Florencio Moreno Godino

"Debajo del bastión y a flor de tierra, había en el muro del castillo un arco cimbrado, al modo de alcantarilla, cerrado por medio de una reja de hierro de gruesos barrotes y provista de una cerradura de tres goznes. En el interior se distinguía una especie de corredor oscuro y abovedado. Al poco tiempo, se diseñó un bulto en este corredor, y la reja que cerraba el arco se abrió lentamente girando sobre sus goznes, sin hacer el menor ruido. Era evidente que los goznes y la reja habían sido untados de aceite.
El arquero del bastión, que era quien abrió la reja de tan sigiloso modo, sacó un tablón estrecho y lo tendió sobre el foso. Guillermo de Fontanill, cruzando con seguro paso aquel improvisado puente, penetró por el arco en el castillo.
La reja volvió a cerrarse y minutos después el arquero ocupó su puesto de vigía en el bastión.
Ahora, penetremos en el castillo con el castellano de Bellver.
Siguió este un largo corredor abovedado y subiendo una larga, estrecha y tortuosa escalera, se halló en el piso principal de la fortaleza. Andaba a oscuras, con precaución, sin duda para no hacer ruido; pero con la seguridad del que conoce perfectamente los lugares. Atravesó una pieza llena de arneses de caballo y de enseres de caza y pesca, y penetró en otra muy grande, que debía ser el comedor del castillo, a juzgar por los grandes armarios, enrejados de alambre, y cuyas tablas estaban atestadas de piezas de metal y de orfebrería."

Florencio Moreno Godino
El ciego de Bellver



Luchas de amor y deber
(fragmento)

¡Oh! que hombre, que hombre tan vil;
de ira su vista me llena;
la mirada me envenena
de sus ojos de reptil;
estuve ya veces mil...
mas, porqué pienso en ese hombre,
si hasta me dá horror su nombre?
y me amenaza el traidor!
Teniendo espada y valor
qué puede haber que me asombre?...
¡Ah! mi destino tirano,
de mi dolor el estremo,
es, ay de mí! cuanto temo,
no amenazas de un villano.
Temo ver de un padre anciano
el llanto acerbo correr,
temo la tristeza ver
de la que me adora amante;
temo, la lucha incesante
entre el amor y el deber. (momento de pausa)
Quisiera verla, y no verla;
quisiera amarla, y no amarla;
siento no desengañarla,
mas sintiera más perderla.
¡Oh! no quisiera ofenderla
ni renunciar a su amor;
habrá desdicha mayor!
Habrá trance más cruel?
¡Ay! si hablo pierdo á Isabel.
Si callo, ofendo á mi honor. "

Florencio Moreno Godino



"¡No me mires así!... ¡Yo no te he amado!...
¡Yo... no te puedo amar... yo!... ¡Sí: estoy loca!
¡Electra!
¡Calla! ¡Tu poder rechazo!
Tú eres como el abismo de los mares:
no conoces tus víctimas, ¡malvado!
Quizá á Octavia recuerdes: á Popea:
á Séneca y á Fluvio y á Británico:
á Agripina... á esa víbora inhumana
que al darte el ser, al mundo ha envenenado;
¡pero no á los demás!
¡Viven los cielos!
¡La lengua he de arrancarle!
¡Ven! ¡Mi brazo me librará de tí!
¡Tu poderío se estrella ante la muerte!
¡Ven: te aguardo!
(Con amarga ironía.)
¡Verás correr la sangre: eso es hermoso!...
¡Más también muere el tigre sanguinario!
(Adelanta unos pasos hacia Lucio.)
¡Oye! ¡Tu porvenir se me revela!
Morirás como yo... ¡desesperado!
¡No! ¡Dije mal: cobarde, fugitivo...
a ti a morir te ayudará un esclavo!
(Con mucha altivez.)
¡Y yo en mis lares, mi enemigo enfrente,
con mi propio puñal mi tumba labro! (Se hiere y cae.)
(Con despecho feroz.)
¡Maldición!,.. ¡Y la muerte me la roba!"

Florencio Moreno Godino
Nerón












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