István Mészáros

“Decir que la “desaparición del Estado” es necesaria significa apenas que se trata de una condición vital exigida para la solución de los problemas en cuestión.”

István Mészáros



"El Estado en sí no puede rehacer el orden social reproductivo del capital porque es una parte integrante de él. El gran desafío de nuestra época es la necesaria erradicación del capital de nuestro orden socio metabólico. Y eso es inconcebible sin erradicar, al mismo tiempo, las formaciones estatales del capital históricamente constituidas en conjunción con la dimensión de reproducción material del sistema e inseparable de ella.

El hecho de que el Estado, como una corrección necesaria para la centrifugalidad incurable del capital, se puede imponer a las partes constitutivas, siempre en nocivo conflicto, de determinado orden social, no significa que el Estado pueda imponer arbitrariamente cualquier cosa imaginada por las personificaciones del capital. Por el contrario, la imposición correctiva del Estado, es objetivamente orientada por el imperativo auto expansionista del orden reproductivo material del capital. Un orden completamente incapaz de reconocer algún límite a su auto expansión, generando entonces una contradicción fatal. La insustentabilidad final de esa contradicción es revelada por el hecho de que, lo que es internamente en el ámbito nacional un requisito, y una conquista auto expansionista de tendencia internacional se vuelve problemática y potencialmente autodestructiva. La realidad represiva del imperialismo monopolista y de sus guerras no es comprensible sin esa perversa dinámica auto expansionista instituida por los Estados más poderosos.

Así, para que la toma de decisiones globales en el proceso socio metabólico sea radicalmente alterada, es necesaria la eliminación de la ya mencionada contradicción fatal entre la dinámica interna de la reproducción productiva del sistema y la tendencia represiva internacional inseparable de ella, como se ha vivido en el orden social del capital salvaguardada y defendida por el Estado."

István Mészáros





"El propio Marx trataba apasionadamente de explorar las vías de la realización de los cambios transformadores omniabarcadores que son necesarios para contrarrestar sobre una base históricamente sustentable la tendencia a la destrucción en avance del sistema del capital. Estaba plenamente consciente del hecho de que sin la dedicación consciente del pueblo a la realización de la monumental tarea histórica de instituir un orden de reproducción metabólica social radicalmente diferente y viable no podría haber éxito. El poder de persuasión intelectual del discernimiento teórico, independientemente de lo bien fundado, no bastaba por sí mismo. La manera de formular ese problema, con gran sentido de la realidad, fue reconocer que “No basta con que el pensamiento se esfuerce en realizarse, la realidad misma debe luchar por convertirse en pensamiento”.321

Él sabía perfectamente que la fuerza material cada vez más destructiva del capital, en la fase descendente del desarrollo del sistema, tenía que ser enfrentada y totalmente derrotada por la fuerza material de la alternativa hegemónica históricamente viable. Así, al subrayar la manera como el trabajo teórico podría aspirar a tener significación, le agregaba a la frase recién citada que “la teoría también se convierte en una fuerza material tan pronto como logra comprender a las masas”.322 Naturalmente, no cualquier teoría podría hacer eso. Puesto que era asunto de constituir una relación apropiada entre la teoría comprometida con la idea de un cambio social fundamental y la fuerza material que podría marcar la diferencia, había que satisfacer algunas condiciones de importancia vital sin las cuales la idea propugnada de “la teoría comprendiendo a las masas” no equivaldría más que a una consigna moralista vacía, como ha sido frecuentemente el caso en el discurso político sectario/elitesco. Así, Marx concluyó sus reflexiones sobre el tema aseverando con firmeza que “la teoría se puede realizar en un pueblo solo en la medida en que constituya la realización de las necesidades de ese pueblo”. "

István Mészáros
El Desafío y la Carga del Tiempo. El Socialismo del Siglo XXI.




“Es por ello que la famosa frase de Rosa Luxemburgo, “socialismo o barbarie”, necesita ser reformulada para nuestro tiempo en: “barbarie, si tuviéramos suerte”. La aniquilación de la humanidad es nuestro destino si fallamos en la conquista de esa montaña que es el poder destructivo y autodestructivo de las formaciones estatales del sistema del capital.”

István Mészáros




“Indudablemente, la persistencia de Marx en el ataque a las causas de los males sociales, en lugar de pelear batallas obligadamente perdidas contra los meros efectos de la autoexpansión del capital en desarrollo, es la única estrategia correcta que adoptar. Sin embargo, en el momento en que tratamos de comprender el significado practico/operacional de la “abolición del sistema del trabajo asalariado” tropezamos con una grave ambigüedad. Porque la escala de temporalidad inmediata –el obligado marco de referencia de toda acción política tangible- la define como la abolición de la propiedad privada y, por ende, como la “expropiación de los expropiadores”, que puede ser lograda mediante decreto en la secuela de la revolución socialista. No sorprende, pues, que sea así como la “consigna revolucionaria” de Marx acerca de la abolición del sistema del trabajo asalariado haya sido interpretada generalmente.”

István Mészáros



"La crisis de que estamos hablando es también una crisis profunda del Estado. Los defensores del sistema pasarán a promover la ilusión y el autoengaño de que el Estado resolvió la crisis, entregando fondos astronómicos de trillones de dólares en el barril sin fondo del capital quebrado. Pero, ¿de dónde vienen esos trillones astronómicos? El Estado como inventor de esos fondos no es productor de ninguno de ellos, aunque finja ser el distribuidor soberano con sus dispositivos, más o menos abiertamente cínicos, de "quantitative easing [flexibilización cuantitativa]", etc. Mientras tanto, la amarga verdad es que la aplastante mayoría de los Estados está quebrada -la cuantía llega a 57 trillones de dólares de acuerdo con las cifras más recientes-, sin importar, cuánto consigan disimular su magnitud.

Hace muchos años, en un artículo escrito en 1987 y publicado por primera vez en Brasil en 1989, en la revista Ensaio, cité una entrevista del entonces Presidente de la Reserva Federal (el Banco Central norteamericano) en Financial Times, Robert Heller, defendiendo que el déficit anual de US$ 188 billones en el balance comercial norteamericano representaba "la saludable continuación de la expansión económica actual". Y yo comenté eso, con estas palabras: "Si US$ 188 billones de déficit en la balanza comercial, junto con los astronómicos déficits presupuestarios, pueden ser considerados la continuación saludable de la expansión económica, es aterrador pensar lo que serán las condiciones no saludables de la economía cuando nos enfrentemos con ellas".

Ahora estamos muy próximos a eso. Así, la respuesta ya está lo suficientemente clara, indicando el endeudamiento catastrófico y el fracaso velado de las más poderosas economías capitalistas, siendo los Estados Unidos responsables por 20 trillones de dólares de esa cuenta, que continúa creciendo inexorablemente. Eso continuará, sin importar cuántas veces los presidentes de los Bancos Centrales aún vengan con la cantinela de lo que llaman "condiciones saludables de expansión."

István Mészáros



“La historia es un destino abierto para bien o para mal. Resaltar la necesidad de la   “desaparición” del Estado fue, en primer lugar, un medio de contestar la ilusión anarquista de que el “derribamiento del Estado” puede resolver los problemas en  disputa.”

István Mészáros



“La idea de que, en la tentativa de superar las desigualdades estructuralmente arraigadas y repararlas de una forma duradera las personas podrían usar la “sociedad civil” contra el poder del Estado es extremamente ingenua, para decir lo menos.”

István Mészáros



"Si se toma en consideración tal telón de fondo de contradicciones ubicuas y en peligrosa multiplicación, que representan una auténtica crisis estructural, resulta imposible plantear que el problema de la transición tiene una importancia apenas parcial y, por lo tanto, sólo tiene que ver con las circunstancias específicas de una coyuntura específicamente limitada. Ya no se puede concebir más el objetivo de las estrategias post-capitalistas como una especie de “operación de sostenimiento”, cuyo significado sea esencialmente defensivo, con la esperanza puesta en una mejoría significativa de las condiciones históricas generales y en la relación de fuerzas que más adelante podría favorecer las oportunidades de una transformación socialista genuina.
La “fuerza da la circunstancia” que constriñe y determina trágicamente el carácter de un esfuerzo transicional como una “operación de sostenimiento” es una cosa; la necesidad de una transformación social radical en una escala global, otra bien distinta. En ese sentido, la necesidad hoy día de una teoría de la transición que sea comprehensiva aparece en la agenda histórica en la perspectiva de la ofensiva socialista, sobre la base de su realidad histórica general, en respuesta a la creciente crisis del capital que amenaza a la supervivencia misma de la humanidad.
Existe hoy una creciente preocupación en torno a la necesidad de “reestructurar la economía”, y ello es comprensible. Porque si bien los años de la posguerra, por bastante más de dos décadas, presenciaron la expansión y revitalización sin precedentes del capital -al poner en su órbita por primera vez en la historia a la totalidad de las fuerzas productivas globales y al reestructurar exitosamente la economía a fin de satisfacer las insaciables exigencias del “complejo militar/industrial”- ahora la dinámica entera se ha detenido y el sistema ya no puede seguir “repartiendo los bienes” de los que depende su desarrollo sin alteraciones."

István Mészáros
La crisis estructural del capital


“Tal como la presunción de llamar ONGs” -esto es- “Organizaciones No  Gubernamentales”, a esas organizaciones patéticamente limitadas que dependen para su financiamiento y funcionamiento, de los recursos concedidos por el  Estado. Esas mitologías auto-contradictorias no pueden ofrecer soluciones para nuestros peores problemas.”

István Mészáros










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