William Larminie

La muerte de la gaviota

¿Qué mutación me perturba
y copa mi corazón de tiniebla,
sembrando mis alas de un cansancio
cercano que me aprisiona
como la noche que se cierne sobre el mar?

¿Seré como la noche?
No me considero tal, puesto que
la noche no se mece sobre las olas;
ni reprime su ira o disminuye su fuerza.
Ella asienta el pánico
en los corazones de hombres y bestias:
¿No sentiré también yo ese miedo?
Ella transcurrió y mi corazón
era como la mañana,
pero ahora cae sobre mí
una sombra más profunda
que en vano trato de desechar. 

William Larminie


La torre de cristal

Les recuerdo en el efímero
instante de reposo en que se
alza el entusiasmo de los héroes,
que en diez robustos barcos pretenden
asediar la torre de cristal;
pero a medida que se acercan a la boca del
refugio, la marea de aguas poco profundas
los encadena y forzosamente han de aguardar
a una nueva crecida mientras que en pleno
mar abierto sus compañeros navegan exultantes.

William Larminie



¿Quiénes fueron los constructores? No cuestiones el silencio
Que se posa en el lago para siempre,
Salva cuando el ave marina grite y a las islas
El eco responde desde la orilla escarpada.

William Larminie















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