Omar Fonollosa

"El amor sigue siendo uno de mis temas fundamentales porque es de entre todos los poemas del libro donde vuelco las experiencias más personales."

Omar Fonollosa


"El poeta, como el escritor que no escribe versos, es un contador de historias. Todo poema deber ser un espejo con el que salir a la calle: puedes dirigirlo hacia las personas que se encuentran contigo o enfocarlo hacia ti y mostrar la versión que quieres que la gente vea de ti. Yo cuento historias."                                              

Omar Fonollosa




"Escribo poesía porque lo descubrí de niño en un viaje de verano a Alcocéber en coche. Sonó la canción ‘Ruido’ y me encantó tanto que me pasé las cuatro horas del viaje poniéndola una y otra vez."

Omar Fonollosa


"Escribo por necesidad de desahogo."

Omar Fonollosa



"Estaba el domingo tranquilamente en casa y vi que Bunbury me mencionó en su cuenta de Instagram. Supuso una emoción tremenda. He escuchado su música de toda la vida y que haya destacado unos poemas míos supone un gran estímulo."

Omar Fonollosa



Estaciones

Hay domingos
que tienen síntomas de lunes:
fiebre demasiado alta
y sudor en las palmas de las manos,
un revoloteo de seres inanimados en el estómago
que habitan
donde habita el olvido:
en la parte más frágil de la memoria.

Hay otoños
capaces de contagiar locura a los inviernos.
Hay estaciones que duran lo que dura
una
noche
de
verano.

Quizás me haya equivocado
al ponerle nombre a tus pestañas,
al haberlas peinado con un pequeño soplido
cerca de tus párpados…
Pero veo el verano en tu mirada,
las olas de una playa que nunca acaba
y la arena mojada entre los dedos de tus pies,

Si estuviera delante de ti,
ahora mismo,
te diría que bajases las persianas,
no sea
que nos moleste la luz al abrir los ojos
después de besarnos.

Quiero que me susurres en braille
haciendo surcos con tus labios en mi piel,
que me cojas la mano
y yo,
siga creyendo
que las yemas de tus dedos
son el código morse más indescifrable.

Omar Fonollosa



FECHA DE CADUCIDAD

Te has marchado hace apenas diez minutos
a un aeropuerto extraño para ti.

Has dejado colgadas mis palabras
en la liana caída de mis labios.

Desde la cama veo en el estante
un verano con marco
donde sonríes, quieta
como si el tiempo no dejara huella.

Un minuto se añade: las dos y diecisiete.
Te extraño digo en alto

pero nadie me escucha.

Omar Fonollosa



Guerra

Para ganar la batalla,
debes sudar en el combate,
recoger cien veces la toalla,
no posar ante un escaparate.

Hacer frenar a los raíles,
rascar la tripa de las envidias,
olvidar el vientre de los fusiles,
no besar frutas prohibidas.

Para ganar la batalla,
debes perder cien veces la guerra,
aprender que quien no corre, vuela;
y quien no llora, estalla.

Omar Fonollosa




"La poesía precisa tiempo y silencio."

Omar Fonollosa



Llevando la contraria a Neruda

Me gustas cuando hablas
porque te sientes libre
y la libertad te hace guerrera
como un pájaro herido
que surca horizontes
con un ala rota.

Me gustas cuando no te callas
y cierras de un portazo la boca
de quien te juzga
porque tu voz
tiene color y forma
y sabe que hace bien con existir.

Me gustas cuando rompes límites
y me miras para que los rompa contigo
porque te pareces a la palabra alegría,
mariposa de rizos azabaches.

Me gustas cuando hablas
porque te sientes viva
y haces comprender
a todo aquel que te escuche
el sentido
de seguir viviendo.

Omar Fonollosa



LOS NIÑOS NO VEN FÉRETROS

No tienen que decir:
Mi más sentido pésame.
Comparto tu dolor.
Siempre es triste perder a quien se quiere. 

Los niños se divierten; quieren tener un perro;
ven a los Reyes Magos; no perdonan un postre. 

Quien ha crecido
no entiende –pero acepta–
que todo es pasajero:
los ataúdes, nuevos dormitorios
que viajan al espacio,
a un cielo, a la nada. 

Para ellos toda muerte
no es más que vida nueva que se ignora. 

Los niños no ven féretros.
Seamos niños.

Omar Fonollosa



NO SÉ CÓMO DECIRLO

Sé decir que no verte alimentando el fuego
es sentir que la nieve atraviesa el tejado,
que el canto de la alondra ha bajado dos tonos. 

Ese silencio idéntico al estruendo
que provocan tus peces al nadar
me deja sin saber cómo nombrarte ahora. 

Sé decir que el tranvía es una víbora
suelta por la ciudad desde que no lo tomas
y que las ambulancias aparecen en sueños. 

Sé decir que tus manos han soltado la espada
y no regalan céntimos manchados a la sombra
que te desea suerte en el amor
a la salida del supermercado.

Omar Fonollosa



Promesas

Prometería no volver a defraudarme;
pero me defraudaría
rompiendo
mi promesa.

No dudo que las golondrinas
terminen con canas en el canto;
con menos ganas
de volar
que un piloto de avión.

Llámame egocéntrico si quieres
pero mi ombligo necesitaba una caricia.

Esto es lo único que me calma en noches de ansiedad;
soledad;
rabia
y desconsuelo.

Menos mal que los atardeceres son eternos;
el sol arropándose en la cama
mientras la Luna
gobierna la oscuridad,
a veces incluso
apoyada en mi balcón
con la cabeza en un corazón
que la parte por la mitad.

No discuto porque nunca tengo la razón,
y es que a golpe de canción
escribo el verso,
doy el beso
y me quito todo el peso
que unas alas fingidas pueden soportar.

Si te grito de viva voz
estando en silencio
nunca sabré si me dejas mudo.

Aunque tenga motivos para destrozarte el mundo que mata
y muere,
que roba y entrega,
que sale y espera,
sé saber estar
a pesar del frío,
de la ansiedad
y de los monstruos que llegan a caber en mi cabeza.

Me siento cobarde.
Tal vez porque lo haya sido en algún momento.
Tal vez porque lo sea siempre.

Me he engañado más veces de las que merecía,
necesitaba y
pretendía,
ahora es cuando no hay remedio.

Yendo a ninguna parte
termino llegando a donde menos me espero.

Llamo a cualquier rincón
palacio
si estás al otro lado de la mirilla.

Rompo filas,
columnas
y pilastras para que te quedes.
Aquí.
A mi izquierda,
derecha
o donde quieras,
pero cerca.

No suelo esperar mucho de nadie.
Ni de cualquiera,
ni siquiera de mí.
Echo de menos
como echan de menos los perros
a sus dueños.
Y aún así
tienden a morderme la trayectoria
del verbo “echar”.
Y lo siento.
No de disculpa;
sí de sentir.

Quiere convencerme de que me abre los ojos
la misma persona que me pone delante una pared.

Falta mucho por hacer.
Mucho por decir.
Mucho por demostrar.
Y lo siento.
No de disculpa.

Omar Fonollosa



“Quien lee poesía sabe cuidar la palabra.”

Omar Fonollosa



Rayuela

No soy tan diferente a mi imagen pasada.
El Tiempo, ese incendio
que arrasa con violencia,
no ha podido conmigo:

solamente he cambiado la rayuela
del suelo por los libros de Cortázar.

Omar Fonollosa



SIN RESPUESTAS

Para Margarita Vitoria

Quién ríe cuando llora, quién ayuda,
quién se sabe el final cuando otros mueren,
quién salta cuando nieva, quién perdona,
quién trata de cuidar todo lo que ama,
quién baja a los infiernos por amor,
quién desaloja a ninfas de los bosques,
quién parte en dirección contraria al tiempo,
quién se atraganta con envidia y celos,
quién sopla cuando ve su casa arder,
quién le cede al segundo la victoria.

¿Quién pondrá dos monedas en mis ojos?

Omar Fonollosa




"Una vez que escribes un poema debes dejar que el tiempo pase por ti y por el poema."

Omar Fonollosa



Y sin embargo

Y sin embargo
esperar que me bese
es como pedirle a la luna que queme.

Omar Fonollosa















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