Juan Menéndez Pidal

"Cuando al paso por el mundo hallo un poeta, mi espíritu se regocija, pues creo hablar a un viajero que viene de mi Patria: si le oigo relatar alguno de sus cantos, figúrome escuchar algo de lo que pasa en ella.
Mi Patria es ese mundo que muchos creen ilusorio, donde el amor es puro; donde el dolor y la pena no son más que el santo perfume de un alma que se purifica; donde la dicha es el místico arrobamiento y el éxtasis ante las bellezas creada e increada, y donde moran esos seres de luz y esos fantasmas con quienes conversó en dulces coloquios mi espíritu durante los felices años de la niñez.
Yo no esperé orgulloso que la inspiración viniera a mí; que se dignara llegar al ignorado rincón de mi gabinete, encerrado en cuatro muros que le aíslan y apartan de la naturaleza bella: yo fui a buscar la inspiración humildemente dondequiera que ella se ocultase, peregrinando hasta merecer sus favores en los áridos caminos que conducen a sus santuarios. Tal era el objeto de mis excursiones por el antiguo Principado de Asturias."

Juan Menéndez Pidal
Viejos romances asturianos



"Y ese cantar es, sin duda, como una síntesis del sentimiento inefable de melancolía que emana del paisaje, y recoge el espíritu del hombre; de ese fondo universal de melancolía que late en toda la creación después del pecado original, y que es como la nostalgia del ideal puro, y en el que se apoya el arte, aspiración constante a la belleza suma, para acercarse a ella.
Elegí también el titulo A-la-lá para mis versos porque es el nombre de un canto regional por excelencia, y regional es mi poesía, a al menos eso me propuse que fuese.
Opino que la poesía regional, en el más amplio sentido de esta palabra, es la verdadera poesía.
El poeta es la personificación y el resumen del país y de la sociedad en que vive.
El hombre, al sentir y al pensar, no puede sustraerse a la influencia de las costumbres, de la educación, de las ideas dominantes, y hasta de su temperamento y del mundo físico que le rodea. Cuando en sus obras es fiel intérprete de sí mismo, entonces, además de marcarlas con el sello más preciado, cual es la originalidad, el tono personal, el estilo, las engendra en condiciones de vida con calor, movimiento, frescura y animación. Cuando, por el contrario, abdica de su personalidad en la del maestro y recibe las impresiones del mundo físico y del mundo moral por las observaciones, no suyas, sino ajenas, hará una estatua acaso con una corrección de líneas irreprochable, pero rígida, muda y fría como la piedra."

Juan Menéndez Pidal
A la-lá
















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