, y joven en cuanto a que nació a la vida moderna hace poco. Somos un país rico y pobre, somos un país muy desigual, sumamente desigual.

Voy a ser rapidísimo. Estoy escribiendo mis memorias, y yo me presento como una persona que tiene sus raíces en una familia de clase media tradicional mexicana. En esa familia nadie dijo: "somos de origen español", a pesar de que sí era verdad; pero no, este tema nunca interesó. Ahí tengo retratos de toda la familia. Entonces, ¿son puros gachupines? ¡Pues no! Entonces, ¿son indios? ¡Tampoco! Sería absurdo decir que soy indio. Somos mexicanos. 

A 500 años de la conquista, en primer lugar, vamos a ver que el tema de la conquista está presente en el ser mexicano, en cuanto que descendemos de conquistadores y de conquistados… ¡todos! ¿Que usted es zapoteca? ¡Sí!, pero usted fue conquistado por los mexicas… Y ¿usted es otomí? Pues los otomíes estaban al servicio de los aztecas. ¡Qué barbaridad! Entonces, partiendo de eso, no vamos a desgarrarnos ya más; al revés: vamos a hacer ocasión de eso; de reflexionar sobre nuestro ser, sobre nuestro destino."

Miguel León-Portilla









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