Zenobia Camprubí Aymar

"[7 de enero de 1940] Se me vino encima la vida entera y la anulación gradual de mi personalidad en todo lo que no sea ayuda para los objetivos de J. R. y sobre todo la idea de que cuando J. R. quiere algo siempre estoy dispuesta a hacer sacrificios para que él pueda tenerlo, mientras que cuando yo quiero algo, aunque sea la cosa más mínima, si implica cooperación de su parte, basta que yo lo quiera para que él quiera lo contrario."

Zenobia Camprubí Aymar



[21 de diciembre de 1938] Las cosas entre Juan Ramón y yo llegaron a su punto culminante. Yo me doy cuenta de que tengo un gran defecto al no poder tolerar acusaciones, pero mi indignación fácilmente provocada y probablemente injusta la mayor parte de las veces, me saca toda la que tengo normalmente reprimida por estar mortificada todo el tiempo. (...) Armé un infierno. Le dije que todos los hombres que él desprecia y critica, por lo menos se mantienen, y a su mujer y a sus hijos, y él, que no tiene que preocuparse por casa y comida, no puede resolver ni los problemas más pequeños y está desperdiciando su vida tirado en la cama o perdiendo el tiempo en los vestíbulos de los hoteles con un montón de gente poco interesante.

Zenobia Camprubí Aymar


[25 de diciembre de 1938] Yo estaba muy preocupada por Juan Ramón, por sus largos silencios, su cara de pena y sus respuestas medio distraídas, pero esta tarde parecía más animado, más como él, y al regreso me habló mucho sobre Unamuno, sus fuerzas rudas, su absoluta falta de sentimiento por la belleza, su completa indiferencia a la música. También habló de lo difícil que se les hacía a los hombres de su generación aprender bien las lenguas; de la facilidad con que algunos valores menores aprovechaban las ventajas de la vida y de la total falta de adaptación de otros como Rilke, que casi se murió de hambre. Creo que después que exploté anteayer, él ha estado pensando en sí mismo. De todos modos, los dos hablamos mucho tiempo, disfrutando el uno del otro y escuchándonos el uno al otro. Me gustó tanto que se lo dije.

Zenobia Camprubí Aymar




"Abrir las ventanas es una maravillosa experiencia de la que debo privarme cuando él está, porque le tiene miedo a las corrientes de aire. ¡Qué gusto dormir tres noches con la ventana abierta!"

Zenobia Camprubí Aymar



"Ayer me dictó uno de los poemas más bellos que jamás haya escrito. Hoy lo cambió de su forma universal a un bello poema sobre España. Le pedí que no tirara la primera versión. Pero dudo que la haya guardado. Así es de arisco."

Zenobia Camprubí Aymar


"Ayer por la tarde me desplomé con un ataque de neuralgia como resultado de haber cedido, renunciando a la idea de hacer lo que yo quiero."

Zenobia Camprubí Aymar


"Con la moral completamente baja por el calor, por no tener nada que hacer y porque Juan Ramón está en actitud polémica, egoísta e irritable, me encuentro planeando el resto de mi vida egoístamente. Voy a tratar de disfrutar parte de lo que me queda de ella. Y de seguro quiero un cuarto para mí sola para hacer lo que me dé la gana, abrir bien las ventanas, ponerme crema en las manos cuando el fregar me endurece la piel y moverme en la cama si me apetece."

Zenobia Camprubí Aymar


"Con una clara conciencia, permanezco en el exilio, con la esperanza de que un día los tres ideales en los que yo creo se hagan realidad: justicia, libertad y república."

Zenobia Camprubí Aymar



"Descubrir constantemente que tengo más capacidad de la que me atribuyo, debe hacerme sentir más serena en la vida."

Zenobia Camprubí Aymar



"Después de todo, yo soy en parte dueña de mi propia vida y Juan Ramón no puede vivir la suya aparte de la mía."

Zenobia Camprubí Aymar




"Él deseaba ser un monje del XVI y sólo una ocurrencia tardía le hizo atraerme a su compañía"

Zenobia Camprubí Aymar




"El Erica Reed llegó sin accidente ¡Gracias a Dios! Dos barcos insurgentes lo pudieron haber hundido y no lo hicieron, ¡Gracias a Dios! Gracias a Dios porque llegó el alimento y gracias a Dios porque parece que un sentimiento de piedad, además del temor de enfurecer a la opinión pública americana tuvieron algo que ver con que escapara."

Zenobia Camprubí Aymar



"Estoy tratando de evitar la desmoralización que causa el ocio, imponiéndome alguna disciplina. Ayudar a Juan Ramón no es suficiente para llenar el día."

Zenobia Camprubí Aymar



"Hoy hace veintiún años que nos casamos, estamos de nuevo en este lado del mar, pero tan lejos de casa. Hace siete meses la visión de nuestra vida presente me hubiera parecido un sueño inalcanzable. Este maravilloso cielo claro, este mar de azul intenso, coronado de blanco por las olas y, sobre todo, esta libertad, todo lo que imaginé como “los Campos Elíseos del mundo externo” para siempre inalcanzables, son nuestros. Cuántos millones de personas en España se sentirán ahora como yo me sentí entonces. Y el futuro es ahora para mí tan inescrutable como lo era en aquel entonces el presente.
(...)
Sin lugar a dudas no nací para revolucionaria. Prefiero sacar provecho de las circunstancias existentes mejorándolas en vez de virarlo todo al revés, corriendo el riesgo de que funcione o no el nuevo experimento. El problema es que soy escéptica en cuanto a todos estos rimbombantes programas políticos para redimir a la humanidad. Y, sin embargo, supongo que si no hubiese algunos reformadores tercos para espolearnos no progresaríamos mucho. He estado trabajando todo el día corrigiendo pruebas y me gustaría dejarme hundir holgazanamente en un hueco. No, definitivamente, el mundo no progresaría mucho si tuviera que depender de mí, pero por otra parte no soy un estorbo, por estar muy ocupada con mis propios asuntos.
(...)
El único consuelo de mi visita al banco fue un obrero gordo gallego que me miraba con ojos bondadosos. “Sí”, interrumpió, “eso es lo que estoy tratando de hacer, mandar dinero a Valencia. En cuanto al otro lado...”. “Nunca llega a su destino”, dijimos los dos al mismo tiempo y los dos nos reímos. Los dos le habíamos enviado dinero a nuestras familias en territorio rebelde. J. R. no se sentía suficientemente bien como para aceptar la invitación del alcalde, por telégrafo, al concierto en la Feria del Libro. Me habría gustado que le hablara al alcalde sobre sus planes de traer a diez niños de España. Los niños de las escuelas públicas contribuirán con un centavo para pagar el pasaje... Me devolvieron por correo aéreo desde Puerto Rico una carta mía enviada el pasado noviembre a la familia en Moguer. La carta fue devuelta marcada “Censura de la República Española”, sin los $50 que iban en ella."

Zenobia Camprubí
Diario I. Cuba, 1937-1939


"La constante pérdida le hace depender de mí como la única cosa segura a que aferrarse, y si esto y fuera un poco más de lo que él calcula, se pone en un estado mental desastroso."

Zenobia Camprubí Aymar





"La ofensiva de Franco contra Madrid estaba fijada para hoy y estamos sintonizando, angustiados, cada hora, pero hasta la fecha no han dicho nada."

Zenobia Camprubí Aymar



"Me he dado cuenta de que, a pesar de que la atmósfera de lucha con Juan Ramón me perturba la vida entera, no dependo de él para ser feliz. Me siento bastante contenta conmigo misma y hasta más descansada y serena."

Zenobia Camprubí Aymar



"Mientras más lo protege una, a la larga es peor para él, pues le impide desarrollar sus propias defensas."

Zenobia Camprubí Aymar



"Mientras más vivo, más creo en la sencillez."

Zenobia Camprubí Aymar


"No tiene sentido que me sacrifique en balde por el egoísmo de él. Llorar le quita a una todas las energías."

Zenobia Camprubí Aymar


"¿Qué sentido tiene permitirle acabar con mi existencia?"

Zenobia Camprubí Aymar


"Por la tarde fui a ver Amapola del camino y verifiqué que no sólo copiaron el título de Juan  Ramón, sino que la canción-tema es suya y el estribillo del coro final es una repetición de la misma... Pero lo que me llamó la atención y me dolió en el alma fue una escena del noticiero: los refugiados españoles cruzando la frontera y no eran las mujeres y los niños los más trágicos ni los milicianos atiborrándose alegremente después de haber pasado hambre, sino la figura de un hombre, probablemente un sargento o un oficial que en absoluta desesperación pasó frente a la cámara, sin darse cuenta de ello. Desesperado por lo que había dejado detrás, pero más por lo que le esperaba. ¡Si hubiera podido estar allí para ayudarlo!"

Zenobia Camprubí Aymar


"Sencillamente, no resisto el no tener nada que hacer."

Zenobia Camprubí Aymar




"(...) Sí que he decidido, después de luchar conmigo misma, rendirme a la falta de capacidad personal y sacarle jugo a mi inactividad."

Zenobia Camprubí Aymar


"(...) Son niños. Por el momento, lo que hay que hacer es cuidarlos física y mentalmente, apartarlos del peligro, evitar que mueran, quererles, cuidarles, hacerles felices. Como ya nosotros no podíamos ayudarles desde dentro, tenemos que ayudarles desde fuera y pedir al mundo de fuera que nos ayuden también."

Zenobia Camprubí Aymar




"Soy en parte americana y paso la mayor parte del tiempo mecanografiando para impresionar a mi marido para que se percate de que, si se hubiese casado con una chica perfecta, no habría encontrado una mujer guía en América."

Zenobia Camprubí Aymar



"Te quiero entrañablemente, mi niño, y pienso cuánto más aún te querré luego. Juanito mío, sé valiente y vamos a hacer los dos lo mejor por el porvenir. No precipites nada. Trabaja firme pensando en el porvenir y no vengas más que en el momento menos inoportuno para tu trabajo."

Zenobia Camprubí Aymar




"Voy deprisa por el mundo llena de risa y de amor a todo el que me lo pide, risas y besos le doy."

Zenobia Camprubí Aymar


"Yo procuraré siempre ser una buena mujer para ti, con lo cual quiero decir todo lo que en mí quepa de útil para ti, para ayudarte a ser valiente, para no ser una carga y para empujarte siempre para arriba en todo lo que alcancen nuestras almas. Quiero que te refugies en mí contra toda desilusión y contra lo mediocre y mezquino de la vida. Quisiera poder siempre tener brillante esa alma de tu ex libris. Juanito mío, ¿Seré todo lo que quiero ser para ti? Y tú por tu lado, te ruego, no tengas celos. Es una cosa que siento que me rebaja. Me siento cautiva entonces, contra mi voluntad, y sentiré el peso de las cadenas, mientras que ahora que estoy libre quiero ser prisionera."

Zenobia Camprubí Aymar



"Yo soy la clase de mujer que no se casa (...) Todavía no he visto al hombre que me pudiera hacer más feliz de lo que creo poderlo ser siendo soltera."

Zenobia Camprubí Aymar