Lawrence Norfolk

"Dentro del carruaje, los dos pasajeros sintieron la proximidad de la urbe al alcanzarles sus tentáculos: París, la ciudad de las blancas paredes enlucidas, de las casas abuhardilladas y del Palais Royal, por donde pasearían más tarde los dos admirando las celosías de sus rejas y sus castaños de Indias, tratando de descubrir humildes construcciones que mostrarían ser extraordinarias, cada una a su modo, una escuela de trompeta, una fábrica de papel de decoración, o una entrada a las catacumbas que acribillan las tripas de la ciudad con pasadizos y galerías, porque el subsuelo es muy calcáreo, hasta el punto de que se sabe de edificios que han desaparecido durante la noche, o incluso en pleno día..., no en vano es una ciudad de repentinos colapsos y de rumores de colapsos que a la postre resultan verdaderos. París. Ciudad de amantes que el carruaje aborda por la Rue de Sèvres a trote de paseo, obligado a refrenarlo por los boyeros y los carreteros. Juliette inclinó su cabeza contra el cristal para observar la ciudad que venía en tropel a su encuentro, atraída primero su atención por algunas agujas y tejados aislados hasta que ya no hubo a su alrededor más que edificios. El cochero estaba pasando por la barrera del fielato y ahora se adentraban por calles llenas de floristas, amanuenses, mujeres pregonando sus dulces y hombres que vendían arenques en adobo de vinagre y cebolla. El olor le trajo toda clase de recuerdos. El carruaje se detuvo finalmente en la Rue Notre Dame des Victoires y ella saltó al suelo, que se hizo duro y real bajo sus pies, cristalizando en aquel París que era, de pronto, la ciudad del retorno."

Lawrence Norfolk
El diccionario de Lemprière


"El siglo XVII inglés es un siglo en el que todo cambió en la sociedad inglesa y, para mí, la cocina y la comida fue un síntoma de ese cambio. Creo que nos convertimos en una sociedad más racional y controlada, en lugar de ser una más sensual, más apasionada y con emociones. Obviamente, no creo que solo se deba el cambio a la comida, pasaron más cosas, pero yo he analizado este siglo mediante la cocina. De hecho, cuando empecé la historia, tuve que delimitar las líneas y saber en qué quería centrarme. Trato mucho el tema de los alimentos, hay muchos nombres y clases de platos en la novela, por eso tuve que hacer una selección de cuáles quería describir porque las líneas de suministro inglesas provenían de todas las partes del mundo. De todas las regiones llegaban alimentos exóticos."

Lawrence Norfolk



"Hay una división en el Cristianismo a partir de San Agustín. Él es el que asegura que si las mujeres tienen dolor al parir es por culpa del pecado original. La razón por la cual el hombre debe trabajar es porque en su momento fue expulsado del Jardín del Edén. Es una idea que condena al ser humano a través de esos escritos morales. No es toda la religión sino una particular forma de entender la religión la que critico. En el siglo XVII, el Protestantismo en Inglaterra se volvió puritano. Solo estoy en contra de esas formas de pensar que quisieron, que quieren, controlar al ser humano. La promesa de San Agustín era “vive una vida virtuosa, y te ganarás el cielo”. La noción de futuro es la que a mí más me sorprende. Yo creo que el cielo está aquí. Deja de matar. Come bien y no basura, para vivir una vida larga y sana. En el siglo XVII esa forma puritana y controladora de pensar se llamó religión. Hoy en día capitalismo."

Lawrence Norfolk




"Yo crecí en esa parte de Inglaterra que retrato en el libro, en lo que llamamos West Country. Aunque yo no viví ese tipo de experiencia en mi pueblo, en todos los pueblos hay gente que vive y gente que reside. Es un matiz importante. Todo el mundo sabe dónde está esa línea. Yo creo que esa es una de las ideas que subyace en el retrato de Buckland. Hay que no se siente de ese lugar, especialmente a raíz de los cambios drásticos que se suceden allí fruto de la visión puritana."

Lawrence Norfolk












































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